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“LA GESTIÓN DE LAS CRISIS

COMO SALVAGUARDA DE LA REPUTACIÓN CORPORATIVA”

Por: Mónica Gallego Ruiz1

Resumen

El presente artículo es producto de la investigación realizada por el grupo de

estudios en comunicación GRECO de la Facultad de Comunicación y Relaciones

Corporativas de la Universidad de Medellín. La investigación “Relaciones públicas

a través del método casuístico en el ámbito empresarial de Medellín” tomó como

referencia cinco casos empresariales en esta ciudad, en los que se analizaron sus

estrategias de Relaciones Públicas en el manejo comunicacional de las crisis con

la finalidad de encontrar un método para documentar casos en el contexto local.

Palabras Clave:

Crisis, Reputación, Comunicación Corporativa, Relaciones Públicas

1Mónica Gallego Ruíz: profesional en Comunicación y Relaciones Corporativas, candidata


a magíster en comunicación. Coinvestigadora del proyecto “Relaciones Públicas a través
del Método Casuístico en el Ámbito Empresarial de Medellín” 2013
"THE CRISIS MANAGEMENT AS

SAFEGUARD FOR CORPORATE REPUTATION”

By: Mónica Gallego Ruiz

Abstract

This article is the result of the research titled “Public Relations through the case

study method within the organizational ambit of Medellín”. It reviews five cases of

corporate communication and public relations, published in the media and

analyzed by the research team seeking to evaluate the use of Public Relations

core concepts, which this article centers in crises management and reputation. It

aimed to find and conclude about the proper method to document Public Relations

cases among the organizations, to be further studied and determined such us.

Key Words

Crisis Management, Reputation, Corporate Communication and Public Relations


Para el proyecto de investigación y desde los abordajes teóricos del mismo, se

consideró como crisis toda situación inesperada o planificada que desestabiliza el

equilibrio de una organización y le hace replantear su curso de acción, tal como se

aborda desde el ámbito académico y el ejercicio de las Relaciones Públicas.

Los casos que se seleccionaron obedecieron básicamente a criterios de afectación

empresarial, positiva o negativa, y de notabilidad en el registro mediático.

Metodológicamente lo que se propuso fue confrontar la información publicada en

los medios masivos de comunicación con la fuente directa de las empresas Y

posteriormente analizar la información para lograr una documentación del caso, lo

que en algunos casos no fue posible; razón que obligó a utilizar fuentes terciarias

para construir un panorama contrastado.

Las organizaciones abordadas en la investigación tienen sede en la ciudad de

Medellín y los casos de estudio están ubicados en un rango de tiempo del año

2.000 al 2010. Las empresas y casos son:

- Fusión Conavi- Bancolombia.

- Cambio de identidad gráfica del grupo Nacional de Chocolates a grupo

Nutresa.

- Accidente ocurrido en la atracción mecánica “Brigada de Emergencia” del

Parque Norte de Medellín.

- Accidente ocurrido en inauguración del Parque Arví, módulo Comfama.

- Coloración del Río Medellín atribuida a la empresa Colorquímica


Este artículo le da una mirada al concepto de crisis y a las recomendaciones

teóricas para manejarlas comunicacionalmente; se describen los cinco casos

objeto de investigación, se analizan las acciones comunicativas realizadas en

cada uno y las implicaciones de ese manejo en la reputación de las

organizaciones en las que se presentaron.

El artículo evidencia cómo un manejo inadecuado en una situación de crisis puede

afectar la reputación de una organización y en consecuencia impactar

negativamente en el logro de sus objetivos corporativos. En contrapartida, se

analizarán los beneficios que reporta un manejo estratégico, asertivo y planificado

al momento de afrontar un caso de crisis, en el que una organización que tome el

timón de la situación coyuntural puede salir no solo airosa sino incorporar valiosos

aprendizajes para su gestión.

Las crisis, momentos de verdad

El Diccionario de Política Pasquino G. En Bobbio (1998) define como crisis un

momento de ruptura en el funcionamiento de un sistema, un cambio cualitativo en

sentido positivo o negativo. Son momentos o acontecimientos inesperados que

pueden alterar significativamente la imagen y la estabilidad de una organización y

poner en peligro los bienes institucionales y hasta las vidas humanas. Por eso es

necesario gestionarlas: prevenirlas, enfrentarlas, buscarles solución y aprender de

ellas.
La palabra crisis siempre tiene una connotación negativa, se asocia a sustantivos

como el conflicto, la tensión y la carencia, pero la experiencia cotidiana nos

enseña que cuando se presenta, si se sabe asumir, se le puede sacar provecho

para salir fortalecido de ella.

La primera variable que debe controlarse en una crisis es la información, lo que

hace que para los equipos de comunicación de las organizaciones, las crisis sean

momentos de verdad, situaciones difíciles en los que se pone a prueba el manejo

estratégico de esa información, para que la imagen y principalmente la reputación

de las empresas se vean afectadas con el menor impacto posible.

Las crisis son situaciones inesperadas, súbitas, que se presentan incluso cuando

la empresa o los individuos están en momentos de esplendor. Una compañía, en

cuestión de minutos, puede perder un alto porcentaje de sus clientes, puede sufrir

un colapso económico o vivir un drama por un accidente laboral. Frente a uno de

estos eventos, si no se tienen las respuestas estratégicas y comunicacionales, la

imagen, la reputación y la estabilidad de la compañía podrían ponerse en peligro.

Teniendo en cuenta estas precisiones, sorprende ver que compañías

multinacionales que invierten grandes cantidades en sus estrategias de marketing

y relaciones públicas aún no sean conscientes del peligro que una situación de

crisis puede provocar en su organización a todo nivel y no cuenten con un Manual,

unas herramientas comunicacionales o una preparación para estos momentos. Un


caso actual que evidencia tal situación es el de Nestlé que ha puesto a la gigante

multinacional en el ojo del huracán.

La pesadilla mediática para Nestlé comenzó en marzo del 2010, a raíz de una

publicación de Green Peace en la que denunciaba que Nestlé utiliza aceite de

palma procedente de Indonesia para elaborar sus productos. La acusación directa

recayó sobre Sinar, proveedor de la empresa, que según el informe incumple las

leyes indonesias deforestando la selva y destruyendo el hábitat de una especie

protegida como son los orangutanes, específicamente de primates del género

conocido como Pongo, actualmente en vía de extinción.

Nestlé respondió negando la acusación y diciendo que su proveedor es Cargil,

pero los ecologistas, afirman que Sinar Mas es a su vez, el proveedor de Cargil, lo

que no exonera a la multinacional de su responsabilidad. Los ecologistas y grupos

de presión lanzaron una campaña en Youtube, Twitter y Facebook invitando a los

internautas a utilizar un logo modificado de Kit-Kat con la palabra “killer”.

El 18 de marzo de 2010 la multinacional consiguió que Youtube retirara el video

alegando uso indebido de su marca registrada y realizó en su página de Facebook

una publicación advirtiendo a sus fans que si publicaban alguna modificación de

su logo le empresa omitiría la publicación.


La actitud de Nestlé acabó por agregar elementos que hicieron más dramática la

crisis. La mayoría de los fans no recibieron con agrado la censura impuesta por

Nestlé, que en lugar de atender las quejas y preguntas de sus seguidores

respondió que tanto el logo como la página de Facebook son propiedad de la

empresa, por lo que únicamente Nestlé fija las reglas de participación y si alguien

no está conforme es libre de dejar abandonarla.

Los comentarios y críticas en la red no se hicieron esperar. Los más benévolos

tildaron a la gran multinacional de poco asertiva en el manejo de una situación que

a todas luces se le salió de las manos. Comentarios más fuertes aludieron a la

falta de coherencia en su declaratoria de responsabilidad social corporativa e

incluso cuestionaron la falta de control en la contratación de proveedores; pero sin

duda lo más cuestionado fue la falta de manejo en una situación de crisis que

comprometió de manera tan seria su reputación corporativa.

Un análisis de Internet Advantage muestra cuáles fueron las equivocaciones

principales de Nestlé:

“Los usuarios rechazan los mensajes corporativos y exigen un trato personal y

humanizado, por lo que reconocer los errores y pedir disculpas cuando sea

necesario suele ser muy valorado por los usuarios y positivo para las empresas

(...) [Nestlé] tampoco supo reconocer en la modificación de su logo (práctica

común en Internet) una consolidación de su branding global.


Pese a que en este caso fuera utilizado con connotaciones negativas, el impedir

que los internautas modifiquen y difundan un logo está al alcance de muy pocas

marcas (Nike, Puma, Google, Coca Cola, etc). Si esta crisis se hubiera gestionado

correctamente, sin intentar silenciar a sus fans ni prohibirles adaptar el logo

corporativo, Nestlé podría haber sentado las bases de futuros éxitos.”

El problema de Nestlé es parte de una política de responsabilidad social; sin

embargo, es una situación que pudo ser manejable comprendiendo que los

medios sociales empoderan al consumidor. En un santiamén, la imagen de la

marca se manchó por una mala gestión de relaciones públicas.

Los riesgos por la falta de control en momentos de crisis aumentan de manera

exponencial si tomamos en cuenta la multiplicidad de canales y audiencias a las

que se dirige hoy en día la comunicación corporativa. El internet y las redes

sociales, por ejemplo, han significado enormes retos para la comunicación

corporativa pues la interacción en tiempo real con audiencias multitudinarias es un

escenario en el que las compañías, gobiernos y sociedades deberían reflexionar,

pues las redes sociales se han convertido en espacios de diálogo catalizadores de

la práctica corporativa, y al mismo tiempo en escenarios donde las audiencias

construyen la imagen de las compañías y en espacios sensibles en los momentos

en que ocurren las situaciones inesperadas.

Los mundialmente conocidos casos de crisis empresariales dejaron de ser

secretos sigilosamente guardados. Por el contrario, sus evidentes resultados


sembraron serios reparos sobre la conciencia del manejo de la crisis por parte de

sus estrategas y plantearon cuestionamientos en cuanto al respaldo empresarial

que pudiera ofrecer determinada organización en momentos coyunturales. Tales

manejos llegaron incluso a controvertir el compromiso con la responsabilidad

social corporativa de dicha organización.

Sonados casos de crisis como los de Toyota, Tylenol y Domino’s Pizza se han

convertido en referentes de casuística en el manejo de crisis a nivel mundial. Otros

más recientes como los de Heineken y el grupo español textiles Inditex han

copado los titulares de prensa y han dejado profundas huellas que todavía no

sanan en la mente de lectores y consumidores.

En el caso colombiano, la historia puede dar cuenta de casos como los de la

industria textil y tabacalera que en los años 80 fueron muy conocidos. Fabricato,

Coltejer y la Compañía Colombiana de Tabacos fueron testigos de fenómenos

como la globalización y la apertura, y con ellos la incursión de nuevos y exigentes

competidores que generaron crisis económicas, que les obligaron a incorporar

proactivamente otros elementos a la gestión corporativa y de marca, con el

objetivo de preservar sus mercados.

Algunas de estas empresas, internacionales y nacionales, lograron superar sus

crisis, se fortalecieron, generaron utilidades, se expandieron, y años después

volvieron a caer en nuevas situaciones coyunturales originadas por causas y

fenómenos parecidos a los que ya habían superado.


Ante tal panorama, la pregunta sería entonces ¿cuál es el factor que hace que las

empresas puedan solventar de mejor manera las crisis y salir avante de ellas?

Aunque la respuesta sonaría obvia, no puede ser otra que una consiente y

estratégica preparación para estas situaciones. Considerarlas un factor de riesgo

latente y prepararse para su llegada, documentarlas, enfrentarlas, evaluarlas y

aprender de ellas son los factores que hacen la diferencia entre las empresas que

logran superarlas y las que perecen como consecuencia de sus efectos.

Llama la atención que pese a todo lo que se ha hablado y escrito de las crisis

empresariales y no obstante la abundante teorización en el tema, muchas

empresas no parecen haber incorporado aún en su ADN una actitud proactiva que

les ayude a gestionar de una manera más adecuada la llegada de una crisis.

Aunque hay que reconocer que si bien el conocimiento de la teoría y la

preparación académica no blinda a ninguna organización de la eminente presencia

de una crisis, sí le entrega herramientas valiosas que le permitirán reducir la

incertidumbre y controlar en mayor medida aspectos que pueden ponerla en jaque

ante una crisis, sea cual fuere su naturaleza.

En su texto “La información especializada en la gestión de crisis” (2006) María

Luisa Sánchez Calero afirma que:


“La crisis es un acontecimiento aleatorio y no deseado que puede

ocasionarla un accidente aéreo, una huelga, una catástrofe

medioambiental, un producto o servicio defectuoso, etc. Todas

inevitablemente reclaman la atención de sus públicos objetivos es

decir, sus empleados, sus accionistas, sus clientes y la opinión pública.

Inmediatamente, los medios de comunicación hacen eco de la noticia y

como consecuencia la imagen, la reputación y la estabilidad de la

empresa pueden verse afectadas, siempre que no se tomen las

medidas oportunas enmarcadas dentro de una buena política de

“gestión de la crisis”.

Las empresas colombianas como muchas en el ámbito internacional han visto

cómo la crisis ha golpeado a sus puertas. Algunas con más conciencia o

experiencia en la comunicación en casos de crisis atravesaron estas situaciones

sin ver afectado – por lo menos de manera determinante- su prestigio y reputación

empresarial. Otras, en cambio, que dejaron demasiados “cabos sueltos” a merced

del manejo mediático, vieron cómo su gestión y credibilidad se resentía hasta el

punto de poner en serio riesgo su existencia en el mercado. Sea que hayan salido

avante de la situación o hayan tenido que dejar la piel en un contexto de crisis, en

la mayoría de los casos ha faltado rigor en la manera de sistematizar la

experiencia y en la capacidad de reconocerla y aprender de ella para que

realmente logre dar cuenta de que una crisis puede afectar a cualquier

organización en cualquier momento; y que es posible enfrentarla y salir fortalecido

de ella.
Este comportamiento de excesivo recelo, reserva y hasta evasión de la situación

frente a cualquier cosa que pudiera significar el reconocimiento de una crisis

parece ser el común denominador en las empresas que han enfrentado un

momento en el que se ha puesto en riesgo su control frente a una situación

determinada. Pareciera entonces que las empresas temen ver cuestionado su

buen nombre al reconocer un momento de crisis y prefieren obviar, o por lo menos

omitir, cualquier información que haga evidente su aparente estado de indefensión

o vulnerabilidad frente al público, la competencia o los medios de comunicación.

La resistencia al cuestionamiento y la negativa al escrutinio son características de

las empresas que consideran a la crisis como un peligro en sí mismo y como una

enfermedad que hay que ocultar.

Al respecto, sería conveniente recordar que ante una situación de crisis es

imposible dejar de lado el factor humano de la organización, que es precisamente

en el cual harán mayor énfasis los medios de comunicación, alargando o

acortando con ello la vida de la crisis, ya que lo que vende periódicos y aumenta la

sintonía de los programas televisivos es el drama humano de toda historia. Pese a

lo difícil que resulte para una empresa reconocer el error en la producción de un

producto, un descalabro financiero o incluso la pérdida de vidas, no se puede

perder de vista que detrás de todo este escenario de manejo organizacional se

encuentran seres reales falibles y que justamente por su naturaleza humana son

proclives al error y a la confusión.


La comunicación en situaciones de crisis responde a una realidad que, a menudo

las empresas no quieren reconocer, por la naturaleza del entorno dinámico y

cambiante éstas permanecen expuestas a acontecimientos no deseables que

amenazan los objetivos de la empresa, convirtiéndola en el centro de atención

entre sus públicos. Incluso, muchas de las crisis tienen sus génesis en vacíos de

la propia organización evidentes en la falta de dirección. Como lo afirma Costa

(2004:177):

“los consultores que somos un poco fenomenólogos, percibimos que

muchas de las crisis que estallan en las empresas revelan dos

problemas: falta de comunicación, de intercomunicaciones, de ideas

compartidas y falta de control en los procesos. Una cultura de

comunicación bien asentada enseña que el mejor antídoto es la

previsión y la proacción (…) conducta ética, cultura corporativa,

comunicación como dispositivo de monitoreo, de información y de

gestión (…).

En el momento en que una empresa atraviesa por una situación de crisis

irremediablemente se enfrenta a un riego, que puede afectar tanto a sus

integrantes, como a sus stakeholders. Por un lado aparece la presión de los

públicos internos, que en la mayoría de los casos ocurre por tratar de eludir

responsabilidades; por el otro lado, los públicos externos comienzan a ver

menguada su credibilidad y confianza en la empresa.


“Todo se magnifica por el interés de los medios en la crisis, con la

aparición de buenos y malos, que atraen la atención de los medios y

mantienen viva la atención, agravando los procesos de deterioro. Y

ocurre lo mismo ante una catástrofe natural, un fallo funcional grave,

una crisis de honorabilidad, una amenaza económica o una crisis

interna”. (Villafañe 1993:300).

Orígenes de la comunicación para la crisis

Recabando en los orígenes de las relaciones públicas como disciplina, aparece el

periodista Yvy Lee como el primero en emplear la estrategia para tratar de revertir

la imagen negativa del magnate Jhon D. Rockefeller Jr., abriendo las puertas a la

opinión pública e instaurando así el principio de la libre información, lo que se

constituiría en una nueva forma de comunicación empresarial hacia la sociedad.

También hace parte de la historia de las relaciones públicas el caso del accidente

ferroviario de la “Pensilvania Rail Road” a causa del descarrilamiento de uno de

sus vagones, hecho que ocasionó numerosas víctimas entre sus pasajeros. En el

contexto Lee defendió su premisa de facilitar la información a los periodistas

desafiando la práctica prevaleciente hasta ese momento de ocultar los hechos a la

prensa.

Este pionero, en contra de la política del silencio informativo practicada por los

“agent press” de la época, se decidió por la política de transparencia informativa,

fue así como acuñó su conocida expresión “la casa de cristal”, cuyo significado
aludía al deber de las empresas de actuar transparentemente y mostrar lo que

hacen, ya que esto generaba buen rédito e imagen para la organización. Informar

los hechos tal cual invitando a los profesionales de los medios de comunicación a

visitar el lugar del suceso, a indagar y a preguntar lo que quisieran da cuenta de la

importancia que Lee otorgaba a la construcción y conservación de la reputación

empresarial, soportada en criterios de veracidad.

El concepto de comunicación dentro de las organizaciones tiene su génesis en la

simplicidad del modelo emisor – receptor – canal - mensaje. En la metodología

comunicativa de las relaciones públicas modernas después de explicar al público

objetivo mediante la estrategia adecuada el tipo de mensaje que deben recibir es

muy importante hacer una evaluación y control del resultado obtenido frente a la

estrategia utilizada en cada momento y para cada situación. Conocer la

percepción del receptor juega un papel preponderante.

Informar y mantener una adecuada imagen corporativa frente a la opinión pública

pareciera ser la premisa en la cual se mueven las organizaciones. Para emprender

acciones de comunicación con el exterior es necesario conocer bien el espacio

comunicativo en el cual desea moverse la organización. Es menester examinar el

entorno periodístico y la influencia que los medios de comunicación ejercen. Fita,

Jaume en su texto “Comunicación en programas de crisis” (1999) asegura que es

necesario intentar mantener contactos próximos con los medios de comunicación

no solo para poder tener notoriedad en la prensa y conseguir espacios mediáticos

en ella, sino para que sirva como salvaguarda en casos de crisis.


En determinados países, asuntos como el modelo económico, la regulación y en

general los mercados brindan más estabilidad que en otros, pero todos los días en

cualquier parte del mundo se presentan situaciones de crisis empresariales que

deben ser afrontadas al instante. Colombia no es la excepción, y el panorama

comienza a tornarse distinto porque por fortuna los dirigentes y ejecutivos han

comenzado a preocuparse por la forma adecuada para responder a una situación

que afecte los intereses de la empresa, y con ella, evitar que la organización vea

comprometida su reputación.

En los entornos complejos actuales, resulta imprescindible que las compañías

estén enteradas de lo que sucede en el contexto en el que se desenvuelven. La

tradicional definición de la empresa como una simple productora o distribuidora de

bienes o servicios es anacrónica y perjudicial. La mentalidad de ignorar o

minimizar contextos de crisis ha sido culpable del derrumbe de grandes emporios

que no han sabido reaccionar con prontitud o que han dejado que la presión y el

tiempo los consuman.

En Colombia, es cierto que todavía no se cuenta con la preparación, el dinamismo

y el nivel de respuesta ante una crisis que tienen, por ejemplo, los países

norteamericanos, europeos o asiáticos, pero en los últimos años se ha avanzado

mucho. Los empresarios han comenzado a elevar su nivel de conciencia y su

preparación para enfrentar situaciones que pongan a prueba su nivel de respuesta

y su eficacia corporativa. Los cinco casos que se detallan a continuación y que


fueron objeto de esta investigación permiten entender las diferentes posturas

frente a la crisis que pueden asumir las organizaciones en el país.

Estudio de casos

La casuística consiste en recurrir a casos reales o bien elaborados, especialmente

para analizar, discutir, debatir y tomar decisiones entre pares.

La casuística, proveniente de la filosofía escolástica medieval, no es sino la

aplicación del caso para resolver problemas morales o religiosos. En su acepción

más estricta, el caso se comienza a utilizar en Harvard, en el programa de

Derecho, hacia 1914. El “Case System” pretendía que los alumnos del área de

leyes buscaran la solución a una historia concreta y la defendieran. El método

cristaliza hacia 1935 y se extiende, como metodología docente, a otros campos

disciplinares. Además, el "role-playing" y el psicodrama, que son otras dos

técnicas de enseñanza, han influido en el desarrollo y perfeccionamiento de esta

metodología.

La técnica de estudio de casos consiste en proporcionar una serie de hechos que

representen situaciones problemáticas de la vida real para que se analicen y se

busquen soluciones.

El objeto de estudio de la investigación referenciada, se apoyó en el método

casuístico. Para la construcción de los casos que citaremos a continuación, el

equipo investigador contó con el apoyo de estudiantes de la Facultad de


Comunicación y Relaciones Corporativas de la Universidad de Medellín, quienes

actuaron como auxiliares del proyecto, y que a partir de su ejercicio investigativo,

presentaron así los casos.

Caso 1: “Brigada de Emergencia” Parque Norte

El Parque Norte es un centro recreativo que cuenta con atracciones mecánicas y

espacios naturales para compartir en familia, ubicado en la ciudad de Medellín –

Colombia, su administración está a cargo de la municipalidad; está cerca de la

estación Universidad del Metro, de la Universidad de Antioquia y del Planetario,

consolidándolo como un referente para los ciudadanos, por su ubicación

estratégica y su tradición. El parque fue fundado oficialmente en 1974.

El caso de análisis tiene relación con un accidente ocurrido el 26 de febrero de

2011 en sus instalaciones, más específicamente en la atracción mecánica

“Brigada de Emergencia”. En ella murió una niña y otros cuatro menores de edad

resultaron lesionados después de que salieran expulsados a través de las

ventanas de la máquina, y cayeran bruscamente al suelo.

Del hecho existieron varias hipótesis, pero la principal de ellas apunta a un

descuido del operario de la máquina, quien se retiró por momentos y dejó a otra

persona al frente de su operación. Al parecer, la impericia del operario encargado

originó que la máquina perdiera el control y la velocidad causara el accidente.


Al momento del accidente, el pánico se apoderó de los asistentes al lugar. De

inmediato se activó el plan de contingencia del Parque, catalogado por muchos

como ineficiente. Relatan los presentes que las ambulancias no llegaron a tiempo,

que no se prestaron los primeros auxilios básicos y que no hubo camillas cerca.

Ante la impotencia de la situación, familiares y empleados del parque tomaron en

sus brazos a los niños heridos y los remitieron en vehículos particulares a un

centro asistencial cercano.

Giovanny Caro, gerente de la organización, apareció unas horas más tarde y dio la

orden de cerrar el parque. Al instante, asumió la vocería de la Administración

Municipal y dio lectura de un comunicado en el que Metroparques y la Alcaldía de

Medellín lamentaban el suceso. Declaró que se pondrían al frente de la situación y

que disponían desde ese momento de un equipo jurídico y psicosocial para

atención de los niños afectados y sus familias. De la misma manera, solicitó a las

autoridades competentes celeridad en la investigación para poder determinar los

móviles del accidente.

Al comienzo, las declaraciones a los medios de comunicaciones locales y

nacionales que se ocuparon de la tragedia no fueron muchas. Básicamente

porque la organización manifestaba que la investigación debía seguir su curso y

que la información hacía parte de la reserva del sumario.

Lo que no pudo controlar la Administración Municipal fue el afán de los medios de

comunicación por buscar información contrastada, que los llevó hasta los
empleados del parque. En una de las declaraciones, un miembro del Sindicato no

tuvo problemas en reconocer que el operario de la máquina cedió su manejo a un

compañero que no tenía la suficiente preparación para hacerlo. Adujo, además,

que trabajaban largos turnos y que carecían de capacitación. Su testimonio agravó

la crisis.

Posterior al incidente, el entonces Alcalde de Medellín, Alonso Salazar, comenzó a

hacer presencia constante en los medios de comunicación mostrándose siempre

empático y cercano. Manifestaba en todo momento su preocupación por la suerte

de los niños que permanecían recluidos en un centro asistencial y por la familia de

la niña que perdió la vida. Al tiempo que dio la orden de cerrar el Parque Norte por

un período indefinido, mientras que una firma experta en temas de seguridad para

juegos mecánicos certificara que todas las atracciones se ajustaban a los

parámetros establecidos.

Pasados 15 días de la tragedia, la organización publicó una invitación en su

página web en la que buscaba un comunicador con experiencia en el manejo de

situaciones de crisis. Este hecho evidenció que la empresa no se encontraba

preparada para esta contingencia y estaba preocupada por su manejo.

Pasaron dos meses hasta la reapertura del parque, tiempo en el cual se hicieron

revisiones exhaustivas no solo a las atracciones del Parque Norte, sino a las de

Metroparques, otro parque de recreaciones administrado por la municipalidad.

Planearon entonces una actividad con maestros de escuela para su apertura y


lanzaron una campaña mediática que aludía a las medidas implementadas para

garantizar la seguridad de los juegos y los visitantes.

¿Cómo logró salir el Parque Norte de la crisis?

Según declaraciones de las personas encargadas de la comunicación en aquel

momento, se pudo evidenciar que la organización no tenía un manual o un

procedimiento para manejar una situación como ésta. Literalmente, no estaban

preparados, fue por eso que muchos visitantes ese día se quejaron por la falta de

camillas y por la demora de las ambulancias, lo que denota inexperiencia en

manejo de crisis.

Días posteriores al accidente, la administración municipal canceló la

indemnización impuesta por los tribunales a los padres de la menor fallecida,

hecho que de nuevo cobró trascendencia mediática, dada la notable importancia

del abogado defensor de la familia. De la misma manera, se brindó

acompañamiento a los padres y a los niños afectados y se les prestó apoyo por

parte de un equipo psicosocial, al tiempo que se cubrieron los gastos generados

por la atención médica y hospitalaria.

La seguridad: una estrategia para hacer frente a la crisis

Luego de permanecer cerrado por más de dos meses, se dispuso la reapertura del

Parque Norte para la celebración del Día del Maestro. Este día, los profesores de

las escuelas públicas del Municipio de Medellín fueron testigos de la nueva cara

con la que el parque recibía a los asistentes. Juegos mecánicos revisados, nueva
imagen visual, certificación por parte de una empresa internacional experta en

seguridad de juegos mecánicos, nueva señalética, y lo más importante, un Manual

de Crisis y un Plan de Contingencia ajustado y revisado por las entidades

competentes.

La estrategia implementada para la reapertura tuvo efectos positivos. Elegir un

grupo como los docentes de la municipalidad y sus familias se traduciría en un

mensaje fuerte que podría generar la impresión de que el lugar estaba apto para

ser disfrutado de nuevos por adultos, niños y familias. A su llegada al Parque, las

personas encontraron un sitio renovado, que lucía una apariencia diferente. El

mensaje de ser un sitio seguro se veía en vallas publicitarias ubicadas en el

parque y transmitidos por los medios de comunicación. Poco a poco las personas

regresaron al lugar y la Administración del Parque seguía haciendo esfuerzos en

publicidad, mercadeo y relaciones públicas para recobrar la confianza de los

usuarios.

A pesar de que evidentemente no se encontraban preparados para este tipo de

hechos, la organización logro superarlo gracias a que contó con un legitimador

muy fuerte como el Alcalde de ese entonces, el cual mantuvo un permanente

contacto con las familias afectadas y los medios de comunicación, informando a la

opinión pública el estado de los menores y anunciando la aplicación de correctivos

e investigaciones internas, a la vez que se encargaba de hacer de manera interna

lo que correspondía: velar por la revisión, la certificación, la capacitación, la

señalética y el mercadeo.
Otro hecho que ha contribuido a que los niños vuelvan al lugar son las constantes

invitaciones gratuitas que hace la Alcaldía a la población vulnerable. En

actividades que incluyen una completa logística donde se les recoge, brinda

charlas educativas, se les entregan recuerdos del parque y se les invita a disfrutar

de los juegos.

Aunque el hecho permanece aún en la memoria de los habitantes de Medellín, la

organización aprendió grandes lecciones e incorporó dentro de su lógica

operacional diaria los planes de contingencia y el manual de crisis, que si bien no

los blinda de la llegada de una crisis, sí les da elementos para fortalecerse frente a

su aparición.

La fortaleza del hecho consistió en saber comunicar de manera asertiva, ya que

como lo afirma David Caldevilla Domínguez, en su artículo: “Comunicar en

tiempos de Crisis” es la única opción para salvar una organización o empresa

cuando se piensa que ya no le queda nada por hacer para cambiar su estrella;

saber qué decir y decirlo bien aporta las mejores posibilidades de supervivencia

ante los diferentes públicos de la empresa.

En este sentido, las relaciones públicas y las estrategias de comunicación son un

punto de apoyo para mejorar la situación de una empresa en periodo de crisis.

Ofrece alternativas para cambiar la imagen de la compañía y la percepción que el

público tiene de ella.


Caso 2: El Río Medellín se tiñe de rojo. Colorquímica y la estrategia del

silencio

La mañana del martes 6 de octubre de 2009 el inusitado acontecimiento que de la

curiosidad pasó al escándalo y a la indignación generalizada, llevó a que el Área

Metropolitana, autoridad ambiental del Valle de Aburrá, iniciara un proceso

sancionatorio contra la empresa Colorquímica S.A. El Río Medellín, a la altura del

sector de la Tablaza, entre los municipios de Caldas y La Estrella, amaneció con

una extraña coloración de tono rojizo, al parecer atribuible a vertimientos de

deshechos de colorantes arrojados por la empresa Colorquímica.

La organización privada recusó al Área y el caso pasó a la Corporación Autónoma

Regional del Centro de Antioquia (Corantioquia), autoridad en Envigado y otros 79

municipios del Departamento de Antioquia que, el pasado 12 de marzo, emitió la

Resolución 130 AS, en la que cesó el procedimiento sancionatorio ambiental

iniciado contra esta empresa. Posteriormente el proceso se archivó.

Corantioquia concluyó que, “pese a que dentro del procedimiento sancionatorio se

logró establecer que la sustancia que indujo el color rojo en el río el 6 de octubre

de 2009 se originó en la actividad industrial que desarrolla la sociedad

Colorquímica S.A., ante la ausencia de regulación legal, respecto a límites

máximos permisibles para el vertimiento de color, no es viable la imposición de

imputación de cargos por dicha conducta, por lo que habrá de darse aplicación a
la causal de cesación del procedimiento sancionatorio ambiental, prevista en el

numeral cuarto del artículo noveno de la Ley 1333 de 2009”.

Explicó la Corporación en la resolución, que los decretos 1594 de 1984 y 3930 de

2010 no hablan de límites permisibles de color y de sólidos disueltos. Y agregó

que una posible sanción no puede “basarse en consideraciones subjetivas sobre

supuesto impacto al medio ambiente, pues de incurrirse en ello se caería en una

abierta violación al principio de legalidad, que es parte del derecho fundamental al

debido proceso”.

Señaló el documento que las posibles afectaciones a la salud humana y a los

recursos naturales renovables “no se comprobaron por la ausencia de pruebas

(parámetros fisicoquímicos, microbiológicos e hidrobiológicos) que permitan

calcular la afectación sobre cada uno de ellos”.

María Paula Obando Espinel, gerente administrativa de Colorquímica, dejó claro

que contra su empresa no se formularon cargos y señaló que no reconocieron

responsabilidades sobre el hecho, porque no son culpables.

Indicó que tienen los permisos ambientales para la actividad que desarrollan y

explicó que las aguas residuales de la compañía van primero a una planta de

tratamiento propia y luego pasan a la planta de tratamiento San Fernando, de

Empresas Públicas de Medellín. “El color no genera contaminación”, apuntó.


Por su parte, Guillermo Rojo Londoño, del grupo Amigos del Río, le sugirió a las

autoridades revisar los contenidos químicos de los colorantes. “La ley debe ser

clara en términos de no permitir colorantes fuertes ni livianos en los ríos”, afirmó.

Al momento de presentarse el hecho, se convirtió en tendencia en las redes

sociales. A la palestra saltaron los grupos de presión y activistas del tema

ambiental reclamando acciones por parte de las autoridades competentes.

Cabe anotar que desde 2010, el Área Metropolitana ha adelantado cinco procesos

sancionatorios por vertimientos y solo ha multado a una empresa, con 51.300.000

pesos. “Algunas coloraciones llegan al río a través de la planta de San Fernando.

Otros sitios de descarga frecuente son el sector del puente de Guayaquil y en

límites de Itagüí con Medellín y Envigado”. Cada generador de aguas residuales

que descarga directamente a una corriente de agua tiene la obligación de obtener

el permiso de vertimientos. La entidad hace análisis periódicos de los vertimientos

para verificar el cumplimiento de los estándares permitidos.

El hecho del 2009 le generó a la empresa Colorquímica S.A. la tarea de demostrar

su inocencia frente a las acusaciones de las que fue víctima, pero más que eso de

revertir la mala imagen ante los medios de comunicación y la comunidad, que

tales acusaciones le habrían ocasionado.


Los periódicos y medios radiales y televisivos de la ciudad, se ocuparon

afanosamente del tema. El diario el Mundo de Medellín, en su edición impresa del

17 de octubre de 2009, aseguraba que:

Con la presentación de las pruebas que tiene el Área Metropolitana del Valle de

Aburrá en contra de Colorquímica para argumentar la responsabilidad de esta

última en la mancha del Río Medellín con un colorante rojo el pasado 6 de octubre,

iniciará el proceso jurídico relacionado con este hecho que alertó a la comunidad y

a las autoridades ambientales de la capital antioqueña.

De acuerdo con el director del Área Metropolitana, Mauricio Faciolince Prada,

“tenemos una serie de 17 pruebas que sustentan la responsabilidad de esta

empresa en el vertimiento de este líquido rojo. Pero la sanción que se impondrá no

será por el vertimiento como tal, sino por lo que causó ese vertimiento al paisaje.

Producto de eso están las pruebas de laboratorio, las fotografías y videos, las

pruebas de los técnicos de EPM y la Policía Ambiental con los técnicos del Área

Metropolitana”.

Durante este proceso, que podría demorarse un mes y medio antes de tomar un

veredicto de si se impone una sanción o no a la empresa de químicos, se llevará a

cabo la presentación de las contrapruebas que tenga Colorquímica para negar su

participación en este hecho. En caso de certificarse la culpabilidad de

Colorquímica en la mancha roja del Río Medellín, la empresa será sancionada

hasta con 5.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes.


Puede existir diálogo

Sin embargo, el Área Metropolitana podría frenar todo el procedimiento legal si la

empresa acepta su responsabilidad ante la comunidad. Según Alejandro González

Valencia, subdirector ambiental del Área Metropolitana, “nosotros seguimos

esperando a que la empresa salga públicamente a reconocer su responsabilidad y

a partir de eso uno podría conversar sobre algo con ellos”.

Ante esto, agrega Faciolince Prada que “el consenso al que hemos intentado

llegar con Colorquímica es que, con base en las pruebas que tenemos, puedan

adelantar una conciencia ciudadana y reconocer su responsabilidad. A partir de

allí, no se pararía el proceso sancionatorio, pero sería buscar un avance en

resarcir el daño generado a los antioqueños, que esta empresa lo pueda hacer de

una manera integral”.

Medidas drásticas

Por su parte, el Concejo de Medellín pide que se tomen medidas más drásticas

contra toda entidad que vierta contaminantes, tóxicos o no tóxicos, al Río Medellín,

porque “si bien ese rojo con el que tiñeron el río no era de alta carga

contaminante, esto muestra que el río tiene otros elementos mucho más

peligrosos y lesivos”, según indicó el corporado Nicolás Albeiro Echeverri Alvarán.

Así mismo, dentro de este organismo municipal se pidió que haya un plan

específico de recolección de aguas residuales en la zona sur del Valle del Aburrá
que permita aprovechar la capacidad instalada de la Planta de San Fernando y

aumentar la cantidad de caudal tratado.

Ante la determinación del Área Metropolitana de iniciar el proceso sancionatorio, la

junta directiva de Colorquímica estuvo reunida en la noche de ayer y no se

pronunció al respecto del tema.

La estrategia del silencio

Como lo advirtió María Paula Obando Espinel, gerente administrativa de

Colorquímica, la empresa no aceptó la responsabilidad en el hecho. Al contrario

afirma que las sustancias vertidas, si bien causan coloración, no tienen un efecto

contaminante para el medio ambiente.

Se evidenció el vacío jurídico de la normatividad existente, frente a lo que puede

considerarse contaminante y la posibilidad de sanción por el hecho. Sin embargo y

más allá de la parte legal, Colorquímica no mostró nunca una actitud muy cercana

frente a los medios de comunicación, ya que su bajo perfil mediático la hacía una

empresa de baja recordación y reconocimiento, en lo que se refiere a los medios

de comunicación. Por otro lado la empresa desestimó la oportunidad de darse a

conocer y de hacerlo evidenciando su responsabilidad corporativa.

Es claro que había de por medio una investigación, que era menester moderar las

declaraciones y esperar que las autoridades ambientales emitieran un veredicto

final. Sin embargo, es en este terreno del vacío de información donde las
especulaciones de los medios de comunicación, de las redes sociales y de los

grupos de presión comienzan a hacer mella a la reputación de las personas o las

empresas.

Una situación de crisis debería obligar a las organizaciones a hacer un alto en el

camino para replantear algunos aspectos de la empresa y su entorno. Este

replanteamiento es una invitación a los empresarios a tomar medidas, a romper

paradigmas, a ser más estudiosos que nunca de los cambios actuales y a intuir los

venideros.

En el caso de Colorquímica, resultó evidente que la organización no estaba

preparada para enfrentar una crisis que los puso de frente a la presión de los

medios. La estrategia del silencio empleada por la empresa fue un factor que jugó

en su contra, pues por el otro lado, las constantes declaraciones del Director del

Área Metropolitana frente al caso, inclinaban inevitablemente la balanza a favor de

la autoridad ambiental, que no tuvo reparos en entregar declaraciones antes de

que el veredicto oficial fuera emitido.

Ante esta situación, debería existir el justo equilibrio. Por una parte, era claro que

había que esperar con prudencia el fallo definitivo, pero por otra, no era rentable

permitir que el silencio reinara y los rumores fueran ganando un terreno que

después sería difícil recuperar.


Una dificultad adicional para controlar la crisis fue el marcado bajo perfil mediático

de la empresa. Aquí es importante recabar en lo estratégico que resulta considerar

a los medios de comunicación como aliados fundamentales y con poder de

decisorio en el éxito o fracaso organizacional. Es importante reconocer que los

medios de comunicación no pueden reemplazar las acciones responsables que

deben ejercer las empresas, pero sí contribuyen de manera notable a la formación

de opinión pública.

Con relación a las situaciones de crisis, el consultor Álvaro Cedeño afirma que: “La

crisis no será eterna”. Por lo tanto, su duración depende directamente del manejo

que le dé la organización. Hay que pensar en doble nivel e implementar

estrategias para superar amenazas de corto plazo y para aprovechar

oportunidades cuando mejore la situación que ocasionó la crisis. Para ello, es

necesario cambiar paradigmas, pues ante una crisis pasajera deberían

presentarse cambios estructurales. Para ello se requieren jefes y directivos

capaces de interpretar señales externas, que se puedan adaptar y no den nada

por sentado.

El caso de Colorquímica pone de relieve que resulta más fácil sostenerse en

época de crisis cuando se establecen conexiones emocionales cercanas. “Las

empresas que se sostienen no son solo las que tienen mayor relación costo -

beneficio, sino las que logran más conexión emocional”, dice José Fabián Chua,

gerente de mercadeo de Centroamérica & Caribe. Agrega que “factores como la

imagen del producto y la relación con el cliente siempre resultarán clave”.


Caso 3: Fusión Conavi y Bancolombia, un caso de fuerte identidad y cultura

Las organizaciones deben adaptarse constantemente a los cambios que exige el

entorno; por ende, buscar alternativas que les permitan mejorar su competitividad

y existencia en el mercado es quizás la fórmula para ajustarse a la apertura y el

libre comercio, producto de la globalización de la economía mundial.

En efecto, las entidades financieras buscan integrarse a dichos mercados, y son

las fusiones no sólo una opción para mejorar su capacidad de respuesta ante la

competencia internacional, sino también para diversificar sus portafolios de

servicios, acceder a más recursos, incorporar nuevas tecnologías, adquirir solidez

y prestigio, reducir costos, entre otros beneficios.

Sin embargo, las fusiones no siempre son exitosas. Todo depende de la

planificación y coordinación de las actividades que hacen parte del proceso, es

decir, no sólo se debe tener en cuenta la rentabilidad que puede generar una

fusión; sino también, la aceptación, el manejo de los diferentes públicos, la

emisión de la identidad, la percepción de la imagen, la cultura organizacional y la

posición en el mercado de las entidades financieras involucradas. El caso de

investigación en este tema fue la fusión entre Conavi y Bancolombia, y se centró

en la identificación y análisis del manejo que se le dio al proceso para evitar un

posible caso de crisis que eventualmente pudiera poner en riesgo la fusión de

ambas y la reputación de la marca.


Los antecedentes de fusiones entre organizaciones se remontan a la caída del

Muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la Unión de Repúblicas

Socialistas Soviéticas (URSS) que enfrentó al mundo a una inevitable

reorganización política, social y económica. En el periodo siguiente, es decir, entre

1991 y 2001 Estados Unidos se estableció como máxima potencia y difundió en

todo el mundo un modelo capitalista, que promovía la democracia y libre mercado.

Con estas nuevas formas de ser-estar en el mundo, nacieron las empresas, las

cuales crecieron a tal punto que comenzaron a traspasar las fronteras y por ende

a contemplar una nueva dimensión estratégica, que comienza a dar prioridad a las

alianzas y asociaciones. Como resultado, surge el concepto de fusión definido

como la unión entre dos o más entidades ya sean por afiliación o absorción en

beneficio de una nueva sociedad que reemplaza a las existentes. Según González

(2000) la principal motivación por la cual se lleva a cabo una fusión es para

incrementar el valor de la empresa combinada.

Con relación a lo anterior, Kenneth D. (1985), distingue cuatro oleadas de fusiones

desde finales del siglo XIX. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, se dio la

primera oleada llamada Integración horizontal, la cual evidenció la necesidad de

las empresas de aumentar su capacidad productiva beneficiándose de economías

de escala. El objetivo principal era la expansión lo que facilitó la financiación de

fusiones y adquisiciones, lo cual resultó útil para reducir la competencia.


Entre 1920 hasta 1929, se dio la segunda oleada llamada Integración Vertical, que

tenía como principal objetivo la reducción de los costos operativos para mantener

los márgenes de beneficios, a través del control sobre toda la cadena productiva.

La bolsa alimentó esta oleada y la detuvo con su colapso de 1929.

Entre 1960 y 1970, apareció la tercera oleada llamada La Conglomeración, donde

las empresas pretendían estabilizar su rendimiento financiero, comprando

empresas sin la misma razón social, aquí lo verdaderamente importante era que

tuvieran suficiente efectivo para contraer deudas y llevar a cabo nuevas

adquisiciones.

Finalmente, aparece la cuarta oleada, que se caracteriza por las Megafusiones a

causa de la realización de fusiones que involucran mucho capital.

Lo anterior, favoreció la concepción y evolución de las entidades financieras, las

cuales se reestructuraron a partir de la deuda externa que produjo no sólo

quiebras, sino también un renovado interés por fusionar y adquirir entidades que

proporcionaran nuevas sinergias a través de mercados financieros más

diversificados.

Al igual que algunos países latinoamericanos, Colombia no es ajena a la tendencia

mundial de las fusiones, ya que pasó de tener un esquema significativamente

regulado y poco competitivo, a uno con mayor apertura y eficiencia. Según la

revista Portafolio, lo anterior se refleja en un aumento en el crecimiento de sus


ingresos año tras año, que son el resultado de la ampliación de los servicios

financieros, la consolidación del sistema de banca universal y a la entrada de

entidades financieras extranjeras.

Según Giraldo (2001) entre las décadas de 1960 y 1980, el sistema financiero

colombiano era poco desarrollado y las entidades financieras de mayor tamaño

tenían un alto nivel de especialización. La banca pública presentaba una

participación considerable, y el sector era altamente ineficiente y no competitivo, lo

que se reflejaba en altos costos operacionales y de intermediación que se

trasladaban al usuario final.

En efecto, se identifica a lo largo de la historia del sector financiero colombiano

diferentes acontecimientos que cambiaron su estructura. En un primer momento,

entre 1994 y 1997, se evidenció la consolidación de un proceso de fusiones y

adquisiciones impulsadas por el crecimiento y la diversificación.

Consecutivamente, se dio la liquidación y quiebra de entidades financieras durante

la crisis, también se llevó a cabo procesos para cuidar la estabilidad del afectado

sistema financiero. Finalmente, la gestión de los últimos años ha buscado incluir

bajo una misma entidad financiera gran diversidad de servicios, a lo cual se le

denomina según investigaciones realizadas por expertos en finanzas, en la

universalización de la banca comercial; periodo que se dio entre 1990 y 2007,

tiempo de gran transformación del sistema financiero colombiano.


El Banco de Colombia fue la segunda entidad financiera fundada en el país que

sufrió todos los acontecimientos en materia de transformaciones económicas, fue

una entidad que supo adaptarse a los cambios del entorno y aprovechar los

problemas como oportunidades. Lo anterior se evidencia en su proceso evolutivo

que es acorde a lo que vive el país en cada periodo. En sus inicios, 1875, se

presentó como una alternativa para el ahorro, en 1984 fue nacionalizado para

fortalecerse y luego pasar a ser un banco de particulares, proceso que duró

aproximadamente diez años. En 1998 el Banco de Colombia se fusiona con el

Banco Industrial Colombiano cambiando su nombre por Bancolombia. Finalmente,

en el 2004 y 2005 se fusiona con Conavi y Corfinsura.

Es exactamente un 14 de septiembre del 2004, cuando la Junta Directiva de

Suramericana de Inversiones S.A. accionista principal de Bancolombia, Conavi y

Corfinsura, autorizó estudios relacionados con la viabilidad de la integración de las

compañías. En efecto, el proceso de integración se estructuró como una fusión por

absorción, en donde una de las sociedades denominada absorbente (en este caso

Bancolombia) conserva su personalidad jurídica, y complementa su portafolio de

servicios con las dos compañías con las que se funciona.

En la investigación realizada, el análisis se centra en la caracterización,

diferencias y complementariedad de Bancolombia y Conavi, para lo cual es

pertinente comenzar por definirlas individualmente. Por un lado, Conavi era una

corporación de ahorro y vivienda que estaba consolidada como una de las

entidades de mejor servicio por su atención al cliente, mientras que Bancolombia


era un entidad que fundamentaba su atención no sólo en las personas naturales

sino también en todo lo corporativo: pymes y grandes empresas. Lo anterior

evidencia que el modelo de rentabilidad de ambas era diferente, tanto su esencia

como razón eran distintas, por ende una fusión les generaría sinergias que

redundarían en ahorros a corto plazo.

Los resultados que arrojaron los censos financieros, con relación al incremento en

el número de sucursales físicas y cajeros automáticos demuestran la expansión

significativa de Bancolombia como necesidad que surge de la fusión. Más de 700

sucursales y 1.300 cajeros en todo el país, consolidaron al grupo financiero como

el séptimo banco más grande de América Latina, y el número 246 del mundo.

Sin embargo, aspectos como la adaptación del cliente, la percepción de la nueva

imagen, el clima organizacional, la emisión de la identidad y todos los procesos

internos ejecutados para el ajuste de los empleados a la organización, fueron

determinantes para el éxito del caso. En este punto es importante hacer claridad

en que pese al cuidado, no pudieron evitarse algunos tropiezos y aspectos

negativos.

Inicialmente, Bancolombia con el proyecto de la fusión se encargó de crear

estrategias que le apuntaran a generar esperanza y confianza, no sólo a todos los

clientes de las entidades involucradas en el proceso de la fusión, sino también a

todos los empleados; por esto surge su slogan entre el año 1998 y 2004 “Porque

todo puede ser mejor”, ese es el comienzo del proceso de cambio y adaptación.
Entre el 2004 y 2006 Bancolombia buscó crear en sus públicos sentido de

pertenencia, es así como lanza el slogan “El banco de Colombia” así se le nombra

a la nueva entidad financiera que surge de la fusión, es en ese periodo donde

Bancolombia toma medidas para que el proceso al interior de la organización no

se concibiera la fusión como un hecho frustrante para sus empleados. De manera

que se aseguraron de mantenerlo informados y comunicados todo el tiempo sobre

las etapas y beneficios tanto salariales como del ambiente laboral, lo cual logró

reducir en los empleados la ansiedad que produjo el cambio. Adicionalmente,

Bancolombia respetó su promesa de no despedir los empleados de Conavi, sino

reacomodarlos en nuevas áreas y departamentos que se crearon a partir de la

fusión.

Con respecto a la imagen visual, el cambio fue realizado de manera paulatina,

primero mantuvieron juntos el logo de Bancolombia y Conavi; tanto en las

comunicaciones corporativas como en las presentaciones y sucursales, con el fin

de no imponer un cambio radical que perturbara a los diferentes públicos. Sin

embargo, lo anterior no permaneció por mucho tiempo, ya que debían proyectar el

nuevo logo de Bancolombia. Para esto realizaron un evento de lanzamiento,

simultáneo en todas las ciudades de Colombia, dónde informaron a todo el

personal sobre las características de la nueva imagen, el porqué del slogan y la

presentación de los nuevos directivos. Según sus empleados fue un evento

emotivo que creó sentido de pertenencia. Esta estrategia dejó clara la


preocupación del banco por fortalecerse internamente para luego proyectarse al

exterior.

En adelante, la mayor parte de la información se realizó mediante comunicaciones

corporativas virtuales, también se realizaron constantes talleres de trabajo en

equipo, capacitaciones y actividades motivacionales, donde primó la reiteración de

los valores de la nueva marca. Se evidenció una coherente gestión de la

comunicación y de la imagen a través de la identidad de la organización, lo cual

fue clave para garantizar satisfacción de los públicos y una adecuada reputación.

En contraste, se percibieron dificultades a nivel técnico con respecto al cambio

tan radical del funcionamiento de una banca y la manera de funcionar de otra. La

nueva idea de autogestión en el servicio presentó tensión claramente con el

proceso de atención personalizada que se llevaba a cabo en Conavi. Esto produjo

desconfianza y resistencia en los clientes, no sólo con el portal web sino con el

servicio y los productos. Bancolombia era consciente de que las nuevas

generaciones podían adaptarse más fácil que los clientes tradicionales, los cuales

son más arraigados a los procesos rutinarios. Sin embargo, la organización no

podía dejar de actualizar los procesos técnicos, pues tenía la convicción de que la

plataforma tecnológica que ofrecía era más sólida y se adaptaba mejor al contexto

y las exigencias del mercado.

Otro aspecto que realizó el banco en el proceso de la fusión, fue la clasificación y

división de los clientes de Conavi, con el fin de abordar a los más críticos de una
manera preferencial para que el impacto fuera menos traumático, ya que no era lo

mismo un cliente que sólo consultaba saldo, a uno que debía pagar la nómina a

100 empleados. Lo anterior fue un proceso estratégico que desarrolló el banco a

través de los empleados, quienes fueron capacitados para atender las

necesidades del cliente, pero sobre todo para transmitir una identidad coherente y

confiable.

En el período del 2006 al 2009 Bancolombia buscó persuadir a sus públicos con el

slogan “Qué tan alto quieres llegar” invitándolos a alcanzar sus metas y proyectos

de la mano de la entidad financiera. No obstante las personas, más que las

empresas, seguían reclamando un trato personalizado como el que estaban

acostumbrados a recibir. Lo anterior ocasionó afirmaciones de comparación con

Conavi, que según los usuarios sí ofrecía en su tiempo un buen servicio al cliente.

Sin embargo, las pymes y las empresas grandes sí mostraron mayor identificación

con el slogan y con la nueva dinámica corporativa de la multibanca.

En efecto, Bancolombia tuvo que fortalecerse mucho más al interior para que los

clientes se adaptaran a una nueva forma de ejecución de los procesos y

ponderaran de mejor manera los aspectos positivos, como la presencia en

cualquier lugar de Colombia de una oficina o cajero del banco, lo cual lo muestran

las cifras de censos financieros.

A pesar de las críticas y las continuas inconformidades de los clientes

provenientes de Conavi con respecto al choque de las diferentes culturas


organizacionales, Bancolombia persistió en reforzar su identidad y sus procesos

internos, para ser identificada como la banca más poderosa del país. Por esto

mantuvo siempre su objetivo de ratificarse como el mejor y transmitir a sus clientes

ideas de innovación, desarrollo, competitividad, liderazgo y crecimiento a largo

plazo.

Finalmente, en el 2012 Bancolombia tomó en cuenta la opinión de sus clientes

con respecto al servicio, por ende lanza el slogan de “Le estamos poniendo el

alma”, lo cual permite que sus públicos sientan que el banco es consciente de sus

necesidades, de manera que se compromete en la tarea de modificación de las

sucursales, implementación de una atención personalizada sin dejar a un lado la

ejecución de procesos tecnológicos individuales para el cliente. Todo esto con el

fin de generar adaptación y confiabilidad. En definitiva el servicio se convierte en

su prioridad.

Sin lugar a duda, su público interno siempre se ha sentido identificado con la

cultura e identidad de la organización en todas las etapas de la fusión. Según los

hallazgos encontrados los empleados no tienen quejas de las condiciones

laborales que les brinda el banco. Al contrario es evidente que se sienten

conformes y felices de trabajar en una entidad financiera como Bancolombia. Sus

empleados están identificados con cada uno de los valores y principios que

promueve la organización. El ambiente laboral les permite tener una mente abierta

y adaptarse constantemente a las exigencias de los clientes y del mercado.


El caso de la fusión Conavi – Bancolombia es un reflejo de una gestión de la

comunicación y de la imagen a través de una fuerte identidad. En efecto, los

procesos que se ejecutaron en todo el camino de la fusión reflejan una constante

autoevaluación que se evidencia en los slogans que identifican a la organización

en diferentes periodos.

Lo que promulga y lo que hace Bancolombia guarda coherencia con los valores de

la entidad financiera. En efecto, no fue un proceso fácil de llevar a cabo; incluso

actualmente persisten rasgos de las entidades con las que se fusionó, lo cual es

un buen síntoma, ya que denota que el banco reconoce que aún le falta. La

identidad de Bancolombia es el más fuerte elemento diferencial frente a su

competencia y se ha constituido como un factor cohesionador y preponderante en

el manejo de la crisis.

En definitiva, Bancolombia logró fortalecerse gracias a su búsqueda constante por

incrementar su notoriedad en el reconocimiento de sus productos y servicios y su

notabilidad constituida por la reputación, ambas son producto del impacto de una

identidad corporativa y la cultura organizacional fuertes, que sin duda la ubica

como un caso de éxito en los procesos de fusión.


Caso 4: Cambio de identidad gráfica del grupo Nacional de Chocolates a

grupo Nutresa

El cambio de identidad gráfica del tradicional Grupo Nacional de Chocolates al

nuevo Grupo Nutresa, significó el cambio de una gran matriz que ha hecho parte

del legado histórico de Medellín desde 1933, cuando la Compañía Nacional de

Chocolates compró acciones de la antes llamada Fabrica de Confites y Galletas

Noel.

El anuncio del cambio de razón social y de identidad se hizo el 31 de marzo de

2011 en una de las típicas asambleas de accionistas de la organización en el

Centro de Convenciones Plaza Mayor. La estrategia del anuncio fue clara y

concisa. Después del balance del 2010, el presidente de la matriz anunció que el

nuevo nombre de la empresa, de ese momento en adelante, sería Grupo Nutresa.

El cambio de identidad gráfica surgió por la necesidad de mostrar lo que realmente

es y hace la organización en la actualidad. El antiguo nombre, Grupo Nacional de

Chocolates, solo hacía alusión a una de las seis unidades de negocio que la

matriz posee. Lo que la compañía buscaba con el cambio era garantizar el

posicionamiento en los países donde la empresa llega.

El nuevo concepto de la marca muestra que son un grupo con soluciones

alimenticias confiables para el futuro, un grupo de alimentos multilatino cercano a

sus públicos en cada mercado, líderes en el desarrollo y comercialización de

soluciones alimenticias que responden a las tendencias del mercado y brindan


salud, nutrición, placer y bienestar. Todo esto centrado en los valores del

compromiso, el emprendimiento, la responsabilidad y el ser vanguardistas.

El nuevo nombre se refiere a la nutrición y se refleja lo que la matriz es y hace. La

imagen gráfica del logotipo es un árbol que ya existía, y tiene como significado la

materia prima, que es abstraída de la naturaleza. Desde el punto de vista

organizacional, el tronco del árbol significa que hay una coherencia con la filosofía

de la organización, las seis ramas de las seis unidades de negocio de la matriz

representan a las personas, que son la base del desarrollo del negocio.

El equipo de trabajo para realizar el cambio de imagen estuvo regido por el

principio de transversalidad, dando así importancia a las 41 empresas que

conforman el grupo y permitiendo un flujo adecuado de la información respectiva.

El equipo estuvo conformado en el comité decisor por el presidente del grupo

Carlos Enrique Piedrahita, por el vicepresidente de mercadeo en ese momento

Mario Niño, y otras personas de la alta gerencia. Del comité que lideraba la

gestión del cambio siempre hizo parte la Directora de Comunicaciones Beatriz

Acevedo.

A nivel directivo se tomaron las decisiones en torno al contenido eje, el concepto

de cómo lo querían hacer y los objetivos y criterios de cada una de las audiencias.

A nivel ejecutivo de coordinación del proyecto se realizó la metodología, un

análisis de lo que significaba el cambio en cada público definido, una matriz de

públicos, un escenario y unos canales, los contenidos y un plan operativo que


consistía en la preparación del equipo de trabajo, la agenda y la entrega de

material. Toda la metodología giró en torno a las audiencias o públicos

plenamente identificados como eran los inversionistas, colaboradores de las

empresas, la parte comercial, los medios de comunicación y las entidades de

relacionamiento.

Cada audiencia se clasificó en escenarios directos e indirectos, donde los directos

eran las audiencias a las cuales se iba a contar personalmente el cambio, entre

ellos los accionistas, inversionistas, etc. Y los indirectos, aquellos que se verían

afectados por el cambio pero que no recibirían la información de manera directa,

como los proveedores, los consumidores y los aliados.

El caso del cambio de imagen del Grupo Nutresa es un caso positivo de

comunicación que recibió un manejo acertado de la información a sus públicos y

que tuvo una planificación bien estructurada. El grupo posee una presencia fuerte

dentro de un escenario funcional bien consolidado, el cual es una proyección ideal

de la comunicación estratégica. En principio, la toma de decisiones estratégicas

emanó en un nivel horizontal, ya que la participación del cambio estuvo a cargo

del nivel directivo. Sin embargo la organización fue cuidadosa de que las

decisiones bajaran a todo nivel, utilizando la técnica de comunicación en cascada,

con lo que garantizaban que después de construir la nueva identidad, esta fuera

conocida y compartida por cada una de las personas de las diferentes empresas

de la matriz, sin que ello significara desorientar o confundir a sus públicos.


La empresa fue cuidadosa de cada detalle; desde el diseño de la estrategia hasta

la manera como se comunicó, de la producción de las piezas comunicativas, de la

salvaguarda del secreto hasta el momento en el que la organización consideró

adecuado comunicarlo. Especialmente, del manejo mediático que se le dio a la

información. La estrategia fue todo un acierto. La comunicación emitida a través

de los medios masivos reproducía el mismo mensaje: la evolución de un grupo

empresarial fuerte, una transformación que genera confianza, un cambio de

imagen visual que robustece el concepto de holding. Salvo un medio de

comunicación, todos los demás ponderaron como positivo el cambio; de manera

que la imagen del grupo Nacional de Chocolates, anclado en el imaginario de los

antioqueños, fue cediendo su paso al Grupo Nutresa sin mayores traumas.

Apalancado por una campaña publicitaria y un trabajo de relaciones públicas

coherente.

Todos estos factores dieron como resultado un impacto positivo a todo nivel. Se

logró mostrar una imagen de una empresa sólida. Finalmente sus públicos

lograron entender que un hecho simple, pero a la vez muy estratégico como el

cambio de nombre ofrecía enormes las ventajas competitivas para las empresas

que hacían parte del holding, y que en esa misma proporción los públicos en cada

uno de sus roles iban a verse beneficiados.


Caso 5: Accidente en el Parque Arví: módulo de Comfama. El manejo

estratégico de los medios

En el marco de las Relaciones Públicas actuales, hay un elemento muy importante

para el desarrollo de las empresas y su relación con sus públicos, como es la

comunicación para la crisis; definida por Roux-Dufort (2003, p.100) como “un

conjunto de medidas adoptadas por una organización destinadas a prevenir,

prever, reaccionar y aprender de las crisis”.

Para ciudades como Medellín, donde los eventos coyunturales son cada vez más

latentes, la comunicación para la crisis es fundamental a la hora de mantener la

reputación de una empresa, en contextos de cambios repentinos o accidentes.

Tomando como marco de referencia los estudios sobre las ciencias sociales y la

escuela latinoamericana de relaciones públicas, analizaremos el caso del

accidente ocurrido en la inauguración del núcleo de la Caja de Compensación

Familiar de Antioquia (Comfama) en el Parque Arví, ubicado en el municipio de

Guarne, oriente antioqueño. El incidente en cuestión tuvo lugar el día de la

inauguración del mismo, el 29 de abril de 2011, y fue ocasionado por el

derrumbamiento de una plataforma que soportaba cerca de 500 personas, entre

las que se encontraban múltiples invitados y personalidades importantes,

periodistas de múltiples medios locales y nacionales, dirigentes de la Alcaldía de

Medellín y la Gobernación de Antioquia hasta reconocidos empresarios del medio.

El hecho dejó alrededor de 32 heridos.


Luego de los actos protocolarios, aproximadamente a la una de la tarde, la

atención se centraba en el almuerzo que se disponía a servirse en un amplio deck

de madera, con el acompañamiento artístico del músico argentino Roberto

Mederos y la Orquesta Sinfónica de Eafit. Hasta allí llegaron todos los invitados en

busca de mesas para comer, pero rápidamente el área se congestionó por la falta

de orden en la asignación de puestos y la gran cantidad de personas que

circulaban. Fue entonces cuando las cuerdas que sujetaban el deck con su base

se despegaron, y todas las personas, mesas, sillas y elementos de decoración

como bloques de heno, cayeron desde una altura de cinco metros hasta un

pequeño barranco.

Gracias a los bloques de heno utilizados para la decoración y que sirvieron como

colchón para que algunas personas amortiguaran su caída, el accidente no fue tan

grave como pudo haberlo sido, en tanto que no hubo víctimas mortales. De la

cantidad total de heridos (32) solo hubo cuatro de gravedad. A lo complicado del

accidente se le sumó que no se contaba con vías terrestres de evacuación del

lugar, en tanto que el parque estaba recién terminado y la única entrada y salida

eran las cabinas del Metrocable (hace parte del sistema integrado de transporte

Metro de Medellín), y las vías de acceso terrestres se hallaban ocupadas por los

vehículos particulares y oficiales de las personalidades asistentes al evento.

Debido a la importancia de las personas concentradas en el lugar, se pudo contar

con la rápida presencia de la Fuerza Aérea Colombiana para que enviara

helicópteros de rescate y se pudiera trasladar a Medellín a los heridos de mayor


gravedad. Sin embargo, para los que presentaron lesiones leves, hubo problemas

porque no se contaba con suficientes elementos de primeros auxilios, por lo que

los asistentes que no resultaron afectados tuvieron que improvisar con elementos

como tablas y mesas para inmovilizar y atender a los heridos.

El panorama no podría ser más serio para Comfama. La situación puso en

evidencia la falta de preparación en planes de contingencia y en la manera de

reaccionar ante un hecho de tal magnitud, más aún si es en eventos que

comprometen la imagen organizacional como son la inauguración de un parque

ecológico.

Aunque pareciera que la imagen de la organización se vendría al piso, y se

cuestionarían todas las decisiones que se tomaran en adelante, en el caso ocurrió

lo contrario. La estrategia por parte de la compañía fue guardar silencio ante los

medios de comunicación acerca de la investigación del accidente. Inicialmente la

reacción por parte de Comfama fue manifestar dolor y compromiso con los heridos

y sus familias, a la vez que se aseguraba una inmediata investigación sobre las

causas que rodearon el suceso; todo esto comunicado y legitimado a medios de

comunicación como El Tiempo por Iván Asuad y María Inés Restrepo, quienes

actuaban como subdirector de viviendas y obras y Directora General de la Caja de

compensación de Comfama respectivamente. Ellos asumieron la vocería del

hecho, en las dos escazas declaraciones que la organización entregó.


Ese día, las primeras noticias del hecho se conocieron a través de las redes

sociales y algunos reportes en los sitios web de los periódicos locales y

nacionales. Al día siguiente los diarios y noticieros radiales también se ocuparon

del caso, en tanto que la empresa publicó un comunicado en su página web

lamentando el hecho y anunciando que se harían exhaustivas investigaciones.

Tres días después, el noticiero local Hora 13 publicó una entrevista de Gustavo

Escobar, quien fuera el subdirector de salud de la Caja de Compensación, en ella

aclaró que los heridos que estaban bajo revisión médica prolongada no habrían

tenido complicaciones; además informa que el parque seguiría cerrado hasta que

se aclararen las razones por las cuales una estructura diseñada para soportar el

peso de ocho personas de sesenta kilos por metro cuadrado se haya desplomado

de la manera que lo hizo.

Al cabo de media semana, ningún medio de comunicación registró en sus

agendas información alguna referente al accidente. Por fortuna para la

organización ese fin de semana la boda de los príncipes de Inglaterra llenó la

atención de los medios; además hechos como la beatificación del Papa Juan

Pablo II, y cierres viales en el suroeste de Antioquia por un hundimiento de gran

magnitud ocuparon la agenda setting de los medios.

Se considera entonces un valor determinante de éxito la rápida reacción de la

empresa frente a la crisis que generó el accidente. Al emitir un comunicado


inmediato cerraron el grifo de información. Hechos que fueron reafirmados por

declaraciones de la directora María Inés Restrepo el día siguiente.

El caso siempre estuvo rodeado de un hermetismo en la entrega de información,

la organización buscaba “blindarse” ante comentarios, ruidos o cuestionamientos

de los usuarios o medios de comunicación.

Un detalle que confirma el cierre del flujo de información por parte de Comfama

luego de ocurrido el hecho, es la disparidad y falta de congruencia en la

información emitida a través de los medios de comunicación que cubrieron lo

sucedido. Tanto los periódicos El Colombiano, El Tiempo, el noticiero televisivo

Hora 13 y el medio alternativo de internet Minuto 30 tienen generalidades del caso

pero difieren en los detalles como la forma en que quedó el deck, el número de

personas presentes en el lugar, la hora del incidente y la cantidad de heridos

totales y de gravedad que fueron remitidos a los hospitales de Medellín.

Las irregularidades en la información publicada pueden ser efecto de la

imposibilidad de los medios de confrontar la información con la fuente primaria. No

hay que perder de vista que la caja de compensación es la más importante de la

región y que su directora es una mujer que goza de reconocimiento y prestigio en

la ciudad.

La única información primaria que se obtuvo en el rastreo fue el comunicado oficial

que no daba más detalles que el discurso semi-estandarizado para casos de


comunicación de crisis como “Ya se iniciaron las investigaciones, con el fin de

esclarecer las causas del incidente. Comfama dispuso de forma inmediata las

acciones necesarias para acompañar a los afectados y a sus familias”.

Por tanto y para efectos de lograr mayor claridad se confrontaron otras fuentes

que permitieran una visión contrastada del acontecimiento, ya que la empresa

como fuente primaria no estuvo interesada en proporcionar información del caso.

Una de las fuentes abordadas fue María Adelaida Escobar, afectada directa en el

accidente, quien a consecuencia de la caída del deck sufrió una fractura de la

columna y múltiples laceraciones. Ella ofreció apreciaciones personales sobre las

acciones de Comfama después del desplome del deck, entre las que se destacan:

• En el momento del accidente no había una cantidad suficiente de personas

para auxiliar a los heridos, por lo tanto quienes no sufrieron heridas graves

tuvieron que ayudar a los demás afectados.

• Había entre una o dos ambulancias y una vía al ingreso del parque

obstaculizada por los vehículos de los asistentes.

• La evacuación se hizo gracias a la rápida reacción de los invitados

especiales, gracias a los cuales fue posible solicitar helicópteros para desplazar a

heridos como ella, inmovilizados totalmente.

• No había elementos de primeros auxilios para inmovilización, se tuvo que

improvisar con elementos del lugar. En el caso de María Adelaida tardaron 45

minutos en trasladarla a un hospital.


• Ya en una habitación del hospital Manuel Uribe Ángel, hace presencia la

directora de Comfama María Inés Restrepo para acompañar a los familiares y

manifestar que todos los gastos estarán cubiertos.

• Comfama como organización estuvo atenta a todas las necesidades de tipo

médicas, pero no tuvo en cuenta los perjuicios secundarios que pudo generar el

accidente. En el caso de María Adelaida la prolongada incapacidad le ocasionó la

recisión del contrato de prestación de servicios que la vinculaba con la Alcaldía de

Medellín.

A raíz de lo sucedido, el periodista Darío Arizmendi, de gran influencia en el país,

contacta a María Adelaida para que dé sus declaraciones sobre lo ocurrido en el

Parque Arví, y la situación en la que se encontraba, a lo que ella accede.

Inmediatamente Comfama la llama para cuestionar sus palabras en el medio, y es

entonces cuando María Adelaida contacta un abogado que le da la opción de

demandar o concertar con la organización, la opción escogida por la afectada fue

la segunda.

De esta manera llegó a un acuerdo con la caja de compensación y firmó un

documento que los exonerara de cualquier cosa que pudiera pasar con ella en

adelante como consecuencia del accidente.

Según la entrevistada, Comfama realizó un manejo muy prudente de la

información. Los periódicos publicaron cosas muy superficiales, en realidad el

caso estuvo muy poco tiempo en los medios masivos.


Otro hecho para tener en cuenta es que el ingeniero que estuvo a cargo de la

construcción del lugar, es hijo de un importante periodista de uno de los diarios

más influyentes de la ciudad. Es posible que por ello el medio no le haya dado

mayor trascendencia al hecho.

En el interior de la organización y en el parque como tal, hasta la actualidad, se

implementó una estrategia muy similar a la realizada con el público externo, se

evidencia en la manera en que los empleados y guías afirman que lo sucedido ese

día fue muy bien atendido por los organismos de socorro y por Comfama. Tienen

una imagen sólida de la empresa para la que trabajan pero los relatos dejan la

impresión de la existencia de un discurso “tipo” prefabricado para acallar los ruidos

que generó el accidente.

En conclusión, los resultados fueron positivos para la imagen de Comfama como

marca y del Parque Arví como lugar temático, debido a la poca, casi nula

propagación del accidente que hubiera significado resultados negativos para la

percepción de seguridad y confianza de la compañía. Se utilizaron diferentes

técnicas, prevaleciendo la del silencio absoluto de fuentes oficiales, la

comunicación interpersonal permanente entre la empresa y los heridos más

gravemente afectados durante su padecimiento, la manifestación de indignación

propia de Comfama frente a lo sucedido y de una pronta investigación (que nunca

se publicó) sobre las causas del hecho. Además, es muy probable que haya
jugado un papel importante el sector en el que se desempeñan las actividades de

una empresa como Comfama, entre los entes públicos y privados, con influencia

económica y política entre la alta gerencia. Su gran poder y frecuencia de pauta en

medios informativos es un hecho que no hay que desestimar para que se pudiera

retener la información, en gran medida noticiable, del accidente.

Aunque existen diferentes formas de crear una estrategia para la comunicación de

crisis, algunas son mal vistas por aspectos más morales que éticos, como el

hermetismo informativo y la clasificación de públicos según su nivel de influencia,

pero igualmente generan resultados benéficos para amortiguar lo que puede ser

una inminente caída a la esfera de la opinión pública e incluso, servir de trampolín

para conseguir nuevas oportunidades de mercado, posicionando la imagen

corporativa entre nuevos sectores y grupos de stakeholders que no

tradicionalmente habían sido tenidos en cuenta.

Hasta el momento se mantienen los efectos de la estrategia implementada por la

empresa, pues buena parte de su población objetivo nunca se enteró del

acontecimiento, y los pocos que lo conocen tienen poca información del caso y de

sus consecuencias para los asistentes.

En el caso de Comfama la premisa fundamental para la empresa fue conservar su

buen nombre y proteger en todo momento su reputación. En este punto es

importante entender que la reputación no depende sólo del resultado de medidas

o acciones de tipo comunicativo. Puede suceder que exista una reputación no


favorable a causa de situaciones reales, es decir, de hechos reales con intención

no comunicativa como pueden ser: mala calidad de producto o servicio, un

comportamiento corporativo socialmente “irresponsable”, o un evento de crisis. En

ese caso es fundamental actuar primero sobre éstos, antes de pretender generar

un reconocimiento favorable de algo que en la realidad no existe o no se hace.

Algunas claves para enfrentar la crisis

Las crisis, aunque tienen la particularidad de ser únicas, comparten características

comunes como el hecho de ser sorpresivas y la generación de situaciones de

urgencia. Cabe advertir que la afectación de estas situaciones es diferente, porque

ésta depende de la cultura de cada organización.

El origen de la crisis puede tener múltiples formas. Pueden ser provocadas por

acontecimientos concretos, como una nueva legislación o un atentado terrorista; o

por acontecimientos más abstractos como un rumor o una polémica pública; por

un error técnico o por un asunto accidental; por acciones que ocurren al exterior

de la compañía, en su entorno, o por acontecimientos al interior. Su tipología

provoca diferentes reacciones, pero también promueve acciones comunicativas

específicas para afrontarlas y buscar su superación.

Cuando se detecta la más mínima posibilidad de crisis de una marca o una

organización es importante controlar la situación e intervenirla en el mismo


momento. Para ello hay que tener presentes todos los elementos y canales que

podrían afectar la reputación de una empresa.

El alcance de los mensajes, la penetración de la estrategia y la fuerza inusitada de

la internet y las redes sociales son, por un lado factores que descuidados podrían

desencadenar caos a partir de las crisis. Por tanto es obligación de la empresa

atender y cuidar todas las conversaciones que se hayan generado a raíz de la

comunicación de la marca y, por otro lado, toda la información, ya sea propia o de

terceros, sobre los productos y los servicios de la marca. Si se gestionan de forma

incorrecta las conversaciones y la información que se publica, la reputación online

terminará por verse comprometida. El adagio popular dice que en las redes los

ruidos de reputación corren tan rápido como reguero de pólvora.

Tal vez sea imposible prever cómo o cuándo ocurrirá una crisis, sobre todo, si es

en el campo empresarial, es imposible estar preparados para cada situación

contingente que pudiera presentarse. Sin embargo, la teoría de sistemas de la

administración aclara que toda organización está inmersa en un ente más amplio y

mayor como la sociedad y, a su vez, tiene algunos subsistemas como las áreas o

los diferentes departamentos organizacionales.

Esta perspectiva permite analizar de manera constante lo que sucede alrededor

de la compañía, lo que está pasando con sus públicos y, obviamente, faculta a los

gerentes para tomar decisiones con conocimiento de causa, con mayores


probabilidades de éxito y además, les suministra las herramientas para poder

afrontar eficientemente una crisis.

Pensar en la crisis de manera prospectiva obligará a la empresa a prever

escenarios y causas para cada uno de ellos, pero es vital que con antelación la

compañía reúna toda la información que sea posible, para poder realizar un breve

diagnóstico de la situación y tomar las medidas necesarias.

Dependiendo del nivel de afectación y de la trascendencia del problema se debe

decidir si es conveniente comunicar la situación a los públicos que estén

involucrados y en qué mediada y momento hacerlo, aunque siempre debe ser la

organización la encargada de explicar lo sucedido y, por ningún motivo, se debe

permitir que actores ajenos a la compañía sean los propagadores de la

información.

En las estrategias convencionales hay tiempo y espacios para planear, diseñar e

implementar las medidas del caso, pero en una crisis la ejecución tiene que

ocupar el primer lugar, porque de la capacidad de respuesta dependerán los

efectos.

La delgada línea del derecho a la información y la salvaguarda del secreto

corporativo
En la tarea de informar lo acontecido con una organización en un caso de crisis, el

principal reto que debe enfrentar el relacionista público es el cuidado que debe

tener con la información sensible para prevenir filtraciones de los medios, pero a la

vez suministrar la cantidad adecuada que pueda satisfacer la necesidad pública de

información sin develar datos que puedan comprometer la estabilidad de la

organización. Es allí donde un raciocinio adecuado que logre poner en equilibrio la

oportunidad informativa, la sensatez periodística y la ética profesional podría ser

la mejor salida para sortear la crisis sin poner en riego la reputación corporativa.

Independientemente de la estrategia relacional que la empresa haya decidido

implementar jamás debe perder de vista la importancia de la comunicación formal

y el papel preponderante que juega en el posicionamiento de marca y en la

conservación de la reputación empresarial. Sea que se realice de manera

intencionada o como consecuencia de una acción secundaria, la comunicación

formal influye de modo directo en la consecución de sus objetivos de negocio.

Para lograr una comunicación efectiva es importante contar con herramientas que

logren colocarla en la mente de sus audiencias objetivo a través de una estrategia

relacional personalizada.

Para que esta estrategia esté completamente dirigida es fundamental conocer

ampliamente a las compañías, su planteamiento filosófico, sus objetivos

corporativos, su mapa de públicos y el alcance de sus estrategias. Solo de esta

manera se podría plantear un análisis coherente y realizar una propuesta cercana

a los requerimientos y especificidades de la empresa. Para lograr que lo que se


planteó en el papel pueda desarrollarse conforme las necesidades y expectativas

de la organización y sus directivos, el relacionista público debería tener acceso a

todas las áreas y procesos y contar con la facultad de conocer información

confidencial. Es allí donde el tema de protección del acervo informativo cobra

importancia.

Para alcanzar los objetivos comunicacionales de una empresa, los profesionales

de relaciones públicas tienen el compromiso del manejo adecuado, seguro y

responsable de la información confidencial, pues lo contrario puede impactar

negativamente el negocio o su reputación como persona digna de ser depositaria

de los secretos corporativos.

La responsabilidad en el manejo de la información implica la toma de conciencia

con respecto a los riesgos que podría acarrear una mala administración de este

recurso. La información hoy día es considerada como un intangible invaluable para

cualquier organización. Se dice que quien tiene la información tiene el poder y en

esta medida velar por su salvaguarda se convierte en una premisa para el

relacionista público. Su quehacer se ve imbricado por la responsabilidad de

informar, la tarea de conservar relaciones justas y cercanas con los medios y el

inminente deber de mantener a salvo “el secreto corporativo” el problema está en

permitir la inclinación de la balanza.

Un manejo responsable implica la implementación de medidas de seguridad tanto

físicas, tecnológicas y de procesos que redunden en el uso adecuado de la


información. Asimismo, en la parte humana, es importante establecer políticas,

procedimientos y entrenamientos que sensibilicen a los empleados acerca del

cuidado fundamental de datos no públicos.

Otra medida importante, es cómo y con quién compartir este tipo de información,

definirlo y limitarlo por niveles relacionados con el involucramiento y participación

en la estrategia relacional.

El tema de salvaguarda de la información es un aspecto que no debería

descuidarse, por el contrario, es necesario enfatizar en los posibles daños que

pueden generarse en la imagen de una compañía si no se concientiza al personal;

el descuido en el manejo de este tipo de datos, puede ocasionar problemas

irreversibles en la imagen y posicionamiento de la empresa, comenzando con la

pérdida de credibilidad y confianza de sus públicos.

Cuando una organización toma conciencia de los riesgos que enfrenta a todo nivel

y considera la crisis como parte inseparable de su corpus, comienza a crear

mecanismos tendientes a preparar a la empresa operativa y administrativamente

para afrontar problemáticas que pudieran presentarse en cualquier momento.

Aunque las crisis son muy comunes en el dinámico e impredecible mundo

contemporáneo, siempre existirán salidas viables y posibilidades de progreso,

aunque es muy extraño encontrar crisis que solo afecten una parte de la empresa,
porque la imagen y el entono siempre influirán constantemente y, precisamente,

es ahí donde está el verdadero reto.

Así pues, la aprehensión del riesgo resulta ser un factor subjetivo, ya que cada

individuo percibe una situación de una manera distinta y por tanto, lo que para uno

puede significar un riesgo, para otro no lo es. Si lo extrapolamos a las empresas,

encontraremos que dependiendo de sus actividaes o la configuración de sus

entornos, se exponen más o menos a posibles amenazas, las cuales deben

tomarse en cosideración y ponderarse para que no acaben derivando en una

crisis. El riesgo se convierte en crisis si toma una dimensión mediática que la

empresa no sea capaz de solucionar.

Aunque como lo hemos mencionado a lo largo del texto, nada hay que pueda

impedir la llegada de una situación que pueda poner en riesgo el equilibrio natural

de una empresa, la situación de riesgo se verá incrementada si la empresa posee

un menor control de los factores que pueden resultar potencialmente peligrosos.

Es por esta razón es que en primera medida debe ser coniderada la investigación

en el quehacer empresarial, con el fin de identificar posibles situaciones de riesgo.

Esto permitirá estudiar los factores que pueden generarlas y comprender las

actitudes, tanto internas como externas,medir la sensibilidad y afectación frente al

riesgo, para finalmente establecer un adecuado flujo de información.


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