Hay algunos principios que todo misionero deberá seguir, para ser
instrumento de Dios en servicio a sus hermanos:
a. Fiel a Dios y fiel a los hombres. La enseñanza debe ser fiel a Dios
transmitiendo toda su doctrina; debe ser fiel a Dios siguiendo todas las
inspiraciones que nos vengan del Espíritu Santo; debe ser fiel al mensaje
de Dios para presentarlo tal y como aparece en la Tradición, en la
Escritura y en el magisterio de la Iglesia; debe ser fiel al ritmo de Dios,
siguiendo el paso de la gracia; debe ser fiel a dios, aunque cueste
humillación y rechazo ocasional. Pero también tiene que ser fiel al
hombre, porque es a quien debemos catequizar. Y somos fieles al
hombre aceptando sus valores culturales; adecuándonos a su ritmo de
crecimiento en la fe; ayudándole a superarse integralmente, en lo
humano y en lo cristiano, aún a costa de nuestro sacrificio; hablándole
claramente de las exigencias de su compromiso bautismal.