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SOBRE CASTIGOS

Condiciones para que un castigo sea efectivo:

Para que el castigo sea efectivo tiene que cumplir las siguientes condiciones:

1. Se tiene que aplicar a una conducta concreta, claramente definida, que la persona castigada
sepa perfectamente que la ha hecho y que está sometida a castigo. Castigos por considerar que
no ha estudiado bastante o no se ha portado bien, etc. abren la posibilidad de ver el castigo
como arbitrario y por tanto injusto. Hay que concretar la conducta. En los ejemplos anteriores
habría que castigar: No has hecho los deberes o te has pegado con tu hermano.
2. Como consecuencia de lo anterior, cuando se castiga hay que dejar muy claro que el castigo se
dirige a la realización de una conducta, no a la persona. Hay que evitar descalificaciones
personales como eres malo o tonto, etc. Lo que se plantea es un castigo a la conducta que ha
realizado y no a sus cualidades personales.

3. El castigo no debe responder a una reacción emocional del castigador; sino que se ha de aplicar
siempre que se dé la conducta. Si se castigase solamente a veces, dependiendo del estado de
ánimo del castigador, se está induciendo a que el castigado pruebe a ver si hay suerte y esa vez
no hay castigo.

4. El castigo tiene que seguir lo más inmediatamente posible a la conducta castigada. Es un


principio básico del aprendizaje. Son mucho menos efectivos los castigos diferidos, como no
saldrás este fin de semana o no irás de vacaciones. Supongamos que el lunes un niño ha pegado
a su hermano y se le castiga sin salir el fin de semana; y que el resto de la semana se ha portado
normal con su hermano y ha traído unas notas excelentes. Si se le aplica el castigo impuesto, se
dejará de potenciar su conducta de estudio y si no se le aplica el castigo quedará en una
amenaza inútil, disminuyendo la eficacia de futuras amenazas.

5. La persona que realiza una conducta busca unas consecuencias determinadas. Si se castiga
dicha conducta, se tiene que dar una alternativa para conseguir de otra manera esas
consecuencias. Por ejemplo, si alguien roba para comer, se le puede castigar fuertemente; pero
sería muy positivo que se le dieran alternativas para conseguir el dinero que necesita sin estar
expuesto al castigo. Es una forma de reforzar conductas positivas. Si no se da está posibilidad,
se potencian conductas agresivas contra el que castiga. Otro ejemplo, si se le ha castigado sin
paga semanal por no estudiar, se le puede dar la alternativa de que la vaya ganando estudiando
día a día. Así se refuerza el estudio que es lo que se quiere potenciar. Se aprovecha que el
castigo potencia las conductas que pueden evitarlo.

6. El castigo solamente funciona cuando la persona es consciente de la posibilidad de ser


castigado. Si el niño se lava los dientes por miedo a que su padre le castigue si no lo hace,
cuando el padre no esté no se lavará los dientes. Esto implica que se intentará que quien castiga
no se entere de lo que se ha hecho. Por tanto, cuando desaparece la posibilidad de ser
castigado la conducta podrá volver a repetirse.

Algunas recomendaciones para una aplicación eficaz del castigo

Deducidas de las condiciones para que el castigo sea eficaz se pueden plantear las siguientes
recomendaciones:

1. Es conveniente que el castigo sea proporcionado y relacionado con la conducta a castigar.


2. Hay que tener claro que el castigo es un medio para modificar determinadas conductas, no un
método para impartir justicia o venganza.

3. No es positivo castigar CON conductas que se quieren fomentar. Por ejemplo, no conviene
castigar a leer un libro, si queremos que alguien se aficione a leer.
4. No se puede basar una educación en el castigo, porque conseguiremos una persona inhibida.
Hay que potenciar los refuerzos, que son los que moldean la conducta y llevan a ser más
activos. Los castigos tienen que ser los mínimos imprescindibles.

5. Hay que recordar los límites del castigo, o sea que no elimina para siempre la conducta
castigada ni potencia conductas positivas. Por ello, es muy importante dar la alternativa para
que la persona castigada pueda conseguir lo que desea. Acompañar al castigo con un refuerzo,
así se conseguirá un cambio de conducta permanente. Ejemplo: no te castigo sin que te vayas
de vacaciones porque no has aprobado, sino que te tienes que ganar el ir de vacaciones
estudiando y aprobando.

6. Cuando se hayan cumplido las condiciones de ganar el premio, se le ha de dar, aunque se haya
dado otra conducta que ha de ser castigada. Por ejemplo, si se ha prometido una bici si aprueba
y lo ha hecho, se compra la bici, aunque esté en esos momentos portándose mal con el
hermano.

7. Las amenazas de castigar o se llevan a cabo o es mejor que no se hagan, porque se pierde
autoridad y dejan de tener eficacia rápidamente.

8. Hay que tener en cuenta que la persona castigada va a tratar de ocultar su acción para evitar el
castigo. Este hecho puede influir en la confianza entre padres e hijos.

9. Una recomendación básica: Si la conducta que se castiga continúa haciéndose, hay que
plantearse otra estrategia diferente del castigo para su modificación.

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