SUBJETIVIDAD ENTENDIDA A PARTIR DEL CONTACTO CON LA
ALTERIDAD
El comportamiento del ser humano ha sido objeto de estudio desde diversos
enfoques debido a la complejidad del mismo. Es importante puntualizar que los ambientes en los que se desenvuelve, permean de manera significativa su desarrollo conductual, emocional y cognitivo. Es a través del contacto con la alteridad, donde se lleva a cabo el aprendizaje del lenguaje; medio importantísimo que le permite la reproductividad de sus ideas y pensamientos. Por medio de éste, expresa lo que para él significan los acontecimientos y el sentido de sus actos.
Influencias ambientales en la configuración de la subjetividad
Varios autores han señalado la influencia de los ambientes familiares, sociales y
culturales en el desarrollo de las diferentes etapas del ser humano. Las vivencias van dejando una huella imborrable en su vida, mismas que marcan las diferencias individuales por medio de las cuales se distingue de los otros; pero al mismo tiempo, su capacidad autorreflexiva le permite reconocer, que es a través de la alteridad lo que hace asequible la comprensión de sí mismo y la de los demás. Las diferencias interpretativas expuestas en la narración de un mismo evento, son muestra palpable de la configuración subjetiva a partir de lo simbólico y lo emocional.
La naturaleza social del ser humano lo ha impulsado a la formación de grupos.
Desde el inicio de nuestra vida, habitamos y formamos parte de diferentes grupos durante todo un vasto recorrido social. Nuestro primer grupo es la familia, espacio en el que aprenderemos a comunicarnos a través del lenguaje y creamos vínculos afectivos; los cuales serán cimientos indispensables para lograr el establecimiento de nuestras relaciones interpersonales. Dentro de la familia, se establecen las primeras normas y pautas de obediencia a figuras de autoridad (padre y madre), y son estas figuras las que determinan (no en su totalidad) el desarrollo social del individuo en los próximos grupos de los que formaremos parte. El contacto con la alteridad va configurando nuestra identidad y sentido de pertenencia. Como se mencionó anteriormente, la familia configura las prácticas discursivas del niño a nivel social e individual. De aquí podemos inferir que la formación de grupos determina una identidad social del individuo, y que no se está exenta de ella.
De acuerdo con González (2013), el sujeto es un elemento esencial de toda
producción social, pues su acción es generadora de nuevos momentos de subjetivación social, de los que pueden emerger verdaderas alternativas de funcionamiento social.
Diferencia entre competencia y competitividad
Desde los ambientes familiares y escolares se nos impulsa a ser competitivos. La
competitividad es un término que pareciera estar desgastado por el exhaustivo uso que se le da en estos tiempos, los medios de comunicación lo utilizan para generar en la sociedad el sentimiento de luchas de poder, donde el que tiene más (economía, belleza, conocimientos) es el que tiene más valía. Los ambientes sociales no son meros resultados de acontecimientos, existe en ellos las pautas de aprendizaje que configurarán el lenguaje y pensamiento de quienes forman parte de ellos. Es aquí donde se gestan las raíces de inferioridad/superioridad, sentido de pertenencia, inclusión y exclusión. Las bases de la estratificación social se fundamentan en ejercicios de poder, donde dista el concepto de igualdad. Implica engendrar sentimientos de lucha contra los demás, en lugar de enfocarse en el desarrollo de su potencialidad; donde la búsqueda de la victoria y ejercer poder sobre el otro, es el objetivo principal.
El sistema educativo actualmente está basado en potencializar el desarrollo de
competencias en los alumnos, en los cuales el trabajo es fortalecer sus aptitudes, destrezas y pericias; necesarias e idóneas para poder ofertarse en este mundo competitivo. El tema de gubernamentalidad (tema acuñado por Foucault) nos habla de una nueva formación discursiva, en la que se nos hace una convocatoria a inventarnos, crearnos y revisarnos. Ya que en la cultura del empoderamiento se debe procurar la excelencia, donde el objetivo es tener una voluntad emprendedora; pero si no logras alcanzar estos objetivos, estás en peligro de extinción.
¿Desde qué perspectiva se invita a formar parte de las sociedades de
gerenciamiento de uno mismo? Analizando la situación de la educación y de las condiciones de vida de la mayoría de la población en nuestro país y a nivel mundial, no se está pensando en la inclusión, si no por el contrario; pareciera que la meta es agrandar la brecha que separa al “nosotros” del “ellos”.
Conclusión
Los artículos leídos en esta materia nos dieron la oportunidad de comprender el
objetivo de la psicología social, ya que no sólo se trata de ser agentes pasivos y observadores de acontecimientos; sino generar en nosotros un compromiso de ser agentes de cambio, desde los ambientes en los que nos desenvolvemos. La óptica con la que interpretamos los eventos, es producto de la subjetividad configurada por nuestras vivencias. Al no ser productos terminados, se nos invita a cuestionar lo que el psicoanálisis expone: “infancia es destino”. Es necesario generar un pensamiento crítico y autorreflexivo. Somos seres sociales, nuestros actos tienen efectos bilaterales. Ante la problemática actual en la que vivimos, es indispensable el continuar nuestra preparación, ya que nuestra sociedad necesita urgentemente tener espacios de crecimiento. No podemos dejar de lado el efecto que generan en cada uno de nosotros los acontecimientos actuales, por tal motivo se necesita trabajar en el compromiso solidario y recíproco con nuestros semejantes.
Referencias:
Grinberg, M. (2009). TECNOLOGÍAS DEL GOBIERNO DE SÍ EN LA ERA DEL GERENCIAMIENTO: LA
AUTOAYUDA ENTRE EL NARCISISMO Y LA ABYECCIÓN. Psicoperspectivas. CL Individuo y Sociedad. 8(2): 293-308.
González, F. (2013). La subjetividad en una perspectiva cultural-histórica: avanzando sobre un legado
La Participación de Las Familias y de Otros Miembros de La Comunidad Como Estrategia de Éxito en Las Escuelas - Igone Arostegui, Nekane Beloki, Leire Darretxe