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Género y hogar: Un análisis de la distribución de tareas en

función del género y la clase social.

Alumnos: Alderete Felix


Bisurgi Santiago
Feuillant Lucila

Comisión: Jueves de 17 a 19 hs - Natalia Da Representaçao

Contacto: Felix15alt@gmail.com; luli.feuillant@gmail.com;


bisurgisantiago@gmail.com.

Universidad de Buenos Aires – Facultad de Ciencias Sociales.


Metodología de la Investigación III – cátedra: Moreno.
Introducción.

El presente trabajo se inscribe en el marco del pre-proyecto “la desigualdad


social interrogada desde la clase social y el género” propuesto por la cátedra Moreno,
para el primer cuatrimestre de la materia metodología de la investigación social III del
año 2018. El mismo consta de tres etapas de análisis de datos: una primera etapa con
enfoque cualitativo de análisis de datos basado en lo propuesto por la teoría
fundamentada. Una segunda etapa de análisis cuantitativo bivariado, donde se
analizaron cruces de variables cuantitativas que consideramos que siguen la línea de
lo planteado en la primera etapa. Finalmente, se introdujeron, en una tercera etapa,
variables de control para un análisis cuantitativo multivariado que permita dar cuenta
de la influencia o no de terceras variables a la relación original.

Por lo tanto, lo que aquí se presenta es un resumen de las mencionadas tres


etapas. La construcción del marco teórico, los objetivos y las hipótesis que nos
sirvieron para hallar los resultados más relevantes, los hallazgos más importantes, y
por supuesto, las dificultades que se nos plantearon frente al análisis.

Problema a investigar y marco conceptual.

Nuestro análisis estuvo enfocado en seguir una misma línea de trabajo durante
las tres etapas del mismo. En un principio nos propusimos indagar acerca de las
percepciones sobre la realización de tareas del hogar y su realización concreta.
Objetivo que estuvo enmarcado en los acontecimientos contemporáneos que dejan
entrever la penetración del discurso propio de teorías feministas en el sentido común.
Por su parte, no abandonamos la idea de indagar acerca de la realización de tareas en
el hogar, pero para la parte cuantitativa nos enfocamos en los tres aspectos de pre-
proyecto en el que se enmarca nuestro análisis. Debido a ello, nuestro objetivo para la
segunda parte del análisis giraba en torno a contextualizar dichas percepciones. Por lo
tanto, nos propusimos indagar acerca de la percepción de la realización de tareas
domésticas según género y clase social. Género es el factor que continúa con el
análisis planteado en primera instancia, mientras que la clase social nos presenta una
nueva perspectiva al análisis.

En resumen, podemos decir que el objetivo general del presente trabajo es


reconocer y describir las distintas perspectivas que se presentan sobre la realización
de tareas en el hogar y su realización concreta según cada sexo considerando la clase

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clase social.
social objetiva. Las principales preguntas que guiaron nuestra investigación giran en
torno a repensar desde una nueva perspectiva la forma en la que se presenta en la
población de AMBA la realización de tareas domésticas en relación con las tareas
extradomésticas, el género y la clase social: ¿Qué transformaciones en las
perspectivas y la realización concreta de tareas domésticas se produjeron en el último
tiempo? ¿Cómo se estructuran los hogares en lo respectivo al deber de cada
participante de la relación en concubinato? ¿Qué influencia posee el género y la clase
social en lo respectivo a las percepciones y realizaciones concretas de tareas
domésticas/extradomésticas?

El objetivo general del trabajo fue construido en base a un marco teórico-


conceptual que, con pequeñas modificaciones (en especial en la tercera etapa), se
presenta como el tronco fundamental de todo nuestro análisis. El mismo se compone
de los aportes de: en lo respectivo al género, tomamos la perspectiva de Judith Butler
quien, en una inversión constructivista de la relación entre sexo y género, piensa al
género como “la estilización repetida del cuerpo, una sucesión de acciones repetidas –
dentro de un marco regular muy estricto– que se inmoviliza con el tiempo para crear la
apariencia de una sustancia, de una especie natural del ser” (2007: 98). Por su parte,
en lo respectivo al trabajo doméstico y extradoméstico, son claves las perspectivas
que aportan, por un lado, Gómez Rojas (2013) quien describe la distribución de tareas
domésticas en parejas de doble proveedor y analiza sus opiniones sobre roles de
género, haciendo énfasis en el papel jugado por la clase social. Destaca la autonomía
del género frente a la clase social a la hora de explicar la distribución del trabajo
doméstico. Y, por otro lado, Esquivel (2009) analiza con datos de la Encuesta de Uso
del Tiempo (EUT) de la Ciudad de Buenos Aires (2005). Concluye que hay “una suerte
de trasvasamiento del trabajo doméstico de los varones hacia las mujeres a medida
que crece la complejidad y el tamaño de los hogares, y que recae fundamentalmente
sobre las cónyuges, más allá de la inserción laboral de las mismas” (Esquivel, 2009:
90). Finalmente, como tronco grueso de nuestro análisis, decidimos tomar la
perspectiva acerca de las representaciones propuesta por Bertaux. Según Bertaux
(2005) hay un relato de vida desde el momento en que un sujeto cuenta a otra persona
un episodio de su experiencia vivida. Es oportuno considerar los relatos de vida como
un camino con cierta trayectoria de investigación en los estudios sobre género,
principalmente, cuando se trata de abordar actitudes, valores, creencias y ciertas
dimensiones de la subjetividad que se encuentran presentes en diferentes cuestiones
sociales.

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clase social.
Este marco teórico, sin embargo, no abordaba la cuestión de la clase social de
lleno, debido a que no pusimos foco en ella durante la primera etapa. Es por ello, que
para la etapa cuantitativa nos vimos en la necesidad de exponer en qué sentido
hablamos de clase social. La perspectiva desde la cual introdujimos la clase social a
nuestro análisis es la que se encuentra en Pierre Bourdieu (2000) e integra su análisis
de clases en una definición del mundo social como un espacio social multidimensional,
poniendo el énfasis en el proceso de formación de las clases y, por tanto, centrando su
atención en los grupos en lucha en dicho espacio. Sostiene además que la clase social
no se describe por una propiedad ni por una suma de ellas, sino por “estructuras de
relaciones entre todas las propiedades pertinentes” (1998: 104).

Una vez expuesto este breve resumen acerca del marco teórico en el cual tiene
lugar el presente trabajo, podemos introducir las hipótesis y objetivos que fueron la
base y guía del análisis de datos presentados por la cátedra.

Objetivos e hipótesis de la investigación.

Como bien expusimos en un principio, el objetivo general que enmarca nuestro


análisis se trata de reconocer y describir las distintas perspectivas que se presentan
sobre la realización de tareas en el hogar y su realización concreta según cada sexo
interrogando desde la clase social en AMBA. Pero, puntualizando, cada una de las tres
etapas anteriormente mencionadas posee su propio objetivo que guio en su momento
el análisis. Tenemos así, que el objetivo planteado para el análisis cualitativo era:
teniendo en cuenta la influencia que el discurso feminista posee hoy en día y cómo el
mismo logró penetrar algunos aspectos del sentido común, nos proponemos
establecer una relación entre las percepciones y discursos de los entrevistados con
respecto al rol de la mujer en el hogar y sus prácticas domésticas concretas. Así
también, buscamos comprender y analizar las percepciones actuales acerca del nuevo
rol de la mujer como trabajadora doméstica y extradoméstica. Teniendo en
consideración el punto al que se dirigía nuestro análisis cualitativo, planteamos la
siguiente hipótesis de trabajo: aunque el discurso feminista haya logrado entrar y
realizar cambios en la percepción del sentido común de los habitantes del AMBA, en
las prácticas dentro de los hogares está muy lejos de modificar la situación para
tornarla equitativa. Al trabajo extradoméstico se les suma la carga del trabajo
doméstico, Del cual se encargan en su mayoría las mujeres.

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clase social.
En lo que respecta a la etapa de análisis cuantitativo, partimos del objetivo de
caracterizar las perspectivas acerca de las cuales se apoyan las estructuras de
distribución de tareas en los hogares, tomando en cuenta la influencia del género, la
clase social, el máximo nivel educativo alcanzado y la cantidad de horas de trabajo
extradoméstico que aporta a la estructura familiar de la población de AMBA. Para el
análisis cuantitativo trabajamos con cuatro hipótesis base, en las cuales se apoyará el
análisis multivariado. Tenemos así, una primera hipótesis que plantea que aquellas
personas económicamente activas entre 25 y 65 años residentes del AMBA que
posean hasta el secundario incompleto, son más propensas a dejar que la madre se
quede en el hogar cuando se tiene un menor de 6 años y el padre trabaje jornada
completa, mientras que aquellos con estudios superiores completos tenderán a repartir
equitativamente el trabajo extradoméstico al momento de tener un hijo menor. Una
segunda hipótesis que, siguiendo esta línea, plantea que entre las personas
económicamente activas entre 25 y 65 años residentes del AMBA se espera que
aquellas que se ubiquen en la clase media sean más propensas a dejar que la madre
se quede en el hogar y el padre trabaje jornada completa al momento de tener un
menor de 6 años en el hogar, en contraposición a las que se ubiquen en la clase
trabajadora que creerán mejor que tanto la madre como el padre trabajen media
jornada o jornada completa durante la misma situación. En base a un nuevo cruce de
variables, seleccionamos dos nuevas variables que serán introducidas como variables
de control. Como tercera variable en esta etapa del análisis propusimos que entre las
personas económicamente activas entre 25 y 65 años residentes del AMBA, serán las
mujeres aquellas que perciban que realizan más tareas domésticas que las que les
corresponden, mientras que los hombres serán más propensos a percibir que realizan
menos que lo correspondido. Finalmente, planteamos como una cuarta hipótesis a
corroborar, que entre aquellas personas económicamente activas entre 25 y 65 años
residentes del AMBA, las que trabajen 46 horas y más tenderán a percibir que hacen
menos que lo que les corresponde de las tareas del hogar, mientras que aquellas que
trabajen menos de 35 horas percibirán la realización de tareas domésticas como
mayor que aquello que le corresponde.

Análisis de los resultados más relevantes.

Hemos mencionado anteriormente que nuestro trabajo busca articular la


penetración del discurso feminista en la realización concreta y las percepciones acerca
del trabajo doméstico indagando desde el género y la clase social, pero cada una de

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clase social.
las instancias nos aportó nueva información acerca del fenómeno en cuestión. En un
primer momento del análisis, durante la etapa cualitativa, realizamos un grillado en
base a once 10 entrevistas desgrabadas por la cátedra. La particularidad y la
relevancia que el grillado guarda con nuestro análisis es que fue realizado en base al
análisis minucioso del detalle de las respuestas desde una perspectiva esencialista,
tratando de buscar aquellos dichos particulares que pongan en evidencia el discurso
esencialista en el sentido común. No fue resuelto en base a las respuestas generales,
sino que se buscó, entendiendo que las respuestas estaban condicionadas por el
contexto, los baches en donde se dejaban entrever cómo se daba en cada caso la
distribución real de las tareas domésticas, la perspectiva del entrevistado/a y la
manera en la que el discurso feminista penetró en los campos de saber de los/as
entrevistados/as. Como consecuencia, tenemos grandes resultados relevantes
producto de dicho análisis: en primer lugar, los resultados otorgados por las
entrevistas indican un alto grado de penetración del discurso feminista (primer planteo
de los objetivos/hipótesis), mientras en tres entrevistas a personas jóvenes se logra
dilucidar términos propios de la teoría de género tales como “deconstrucción”,
“sociedad patriarcal”, etc. En las entrevistas a gente mayor, sin tener la apreciación de
tales términos, no pierden la oportunidad en resaltar la penetración de un nuevo
discurso y forma de repensar la sociedad, que incurrieron en modificaciones de su vida
cotidiana.

Por otro lado, el análisis cualitativo nos arroja un segundo resultado relevante,
tal como adelantamos brevemente en el párrafo anterior, el discurso logró penetrar en
el sentido común, pero las modificaciones fueron muy leves. La mayor parte de los
entrevistados sostiene que se reparten de manera equitativa las tareas del hogar, pero
luego se dejan entrever acotaciones referidas a que en esencia la mujer es más limpia
y el hombre más relajado, lo que justifica que la mujer aun siga teniendo más peso en
la realización de tareas del cuidado del hogar y la familia.

Finalmente, siguiendo con la hipótesis planteada, intentamos averiguar cómo


se da la relación entre el trabajo extradoméstico y el trabajo doméstico. Ello arrojó
resultados relevantes, dado que la mayoría resigna el lugar esencial de la mujer en la
crianza, por lo que se puede concluir que la mayoría se encuentra de acuerdo con que
la mujer resigne el trabajo extradoméstico para el cuidado de sus hijos. Lo interesante
de esto, es que incluso aquellas mujeres que apoyan esta visión, se mostraban
disconformes con la decisión tomada, alegando que les gusta trabajar fuera del hogar
y que lo dejaron sólo por la responsabilidad de criar al niño y no una verdadera

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clase social.
devoción a la crianza que, construida desde el sentido común, poseen todas las
mujeres por naturaleza.

En base a los resultados que arrojó nuestro análisis, podemos decir que la
hipótesis de trabajo planteada para esta primera etapa se corresponde con lo que
sucede en la población entrevistada.

Al momento de comenzar a trabajar en el análisis cuantitativo, nos pareció


interesante continuar la investigación en base a los presupuestos que hallamos en la
primera etapa, por lo cual, decidimos cruzar variables que estén enfocadas en la
descripción de las percepciones de los encuestados con respecto a la distribución de
tareas en el hogar, según su división en clase social, en género, en realización de
trabajo extradoméstico; en factores que consideramos que tienen influencia en las
perspectivas adoptadas por la población encuestada.

En lo que respecta a la segunda etapa, la etapa del análisis cuantitativo


bivariado, nos propusimos cuatro hipótesis cruzar dos variables dependientes con
cuatro variables independientes. Cada cruce se corresponde con una hipótesis de
trabajo diferente. Los principales resultados que arroja el análisis de estos datos son:
en primer lugar, podemos observar que la relación entre la clase social y la perspectiva
acerca de cómo debe dividirse el trabajo extradoméstico arroja que la mayor parte de
los encuestados que tienen hasta el secundario incompleto tienden a dejar a la madre
en el hogar al cuidado de los hijos, mientras los hombres trabajan jornada completa.
Mientras que aquellos encuestados con estudios superiores completos, tienden a
repartirse más equitativamente las tareas de cuidados de los hijos y el trabajo
extradoméstico. El análisis de porcentajes, coeficientes y chi cuadrado arroja una gran
fuerza de relación entre los resultados y lo que aparentemente ocurre en la realidad.
Por lo que podemos concluir que el resultado de nuestro trabajo va en sentido de la
hipótesis planteada. Pero ello nos llevó a plantearnos, en relación con la primera
etapa, que, si bien podemos dar cuenta de igualdad en el reparto del trabajo
extradoméstico, este cruce sólo nos permite dar cuenta de si hay una repartición
equitativa de las tareas domésticas, no nos dice nada acerca de quién se encarga de
cuidar en mayor parte al hijo, lo cual, siguiendo los resultados de la etapa anterior,
damos cuenta de que es la madre. Por lo que es interesante repreguntarnos ¿se trata
de igualdad en el reparto, o el trabajo extradoméstico resulta en más tareas a cargo de
las mujeres?

Un segundo resultado interesante es el arrojado por el cruce entre las


perspectivas acerca del cuidado de los niños menores y la clase social. El mismo

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clase social.
resultó contrario a lo planteado, mientras esperábamos que la clase media sería
quienes tendrían el privilegio de que con el aporte del trabajo del padre puedan
permitir a la madre dedicarse al cuidado de los hijos, mientras que la clase trabajadora
debería contar con los aportes de ambos miembros del hogar por lo cual deberían
relegar el cuidado de sus hijos a un tercero. Lo que verdaderamente se dio, según los
resultados, fue lo contrario. La clase trabajadora tiende a tener a la madre en el hogar
al cuidado de los hijos mientras el padre trabaja jornada completa y la clase media
tiende a repartir el trabajo extradoméstico entre las medias jornadas y jornadas
completas para ambos miembros del hogar. Por lo cual deducimos que hay variables
que no priorizamos al momento de la elaboración de la hipótesis (por ejemplo, que la
clase media tiene el privilegio de poder pagar servicios de niñera o guarderías).

Con respecto a nuestra tercera hipótesis construida, los resultados que arroja
el análisis son positivos en término de lo postulado. Por lo que podemos afirmar que
las mujeres tienden a percibir que realizan más tareas domésticas que los hombres, lo
cual nos demuestra no sólo que los resultados del análisis de porcentajes, coeficientes
y chi cuadrado guardan relación con la hipótesis de trabajo planteada; sino que
también nos permite dilucidar aspectos planteados en la primera etapa con respecto a
las percepciones. anteriormente anticipábamos que el contexto de producción afecta a
los resultados de las entrevistas y que los entrevistados tendían a responder que
había equidad en la repartición de tareas del hogar, mientras que ciertos comentarios
puntuales demostraban lo contrario. Ahora podemos sumar a ese análisis, que
efectivamente hay un factor afectando la respuesta, ya que la mayor parte de los
encuestados considera que la mujer es quien tiene más parte en la realización de
tareas domésticas.

Finalmente, en una cuarta hipótesis suponíamos que quienes trabajen jornada


completa (+46 horas semanales) tenderían a considerar que hacen menos de la parte
que les corresponde de tareas del hogar, mientras aquellos que trabajen media
jornada (-35 horas semanales) tenderán a pensar que realizan más tareas domésticas.
Esta hipótesis al ser analizada en sus tres herramientas para el análisis (comparación
de porcentajes, asociación de coeficientes y chi cuadrado) arrojó resultados que no se
corresponden con lo planteado en la hipótesis. De lo cual se puede deducir que el
realizar o no tareas en el hogar no depende de la cantidad de horas dedicadas al
trabajo extradoméstico, sino que hay algunos otros aspectos socio-económicos y
culturales afectando la relación.

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clase social.
De lo planteado anteriormente, se puede deducir que las hipótesis número uno
y tres son aquellas a las cuales sometimos a la introducción de una variable de control
en la realización del análisis cuantitativo multivariado.

En lo que refiere a la primera hipótesis, a saber, que aquellos quienes posean


hasta secundario incompleto tienden a pensar que la madre debe quedarse en el
hogar, mientras que aquellos quienes tienen hasta superior completo tienden a
dividirse el trabajo extradoméstico en partes equitativas. Vimos la posibilidad de que la
tercera variable que puede llegar a influir en esa relación sea el género. Sosteníamos
que el género del encuestado guardaba directa relación con la percepción acerca del
cuidado de niños menores de 6 años. Los resultados del análisis no nos permitieron
establecer esta relación, dado que significativamente no había influencia entre el
género y la percepción del cuidado del niño según la clase social. Al tratarse de una
variable ajena, no nos posibilitó el encuentro con resultados relevantes para el análisis.

Para el segundo caso, es decir, para la tercera hipótesis, la cual planteaba que
serían las mujeres quienes percibirían que realizan más tareas domésticas que la
parte que le corresponde, mientras que los hombres percibirían que realizan menos
tareas domésticas de las que les corresponden; se introdujo la variable de control
“máximo nivel educativo alcanzado” agrupado en las dos categorías con la que la
introdujimos anteriormente. El análisis exhaustivo de los parciales con la relación
original, determinó que se especifica y refuerza la relación en el parcial “hasta
secundario incompleto”. En general, podemos tomar como resultados relevantes que
aquellos varones cuyos estudios alcanzan hasta secundario incompleto, son más
propensos a realizar menos tareas del hogar, lo que crearía la percepción de que la
mujer realiza más tareas que el hombre. Pero podemos entender este resultado en
función del presentado en la segunda etapa, el cual planteaba que aquellos hombres
que hayan alcanzado un nivel de estudios hasta secundario incompleto tendían a
trabajar jornada completa mientras que la mujer se queda en el hogar realizando
tareas domésticas y de cuidado. Por lo que podríamos decir, que éste hecho afecta la
percepción de ambos integrantes de la familia, por lo cual los hombres menos
formados académicamente tienden a percibir que realizan menos tareas de las que
deben, mientras que sus parejas tienden a percibir que realizan más tareas
domésticas.

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clase social.
Dificultades.

La primera dificultad se nos presentó al momento de analizar las entrevistas


para realizar el trabajo cualitativo. Al no estar orquestadas por un objetivo específico
previo como el nuestro, los entrevistadores muchas veces hacían agua en precisar la
información que nos parecía importante. Se escaparon muchos esbozos sobre reparto
desigual de tareas detrás de discursos que admitían equidad, que no fueron
profundizados. Por esta problemática decidimos hacer parte del grillado una categoría
que buscaba remarcar aquellos roces o discusiones que los entrevistados mantenían
con sus parejas, que nos serviría como ancla para descubrir aquellas percepciones un
tanto ocultas que realmente nos demostraron cómo el entrevistado mantenía roles de
género definidos a pesar de que repartieran de forma más o menos igual los
quehaceres cotidianos.

En cuanto al análisis cuantitativo, al no poder haber elegido las categorías


nosotros para confeccionar los cuestionarios, algunas no se adaptaron
específicamente a nuestros objetivos, generando algo de dificultad al momento de la
lectura de porcentajes. Sucedió con más notoriedad con la variable “Mejor
organización de la vida laboral con un niño menor de 6 años” en sus categorías “tanto
la madre como el padre trabajan jornada completa” y “tanto la madre como el padre
trabajan media jornada”. Aunque realizamos la lectura porcentual por separado para
cada categoría, para nuestros fines teóricos podríamos decir que demuestran lo
mismo -aunque no son iguales- esto es una distribución equitativa de las tareas
extradomésticas.

Por otro lado, y con respecto a la misma variable distinguimos también que no
existe la opción de que el padre se quede en el hogar y la madre salga a trabajar. Las
categorías entonces no son exhaustivas y contienen de por sí un sesgo machista.

En tercer lugar, en cuanto a la agrupación de la variable “Máximo nivel


educativo alcanzado”, elegimos tomar como significativas al momento de estudiarla
como variable independiente, las categorías que correspondían a sus extremos (hasta
secundario incompleto y superior completo), ya que la categoría central “secundario
incompleto y superior incompleto” presta algo de confusión. Entendemos que se trata
de una agrupación, aun así, nos quedaría por discernir en cuál categoría entrarían
aquellos que poseen el Secundario completo y no iniciaron ningún tipo de estudios
superiores.

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clase social.
Entendemos por último que hubiera sido de gran interés controlar las
relaciones con las edades de los encuestados, quedará como disparador para
próximas investigaciones.

Principales hallazgos.

Los principales hallazgos que obtuvimos fueron en el sentido de las hipótesis


que planteamos y las preguntas que pretendimos responder. Pudimos comprobar que,
aunque las consignas feministas inundan el sentido común y modelan el discurso,
todavía no llegaron a materializarse en aquellos lugares que parecen triviales pero es
donde más se demuestra la inequidad de género. No es verdad que hoy en día el
grueso de las mujeres sea ama de casa por imposición, vemos cómo conquistan
terreno laboral. Sin embargo, en última instancia y entre líneas, sigue encargándose
de las principales tareas domésticas. Es notorio cómo, especialmente en los
entrevistados más jóvenes, se hacía un esfuerzo por indicar y llevar a cabo un reparto
equitativo de las tareas, la mayor de las veces sin obtener sus frutos. Cuando pusimos
a prueba este fenómeno transformándolo en variable (percepción del reparto de las
tareas en la pareja) y relacionándolo con el género, pudimos confirmarlo en amplias
dimensiones. Las elecciones se concentraron en ambos extremos indicando que las
mujeres perciben hacer más que lo que le corresponde y los hombres menos. Al
momento de controlarlo y ponerlo en juego con el nivel educativo, también hallamos
que ésta percepción se acentúa para los que poseen en Secundario Incompleto,
menor nivel de instrucción contemplado. Una posible conclusión a la que llegamos fue
pensar que los ámbitos educativos en muchos casos pueden ser difusores de ideas de
igualdad de género, materializándose en alguna medida en acción y por lo tanto en
posterior percepción.

Por otro lado, nos interesó investigar acerca de cómo se mantiene vigente al
día de hoy el rol de madre inherente a las mujeres desde antaño. Los principales
hallazgos se mantuvieron en torno en que la mujer tampoco dejó de ser la principal
cuidadora de los niños, aunque deba dejar de trabajar para desempeñar esa tarea. Es
decir, esto por ahí se explicaba al momento de que las mujeres únicamente eran amas
de casa, no ahora que se desempeña en el ámbito laboral y lo hace con tanta pasión,
como vimos en los relatos de las entrevistadas. A pesar de ser una de las consignas
feministas, encontramos esta faceta más relegada que aquella que vincula al reparto
de las tareas domésticas, seguramente porque apela a algo “instintivo”.

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Para encontrar causas más profundas, lo relacionamos con el nivel educativo
de los encuestados, llevando el nombre de variable “Mejor organización de la vida
laboral de la familia con un niño menor de 6 años”. Pudimos hallar nuevamente que
quienes creían mejor que la madre se quede en el hogar a cuidar a los niños y el
padre saliera a trabajar eran quienes tenían el menor nivel educativo alcanzado. En
contraposición a que ambos trabajen la misma cantidad de horas y por ende se
repartan el cuidado.

Finalmente, mediante el control según género, encontramos que la elección de


este tipo de organización no se relaciona con el sexo, y sí con el nivel educativo. El
hallazgo principal sería entonces pensar que tanto hombres como mujeres sigue
adjudicándole a la mujer el rol de madre como rasgo esencial, y eso lo comprobamos
destacando el resultado marginal más elegido: que la mujer trabaje media jornada y el
hombre jornada completa al momento de tener un niño menor en el hogar.

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Conclusión general.

La incorporación de las premisas feministas al panorama actual fue


comprobada en una primera instancia de análisis cualitativo. Vemos cómo comienzan
a introducir algunos tímidos cambios en los lugares donde antes todo parecía
inmutable, aunque el cambio más radical lo comprobamos a nivel discursivo. Si bien
notamos esfuerzos por hacerlos materiales, será menester que estos ideales no
queden en palabras vacías y discursos repetitivos. Si los hombres siguen percibiendo
que hacen menos tareas que las que les corresponde del hogar, y si la mujer deja de
trabajar para cuidar a los niños, podemos entender que todavía falta mucho por hacer.
De la misma forma si realizamos un cuestionario que no comprenda la opción de que
el hombre puede quedarse en casa con los hijos mientras la mujer trabaje para traer el
sustento diario. Si el trabajo significa independencia y realización personal para
nuestros entrevistados, tendremos aquí un atisbo para explicar por qué cuesta tanto
dejar de ingresar del todo a la mujer al ámbito laboral, cuidando siempre, como ya
advertimos, que esto no signifique una pérdida de derechos. Queremos decir, que la
mujer se vea más aún subsumida en obligaciones por tener que repartirse entre el
trabajo, el hogar y los niños. La bandera debe quedar levantada todo el tiempo, no sea
cuestión tampoco de trasladar los roles de género al ámbito laboral.

Por otro lado, si el nivel educativo terminó siendo una variable crucial para el
entendimiento de los fenómenos que buscamos investigar, será necesario entonces
usar esa herramienta a nuestro favor. No bastará con que los discursos feministas
ingresen desde las redes sociales o las notas de algunas revistas, es crucial
incorporarlos a la educación formal, tornándola empoderadora para las mujeres, pero
también para los hombres víctimas del patriarcado. Si bien todavía no se ha
cristalizado del todo, el cambio hacia un mundo más igualitario ha comenzado y es
irreversible, deberemos estar a la altura para acompañarlo y darle la fuerza que
necesita.

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Bibliografía.

 Butler, Judith. (2007). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la


identidad. Barcelona: Paidós.
 Gómez Rojas, Gabriela. (2013). “Clase social, género y división del trabajo
doméstico”. En Nievas, Flabián (comp.). Mosaicos de sentidos. Vida cotidiana,
sentidos y estructura social. Buenos Aires: Estudios Sociológicos.
 Esquivel, Valeria. (2009). Uso del tiempo en la Ciudad de Buenos Aires. Los
Polvorines, Buenos Aires: UNGS
 Bertaux, Daniel. (2005). Los relatos de vida. Perspectiva etnosociológica.
Barcelona: Ediciones Bellaterra.
 Bourdieu, Pierre. (1998). La distinción. Criterio y bases sociales del gusto.
Madrid: Taurus
 Gabriela Gómez Rojas, Nora Morales, Manuel Riveiro, Angélica De Sena y
Norberto Vázquez. Pre-proyecto de investigación “Desigualdad social
interrogada desde la clase social y género”. Facultad de Ciencias Sociales –
UBA. Metodología de la investigación social III – cátedra: moreno.

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