1.2 Farmacocinética.
TCH se absorbe con facilidad en las vías respiratorias y alcanza
enseguida el SNC debido a su elevada liposolubilidad, por lo que sus
efectos aparecen en pocos minutos. La redistribución es también rápida y,
en consecuencia, la mayoría de estos efectos desaparece completamente
en pocas horas, aunque los efectos cognitivos y el incremento del apetito
son más persistentes. La liposolubilidad del THC también determina su
depósito en el tejido adiposo, del que se libera lentamente, por lo que
puede generar niveles sanguíneos analíticamente detectables durante
largo tiempo.
1.6 Toxicidad.
El consumo crónico está principalmente asociado a trastornos
neuropsiquiátricos. En ocasiones se observan episodios disfóricos con
ansiedad o crisis de angustia, alteraciones del estado de ánimo,
despersonalización, delirios y, excepcionalmente, alucinaciones. Estos
episodios suelen ser breves y , por lo general, no requieren tratamiento
farmacológico. El uso prolongado y habitual se ha relacionado con un
síndrome amotivacional y con deterioro cognitivo que afecta
especialmente a la memoria, si bien el abandono del consumo revierte la
mayor parte de estas alteraciones.
El consumo de Cannabis se ha asociado con la aparición de episodios
psicóticos, el agravamiento de cuadros psicótivos preexistentes o, incluso,
el desencadenamiento de una psicosis crónica. Estos riesgos son
notablemente superiores cuando el consumo se inicia a una edad
temprana (15 años o antes), si existen antecedentes familiares de este tipo
de transtornos o si concurren rasgos de personalidad que habitualmente
están asociados a ellos.
El uso prolongado de cannabinoides tiende a disminuir los niveles de
hormonas sexuales y a producir disminución de la líbido, anomalías ene l
número de los espermatozoides y alteraciones de la ovulación. Son más
cuestionables los efectos inmunosupresores. La combustión de las
preparaciones de la plante del cáñamo origina compuestos similares a los
obtenidos con la combustión del tabaco, por lo que presenta los mismo
riesgos. El uso de cannabinoides durante el embarazo se ha asociado
a irritabilidad, inquietud, alteraciones del sueño y disminución del
apetito en el recién nacido, alteraciones cognitivas durante los
primeros años de vida y transtornos conductuales a más largo plazo.
No existen por el momento procedimientos farmacológicos específicos
validados para el tratamiento del abuso del cannabis, aunque se ha
señalado la necesidad de disponer de ellos, especialmente en patología
dual.1
2.2 Farmacocinética.
El alcohol se consume exclusivamente por vía oral, se absorbe muy bien
en el aparato digestivo y se distribuye ampliamente por todo el organismo.
El 2-10% se elimina por vía urinaria y pulmonar, y el resto sufre
metabolización hepática generando acetaldehído. Esta conversión se
produce fundamentalmente como consecuencia de la acción de la
alcohol-deshidrogenasa, aunque el 20% del alcohol es metabolizado por
dos sistemas inducibles: el sistema oxidativo microsomal y la catalasa. El
acetaldehído se convierte finalmente en ácido acético por acción de la
acetaldehído-deshidrogenasa.
Se han descrito variantes farmacognéticas en estas rutas metabólicas que
confieren distinta vulnerabilidad a los efectos del alcohol. Existen además
grandes diferencias farmacocinéticas entre los varones y las mujeres, lo
que determina que la alcoholemia alcanazda por cada consumición sea
alrededor de 45% más alta en la mujer.
2.6 Toxicidad.
El consumo habitual excesivo de alcohol origina importantes problemas
sanitarios. Se considera consumo de riesgo la ingesta diaria de 40g (4
unidades de bebida estándar) o en un consumo semanal de 210 g en
varones y 168 en mujeres. Las alteraciones afectan principalmente a las
funciones hepática y gastronintestinal, lo que puede ser a su vez origen de
alteraciones diferidas en otros sistemas. Así, los trastornos metabólicos y
la deficiente absorción de lípidos, minerales, ácido fólico o vitamina B6 y
B12 están relacionadas con la aparición de anemias, polineuropatías
periféricas, encefalopatías o deterioros de la función del sistema nervioso.
Bien por toxicidad directa, bien por toxicidad indirecta o por una
combinación de ambas, el consumo de alcohol provoca un deterioro
orgánico generalizado que origina diversas enfermedades y aumenta la
incidencia de otras, como el cáncer de orofaringe, esófago o hígado. Un
alto porcentaje de hijos de madres alcohólicas sufre el síndrome
alcohólico fetal, en el que se producen distintas maformaciones,
retraso de la maduración psico-motora y, frecuentemente, deficiencia
mental.
3 Tabaco y Nicotina,
3.2 Farmacocinética.
Aproximadamente el 90% de la nicotina inhalada al fumar se absorbe y
se transporta con el alquitrán en la fase particulada, alcanzando el cerebro
en aproximadamente 20 seg. La nicotina también se absorbe a través de
las mucosas bucal y gastrointestinal y de la piel.
Los niveles plasmáticos de nicotina varían enormemente entre los
fumadores y dependen de la intensidad y el número de bocanadas y del
contenido de nicotina del cigarrillo en particular. La nicotina se
metaboliza en el hígado a cotinina. Su semivida de eliminación
plasmática es de 2-4 horas, pero los fumadores (comparados con los no
fumadores) tienen un promedio de aclaramiento de nicotina más bajo.
Fuentes no terapéuticas del cigarrillo, son el rapé, la pipa, el puro y el
tabaco mascado.
4 Metanfetamina “Cristal”.
Un estudio reciente incluso sugiere que las personas que han consumido
metanfetamina tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de
Parkinson, un trastorno nervioso que afecta el movimiento.4
Bibliografía:
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