Cuando Jesús vino, vino específicamente a salvar a un pueblo, el pueblo de Israel lo desechó,
no lo acepto. Sin embargo en el versículo 12 dice: Mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
La palabra potestad tiene que ver con derecho, les dio derecho de ser hijos suyos. Cuando el
pueblo de Israel no le recibió, no se fue con las manos vacias, va al pueblo Gentil no recibió
la bendición y le recibieron, por lo cual les dio el derecho y postetad de “ser sus hijos”
No debemos sentirnos inferior a los demás, somos hijos de Dios, no importa el idioma, somos
uno solo, tenemos un solo Dios, no solo Dios sino Dios y Padre. Lo que significa que cuando
estemos en el cielo seremos uno solo sin importar raza, lengua, nación; todos con un solo
idioma. El enemigo lo sabe y trata de desviarnos de la verdad.
El Señor como hijos suyos, ya nos dio todo, nos dio su plenitud. Acá en esta tierra cuando él
se humanizo, cuando él se hizo hombre, según Juan 1:14 (RVR1960) dice:
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Que hizo Dios con su hijo: “le dio toda su plenitud” igual a nosotros sus hijos. Jesús no se
avergüenza de llamarnos hermanos, ¿Dónde? Acá en la tierra, como seres humanos.
Hebreos 2:11
Dios le dio su plenitud a su hijo, por lo cual nosotros sus hijos, también tenemos la plenitud
del Padre en nuestras vidas.
Plenitud es todo el poder, autoridad, todo lo que él es, esta en sus hijos, hermanos de Jesús.
¿Qué nos ha hecho el Señor? Hijos, entonces debemos poner nuestra mirada en lo que Cristo
la puso, aun en las circunstancias que le vinieron, porque Él es nuestro ejemplo, nuestra
mirada debe estar en Él, no en el Pastor, porque puede fallar, menos en un discipulador o
discipulo, ni en ningún hermano que asiste a la iglesia, debemos poner nuestra mirada en
Dios, ver a Cristo. Así como Cristo hizo, nosotros debemos hacer.
Algunos ejemplos en los cuales Jesús dio evidencia que su mirada y actitudes estaban en el
Padre fueron:
Cristo nunca salió corriendo de sus problemas “puesto los ojos en el consumador de la fe”.
El siempre actúo con hombría, hombría como hijo Dios.
Jesús siempre se mantuvo firme, aun cuando iban a apresarlo, porque su mirada no estaba en
el hombre sino en el Padre, nunca se desvió para nada, no se detuvo a pensar, ni salió
corriendo, porque el ya sabia cuál era su propósito. Si no hubiera conocido su propósito se
pudo haber desviado.
39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Jesús siempre reconoció el señorío del Padre, aun en el momento cuando sería crucificado.
Jesús daba a entender que hacer la voluntad del Padre, era un deleite, un placer, lo satisfacía,
su gozo era agradable y satisfactorio para Él.
Por eso Jesús pasaba satisfactoriamente las pruebas que llegaron a su vida, porque tenía claro
su propósito y que debía cumplir el plan del Padre, ya de antemano. “Puesto los ojos en el
autor y consumador de la fe”.
No somos llamados a salir corriendo de las situaciones de la vida, Él pone la prueba, pero
también la salida.
18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son
tentados.
12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba,
recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
Lo primero que viene a nuestras vidas es la tentación, luego la prueba y al pasarlo como
resultado el premio “la corona de vida”. Para poder pasar la prueba humanamente debemos
limitarnos y cuidarnos en algunos aspectos para pasar la prueba. Antes de ser
bienaventurados debemos pasar la tentación, luego la prueba.
La tentación viene del diablo y la prueba viene de Dios. La biblia dice que de Dios viene la
prueba, y para ser probados debemos pasar por el fuego, así como son probadas las joyas, el
oro, las piedras preciosas.
Muchas veces humanamente nos han engañado, con cosas que dicen que son de oro, pero al
pasar del tiempo pasa el brillo, por ello toda joya debe ser probada para saber si es oro
legitimo. Así mismo Dios prueba a sus hijos y nos ha dado la capacidad para salir victoriosos.
10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia.
El Señor nos llama a que perseveremos y seamos constantes, de esa manera cuando venga la
tentación seremos mas que vencedores.
26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los
vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el
mar le obedecen?
Cuando Jesús estuvo en la barca con sus discípulos, Él se fue a dormir, a descansar, en señal
que Él estaba confiado, no se preocupó, el descansó, se relajó, por lo cual se durmió, Él sabía
que el Padre tenia todas las cosas bajo control. Sin embargo, los discípulos, como todo ser
humano, empezaron a tener miedo, se levantaban y se escandalizaron; eso pasa con la Iglesia
que no toma su lugar, tuvieron que llamar y levantar al Señor.
A pesar que a la Iglesia se le ha dado la plenitud de Cristo, con cualquier cosa levantamos al
maestro, aún cuando ya Él tiene todo bajo control, aunque el diablo ande como león rugiente,
debemos estar relajados, confiados en que Dios ya nos ha dado la victoria, el león ya esta
desmuelado, no nos hará daño, no nos quitará el pedazo, no debemos tener miedo porque no
nos puede hacer nada.
5 Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos
Judas, el que le entregaba.
8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;
Jesús se enfrentó sin temor, porque ya sabia todo lo que tenia que pasar, al contario los que
iban a buscarlo, aun estando armados retrocedieron con temor. Él sabia que ya el Padre le
había dado la victoria y que debía cumplir el propósito de Dios en su vida.