Absolutista, trad. de Santos Juliá, México, Siglo Veintiuno Editores, 1979, reimpr. 1982,
(Colec. Historia)
La larga crisis de la economía y la sociedad europea durante los siglos XIV y XV puso de
manifiesto las dificultades y límites del modo de producción feudal en el postrer período
medieval. En el transcurso del siglo XVI apareció en el Occidente el Estado absolutista.
Las monarquías centralizadas de Francia, Inglaterra y España representaron una ruptura
decisiva con la soberanía piramidal y fragmentada de las formaciones sociales
medievales, con sus sistemas de feudos y estamentos1. La controversia acerca de la
naturaleza histórica de estas monarquías persiste desde que Engels determinó que eran
el producto de un equilibrio de clase entre la vieja nobleza feudal y la nueva burguesía
urbana. Hay momentos en donde la lucha de clases se hayan equilibradas, tanto que el
Estado (mediador) adquiere cierta independencia. Esto sucedió en los siglos XVII y XVIII
en donde la monarquía mantenía un nivel de balanza (Nobleza y Estado llano). Para
Engels la condición fundamental de la antigua monarquía absoluta era el equilibrio entre
la nobleza terrateniente y la burguesía. p.9
1
"la organización social recogía la división clásica medieval en tres estamentos: clero, nobleza y tercer
estado; tenía una estructura política que se basó en la concepción de un estado estamental, donde cada uno
de los estamentos (nobles, eclesiásticos y tercer estado) estaba integrado en un cuerpo único, cuya cabeza
era el rey"
2
Institución nuclear del primitivo modo de producción feudal en Europa. P.11
de producción rurales continuaron siendo feudales). Marx y Engels describen al
absolutismo como un sistema estatal que representa un equilibrio entre la burguesía y la
nobleza, también un dominio abierto del mismo capital. p.11
Louis Athusser: La monarquía absoluta es una nueva forma política necesaria para
el mantenimiento del dominio y la explotación feudal.
El descubrimiento del proceso seiger para separar la plata del mineral de cobre
reabrió las minas de Europa central y provocó un nuevo flujo de metales en la economía
internacional; la producción monetaria de Europa central se quintuplico entre 1460 y 1530.
El desarrollo de los cañones de bronce convirtió a la pólvora, en el arma de guerra
decisiva (redujo la defensa de los castillos señoriales). El invento de los tipos móviles
produjo la llegada de la imprenta. La construcción de galeones de tres mástiles y con
timón a popa hizo los océanos navegables para las conquistas ultramarinas. Estos
inventos técnicos, echaron los fundamentos del renacimiento europeo, se concentraron en
la segunda mitad del siglo XV y fue hasta 1470 cuando al fin cedió en Francia e Inglaterra
la secular depresión agrícola. p.16
Desde lo más hondo del caos feudal y de las convulsiones de la guerra de las
rosas, de la guerra de los cien años y la segunda guerra civil de Castilla, las monarquías
nuevas se irguieron prácticamente al mismo tiempo, durante los reinados de Luis XI en
Francia, Fernando e Isabel en España, Enrique VII en Inglaterra, y Maximiliano en Austria.
Cuando los Estados absolutistas quedaron constituidos en Occidente su estructura estaba
determinada fundamentalmente por el reagrupamiento feudal contra el campesinado, tras
la disolución de la servidumbre, que estaba sobredeterminada secundariamente por el
auge de una burguesía urbana que, tras una serie de avances técnicos y comerciales
estaba desarrollando ya las manufacturas preindustriales en un volumen considerable. p.
17
Las fuerzas duales que produjeron las nuevas monarquías de Europa renacentista
encontraron una sola condensación jurídica. El resurgimiento del derecho romano, uno de
los grandes movimientos culturales del período correspondía ambiguamente a las
necesidades de las dos clases sociales cuyo poder y categoría desiguales dieron forma a
las estructuras del Estado absolutista en Occidente. El conocimiento renovado de la
jurisprudencia romana databa ya de la baja Edad Media. p.18
A partir del siglo XII los conceptos legales romanos comenzaron a extenderse
gradualmente hacia el exterior de Italia. A finales de la edad media ningún país importante
de Europa occidental estaba al margen de este proceso. Pero la recepción decisiva del
derecho romano, su triunfo jurídico general ocurrió en la era del renacimiento,
correlativamente con la del absolutismo. Económicamente, la recuperación e introducción
del derecho civil clásico favoreció el desarrollo del capital libre en la ciudad y en el campo,
la gran nota distintiva del derecho civil romano había sido su concepción de propiedad
privada absoluta e incondicional. La concepción clásica de la propiedad quiritaria3 se
había hundido prácticamente en las oscuras profundidades del primer feudalismo. p.19
Hay que recordar que el sistema legal romano comprendía dos sectores distintos y
aparentemente contrarios: el derecho civil que regulaba las transacciones económicas
entre los ciudadanos y el derecho público que regía las relaciones políticas entre el
Estado y sus súbditos. El primero era jus el segundo la lex. El carácter jurídicamente
incondicional de la propiedad privada, consagrado por el primero, encontró su equivalente
contradictorio en la naturaleza formalmente absoluta de la soberanía imperial ejercida por
el segundo, al menos desde el Dominado. Los principios teóricos de este imperium
político fueron los que ejercieron una influencia y una atracción profunda sobre las nuevas
monarquías del Renacimiento.
El doble movimiento social inserto en las estructuras del absolutismo occidental encontró
así su concordancia jurídica en la reintroducción del derecho romano. La famosa máxima
de Ulpiano “la voluntad del príncipe tiene fuerza de ley” se convirtió en una idea
constitucional en las monarquías renacentistas de todo el Occidente. La idea
complementaria de que los reyes y príncipes estaban ab legibus solutus libres de
3
Es en el derecho romano. La propiedad retenida por un título reconocido por la ley municipal, en un objeto
también reconocido por dicha ley, y en el carácter estricto de un ciudadano romano.
4
Denota la posesión legal de un feudo feudal o tasa, es decir, un estado en tierra.
obligaciones legales anteriores, proporcionó las bases jurídicas para anular los privilegios
medievales, ignorar los derechos tradicionales y someter las libertades privadas.
La nueva restructuración del Estado permitió una reorganización del poder entre las
clases dominantes de la época, el principal efecto de la modernización jurídica fue el
reforzamiento del dominio de la clase feudal ya dominante, sin embargo los nuevos
Estados modernos, aun guardaban un subterráneo arcaísmo. Esto se puede ver de forma
clara con la llegada de innovaciones institucionales que anunciaron y tipificaron su
llegada: ejército, burocracia, comercio, impuestos, diplomacia. Por lo que a continuación
hablaremos un poco de cada uno de estos. Págs. 23-24
Los nuevos Estados absolutistas echaron mano del ejército profesional para expandir sus
territorios y enfrentar a otros Estados, los miembros de los nuevos ejércitos fueron
reclutados por la leva o por la captura de personas en los alrededores de los centros
monárquicos centralizados, Los ejércitos franceses, holandeses, españoles, irlandeses,
galeses, turcos, húngaros o italianos. La naturaleza de formación de estos grupos
mercenarios, fue debido a la negativa de la clase noble de armar a sus propios
campesinos. P.25
Por lo que se puede afirmar que la guerra era el modo más racional y más rápida que
disponía cualquier clase dominante en el feudalismo para expandir la extracción de
excedente, aunque la producción agrícola y el comercio no estaban estancados, no
proporcionaban ganancias a corto plazo y es precisamente mediante la adquisición de
tierras por medio de la guerra que se logró una posesión fácil.
Esto fue así porque la tierra es un monopolio natural, la cual sólo se puede dividir pero no
extender indefinidamente, y el objetivo era la dominación, independientemente de quien
lo habite y la lengua que se hable, pues la clase dominante feudal estaba acostumbrada a
un constante dinamismo, cosa que la clase capitalista no pudo serlo después, sin
embargo los nobles tienen que cambiarse de residencia para dominar las nuevas tierras
adquiridas, pues los linajes podrían dominar indiferentemente en cualquier territorio.
La principal actividad de estos estados absolutistas fue la guerra, misma que necesitó un
gran financiamiento, por lo que en todos los estados se les impuso a la población una
serie de impuestos que permitieron solventar las guerras, como en Francia se implementó
el impuesto “la taille royale” y en España el 80 por 100 de las rentas del Estado se
destinaban a gastos militares. Situación que trajo consigo un gran número de revueltas
por parte de los campesinos quienes estaban en contra de solventar dichos gastos.
Así como el aumento de impuestos fue una manera efectiva de generar recursos, la
burocracia fue tratada como una propiedad vendible a individuos primados, donde las
personas ricas podían adquirir un puesto público por medio de la compra de este por
medio de la corrupción. P28
El otro gran esfuerzo a parte del comercio y la guerra, fue la diplomacia que se creó,
considerada uno de los grandes inventos de la época, inaugurada en el área de Italia en
el siglo XVI, la diplomacia fue la marca del Estado renacentista, con esto a su vez nació
en Europa un sistema internacional de estados, en la que había un perpetua exploración
de los puntos débiles en el entorno de un Estado. Aunque es necesario puntualizar las
dificultades que se tenían debido al gran laberinto de posiciones que existían. La
instauración de las embajadas permitió un sistema formalizado de presión e intercambio
interestatal.
Los estados del reino representaban a la nobleza, al clero, y a los burgueses urbanos,
estaban organizados en un sistema de tres curias o dos cámaras, éstas fueron
universales en toda E. Occidental con excepción del norte de Italia debido a la densidad
urbana y la ausencia de una soberanía feudal. Las asambleas, además de su función
como instrumento fiscal del Estado Medieval, eran las representaciones colectivas de uno
de los principio de la jerarquía feudal dentro de la nobleza, éstas consultas no debilitaban
al señor feudal, al contrario, podían reforzarle en las crisis internas o externas al
proporcionales un apoyo político.
Con el desarrollo de los Estados en el siglo XIII se formó una tradición política de la clase
noble en todas partes, además de generar un equilibrio entre el soberano feudal y sus
vasallos en un complejo eficaz.
Para muchos nobles el cambio significó la oportunidad de fortuna y fama, para otros la
indignidad o la ruina y para la mayoría un largo y difícil proceso de adaptación y
reconversión, la última aristocracia feudal se vio obligada a abandonar viejas tradiciones y
adquirir nuevos saberes, se desprendió del ejercicio militar de la violencia privada, de los
modelos sociales de lealtad vasallática, de los hábitos económicos de despreocupación
hereditaria, derechos políticos de autonomía representativa y de los atributos culturales de
ignorancia ignota. Tuvo que adaptarse a nuevas ocupaciones de oficial disciplinado, de
funcionario letrado, de cortesano elegante y de propietario de tierras. La historia del
absolutismo occidental es la lenta reconversión de la clase dominante poseedora de
tierras y de si propio poder político.
En la segunda mitad del siglo comenzaron los primeros teóricos del absolutismo a
propagar concepciones del derecho divino que elevaban el poder real por encima de la
soberanía regia medieval.
En el siglo XVII los reformadores de las monarquías, eran funcionarios civiles carentes de
una base militar o regional y que dirigían desde sus despachos los asuntos de Estado.
(Richelieu, Colbert, Olivares) fueron estas generaciones las que extendieron y codificaron
la práctica de la diplomacia bilateral del siglo XVI en un sistema internacional multilateral,
cuyo documento fundador fue el tratado de Westfalia y cuyo crisol material fueron las
guerras del siglo XVII.
3. España
(pág. 55)
(pág. 57)
(pág. 58)
(pág. 59)
(pág. 60)
(pág. 61)
(pág. 62)
(pág. 63)
(pág. 64)
o
La expansión de España reforzó la tendencia a la delegación de poderes
por medio de virreyes y consejos. Sin embargo los virreyes quedaron
sujetos al control de los Consejos. Su poder fue limitado. Sólo en las
Américas se sirvieron de su propia burocracia aunque también estaban
vigilados por las Audiencias Reales.
Las Américas quedaron sujetas al reino de Castilla y el sur de Italia a la Corona de
Aragón.
(66) Para 1556 los ingresos de Carlos V se habían triplicado pero un año después se
encontró en bancarrota. Por su parte el Imperio español heredado por Felipe II estaba
siendo económicamente insostenible A mediados del siglo XVI el nuevo mundo habría de
restaurar su tesoro y prolongar su desunión.
El suministro de plata desde las Américas proporcionó al absolutismo hispánico una renta
extraordinaria, así el estado español absolutista pudo continuar durante largo tiempo con
una lenta unificación fiscal y administrativa que le fue condición previa del absolutismo en
otros países.
Las colonias pudieron actuar como un sustituto estructural de las provincias en un sistema
político Global en el que las verdaderas provincias fueron sustituidas por patrimonios
autárquicos (autosuficientes).
En el punto culminante de las flotas portadoras de tesoros, los metales preciosos de las
colonias representaron únicamente el 20 o 25% de sus rentas totales.
(67) Ingresos de Felipe II:
(67) Las operaciones militares y navales de Felipe II fueron posibles únicamente a causa
de la extraordinaria flexibilidad financiera debida al excedente americano.
(68) 1° mitad del siglo XVI: Envíos marítimos estimularon exportaciones castellanas, y
surgió la inflación de precios que continuó con el arribo del tesoro colonial. Debido a que
el 60 o 70% de estos metales que no iban directamente a las arcas reales tenían que
comprarse como otra mercancía cualquiera a los empresarios locales de América, se
desarrolló un floreciente comercio con las colonias principalmente en textiles aceite y vino.
conquista a Filipinas
FLANDES
(70) Por primera vez en la Europa moderna, un amplio ejército regular se mantuvo con
éxito a gran distancia de la patria Imperial durante una infinidad de décadas. A partir de la
llegada de Alba, el ejército de Flandes contó con alrededor de 65,000 hombres durante el
resto de la Guerra de los 80 años.
(70) Los holandeses estaban descontentos con la persecución religiosa de Carlos V, así
como las exacciones fiscales, por lo que explotó la primera revolución burguesa de la
historia bajó la presión del centralismo tridentino de Felipe II.
(71) A pesar de los inmensos esfuerzos, el poder español fue incapaz de romper la
resistencia de las provincias Unidas. La intervención armada de Felipe segundo en las
guerras de religión francesas y su ataque naval a Inglaterra, fueron rechazadas por dos
causas:
(71) El sur de los Países Bajos había sido reconquistado y fortificado. Las flotas
lusohispánicas se reconstituyeron después de 1588 y rechazaron los asaltos ingleses
contra las rutas atlánticas de metales preciosos.
Castilla tenía por primera vez una capital fija en Madrid, lo que facilitaba el gobierno
central.
(72) Entre 1590 y 1600 los envíos de plata llegaron a sus niveles más altos. Los costos de
la guerra crecieron tanto que en Castilla se impuso un nuevo tributo sobre el consumo que
afectaba esencialmente a los alimentos y que fue una carga para los pobres de los
campos y los pobres de las ciudades.
Las rentas de Felipe II se habían más que cuadriplicado a finales de su reinado y pero
llegó una bancarrota en 1596.
En 1604 la subida al Trono de Felipe III fue seguida de la paz con Inglaterra pero en 1607
existió una nueva bancarrota, lo que llevó a una firma de tregua con Holanda en 1609.
(73) Las mineras llegaron a una profunda crisis desde la segunda década del siglo XVII.
(74) La guerra europea fue desencadenada por intermedio de Viena pero por iniciativa de
Madrid en la década de 1620.
Mientras que Carlos V y Felipe II habían conseguido victorias al sur de Europa, las tropas
de Felipe IV alcanzaron éxitos en el norte y desastres en el sur.
En 1625, Felipe IV reunía 300,000 hombres bajo sus órdenes. Los estados de Bohemia
fueron aplastados en la batalla de la Montaña Blanca con ayuda de subsidios y veteranos
hispánicos y la causa del protestantismo fue derrotada permanentemente en tierras
checas.
(75) 1640 Los soldados y barcos franceses luchaban junto a rebeldes contra los
Habsburgo en Cataluña, Portugal y Nápoles: el absolutismo español estaba acorralado en
su propio terreno.
Para recaudar las sumas necesarias para la prosecución de la lucha -porque sus costos
serán soportados prácticamente por Castilla sola- se intentaron crear varias medidas que
no resultaron suficientes. Portugal no producía ninguna renta Madrid y Flandes era
crónicamente deficitario. Por su parte Nápoles y Sicilia habían contribuido en un siglo
anterior con una suma modesta, pero respetable, al tesoro central. Italia por su parte
proveía de toda una valiosísima contribución humana a la guerra, pero nada de dinero;
mientras que Navarra, Aragón y Valencia contribuyan con escasas y pequeñas ayudas a
la dinastía. Aunque Cataluña era la región más rica del reino oriental, no permitía que los
impuestos se gastarán ni que las tropas enviaran fuera de sus fronteras.
(76) En 1626 se publicó “La Unión de Armas” elaborado por Olivares en el que hablaba de
la creación de un ejército común de reserva de 140,000 hombres reclutados y mantenidos
por todas las posesiones españolas para su común defensa. Pero fue atacado por todas
partes por su particularismo tradicional.
(77) Por su parte Portugal no tuvo ninguna dificultad en reafirmar su independencia una
vez que Olivares cometió el error garrafal de concentrar los ejércitos reales en el este muy
bien defendido y donde las fuerzas franco-catalanas serán victoriosas y no en el oeste
relativamente desmilitarizado así Olivares cayó en 1643.
Reinado de Carlos II presenció la reconquista del poder político central por los grandes.
(80) Los límites del renacimiento del siglo XVIII, cuyo epílogo habría de ser el ignominioso
colapso de la dinastía en 1808, siempre fueron evidentes en la estructura administrativa
de la España borbónica.