Al analizar La Quinta Disciplina, considero que este concepto podría ser fácilmente
aplicable en la industria.
El autor va llevando al lector a través de una serie de ejemplos, leyes y definiciones que a
la larga lo que buscan es generar un cambio de enfoque, poder romper con los
paradigmas y los modelos mentales que lleven a las empresas a aprender en equipo, a
diferenciar lo importante de lo irrelevante, a llegar a la causa raíz de los problemas y no
solamente a “apagar los incendios” que dicho problema genere. Solo así una organización
podrá llegar a convertirse en una organización inteligente.
Es necesario que al igual que las personas aprenden de las experiencias y de los cambios
sutiles en el entorno, las empresas aprendan a ver la realidad con nuevos ojos, que
acepten el valor de cada uno de los miembros que conforman la organización. El recurso
humano de una organización no debe ser subvalorado en ningún momento, por el
contrario si cuentan con una participación activa y están motivados, logran
comprometerse con la visón de la empresa, adoptándola como propia, tomando
decisiones y trabajando en equipo con eficiencia y alto desempeño.
“La capacidad de aprender puede llegar a ser nuestra única ventaja competitiva”.