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Enero

2011 120
Serie Informe SOCIEDAD Y POLÍTICA

Violencia Urbana en
América Latina: los Casos de
Chile y Venezuela

Pilar Lizana T.

ISSN 0718-4093
Pilar Lizana T. es periodista, licenciada en
Humanidades, mención Historia de la Universidad
Adolfo Ibáñez. Magíster en Ciencia Política
mención Relaciones Internacionales de la
Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster
en Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Actualmente es investigadora del Programa
Sociedad y Política de Libertad y Desarrollo.

2
Indice

Resumen Ejecutivo 5

1. Introducción 7

2. Seguridad ciudadana 8

3. Las claves de la seguridad ciudadana en América Latina 15

3.1. La inexistencia de una política anti criminal clara 15

3.2. La falta de confianza en las policías

y en los sistemas de justicia 16

3.3. La corrupción 17

3.4. La deficiente calidad institucional de la región 19

4. Contrastes entre Chile y Venezuela 21

4.1. Venezuela: violencia en niveles críticos 22

5. Conclusiones 34

6. Bibliografía 36

3|
4|
Resumen Ejecutivo

El presente documento es un breve análisis de la complicada situación que


está viviendo Latinoamérica en términos de seguridad ciudadana y
criminalidad.

Para ello, el trabajo presenta un análisis del panorama general de la región y


luego hace un breve estudio comparado de los casos de Chile y Venezuela.
El primero, pese a tener un problema de delincuencia, posee índices de
criminalidad similares a los de países desarrollados, mientras que el segundo
se ubica como una de las naciones más peligrosas del mundo, habiendo
superado a Colombia y México.

El eje principal del trabajo es destacar la importancia que tienen las


instituciones cuando se analiza el tema de la seguridad ciudadana. Una
estructura institucional fuerte permite contener de mejor manera la violencia
urbana, es posible generar los incentivos correctos y las políticas adecuadas.
En este sentido, se plantea que ante la ausencia de instituciones sólidas
aumenten los índices de violencia y criminalidad.

5|
6|
Violencia Urbana en América Latina: los Casos de
Chile y Venezuela

1. Introducción

La primera década del siglo XXI ha transformado la imagen de


Latinoamérica. La región está nuevamente dividida por las ideologías, la
institucionalidad está cada vez más debilitada, y además posee los índices
más altos en violencia urbana, lo que la han llevado a ocupar el primer lugar
entre las regiones más peligrosas del mundo.

La situación que se vive en Hispanoamérica es crítica. Los últimos estudios


de seguridad coinciden en que la violencia está instalada en la región, y
según el Informe sobre Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) 2009, América
Latina posee la tasa de homicidios –principal índice para medir violencia
urbana- más alta del mundo con 26 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

Si bien la situación es claramente preocupante en la zona del Caribe, es


Venezuela, especialmente Caracas, la ciudad que presenta las mayores
alzas en los niveles de violencia. La capital venezolana alcanzó en el año
2009 a 127 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Esto resulta alarmante
ya que hace 10 años la cifra no era mayor a 19. Caracas ha desplazado a
Bogotá y es hoy la ciudad más peligrosa de la región.

Un contraste a esta situación es lo que se vive en Chile. Este país posee


índices de violencia similares a los de países desarrollados, y la cantidad de
delitos ha disminuido. A diferencia de la realidad venezolana, Chile posee
una tasa de homicidios de 1,7 por cada 100 mil habitantes, mientras que los
hogares víctimas de algún delito disminuyen de un 39,5% en el año 2005 a
un 37,5% en el 2009, según el Balance de la Delincuencia 2009 de la
Fundación Paz Ciudadana.

En este contexto, hay que destacar la importancia que tienen las


instituciones cuando se analiza el tema de la seguridad ciudadana. Una
estructura institucional fuerte permite contener de mejor manera la violencia
urbana, es posible generar los incentivos correctos y las políticas adecuadas.
El problema que tiene Latinoamérica en este sentido, es que su
institucionalidad está cada vez más debilitada y los gobiernos de carácter
caudillista se han quedado con el poder en varias de sus naciones.

7|
Es posible observar que existe una relación entre la fortaleza de las
instituciones y los problemas de seguridad. De ahí que se plantee que ante
la ausencia de un régimen político con instituciones sólidas aumenten los
índices de violencia y criminalidad. El resultado de esto es una sociedad con
serios problemas de seguridad pública.

Venezuela y Chile son, en este sentido, dos casos que reflejan la idea
anterior. El primero posee una calidad institucional crítica, a diferencia del
segundo que tiene instituciones estables que hacen su trabajo. De ahí que
ambos países sean un buen ejemplo, tanto para mostrar la preocupante
situación de seguridad que vive Hispanoamérica, como la relación que existe
entre una buena calidad institucional y los bajos niveles de violencia.

2. Seguridad Ciudadana

El problema de la seguridad actualmente copa todas las agendas


latinoamericanas. La delincuencia se ha transformado en la primera
preocupación de la región y compite por mantener ese puesto con el
desempleo (ver gráfico N° 1). Además este fenómeno ya ha presentado
efectos negativos en el desarrollo de los distintos países de la región. Una
muestra de ello es la gran cantidad de dinero gastada en protección, por
ejemplo, el gasto en seguridad de El Salvador representa un 11% del PIB1
del país. A ello hay que agregar que la inseguridad es un claro elemento que
debilita a las democracias, las que no solo deben luchar con problemas
sociales, económicos y políticos, sino también con la violencia urbana
derivada de ellos.

1
Ver: “11% del precio es por costos en seguridad”, Diario La Prensa Gráfica, El
Salvador, en: www.centralamericadata.com

8|
Gráfico Nº 1

Los principales problemas de América Latina 1996-2008

2
Fuente: Latinobarómetro 2008 .

La violencia y la inseguridad son hoy un obstáculo para la consolidación


democrática, para la reducción de la pobreza y para fomentar una sociedad
de libertades. De ahí que la seguridad sea “condición fundamental para el
desarrollo humano”3. Se necesitan oportunidades, y se necesita que éstas
sean seguras y que se mantengan en el tiempo, la única forma en que una
sociedad puede avanzar hacia el desarrollo. Justamente esto es lo que falta
en Latinoamérica.

Desde los años ochenta se puede apreciar un retroceso en cuanto a la


seguridad de la región. Ésta presenta una preocupante alza en los índices de
violencia y de criminalidad, lo que se ve graficado en un fuerte aumento de la
tasa de homicidios (ver gráfico N° 2). Cuando en 1980 el promedio de
2
Encuesta realizada anualmente por la corporación sin fines de lucro Latinobarómetro,
que entrevista cara a cara a 20.204 personas latinoamericanas de 18 países (Venezuela,
República Dominicana, Brasil, Guatemala, Argentina, Ecuador, Perú, Bolivia, Costa Rica, El
Salvador, Paraguay, Chile, México, Colombia, Nicaragua, Panamá, Honduras y Uruguay).
3
PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2009-2010.
En: http://www.idhac-abrirespaciosalaseguridad.org/idhac.php

9|
asesinatos por cada 100 mil habitantes era 12,5 al año, para 1991 había
aumentado a 21,3 y en el 2006 alcanzó una cifra de 25,1; actualmente llega
a los 26. Además, la región posee los factores sociales, políticos y
económicos necesarios para que esta situación se mantenga: instituciones
débiles, gobiernos caudillistas, corrupción, democracias inestables,
economías frágiles, problemas sociales como desempleo y desigualdad,
entre otros. De ahí que en Hispanoamérica, “la inseguridad es, junto a la
pobreza, la falta de acceso a la salud y la educación, la corrupción y el
desempleo, una de las grandes preocupaciones de la población”4.

Gráfico N° 2

Evolución de la tasa de homicidios en América Latina

 
30

26
25 25,1
21,3
20

15
12,5
10

0
1980 1991 2006 2009

Fuente: Informes Anuales sobre el estado de la Salud en América Latina y el Informe


sobre Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) 2009.

El resultado de todo esto ha sido un considerable aumento en la cantidad de


víctimas de delito. Si el año 1995 éstas alcanzaban un 29%, para el año
2008 habían aumentado a 33%, observándose en el 2001 una situación
crítica con 43%. De hecho, de acuerdo a los datos publicados por la
consultora Latinobarómetro en su informe del año 2007, cuatro de cada 10

4
Kliksberg, Bernardo, “¿Cómo enfrentar la inseguridad en América Latina?”. Revista
Nueva Sociedad N° 215, 2008. En: www.nuso.org

10 |
latinoamericanos dicen haber sido ellos mismos o algún familiar víctimas de
un asalto. Con esto, la seguridad ciudadana se transformó en la primera
prioridad para los gobiernos latinoamericanos.

La seguridad ciudadana “puede ser definida inicialmente como la protección


universal contra el delito violento o predatorio. Seguridad ciudadana es la
protección de ciertas opciones u oportunidades de todas las personas -su
vida, su integridad, su patrimonio- contra un tipo específico de riesgo (el
delito) que altera en forma ‘súbita y dolorosa’ la vida cotidiana de las
víctimas”5. En otras palabras, es aquel escenario en donde las personas
viven sin las amenazas producidas por la violencia urbana, y en donde el
Estado garantiza dicha situación.

Es un ámbito que se relaciona estrechamente con la cohesión social, ya que,


“en la medida que los grupos internalizan patrones de comportamiento que
no obedecen a las normas legales y sociales, la sociedad se expone cada
vez más al uso de la violencia como una forma de resolver conflictos y
obtener recursos”6. Además que “las dificultades para la aplicación de justicia
que las instituciones experimentan para garantizar protección a sus
ciudadanos, acentúa la percepción de inseguridad”7.

En América Latina han proliferado los grupos que buscan instaurar un


régimen paralelo al del gobierno. Las bandas del crimen organizado están
desafiando a las instituciones y la inseguridad se está expandiendo por la
región, lo que presenta importantes costos políticos. “La violencia y la
inseguridad son, [además], un obstáculo para la consolidación de la
gobernabilidad democrática en la región. Las dificultades del sector de
seguridad de reducir los niveles del delito invitan a algunos a adoptar
políticas o prácticas por fuera del Estado de Derecho, tales como las
acciones de limpieza social o las campañas antipandillas”8.

En este sentido, las dificultades para controlar, por parte del poder civil, a las
fuerzas de seguridad, muchas veces corruptas, generan inestabilidad
democrática. Finalmente, “la ausencia de transparencia y de cultura de

5
PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2009-2010.
En: http://www.idhac-abrirespaciosalaseguridad.org/idhac.php
6
Arriagada Irma. “Seguridad Ciudadana y Violencia en América Latina”, XXIII
International Congress Session LAW 12 Washington, meeting of the Latin American Studies
Association, 2001.
7
Idem.
8
Álvarez, Alejandro E. “El Estado de la Seguridad en América Latina”, en Revista
Mexicana de Justicia N°12, 2008.

11 |
rendición de cuentas, tradicionales en las fuerzas de seguridad
latinoamericanas, afecta la confianza de los ciudadanos en las
instituciones”9.

Existe, entonces, una relación entre seguridad, estabilidad institucional y


consolidación democrática, por lo que se entiende a la “seguridad ciudadana
como la situación institucional y social en la cual las personas pueden gozar
plenamente y ejercer integralmente sus libertades y derechos”10. En este
sentido, “La seguridad ciudadana comprende el conjunto de las acciones
institucionales y sociales tendientes a resguardar y garantizar plena y
efectivamente las libertades y derechos de las personas a través de la
prevención, conjuración e investigación de los delitos, las infracciones y los
hechos vulneratorios del orden público”11.

Para estudiar la seguridad ciudadana es necesario hacer la distinción entre


la dimensión objetiva y subjetiva de ésta. La primera, hace referencia a todos
aquellos índices que permiten mostrar a través de las cifras una perspectiva
de esta área. En cambio, la segunda se relaciona con la percepción que la
sociedad tiene sobre la seguridad.

Así, la tasa de homicidios es el índice que mejor refleja la situación objetiva


de la violencia urbana, mientras que la opinión sobre cómo el gobierno se
está haciendo cargo de la seguridad y la confianza en las fuerzas de orden
público es el indicador que muestra la perspectiva subjetiva del problema.

Como ya se mencionaba, los homicidios han aumentado considerablemente


en la región, y al analizar la tasa de éstos en los distintos países
latinoamericanos se puede notar que aquellos países conocidos por tener
mejores democracias son quienes poseen la menor tasa de homicidios, en
cambio aquellos con procesos democráticos débiles muestran un índice
mucho mayor. Tal es el caso de Chile, que en 2003 poseía una tasa de
homicidios de 1,84 por cada 100 mil habitantes, mientras que Venezuela
alcanzaba los 49,92 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

9
Idem.
10
Ibidem.
11
Ibidem.

12 |
Gráfico N° 3

Tasa de homicidios dolosos cada 100 mil habitantes por país-2003

Fuente: ILSED – PNUD en: Álvarez, Alejandro E., “El Estado de la Seguridad en América Latina”, en
Fuente: ILSED – PNUD en: Álvarez, Alejandro E., “El Estado de la Seguridad en América
Latina”, en Revista Mexicana de Justicia N°12.

Chile, junto a Perú, Uruguay y Costa Rica aparece como una de las naciones
menos violentas, mientras que en el otro extremo Venezuela, El Salvador y
Colombia aparecen como las más peligrosas de la región. En América Latina
convive la seguridad e inseguridad en un mismo territorio, lo que muestra su
clara inestabilidad.

Si estos datos se analizan a la luz de la percepción de seguridad, se puede


ver que aquellos países con mayores tasas de homicidios tienen una opinión
negativa sobre el desempeño de sus gobiernos en seguridad. La excepción
la marca Venezuela, ya que al ser uno de los países con mayor violencia
objetiva su percepción del desempeño del gobierno en esta área no se ubica
en los niveles más bajos (ver gráfico N° 4).

13 |
Gráfico N° 4

Opinión positive (muy buena o buena) sobre la actuación presidencial


en materia de seguridad

Fuente: Barómetro Iberoamericano 2007.

En este contexto, la seguridad ciudadana en América Latina se encuentra en


crisis, y para poder enfrentarse a ello es necesario tener en cuenta que es un
problema multifactorial que se ve expresado en estos índices pero que va
mucho más allá. Si no se mejoran las condiciones sociales, políticas y
económicas, va a ser muy difícil generar estabilidad y políticas adecuadas.

Es la interacción de factores sociales y económicos con la percepción de los


ciudadanos la que genera un clima de violencia en el escenario de seguridad
ciudadana. De ahí que se afirme que “la violencia y la delincuencia se
manifiestan de manera multidimensional y se asocian estrechamente a la
subjetividad de las personas”12.

12
Arriagada Irma, “Seguridad Ciudadana y Violencia en América Latina”, XXIII
International Congress Session LAW 12 Washington, meeting of the Latin American Studies
Association, 2001.

14 |
3. Las claves de la seguridad ciudadana en América Latina

Es posible apreciar elementos comunes que marcan la seguridad ciudadana


en la región: la carencia de un sistema judicial, la falta de confianza en las
instituciones, la corrupción, la falta de eficiencia en los castigos, el
hacinamiento en las cárceles que las transforman en universidades del
delito, el rol de los medios de comunicación y la manera en que han
banalizado el crimen, son solo algunas de las claves que ayudan a explicar
el contexto de la seguridad ciudadana en Hispanoamérica.

3.1. La inexistencia de una política anti criminal clara

En diversos países de América Latina existen iniciativas para frenar el delito,


sin embargo, son aisladas. Hay una carencia de un sistema judicial fuerte
que genere políticas orientadas hacia una misma línea. Estos es,
principalmente una muestra del problema institucional que vive la región.

La falta de coordinación y lineamientos claros es uno de los mayores


problemas que presentan los países latinoamericanos. Un ejemplo de esto
es que en algunos países existe más de un cuerpo policial, lo que por sí
mismo no es un error; sin embargo, cuando las funciones no están bien
definidas y las responsabilidades son mal asignadas, el tener más de una
policía se vuelve un problema. De ahí que uno de los desafíos en este tema
es definir claramente las funciones, además de que exista un organismo
capaz de generar políticas criminales integradas. En este sentido, los
sistemas de justicia y las fuerzas de orden público deben definir las
prioridades y los incentivos para poder abordar la inseguridad de una manera
coordinada.

A todo esto hay que agregar la ineficiencia con la que se trata este tema.
Existe un colapso por la cantidad de casos y la falta de rapidez para
solucionarlos. Las cárceles han aumentado su población considerablemente,
y lo más preocupante es que hay una cantidad de personas que se
encuentran encarceladas sin ser condenadas. Al año 2008 se encontraba un
60% de población reclusa sin condena en Venezuela, mientras que en Chile
esta superaba levemente el 20%.

15 |
3.2. La falta de confianza en las policías y en los sistemas de justicia

No solo es necesaria la coordinación entre los organismos competentes, sino


que también, es fundamental la confianza que los ciudadanos tengan en
ellos. El problema que se genera en gran parte de los países
latinoamericanos es la desconfianza que tienen los ciudadanos en las
instituciones encargadas de la seguridad. De acuerdo a los datos
entregados por la encuestadora Iberobarómetro el año 2007, solo el 31% de
los latinoamericanos confiaban en sus policías.

La empresa, que hace mediciones en Latinoamérica, Estados Unidos y la


Península Ibérica, muestra datos desalentadores en este sentido. Solo
Nicaragua y Chile superan el 50% de confianza en sus policías. El primero
alcanza un 57% mientras que el segundo, un 55%; Puerto Rico se ubica
justo en la media con 50%. Como contraste a esta situación se encuentran
Venezuela y Guatemala, ambos con los niveles de confianza más bajos de la
región, alcanzando solo un 16%. Una razón de esto es el hecho de que las
policías son fácilmente corrompibles y el soborno es utilizado en gran parte
de los países. Esta falta de confianza en las fuerzas policiales se ve
reflejada en el siguiente gráfico.

Gráfico N° 5

Confianza de los países latinoamericanos en las policías


57
Chile 55
50
Colombia 48
45
Bolivia 44
33
Paraguay 31
29
Perú 28
26
Panamá 24
24
Brasil 24
24
Rep. Dominicana 23
20
Venezuela 16
16
Latinoamérica 31

Fuente: Iberobarómetro 2007.

16 |
Los sistemas de justicia también viven una crisis de confianza en la región.
“La metáfora de la puerta giratoria se instala para explicar que la justicia es
lenta, burocrática y, sobre todo, blanda con los criminales”13.

Esta desconfianza se puede apreciar claramente al comparar los niveles de


gasto en seguridad privada. Si para el 2003 el total de guardias privados en
la región era de 1,63 millones, el 2007 había aumentado a 2,5 millones14.
Ello que viene a confirmar una alta percepción de inseguridad.

3.3. La corrupción

Un elemento importante que fomenta la inseguridad y que está asociado


fuertemente a la falta de confianza en las instituciones es la corrupción. Este
elemento incorpora la sensación de una carencia de mecanismos de control
efectivos, los que redundan en un sentimiento de inseguridad. Si las
instituciones son fácilmente corrompibles cabe la duda sobre a quién se
orienta su protección, si al ciudadano común y corriente o a aquellas
pandillas de delincuentes organizados que pueden haberlas sobornados.

El índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional grafica


claramente la idea anterior. Si se tiene en cuenta que 10 es ausencia de
corrupción es posible apreciar que Chile y Uruguay son los únicos que se
acercan al óptimo, siendo Venezuela el caso crítico, además de que muestra
un claro deterioro en esta área (ver gráfico N° 6).

13
Lucía Dammert, “Seguridad Ciudadana en América Latina: Diez Elementos
Comunes”, Revista Latinoamericana de Seguridad y Democracia, Primer Número.
14
Ver: Patricia Arias, “Seguridad Privada en América Latina: el lucro y los dilemas de
una regulación deficitaria”, FLACSO, Santiago, Chile, 2009.

17 |
Gráfico N° 6

Índice de Percepción de Corrupción (IPC)

8
7
6
5 2006
4 2007
3 2008
2
1
0

Fuente: Transparencia Internacional.

Junto a estos elementos, es necesario mencionar el rol que juegan los


medios de comunicación cuando se analiza la seguridad ciudadana. Ha
habido un aumento en la cobertura mediática con respecto a la delincuencia.
No solo los noticiarios presentan los hechos, sino que además los programas
de periodismo investigativo han nutrido fuertemente sus pautas con estos
hechos. En este sentido, los medios de comunicación a través de sus
periódicos, revistas y noticieros son un factor que aumenta la percepción de
inseguridad, además de que también provocan acostumbramiento y
repetición15.

Si bien estos elementos aparecen como las claves principales del problema
de seguridad ciudadana en América Latina, es necesario hacer un análisis
un poco más profundo en la calidad institucional, ya que finalmente es la
buena o mala calidad de las instituciones la que trae como consecuencia los
elementos ya mencionados.

15
Dammert, Lucía, “Seguridad Ciudadana en América Latina: Diez Elementos
Comunes”, Revista Latinoamericana de Seguridad y Democracia, Primer Número.

18 |
3.4. La deficiente calidad institucional de la región

América Latina posee índices de calidad institucional bastante bajos y


justamente los extremos de mejor y peor calidad institucional corresponden a
las mejores y peores condiciones de seguridad. De ahí que se plantee que
existe una directa relación entre los problemas de seguridad ciudadana y la
calidad institucional.

Para poder medir esta situación se utilizarán dos variables: la calidad


institucional y la tasa de homicidios. La primera se medirá a través del Índice
de Calidad Institucional (ICI) elaborado por el Centro de Investigaciones de
Instituciones y Mercados de Argentina (CIMA), por la Escuela Superior de
Economía y Administración de Empresas (ESEADE) y por la organización
International Policy Network, y como segunda variable se utilizará la tasa de
homicidios. El Índice de Calidad Institucional (ICI) entrega una primera clave
para el análisis de América Latina, y especialmente de Venezuela y Chile.
Por un lado, la región ha tenido un proceso democrático bastante inestable:
apenas tres países muestran una evolución por sobre la media; y por otro,
muestra dos contrastes que son el reflejo de la precaria institucionalidad de
la región, en donde no se ha logrado alcanzar un desarrollo promedio, sino
que es bastante dispar en los distintos países. Un ejemplo son los ICI de
Venezuela y Chile: el primero presenta una situación crítica, mientras que el
segundo se encuentra en primer lugar con un buen nivel institucional (ver
gráfico N° 7).

Gráfico N° 7

Índice de Calidad Institucional


  1
0,9
0,8
0,7
0,6
0,5
2008
0,4
2009
0,3
0,2 2010
0,1
0

Fuente: CIMA-ESEADE.

19 |
Ahora bien, la variable institucional aislada no es suficiente para poder
explicar el por qué de la violencia urbana. Para ello, se analizará el Índice de
Calidad Institucional comparándolo con la tasa de homicidios -el principal
índice que se utiliza para medir la violencia urbana. Al cruzar estos datos, es
posible apreciar que la tasa de homicidios es inversamente proporcional a la
calidad institucional. Es decir, a mayor calidad institucional menor tasa de
homicidios.

Chile y Venezuela grafican claramente esta idea. Mientras el primero posee


una alta calidad institucional y una muy baja tasa de homicidios, el segundo,
presenta el menor índice de calidad institucional y una alta tasa de
homicidios (ver gráfico N° 8).

Gráfico N° 8

Relación entre tasa de homicidios y calidad institucional

  0,90   
Chile
0,80   
Índice Calidad  Institucional

0,70    Uruguay   
0,60   
0,50    Perú   
Brasil   
Argentina    Colombia   
0,40   
Bolivia    Paraguay   
0,30    Ecuador   
0,20   
Venezuela   
0,10   

0 10 20 30 40 50

Tasa de Homicidios

Fuente: Elaboración propia sobre la base del Índice de Calidad Institucional 2007 y Promedio
ponderado de las tasa de homicidios según la población de cada país, para el último año información
disponible. ICESI. Chile (2005) Ministerio del Interior - División de Seguridad Ciudadana. Bolivia (2002)
Eighth United Nations Survey of Crime Trends and Operations of Criminal Justice Systems. Perú (2004)
Ninth United Nations Survey of Crime Trends and Operations of Criminal Justice Systems. Uruguay (2005)
Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad. Argentina (2005) Poder Judicial - Departamento de
Planeación, Sección de Estadística - Área de Estadísticas Policiales. Costa Rica (2005) Ministerio de
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos - Dirección Nacional de Política Criminal. Panamá (2002) Eighth
United Nations Survey of Crime Trends and Operations of Criminal Justice Systems. México (2006)
Secretaria de Seguridad Publica. Paraguay (2000) Dirección General de Estadísticas, Encuestas y
Censos. Ecuador (2005) Dirección Nacional de la Policía Juridicial e Investigaciones - Sección Estadística.
Brasil (2005) Ministerio de Justicia. Colombia (2006) Medicina Legal. Venezuela (2006) CEPAL. Honduras
(2006) Policía Nacional Civil. Guatemala (2005) Ministerio del Interior y Justicia - Departamento de
Estadísticas - Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminológicas. El Salvador (2005) Policía
Nacional Civil.

20 |
Entonces, teniendo en cuenta lo anterior, “el verdadero desafío de seguridad
en Latinoamérica está dado por fortalecer la capacidad del Estado, para lidiar
con la eclosión de nuevas amenazas que ponen a prueba dicha fortaleza. En
otras palabras, mejorar el proceso de consolidación del Estado, se
transforma en un imperativo, para privilegiar el desarrollo y consolidación de
las principales instituciones que deben hacer frente al delito, tanto en su fase
de prevención como de represión”16.

4. Contrastes entre Chile y Venezuela

Según destaca el Informe del Observatorio Venezolano de Violencia, “la


violencia urbana en los países es un resultado de las condiciones sociales en
las cuales viven sus habitantes y de los mecanismos políticos que adopten
para convivir en la diferencia, en el respeto al otro y a las normas que han
establecido para entenderse y coexistir. La construcción de una sociedad
democrática y pacífica requiere en consecuencia del establecimiento de
otras condiciones sociales y políticas que permitan la prevención y el control
de la violencia”17.

Cada país dependiendo de sus condiciones sociales muestra un mayor o


menor problema de seguridad ciudadana. Un ejemplo de ello son los casos
de Chile y Venezuela, el primero caracterizado por poseer un problema de
seguridad ciudadana determinado por los delitos contra la propiedad,
principalmente robo y hurtos, mientras que el segundo, posee un problema
de seguridad marcado por la violencia urbana que se vive en las ciudades y
barrios del país.

Lo que comparten ambos países es el hecho de que la delincuencia es una


de las principales preocupaciones y se encuentra dentro de la lista de
prioridades de los países. Sin embargo, en Venezuela aquella preocupación
se genera por el aumento de las muertes, mientras que en Chile tiene
relación con los hurtos y robos. Esta diferencia en el tipo de delito explica el
por qué el sentimiento de inseguridad se concentra en la población
masculina mientras que en Chile se sitúa en la población femenina.

16
Griffiths, John, “Seguridad en Latinoamérica: Una Mirada Crítica desde Chile”,
UNISCI, Discusión Papers, Número 8, octubre 2008.
17
Informe del Observatorio Venezolano de Violencia, Laboratorio de Ciencias Sociales
LACSO, 2007.

21 |
Los enfrentamientos entre grupos y la posesión de armas han marcado la
violencia urbana en las ciudades venezolanas. Allí el problema de seguridad
se caracteriza por la gran mortalidad o daño que causa a las personas,
siendo los hombres los grandes protagonistas. Ellos son los que forman
partes de los grupos violentos o los que poseen armas y las utilizan para
defenderse. En cambio en Chile, al ser el hurto o el robo lo que marca el
problema de seguridad son las mujeres quienes se encuentran más
vulnerables.

Pero esto no significa que no existe violencia urbana en Chile. Existen delitos
violentos y homicidios, pero éstos corresponden a un porcentaje muy
pequeño. Mientras en Venezuela la tasa de homicidios es de 52 por cada
cien mil habitantes en el 2008, en Chile esta no llega a 2 con 1,7 asesinatos
cada cien mil habitantes en 2009.

4.1. Venezuela: violencia en niveles críticos

La violencia urbana comenzó a aumentar en 1999, año desde el cual los


homicidios han tenido un comportamiento creciente. Esto queda claro al
analizar la evolución histórica de los asesinatos en Venezuela y compararla
con la situación de otras naciones violentas como Brasil y México. Entre
1994 y 1998 Venezuela, México y Brasil estaban ubicados entre los países
con tasas de homicidios altas, entre 20 y 25. Sin embargo, para el año 2006
esta situación cambió, y mientras Brasil y México mantenían sus tasas de
homicidios, Venezuela la aumentaba a 45 homicidios por cada cien mil
habitantes al año (gráfico N° 9).

22 |
Gráfico N° 9

Evolución de la tasa de homicidios en Venezuela 1986-2006

50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Fuente: CICP, INE.

Teniendo en cuenta lo anterior, la seguridad ciudadana se ha transformado


en la principal preocupación de los venezolanos. El 40% de ellos así lo
consideran. La violencia y la delincuencia se mantienen en línea ascendente
y la acción estatal es ineficaz, limitándose a operativos de corto plazo con
poco o nulos resultados.

Durante el año 2008 se registraron 277.483 delitos en Venezuela, lo que


corresponde a un incremento de 2,76% con respecto al año anterior; en tanto
la tasa de homicidios sigue creciendo, pasando de 48 homicidios por cada
cien mil habitantes en el 2007 a 52 en el 2008.

Frente a esta realidad, la respuesta del Estado no ha sido la adecuada: no


existen políticas públicas eficientes y las intervenciones llevadas a cabo en la
forma de operativos no persiguen una meta a largo plazo. En otras palabras,
falta coordinación y definición en las políticas de seguridad ciudadana.

Todo esto ha desembocado en un aumento del temor en la población que en


su mayoría cree que el problema de violencia ha aumentado. De acuerdo a
la encuesta del Observatorio Venezolano de Violencia 2007, 7 de cada 10
ciudadanos piensan que la violencia en su país ha empeorado.

23 |
“La violencia e inseguridad han modificado notablemente la manera de vivir
de los venezolanos y venezolanas”18. Es así que el temor en la población ha
derivado en una pérdida de la libertad de ciudadanos, quienes prefieren
acotar las horas y lugares de circulación para evitar ser víctimas de algún
delito. El 65% de las personas han restringido los horarios y lugares donde
compran y el 67% limitó sus diversiones.

Resguardar la seguridad ciudadana es una responsabilidad estatal. Según


el informe del Observatorio ya citado “El control de la violencia es un hecho
que forma parte del pacto social que permite la convivencia y legitima una
sociedad”19. No obstante, el problema de Venezuela es que esto se está
perdiendo, el Estado no está resguardando la seguridad y los ciudadanos
muchas veces prefieren comprar sus propias armas para protegerse que
dejar todo en manos del Estado. “Las políticas de seguridad ciudadana en
Venezuela han estado marcadas por una pasividad, ambigüedad y
discontinuidad que han afectado la eficiencia de las instituciones (…)”20.

18
Programa Venezolano de Educación – Acción en Derechos Humanos PROVEA,
Informe 2009 (Octubre-septiembre 2008).
19
Informe del Observatorio Venezolano de Violencia, Laboratorio de Ciencias Sociales
LACSO, 2007.
20
Idem.

24 |
4.1.1. Venezuela en cifras: delincuencia v/s la acción del Estado

Como ya se mencionaba, en el 2008 se produjeron 277.483 delitos, de los


cuales el 29,9% corresponden a crímenes contra las personas (ver gráfico
N° 10).

Gráfico N° 10

Tasa de delitos conocidos a nivel nacional en Venezuela

200
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008
Robos Robos de Vehículos Lesiones Homicidios

Fuente: Centro de Estudios Sociales (CES).

La violencia se ha tomado las ciudades, barrios y calles en Venezuela.


Cuatro de cada diez hogares han sido víctimas de la violencia, y según la
encuesta del Observatorio Venezolano de Violencia en tres de cada diez
hogares al menos una persona ha sido víctima de un robo.

Como se mencionó anteriormente, la tasa de homicidios tienen una


tendencia ascendente: si para 1990 esta equivalía a 12,5, para 2008
aumentó a 52. Lo que hay que mencionar al momento de analizar la
evolución de este indicador, es el hecho de que su aumento coincide con la
llegada al poder de Hugo Chávez y su Socialismo del Siglo XXI.

25 |
En este contexto, destaca la situación de Caracas. Esta ciudad se ha
transformado en la más violenta de América Latina con 127 homicidios por
cada cien mil habitantes al año, seis veces más que la tasa de Colombia.
Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de Violencia ha
señalado: “Hace unos años Venezuela no aparecía en los anales de
violencia y hoy en día es, junto con El Salvador, uno de los dos países más
violentos de América Latina (…) Más que Colombia, y mucho más que Brasil
y México, naciones con las cuales solíamos compararnos en estas
contabilidades. Caracas, es con creces, la capital más violenta de América
Latina”21.

Cuando se analiza la violencia urbana se toman en cuenta diversos factores


como la pobreza y el desempleo, los que sin duda son apreciables en la
realidad venezolana, a lo que además hay que sumar la abundancia de
armas en manos de civiles y la debilidad del Estado en esta materia.

El diario español El Pais ha consignado en sus páginas: “La presencia y


proliferación de armas de fuego es un factor directamente relacionado al
número de homicidios que ocurren en el país. Entre 1999 y 2006, el 86% de
los homicidios registrados en la ciudad de Caracas se produjeron con armas
de fuego. Según cifras que maneja la Comisión de Seguridad y Defensa de
la Asamblea Nacional, en Venezuela (…) hay actualmente 12 millones de
armas, entre legales e ilegales, en manos de los civiles”22.

Esto ha aumentado los niveles de violencia en los delitos. El 71% de las


muertes categorizadas como indeterminadas (las que no son homicidios) el
año 2004 ocurrieron por la utilización de armas de fuego. Por ello si bien el
porte de armas de fuego por parte de civiles per se no genera un aumento
de la violencia, puesto en el contexto venezolano se transforma en un
elemento a tomar en cuenta cuando se estudia la criminalidad en un país en
donde el 70% de las muertes son originadas por este tipo de armas.

Frente a esta insostenible situación la respuesta del Estado continúa siendo


ambigua e ineficiente. Prueba de ello es la gran impunidad que ha existido,
con la condena de solo el 7% de los homicidios acaecidos en el 2004.

En este escenario, la situación en Venezuela se aprecia en el siguiente


gráfico N° 11.

21
Gerardo Zavarce, “Caracas una guerra sin nombre”, 10 de abril 2010, reportaje diario
El País. En: www.elpais.es
22
Idem.

26 |
Gráfico N° 11

Relación entre homicidios cometidos y detenciones por homicidios


1998-2009

18000
16000
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Homicidios Detenciones por Homicidios

Fuente: CICPC, Datos 2009 proyecciones sobre datos oficiales, en: Una Década de
Impunidad en Venezuela 1998-2009, Informe Observatorio Venezolano de Violencia.

Al respecto se ha señalado que “la respuesta de la institucionalidad estatal


continúa diseñándose e implementándose bajo la figura de los operativos,
que por su propia definición se trata de intervenciones de corto plazo y en
igual medida de corto alcance y durabilidad, instrumentadas
intermitentemente y que inciden en manifestaciones de criminalidad y
delincuencia pero con escaso o nulo impacto sobre la causas estructurales
del fenómeno”23.

Más allá de que las acciones del Estado sean de corto impacto y con malos
resultados, el principal problema es la falta de claridad en el mensaje
institucional. El gobierno dice que la principal causa de la delincuencia es la
pobreza; aunque, al mismo tiempo, afirma que ella ha sido reducida. Esta
ambigüedad en el mensaje es la que genera desconfianza de la población
frente a las fuerzas de seguridad pública e instituciones estatales, lo que
desemboca en una baja tasa de denuncia. Solo el 36,5% de las víctimas

23
Programa Venezolano de Educación – Acción en Derechos Humanos PROVEA,
Informe 2009 (Octubre-septiembre 2008).

27 |
denuncian los delitos. Hay una gran cantidad de las víctimas que “no cree
que la policía va a realizar alguna acción eficiente con su denuncia, piensan
que simplemente no harán nada”24. De acuerdo al Informe Venezolano de
Violencia 2007 un 94% de los encuestados cree que los policías están
involucrados en los actos delictuales.

A esto se suma el hecho de que solo el 13,3% considera bueno o muy bueno
el trabajo de la policía y el 21% piensa lo mismo del trabajo de los tribunales
y las fiscalías. Lo peor evaluado es el sistema penitenciario, el que es
catalogado como malo o muy malo por el 57%.

Esta escasa eficiencia por parte de las instituciones estatales ha llevado a la


aprobación de acciones extraoficiales y a respuestas violentas por parte de
la ciudadanía. Esto explica que el 47% apruebe los linchamientos; el 24%,
las acciones de limpieza social; y el 46%, las tomas de justicia por parte de
los ciudadanos.

“Para las autoridades gubernamentales, parte del problema es la amplia


cobertura y divulgación de las cifras e historias de la violencia en los medios
de comunicación nacionales e internacionales”25. Esto ha desembocado en
una sensación creciente de inseguridad y en la falta de datos oficiales, los
que a partir del año 2004 son confidenciales.

4.1.2. Chile, la otra cara de la moneda

De acuerdo a sus indicadores de criminalidad Chile aparece como uno de los


países más seguros de América. Incluso la revista The Economist ubicó a
Santiago como la segunda mejor ciudad para vivir en Latinoamérica. Sin
embargo, al momento de dibujar una radiografía de la situación criminal del
país nos encontramos con que ha aumentado el temor y que el principal
problema delictual que vive Chile tiene que ver con los delitos contra la
propiedad, graficándose la situación en el gráfico N° 12.

24
Informe del Observatorio Venezolano de Violencia, Laboratorio de Ciencias Sociales
LACSO, 2007.
25
Gerardo Zavarce, “Caracas una guerra sin nombre”, 10 de abril 2010, reportaje diario
El País. En: www.elpais.es

28 |
Gráfico N° 12

Porcentaje de hogares victimizados, total país. 2005-


2009

Fuente: Encuesta Nacional urbana de Seguridad Ciudadana, ENUSC 2009.

A diferencia de otras naciones latinoamericanas, como Venezuela, Colombia,


Brasil o México, en Chile no es necesario protegerse, no se limitan los
espacios ni las horas del día, debiendo solamente adoptarse las
precauciones básicas. Pero, pese a que la situación nacional no muestra
indicadores críticos como los venezolanos, y la tasa de homicidios es
bajísima, el grado de temor en la ciudadanía ha aumentado, especialmente
en las mujeres y en los adultos mayores de 45 años, los grupos más
vulnerables de la sociedad.

29 |
Gráfico N° 13

“Alto” Temor Índice Paz Ciudadana 2000-2009`

Fuente: Fundación Paz Ciudadana – Adimark Gfk, 2009.

Frente a estos datos, es necesario plantearse la pregunta sobre por qué ha


aumentado el temor en nuestro país. ¿Acaso han aumentado los delitos? No.
Al observar los datos de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad
Ciudadana (ENUSC) 2009, se observa que entre los años 2005 y 2008 el
porcentaje de hogares victimizados disminuyó un 7%, en tanto entre esos
mismos años también se redujo la revictimización en un 28,8%. Entonces,
¿qué es lo que ha generado el aumento en la percepción de temor?

Al analizar los delitos y las víctimas, se aprecia que los hogares más
afectados son los que pertenecen al nivel socioeconómico alto, no obstante
los afectados con mayor frecuencia corresponden a los niveles C3, D y E,
que son justamente los grupos que sienten mayor temor. Ahora bien,
veamos por qué se produce esta situación.

Los delincuentes usualmente viven en las zonas que corresponden a los


grupos socioeconómicos C3, D y E, las afectadas con mayor frecuencia. La
explicación para ello la entrega un estudio de la Fundación Paz Ciudadana, a
través del cual se midió el nivel de droga de los delincuentes al momento de
ser detenidos, y que arrojó que 7 de cada 10 de ellos estaba bajo la
influencia de alguna droga al momento de cometer el delito. Es posible inferir
de este dato que los delincuentes roban a sus propios vecinos bienes de
30 |
escaso valor, pero de fácil reducción, gracias a lo que pueden mantener su
adicción, la que tendría un costo entre 400 mil y un millón de pesos al mes.
De ahí, entonces, que el mayor aumento del temor se encuentre en los
grupos socioeconómicos bajos.

En este contexto, pareciera que el problema de la delincuencia en Chile se


vincula a los delitos contra la propiedad, los que, a su vez, estarían
relacionados con el aumento del temor. Sin embargo, en los últimos nueve
años la tasa de denuncias por delitos de mayor connotación social (robo con
violencia, violación, lesiones, homicidios) ha aumentado un 70,6%, de
acuerdo al Balance de la Delincuencia 2009 de la Fundación Paz Ciudadana
(gráfico N° 14).

Gráfico N° 14

Tasa de denuncia por delitos de mayor connotación social 2001-2009

3500
2889,7
3000 2667,7 2714,7
2482,4 2502 2489,5
2500 2246,4

2000 1693,7 1870,5

1500

1000

500

0
2001 2202 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Fuente: Ministerio del Interior, 2009.

Esto demuestra que, así como ha bajado la victimización, los delitos


violentos han aumentado. De acuerdo al Ministerio del Interior, la tasa de
delitos violentos ha aumentado de 620,3 a 924,7 por cada cien mil habitantes
entre los años 2001 y 2009.

31 |
Para medir la violencia el indicador más clarificador es la tasa de homicidios,
sin embargo, su medición en Chile presenta un problema. A diferencia de la
victimización, ella no posee información estandarizada, por lo que es posible
encontrar dos tasas: una entregada por el Ministerio del Interior que arroja
una cifra de 285 homicidios que corresponde a una tasa de 1,7, y otra del
Ministerio Público, que contabiliza 1.545 casos, esto es una tasa de 9,1. La
razón de esta diferencia se debe a que la tasa entregada por el Ministerio
Público no solo contabiliza los homicidios consumados, sino que también los
frustrados. Esta diferencia en las mediciones se replica en las varias
naciones latinoamericanas, de lo que debe concluirse que si se tomarán los
homicidios consumados y frustrados la tasa sería mucho mayor. En
Venezuela, por ejemplo, por cada persona asesinada existen 10 lesionados.

Gráfico N° 15

Tasa de homicidios en Chile 2006-2009

1,95 1,9 1,9


1,9
1,85
1,8
1,75 1,7
1,7
1,65 1,6
1,6
1,55
1,5
1,45
1,4
2006 2007 2008 2009

Fuente: Ministerio del Interior.

En este sentido, Chile no se considera un país peligroso. Presenta eventos


con violencia, pero jamás con el grado de intensidad de otros países
latinoamericanos.

4.1.3. Comparación entre ambos países

La mejor manera de comparar la situación entre ambos países es a través de


la tasa de homicidios y del Índice de Calidad Institucional. Estos indicadores
32 |
grafican el nivel de violencia que existe en un determinado país y su
desarrollo democrático, por lo que es posible obtener un panorama
concluyente a través de ellos.

Al comparar las tasas de homicidios chilena y venezolana, se puede apreciar


que la brecha entre ambas es enorme. Chile presenta unos niveles de
violencia bajísimos, ubicándose entre los primeros lugares como uno de los
países más seguros de la región, mientras que Venezuela representa
justamente el caso contrario. Cuando en el 2006, la tasa de homicidios de
Chile era 1,9, la de Venezuela llegaba a 45; para el 2007 la tasa en Chile se
mantenía y en Venezuela aumentaba a 48; el 2008 Chile reducía su tasa a
1,6 y Venezuela la aumentaba a 52. Estos datos son claras radiografías de
la situación de peligrosidad de ambos países.

Ahora bien, como se ha mencionado, la violencia está asociada a malos o


buenos índices de calidad institucional, de ahí que sea pertinente analizar el
grado de democracia que existe en ambos países.

Gráfico N° 16

Índice de Calidad Institucional Venezuela y Chile

100
88
90 84 84 83
80
70
60
50
40
30
16 13
20 9 11
10
0
2007 2008 2009 2010

Venezuela Chile

Fuente: CIMA-ESEADE.

La relación entre la calidad institucional y la tasa de homicidios que se


aprecia entre ambas naciones es inversamente proporcional. Por lo que

33 |
Chile y Venezuela son dos casos que muestran las distintas realidades que
existen en la región y vienen a confirmar el hecho de que frente a buenos
niveles institucionales la violencia disminuye, por lo que se esperaría que
ante la ausencia de un régimen institucional fuerte la violencia aumente.

En el caso chileno, hay que plantearse la interrogante de por qué pese a


poseer bajos niveles de violencia, la sociedad mantiene un nivel de temor
alto y la delincuencia sigue siendo un problema.

Al respecto podría señalarse que una explicación a este fenómeno dice


relación con la efectiva rehabilitación y reinserción social de los delincuentes.
En Chile, la gran mayoría son reincidentes, lo que demuestra que no se
están generando los incentivos correctos para una rehabilitación efectiva o
porque las medidas que se están tomando son ineficientes.

En cuanto a la reinserción, es fundamental que cuando los reos salgan de la


cárcel desarrollen alguna actividad. Las estadísticas indican que si dentro de
las tres semanas siguientes a su salida la persona no encuentra alguna
actividad que desarrollar volverá a delinquir.

Con esto podemos ver que el problema chileno no pasa por violencia urbana,
sino que por delincuencia, situación que enfrentada a instituciones de calidad
es bastante más manejable que la venezolana.

5. Conclusiones

La criminalidad y la violencia urbana son preocupaciones de primer orden en


la región. Los niveles de violencia han llegado a niveles críticos, siendo la
zona del Caribe la que se ve más afectada, destacando la situación que se
vive en Venezuela. Este país es el que ha mostrado las mayores alzas en la
tasa de homicidios y se ha transformado en el más peligroso de América
Latina.

A partir de 1998 las cifras comenzaron a aumentar, coincidiendo esto con la


llegada de Hugo Chávez al poder y también con la progresiva baja en los
niveles de calidad institucional.

Venezuela es un ejemplo claro de cómo ante la ausencia de un régimen


democrático consolidado con instituciones sólidas, la criminalidad alcanza
niveles inmanejables y el temor se instala en la población. Por lo tanto, las
manera en que se lleva a cabo el proceso de toma de decisiones, la

34 |
situación política y la eficiencia al hacer las cosas tienen una gran incidencia
en los niveles de seguridad ciudadana que pueda presentar un país.

El caso venezolano grafica a nivel local lo que sucede en la región, en donde


las instituciones están cada vez más minadas y el Estado de Derecho se
está perdiendo en manos de grupos criminales y del narcotráfico que buscan
el poder.

El Estado de Derecho es un concepto fundamental al momento de hablar de


seguridad ciudadana, ya que solamente a través de él se podrá manejar la
violencia y controlar la delincuencia. Sin embargo, el Estado de Derecho por
sí mismo no basta para mantener controlada la delincuencia. Esto lo
observamos en los indicadores de victimización y temor en Chile, en donde,
pese a prácticamente no existe violencia, el temor y la frecuencia de los
delitos es alta.

La explicación para ello dice relación con la capacidad que el país tiene para
generar soberanía efectiva, con la capacidad de producir rehabilitación de
calidad y poder reinsertar a las personas en la sociedad. Justamente los
aspectos que no están muy controlados.

La frontera nacional es muy larga y se producen vacíos de seguridad por


donde es muy fácil contrabandear especies o droga, lo que aumenta los
niveles de criminalidad y violencia. Por otro lado, los operativos policiales no
siempre tienen los resultados esperados y la rehabilitación y reinserción son
fundamentales, pero la primera no se da necesariamente en lugares
cercanos a donde habitan los delincuentes que han salido de la cárcel, y la
segunda necesita de un apoyo importante por parte de la sociedad.

Por lo tanto, si bien Chile es un caso ejemplar en cuanto a violencia urbana,


aún faltan temas por solucionar con respecto a la victimización y al control de
la delincuencia. De ahí que uno de los desafíos que tiene el país es crear
programas de reinserción controladas y seguras para incentivar a la
sociedad a reincorporar a quienes han delinquido.

En cuanto a la situación venezolana, se puede apreciar una clara amenaza,


la cual proviene desde su propio líder político, el cual ha mal interpretado y
mal utilizado el proceso democrático en su favor, consiguiendo solamente el
deterioro del proceso de consolidación del Estado, y por ende, de su propia
sociedad.

35 |
En América Latina se viven dos realidades totalmente opuestas,
ejemplificadas en los casos de Chile y Venezuela, sin embargo, no deja de
llamar la atención el fuerte aumento que ha sufrido la criminalidad en la
región, sin existir ningún conflicto armado. Ante esta situación no queda más
que dar cuenta del retroceso democrático que ha estado sufriendo, el cual
explicaría, en gran medida, el aumento de la violencia.

36 |
6. Bibliografía

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Revista Mexicana de Justicia N°12, 2008.

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Latin American Studies Association, 2001.

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Latina?”. Revista Nueva Sociedad N° 215, 2008.

 “La Policía Bajo la Lupa”, Iberobarómetro, 2007.

 Latinobarómetro, Informe Anual 2008.


37 |
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2009-2010.

 Programa Venezolano de Educación – Acción en Derechos Humanos


PROVEA, Informe 2009 (Octubre-septiembre 2008).

 Transparencia Internacional, Índice de Corrupción.

 Zavarce, Gerardo, “Caracas una guerra sin nombre”, 10 de abril 2010,


reportaje diario El País.

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