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Auge azucarero y mercado de trabajo en el Noroeste Argentino Daniel Campi-Marcelo Lagos

En el último cuarto de siglo 19 y primeras décadas del siglo 20 las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy se especializaron en la
producción de azúcar de Caña dentro de la división del trabajo del nuevo mercado nacional. La consolidación del Estado nacional
y la conexión ferroviaria con el litoral pampeano fueron piezas claves del proceso cuyo éxito favorecido, por el nuevo orden
político inaugurado en 1880 bajo la égida roquista, marco propicio en el que las élites regionales defendieron las ventajas
corporativas Del Noroeste en la producción de azúcar.

Los dos modelos azucareros

Ambas zonas productoras, la de Tucumán y el salto jujeño, están localizadas en la falda oriental del sistema su andino y
constituyen tradicionalmente un punto de encuentro de la sociedades y culturas andinas con la chaqueña, potenciado con el
desarrollo de las plantaciones de caña de azúcar el área de pie de montaña. Ambas poseían un ambiente natural semejante
sin embargo los paisajes sociales son muy diferentes, la gran concentración demográfica tucumana la presencia de la pequeña
y mediana propiedad, los elevados niveles de mercantilización de su producción agrícola y pecuaria contrastan con el
predominio absoluto de la gran hacienda en las tierras bajas salto jujeñas, su condición de zona de frontera escasamente
poblada y la producción campesina con mayores niveles de actividad de subsistencia, que caracterizaba las comunidades
indígenas de las tierras altas, agregamos a ellos las profundas diferencias étnico culturales de su población mestizos y Criollos
en Tucumán e indígenas de raigambre andina en las tierras altas salto jujeña se tendrán una idea aproximada de las grandes
disparidades que ya en los inicios del desarrollo azucarero separaban ambos modelos y que han afectado su posterior
evolución hasta la actualidad.

Con respecto a los ritmos de expansión de la agroindustria en ambas zonas también fueron disímiles, la delantera del proceso
de modernización especialización productiva, la toma Tucumán por su temprana conexión con el ferrocarril y el litoral, otro factor
la ductilidad económica de la burguesía comercial terrateniente y la manufactura tucumana respondió a los estímulos de las
diversas coyunturas y desarrollo estrategias de inversión que la convierten en una clase en una clase interesada en el desarrollo
industrial en las innovaciones tecnológicas. Las clases dominantes de salta y Jujuy no tuvieron una conducta empresarial tan
notable. Aunque algunas haciendas jujeñas modernizaron sus ingenios a la par de la elite tucumana.

La fragmentación de la propiedad creo en Tucumán condiciones para la formación de un campesinado cañero mayoritariamente
minifundista, en Salta y Jujuy por el contrario los ingenios monopolizaron con diversas estrategias las tierras aptas para las
plantaciones y el agua de riego constituyéndose en empresas de Gran integración vertical lo que les otorgó grandes ventajas
competitivas frente a las fábricas tucumanas.

La fuerza laboral

Ambas zonas se enfrentaron con dos necesidades básicas referidas a la fuerza de trabajo, contar con un gran contingente laboral,
adaptar el mismo a los nuevos requerimientos productivos, la disciplina al trabajo metódico que imponían el ritmo de las
máquinas el vapor la electricidad y el ciclo estacional de la agroindustria. Tanto el problema de la creación de la oferta de
trabajadores acorde a la demanda de los ingenios y plantaciones no podía ser resuelto entre ambas zonas productoras, el plantel
debía captarse fuera de la de ellas en áreas satelitales imponiendo masivas migraciones estacionales. El disciplinamiento de la
mano de obra que exigía el proceso de la modernización del agro industria era otro problema, ambas cuestiones encarnaron
apelando a la coacción con incentivos monetarios físicos como la aplicada a los Indígenas del Chaco, la imposición de pago de
arriendos con obligaciones de trabajo, la actualización y revitalización de viejas normativas socio laborales tipificadas por las
disposiciones contra la vagancia, leyes de conchabo y el peonaje por deudas, resumen una amplia gama de recursos utilizados
por las elite regional para la creación de una oferta de mano de obra acorde a las necesidades de la agroindustria.

Mecanismos de captación de la mano de obra y la formación del mercado de trabajo el caso Tucumano

Para este sector la mano de obra para las actividades agrícolas y ganaderas se apelaba a satisfacer los requerimientos de la
producción con contratos permanentes o tareas y periodos determinados a cambio de un salario, el crecimiento de este sector
estuvo asociado con la evolución económica de la provincia y con las medidas adoptadas por las elites tendientes a la formación
de un contingente laboral acorde con sus necesidades, la demanda concentrada de hombres en la época de zafra y la competencia
e las obras de prolongación del ferrocarril al norte y a Santiago Del Estero, ocupaban y agudizaban en “hambre de brazos”, la
irrupción de la máquina a vapor y su aplicación a los trapiches hizo aumentar la capacidad de la molienda de los ingenios y el
número de las hectáreas sembradas con caña suponía un nuevo ritmo para el trabajo, la adaptación de las masas trabajadores a
estas nuevas exigencias fue difícil y género actos de indisciplina, ausentismo, fuga de los lugares de trabajo, hasta enfrentamiento
físicos con los patrones y capataces. La elite para ello recurrió a normativas socio laborales contra los vagos y mal entretenidos
reforzando el principio de que para los indigentes la carencia del empleador equivalía a un delito.

Las disposiciones coactivas y los incentivos monetarios sirvieron para la captación de la fuerza laboral necesaria para el desmonte
de los bosques, la expansión del área cultivada de caña, para la construcción de la infraestructura edilicia, caminera y ferroviaria
para el montaje y puesta en funcionamiento de los nuevos ingenios, el disciplinamiento fue compatible con las nuevas
modalidades laborales impuestas por la tecnificación.

Los mecanismos de captación de la mano de obra y la formación del mercado de trabajo el caso Salto-Jujeño

El área se transformó profundamente a partir de las 3 últimas décadas del siglo 19, la extensión del cultivo de la caña el
surgimiento de modernos ingenios en el seno de las haciendas, con el ingreso de tecnología y capitales extra regionales más la
ruptura del aislamiento con la llegada de ferrocarril, fueron los factores fundamentales del cambio y las bases sobre las que se
conformó el modelo azucarero Salto-Jujeño.

Con mejores aptitudes climáticas con relación a los cañaverales tucumanos otorgaron a las empresas alto jujeñas grandes ventajas
corporativas. Comparativas fueron las ventajas derivadas de la estructura social, la inexistencia del fenómeno del minifundio
permitió contar a los ingenios con materia prima de mejores rindes culturales y sacáridos, a la vez que economizaban costos con
una eficiente planificación de la cosecha y el transporte de Caña.

Puede considerarse que los inicios de la gestación del mercado de trabajo, coinciden con la transformación de las haciendas
azucareras de este jujeño hacia finales de 1870 pero será el Ingenio-plantación una vez consolidado único centro productivo de
proporciones en la subregión; el que articula un mercado laboral en función de sus necesidades; se trató de un mercado originario
en una zona frontera y contenía serias dificultades de comunicación, así como también una mano de obra marcadamente
estacional, una oferta local de brazos insuficiente y de un mercado con dificultades para la oferta de trabajo.

La conformación del contingente laboral se originó en gran medida en la diversidad étnica cultural y lingüística de los trabajadores
captados, las empresas tuvieron que apelar a los indígenas chaqueños que constituyeron el grueso de la mano de la obra
estacional completaron la fuerza laboral con campesinos y pastores de la puna de neta raíz andina, los campesinos y braseros
Criollos y mestizos del Valle Calchaquí de las provincias vecinas y del mismo epicentro productivo, por último los inmigrantes
temporales bolivianos, los collas (predominantes a partir de los años 30 de este siglo), los inmigrantes europeos asiáticos por su
parte no alcanzaron nunca una importancia numérica.

Los mecanismos para captar esta mano de obra fueron tan diversos como las motivaciones y expectativas de los contingentes
que se conchaban en los ingenios plantación, combinaciones de coacción e incentivos monetarios para arrancar los de sus lugares
de origen y otorgarles en diversos grados una existencia como asalariados.

Consideraciones finales:

En la segunda mitad del siglo 19, a partir de la conexión ferroviaria con el litoral, las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy, se
especializaron en la producción de caña de azúcar dentro de la división del trabajo del nuevo mercado nacional. Todos los recursos
fuertes orientados en función de nuevos intereses y necesidades, de capitales, las tierras, los bosques, el agua, los hombres, los
nuevos medios de transporte, los nuevos caminos, nuevos centros de poblados irrumpieron casi con violencia trastocando el
tradicional paisaje nordestino.

En este marcó la gran tarea de captación y disciplinamiento de la mano de obra y de la formación del mercado de trabajo tendrá
rasgos comunes, en los dos modelos, como muy específicos. Por un lado, en ambos se combina el uso de la coacción con los
incentivos monetarios asumiendo esta combinación, distintas formas en función de la particularidad de los contingentes
captados, la resistencia de los trabajadores, la evolución de la oferta y la percepción de las elites sobre la mayor eficiencia y
productividad de la mano de obra que se movilización sin coerciones extraeconómicas.

Por otra parte, en ambos modelos el peso del componente coactivo fue disminuyendo progresivamente y asumiendo más
importancia el incentivo salarial, en tercer lugar, como consecuencia de los diversos mecanismos coercitivos aplicados, el
mercado de trabajo nació y se desarrolló compartimentando, avanzándose con diferentes ritmos, en el caso tucumano
rápidamente y lentamente en el salto jujeño, hacia la formación de un mercado libre unificado.
El proceso reseña no sólo dos ritmos diferenciados expansión de las relaciones capitalistas producción, sino también dos
modalidades de madrazo que caracterizó como “vía farmer” para el caso tucumano y tipo “junker” para el salto jujeño, con dos
modelos azucareros subregionales, con ritmos y vías diferenciadas, de expansión, de las relaciones salariales y de evolución hacia
un mercado de trabajo libre y unificado.

El noroeste argentino se modelo económica y socialmente entre las tres últimas décadas del siglo 19 y las tres primeras el siglo
20, con esos rasgos para vincularse de algún modo con el “progreso” de la Argentina exportadora. La distribución de los beneficios
del progreso fue muy desigual y dolorosas sus consecuencias para los grandes contingentes humanos movilizados para servir en
ingenios y plantaciones. Pero ese fue el camino a través del cual la región dejo atrás patrones articulación espacial y de explotación
económica forjados en la colonia.

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