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La iglesia latinoamericana y experiencias logradas por los gobiernos en

los últimos 25 años en torno a la promoción del desarrollo


socioeconómico de familias rurales

E. Judith Ortiz M.1

En América Latina las condiciones sociales, políticas y económicas, han conducido a la


existencia de diversas iniciativas, tanto por parte de los gobiernos, como por parte de la
sociedad civil y de la Iglesia. Pueden enunciarse algunas características socioeconómicas
importantes del contexto, enseguida las propuestas de los gobiernos y luego la de la iglesia
para llegar a las coincidencias y diferencias entre los mismos. El documento muestra un
análisis de los últimos 25 años de los programas en México.

Palabras Clave: latinoamericana, socioeconomía, gobierno.

a. Características socioeconómicas en Latinoamérica.

Más de la mitad de la población mundial habita en el sector rural, conformando un 53% del
total de los habitantes del planeta, siendo la agricultura la actividad económica que genera
mayor empleo en los países pobres, en 1995 de 2.580 millones de personas que
conformaban la PEA mundial, 1.030 millones, se dedicaban a la agricultura, 940 millones a
los servicios, 480 millones a la industria y 130 eran desempleados. El caso es, que para el
2000, América Latina alcanzó 508 millones de ha. Presentando un incremento en todos los
países de la población en el área rural. En 1980, la población rural era 35.1%, en 1999 de
29% y en la actualidad se considera un 23 a 20%, siendo alrededor de 127 millones de
personas que habitan en el sector rural latinoamericano. Algunos países latinoamericanos
han concentrado su mayor cantidad de población en el sector urbano como ocurre con
Venezuela, Chile y Argentina, entre otros, en donde la población rural representa sólo el
5.2% en Venezuela y menos del 13% en los otros dos países. En cambio en Costa Rica, El
Salvador, Guatemala y Honduras los pobladores rurales superan el 50% del total y en
Colombia el porcentaje es cercano al 30%.

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Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades UAEH Profesora Investigadora

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Por otro lado, la Población económicamente activa (PEA) es de unos 41 millones de
trabajadores, la cual, en 1990, equivalía al 26% del total de la PEA. En la actualidad, mirando
en conjunto a América Latina y el Caribe, el 22% de los trabajadores se dedican a la
agricultura, cifra que contrasta con la participación sectorial de tan sólo un 9% del PIB (Cruz,
2002).

Una característica significativa del sector rural latinoamericano es la creciente pobreza y la


profundización de las desigualdades económicas y sociales. Según recientes estudios del
Banco Mundial y de la CEPAL, la pobreza rural ha aumentado en los últimos años incidiendo
más en ciertos sectores de la población como son los indígenas, mayores de edad y mujeres
cabeza de familia. Ya desde 1980, el 54% de los hogares rurales eran pobres y el 28%
estaban en situación de indigencia, para 1997 el porcentaje de hogares pobres se mantenía
y el de indigentes se ubicó en un 31% (David, Morales y Rodríguez, 2001). Para entonces,
73 millones de los habitantes rurales del continente eran pobres, de los cuales casi 40
millones eran indigentes, cifra que aumentó, hacia 1997, a 78 y 47 millones,
respectivamente (Echeverri y Ribero, 2002). De los pobres rurales, 47 millones son
pequeños productores y el resto son trabajadores sin tierra, indígenas o miembros de otros
grupos minoritarios

Paradógicamente, frente al tema de la pobreza, se encuentran los temas como las grandes
diferencias de ingresos y la concentración de la tierra, en este sentido, El 5% de quienes
reciben los mayores ingresos percibe 75 veces más de ingreso, en promedio, que el 5% de
los que tienen menores ingresos. Los países de América Latina y El Caribe han registrado,
históricamente, los índices de concentración de la tierra más altos del mundo. Paraguay,
Chile, México, Argentina, Brasil, Costa Rica, El Salvador, Panamá, Perú y Venezuela tienen
los índices más altos, ubicados entre 0.80 y más de 0.90. Por su parte, Honduras, Colombia,
Jamaica, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay tienen índices entre 0.66 y 0.80.

Aunado a esto, la situación del desempleo rural, ocupa un lugar preponderante, con cifras
disparadas en algunos países en las últimas dos décadas como Colombia y Argentina,
además se han presentado transformaciones en el tipo de empleo, la seguridad laboral, las

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migraciones y transnacionales, así como desplazamientos forzados del sector rural. Aunado
a esto, los fenómenos naturales terremotos, inundaciones y sequías en varios países, han
tenido grandes impactos en la población rural latinoamericana. Para citar sólo algunos de
los más recientes como los ocurridos en Perú, Argentina, Honduras, Venezuela, Colombia y
México (Pérez, 2002).

b. Las propuestas de los gobiernos

En los últimos 25 años, en el mundo rural latinoamericano, se han presentado grandes


transformaciones económicas, sociales, políticas, culturales y ambientales, originadas, en
buena parte, por la aplicación del modelo de desarrollo neoliberal. A continuación
presentamos, de forma resumida, la manera cómo el sector rural es considerado en el
modelo, el papel del estado en el desarrollo del sector y los efectos que sobre ha tenido en
términos de la producción, el empleo rural, los recursos naturales, la pobreza, los ingresos
y la tenencia de la tierra, que aluden al ámbito rural.

La aplicación del modelo neoliberal se hace en diferentes momentos en los países de


América Latina, aunque las medidas y la motivación para su implementación, en general,
fueron las mismas. La apertura comercial se empieza a hacer en algunos países a finales de
la década de los setenta, pero se generaliza en los ochenta para la región. A mediados o
finales de la década de los ochenta, los primeros ya se encuentran en situación de alta o
media liberalización comercial. Otros países inician más tarde este proceso, haciéndolo de
manera muy rápida en los noventa y el dos mil.

Con respecto a las reformas en el sector agropecuario, pocos países las aplican al comienzo
de los ochenta, pero la mayoría lo hacen a finales de dicha década o principios de los
noventa, como es el caso de Argentina, Brasil, Colombia y en parte México. Las tendencias
se orientan a que el estado no determine directamente las variables macroeconómicas ni
sectoriales, sino que deje operar los mercados de recursos y bienes. Esperando que las
tasas de interés, la tasa de cambio y los salarios sean determinados por el mercado
respectivo. El estado deja de jugar un papel activo en la producción y comercialización y se
escudriña un proceso amplio de privatización de la economía, que se advierte en la venta
de agroindustrias y agrocomercios públicos en los países donde existían. La agricultura se

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convierte en un sector más de la economía y pierde todos los tratamientos preferentes que
había tenido durante mucho tiempo. La organización empresarial del sector requiere de un
reordenamiento, puesto que debe asumir la desregulación de los mercados, la apertura de
la economía, la eliminación de subsidios y los cambios de legislación y regulación
institucionales.

En algunos países, esto condujo a graves crisis que aún no se han superado y, generando
endeudamiento y pérdidas patrimoniales importantes. En los países con una agricultura más
desarrollada se abre paso a nuevos empresarios desligados de las tradiciones agrarias, con
una lógica mucho más empresarial.

Con relación al desarrollo rural, se minimizan las acciones públicas y se genera un proceso
de desintegración de la institucionalidad. “como resultado de las reformas estructurales y
de las políticas de ajuste, en casi todos los países de la región, los servicios públicos
relacionados con el sector agropecuario se debilitaron radicalmente o simplemente
desaparecieron. Los que quedaron, han sido objeto de profundas reformas. Lo más
gravitante en una primera fase fue la virtual desaparición de los programas especiales de
crédito para el sector, así como de los programas destinados a atender a los agricultores
más pequeños” (David, Morales y Rodríguez, 2001).

La sustitución de la mayor parte de los programas de educación, salud, vivienda e


infraestructura, por mecanismos de mercado, reforzó las diferencias productivas entre
grandes y pequeños productores, entre regiones y entre productos dinámicos y estancados.
El retiro del estado de los programas y proyectos de desarrollo rural, genera una
proliferación de ONG en toda la región y una mayor presencia de organizaciones
internacionales entre los productores campesinos y los pobres rurales, con el fin de suplir
las acciones públicas en materias sociales y productivas. Pierden importancia las
organizaciones campesinas, como movimientos sociales, y las organizaciones de tipo
productivo o de comercialización, en especial, las que se habían constituido como
cooperativas rurales, dejando desprotegidos a los pequeños productores frente a la mano
invisible del mercado. Las políticas de desarrollo rural pasan a ser parte de las políticas

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sociales de los diferentes gobiernos, y con una clara orientación hacia disminuir los índices
de pobreza rural.
En esta fase es muy importante el manejo de la información respecto a las actuaciones de
los gobiernos en los ámbitos macroeconómico o sectorial, pero esta información, la mayoría
de las veces, es privilegiada y a ella no tiene acceso la gran masa de pequeños productores
campesinos, quedando por fuera de un recurso clave para la producción y comercialización
de los productos en una economía de mercado.

El apoyo del estado al sector rural se localiza más en su papel de apertura de mercados
externos y en la búsqueda de acuerdos comerciales y, en los países que han contado con
recursos para ello, en la construcción de infraestructura que permita articulación de la
producción a los mercados, tales como caminos, puertos, riego y electricidad. Los pequeños
propietarios y los asalariados agrícolas no reciben una atención especial por parte del estado
y ello contribuye a agudizar los problemas de pobreza rural.

En el modelo neoliberal, se busca fortalecer la vinculación a los mercados externos, mientras


el mercado interno se debe abastecer con libertad en el sentido de que lo que no se produce
se importa, lo cual plantea problemas complejos de resolver por parte de quienes producen
para el mercado interno, ya que sus productos no son competitivos frente a los que vienen
de países desarrollados con altos niveles de tecnificación, eficiencia económica y subsidios.

Con diferencias muy importantes entre los países, en este período se fortalece el sector
privado empresarial. “Las políticas macroeconómicas y sectoriales han dado como resultado
una creciente polarización económica y social, situación que se refleja en una reforzada
concentración del ingreso en la región. Se ha agudizado la heterogeneidad entre empresas,
regiones y tipos de productores” (Cruz, 2002). El proceso de privatización ha tenido un
significado muy importante en los posteriores resultados de concentración de ingresos,
debido a los vicios que lo acompañaron por falta de interés o atención de la sociedad civil
frente al cambio patrimonial de las empresas del estado.

Los grupos con alto poder económico, que contaban con información privilegiada o acceso
a capital, lograron excelentes negocios con precios de venta por debajo del valor real, o con

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largos plazos o menores exigencias de garantías. Hacia el sector rural, específicamente, se
privatiza la banca. Hay un retiro parcial o total del estado del mercado financiero, aunque
se mantienen algunas fuentes estatales de financiamiento para las economías campesinas.
El capital se transa a tasas reales de interés y se aumenta la exigencia de garantías para la
consecución de créditos, dejando por fuera a gran parte de los pequeños productores o de
los trabajadores rurales sin tierra.

En varios países de la región, se privatiza el acceso al agua de riego, sus derechos se separan
de los de la tierra y pueden ser transados en el mercado. Se disminuye el énfasis en procesos
de reforma agraria y el acceso a la tierra se deja en manos del mercado. En algunos países
de la región, especialmente del Cono Sur, hay un gran cambio en el patrón de empleo
predominante, de permanente a temporal, sin que existan leyes que interfieran en el
mercado de trabajo, en búsqueda de competitividad en la actividad exportadora de las
empresas.

La función de comercialización de productos agropecuarios, por parte del estado, de tanta


relevancia en el modelo de desarrollo anterior, desaparece y es reemplazada por un auge
de la intermediación en mercados internos y externos, en insumos y productos y en la
transnacionalización y concentración de los negocios agrícolas en manos del sector privado.
Se genera un gran atraso científico y tecnológico. Los procesos de privatización incrementan
la diferenciación social. La pobreza rural aumenta, tanto por el empobrecimiento e
incapacidad de la pequeña propiedad de competir, como por el desplazamiento de los
asalariados agrícolas y el aumento del desempleo rural.

Todos los aspectos anteriormente mencionados, se han agudizado y consolidado en la última


década. Vale la pena resaltar algunos procesos que han sido el origen de muchas de las
grandes crisis que están viviendo algunos de los países del continente, en la actualidad:
disminución del tamaño del estado, entendida como la reducción de las entidades públicas,
de manera especial, las que prestaban servicios al sector rural. Procesos acelerados de
descentralización político – administrativa, dándole un aparente papel protagónico a los
municipios, sin garantizar su estabilidad económica, ni la creación de las bases de
sostenibilidad financiera. Privatización de los servicios públicos y la libre concurrencia para

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el desarrollo de la infraestructura básica. Debilitamiento de las organizaciones sociales, en
general, y las del sector rural, en particular. Resquebrajamiento de las democracias y de la
gobernabilidad en casi todos los países de la región. Nadie ha llenado el vacío dejado por el
retiro del estado para el cumplimiento de las funciones en investigación, crédito, asistencia
técnica, en esos momentos, de manera eficaz.

c. Las iniciativas de la Iglesia


Sin duda las iniciativas de la Iglesia se encuentran vinculadas a la emergencia de las ONG´s
ante las condiciones arriba descritas, en Latinoamérica, importantes redes que trabajan en
el nivel local desde la acción católica o las comunidades eclesiales de base, representan un
papel preponderante en el trabajo de los sectores rurales y el desarrollo de la región,
iluminados por la ideología del documento de Puebla, Medellín y Santo Domingo, cuyo
discurso se centra en el grito de los pobres y el compromiso social de la Iglesia, bajo la
llamada teología de liberación, Latinoamerica se caracteriza por la presencia de sacerdotes,
obispos, religiosas y laicos que hacen su opción preferencial por los pobres, signo vivo de
una Iglesia sensible a las necesidades de los más necesitados. La Iglesia pasa de su papel
pasivo a ser protagonista de una nueva historia, escrita a partir del surgimiento de nuevos
actores sociales, que buscan la equidad y la justicia social para todos los pueblos.

Los años 70´s o las últimas tres décadas han estado marcadas por esta tendencia y
sensibilidad social. En el caso de México, la Iglesia católica posee antecedentes importantes,
ya que inspiró a la formación de diversas organizaciones durante los años precedentes. En
1970, Luis Echeverría retoma una postura populista para retomar el control del país a causa
de los sucesos de 68´, en esta misma década, el contexto social se marca por la presencia
del movimiento guerrillero, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez, la liga 23 de septiembre. El
gobierno decide mostrar su poderío expropiando las tierras agrícolas en el valle del Mayo,
en Sonora, tierra Yaqui y su sexenio se marca por una profunda crisis política y económica.
López Portillo se caracteriza por el alta de los precios en el petróleo, desplaza del centro de
su apoyo a las estructuras clientenares del movimiento campesino al obrero. Esta década
de los 70´, se caracteriza por la reflexión Marxista, la búsqueda de cambios radicales y
numerosos movimientos de solidaridad internacional.

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El surgimiento de la Organizaciones de la sociedad civil, comienzan a ser un fenómeno
importante (OSC) y el gobierno se declara en contra de aquello que no concuerda con sus
intereses populistas. El gobierno multiplica dependencias para que se impida el contacto
con los sectores populares, por otro lado, la dura represión contra los movimientos
populares, dejan la puerta abierta a las ONG. En este sentido, las organizaciones que surgen
de la Iglesia, optan por continuar su trabajo en el marco en que lo venían desarrollando
ayudar y asistir, antes de cambiar las estructuras. Sin embargo, para otro sector dentro de
la Iglesia, el trabajo sólo tiene sentido a partir de que generan un cambio en las estructuras
sociales, políticas y económicas, pero se mantienen al margen de los partidos. En el primer
grupo, se crean la Central de Servicios Campesinos (Michoacán), La Fundación Mexicana
para el Desarrollo Rural (FMDR), la Iglesia jerárquica funda el Centro de Estudios y
Promoción Social (CEPES), el Obispo de San Cristóbal de las Casas organiza el Primer
Congreso Indígena (1974) constituyendo así un momento estratégico para la iglesia popular
y los pueblos indígenas. En esta época, nacen también las primeras organizaciones para
apoyar la cultura como Fundación cultural Banamex y Fundación cultural Bancomer.

El objetivo de la Iglesia es concientizar al pueblo mediante la educación popular y recaudar


fondos que puedan sostener la consolidación de sus organizaciones. El método de Freire es
difundido ampliamente en los sectores populares, siempre con una organización estable. De
esta forma, a finales de los 70´aparecen nuevas formas de solidaridad y autogestión entre
la gente que quería solucionar problemas comunes, dando paso a organismos especializados
con apoyos como vivienda, educación, asesoría jurídica, apoyo a grupos concretos.

En este período, la Compañia de Jesús cierra el Instituto patria para comprometer su


patrimonio en la creación de un centro cultural y educativo, se crea la Red Latinoamericana
de educación popular y nacen organizaciones como acción campesina y servicios de
solidaridad transfrontera. El centro de estudios ecuménicos (CEE), orienta su trabajo hacia
los sectores populares. A nivel empresarial aparece el grupo Análisis, Desarrollo y Gestión
(Anadeges) y organizaciones como Copider y Cedicar, integrados por intelectuales y
promotores técnicos en sectores educativos, empresariales y universitarios.

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En los 80´s, De la Madrid, realiza una reforma económica profunda y reconstruye las
relaciones con la iniciativa privada. Considerando que la crisis de finales de los setenta,
había afectado a México considerablemente, sus efectos se recienten en ésta década, ésta
década pérdida, representó para la iglesia el surgimiento de un sin número de
organizaciones y acciones en los sectores populares. El problema para este momento, era
económico, más que político.

Surgen en este contexto cientos de grupos de comunidades eclesiales de base, buscando la


supervivencia y la participación en la toma de decisiones sociales y políticas. En los ochenta,
surgen grupos de oposición electoral y surgen nuevos actores como los grupos ecologistas,
feministas. Surgen nuevas redes, como la red de solidaridad sacerdotal, red artesanal
solidaria, programa de servicio al sector popular, programa de salud y atención a los sectores
populares. Desataca la formación de organizaciones ambientalistas como la Fundación de
Ecodesarrollo Xichicalli, Grupo GEA, el centro de información tecnológica apropiada, grupo
FEM, y el centro de apoyo a mujeres ultrajadas.

Por otro lado, la catástrofe del 85, permitió el conocimiento de muchas organizaciones entre
sí, que llevó al fortalecimiento institucional. Sin embrago con Salinas de Gortari, viene la
adopción del modelo Neoliberal y en consecuencia los efectos para el sector rural y los
sectores populares, la Iglesia entonces se plantea con una base teórica conceptual más
elaborada, participar en la toma de conciencia e incidir en los niveles de toma de decisión,
principalmente a nivel de políticas públicas. En plano popular, la iglesia intensifica su trabajo
en las organizaciones, apoyándose en subsidios de la solidaridad internacional.
Posteriormente en el 94, bajo el clima de las elecciones presidenciales, y la aprobación del
TLC, surge en contrapeso la rebelión zapatista.

Con el gobierno de Ernesto Zedillo, la iglesia se suma a las organizaciones civiles para exigir
al gobierno atender una realidad que resultaba innegable, ante la pobreza y exclusión de
los sectores más desprotegidos del país, y empiezan a presentar proyectos con gestiones
sociales. Los organismos multilaterales, obligan a las organizaciones de la iglesia a ponerse
a la altura de las circunstancias, por lo que tienen que introducirse a procesos de planeación
estratégica así como la especialización, es decir no podían hacer de todo, definirse en un

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rubro de acción concreto. Así en 1988 se funda el CMIF, Centro Mexicano de Instituciones
Filantrópicas, y se transforma el CEMEFI Centro mexicano para la filantropía. La Iglesia así,
define las amplias temáticas regionales como pastoral de la tierra, pastoral campesina,
desarrollo sustentable, movilidad humana, emergencias. La iglesia continúa teniendo
presencia en organizaciones como Alianza Cívica, atendiendo a temáticas coyunturales,
siendo una de las más importantes, el Foro Mexicano para Río en 1992, foro por la paz que
surge a partir del movimiento de 1994. Luego entonces, en las últimas dos décadas la
incidencia has sido a nivel de políticas públicas y de influencia en la reforma de las leyes del
país. La Iglesia se propone ser un contrapeso en la lógica de mercado y un freno a las
decisiones radicales que ignoran la dimensión moral, ética, cultural y social de los más
necesitados. La iglesia establece Diálogos con Vicente Fox e inicia un nuevo proceso de
intervención y relación con el Estado.

De esta manera ante las ineficacia y retiro parcial de los gobierno en el ámbito rural, la
sociedad civil promueve diversas organizaciones para apoyar al sector campesino, de esta
manera, tan sólo en México, surgen más de 250 organizaciones con inspiración católica que
apoyan a campesinos en distintas partes del país, bajo programas que van desde asistencia
social cono promoción humana de necesidades básicas, hasta programas de derechos de
las mujeres y proyectos productivos sustentables, ahora orientados como temáticas
estratégicas o coyunturales.

Podemos observar dos momentos importantes en relación a la historia de los programas


públicos de desarrollo (en el marco de los cuales surgen los programas de alivio a la
pobreza):
1. Década del cincuenta, durante la cual surge el primer enfoque de desarrollo que
genera un consenso en la comunidad internacional. Este enfoque apunta a la
fragmentación de los programas por sectores (programas sectoriales) y apuesta por
estrategias diseñadas a partir de estructuras centralizadas de la administración
pública.
2. Década del setenta, durante la cual se producen cambios radicales en relación a
las políticas de fomento al desarrollo. Surge un nuevo consenso que reemplaza
paulatinamente al anterior, un enfoque integrado que incorpora en la programación

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de los proyectos (a nivel de identificación, diseño y ejecución) la participación de la
población beneficiaria.
En el marco de este nuevo consenso, la comunidad internacional reclama un desarrollo rural
multifacético orientado a (Coombs 1980):
 Satisfacer las necesidades básicas de los pobres rurales, prestando especial atención
a las mujeres, niños y minorías en desventaja
 Incrementar el empleo rural y la productividad de los pequeños productores y otros
trabajadores rurales
 La participación plena de todos los pobres rurales en el proceso de desarrollo y a la
distribución equitativa de todos sus beneficios

d. Diferencias y semejanzas de los programas en los últimos 25 años.


Sin duda, la iniciativa del gobierno en México ha estado marcada por una larga historia de
los programas que se han dedicado al sector rural y al alivio de la pobreza, entre ellos se
pueden enunciar los más importantes, enseguida, nos centraremos en los últimos
propuestos por el gobierno, así como su impacto y diferencias con los programas de la
Iglesia.
 El PIDER (1973-1976), con una cobertura de 41 1 86 microrregiones, atendió a 4.9
millones de habitantes, siendo los más beneficiados Chiapas, Guerrero, Jalisco,
Michoacán, Oaxaca y Zacatecas. (1977-1982) da cobertura a 133 microregiones en
117 municipios, siendo los más beneficiados Chiapas, Guerrero, Jalisco, Oaxaca,
Sinaloa y Zacatecas. El financiamiento estuvo a cargo de Banco Mundial y Banco
Interamericano de Desarrollo (15%) y 85% al gobierno Federal. Fue el antecedente
para los Comités de Planeación del Desarrollo. En 1977 se crea la Coordinación
General del Pan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR),
se llevaron a cabo acciones en las zonas rurales pobres en materia de salud,
educación, abasto alimentario, dotación de agua potable, construcción de caminos,
generación de empleos, electrificación rural, desarrollo agroindustrial y servicios de
apoyo a la economía campesina.

 Otro programa relacionado con la política social del sexenio 1976-1982 fue el Sistema
Alimentario Mexicano (SAM), que se instrumentó a partir de marzo de 1980 se

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concebía como parte de una estrategia en la cual el logro de la autosuficiencia se
asociaba a la superación de la pobreza rural. Programas como el Pider, Coplamar y
Sam, basados en recursos presupuestales federales, difícilmente pudieron sobrevivir
las condiciones de austeridad fiscal impuestas por la crisis de la deuda externa que
explotara en 1982. Por otro lado, es claro que adolecían de fallas que ameritaban su
reestructuración. Algunos siguieron operando como Conasupo.

 El Programa Nacional de Solidaridad y el cambio estructural se planteó el problema


de optimizar las acciones factibles con recursos escasos necesidad de construir
espacios educativos, sistemas de agua potable y alcantarillado y de ampliar la
infraestructura sanitaria, se adicionó la urgencia de rehabilitar, se diseñó como
respuesta a las demandas de los grupos cuyas condiciones de vida no podían esperar
hasta la completa recuperación económica del país, ni a que surgieran los proyectos
productivos que traería consigo la reactivación de la economía para incorporarse a
ellos y así mejorar sus ingresos y niveles de vida. Se orientó Pronasol a los pueblos
indígenas, los campesinos de escasos recursos y los grupos populares urbanos que
más resienten los problemas de las grandes aglomeraciones.

Las áreas que recibieron atención prioritaria fueron: alimentación, regularización de


la tenencia de la tierra y de la vivienda; procuración de justicia; apertura y
mejoramiento de espacios educativos; salud; electrificación; agua potable;
infraestructura agropecuaria, y preservación de los recursos naturales, todo ello por
medio de proyectos de inversión recuperables tanto en el campo como en la
ciudad.17 Solidaridad para el bienestar social, Solidaridad para la producción y
Solidaridad para el desarrollo regional. De 1989 a 1993 inició los siguientes
programas: Infraestructura Educativa, Servicio Social, Salud, IMSS-Solidaridad, Agua
Potable, Alcantarillado, Electrificación y Mujeres en Solidaridad, en bienestar social,
y Fondos Regionales, en desarrollo regional, a partir de 1989; en 1990 se añadieron
Escuela Digna, en bienestar social, Fondos para la Producción, en apoyo a las
actividades productivas, y Fondos Municipales, en desarrollo regional; en 1991 se
creó el programa Niños en Solidaridad, en bienestar social.

 Alcances y limitaciones del Progresa

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Entre la desaparición del Pronasol y la creación del Progresa existe un vacío institucional
en el que siguieron operando programas del primero, pero desvinculados entre sí, como
los programas de salud para zonas marginadas, los subsidios focalizados a la leche y la
tortilla, o los Fondos Municipales 1997 se instaura PROGRESA Programa de Educación,
Salud y Alimentación (PROGRESA), proporcionaría un conjunto de servicios de
educación, salud y alimentación.

En cuanto a la Iglesia, sin duda un factor determinante en la emergencia de la Economía


Solidaria como estrategia económica, ha sido la vinculación con instituciones oficiales,
ya que el servicio de éstas ha sido insuficiente o inadecuado para dar solución a los
problemas de las comunidades indígenas. En los Altos, uno de los factores que no ha
favorecido las relaciones con el Gobierno, ha sido el contexto sociopolítico que ha
propiciado en los colectivos situaciones de crisis por las amenazas y persecuciones que
éstos han recibido, aunque estas mismas condiciones, han fortalecido la permanencia
de los mismos.

Por otro lado para que las familias indígenas puedan acceder a un programa de gobierno,
como PROGRESA (de Zedillo, 1994-2000), u OPORTUNIDADES (Fox, 2000-2006), se
tienen problemas relacionados a la tenencia de la tierra, pues se les piden como
requisitos los documentos de sus terrenos, sus pagos de luz e identificaciones oficiales
entre otros, con lo cual se lleva un registro de todos los habitantes de las comunidades
y su fácil identificación. Sin contar los conflictos que para ellos representa que las
autoridades de los programas son generalmente los caciques o propietarios. Aunado a
esto podemos también enunciar la diferencia sustancial que existe en la aplicación de
los modelos de los proyectos, ya que esto ha conducido al rechazo y aceptación de
técnicos que llegan a capacitar a las comunidades.

En el caso de los programas de gobierno, no existe un modelo de planeación como tal,


sino que forman parte del Plan Nacional y se expresan como programas de apoyo, en
su mayoría, proporcionan asistencia técnica, financiamiento o algún apoyo para salud o
vivienda bajo ciertos requisitos, por tanto, las diferencias entre los programas de los

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colectivos con enfoque de Economía Solidaria y los gubernamentales, pueden apreciarse
en el siguiente cuadro.

Los programas de los T.C.O. con foque de Los programas de gobierno


Economía Solidaria (OPORTUNIDADES, PROCAMPO)

1. Los programas surgen a partir de una necesidad 1. Los programas se derivan del Plan Nacional y las
sentida por las comunidades, por tanto, su enfoque políticas económicas aplicadas en cada sexenio, por
es de abajo-hacia arriba, a fin de responder a las lo que su enfoque es de arriba hacia abajo.
mismas. Se derivan de una estrategia de política pública,
consistente con las políticas neoliberales.
2. Los programas obedecen a una planeación 2. Los programas obedecen a una planeación
regional y local. nacional.

3. Los programas son elaborados por el propio 3. Los programas son elaborados en escritorio por
colectivo, promoviendo la participación y a partir dos o tres personas y sin conocimiento de la
del conocimiento de la realidad. realidad.

4. El objetivo de los programas es el bienestar de 4. El objetivo de los programas es combate contra


las comunidades. Generar el desarrollo de las la pobreza a través de tres vertientes: Bienestar
comunidades indígenas. (Ver No. 14) social y mejoramiento de los niveles de vida;
proyectos de producción a fin de incrementar
empleo, desarrollo de capacidades y recursos
productivos. Y desarrollo regional con impactos
locales.
En el caso de PROCAMPO (1993), el objetivo es la
promoción de los sistemas de producción y
comercialización agropecuarios en el contexto
competitivo internacional.
Oportunidades, busca contribuir a la ruptura del
ciclo intergeneracional de pobreza extrema de la
población beneficiaria, favoreciendo el desarrollo
de sus capacidades básicas en educación, salud y
nutrición.
5. Los programas de Economía Solidaria buscan 5. Los programas de gobierno buscan la asistencia
promover iniciativas de promoción y participación a través de apoyos, a veces paternalistas e
en el trabajo colectivo y de carácter autogestivo. individualistas. Se abandona la idea de apoyar
grupos corporativizados y se forma la relación
Estado-Sociedad rural en una atención directa.

6. Los colectivos se traducen en espacios auténticos 6. Los programas de gobierno asisten, pero no
de Educación y concientización de los sujetos que educan. Y se dirigen a familias como unidad de
participan. acción.

7. Los programas de los colectivos brindan 7. Los programas de gobierno, pueden llegar a
asesoría, capacitación, seguimiento y formación a ofrecer asistencia y capacitación, pero no
los participantes. formación.

8. La toma de decisiones descansa en la asamblea 8. Las decisiones son tomadas por burócratas o
y en el consenso de la misma, buscando el bien bien autoridades locales que coinciden con
común. propietarios ricos y/o explotadores.
9. Los programas de E.S. fomentan la Identidad de Los programas gubernamentales desconocen los
los pueblos indígenas, respetando los usos y usos y costumbres de las comunidades indígenas y
costumbres de los mismos. tratan de imponer su propia visión del mundo.

10. Existe un manejo transparente de los recursos 10. Los programas han fracasado por presentar
financieros y comunes, ya que existe un consejo de actos corruptos por parte de los funcionarios y
vigilancia personal intermediario.

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11. Los apoyos financieros son oportunos, ya que 11. Los apoyos son apoyos no son oportunos y una
antes de ser solicitados, existe una sólida vez otorgados, no existe seguimiento de los
planeación y objetivos claros para el empleo de los mismos.
mismos. Apoyos financieros y fortalecimiento de esquemas
de capitalización. (PROCAMPO)
En el caso de OPORTUNIDADES, hace entrega de
apoyos monetarios, Paquetes Básicos de Servicios
de Salud y apoyos en educación, alimentación y
nutrición para las familias beneficiarias.
12. Las acciones de los programas son seguidas el 12. No existe una visión compartida, los apoyos son
pie de la letra por los colectivos bajo la Visión de otorgados de manera individual, los beneficiarios
Economía Solidaria, asegurando así su no se reúnen en asamblea.
cumplimiento. Aunque buscan promover la organización social
como condición para el acceso a los programas de
asistencia social.
13. Los programas son Evaluados de manera 13. Los programas a veces no son evaluados. Sin
rigurosa en todas sus dimensiones. embargo, existe un organismo de evaluación de los
programas CONEVAL, que reporta los impactos de
los mismos, de acuerdo a éste, los impactos no han
sido evaluados en el caso de PROCAMPO (Coneval,
2008). En el caso de OPORTUNIDADES, ha tenido
numerosas evaluaciones en Salud, Educación y
nutrición con impacto positivo (Coneval, 2008)
14. Los programas buscan la promoción del ser 14. Los programas se fundamentan en una lógica
humano, a partir de la cosmovisión de los pueblos económica capitalista, cuyo último fin es el
indígenas, por lo que el desarrollo se construye Progreso de las naciones, privilegiando el capital
sobre tres pilares: la satisfacción de las por encima de las necesidades del ser humano y de
necesidades humanas fundamentales, La los recursos naturales.
autodependencia y articulación orgánica de los
seres humanos con la naturaleza y la tecnología,
que garantice la sustentabilidad de los recursos
naturales para el futuro.

Comparación de los programas de los T.C.O.y los programas de gobierno (Judith O., 2010). Fuentes de
primera mano y CONEVAL, 2008.

Aún podrían enunciarse otras diferencias importantes entre ambos programas, como el uso
de metodologías participativas e incluyentes o el papel de la participación de la mujer, sin
embargo, se considera que las diferencias sustanciales han sido ya enunciadas en el cuadro
anterior, el cual, permite apreciar que los programas de E.S., están claramente fincados
como un modelo de desarrollo alternativo frente a los programas oficiales.

Finalmente, el trabajo de los colectivos se acompaña del enfoque de economía solidaria


como eje rector de principios de sus acciones, para que la economía solidaria sea posible,
se requiere de los siguientes elementos: Necesidades y fe compartida, trabajo común
organizado, factores endógenos que comprenden, cosmovisión indígena, ecología y relación
con el medio ambiente, sentido comunitario e identidad étnica. Y factores externos como la
presencia de instituciones nacionales o extranjeras que hacen posible las acciones de los
colectivos a través del tiempo, las cuales han beneficiado a las comunidades desde los
servicios que prestan los colectivos.

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Las similitudes que se pueden identificar entre los programas de gobierno y las iniciativas
de la Iglesia son:
 Ambos responden a la situación de pobreza que viven los sectores rurales y
vulnerables que existen en el país.
 Ambos proponen una intervención orientada al desarrollo y mejoramiento de los
niveles de vida de las comunidades marginadas.
 Ambos se dirigen a los campesinos (as), así como a las poblaciones que se
encuentran en condición de relego social.
 Ambos consideran en sus propuestas el cuidado del medio ambiente.
 Ambos otorgan apoyos de tipo técnico y financiero.
 Ambos brindan capacitación.
 Ambos evalúan los procesos aunque con parámetros distintos y desde indicadores
distintos.
 Ambos han incidido en la mejora de las condiciones de vida de los más necesitados,
principalmente en infraestructura y equipamiento.

Finalmente desde mi punto de vista, a partir de éstas convergencias, y con todo el contexto
histórico que poseen las familias campesinas indígenas y el gobierno, aún existen puntos de
apoyo, que ambos comparten y que pueden ser una fuente de oportunidad para establecer
el diálogo entre ambos y hacer llegar los apoyos hacia quienes han sido pensados, los más
pobres, trascendiendo las banderas de creencias y de partido, teniendo como único objetivo
el bien común y el desarrollo humano de todos los pueblos.

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