Anda di halaman 1dari 243

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino

o Por perderme en tus ojos, 2018. Todos los derechos de esta


obra están reservados. No se permiten las distribuciones,
ventas, publicaciones sin permiso escrito por parte del autor.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Índice
1. Introducción al oscuro mundo de Hades.
2. Llegó el día más esperado.
3. Nuestro primer día en la ciudad del pecado.
4. Inevitablemente atraído por Colin.
5. Primera salida nocturna en Hades.
6. Mis días junto a Colin.
7. Orígenes.
8. Extraños sucesos.
9. Aclarando mis ideas.
10. Y más noches juntos.
11. En el laberinto.
12. Nuestra nueva realidad.
13. Perdiendo la cabeza por él.
14. ¿Juntos?
15. Para todo hay una primera vez.
16. Una fiesta con muchas intenciones.
17. Grandes momentos.
18. Vince, ¿es un tipo genuino?
19. Jason y Colin, ¿doble problema?
20. Cambios.
21. Día de los muertos.
22. La noche en que todo comenzó.
23. Crece la distancia.
24. Una fuerte discusión.
25. Nuestra última vez.
26. Dolor.
27. Malas decisiones.
28. El impacto al verlo.
29. Recuperación.
30. ¿Otra oportunidad?
31. Catástasis.
32. La llegada de Zeus.
33. Doce meses después.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


34. Continuar.
35. El final
Epílogo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Introducción
Tommy, un chico de veintidós años recién graduado, quién es tímido, tierno e
increíblemente sentimental, se aventura a ir a su ciudad soñada, Hades,
ciudad de perdición y lujuria, en compañía de su amigo Luciano, un chico cursi
y delicado, y su mejor amigo de una vida, Jason, que es un demente que no se
complica en nada y quién oculta sus sentimientos por él bajo una capa de
mentiras para mantener su imagen de chico heterosexual, pero aun así lo ama
más de lo que el mismo sabía y no quiere hacérselo saber por miedo a perder
a su mejor amigo, su confidente, el chico al que cuida de todo y todos, con
quién sueña y por quién respira.
También está Colin, un chico sin tabúes o escrúpulos, quién se acuesta con
centenares de chicos al año y este sería quién robaría el corazón de Tommy,
dejando a Jason en serios apuros.
Esta es la bella y conmovedora historia de amor de Jason y Tommy, y sus
vivencias en la ciudad del pecado. ¿Podrá Jason conquistar Tommy? ¿perderá
el miedo y por fin podrá confesarse? ¿Tommy dejará sus sentimientos por
Colin para fijarse en el chico que tanto lo ha esperado?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Llueve. La tarde es una
hoja de niebla. Llueve.
La tarde está mojada
de tu misma tristeza.
A veces viene el aire
con su canción. A veces…
Siento el alma apretada
contra tu voz ausente.

Llueve. Y estoy pensando


en ti. Y estoy soñando.
Nadie vendrá esta tarde
a mi dolor cerrado.
Nadie. Solo tu ausencia
que me duele en las horas.
Mañana tu presencia regresará en la rosa.

Gabriel García Márquez.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


PRIMERA
PARTE
“Antes de la visita del padre”

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


1. Introducción al oscuro mundo de Hades.
Y después de mucho pensarlo, me decidí. Debía ver esto que tanto he
estudiado con mis propios ojos, debía percibirlo, sentirlo, vivirlo para saber
verdaderamente de que estaba hablando y así tener un conocimiento
acertado. No voy a decirles el nombre de la ciudad real porque sé que
sentirían mucho deseo de ir a experimentarlo en carne propia, pero no lo haré
por cuestiones de seguridad.
La llamaré, Hades, el cual debería ser su nombre real. Esa ciudad que pocas
personas conocen ya que había quedado en el olvido por nuestros
antepasados, y los que la conocen, se alejaban lo más que podían de este
infernal lugar, lleno de lujuria y pobreza, donde los perfiles más oscuros del
alma humana florecen vivamente y se esparce por las calles la agonía como un
destello de los rayos del sol.
Se dice que debes cuidarte las espaldas día y noche, debes caminar con
cautela y con los ojos bien abiertos, en un par de segundos podrías perder la
razón. En cada esquina ves a una mujer con largas piernas, descubiertas por
una falda muy corta y te dicen que por treinta dólares te darían una buena
mamada o algo más casual en uno de los miles de moteles que abundan allí.
Cocaína, metanfetaminas, éxtasis, heroína, lo consigues muy fácilmente en
uno de los antros que tienen los letreros con luces de neón, donde la música
suena tan fuerte que te perturba los oídos y ves el danzar de personas
vestidas con ropas bastante extravagantes, y es que en realidad todos visten
así, por lo general de negro, rojo, púrpura, azul o colores llamativos, pero
nunca usan colores como el amarillo o anaranjado, tacones altos las mujeres y
los hombres, usan botas bastante pesadas.
Usan capas, abrigos de cuero, lentejuelas, plumas o de piel animal. Llevan
sombreros altos o bajos, que les cubren casi en totalidad la frente, con plumas
de pavo real o de algún ave, flores o algún elemento exótico, estos los usan las
mujeres. Los hombres solo usan sombreros negros, pañoletas o algún peinado
llamativo. Los pantalones ajustados de cuero en los hombres, se usan casi
que, por norma social, para ellos sería similar usar pantalones de este
material, como para un cristiano vestir recatado para entrar a una iglesia. Las

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


mujeres se maquillan los ojos oscuros, aunque de igual forma los hombres
también lo hacen. Sus cabellos son descuidados, largos por lo general, pero no
le prestan mucha atención a este. Un dato muy curioso es que, en Hades,
todos son de un color bastante pálido y muy delgados, aunque no todos son
igual de delgados, pero ese color si predomina. Quiero averiguar porqué esto
sucede, o qué los hace ser más blancos de lo normal. ¿De dónde descienden?
¿por qué tienen esta característica?
Las casas allí son viejas, oscuras, de madera la mayoría, pero lucen como si
nunca hubieran sido cuidadas. Los edificios son de unos cuatro o cinco pisos,
con apartamentos pequeños, de una o dos habitaciones, tienen escaleras de
incendios por fuera. Aún más que casas y edificios, hay bares, lugares para
tatuarse, discotecas, moteles, hostales y prostíbulos. Entre cada edificio hay
por lo general, un callejón en medio en que ves personas inyectándose alguna
sustancia o personas durmiendo ahí.
Hay varias reglas que deben cumplirse obligatoriamente o serás sancionado
por un grupo de personas que vigilan que esto se cumpla, es por decirlo,
policías, pero sin tanto papelerío ni uniformes. Entre estas reglas están:
1. “Si por algún motivo quedas embarazada y no quieres tenerlo, debes
abortar obligatoriamente de la forma que tú quieras porque si llegas a
tenerlo y lo tiras en un basurero o lo asesinas, recibirás el mismo
destino, aunque con varias de tus extremidades amputadas o
inservibles”. Es decir, si lo abandonas en una carretera, serás
abandonado de igual forma en una, pero sin tus brazos o sin tus
piernas, o sí asesinas a tu bebé, digamos, asfixiándolo, morirás de esa
misma forma.
2. “Eres libre de consumir lo que quieras, a la hora que quieras y en la
cantidad que quieras. Pero el día jueves, no puedes hacerlo porque este
es el día sagrado y si eres sorprendido consumiendo algún tipo de
drogas o licor este día, serás encerrado en el pabellón de los caídos por
el espacio de tiempo que sugiera el líder”.
3. “El jueves de la misma forma en que cumples con no consumir ninguna
sustancia, debes acercarte al templo a implorarle a los dioses que se
acuerden de ti y te bendigan”.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Estas son básicamente las reglas más importantes, aunque hay varias más,
como, por ejemplo. El matrimonio no está permitido por ser una costumbre
cristiana y no puedes pensar en hacerlo, tampoco tener más de tres hijos o
tener costumbres machistas. El ojo por ojo, es válido al igual que asesinar,
pero bajo ciertas circunstancias, como son: Si esa persona entró a tu casa y te
ofendió, puedes hacerlo, si esa persona hirió a uno de tus familiares o te hurtó
una de tus pertenencias, puedes hacerlo, siempre y cuando, tú corras con los
gastos funerarios.
Los niños no pueden salir a la calle hasta que cumplan dieciséis años. Este
tiempo deben permanecerlo en uno de los internados para infantes. Por lo
que he leído y he escuchado de personas, que han salido de Hades, se dice
que, por cada tres habitantes de allí, hay uno que es un demonio, unos son
amigables, y otros no tantos, pero son muy difíciles de reconocer a primera
vista. Por lo general, no te hacen daño a menos que tú los ofendas. Estos
demonios son lujuriosos, tienen muy buena apariencia y viven bebiendo o
acostándose con mujeres, o con hombres si así lo prefieren, tampoco
envejecen. Esto que escuché me pareció muy interesante y necesito ver si es
cierto, debo hacerlo o no podré vivir bien.
Me llamo Thomás Silva, aunque me dicen Tommy mis amigos y esta es mi
historia viviendo en Hades. Estudié filosofía en una universidad privada y me
gradué hace unos meses, me fue bastante bien. Tengo veintidós años y
físicamente soy de estatura promedio o más bien, soy un poco bajo, delgado,
no tengo una contextura de un chico que se ejercita ni nada similar a esto.
Tengo un defecto, que para los demás no es un defecto, pero yo sí lo
considero como algo malo en mí. A pesar de la edad que tengo, sé que
aparento muchos años menos. Parezco un niño aún y es molesto, las mujeres
que me ven siempre me dicen cosas tales como: Qué bonito eres, ¡qué chico
más adorable! Y esto me molesta porque de igual forma, el hecho de que
parezca un niño, no les da derecho de apretarme las mejillas o agitar mi
cabello como si tuviera quince años aún y siendo realista, sé que aparento
tener unos diecisiete años aún o hasta menos. Tengo el cabello de color
marrón, en partes un poco más oscuro, en otras más claro y lacio, como el de
mamá. No lo uso corto porque parecería aún menor de lo que ya aparento ser
y también tengo los ojos verdes, heredados de mis padres y las cejas un poco

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


gruesas, a pesar de todo, sé que me veo bien, hasta podría decirse que soy
atractivo a la vista, pero no estoy seguro.
Gané una beca por buen rendimiento y mantuve un buen promedio toda la
carrera. Desde pequeño estuve obsesionado con la mitología griega y no
hacía nada más que leer sobre esto.
Soy un poco tímido, o bueno, en realidad soy bastante tímido. He tratado de
manejar esto, pero me cuesta mucho. Por cómo me veo, sé que no parece
que fuera así, pero hablar con las personas me cuesta mucho y más mirarlos
directamente a los ojos. Salir con alguien es ya un logro para mí y solo lo hice
una vez, con una persona que me destrozó por dentro, pero no quiero pensar
en esto para no sentirme mal de nuevo.
Ahora trabajo en la misma universidad que me gradué en la parte de
investigación y en el grupo en que estoy, empezaron a interesarse por ese
mismo tema desde que les hablé sobre él y de una forma u otra, llegó a mí
una historia sobre alguien que vivió en Hades y decidí hacer un libro completo
sobre este lugar junto con mis dos compañeros. La universidad nos iba a
patrocinar la estadía allí hasta que termináramos el libro, ya que saldría a
nombre de la institución. Ansiaba irme pronto, pensaba en esto muy seguido.
Vivo con Jason Evans, Luciano Jones y Verónica Cortés de Monroy, o Vero
como la llamamos, mis mejores amigos y compañeros de trabajo. A Jason lo
conocí en la universidad, es bastante liberal, no se complica y suele beber
bastante, también trabaja conmigo, es blanco y delgado, estatura promedio,
tiene el cabello largo lacio, castaño claro, hace poco se hizo un tatuaje en el
brazo derecho, se hizo una serpiente que francamente, se ve muy bien. Suele
hablar bastante, tanto que toca mandarlo a que se calle.
Jason es más cercano a mí que Luciano o Vero, pues lo conocí hace varios
años y prácticamente, es la única persona que me ha acompañado todo el
tiempo sin irse… es el que siempre ha estado ahí, en los buenos y malos
momentos, pero mucho más en los malos que siempre son los que abundan
en mi vida. Ha sido mi compañero, mi amigo, mi confidente y hasta mi
hermano, si algún día algo llegara a sucederle, no sé que haría. Sonará muy
tonto, pero quiero demasiado a ese estúpido y él lo sabe. Nuestra relación es
ciertamente extraña. Por un lado, nos tratamos por decirlo de alguna manera,

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


a las patadas por el lenguaje que usamos, pero, por otro lado, hay tanta
confianza entre nosotros que hasta hemos dormido en la misma cama en
numerosas ocasiones, pero sin que nada ocurra, no es raro que el me abrace
o que me regañe por cosas que hago. Siempre está detrás de mí cuidándome
y diciéndome qué no debo hacer. Para muchos es extraña la relación entre
nosotros, pero, ¿qué puedo decir? Él es como mi hermano y si eso piensan no
puedo hacer nada al respecto.
Lo conocí a los dieciséis años en el último año de la escuela. Él era en ese
entonces el delantero del equipo de futbol de la escuela, mientras que yo, me
dedicaba a leer todos los libros que podía de la biblioteca, nunca me interesé
en los deportes. Lo conocí una tarde en que me habían enviado como nunca,
a una cita con el rector porque tuve una pequeña pelea con un compañero de
clases que no dejaba de molestarme. Él estaba también en detención y
empezamos a hablar. Su sonrisa descomplicada me hizo sentir enseguida muy
cómodo y no se me dificultó hablarle como suele pasarme con otras personas.
Desde ahí nos hicimos inseparables y la mayoría de las cosas las hacíamos
juntos. Desde ir a los campamentos de la escuela, a nadar en el lago de las
afueras o hasta ir a la misma facultad de la universidad, era así de grande la
cercanía. Hubo una vez, cuando llevábamos unos seis o siete meses de
habernos conocido, en que tuve un accidente. El auto en el que viajaba se
volcó debido a que mi tío olvidó revisar sus frenos. Jason quién iba con su
familia en el auto detrás de nosotros, debido a que íbamos de paseo a las
montañas, salió disparado a ayudarme a salir al ver lo que nos había pasado.
Rompió la ventana del auto y me sacó, no recuerdo bien ese momento porque
sé que estuve inconsciente unos instantes, pero lo que sí recuerdo es que
desperté en medio de la calle y lo primero que vi fue el rostro de Jason
mirándome, con sus ojos llenos de lágrimas y preocupado, quién al verme
despertar no tardó en abrazarme y escuché que me dijo al oído: Maldito, no
vuelvas a asustarme de esta manera. Me muero sin ti. Desde ahí supe que el
en verdad me quería y nunca me alejé de él, ni con su personalidad
extrovertida o su lenguaje inapropiado.
Por otro lado, Luciano es el único de nosotros que va a una iglesia cristiana y
tiene una novia con la que planea casarse cuando terminemos el libro, aunque
él no cree en realidad en esa iglesia que va, pero solo lo hace por su novia. De

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


hecho, ni siquiera cree en Dios, tampoco Jason ni yo, pues en el dios cristiano
que mencionan los católicos y ese tipo de iglesias, pero yo creo que es posible
que existan los dioses griegos, aunque a ciencia cierta no estoy seguro. En fin,
Luciano es el cursi de los tres y el que llora cada vez que pelea con su novia, es
muy sentimental y se ofende fácilmente. Es un poco bajito, tiene el cabello
negro con rizos, cejas gruesas y usa anteojos porque tiene problemas para
leer de lejos. Jason entre los tres, es el mejor parecido por lejos.
Verónica la conocí en el trabajo, la asignaron como nuestra asistente, de
inmediato se hizo parte indispensable de nuestro grupo. Es una chica genial,
divertida, de clase, si saben a lo que me refiero, ya que ella es la única de
nosotros que proviene de una familia española adinerada. Aunque no lo
aparenta porque es muy sencilla. Es de estatura promedio, piel trigueña,
cabellos negros largos, abundantes y ondulados, voluptuosa. Es una mujer que
llama bastante la atención y lo sabe, por eso usa ropa muy ceñida al cuerpo y
tacones altos, tanto que no entiendo como hace para caminar con esas cosas
sin caerse. Siempre fue coqueta y el centro de atención en todos lados, hasta
que se volvió mormona y perdió esa parte de ella. Ahora se viste más
recatada, mucho más en realidad, no toma café o té, tampoco sale de rumba
ni cosas así, se comprometió hace poco con un misionero de su iglesia.

Faltaban dos días para que tomáramos el tren que nos acercaría a Hades, no
hay como tal una ruta que nos lleve hasta allá. El aeropuerto queda en otro
estado y ningún taxi o autobús querría acercarse demasiado. En realidad, la
gente le teme a ese lugar al que yo ansío llegar. Nos encontrábamos
empacando nuestras pertenencias y bebiendo un par de cervezas alemanas,
que estaban casi congeladas porque nuestra nevera se había averiado,
entonces el hielo hacía que me dolieran las manos. Aunque solo Jason y
Luciano viajarían conmigo, a Vero la mandaran cuatro meses después que
nosotros porque pidió licencia para poder casarse.
- ¿Saben que es lo más bueno de mudarnos allá por dos años? – Dijo Jason
mientras sostenía una lata de cerveza en su mano.
- ¿Qué? – Respondió Luciano, estaba acostado bocarriba sobre un montón de
ropa desordenada.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Que no tendré que compartir más un espacio con ustedes, par de mariconas.
Estoy harto de ver sus caras todo el tiempo, ya hasta se me olvidó la mía de
tanto ver las suyas. Si fueran bonitos se los pasaría, pero no.
- Te molesta el hecho de que no tenga tetas porque si las tuviera, te quedarías
callado estúpido. – Respondí y él me sacó la lengua.
Empaqué todos mis libros en un par de cajas al igual que mi ropa y otras
cosas, Jason me ayudó. Me ayuda en todo así sea que no se lo pida. La
universidad nos consiguió tres apartamentos pequeños en un edificio que está
ubicado estratégicamente en el centro de la ciudad. Yo dormiré en el tercer
piso, Luciano en el primero y Jason en el segundo. Cuando Vero llegue, nos
harán mudarnos, este lugar es temporal.
- Necesito que el lugar al menos sea un poco decente o sino Katia me va a
asesinar. – Dijo Luciano preocupado, ya que Katia, su novia, viviría con él por
algunos periodos y ella es bastante exigente.
- Tu vida gira entorno a esa vagina y eso es lamentable, con tantas que hay y
tu comiéndote la misma todas las noches. – Le dijo Jason en un tono de burla.
Siempre hablando de más.
- Pues sí… ya quisiera dejar de estar tan enamorado de ella.
- ¿Oíste eso Tommy? ¿me prestas unos pañuelos para secarme las lágrimas?
Mira, te doy un consejo. Cuando a una mujer le das demasiada importancia,
se le crece el ego y hace lo que se le antoje, por eso te trata como te trata, es
decir, como si fueras su maldito sirviente y tú sigues detrás como un perfecto
tarado. Hazte el rudo, trátala mal, ignórala unos días. Haz eso Luciano y se
portará como debe.
- Sabes que no puedo tratarla así. Tommy, ¿Cómo haces para no enamorarte
de nadie?
- ¿Enamorarse él? Si ni sabe dónde está parado, no sabe si le gustan las
vaginas o los penes. Ese cuento de que hay personas bisexuales no me lo creo,
uno le jala a un lado o al otro.
- Piensa lo que quieras. – Dije entre risas. Sí, me consideraba bisexual, pero ya
creo estar en la certeza de que no lo soy. Me gustan los chicos, siempre ha

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sido así y creo que nunca me podría interesar en una mujer, nunca he sentido
atracción de ningún modo posible hacia ninguna chica. Creo que no es
necesario definir que sexo es el que te puede hacer feliz, puede ser
cualquiera, con el que te sientas a gusto y si así lo estás, no debe haber ningún
problema.
- ¿Quién me empaca las cosas? Luciano, te doy treinta dólares si me empacas
todo. – Dijo Jason.
- Cincuenta o nada.
- ¿Cincuenta? Ni que defecara dinero.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


2. Llegó el día más esperado.

Tommy’s POV
Llegó el esperado día. Había amanecido con un fuerte dolor de estómago y
tenía náuseas, no sé por qué. Tal vez algo que comí me cayó mal. Nos
despedimos de Vero y del resto de compañeros de la editorial.
Nos subimos al tren a las once de la mañana, llovía fuerte y soplaba el viento a
velocidades torrenciales. Nos sentamos empapados y de mal genio. Después
de unas diez horas de viaje, llegamos hasta un pueblo que era lo más cerca
que nos podía dejar algún medio de transporte.
Caminamos por lo que nos pareció eterno, cuatro horas y nos deteníamos
unos cinco o diez minutos a tomar agua, además el equipaje nos hacía ir más
lento. Cuando llegamos a lo que parecía, la cima de una montaña y miramos
abajo nos quedamos literalmente boquiabiertos con lo que vimos. ¿En qué
demonios nos habíamos metido?
Miramos la ciudad que se veía abajo y era sumamente extraña. Brillaba, más
que cualquier lugar que hubiera visto. Parecía ser todo muy llamativo, se veían
las luces desde lo alto en que estábamos y el cielo juro que se veía diferente.
No sé si estaba viendo mal por el cansancio o el sueño, pero parecía tener
nubes rojizas, mezcladas con tonos grises y violetas. Procedimos a descender
por la colina, ya que no había una carretera para bajar.
A medida que avanzábamos, notábamos que empezaba a hacer cada vez más
frío, tanto que era insoportable. Nos tocó abrigarnos de inmediato. El espeso
bosque estaba lleno de neblina y aunque usábamos linternas, era difícil ver,
era como si el aire pesara, se sentía muy denso y me costaba respirar con
facilidad.
- Creo que necesito oxígeno. Me siento fatal, creo que voy a morir. – Dijo
Luciano tumbándose en la hierba. Amenazaba con una pataleta inminente.
- ¿Qué? No vengas con drama ahora que estoy muy cansado como para tener
que cargarte. – Dije y él fingió no escucharme.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¡Levántate o tendrás mis huevos en tu cara! – Le gritó Jason y lo obligó a
seguir caminando.
- Eres muy cruel. – Replicó Luciano con una expresión de decepción en él
rostro y evidentemente ofendido. El frío había entumecido mis mejillas y
debían verse rojas como un tomate. Sentía tanto frío que hasta se me
dificultaba mover las manos con facilidad y buscaba cubrir mi rostro con lo
que pudiera. Por eso tenía una bufanda grisácea envuelta en mi cuello y el
cabello que cae por mi frente que suelo echar para atrás para que no me
incomode ver, no lo moví esta vez. Por mi me pondría una maldita remera en
el rostro, pero no podría caminar de ese modo, así que opté por un gorro
negro. Llevaba un morral en la espalda y con mi mano derecha llevaba mi
maleta que recién había comprado en el supermercado.
- Este tipo es todo un caso, ¿quieres que le diga a mi madre que te envíe
pastillas para los cólicos de tu menstruación o ya dejaste de llorar? – Luciano
aniquiló a Jason con la mirada al escuchar su comentario, yo no dejaba de
reírme. Luciano como siempre haciendo shows estúpidos y Jason diciendo
barbaridades. Con ellos no se podía mantener una conversación seria.
- Claro, yo no te importo, era de esperarse. Si fuera tu novio Tommy te juro
por satanás que lo cargarías, pero como soy yo, me dejas morir. Cuando
necesites que te done sangre, te voy es a donar unas puñaladas en el pecho y
de gratis que no es lo mismo.
- Pero, ¿qué dices? ¿donarme sangre? Ni que fuera hemofílico y, además,
¿puñaladas tú? ¿el que llora cuando su noviecita no le contesta los mensajes
porque está con el otro?
- Yo no lloro.
- Te faltan estos para apuñalarme tú. – Le dijo y se apretó su miembro y rodé
los ojos. Cualquiera que escuche la pelea tan tonta de esos dos pensaría que
están dementes.
- Qué vulgar eres.
- Nenaza.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Pueden callarse de una maldita vez? Nunca llegaremos si siguen peleando
por estupideces.
- No sé qué le pasa a ese idiota que se comporta como un niño. – Se quejó
Jason y me acerqué a él, pasé mi brazo por sus hombros para abrazarlo y él
me miró con una pequeña sonrisa de malicia en su rostro.
-Ya deja de provocarlo. – Le dije en susurros, para que Luciano no escuchara.
- ¿Vez que a tu novio si no le dices nada? ¡a mí es el que me jodes la puta vida!
– Chilló Luciano enojado.
- ¿Estás celoso? ¿te doy lo tuyo? ¿o necesitas a un hombre como yo que te
ajuicie? – Le dijo Jason y reímos.
Seguimos caminando unos segundos hasta que el cansancio nos venció, nos
tocaría pasar la noche en la montaña. En verdad, había algo que me hacía
sentir mal y no era en sí el bosque, o los insectos, sentía un ambiente muy
pesado, me sentía observado e inquieto. Jason y yo armamos un lugar para
dormir con sábanas, unas ramas y con lo que pudimos armamos una especie
de tienda que lucía bastante mal, pero servía para no pasar frío y evitar estar a
la intemperie. Estando adentro, Luciano se durmió enseguida, tenía fiebre y
resfriado, era comprensible con el clima tan hostil que enfrentábamos. No
llevábamos ni mediodía aquí y ya teníamos problemas.
En ninguno de los libros que había leído sobre Hades, decía que el clima fuera
de esta manera, era horrible. No podía dormir, tenía un nudo atorado en la
garganta, era una sensación bastante fuerte. Salí de la tienda y me senté en
unas rocas que estaban cerca. Estaba muy oscuro, la única luz era la de la luna
que brillaba opacamente y solo se escuchaba el sonido de las hojas que se
mecían al compás del viento. Encendí de nuevo la fogata que habíamos
apagado hace unas horas y me senté en la hierba.
Unos segundos después escuché susurros y me alteré, me puse de pie y miré
hacia los lados, ¿qué sonaba así o quién demonios era? De repente, vi que dos
tipos cayeron de los árboles y me miraron con una sonrisa macabra en sus
rostros. Me quedé petrificado. Venían vestidos muy extraño, uno de ellos
llevaba un pantalón ajustado blanco con rayas rojas, encima traía una camisa
Vinotinto con un abrigo de plumas negro que le llegaba hasta las rodillas, el

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


otro llevaba un pantalón de cuero negro, con botas industriales y una
chaqueta de jean llena de estampados, tenía el cabello azul como en forma de
cresta. Se pusieron de pie y ambos se colocaron mascaras blancas de
cerámica, como esas que ves en los carnavales de Venecia. Me moví
lentamente hacia atrás y procedí a correr, lo hice por unos segundos, lo más
rápido que podía, pero un tercer tipo apareció en frente de mí y me dijo que
me detuviera. También tenía una máscara de estas, pero este se veía más
llamativo que los demás porque llevaba puesto un traje victoriano antiguo,
parecía que fuera de la realeza.
- No corras que no te vamos a hacer nada cariño.
- ¿Quién eres tú? – Le pregunté evitando mirarlo a los ojos que sobresalían
por la máscara, esto me es muy difícil sobre todo con gente que no conozco.
- Llámame Colin. Es muy raro ver a alguien con tu apariencia merodeando por
el bosque, llevaba mucho sin ver nada interesante y mira, apareciste. – Dijo y
noté que era un poco afeminado para expresarse, movía sus manos y su
acento sonaba muy elegante.
- ¿Por qué llevas mascara?
- Cómo se nota que nunca habías venido antes. – Dijo y se quitó la máscara,
pero se le dificultó porque llevaba unos guantes de terciopelo. Ciertamente
era muy bello, tanto que me impresionó. Tenía el cabello de color violeta y era
de mí estatura. – Quita esa cara, deberías disimular que te gusté. – Dijo
riéndose y rodé los ojos, no quería que notara lo apenado que estaba.
- Creo que eso no sucederá. – Dije serio.
- ¿Te doy un tour? Aprovecha que estoy en modo hermana de la caridad. –
Dijo en un tono más bajo. – Y disculpa por aparecer de esta manera, te vimos
solo desde arriba y nos pareció que sería chistoso asustarte.
- Está bien, pero, ¿qué hacían arriba en un árbol? ¿cómo se subieron hasta allá
si son tan altos? – Pregunté mientras caminábamos. Vi a los dos tipos de
ahorita, estaban sentados cerca a la fogata fumando cigarrillos.
- Siempre estamos ahí, un día ven con nosotros.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Suena interesante. – Colin me dijo que me sentara con ellos, me aseguró que
no eran psicópatas como pensé en un principio. De igual forma si me van a
matar, lo harán así que no pensaré mucho en ello.
- Él es Damián. – Dijo señalando al tipo que del pantalón de rayas. – Y él es
Stefan. – Dijo señalando al punk. - ¿Cómo te llamas tú?
- Thomás, me dicen tommy.
- ¿Tommy? Qué curioso… ¿sabes algo? – Dijo Colin levantando una de sus
cejas.
- Dime. – Respondí curioso.
- Te vas a enamorar de mí. – Dijo y escuché las risas de Damián y Stefan.
- ¿Qué? ¿pero qué dices? – Respondí avergonzado. Mis manos empezaron a
temblar y sabía que ya no podría mirarlo de frente, odio ser tan jodidamente
tímido. - ¿Acaso eres brujo o qué? – Dije con evidente sarcasmo, intentando
sonar normal.
- No, solo digamos que… tengo habilidades especiales. Pude ver claramente
que estarás perdido de amor por mí, y bueno, no estaría tan mal tener a un
chico tan bello como tú. – Dijo en un tono evidentemente coqueto y me sentí
muy incómodo. - Me verás de nuevo dulzura, y será en un par de días, u
horas. – Dijo Colin y se puso de nuevo su máscara, empezó a correr y los otros
dos chicos lo siguieron detrás. Qué raro eso que sucedió, no es común ver
personas así todos los días y menos que caigan de los árboles. Todo esto
sucedió en nuestra primera noche aquí y ni siquiera hemos llegado a la ciudad
aún. Interesante.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


3. Nuestro primer día en la ciudad del pecado.

Tommy’s POV
- ¡Tommy! ¡Despierta! – Me dijo Jason golpeándome con una sábana en el
cuerpo.
- Cinco minutos más…
- ¡Te vas a congelar imbécil! Nada más a ti se te ocurre construir una tienda y
dormir fuera de ella. Si te enfermas, luego me tocaría ir a cuidarte. – Me dijo y
abrí los ojos, al parecer me había quedado dormido junto a la fogata. Era de
día, aunque no parecía, no había nada de sol, y el cielo estaba cubierto por
espesas nubes negras. Había aún bastante neblina y no se veía como un día
normal que esté nublado, se ve un poco más oscuro de lo usual. ¿Cómo puede
ser esto posible?
- No sé en qué momento me quedé dormido aquí. – Me pasé la mano por el
rostro y noté que estaba helado, Jason, preocupado como siempre lo hace
cuando hago algo tonto, me ayudó a levantar y me sermoneó por ser tan
descuidado. Intentó darme medicinas, pero no creí que fuera para tanto. –
Vámonos de una vez.
- Eres un… mejor ni digo qué. Cuando te enfermes me pondrás en apuros
buscándote medicinas, por eso te evito las cosas, cabeza hueca. – Me dijo y
puso su brazo sobre mis hombros, abrazándome y sonreí, en verdad para mí
no puede haber mejor compañía que la de ese tonto sobreprotector.
- Pareces mi madre.
- Tú mamita no golpearía de este modo. – Con su brazo apretó mi cuello y
forcejeamos un rato mientras reíamos.
- Oye tú, me estás apretando muy fuerte. Estás buscando que yo te pegue y
luego te quejarás.
- ¿Tú? No puedes conmigo. – Me apretó más fuerte y caímos al suelo. Luego él
se volteó y se acomodó bocarriba, con las manos debajo de su cabeza y miró
el cielo que poco se veía porque era tapado por las numerosas hojas de los

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


árboles. Imité lo que él hizo, me recosté junto a él. – Aún no puedo creer que
haya accedido a venir a Hades por ti. Si me mata algún travesti o drogadicto,
deberás vengar mi muerte.
- Hey, no digas esas cosas. – Como cosa extraña en él, no dejaba de reírse. Lo
miré y me acerqué a él, me apoyé sobre su pecho y lo miré a los ojos, me hizo
muecas y sobó mi cabello. –Accediste a venir porque te aterra que me pase
algo, ¿eres un poco posesivo eh?
- Puedo ser muchas cosas.
- Qué escena tan bella estoy presenciando, por poco me hacen llorar. Me
levanto y los veo abrazados en la hierba, ¿Cuándo es la boda? – Nos dijo
Luciano y reímos.
- No estarás invitado a ella, así que no te emociones. – Luciano lo miró serio y
desvió la mirada.
Empacamos las sabanas y procedimos a continuar caminando. Pensé en lo
que sucedió en la noche y no sé si fue un sueño o si en verdad ocurrió, no
podía estar seguro, ellos me parecieron muy irreales y en especial Colin,
siento que alguna vez hablé con él o lo vi, su voz me es tan familiar, pero no
puedo recordar de dónde.
Caminamos unos noventa minutos hasta que vimos por fin una carretera y
detrás de ella se veían los primeros edificios.
- ¡Llegamos! vamos a comer al primer restaurante que esté cerca, no me
importa comer carne de tortuga si es necesario, estoy que me como la camisa.
– Dijo Jason bastante emocionado al ver el lugar, por fin veíamos esta ciudad
con la que tanto habíamos soñado. Nos adentramos y las personas eran justo
como habíamos leído, vestían sus ropas extravagantes y sombreros de todas
las formas. Las casas lucían bastante antiguas y había más bares y antros que
cualquier otra cosa, las luces de neón los delataban.
- ¿No notan esas miradas? – Dijo Luciano y yo no sabía a qué se refería.
- ¿De qué hablas? – Pregunté.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Sí, ya lo estoy notando. – Dijo Jason, miraba a las personas que pasaban y yo
también lo hice, no me había percatado de que todos nos miraban tan mal.
Era muy extraño eso y me causó mucha incomodidad, hasta temor de que
pudieran hacernos daño. – Creo que ya notaron que no somos de aquí.
- Pareciera que quieren hacernos daño. – Dijo Luciano aterrado.
- En verdad sí parece, tomemos un taxi mejor. – Dije y agarramos el primer
taxi grande que vimos, para poder meter todas nuestras cosas. Notamos que
el chofer, que eran un tipo delgado, pálido igual que todos, tenía una remera
de black metal y una barba espesa, nos miraba a través del espejo retrovisor y
eso nos perturbó en gran manera. Llegamos después de cuarenta y cinco
minutos a nuestro edificio. Nos bajamos rápido para esquivar las miradas de
las personas. No entendía a qué se debía eso, ¿por qué nos miraban así?

Jason’s POV
Noté que Tommy estaba raro desde que amaneció, no sé con qué era
exactamente, pero si se veía diferente. Creo que solo estoy alucinando, seguro
fue porque se quedó dormido por fuera. No sé cómo pudo lograrlo con este
clima tan hostil, es lo más frío que he sentido en toda mi vida. Ojalá pueda
tolerar este clima, en un principio no quería venir. La idea de venir a Hades, el
lugar de mala muerte que todos le temen, no era atractiva para mí en lo
absoluto, pero lo hice por Tommy. No podría soportar estar dos años sin él,
¿quién lo cuidaría si el muy estúpido no se cuidaba el mismo? Me moriría
estando lejos de él.
Miraba los pros y los contras de venir, y en verdad había miles de contras,
pero a todos esos los vencía Tommy, por él en verdad iría a cualquier lugar, no
lo dejaría solo. Él es un buen chico, cualquiera se podría aprovechar de él si lo
conocen, él no es el tipo de persona que te engañaría o te haría sufrir, por el
contrario, dejaría su felicidad a un lado si fuese posible con tal de que no estés
así.
Él es como una estrella que brilla en la galaxia, lejana e inalcanzable para mí.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Tal vez nunca me atreva a confesarle mis sentimientos, es muy probable que
no lo haga, pero si llegase a hacerlo, ¿qué podría esperar como respuesta si él
siempre me ha visto solo como su mejor amigo? Sé que tengo muchas cosas
malas, puedo ser vulgar, tonto, grosero y egocéntrico a veces, hay miles de
defectos que me adornan, pero por él, sería otra persona, en verdad lo sería.
Dormimos muy incómodos, me temblaban los dientes y, además, Luciano no
dejaba de quejarse de que tenía mucha fiebre, hambre y frío, como si yo no
supiera que en ese maldito bosque hacía un frío del demonio, que te congela
hasta los testículos.

Tommy’s POV
Nuestro edificio era de tres pisos, pensé que serían más y que viviríamos con
otras personas, pero ya vi que no. Hay un solo apartamento por nivel así que
no veremos otras personas, eso es mejor ya que parece que todos nos
detestan, esto es una locura. En verdad lo es. Luciano entró a su apartamento
que era el primero, Jason al suyo y yo subí más atrás ya que el mío era el
tercero. Vi que mi puerta estaba abierta, ¿qué demonios? ¿me robaron? Pero
si ni siquiera he llegado.
Entré despacio y revisé todo el lugar, cada rincón y no encontré a nadie. Debo
comprar un arma, no me siento seguro.
El lugar no era tan pequeño como lo esperaba, era hasta amplio. Tenía dos
habitaciones, una tenía su propio baño y la otra era más pequeña, tenía su
cocina, bastante básica y un baño en la sala, también tenía un pequeño balcón
en frente. Las paredes eran de un tono gris, otras eran plenamente de ladrillo
y los muebles eran oscuros, casi todos. Era bastante normal, no elegante ni
ostentoso, pero estaba bien para mí. Fui al baño y me duché, me afeité el
asomo de barba que tenía y luego me desplomé en la cama, ya después
desayunaría algo, me dolía el cuerpo por haber dormido tan mal. Cerré los
ojos unos minutos y de repente, escuché que se tiró la puerta muy fuerte. Me
levanté y vi que la puerta del balcón estaba abierta, tal vez fue por la brisa,
espero que sea así. Me acosté de nuevo unos minutos hasta que sentí que

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


algo se movió en mi cama. Me levanté alterado y vi a Colin sentado en el
borde, me miraba sonriendo. Traía puestos unos pantalones negros bastante
ajustados, una camiseta morada con una chaqueta negra brillante encima,
también traía unos anteojos oscuros y una pañoleta en la cabeza.
- Espero que mi presencia sea grata aquí, aunque ya creo que lo es. ¿O no
bombón?
- ¿Cómo entraste? No sé si acá es que no lo saben, pero debes tocar la puerta
antes de entrar a un domicilio privado.
- Pues, no toqué tu puerta para entrar. Solo aparecí en tu cama porque así
quise. – Me dijo picando un ojo.
- Si claro, ya vas con las tonterías de que eres brujo.
- Brujo no, ya te expliqué eso cariño. Habilidades especiales, deberías
considerarte afortunado de que esté aquí contigo. ¿Aún estás asustado? ¿te
duele el cuerpo? ¿todos los miraban mal? A que no te explicas como supe
todo eso.
- Pudiste llegar al apartamento de Luciano o de Jason primero. – Contesté y el
empezó a reír con ganas.
- ¡Qué clase de nombres tan curiosos dices! ¿Quiénes son esos? ¿tus ex
novios? Porque si son tus ex, delante de mí no los menciones porque me
pondré muy celoso.
- Cállate.
- Te estoy bromeando, sé perfectamente quienes son. Sé más de lo que crees.
¿Quieres que te ayude? ¿te doy el tour que te había ofrecido?
- No necesito favores.
- Bueno, a ver como arreglas el problema de las miradas o te adaptas a las
costumbres, que me imagino que desconoces. A ver si sabías que debes usar
mascaras ciertas horas del día o vestirte formal un día a la semana.
- Pues… - Intenté decir, pero me interrumpió.
- A que ni sabes qué día es o quién es el líder. – Negué con la cabeza.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


4. Inevitablemente atraído por Colin.

Jason’s POV
Me acababa de duchar y me puse la ropa más ridícula que pudiera encontrar,
cosa que no me resultó nada fácil ya que la mayoría que uso es oscura y no es
por halagar, pero tengo buen gusto a la hora de vestirme. Así que encontrar
un atuendo que luciera mal como lo que usan habitantes de Hades fue todo
un desafío, entonces opté por ponerme unos pantalones de color verde
oscuro que vinieron por accidente en mi valija, estos son de mi hermano y me
puse una camiseta ancha, de rayas horizontales blancas y negras con una
chaqueta azul cielo que nada combinaba y unas botas color mostaza que suelo
ponerme con otra ropa, pero qué más da. Lo que me hizo ver como todos fue
que me puse un sombrero púrpura que me vendió un señor que tiene un
pequeño puesto cerca al espantoso parque que queda a unas calles y como
tengo las orejas perforadas, me puse unos pendientes y anteojos de colores.
Me veía horrible, pero era divertido.
Empezaba a disfrutar mi estadía o al menos eso creía porque ocurrió algo que
me hizo aterrizar de nuevo y maldecir mi existencia.
Después de comprar el sombrero espantoso, pensé en ir a ver a Tommy.
Estaba libre, había pasado toda la mañana trabajando en el libro así que podía
darme el lujo de pasar un rato con él. Había estado pensando en que debía ser
más cuidadoso con la forma en que lo trato o podría ser muy evidente. Si lo
sigo sobreprotegiendo de esa manera, tarde que temprano notará mis
sentimientos y yo no sabría qué hacer.
Pensar en qué podría perderlo si se entera… esa posibilidad es angustiante. No
sé qué haría sin él. Iba caminando alegremente hacia el edificio y noté que
nadie me miraba raro, podía pasar desapercibido y la sensación de encajar en
este loco lugar me agradó. Estaba a unas calles cuando vi a Tommy caminando
cerca al bosque y pensé en llamarlo, pero luego vi que estaba acompañado
por un chico de cabello violeta.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Al parecer se divertían porque Tommy no dejaba de reírse y eso me llenó de
celos.
Reconozco cada una de sus emociones y sé cuándo está nervioso, molesto o
triste, lo conozco mas que el mismo. Me quedé observándolos a lo lejos y vi
que Tommy no dejaba de morderse las uñas. Está nervioso. Me dije a mí
mismo, solo hace eso cuando está avergonzado o tiene nervios, entonces,
¿por qué demonios está nervioso con él? Porque sé que no está avergonzado
porque entonces estaría agarrando su cabello como un maniático y no lo está
haciendo.
Lo poco que pude ver de ese chico no me agradó. Era guapo, eso se podía
notar a kilómetros de distancia y eso me hizo sentir peor. Me acerqué un poco
cuidando que no me vieran mientras caminaban y lo vi mejor.
En verdad yo estaba perdido, ese chico es… mucho mejor que yo.

Tommy’s POV
Colin era tan extraño y tan estupendo a la vez. Irradiaba alegría, pero también
misterio, ya que sentía que no me contaba nada sobre él porque no le
convenía o no lo sé. Simplemente no lo sé, pero espero averiguarlo porque en
verdad él llama mi atención, más de lo que quisiera.
Se quedó conmigo por unas horas y me contó muchas cosas que no sabía,
todo eso debo grabármelo para ponerlo en el libro. Hay muchas más reglas de
las que sabía originalmente. Al parecer, hay que usar máscaras de cerámica a
partir de las once de la noche, solo si estás en la calle, no es necesario dentro
de tu casa. Las usas hasta las seis de la mañana. Estás deben estar benditas y
creen que, al usarlas, evitas que los espíritus dañinos entren a tu cuerpo,
porque según una antigua leyenda, se dice que estos rondan a esas horas de
la madrugada. Los jueves se debe vestir obligatoriamente formal, es decir, un
traje y recatadas las mujeres.
Eran cerca a las doce del mediodía. Aún no había nada de sol, seguía el mismo
tiempo nublado. Me vestí diferente porque Colin me dijo que lo hiciera, al
parecer, la vestimenta si influía mucho aquí, más de lo que me imaginaba.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Tommy, mira eso. – Me dijo señalando un mural que estaba en medio de
unas edificaciones antiguas. Tenía una pintura bastante llamativa, como un
grupo de personas venerando a un hombre enmascarado.
- ¿Quién es él?
- Es el líder, se dicen muchas cosas sobre él.
- ¿Quién es? ¿o qué lo hace especial? – Pregunté curioso.
- Eso no te lo voy a decir, te lo dejo como tarea, bebé. – Dijo mirándome a los
ojos y guiñó un ojo. Desvié la mirada, me sentí avergonzado, igual que
siempre. – Lo más loco y descabellado lo vas a encontrar aquí. Le dicen Zeus.
- ¿Cómo que Zeus? No entiendo nada, ¿le apodan así o qué?
- Sígueme y verás. – Me dijo y empezó a correr, corrí tras de él. Este lugar se
hacía cada vez más interesante.
Lo seguí hasta que llegamos a un lugar alejado, no había bares ni lugares
comerciales cerca. Solo unas pocas casas abandonadas y el bosque yacía
detrás de estas. No había nadie alrededor y el frío hacía que me costara
respirar, hasta salía humo cuando hablamos. Nunca había estado en un clima
así.
- Debemos entrar al bosque para que veas lo que te quiero enseñar, ¿no te da
miedo entrar? – Me preguntó y negué con la cabeza. - ¿Estás seguro?
- Pasé la noche ahí.
- Me parece perfecto. -Seguimos caminando unos cuarenta minutos por el
espeso bosque, hasta que llegamos a un lago bastante curioso. Lo rodeaban
numerosos arboles altos y detrás de este, a lo lejos, se veía una casa gigante,
encima de una pequeña colina. Tenía un aspecto antiguo y parecía ser de
alguien muy importante.
- ¿De quién es esa casa que se ve a lo lejos?
- Es de quién te hablé ahorita, el líder.
- ¿El tal Zeus?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Sí, él es mi papá. – Me dijo y me sorprendí, en verdad debo averiguar más
sobre este tipo, el líder. – Él es tosco, grosero, cruel y siempre me grita porque
dice que soy un desvergonzado, no lo entiendo. Salí idéntico a él. Mientras no
te acerques a él, ni tengas problemas aquí, todo estará bien.
- Si me meto en un problema… digo, no es que lo vaya a hacer, pero puede ser
por un error o culpa de alguien, ¿qué me haría él?
- Irías al pabellón de los caídos, ahí el decidiría que hacer contigo dependiendo
de la falta. Aunque con esa carita de niño bueno, no creo que te metas en
ningún problema. – Dijo en un tono cariñoso y reí.
- ¿Dónde queda ese pabellón?
- En el laberinto.
- ¿Dónde es eso?
- Pues… - Lo interrumpió el tono de su teléfono, vi que lo miró, abrió los ojos
como platos, se veía asustado. Miré de reojo y decía Vince, ¿quién será él? Se
puso nervioso de inmediato.
- ¿Pasa algo? ¿tienes algún problema?
- No… solo… debo irme y debe ser ya.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


5. Primera salida nocturna en Hades.

Tommy’s POV
- ¿El laberinto? – Preguntó Luciano.
- Sí, eso dijo. – Respondí.
- ¿Qué mierda es eso? – Preguntó Jason, estábamos sentados en su
apartamento empezando a trabajar en el libro. Les conté todo lo que sucedió
con Colin y sus amigos. Jason actuaba de una manera extraña, estaba distante
y no sabía a qué se debía. Le pregunté, pero no me dijo nada al respecto.
- No tengo claro qué es, no me alcanzó a explicar porque lo llamaron y tuvo
que irse.
- Debes juntarte con él para sacarle más información, pero te advierto una
cosa Tommy. No sabes quién es él, puede que “Colin” ni sea su nombre, aquí
nadie es de fiar, así que cuidado con mezclar sentimientos con alguien que
puede ser un desquiciado o un psicópata. – Me dijo Jason en un tono bastante
serio, casi amenazante.
- ¿Por qué desconfías de él?
- Por lo que me cuentas, parece ser uno de esos estúpidos que van por la calle
enamorando gente y si te lo digo, es porque te conozco y sé que te enamoras
rápido. Recuerda como la pasaste por enamorarte de alguien de la vida loca,
como esteban.
- No me recuerdes eso. – Respondí con un nudo en la garganta, aún no
soporto hablar de él.
- Es cierto lo que dice Jason, el parece ser de los que andan con dos o tres
personas al mismo tiempo, si no, ¿por qué te coquetearía tan
descaradamente con solo unas horas de haberte conocido? – Me dijo Luciano
y negué con la cabeza.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No creo que él sea así y de igual forma, no me fijaré en él. – Mentí, no podía
dejar de pensar en Colin desde que lo vi por primera vez. Ya habían pasado
diez días desde que lo vi y ansiaba volverlo a ver.
- Debe ser un rompecorazones pero bueno, olvidando el tema, creo que hoy
deberíamos ir a tomarnos unos tragos. Parecemos mormones estando
encerrados sin mujeres y sin beber nada. Hasta creo que volví a ser virgen,
esto es terrible. – Dijo Jason y reímos.
- Cállate estúpido. – Le dijo Luciano.
- En serio, sé que no soy mujer, pero creo que cuando tenga sexo de nuevo,
me romperán el himen que no tengo. Necesito tetas y las necesito ahora.
- No veo la hora de que mi princesa venga. – Dijo Luciano y lo miré
decepcionado. Puede que Colin no sea el perfecto ejemplo, pero Katie, su
novia, es bastante odiosa. Es molesta, engreída y grosera, no sé para qué va a
una iglesia. – Vendrá en unos pocos días y se quedará mucho tiempo conmigo,
dos bellos meses.
- Bueno amigo mío, eso quiere decir que no te veremos hasta diciembre. – Le
dije y él me miró extrañado.
- ¿Cómo que no me verán hasta diciembre? No me mudaré.
- Es porque evitaremos el contacto contigo hasta que ella se vaya. – Le dije y
el me incendió con la mirada.
- Tú princesa, con solo su presencia, hace que me de diarrea y no cualquier
diarrea, me da la que es líquida. Hace que mis huevos se me metan dentro y
se queden escondidos ahí. – Dijo Jason y reímos con ganas, Luciano se veía
evidentemente ofendido.
- No entiendo por qué ustedes son tan crueles con ella siempre, sé que a
veces dice comentarios fuera de lugar, pero… - Jason lo interrumpió.
- ¿Fuera de lugar? El día del bautizo de mi sobrino recién nacido, dijo que su
piel era sospechosamente oscura. Por su culpa, mi hermana tuvo problemas
con su esposo por ese “comentario fuera de lugar”. En serio, la evitaré, mi
culo me lo agradecerá, sino se me hinchará de tanto defecar.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Dijo que yo era una abominación y que me iría al infierno por salir con
Esteban. Hasta insinuó que yo tenía una enfermedad por tener esas
preferencias.
- Mejor me voy. – Dijo Luciano molesto, tiró la puerta antes de salir. Nosotros
nos reímos de la situación, era divertido molestarlo diciendo cosas de ella,
siempre termina yéndose.
- Algún día tendrá que dejar de ser tan delicado, hasta tú con esa cara de
marica eres más hombre que él. – Me dijo él y reí, no me molesta para nada lo
que él dice. Por el contrario, siempre me río de sus ocurrencias.
- Por lo que veo pensar en tetas te mejoró el ánimo.
- ¿Por qué dices eso? – Preguntó extrañado.
- Porque ya no estás molesto conmigo. – Me miró con una sonrisa fingida,
pero sé que esa no era su sonrisa real. Espero que ese enfado no le dure
mucho.
- Mmm…
Esperaba ver a Colin, cruzármelo en algún momento, pero no lo vi en ningún
lugar. Pensaba en él, aún ni sabía por qué si solo lo he visto dos veces, pero es
que, en verdad, él es perfecto. Es demasiado hermoso. Cualquiera en su sano
juicio se enamoraría de él, solo espero que él no se fije en nadie. Qué tonto
soy. Debería poder evitar estos locos sentimientos.
- Oye, ¡te estoy hablando hace medio siglo y estás en otro mundo! – Me gritó
Jason sacándome de mis pensamientos.
- Lo siento, ¿qué es lo que me decías?
- Ya no importa. Mejor me voy. – Estaba más enojado de lo que pensé. Salió
por la puerta principal, lo detuve antes de que siguiera.
- ¿Qué sucede? ¿por qué estás molesto conmigo?
- No es nada importante. – Esquivaba mi mirada y tenía el ceño fruncido.
- No quiero que estés molesto conmigo, es por eso que te pregunto. No sé
qué te hice, no lo recuerdo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Que no es nada, olvídalo de una vez.
- Jason…
- Eres demasiado descuidado, me he cansado de advertírtelo y no me haces
caso. Te vi caminando cerca al bosque con ese estúpido que te gusta. No lo
conoces de nada, solo sabes que cayó de un árbol. Se apareció como acosador
en tu apartamento y aun así te vas con él.
- No me gusta Colin…
- Mírame a los ojos y dime que en serio no te atrae él. – Me miró seriamente y
bajé la mirada, sintiendo una pulsada de culpa recorriendo mi estómago.

Habíamos pasado el primer jueves aquí y habíamos olvidado que era el día
sagrado, me di cuenta cuando me asomé por la ventana y no vi a todos con su
vestuario extravagante usual, si no, vestían elegantes. Nosotros hicimos lo
mismo, hasta fuimos a un templo. No sabíamos dónde era exactamente, pero
seguimos a la gente y llegamos a este. Le tomamos fotos, era muy bello y a la
vez extraño. Era de color perla por fuera y era inmenso. Por dentro, había
numerosas estatuas y por lo que vi, veneran numerosos dioses, ese lugar es
de los más increíbles que he visto en toda mi vida. Las personas se
arrodillaban ante los dioses y les imploraban cosas.
En el fondo del templo, vi una estatua de Zeus, junto a Hera, la que se dice
que fue su esposa incestuosa, ya que era su hermana, según la mitología
griega. La estatua de Zeus era la más grande y la que más gente atraía, ¿por
qué le dirán Zeus al líder? ¿Qué relación tienen? ¿será que él está
obsesionado con este Dios? Debo hallar la forma de ver al líder, me da mucha
curiosidad hacerlo y más saber qué o cual es el dichoso laberinto que
mencionó Colin. Hay tanto de aquí que debíamos documentar en el libro que
ni sabíamos por dónde empezar, por eso tardábamos tanto y hasta
discutíamos por esto.
También compramos las máscaras de cerámica en una tienda religiosa, el tipo
que atendía, que parecía literalmente un chamán, bendijo con un ritual
extraño las máscaras antes de entregárnoslas. También nos empezamos a

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


vestir como todos diariamente, hasta se puede decir que nos estábamos
acostumbrando al lugar. Pero hay algo que me parece muy extraño. Cuando
se van acercando las seis de la tarde y hasta las ocho de la noche, he notado
que no hay tantas personas en la calle, ¿adónde irán todos que nosotros no
sabemos?
En fin, esta noche iríamos a uno de los bares, escogeríamos uno al azar debido
a la cantidad que había de estos.
Me vestí y esperé a los chicos en la entrada del edificio. Eran cerca a las nueve
de la noche. Vi una cantidad de prostitutas impresionante, llenaban la calle
entera. Jason bajó y casi que babea al ver a tantas mujeres con escotes y
minifaldas.
- Hoy cenaré bien. – Dijo él, se acomodó su chaqueta negra y se acercó a una
chica de cabello oscuro.
Luego bajó Luciano y fuimos los cuatro a una discoteca que queda a solo una
calle del edificio. Digo cuatro porque Jason se trajo a esa chica. El lugar era
una locura, no hay otra palabra para describirlo. Era grande y uno de los más
populares por lo que había visto, tenía luces de neón y estaba abarrotado de
gente, ¿de dónde sale tanta gente para llenar todos los bares de este lugar?
Sonaba fuerte una música gótica y vi a muchos bailando, a otros bebiendo
cocteles, cervezas, tragos, unos fumando cigarrillos y otros, marihuana, hasta
vi a grupos de personas inhalando cocaína frente a todos como si fuera los
más casual, así como tomarse un café.
Nos sentamos en una de las pocas mesas vacías y pedimos cervezas, no
llevábamos ni media hora, cuando Jason ya se besaba con esa mujer que
acababa de conocer, quién sabe cuánto cobrará por hora. La música sonaba
muy fuerte y noté que todos eran bastante escandalosos, pero también muy
alegres, todos se reían bastante y eso me parecía muy agradable.
Estaba un poco aburrido ya que Jason estuvo besándose todo el tiempo con
esa chica, Luciano enviándole mensajes de texto a su novia y yo no hacía nada.
Creo que debo conocer a alguien o no me divertiré. Caminé hasta la barra y
me senté ahí, enseguida sentí varias miradas, entre esos, dos chicos y una
chica, vi que me miraban. Miré a uno de ellos y se me acercó de inmediato.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No te había visto aquí. – Me dijo él, era alto, un poco más que yo y tenía el
cabello negro, traía puesto unos pantalones negros y una camisa roja oscura
con flores blancas, este chico era atractivo. Se veía un par de años mayor que
yo.
- Es la primera vez que vengo.
- Interesante, ¿quieres bailar? – Dijo con una mirada insinuante y lo pensé,
pero luego asentí, con mucha pena. Fuimos hasta el centro, donde todos
bailaban. Vi que Luciano me miraba burlándose y Jason me fulminaba con la
mirada, había dejado de prestarle total atención a la chica para concentrarse
en mí.
Este chico parecía no perder el tiempo, a la segunda canción, empezó a bailar
muy pegado a mí, tanto que podía sentir su agitada respiración en mi cuello y
pasaba sus manos por mi espalda. – Eres muy lindo.
- Gracias.
- En serio lo eres. Me encantas. – Dijo y me dio un profundo beso, fue muy
intenso, pude sentir su lengua en mi boca. No sabía que hacer o decir, fue
muy repentino, no sabía como debía reaccionar.
- ¿Por qué me besaste? – Pregunté nervioso, pero él no quería despegarse,
me besaba sin detenerse y al parecer, aquí a nadie le molesta el hecho de ver
dos chicos besándose, parecía ser lo mas normal. En mi ciudad esto hubiera
sido mal visto. Jason no tardó en acercarse a mí, seguro viene a sermonearme
de nuevo.
- ¿Qué crees que haces? – Me dijo al oído, por su tono de voz y su ceño
fruncido, era más que obvio que estaba molesto. Él siempre está cuidándome,
pero puedo tomar mis propias decisiones.
- Me divierto al igual que tú, ¿qué tiene de malo eso?
- Que tú no eres así y no conoces a este chico.
- Ya estoy grande mamá. – Bufó al escucharme.
- Como quieras.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Regresó a la mesa y vi que le dijo algo a la chica con que estaba, esta se fue y
el se quedó bebiendo solo con Luciano. Jason puede ser un dolor de cabeza a
veces y sí, adoro a este estúpido como a nadie, pero debe dejar de ser tan
sobreprotector conmigo.
El chico que bailaba conmigo solo reía ante los reclamos de él y hasta me
preguntó si Jason era mi ex novio, negué con la cabeza mientras me reía ante
su absurda suposición. ¿Yo novio de ese loco? Imposible de pensar algo así.
- ¿Ya te dije que me encantas? – Me dijo al oído para retomar lo de antes y
luego sentí su lengua en mi cuello, me estremecí.
- Sí… - Respondí, él me acercó más a él y me besó de nuevo, tocaba mi trasero
con sus manos.
- Es extraño ver a un chico lindo y tímido como tú, eres un espécimen. –
Sonreía de par en par y me miraba a los ojos. Trataba de no mirarlo más de
unos segundos porque podría desmayarme de la pena.
- Exageras…
- ¡Claro que no! Todos los chicos de aquí son aventados y tu ni me miras a los
ojos. – Dijo riéndose y tomó mi rostro con sus manos, y me besó, lo seguí. A
fin de cuentas, no creo que esto sea algo malo, no tengo pareja ni nada
cercano a eso. No daño a nadie. Después de unos minutos de besarnos sin
parar, me jaló del brazo hasta la parte de atrás del antro y me hizo entrar a
uno de los baños.
- Eres precioso. – Me dijo mientras me desabrochaba los jeans y sin titubear,
metió una de sus manos en mi ropa interior y agarró mi miembro mientras me
besaba. Gemí y me sentí mal, no suelo hacer este tipo de cosas con gente que
no conozco. Debo al menos conocerlo un poco más para no sentirme de esta
manera. Pensé que solo nos besaríamos…
- Vamos un poco rápido… bailemos un rato y luego hacemos lo que quieras.
- Como quieras. – Dijo y me guiñó un ojo. – Pero hoy no te escaparás de mí.
Salimos de nuevo y quise seguir bailando con él, pero no dejaba de besarme.
Noté que había muchas personas en nuestra misma situación, al parecer aquí

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


son muy liberales y candentes por decirlo de esa manera. Traté de separarme
un poco y bailamos normal varias canciones hasta que de repente, sentí que
me mordieron la oreja y jalaron mi camisa por detrás, giré y vi a una mujer
muy llamativa, vestía un traje de gala azul, ostentoso, con plumas blancas
encima. Era rubia, tenía rulos, pero no pude ver bien su rostro, estaba oscuro
y se fue enseguida. Esa mujer hasta traía una corona puesta, ¿por qué me
mordió? Sentí que ella me era muy familiar, ¿qué demonios sucede?
- Oye, ¿tú quién eres? ¿por qué la doncella te mordió? – Me preguntó el chico
con que bailaba.
- ¿La doncella? – Pregunté alterado.
- Sí, ella es la doncella, ¿en qué mundo vives?
-Pues…
-Debo irme… – Me dijo y se alejó de mí asustado. ¿Quién es esa mujer?
De repente apagaron la música y vi que ella se subió a la tarima junto a dos
mujeres más, ella estaba en el centro. Una luz las alumbró y su rostro se me
hizo muy familiar, pero no veía bien porque estaba lejos. Todos empezaron a
gritar cuando ella empezó a bailar, al parecer es una estrella conocida aquí.
Me acerqué más a la tarima para verla de cerca. Me escabullí entre la multitud
de gente que se acumuló para verla y cuando la pude ver de cerca, me
impacté, era muy parecida a Colin. ¿Será su hermana? ¿pero cómo me
conoce? Las tres seguían bailando y todos gritaban emocionados, la miré unos
minutos más y no había duda. Era Colin disfrazado de mujer, qué interesante.
Me reí mucho al averiguar eso.
¿Cómo podría haber adivinado que el en sus tiempos libres se vestía de mujer
y bailaba? Eso no me molestó ni decepcionó en lo absoluto. Por el contrario,
me pareció bastante cómico y aunque suene raro, me gustaba. Él en verdad
no es como los demás.
Regresé a la mesa junto a los chicos. Luciano me guiñó un ojo dándome su
aprobación, seguro pensó que me follé a ese chico. Jason no me miraba,
seguro estaba molesto conmigo porque no le hice caso.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Pensé que te irías a un motel con ese chico, te quería comer delante de
todos. – Dijo Jason y reí al verlo así de molesto.
- Cosas que pasan.
- La que sí es hermosa es esa chica que está bailando, la del centro. ¿Será la
miss de hades? – Dijo Luciano.
- Pues esa chica que te parece hermosa, es Colin.
- No te creo. – Dijo Jason asombrado.
Después de un rato que Colin se bajó de la tarima, no tardó en acercarse a mí.
- Bombón. – Me dijo y me dio un beso en la mejilla. Me sonrojé y reí, ellos lo
miraron perplejos.
- Estos son mis amigos. – Le dije y se los presenté. - ¿Con qué de noche te
transformas en “la doncella”?
- Es una historia difícil, no le digas a nadie que soy hombre o se armará un lío
aquí.
- No diré nada.
- Te vi bailando con un insípido ahorita, no me gusta eso Tommy. Se supone
que eres solo mío y yo no comparto. – Solo me pude limitar a reírme, él
siempre diciendo cosas así. – Sabes que es broma.
- Lo sé, no me molesta. ¿Solucionaste tu problema?
- Sí… mañana iré a visitarte, estos días no he podido. Sé que me debes
extrañar y te entiendo. Bailo aquí los fines de semana, así que ya sabes donde
puedes encontrarme.
- Lo tendré en cuenta, tengo muchas dudas y sería genial que me ayudaras.
- ¿Podemos ir afuera un rato? Acá no te escucho bien. – Me dijo y me hizo
señas para que lo siguiera. Lo hice. Enseguida el frío me golpeó el rostro,
estábamos en la acera de la calle, había muchas personas afuera. - ¿No has
tenido más problemas?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No, he seguido tus consejos y he pasado desapercibido. Me agrada estar
aquí y no pensé que alguna vez diría eso. Es extraño hablarte vestido así.
- ¿Te incomoda? – Preguntó preocupado.
- ¡No! En lo absoluto. Estás demente en serio.
Su teléfono volvió a sonar y el lo miró de nuevo asustado. Contestó esta vez y
sé que no debería, pero escuché a propósito lo que el decía. Parecía que
alguien le reclamaba algo, ya que el respondía que no estaba haciendo nada
malo y que no estaba con nadie. Él debe tener pareja y es lógico, un chico
como él nunca estaría soltero y si lo estuviera, no se fijaría en un tonto tímido
como yo. Aunque de igual forma me hubiera gustado que no estuviera con
nadie. Colgó después de un par de minutos.
- ¿Era tu novio? – Pregunté directo.
- Sí… Vince. – Respondió incómodo, se nota que no quería hablar de él.
- Me alegra por ti. – Mentí, ¿qué más podía decir? – Debo regresar adentro
con mis amigos.
- ¡Espera! ¿aún puedo ir a verte mañana?
- Claro que sí. – Sonrió y me abrazó, también lo abracé. Sentí un cosquilleo por
todo mi cuerpo y algo muy fuerte en mi estómago. ¿Qué sucede? No lo
conozco hace nada y ya siento este tipo de cosas, no me puedo enamorar de
él, nunca lo puedo hacer.
- Te gusto, cariño. – Me dijo y enseguida lo solté, intentando disimular.
- No es cierto… - Respondí nervioso. Miré hacia abajo, mi garganta se cerró y
se me bloqueó todo.
- Entra que te están esperando, nos vemos en unas horas dulzura. – Me dijo y
se acercó, y me dio un beso muy cerca a los labios, luego se fue caminando y
vi que más adelante, se subió a un auto deportivo que lo esperaba. Me tomó
varios minutos reponerme de eso.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


6. Mis días junto a Colin.
Jason’s POV
La pasé realmente mal esta noche. Tommy no dejaba de darme dolores de
cabeza. Se besa con un chico desconocido y luego llega el otro imbécil vestido
de mujer, en verdad ese Colin parecía una ramera y Tommy se fue corriendo
tras él apenas apareció. Por la forma en que lo miraba era más que obvio que
está interesado en él y eso no es lo que más me molesta, sino el hecho de que
se nota cuál es el tipo de persona que es Colin. Coqueteó con todos los tipos
que pudo mientras bailaba y cuando se bajó del escenario, les dio su número a
varios y hasta le dio un beso en la boca a un espectador.
No tengo dudas de que Colin le romperá el corazón a Tommy. Mas que celos,
lo que me afecta más es que sé que ese chico no dudará en jugar con él,
porque si un buen chico estuviera tras el yo no le diría nada, aunque los celos
me estuvieran carcomiendo por dentro, porque quiero que él sea feliz, así no
sea yo el que lo haga sentir así.
La chica que besé esa noche no sé ni como era su nombre, era prostituta. Solo
la llamé para mantener mi imagen de mujeriego empedernido y que Tommy
no viera nada sospechoso en mí.

Tommy’s POV
- Ya veo por qué te gusta Colin, porque es el típico cara bonita que a todos
encanta, pero en el fondo no es más que un mujeriego que juega con la gente,
no confío en ese tipo y tú tampoco deberías hacerlo. – Dijo Jason y en verdad,
me molestaba que hablara mal de él. Llevábamos varias horas trabajando en
el libro y el primer capítulo quedó bastante bien.
- No hables así de él.
- Es lógico eso, no te hagas el tonto. ¿Qué sabes de su vida? ¿quién demonios
es? ¿a qué se dedica? – Preguntó Jason mientras encendía un cigarrillo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Pues sé que se llama Colin, baila los fines de semana en el antro en que
estuvimos, tiene novio y creo que se llama Vince…
- Tiene novio, una razón más para que no te involucres con él. – Replicó
Luciano, no sé por qué todos me molestaban tanto con él. Ni que hubiéramos
follado o hubiera pasado algo ya.
- No pasa nada con él, lo he visto solo un par de veces y ya hablan como si
estuviera muerto de amor por él.

*Flashback*
- Enano, deja ya de estar molesto conmigo. Lo que te dije es cierto, deberías
confiar más en mí. – Me dijo Esteban al oído y me besó en los labios, lo
aparté.
- ¿Cómo esperas que te crea que él es solo uno de tus amigos? Estoy harto de
lo mismo, te pierdes los fines de semana, no contestas mis llamadas y menos
las regresas.
- Es que el trabajo me quita mucho tiempo…
- ¿Y eso justifica que te acostaras con él?
- Estás alucinando, solo fue una vez y fue por tu culpa, tú me descuidaste y ya
está, te perdono por eso. – Dijo cínicamente y me dieron ganas de incendiarlo.
– Es broma enano, no seas rencoroso. Sé que me amas, yo te amo mucho más
y quiero ser una mejor persona para ti, pero para eso debes ayudarme a ser
mejor…
- Ya perdí la cuenta de las muchas veces que me has dicho lo mismo. ¿No
entiendes que me duele que te comportes de esa manera? ¿no ves que tú me
dueles? No te cansas de lastimarme una y otra vez.
- Solo confía en mí esta vez. – Me dijo y se acercó a mí. – Eres mi mundo,
deberías estar seguro de eso. – Me besó y como siempre, me rendí ante él.
Ahí estaba mi fuerza de voluntad.
Llevaba dos años en una relación con Esteban y estaba enloquecido de amor
por él, tanto que él y todos los que nos rodeaban sabían eso, y él se

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


aprovechaba del amor que sentía por él. Sabía que hiciera lo que hiciera yo
seguiría estando con él y eso era jodidamente cierto. Era como si un imán me
uniera a él y la sola idea de perderlo, era insoportable para mí.
*Fin del Flashback*

Subí a mi departamento, estaba harto de escuchar sus sermones sobre él. Sé


que tenían razón en lo que decían de él, no lo conozco en lo absoluto y ya me
interesé en él, sé lo muy estúpido que puedo llegar a ser y me gustaría dejar
de sentirme atraído hacia él, pero es muy difícil. No entiendo cómo puedo
sentirme de esta manera si no lo conozco y solo he hablado con él un par de
veces. Creo que mejor debo evitar estar cerca de él, no me traerá nada bueno
enamorarme de un chico que tiene pareja, no quiero sufrir de nuevo. No sé si
pueda soportar de nuevo algo así.

Jason’s POV
Últimamente he estado peleando mucho con Tommy, sea por una cosa o por
otra. Aunque todo se resume a una cosa, los enormes celos que me están
consumiendo al saber que se está sintiendo atraído por alguien más. Me
duele, en verdad me duele tanto que no puedo evitar estar tan molesto que
cualquier cosa me irrita. Así que dejo que el agua de la regadera caiga por mi
rostro para ver si así logro disminuir la temperatura corporal tan elevada que
tengo, ¡cómo odio a todos en este preciso instante!
Salí de la ducha y me puse una sudadera verde que era del equipo de futbol
de la universidad en la que me gradué, me pongo unos pantalones de ejercicio
negros y un par de tenis, sé que me verán raro porque no voy vestido como
ellos, pero con el ánimo que tenía hoy, mandaría a todo el que me mirara mal
a la mierda.
No sé por qué correr me desestresa tanto. Cuando bajé al primer nivel y me
detuve en la entrada, me acerqué a una banca que estaba cerca y la patee,
también voltee un bote enorme de basura con enojo y hasta empujé a un tipo

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


muy raro que me miraba. Venía vestido como Boy George en los 80’s. ¿Es su
imitador?
- ¿Qué me es lo que me ves? ¿quieres acaso que te firme un autógrafo en el
culo o qué?
- Tienes muchas ganas de morirte hoy, ¿no es así niño rico? – Me miró con
enojo y rodé los ojos al escuchar su andrógina voz, ¿este tipo es hombre o
mujer?
- ¿Niño rico me dices? Mucho gusto, soy Jason Evans y si lo fuese, créeme que
te habría mandado a fusilar ya, Boy George. No me gustan los engendros
como tú.
- ¿Cómo me dijiste? – Me apuntó con un revolver que por lo que parecía, era
sin duda de plata. Al parecer el rico es él.
Me escapé antes de que este engendro me hiciera polvo y tirara mi cuerpo al
río, no me apetecía morirme hoy. Corrí a lo largo de varias calles y miré el
rostro de las personas que caminaban tranquilamente, en ese momento me
pregunté: ¿Habrán tenido la oportunidad de comer un buen desayuno esta
mañana? ¿tienen a alguien que los espere en su casa? ¿son felices? Todos
tienen unas miradas tan despreocupadas, que lucen a la perfección con sus
atuendos extravagantes, como si no les preocupara nada en el mundo más
que pasar el rato en buena compañía. Todos lucían felices menos yo y a este
punto me pregunté: ¿hace cuánto no soy feliz?
Por más que he meditado esa respuesta en mi cabeza, no quiero lograr
responderla de forma definitiva porque sé exactamente que debo decir. No
recuerdo la última vez que fui realmente feliz. Estos últimos años los he
compartido con Tommy, he estado con él en todo momento, ayudándolo a
levantarse cada vez que se cae y secando más de una vez tantas lagrimas que
ha derramado. Fue interminable el infierno que viví cuando el salía con
Esteban, mordía mis labios al escucharlo hablar de las cosas que hacían o lo
que él le decía, pero nunca le dije que eso me molestaba, por el contrario, lo
aconsejé muchas veces porque a pesar de todo, sé que con él fue feliz en
ciertos momentos, independiente de lo malo que sucedió después. Creí que

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


todo se había terminado con su ruptura, pero ahora se repite de nuevo, con
otra persona.
¿Cuándo será que por fin llegue mi momento? ¿será que alguna vez así sea
por un mínimo instante ha pensado en mí como algo más que su mejor
amigo?
Siempre lo puse a él en primer lugar, poniendo su felicidad delante de la mía.
Por eso me aguanté todo este tiempo, nunca pude decirle nada porque estaba
feliz. ¿Acaso no es eso lo correcto que haría una persona enamorada por
quién ama? ¿debo ver de nuevo como sale con este maldito ahora?
Sólo espero que esto sea temporal, que no le dure mucho porque no podría
soportar de nuevo verlo enamorado de alguien más. No sé qué podría hacer.
Aunque en mi interior sé que, si llega a decirme que está con Colin, no le diría
nada porque a pesar de todo, me gusta verlo feliz.
Me detuve en una tienda de golosinas que está al lado de la oficina de
correos. Entré y compré una cajita de monedas de chocolate, sé que estos son
sus favoritos y solía comerlos todo el tiempo cuando salíamos de clase, más
cuando estaba de malgenio porque acababa de reprobar una prueba. Le
escribí en la caja: Estos son para que sonrías, cabeza hueca.
Corrí de regreso, entré en el edificio y subí hasta que estuve en su puerta.
Escuché voces y risas, que claramente no eran de Luciano.
Está con él, me dije a mi mismo y sentí un nudo atorado en la garganta.
Debería haberlo sabido.
Dejé la caja en su puerta.

Tommy’s POV
- Huele rico, ¿estás cocinando? – Me preguntó Colin mientras se acomodaba
en el sillón de la sala. Acababa de llegar hacía unos pocos minutos.
- Sí, ¿quieres comer?
- Claro, te comería lo que quisieras.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Lo miré serio y el estalló en risas.
- La vez pasada que viniste, ¿cómo sabías mi dirección? No recuerdo haberte
dicho donde vivía.
- Sé muchas cosas, más de las que tú crees. ¿Ya te sientes cómodo aquí?
- Sí, pero… no entiendo por qué tienes tanto interés en mí si no me conoces.
¿Por qué vienes? ¿por qué te importo? – Pregunté y me avergoncé enseguida.
No pensaba decirle eso. Pero en verdad, había algo que me hacía desconfiar
en él, no sabía nada de él en lo absoluto.
- Cuando te dije que tenía habilidades especiales fue en serio, más de lo que
crees. Te lo probaré para que puedas confiar en mí. – Me dijo mirándome
seriamente, era la primera vez que me hablaba en ese tono como usualmente
está riéndose o haciendo bromas.
- Está bien, inténtalo.
- Dame tus manos. – Me dijo y asentí. Él me tomó de las manos, suspiré
profundamente y luego me miró fijamente, su color de ojos es tan inusual, no
se puede diferenciar si es verde o azul. No entiendo cómo podía sentirme tan
cómodo estando con él, era como si lo conociera ya de hace mucho tiempo.
Siento que pudiera confiar plenamente en él. – Has pasado por momentos
muy difíciles.
- ¿A qué te refieres? – Pregunté curioso.
- Conociste a un hombre mayor que te destrozó por completo, ¿no es así? -
Asentí, me temblaban las manos y mis ojos lloroseaban. Estaba
conmocionado, ¿cómo es posible que él sepa todas estas cosas?
- Este tipo que te dañó tanto por lo que puedo percibir, te lleva unos doce
años o menos, no sé exactamente y proviene de una familia adinerada, es
bien parecido, empresario o algo así. Aparte de fallarte en numerosas
ocasiones, hubo una en especial, en que te llevó con sus amigos que estaban
encantados contigo, sabían lo dulce e inocente que eras. Te dijo cosas para
que entraras al evento ese día, estabas alegre y creías que algo bueno
pasaría… pero eso no era lo que ellos tenían planeado para ti.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Algo en mí se quebró de nuevo, no quería llorar delante de Colin, pero fue
inevitable. Ese recuerdo volvió a mi mente, era como si sintiera de nuevo sus
manos tocándome o sus risas en mis oídos.
- Lo siento, lo siento mucho. No debí hacerte recordar eso, en verdad
perdóname. – Me dijo y me abrazó, lo abracé también. Esteban fue lo peor
que me pasó en la vida, me dañó en todas las formas posibles, jugó conmigo y
hasta me vendió literalmente. Yo en ese momento solo tenía diecisiete años y
él era mucho mayor que yo, era lógico que sabía cómo conquistarme, sabía
que decir. Era solo un niño y confiaba en él. Jamás pensé que me haría algo
así. A los chicos no les conté nada de esto ni a nadie en el mundo, ni siquiera
denuncié. Les dije que Esteban me había terminado… ¿Quién es Colin? ¿cómo
puede hacer este tipo de cosas? - ¿Ahora me crees Tommy?
- Sí… - Dije y me limpié los ojos. El me miró cabizbajo. -Oye, no entiendo nada.
Después de todo, ¿quién eres tú? ¿cómo es que pudiste ver esas cosas que
me pasaron?
- Pues… recuerda que te había dicho que era hijo del líder, Zeus y creíste que
ese era su apodo… no es del todo así.
- Espera, espera. – Dije y me puse de pie alterado. - ¿Es Zeus? ¿literalmente
Zeus? ¿el Dios del cielo? ¿dios del trueno? ¿es ese?
- Sí. – Dijo abrí los ojos, quedé en shock, perplejo. Esto era demasiado para
digerir, ¿qué es este lugar? Cómo es que un Dios de la mitología griega, que se
supone que era solo eso, un MITO, ¿vive y gobierna aquí? Pero si el existe,
¿existe su esposa Hera? ¿existen los demás dioses? Empecé a caminar de un
lado al otro, era increíble lo que escuchaba. Tenía tantas ideas en la cabeza
que era difícil organizarlas todas.
- Debes explicarme con detalle eso que me acabas de decir.
- Está bien, solo déjame hacer una llamada antes. – Salió del apartamento y
unos segundos después regresó con el teléfono en su oreja aún. – Te dejaron
esto en la puerta. – Me dijo lanzándome una caja pequeña. La abrí y vi los
chocolates de nueces que tanto acostumbraba a comer antes cuando estaba
con… ¿por qué me dejaste esto aquí Jason Evans? Confuso, no pude evitar
sonreír y mi rostro comenzó a arder. Cómo adoro a ese estúpido.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


7. Orígenes
Tommy’s POV
Esto fue lo que me relató Colin. Aproximadamente en el año 1200 a.c y antes
de la invasión Doria, se encontraba Zeus en su reino en la Grecia antigua.
Estaba inquieto, aburrido, ni sus muchas aventuras amorosas lo habían dejado
satisfecho y estaba en búsqueda de una nueva y definitiva, tal vez con una
mortal sería salirse del molde de sus habituales amantes divinas.
Conoció a una mujer griega, impresionantemente bella e hija de una familia
humilde, de quién quedó maravillado al verla y no tardó en tener una
aventura con la aldeana, quién quedó embarazada en ese primer encuentro y
él, se enamoró de ella. Hera, como esposa celosa, maldijo a la mujer amante
destinándola a vivir con el niño en su vientre hasta que el mundo se
transformase en algo que ni ella pudiera reconocer. La mujer cumplió su pena,
viviendo hasta los tiempos modernos y no pudiendo gozar de una muerte que
la calmara. Recorrió el mundo entero hasta que encontró un lugar tan lejos
que ni Hera lo pudiera encontrar. Allí se estableció y Zeus le construyó una
mansión junto a un lago, porque a ella le gustaba nadar y este venía a verla
cuando el cielo se lo permitía.
Años después, cuando se rompió la maldición, pudo dar a luz a un bebé más
hermoso que cualquiera que hubieran visto. Lo bautizó Colin, en símbolo de
su juventud perdida. Diez años después del nacimiento de Colin, Hera
encontró el lugar donde vivía su marido con su amante y envió a una ninfa,
quién maldijo esas tierras convirtiéndolas en un lugar tal como Sodoma y
Gomorra y asesinó cruelmente a la aldeana. Por eso Hades era un lugar lleno
de lujuria y perdición. Todo empezaba a tomar sentido. Jamás me iba a
imaginar que iba a encontrar algo así cuando llegué.
- Colin, ¿qué edad tienes? ¿qué eres exactamente? – Pregunté curioso, había
tantas preguntas que hacerle que ni sabía por dónde empezar.
- Pues soy mortal, humano, si te lo preguntas. Heredé la mayoría de las cosas
de mi madre, como la parte física, el cabello, los ojos y cosas así, pero también
heredé cosas de mi padre y sus ancestros. Hay muchas cosas que puedo
hacer, no solamente ver la vida de una persona. Creo que puedo vivir

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


muchísimo más que cualquier humano, aunque no estoy seguro de eso.
¿Ahora sí confías en mí?
Ya se había hecho de noche, duró relatándome su vida y la de su padre, varias
horas. Ahora entendía por qué él era de esa manera, Colin era igual de
casanova que Zeus, de eso no cabía duda. Ya sentía que lo conocía más y, por
ende, me sentía más seguro con él.
La mañana del sábado, bajé temprano al apartamento de Luciano porque nos
reuniríamos ahí a trabajar. Cuando entré, me decepcioné. Había llegado su
bellísima novia, Katia. Ella es pequeña, voluptuosa, tiene el cabello largo, con
ondas y es castaño, es de piel blanca. Es simpática por fuera, lo malo es ella
por dentro. Es muy molesta, se me quitaron las ganas enseguida de pasar el
rato con Luciano, pero ahí estaba Jason, él no podría molestarme.
La puerta estaba entreabierta, así que entré y vi a Luciano sentado en la sala
viendo televisión, no vi a Katia y eso me alivió el estómago unos segundos
hasta que la vi saliendo de la cocina. Sonrió y yo le sonreí, ambos sabíamos
que era por cortesía, una amistad falsa, ella sabe que no me agrada y es más
que evidente, que ella tampoco es de mi agrado. Jason entró detrás de mí y
me miró con decepción.
- Y yo que me acababa de bañar… ahorita seguro me cagaré en los pantalones,
estallaré como olla de presión. – Me dijo Jason al oído y no pude evitar reírme
con ganas.
- ¿Qué es tan gracioso? – Preguntó Luciano mirándonos mal, ya sabía que nos
reíamos de Katia.
- Nada… ¿Hiciste de comer Tommy? Mi comida sabe horrible y la de este
tarado también. – Dijo Jason mirando mal a Luciano. – De ahora en adelante,
me tendrás comiendo en tu apartamento, pero no comiéndome todo el rabo,
así que no te emociones.
- ¿No le decías antes el bastoncito de la buena suerte? – Dije y ellos dos
estallaron en risas.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Sí… pero desde ese entonces hasta ahora, ha crecido y por eso le puse un
nombre a su altura. ¿Quieres comprobarlo? – Me dijo señalándose la
cremallera de los jeans. Desvié la mirada.
- Bueno, tú y tu rabo, tienen prohibida la entrada a mis aposentos. – Dije y
Jason me golpeó en el brazo.
- Te doy cincuenta dólares ahora mismo si me dejas comer contigo, o te
puedo sobornar de otra manera, aquí mi tramuco estaría dispuesto a
colaborar si me alimentas.
- Ustedes cuiden su lenguaje mientras estén aquí, recuerden que deben
respetarme. ¿Sus mamás no les enseñó modales? Aunque la tuya es la que
menos te enseñó modales a ti, inicuo. – Dijo Katia mirándome. Ignoré lo que
dijo.
- ¿Y luego dices que por qué me desagrada esta bruja? – Repliqué mirando a
Luciano y ella abrió los ojos como platos. Bajé y salí a la calle, Jason fue detrás
de mí.
- ¿Almorzamos afuera? – Pregunté y el asintió. Caminamos un par de calles,
hacía mucho frío y estaba empezando a nevar un poco.
- Gracias por los chocolates. – Me miró de reojo mientras caminábamos y
sonreí.
- No fue nada.
- Te molestas mucho conmigo últimamente, por eso no me esperaba que me
regalaras algo.
- Iba a entrar a tu apartamento a entregártelos, pero vi que estabas ocupado
ya, así que…
- Podías haber entrado igual, sabes que puedes entrar cuando quieras Jason.
- No quería interrumpir si estabas en algo. ¿Se están viendo bastante
últimamente no es así?
- Algo así. – Afirmé y vi su rostro, se puso serio de repente y dejó de hablar. No
te entiendo Jason, ¿por qué te molesta tanto que me vea con Colin? No sé
que es lo que sucede con él.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Jason. – Le dije y me detuve en frente de él. Esquivó mi mirada. – Si crees
que porque me vea con él dejaré de verte o algo similar, no va a pasar. No voy
a abandonarte.
- No dije que me ibas a abandonar, ¿qué clase de estupideces dices? – Siguió
caminando y lo seguí.
Algo me llamó la atención, vi a lo lejos a Stefan y Damián, los amigos de Colin.
Iban caminando rápidamente con un grupo de gente, mujeres en mayoría. Se
notaba que iban algo ebrios porque tambaleaban y no dejaban de reírse.
– Esos son los que te conté que saltaron del árbol. – Dije para tratar de
cambiar de tema. Odio discutir con él.
- ¿De qué altura era el árbol? – Preguntó mientras abría un paquete de
brownies con doble cobertura de chocolate. Morirá de diabetes en unos años
es seguro. No deja de comer basura.
- Cómo de seis metros, por eso me asusté.
- No son personas usuales. Aquí nada me parecería raro y esos dos no creo
que sean normales. Miremos donde van.
Accedí a seguirlos solo porque estaba aburrido, aunque era cierto que no era
normal caer desde tan alto sin lastimarte, además, ¿cómo demonios se
subieron hasta allá? Ni a Jason o Luciano, les conté lo que descubrí de Colin.
No sé cómo podrían reaccionar ante eso y sé que me sermonearían aún más
por verme con alguien como él.
Los seguimos discretamente por unas ocho o nueve calles hasta que llegamos
a una calle en que hay un puente de doble vía donde circulan autos, alrededor
hay casas a lo lejos y arboles cubiertos de granizo, aún no se había formado
nieve. Pasaron por debajo del puente y noté que debajo de este, hay
vagabundos durmiendo, tirados sobre cajas de cartón o inhalando alguna
sustancia, a ellos eso no pareció importarles. Todo está lleno de grafitis en
aerosol. Se quedaron de pie un momento justo debajo del puente y
encendieron cigarrillos.
- ¿Se vienen desde tan lejos solo a fumar? – Preguntó Jason y negué con la
cabeza, no creo que hayan venido hasta acá solo a eso. Giraron para caminar

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


de nuevo y vimos que bajaron por unas escaleras que están en medio del
túnel debajo del puente, detrás de un contenedor de basura, al parecer eran
subterráneas, eso ahí es muy oscuro. Nadie podría ver esas escaleras desde
lejos. Si están ubicadas en un lugar tan discreto, es porque no quieren que
todo el mundo las vea. – Te dije que no venían solo a fumar.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


8.Extrañas cosas suceden.

Tommy’s POV
- ¡Me atranqué! ¡es por tu culpa maldito! – Gritó Jason enojado. Se le atascó
una pierna al resbalarse en medio de la escalera colgante de metal, no
dudamos en entrar y ver que había abajo. Yo salté primero, ni usé la escalera,
solo era alrededor de un metro y medio o un poco más. El no quiso saltar
porque dijo que se arruinaría los zapatos costosos que compró. Aún ni había
visto que había, pues estaba oscuro, era el lugar más negro en que hubiera
estado. La única luz que alumbraba era la de la entrada de la escalera y aún así
no se veía casi nada.
- ¿Cómo se supone que es mi culpa? ¿acaso yo te mandé a ser delicado y no
saltar como hombre? – Dije para hacerlo enojar aún más. – Creo que hasta yo
que soy un tipo de dudosa reputación, soy más hombre que tú.
- ¡Cállate y ayúdame! Me duele la cochina pierna, no podré follar en dos
meses si me la estropeo.
- Me dan tantas ganas de ayudarte… - Dije sarcásticamente. Escalé unos
peldaños y lo ayudé a sostenerse mientras sacaba la pierna que había
quedado aprisionada. Saltamos después.
- ¿Trajiste tu teléfono? – Me preguntó y no alcancé a responder cuando ya me
estaba requisando los bolsillos.
- Oye suéltame.
- Debo buscarlo yo porque tú eres muy lento y no traje el mío. – Me quitó el
teléfono a la fuerza y encendió la linterna de este. Estábamos en el comienzo
de un pasillo largo y angosto, podía medir a duras penas dos metros de alto y
uno de ancho, más o menos. No se veía el final de este. – Bueno caminemos y
agárrate de mí camisa, porque eres tan imbécil que te puedes echar a llorar
en el piso.
- ¿Por qué tendría que llorar?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Con esa cara quién no lo haría. – Dijo y reímos. Me agarró la mano e intenté
soltarme, pero no me dejó. Eso me hizo ponerme muy nervioso. –Debo
cuidarte.
Caminamos unos metros y tan solo un par de minutos después, nos topamos
con varios posibles pasillos más para avanzar, esto parece un túnel o un
laberinto… creo que este es el laberinto que mencionó Colin.
- Oye, creo que este es el… - Me interrumpió Jason.
- Sí, es el laberinto que dijo tu novio. Ya lo había notado, no soy tan tonto
como parezco.
- Bueno, volveremos mañana. – Añadí.
- ¿Estás loco? Ya entramos, ¿por qué nos iríamos?
- No tenemos un mapa que seguir, mi teléfono se descargará en diez minutos
y no tenemos nada que alumbre, ni agua ni nada por si nos perdemos. Hay
que volver con un plan, ya vez que si eres un tarado.
- Tienes razón… por eso hoy merezco que me golpees.
- ¿Ya me devuelves mi mano? ¿o te encariñaste con ella para obsequiarte una
foto para tus largas noches solitarias?
Al notar que aún sostenía mi mano, el abrió los ojos nervioso y vi que sus
mejillas se ruborizaron, me soltó de inmediato sin decir nada o mirarme y
caminó de regreso a la entrada. ¿Qué demonios fue eso?
Después de eso fuimos a almorzar a un restaurante indio y él comió como si
no hubiera un mañana, pero no hizo ningún comentario sobre su reacción.
Esquivó ese tema como si nunca hubiera sucedido nada.
Ya era de noche, me vestí y arreglé como pude, quería verme lo mejor posible
para impresionar a Colin, me dijo que bailaría hoy y en verdad esperaba verlo.
Quería verlo.
Quedé con Luciano y Jason en ir al antro a las diez, hasta había dejado afuera
la máscara para cuando me regresara, debido a que sería ya tarde, pero cerca
a las siete, empezó a nevar un poco y para cuando ya eran las ocho, había una
fuerte tormenta. Era imposible salir con este clima. Qué frustración, no había

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


nada que pudiera hacer al respecto sino resignarme a que ya no iría. Me puse
de mal genio, ahora estaría aburrido. Si voy a ver a Luciano, estará con Katia
encima y eso me sacaría de quicio, entonces la única opción es Jason.
- Oye, degenerado. – Le escribí.
- ¿Qué? Maldito.
- Ven, sube.
- ¿Tan rápido extrañas a tu hombre?
Subió unos diez minutos después y golpeó la puerta sin detenerse hasta que la
abrí.
- Daña la puerta, ojalá y lo hagas para que te la cobren a ti. – Le dije y me
guiñó un ojo.
- Así es como golpean los hombres, ¿acaso quieres que de toquecitos
mariposones como los tuyos? Enseguida me saldrían flores alrededor y una
tiara.
- Te crees el más rudo y no haces nada, hasta en una escalera corta te atascas.
A ver, sal con este clima y dale una vuelta a la manzana. Pruébalo, pero sin tu
chaqueta.
Sonrió y se quitó de inmediato la chaqueta que traía puesta. Bajó corriendo
las escaleras y yo corrí detrás de él, no pensé que en serio se le ocurriera
hacer eso, se iba a congelar. Llevaba su chaqueta porque sabía que la iba a
necesitar. Corrí detrás de él por media calle, acá son bastante largas y
enseguida el frío nos afectó, él se detuvo y empezó a caminar más despacio,
se detuvo en la esquina.
- Oye, deja de payasear y ponte tu chaqueta, te vas a enfermar.
- ¿Ese no es Colin? – Me dijo señalando al frente y enseguida lo vi, estaba de
pie, en la entrada del antro que fui la vez pasada. Estaba vestido de nuevo de
mujer, quise llegar a saludarlo, pero había un tipo a su lado. Este era bastante
alto, ejercitado, tenía el cabello negro, tes blanca y mandíbula prominente.
Era muy guapo, ¿él será Vince? Por la forma en que Colin lo miraba, era más
que obvio que sí era. Me sentí muy mal, una cosa era ver a Colin sabiendo que

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


tenía novio, pero solo lo veía a él, nunca lo vi con otro y menos tomados de la
mano… sentí muchos celos. No entiendo a Colin, si sale con él, ¿por qué
demonios me busca? ¿por qué me trata de esa manera sabiendo lo que
siento? ¿no es esto muy cruel?
- Mejor vámonos… - Dije cabizbajo.
- Aún no. – Dijo Jason, sonrió y tiró muy fuerte de mi camisa, me empujó
haciéndome apoyarme en él espaldar de una banca que estaba ahí y sentí una
de sus manos en mi cintura y la otra en mi rostro. Me besó, intensamente,
tanto que mis mejillas comenzaron a arder con fuerza y un mar de emociones
me inundaron. Me quedé inmovilizado, sin saber cómo reaccionar, en verdad
Jason, mi amigo, ¿me estaba besando? Me temblaban las manos, las piernas,
hasta alcancé a sudar y eso era increíble con ese clima. Me besó por lo que
pareció eterno y cuando se separó, me miró y volvió a sonreír. – Esto es por
hacerme salir con frío.
Luego empezó a correr de regreso y miré por un costado al otro lado de la
calle, Colin nos vio y miraba sin disimular. Ya luego saludaría a Colin, Jason me
debía una explicación. Regresé corriendo al edificio, caminar no sería una
buena opción, me podría dar hipotermia, ya que solo llevaba puesto un buso
que está hecho de una tela muy delgada y unos jeans. Subí al apartamento de
Jason y empecé a golpear la puerta, pero él no me respondía.
- ¡Oye sé que estás ahí! Abre de una buena vez. – Grité y seguí golpeando,
pero él no contestaba. – Sino abres, le contaré a todos tus conocidos que me
besaste.
- Bueno, ya está. No es para tanto. – Dijo Jason con una sonrisa descarada en
su rostro.
- ¿Por qué hiciste eso? No te creo que haya sido por el frío, eso no tiene nada
que ver, no te obligué a salir corriendo. Saliste por tu propia voluntad.
- Pues… - Dijo sin mirarme. – Solo se me antojó hacerlo y ya.
- ¿Cómo que se te antojó hacerlo? ¿acaso yo te gusto? – Dije y él se alteró de
inmediato, su rostro se enrojeció por completo y caminó hacia la sala de estar,
evitándome. No me había mirado a los ojos desde que entré.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No… no, no… ¿cómo se te ocurre eso? – Titubeó, nunca lo había visto tan
nervioso desde que lo conocí. ¿Será posible que esté interesado en mí? Pero
si a él siempre le han gustado las chicas, habla mucho de senos y comentarios
vulgares, jamás me hubiera llegado a imaginar algo así.
- No te creo.
- Que sí, fue por venganza. Sabía que te pondrías como un estúpido,
temblarías y esas cosas, ahí está lo que te merecías.
- Me vengaré de esta cuando menos te lo esperes.
- Tus amenazas no asustan a nadie, ni a un ciego inválido y sin manos lo
asustarías. No con ese cuerpecito que tienes. – No pude evitar reír al
escucharlo decir semejantes tonterías.
- ¿Y cómo vería mi cuerpo? ¿no es ciego?
- Calculé mal. – Le aventé una almohada y fingió morirse.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


9. Aclarando mis ideas.
Tommy’s POV
- ¡Qué bello te ves rezando! ¡y con un traje! –Dijo Colin mientras se arrodillaba
a mi lado. Ya era jueves, desde el sábado no lo había vuelto a ver. Estaba en el
templo y solo por curiosidad, decidí pedirle algo al dios Dionisio. Aunque no
tenía mucha fe de que eso se me concediera.
- Hace mucho que no hablamos.
- La otra noche te vi muy acomodado besándote con ese chico que no me
llega ni a los talones.
- Pues, ese “chico” del que hablas, es mi mejor amigo y lo aprecio.
- Sí, créeme que eso me quedó muy claro, tanto lo aprecias que se lo
demuestras con besos y todo en público.
- ¿Estás celoso? Porque sí es así, no te quedaría nada bien. – Dije serio, decidí
estos días que debía intentar tener una postura seria frente a él, si sigo
mirándolo de otra manera, saldré muy lastimado. Me enamoraría de alguien
que solo me ve como un pasatiempo. Aunque me es muy difícil, no sé que
tiene Colin que me atrapa con solo verlo, se veía precioso vestido elegante.
Después de lo que pasó la otra noche con Jason, no he podido evitar mirarlo
diferente. ¿Estará interesado en mí? Eso lo debo confirmar. Mi mente es un
caos en este momento.
- Mira Tommy, tú te complicas demasiado. Hay que tomarse las cosas con
calma, nos podríamos divertir mucho, ¿lo sabías? Además, ese amiguito tuyo,
pues… acepto que tiene su encanto, luce bien, pero no tanto como yo y pues,
yo te podría complacer de… - Lo interrumpí.
- No sucederá, no puedo.
- Eso ya lo veremos bombón.
Llegó Luciano con Katia, me levanté y Colin los saludó a ambos.
- Ustedes deben ser amigos de este tonto. – Dijo y ellos sonrieron.
- Algo así. – Respondió Katia.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Son pareja? – Preguntó Colin.
- Sí, llevamos varios años. – Contestó Luciano, sujetándola fuerte de la mano,
cómo si quisiera lucirla, el pobre está perdidamente enamorado de ella.
- Bueno, tú ricitos, eres un dolor de cabeza menos para mí. – Dijo Colin y
Luciano y Katia se miraron extrañados.
- ¿Por qué soy un dolor de cabeza menos?
- Porque no te fijarás en mi chiquitín. – Dijo señalándome, desvié la mirada y
añadió. – El que me va a complicar las cosas es el otro chico que anda con
ustedes, espero que le quede claro que Tommy es solo mío.
- ¿Por qué dices eso? ¿Jason te dijo algo? ¿o sucedió algo con él? – Preguntó
Luciano interesado, traté de esquivar el tema como fuese posible.
- No, no es nada. Mejor vámonos. – Dije para salir del tema y los sujeté a
ambos, empujándolos fuera del lugar.
- ¡Dile que no quiere tener un rival como yo!
Salimos y ellos me bombardearon de preguntas, inventé una historia para
responder a esto. No podía decirles como si nada: “Jason me besó” “creo que
le gusto”, porque no sé aún si esto sea cierto, no sé si le guste y de igual forma
si resultara ser cierto, no lo avergonzaría. Si por algún motivo, él llega a
admitir que le gusto, ¿Qué le iba a responder? ¿qué diría? Nunca he pensado
en él con otros ojos. Aunque no estoy seguro, puede que lo haya hecho para
molestarme.
Me senté en el sillón de la sala y encendí la tv, los canales se veían un tanto
borrosos, la señal era intermitente y por más que cambiara los canales con el
mando, no dejaban de aparecer las líneas blancas y el irritante sonido de la
estática. Me puse de pie y le di un buen golpe, problema solucionado, por
ahora. Pasé por los canales hasta que escuché la inconfundible voz de Julia
Louis y Jerry Seinfeld, ese era el programa con el que crecí, Seinfeld, el cual
pasé horas viendo hasta que me daba mucho dolor de cabeza o mamá
apagaba la televisión en mi contra, aún sabiendo que haría una pataleta, pero
sabía que eso no importaba, ya que Juana (así llamaba a su cinturón enorme
de cuero marrón), iba a hacerme callar si era necesario.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Cómo temía que apareciera Juana.
Entonces me veía ese programa a escondidas, o cuando ella aún no había
llegado de la cafetería, donde pasaba doce horas al día o incluso dieciséis si su
compañera de trabajo no iba. Mamá sufrió mucho trabajando ahí, yo lo sabía
y estaba consciente de la situación económica en que estábamos, por eso
nunca fui alguien exigente, nunca le pedí nada a ella o a papá, a menos que de
verdad lo necesitara.
Extrañaba hablar con ellos, en verdad lo hacía, pero hablar con ellos era todo
un lío. Mis papás son personas mayores, mamá por un lado está demasiado
ocupada en su pastelería, tiene una en el sur con mi tía Estela y no tiene un
móvil, no sabe usarlos y se cierra a la idea de tener uno, no quiso aprender
por más que le rogué hacerlo. Papá por otro lado está siempre en la estación
de policía, es el jefe ahora y antes solía salir emocionado a trabajar, hacía
ejercicio en las mañanas trotando hasta llegar a las montañas y bebía los
viernes con sus amigos de la estación, pero desde que tuvo el pre-infarto, no
volvió a ser el mismo. Come todo mas saludable ahora, nada de carnes rojas,
azúcar o alcohol, no hace nada aparte de trabajar y a pesar de eso, subió
varios kilos. Siempre está cansado y pasa el tiempo viendo programas de
campo. Por supuesto el tampoco usa un móvil, ya bastante esfuerzo para el es
usar la computadora de su oficina como para forzar su cerebro a una
tecnología con la cuál no creció y que tampoco quiere conocer.
Al parecer solo hablaré con ellos cuando vuelva, odio eso.

Transcurrieron varios días en que no supe nada de Colin, solo que Luciano lo
vio en un bar cercano besándose con un chico que, por su descripción, no es
su novio. Joder Colin, cómo te odio. ¿Puedo odiarlo y adorarlo a la misma vez?
Regresé a mi apartamento, estaba en el templo de nuevo, ahora suelo
frecuentarlo porque tiene mucha historia y esto es fascinante. Pasó la tarde y
era de noche, cerca de las nueve, iba a hacer de comer y luego debía bajar a
trabajar en el libro. Estaba cocinando algo cuando escuché que golpeaban mi
puerta. Abrí y vi a Jason, cada vez que me ve ahora, es diferente, como si
estuviera avergonzado. Espero que no se sienta así mucho tiempo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Degenerado.
- Mariposona.
- Te dije que tú y tu rabo, tenían prohibida la entrada.
- Tengo hambre, aquí me tendrás, es tu deber alimentarme. – Entró y detrás
de él llegó Luciano.
- También tengo hambre y pelee con Katia, así que no quiere cocinarme nada
hoy. Aprovechemos y adelantemos algo del libro. Hay que corregir ciertas
cosas.
Después de un rato, comimos y nos sentamos en la sala con los apuntes y la
laptop.
- Mañana entraremos a ese maldito laberinto de una vez por todas. – Dijo
Luciano. Ya habíamos hablado bastante del tema y estábamos pensando en
armar un plan.
- Bueno, pero ten a tu mujercita lejos de nosotros y no salgas con lloriqueos
como cuando estábamos en el bosque. – Dijo Jason.
- Ustedes son muy crueles conmigo. – Replicó Luciano cabizbajo, él siempre es
así de trágico, ya lo conocíamos.
- Podemos llevar lo que sea, agua, linternas, comida, pero de igual forma, no
sabemos el camino que es lo más importante, ni sabemos exactamente qué
estamos buscando. – Dije.
- Lo sé, pero algo debe haber. El grupo de freaks amigos de Colin entraron ahí,
y no creo que se hayan quedado fumando en un lugar tan desagradable y
tenebroso por mero placer, tendrían que estar dementes.

Adelantamos varias cosas por el espacio de dos horas, luego Katia llamó a
Luciano, quién bajó disparado, ya me imagino que le estaba reclamando algo y
él, como tonto, sale corriendo detrás de ella.
Así que me quedé solo con Jason, esto antes no era un problema, pero desde
que ocurrió lo del beso, no nos habíamos vuelto a quedar así. Yo estaba

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sentado sobre la alfombra, con el computador sobre una mesita y él estaba
sentado en el mueble, escribiendo algo.
- Oye, quisiera hablar contigo sobre algo…
- Dime Tommy, ¿qué pasa?
- Pues, tengo una duda más bien y quería que por favor me la aclararas.
- Ya sé que es lo que quieres saber, te conozco más de lo que sabías, maldito.
- Entonces, ¿puedes explicarme? Es que no entiendo nada y tengo muchas
dudas.
- Tommy. – Se sentó junto a mí y me miró, bajé la mirada, estaba nervioso.
Como nunca antes con él. Echó su cabello hacia atrás y lo ató con una liga. –
Eres mi mejor amigo, siempre ha sido así y no andes pensando en tonterías
que no son. Hice eso porque sabía que te enojarías y, además, te hice hasta un
favor dándole celos al estúpido ese del que estás enamorado.
- Es que en serio que eres bien tonto, me voy a vengar. Ya verás. – No sé
cómo, pero de alguna forma él conseguía avergonzarme o hacerme cosas para
hacerme enojar, no había una ocasión en que no lograra su objetivo, yo
siempre caía como un perfecto idiota y no había logrado vengarme ni una sola
vez, pero ahora será diferente. Cuando menos piense le devolveré el gesto.
No sé ni como se me ocurrió pensar que él tenía sentimientos por mí, era
lógico que no sería así.
Aunque la idea de que le gustara no me caía del todo mal…
Pero, ¿qué demonios estás pensando Tommy? ¿perdiste la cabeza? El jamás
se interesaría en mí de otra forma, a él siempre le han gustado las chicas y no
será de otro modo, menos por alguien como yo. Entre nosotros solo hay una
amistad y sé que él no podría verme de otro modo. Debo lograr disipar esas
absurdas ideas de mi mente o perderé a un más la cabeza.
- Ahora sí, ¿ya estás mejor? ¿no estás incómodo? – Me dijo entre risas. Sus
ojos color miel brillaban por el reflejo de la luz que se asomaba por el balcón y
a la vez resaltaban las pecas de sus mejillas.
- Claro que no, ¿por qué lo estaría?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Bueno, ahora hazme de comer que tengo hambre. – Lo miré de reojo,
siempre quiere que le cocine cosas, ¡es que piensa que soy su sirvienta! ¡no
puede pasar eso!
- Comiste hace poco tiempo, ¡no entiendo a tu organismo! y ni pienses que
esto se te va a volver costumbre, no soy la sirvienta de nadie.
- Te verías sensual en un traje de maid. – Me guiñó un ojo y le aventé un cojín
encima.
- Jamás sucederá tal cosa.
A regañadientes, le preparé unos emparedados y le hice una malteada. En
realidad, no me molestaba hacer esas cosas para él, vamos, es mi mejor
amigo, pero luego si le da hambre ocho veces al día, va a querer que el cocine
todas las veces y conociendo a ese hambriento, me esclavizaría y más ahora,
no dejó de quejarse hasta que accedí a prepararle algo.
Enviamos un reporte a la universidad sobre el avance de nuestra investigación
y los borradores de las primeras páginas, pasaron varias horas. Así que
estábamos libres.
- ¿Arreglarías mi cama? Es que cada vez que pongo el cobertor de un lado, se
sale del otro y pierdo la paciencia, entonces opto por arrojarlo al piso y me
cubro con cualquier otra cosa. – Me dijo entre súplicas y negué con la cabeza.
Ahora si es verdad que me veía como su sirvienta.
- No entiendo como alguien tan viejo como tú no sabe aún poner unas cobijas
en la cama.
- Está bien, entenderás que como no quieres arreglar mi cama, me tocará
dormir en la tuya, ¿verdad?
- No lo dirás en serio… - Me hizo muecas con el rostro y se echó a correr a mi
habitación. Abrió la puerta y se aventó sobre mi cama. No habrá poder
humano que lo saque de ahí, lo conozco. Solíamos hacer este tipo de cosas en
el primer año de la universidad, pero hace mucho que no dormía con él.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Quitó el cobertor y se cayeron varias almohadas al piso. En serio cuando se
emociona se vuelve un niño, eso me agrada de él. Era divertido verlo cuando
está así. Luego empezó a quitarse la ropa y me puse muy nervioso.
- Ni creas que te dejaré dormir de nuevo en ropa interior, mancharás mis
sabanas de ébola.
- Qué cosas dices. – Omitió lo que le dije y prosiguió su tarea, se quitó la
remera que traía puesta, las botas y todo, quedando en ropa interior. Mi
rostro empezó a arder como el infierno y desvié la mirada para no sufrir un
colapso nervioso. – Pensé que el ébola era una enfermedad africana, pero
ahora me entero de que es un tinte.
Se acostó bocabajo y lo observé unos instantes. Cómo había cambiado desde
la última vez que lo había visto así. Su espalda se veía más formada, con
músculos, más ancha que antes. Sus piernas eran largas, fornidas, lucía
atlético, pero no exagerado y por alguna razón no podía dejar de mirarlo. Era
Jason, mi amigo de siempre, pero ahora lo veía como a un desconocido, por la
manera en que lucía tan diferente y a la vez tan… bien, increíblemente bien.
Nunca lo había analizado de esta forma, ¿o es que siempre estuvo de esa
manera, pero no lo noté?
- Te morirás de frío. – Lo cubrí con una sábana gruesa con esa excusa, pero en
realidad lo hice para no mirarlo. ¿Qué me sucede? No me entiendo.
- Luego dices que el sobreprotector soy yo.

Jason’s POV
Había logrado lo que quería, hacerlo sentir tan incomodo que se pusiera tan
rojo que ni me mirara a los ojos. Es fácil hacerlo sentir de esa manera y, sobre
todo, era muy divertido. Sé que se incomodó por verme sin ropa, cualquiera
se habría sentido así y es normal, aunque muy en el fondo quisiera que me
viera de otra forma, pero sé que es imposible. Cómo desearía que él me
quisiera…
Se cambio en el baño y salió con una sudadera puesta, no tenía puesta
ninguna camiseta así que nada cubría su torso y me puse muy duro enseguida.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Debo cuidarme de no quitarme la sabana o él lo notaría y sería lo peor que me
podría suceder.
- Te ocupas toda la cama, muévete. – Me moví un poco y él se acostó a mi
lado. Hacía tanto que no dormía junto a él que había olvidado lo bien que se
sentía tenerlo tan cerca, dios, espero no perder el control. Su brazo por un
momento rozó mi pierna y juro que cada vez que sentía el calor de su piel, me
encendía de una manera tan fuerte y ya recuerdo porqué había evitado
dormir con él de nuevo. Siempre me sucedía esto y temía que descubriera por
quién me ponía de este modo.
- Qué milagro que no he visto a tu novio. – Le dije para tratar de olvidar lo que
sentía.
- No sé dónde estará Colin, no ha venido a verme desde hace días. – Vi un
asomo de desilusión en sus ojos y sentí un nudo atorado en la garganta. ¿Iba
tan en serio lo de Colin? Había pensado que no se habían visto más o yo que
sé, como no lo ha mencionado. Me equivoqué cuando dije que Colin rompería
su corazón, no es solo así, si siguen las cosas de este modo, habría un gran
daño colateral porque no solo destrozaría a Tommy, sino también a mí.
Odiaría verlo sentirse mal y, además, ¡moriría al verlo enamorado de otro!
¿qué puedo hacer? Nunca había sentido estos celos por nadie en mi vida
entera.
- No sé qué pasa por tu cabeza, ¿cómo te fijaste en él si sabes que ya está con
alguien?
- Lo sé, soy un tonto. Si quieres reírte de mí, hazlo. – Vi que sus ojos se
aguaron y con sus manos tapó su rostro para que no lo viera en ese estado.
Me sentí mal también.
- No me reiría de ti por eso. – Me levanté y me senté en frente de él. Sequé
sus lágrimas con mis manos, pero hundió su cabeza entre sus piernas. Está
avergonzado. No puedo negar lo obvio, Tommy se enamoró de Colin. Ahora
me pregunto: ¿Cómo podré sobrellevar esto? De algún modo, tenía la
esperanza de que esto no sucediera, que no llegara a enamorarse por
completo, que fuera solo un gusto pasajero, pero no es así. Sé que Colin ha
ido a verlo varias veces y quién sabe qué cosas habrán hecho, qué cosas le

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


habrá dicho y las que le habrá prometido. Todo mentiras, porque para él la
vida es un juego al igual que las personas. Cuando salgo a beber algo en las
noches que estoy aburrido, no hay una noche en que no lo vea con un chico,
sea bailando, coqueteando o peor aún, besándose. He perdido la cuenta de
con cuantos chicos lo he visto besarse, pero no le digo esto a Tommy porque
romperá en llanto y se deprimirá, por más que quiera que no estén juntos, no
me atrevería a decirle a Tommy algo que lo lastime.
De igual forma, esto que sucede también es mi culpa. Nunca actué, nunca hice
nada por intentar que Tommy me mirara de otra forma. Ahora es Colin, pero
pudo ser otro y de igual forma yo saldría lastimado. ¿Por qué demonios soy
tan cobarde? ¿algún día me atreveré a decirle?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


10. Y más noches juntos.
Tommy’s POV
En Realidad, sí, creo que estaba empezando a odiar a Colin, ¡se esfumó del
planeta! No ha ido más a verme, ni me llama, ni me lo he cruzado en la
discoteca ni absolutamente nada. Lo adoro y lo odio a la vez, no entiendo
cómo es que el entró a mi cabeza desde la primera noche en que lo vi, es
difícil explicar cómo es que esto me sucedió, los chicos como él nunca me
llamaron la atención. Por lo general, me gustaban mayores que yo, así como
Esteban… pero Esteban era muy complicado.
Estuvo casado una vez con una mujer que se llamaba María Alejandra, tenía
dos hijos de mí edad y, de hecho, yo lo conocí estando casado. Él era mi
profesor de escritura y con esto no debo entrar a detalles porque está
bastante claro todo.
En las clases extra curriculares en vacaciones fue que empezó todo, cuando
ya estaba en proceso de divorcio. Creí que era una maravillosa persona, ¿y
cómo no lo creería si lo amaba tanto que sentía que mi corazón se detenía al
verlo? Mucho tiempo después de que terminamos y me crucé a su ex mujer
en una cafetería, ella no tardó en confrontarme porque se había enterado por
amigos cercanos que yo había tenido una relación con él y afirmaba que esto
había empezado cuando aún estaban casados y que yo fui el motivo de su
separación. Grave error. Después de conversar un rato, me enteré de la clase
de persona que él en realidad era, un hombre frívolo, egoísta, que haría todo
por conseguir cosas para su propio beneficio y que se llevaría a cualquiera que
se atravesara en su camino.
A él en verdad sí lo odio.
Lo peor de recordarlo, era como si pudiera verme ahí, tirado en la habitación,
sumido en la miseria y el llanto, esa fue sin duda la peor época de mi vida, no
sé ni como logré salir de eso. Creo que sin Jason estuvo no hubiera sido
posible. Por un lado, tuve que fingir mucho, más de lo que quería, pero no
podía dejar que mis papás notaran el estado en el que me encontraba. Ellos
sabían acerca de mi sexualidad, no tuve necesidad de decirles y agradezco

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


eso, no tener que haber pasado por eso porque sé que me hubiera
acobardado y no habría podido decir nada. Papá solo llegó un día a mi
habitación, me preguntó si quería ir a un juego de fútbol con el y aunque este
deporte no me gustara, debía ir, no podría rechazar una invitación suya, sería
descortés.
Llegamos a nuestros asientos, justo en el medio, la ubicación preferida de
papá. Bebimos un par de cervezas y yo reía al escucharlo maldecir mil veces a
su equipo, en un momento me miró fijamente, pero no fue una mirada
amenazante ni se veía enojado, solo me miró y con tranquilidad me preguntó:
¿Tienes novio? Avergonzado negué con la cabeza y no pude hablar, estaba
impactado, yo nunca le dije nada, pero al parecer fui muy evidente. Hablamos
durante todo el partido y en ningún momento lo vi molesto, por el contrario,
me hacía bromas al respecto y me dijo que apenas conociera al chico ideal,
que no dudara en llevarlo a casa. Recuerdo que lloré esa noche, me sentí
agradecido y feliz por tener esta familia.

Anoche dormí junto a Jason y por primera vez desde que lo conozco, estuve
tan nervioso a su lado que pensé que podría perder la compostura y hacer una
locura. No entiendo qué me causaba esto o porqué me demonios me sentía
así. Tal vez será porque anoche fue la primera vez que lloré por Colin… y
justamente delante de Jason, quién fue muy comprensivo y me intentó
animar como fuera posible.
Me obligó a beber una botella de vino que le quedaba, la llevó hasta mi
habitación y sucedió algo muy especial, pero a la vez extraño, intentaré
explicarlo.
Me había bebido tres vasos de vino, no utilizamos copas porque yo no tenía,
el menos y no nos íbamos a complicar por eso. Estaba levemente mareado y
me acosté bocabajo en mi cama, me sentía un poco mal, pero Jason estaba de
muy buen ánimo, o tal vez lo hacía para intentar animarme, no lo sé.
Había puesto música, hard rock clásico en el equipo de mi habitación y
parecía disfrutarlo tal vez demasiado, porque cuando sonó en el equipo una
canción de Twisted sister se puso tan feliz que corrió a mi armario, revolcó

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


todo hasta que encontró una peluca vieja que tenía estilo 80’s y se la puso, se
subió sobre la cama y empezó a hacer el típico show de guitarrista frustrado
sobre la cama, tocando con una guitarra imaginaria y esto era muy chistoso de
ver porque él no tenía nada puesto, con sus movimientos estremecía la cama
por completo y pensé que hasta la podría romper, pero no le dije nada. No
quería interrumpir su espectáculo.
Cuando bajó a buscar la botella de vino, ni se molestó en ponerse por lo
menos sus jeans, bajó en ropa interior como si nada. No pude evitar reír al
verlo cantando tan emocionado y se me pasó la amargura por completo. Creo
que él estaba un poco ebrio porque se había bebido más de la mitad de la
botella el solo y en muy poco tiempo.
- Eh mueve la cabeza o te la muevo. - Me dijo entre risas.
- Ven muévemela.
- ¡Entendí el doble sentido! – Se movió muy rápido al decirme eso que hizo un
mal movimiento y se cayó de lado, llevándose con él una mesita que tengo
junto a la cama. Rompí en risas y el me miró haciendo su típica mirada de niño
arrepentido. En ese momento sonó una canción que no era cualquier canción,
era una que particularmente escuchábamos antes, mucho antes y la
repetíamos porque nos encantaba, se llama: Supremacy del grupo Muse, es de
ese tipo de canciones que te hace sentir especial e increíble sin ningún
motivo, entonces cada vez que la ponía era obligación que Jason estuviera
presente, era como una clase de convenio no hablado, solo sentía que debía
ser así. Pero eventualmente no la escuchamos más juntos y entonces cada vez
que la escuchaba en la emisora o en las calles, me acordaba de él y reía por las
tonterías que hacíamos cuando la escuchábamos, como las veces en que nos
tirábamos en patineta de lo alto de la calle Middle con audífonos puestos o
cuando íbamos al puente que colgaba sobre el río a las dos de la mañana a
contar historias de terror. Era por decirlo de alguna manera, nuestra canción y
de nadie más.
Así que cuando sonó en ese preciso instante, mientras él se levantaba a duras
penas por el montón de cosas que había tirado y mientras yo estaba sentado
observándolo, recordé esos momentos y reí vagamente, sé que él se sintió
igual porque vi que miró lejos con una leve sonrisa y por primera vez lo miré

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


tan en serio, es decir, me percaté del grandioso chico que estaba ante mis
ojos y me hice una pregunta: ¿Cómo es que no te habías fijado en él?
Dios, creo que el vino me había sentado muy mal. Qué cosas absurdas estaba
diciendo. No sé si es que ya me volví loco, pero ahora no podía verlo igual que
antes. Estoy tan confundido.
Debo pedirle el favor de que me de unos buenos golpes en el rostro a ver si
reacciono.
Luego de un rato cuando por fin se cansó de cantar y hacer su show de
estrella de los 80’s, se quedó dormido en mi cama que estaba hecha un
desastre. Me dormí junto a él.
Así pasaron unos días y recibimos una noticia que no esperábamos aún. El
director del proyecto de nuestra investigación decidió que ya era momento de
que Vero nos acompañara, ya que ella es la que mejor escribe de nosotros.
Llegaría esta noche, pero aún era temprano. Era viernes y por fin entraríamos
al misterioso laberinto de Colin, de quién aún no sabía nada.
No quiero detenerme a pensar en él ahora, debía estar concentrado.
Teníamos muchas cosas que hacer, por un lado, nos tocaba mudarnos de
inmediato. El acuerdo era así, nos pagarían los apartamentos separados hasta
que Vero llegara, porque nuestro querido y tirano jefe, es un maldito tacaño,
se baña en oro todas las mañanas, pero a él cuesta pagarnos los alquileres tan
económicos de nuestros apartamentos, porque aquí los precios comparados a
mi ciudad, eran sumamente bajos, pero aún así no accedió a esto y nuestros
sueldos no eran del todo favorables aún, serán mejores una vez que haya
culminado el libro.
Nos trasladaríamos a la casa que él ya había alquilado previamente para
nosotros, nos aseguró que será un mejor lugar, pero no esperaré mucho de
todos modos. Esta está ubicada a tan solo una calle de aquí y nos tocaba irnos
antes de que Vero llegara.
La idea de que por fin viniera me agradaba, la extrañaba y aunque ella sea más
cercana a Jason que a mí, aún así me llevo bien con ella y siento que puedo
contarle cualquier cosa.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No lo soporto. – Dijo Luciano entre lágrimas porque Katia, al enterarse de
que viviríamos todos juntos de nuevo, no dudó en regresar a su antiguo
apartamento y él estaba tan deprimido que no había dejado de llorar desde
ayer cuando la acompaño hasta la estación de trenes en el pueblo cercano en
que nos bajamos la última vez.
- Estarás mucho mejor sin ella, a ver si te levantas una que esté más buena. –
Le dijo Jason mientras lo ayudaba a empacar su ropa, porque lloraba tanto
que no quería hacer otra cosa, como ducharse o comer.
- Te odio, ¡los odio a todos! – Corrió hacia mí y me abrazó, Jason me miraba
muerto de risa. Me daba lastima Luciano, sé exactamente cómo se siente, es
horrible extrañar a alguien y no poder hacer nada al respecto, aun así si a
quién extrañas no es una buena persona.
- Te va a ensuciar tu camisa nueva con lágrimas. Yo como tú lo empujo por las
escaleras. – Me dijo Jason y sé que eso sonó cruel, pero no pude evitar reírme
y Luciano me aniquiló con la mirada al igual que a Jason.
- Ahora a ti también te donaré unas puñaladas en tu lecho de muerte.
Así después de discutir con él por dos horas, terminamos de empacar sus
cosas y las llevamos a la casa nueva. Las de nosotros ya las había llevado Jason
antes.
Había imaginado que la casa era diferente, la imaginé decadente, en mal
estado y vieja, de hecho, sí lucía bastante vieja por fuera, pero por dentro, se
notaba que la acababan de renovar. Era una casa lujosa de dos niveles, en el
primero había una enorme cocina integral, con mesones de granito y
electrodomésticos nuevos, también el primer nivel contaba con una enorme y
equipada sala de estar, un comedor, un enorme baño y hasta una zona de
labores comunes. En el segundo había cuatro habitaciones, todas con camas
dobles, televisiones y todo lo que se pudiera necesitar, cada una con su baño
propio. Lo más agradable y que no esperaba es que, ¡había calefacción! ¡ya no
sentiré que me muero cada mañana al despertar!
Mi habitación tenía una ventana que daba para el frente de la casa y en la
habitación de al lado dormiría Jason, luego Vero y en la de atrás Luciano.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Después de tomar un breve descanso por la mudanza, cogimos las cosas que
pensábamos que podríamos necesitar para entrar al laberinto, tales como una
brújula, linternas, agua y otras cosas. Debíamos apresurarnos porque a las
nueve debíamos estar en la estación de trenes y para ir allá, hay que atravesar
por el bosque, eso toma tiempo. Pero apenas eran las dos de la tarde y
esperaba que pudiéramos alcanzar. Llovía un poco y esperaba que no
granizara luego.
Mientras caminábamos por las calles y Jason iba como cosa extraña en él,
molestando a Luciano, no podía evitar mirarlo tan diferente ahora. Analizaba
cosas en el a las que no les había prestado la suficiente atención antes, como
su brillante cabello largo, sus ojos miel que se oscurecen en las noches, sus
pecas que resaltan en su rostro y su sonrisa permanente que a cualquiera
cautiva.
Dios, me quiero suicidar. Que no note que lo estoy mirando.

Jason’s POV
- ¿Qué será que sucede que me mira tanto Tommy? ¿tengo algo extraño en el
rostro hoy o qué es? – Le pregunté a Luciano y me miró con un asomo de
burla en sus ojos.
- Quién sabe qué le hiciste. Las malas lenguas dicen que dormiste con él el
otro día, puede que lo hayas espantado con tu horrible rostro al amanecer.
Omití lo que él dijo, no me molestaba. Solo reíamos de nuestras
conversaciones tan estúpidas.
No sé qué le suceda hoy, pero me agrada saber que está poniendo interés en
mí, así no sea en la forma en que yo quiero, pero en algo se empieza. Después
de que dormí junto a él, (en realidad no dormí nada, estaba nervioso y
pensativo) no pude dejar de discutir conmigo mismo y pensar una y otra vez
en lo mismo, ¿decirle o no a Tommy? ¿debería? Y así después de largas
noches de pensar e imaginar todos los escenarios posibles, llegué a una
conclusión: Le confesaré lo que siento independiente de lo que suceda, ya no
puedo más.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Mi vida antes de conocer a Tommy era muy diferente y a la vez errática, era
como si algo en mí me impidiera tomar un rumbo fijo, no me tomaba a nada
ni nadie en serio y vivía más metido en algún antro con una desconocida rubia
que cobra por hora, que estudiando o haciendo mis deberes y desde que lo
conocí a él, mi vida dio un giro de 180°. Hacía todo tipo de cosas para
impresionarlo, como cambiar mi manera de vestir (porque en esos tiempos
lucía como un cani que dan ganas de golpearlo con solo verlo) y hasta mis
notas subieron tanto que mis profesores pensaban que yo estaba enfermo,
delirando literalmente. Pensaban que eran mis últimos días y que con eso me
revindicaba de los malos ratos que les hice pasar, porque mis primeros
semestres fueron pésimos. No iba a clases varios días a la semana y cuando
iba, estaba muy colgado si saben a lo que me refiero y me juntaba a hacer
todo tipo de desastres con mis amigos de la fraternidad, pero Tommy a pesar
de eso me aguantaba, me ayudaba a hacer mis deberes de la facultad y poco a
poco fui quitándome esos malos hábitos, a la vez que se hacían cada vez más
fuertes mis sentimientos hacia él.
Me gustaba la idea de la persona que podía llegar a ser estando a su lado y ahí
empezó todo, de la nada y comprendí algo, no era necesario haber estado en
una relación con él para saber que el era mi primer amor y sí, sé que suena
tonto, pero en verdad por él sentí cosas que ni sabía que podía llegar a sentir,
nadie nunca me enloqueció de esa manera y llegué a hacer todo tipo de cosas
que meses atrás no hubiera llegado ni a considerar, es que con solo ver su
sonrisa mi día cambiaba y me daba felicidad. El era todo, todo para mí y aún lo
es, y ya es hora de que lo sepa. Asumiré las consecuencias, pero ya debo
actuar.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


11. En el laberinto.
Tommy’s POV
- ¡Hay maldita sea! Aquí apesta a demonios. – Dijo Jason mientras
encendíamos las linternas en el interior del laberinto. La vez pasada no había
nada extraño aquí, pero hoy había un fuerte olor nauseabundo que no
sabíamos de donde provenía. Era similar al olor de un animal en
descomposición.
- Es cierto, huele a cadáver… Deberíamos irnos, en serio. – La voz de Luciano
se escuchaba temblorosa y esto resaltaba más porque aquí es totalmente
encerrado, se escuchan más fuertes nuestras voces. Tiene miedo, pensé que
se asustaría al menos una o dos horas después, no acabando de entrar.
- La leyenda cuenta que hace unos años asesinaron a un grupo de niñas
pequeñas que se escaparon del internado del centro en los pasillos de este
laberinto oscuro. Los guardianes las persiguieron y las torturaron aquí, no se
les escapó ninguna y se dice que si estas asustado, una de las niñas se te
podría aparecer cuando menos te lo esperes. – Le dijo Jason a Luciano con un
tono de voz terrorífico. Luciano tenía los ojos llorosos y lo miraba con pánico.
- Hay no… no, no, no. ¿Por qué vine aquí? ¡hoy me voy a morir! ¡sabía que no
debía venir y me dejé convencer de estos inútiles!
- En serio es que eres tonto, esa historia la acaba de inventar Jason.
- Oigan, no tolero estar aquí, no es broma. Este lugar me aterra y me siento
acechado, así que por favor. Sigan ustedes solos, entiéndanme por favor.
Estoy que me hago encima. – Nos dijo Luciano con voz de súplica y negamos
con la cabeza.
- Estamos los tres en el libro y si nos muelen a tiros hoy, será a los tres, no a
Tommy y a mí nada más.
- Jason, por favor. No soporto estar aquí, déjenme ir e iré a recoger a
Verónica, así no tendrán que ir ustedes.
- ¿Y el bosque no te da miedo? – Le pregunté.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Aún hace sol e iré ahora. Esperaré en la estación de trenes hasta que sea de
noche, prefiero eso que estar en este maldito lugar infernal. Luego me
regresaré con ella y no caminaré en el bosque de noche solo.
Accedimos, ya sabíamos cómo era él. De hecho, ni pensé que se le ocurriría
entrar, pero lo hizo y no lo soportó como era de esperarse. Entonces Jason y
yo procedimos a explorar el lugar a ver qué podíamos hallar. Ambos íbamos
bastante abrigados. Yo llevaba una chaqueta de cuero Vinotinto, pantalones
negros y unos vans, también llevaba un gorro de lana porque el frío aquí es
insoportable. Jason llevaba puesto unos jeans ajustados, una camisa azul clara
con un saco marrón marrón encima, también llevaba una bufanda azul oscura
encima y botas de color café. El de nosotros es el que suele vestirse bien, en
todo el sentido de la palabra y eso me agrada de él. Aparte yo llevaba un
morral con todo lo que necesitábamos adentro.
Recuerdo que soñé la noche anterior con las alas rojas de endorfina que tanto
ansiaba tener Tom Hematoma, el loco acróbata del libro: metamorfosis en el
cielo, pensaba en cuánto puede desear algo alguien hasta ir a tal punto en el
que hasta pierdas tu vida… ¿podría hacer algo así? ¿quién en la vida no ha
deseado alguna vez volar? ¿pero al costo de ser un pájaro?

Me enfoqué en el camino que tenía en frente, porque si seguía pensando en


endorfina, en sus plumas rojas y su encanto, podría caerme y esto sería fatal
porque el terreno es rocoso, eso quiere decir que no me caería nada bien.
Caminábamos un poco rápido, la única luz que había allí era la que provenía
de nuestras linternas. El pasillo cada vez era más estrecho e incómodo, el olor
ya no se sentía, al parecer solo estaba en la entrada. Después de unos veinte
minutos de caminar en línea recta, llegamos a una parte que mostraba dos
caminos posibles.
- ¿Qué hacemos ahora? ¿por dónde vamos? Hay que evitar perdernos. – Le
dije.
- De algo me sirvió ver cuentos toda mi infancia. Me copiaré de Hansel y
Gretel, pero en una versión más moderna. – Sacó de su saco un paquete de
Doritos, pensé que planeaba algo mejor y sale con eso.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿En serio? ¿doritos?
- ¿Tienes un mejor plan?
Lo abrió y empezó a regarlos durante el camino, optamos por ir a la derecha.
Si luego veíamos que no había salida por ahí, regresaríamos y tomaríamos el
otro camino. Así seguimos por mucho tiempo caminando y Jason iba muy
rápido, si seguía de esa manera lo perdería de vista y me quedaría solo.
- Oye, ¿podrías ir más despacio? No quiero quedarme solo aquí…
Me miró y sonrió, bajé la mirada, nervioso.
- Eso es porque no quieres que esté lejos de ti, ¿no es así?
- Tú lo sabes… - Respondí en voz baja y escuché su risa. Se acercó a mí y tomó
mi mano, eso me hizo sentir aún más nervioso, no me entiendo, esto antes no
era un problema. ¿Estoy enfermando?
- Así no te perderás.
Así continuamos por una hora, elegíamos caminos al azar. Regamos todo tipo
de frituras para seguirlas de regreso. Yo no lo solté ni él a mí, tenía mis dedos
entrelazados con los suyos y esto, por alguna razón, me daba mucha
confianza, no sentía temor. Era como si supiera que él no iba a dejar que me
sucediera nada.
Unos quince minutos después lo increíble sucedió, escuchamos voces en la
distancia y siguiéndolas, nos acercamos más y escuchamos todo tipo de voces,
de mujeres, hombres y hasta un tipo de música, era gótica o algo similar a eso.
Así seguimos estas voces hasta que llegamos a unas puertas dobles, de metal
oxidado y estas tenían grabadas un anuncio encima que no entendimos, decía:
Cecidit in praetorium (Level unum).
Dudamos unos segundos, pero decidimos entrar. Nos quedamos asombrados,
lo que había ahí, jamás lo hubiéramos llegado a imaginar. Era una especie de,
por decirlo de alguna manera, teatro o recinto, lucía abandonado porque
estaba lleno de grafitis, pero estaba llenísimo de gente, ni sabíamos que
hubiera tanta gente en realidad en Hades. Las sillas del recinto eran rojas,
desgastadas, el techo estaba lleno de pequeñas luces de todos los colores

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


posibles y la tarima era de madera, ahí había unos chicos tocando un metal
que la gente parecía disfrutar mucho, estos vestían tipo Marilyn Manson y
tenían los rostros pintados de blanco y los ojos de negro, todos de cabellos
largos y tenían puesto una especie de labial rojo.
La mayoría de las personas estaba de pie junto a sus asientos y algunos
sentados, pero aún así no dejaban de gritar, era como si estuvieran viendo a
un grupo muy famoso y yo era la primera vez que los veía.
- ¿Nos sentamos? – Le pregunté a Jason en el oído y asintió. Bajamos por las
escaleras que estaban cubiertas por una alfombra púrpura cuando sentimos
que una fuerte luz amarilla nos enfocó. La música se detuvo y todos giraron a
vernos. Literalmente sentí que mi corazón se detuvo, ¿nos van a matar?
- Eh ustedes quiten esa cara de terror. – Miramos hacia la tarima y vi que
estaba el novio de Colin, Vince. Tenía un micrófono en la mano y nos hablaba
mientras todos nos miraban, esto era muy incómodo para mí. – Es la primera
vez que los vemos aquí así que suponemos que ustedes son los nuevos de los
que tanto me han hablado. Siéntanse libres de venir a nuestros shows de fines
de semana cuando quieran, ¡Bienvenidos los novios!
Todos gritaron y nos saludaron, pensaron eso porque aún estábamos
agarrados de las manos, pero aún así no lo solté, estaba tan nervioso que, si lo
hacía, me caería delante de todos. Bajamos unos escalones más y nos
sentamos a la derecha, en unos asientos libres que encontramos. Junto a mí
estaba una chica bastante desaliñada, tenía el cabello rojo corto con una
pañoleta encima, aretes de aros grandes y mucho maquillaje. Así como una
vestimenta bastante reveladora. No dejaba de mirarme, estaba con un grupo
de chicas similares a ella. Reían al vernos.
- ¡Qué lindos se ven juntos! – Nos dijo ella con una enorme sonrisa en su
rostro. - ¿Cuánto llevan saliendo?
Iba a responder cuando Jason me interrumpió.
- Un año y medio. – Contestó él y lo miré extrañado, pero no dije nada. Solo le
seguí la corriente.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Qué bueno que estés con él. – Me dijo una chica que estaba junto a ella,
tenía el cabello negro largo y unas ojeras bastante pronunciadas. – Se decía
por ahí que tú salías con el estúpido de Colin, menos mal que no es así.
- ¿Quiénes decían eso? ¿cómo me conocen?
- Todos lo decían cariño, ¿quién aquí no habla del hijo del líder? Siempre hace
algo que lo hace estar en boca de todos. Sé que nosotras no somos
exactamente unos modelos a seguir, pero vamos, Colin es la perdición hecha
humana. El único que lo tolera es el ingenuo de Vince, me da hasta lástima
que sea así. – Me dijo la pelirroja y quedé con más dudas aún.
- Ya no hablen de él que me revuelve los testículos. – Dijo Jason y ellas
estallaron en risas.
- ¡Los celos! ¡qué bello! Ahorita iremos a una fiesta en el nivel cuatro,
¿quieren ir con nosotras? – Nos dijo otra chica de ese grupo.
- ¿Nivel cuatro? – Pregunté.
- Ah lo siento, olvidé que ustedes son nuevos. Acá donde estamos es el nivel
uno, cuando esté más ebria les puedo enseñar los demás si quieren.
- Todos menos el quinto, ni se te ocurra acercarte ahí de nuevo Crystal. – Le
dijo la pelirroja en un tono amenazante a la chica del cabello negro.
- ¿Cuál es el problema con el quinto? – Preguntó Jason.
- Ahí es donde Zeus y sus secuaces se ponen muy malos… no quiero
acercarme ahí de nuevo, es horrible.
Estaba muy confundido, no entendía nada de lo que ellas decían de Colin ni de
los niveles esos. Tampoco entendí porqué Jason les dijo como si nada que
éramos novios, ¿será otra de sus bromas para hacerme enojar? Porque si cree
que me hará enojar esta vez se equivoca.
Nos quedamos ahí un rato y la pasamos muy bien, al parecer aquí se reúnen
de viernes a domingo y hacen todo tipo de shows, nos llevamos bien con esas
chicas y les dijimos que mañana las acompañaríamos a una de sus fiestas, hoy
no podíamos porque debíamos ir a ver a Vero. Mañana la llevaremos a ella y a
Luciano para que conozcan un poco. Todo iba muy bien, íbamos un poco

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


tomados porque ahí vendían todo tipo de licores y si todos lo hacían, ¿por qué
nosotros no? Todo estaba tan bien hasta que sucedió esto… que me hizo
cuestionarlo todo…
- ¡Los vemos mañana a las diez! – Nos gritó Crystal, la pelirroja y nos
despedimos. Eran pasadas las nueve, ya Vero debía estar en la casa. Subimos
las escaleras, pero antes, entramos a uno de los baños para hombres que
había ahí. Como era de esperarse, este era viejo, lleno de garabatos en
aerosol, pero a pesar de todo, estaba limpio. Estando ahí se escuchaba menos
ruido y aproveché para hablar con Jason.
- Oye tú, ¿por qué les dijiste que éramos novios?
- A que te enojaste. – Dijo burlón y negué con la cabeza. Siempre intenta
molestarme, pero esta vez será al revés. Me acerqué a él rápidamente, tomé
su rostro con mis manos y lo besé, sentí algo muy fuerte en mi estómago, tal
vez fueron los tragos que bebí o no lo sé, sus labios eran tan suaves y cálidos…
Unos segundos después me separé un poco, me miraba perplejo.
- Te dije que me iba a vengar. -Me miró de una forma en que no lo había
hecho antes, aún estaba perplejo pero sus ojos mostraban, nervios, ansiedad
y su rostro estaba enrojecido por completo. Agarró mi chaqueta y me atrajo
hacia él, esta vez fue el quién me besó, lo hacía con tantas ganas como si esto
fuera algo que hubiera estado reprimiendo. Yo estaba en shock, no sabía
cómo debía reaccionar, me apretó más hacia él y me dejé llevar. Mis piernas
temblaban, al igual que mis manos y todo mi cuerpo, esto se sentía tan
extraño y a la vez tan… bien.
Cerró la puerta del baño y me arrinconó a esta, el no dejaba de besarme y yo
no le pedía que se detuviera, jamás me imaginé en algo así con Jason, pero
ahora que estaba sucediendo era tan irreal, tan increíble, pero a la vez, tan
confuso, ¿era esto real o acaso una de sus bromas? Nos besábamos tanto que
perdía el aliento, me costaba respirar. Su lengua cálida en mi boca me hacía
enloquecer.
- Jason… - Susurré entre jadeos. Sentía sus manos recorrer mi pecho. Me
costaba respirar.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Dime. – Me dijo mientras me besaba en el cuello, eso me hizo estremecerme
por completo.
- Nosotros no somos de hacer este tipo de cosas. Te puedo preguntar si yo…
- Sí, me gustas. – Me dijo mirándome a los ojos y supe que era cierto, no
estaba bromeando. Abrí los ojos, sorprendido, no esperaba esto. – Hace
mucho que me gustas y no es solo desde que estamos aquí, es casi que desde
que te conocí… desde la escuela, desde siempre.
- Lo supiste ocultar bien. – Él evitaba el contacto visual, estaba avergonzado y
yo también lo estaba.
- No tienes idea de cómo ha sido todo esto para mí… ¿qué piensas sobre esto?
¿crees que un futuro habría una oportunidad… para nosotros?
- Jason… - Lo miré a los ojos y tomé sus manos. – Esto es mucho que procesar,
no sé ni qué decir.
- Está bien, igual sabía que me dirías algo así. Por eso nunca te dije nada, sabía
que nunca tendría una posibilidad contigo y menos con un chico como Colin
detrás de ti. No pasa nada. – Por primera vez desde que lo conozco lo veía así,
tan frágil y tan vulnerable. Lucía realmente desilusionado y odiaba ser yo
quién lo hiciera sentir así. Jamás hubiera imaginado esto, antes pensé que le
atraía o algo así, pero no que me veía de esta forma y menos por tanto
tiempo.
- Oye no, no digas eso. No quiero que te veas como si fueras inferior a Colin
porque no es así. Si te digo que no sé que decir es porque esto nunca me lo
imaginé, siempre te vi como mi hermano loco, la oveja descarriada, pero
ahora que me besaste… no lo sé, supongo que podría ser diferente.
- ¿Eso qué significa?
- Creo que podríamos salir… o al menos intentarlo.
- No quiero que sientas lastima por mí y hagas cosas que no quieres hacer, no
me vendría bien eso. – Me dijo con el ceño fruncido y asentí, tenía razón. Creo
que dije eso porque no quería lastimarlo, pero nuestra realidad estaba muy
lejos de lo que dije, ¿salir con Jason? ¿sin sentir lo mismo que el siente por

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


mí? O bueno, es cierto cuando he dicho que lo adoro como a nadie, pero solo
lo veo como un hermano y nada más, no puedo decir cosas tan a la ligera de
nuevo, no sería justo con él.
- Lo siento, esto es tan repentino que no sabría que decirte. Sabes bien cuál es
la forma en que siempre te he mirado.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


12. Nuestra nueva realidad.
Tommy’s POV
- ¿Tan rápido se estrenaron el baño? – Nos dijo un chico que iba vestido de
gala mientras íbamos saliendo del baño. Es de suponerse qué clase de cosas
estará imaginando porque no dejaba de mirarnos con una amplia sonrisa de
par en par.
No dije nada, Jason solo le sonrió y seguimos caminando.
Lo que sucedió en el baño no me lo puedo explicar aún, fue tan rápido y
repentino que todo en mí se bloqueó, es que esperar una confesión de Jason
no era algo que tuviera pensado, en verdad creía que estaba soñando, pero
no era así. Después de que le dije eso, me sentí muy mal. El asintió y bajó la
mirada, ahí fue cuando supe que por primera vez desde que lo conozco, que
lo había herido en serio y era horrible.
Salimos en completo silencio, él no me hablaba y ni siquiera me miraba, yo no
sabía qué podría decirle ahora. Literalmente todo se fue a la mierda, cómo me
odié en ese momento por haberlo lastimado y sí, sé que en realidad no es mi
culpa, pero, ¿cómo es que no me di cuenta antes? Esto estuvo ante mis
narices todo el tiempo y no lo noté. Por esto él siempre me cuidó y trató como
un niño pequeño al que debes protegerlo de absolutamente todo, por esto
era diferente conmigo que, con Luciano, por esto nuestra amistad era
diferente a la de los demás chicos del planeta, ¿o acaso qué hombre abrazaría
a otro tantas veces solo por amor fraternal? ¿o lo besaría en broma? No tenía
sentido alguno, en verdad soy estúpido.
Caminamos por el recinto para salir, pensaba en numerosas cosas que debería
decirle, pero nada me parecía apropiado o no lo sé, nada me salía. Antes de
llegar a la salida, sentí que alguien me besó en la mejilla y me asusté, era
Colin. Llevaba tanto sin verlo que su rostro me parecía tan lejano.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Me extrañaste bebé? – Me dijo con una sonrisa pícara y me abrazó, no
alcancé ni a reaccionar cuando sentí sus labios sobre los míos. Miré a Jason
quién siguió su camino.
- ¡Jason! – Grité, volteó a verme un segundo y desvió la mirada de inmediato.
Me separé de Colin y lo observé mientras se marchaba y sabía que con esto
había empeorado todo. Pensará que tengo algo con Colin… ahora entiendo
por qué lo odiaba tanto. – Lo siento Colin, pero debo irme.
- Ni creas que me dejarás botado por irte tras ese amiguito tuyo que no me
gusta para nada.
- ¿Pero qué dices? No sé por qué, pero pareciera que el universo no quisiera
verme contigo o estuviera en tu contra. Todos a mi alrededor me dicen que
me aleje de ti, hasta la gente que ni conozco y creo que tienen razón. Mira las
cosas que me dices y lo haces aun sabiendo que tu novio está aquí.
- Viste a Vince… ¿qué te dijo ese tarado?
- Nada, solo me dio la bienvenida al lugar. Debo irme, hablamos luego en
serio. – Voltee para irme, pero el no me dejó. Se puso en frente de mí.
- ¿No creerás que puedes dejarme botado o sí? – Me miró bastante enojado.
Me ponía en una posición muy difícil. Estoy muy confundido ahora mismo, mi
mente es un caos. Colin fue quién me atrajo desde un principio en que llegué
aquí y hasta creí que me había enamorado de él, pero estos días los he pasado
enteramente con Jason y creo que… he sentido cosas por él, pero no estoy
seguro. Mi cabeza va a explotar en este momento. Estas dudas no se las podía
decir, esto que he empezado a sentir porque el en verdad me quiere y yo aún
no sé ni que es esto, nunca había estado tan aturdido con algo, pero de lo que
sí estaba seguro era de que quería estar con él en este momento. Es que
vamos, no puedo ser tan cruel de dejarlo que se vaya pensando en que estoy
aquí besando a Colin o quién sabe qué cosas le pasarán por su cabeza en este
momento. No quiero que se imagine lo peor y se sienta mal, no puedo con
eso.
Después de discutir unos veinte minutos con Colin, al fin pude irme. No me
dejaba, me hizo un escándalo delante de todos y eso me avergonzó, nunca
nadie me había hecho una escena de celos de esta manera y más tan

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


injustificadamente. Logré irme cuando llegó Vince y Colin actuó como si nada
hubiera pasado, pero sé que Vince escuchó todo, estaba detrás de él. Espero
que no me haga nada en un futuro pensando cosas que nunca han sucedido.
Regresé por el laberinto y sorprendentemente no me perdí, alcancé a
memorizar el camino. Fui muy rápido esperando verlo caminando, pero no lo
vi por ningún lado.
Entré a la casa, escuché voces, así que fui al comedor que era de donde
provenían. Lo primero que vi fue la enorme sonrisa de Vero al verme.
- ¡Tommy! – Corrió hacia mí y me abrazó, la abracé también. En verdad la
había extrañado mucho. Traía puesta una falda negra corta, pero no ajustada,
una blusa pequeña de color beige, tacones gigantisimos y sus acostumbradas
perlas. - ¡Te extrañé tanto!
- Yo también a ti, ¿por qué estás vestida así? ¿los mormones te dieron un pase
libre mientras estés en Hades?
- No, no me dieron nada. Me separé de mi esposo, digo, ex esposo. ¡Era
demasiado aburrido estar con él! ¡a los mormones no les dejan hacer
absolutamente nada! La vieja yo me venció y aquí me tienen, mejor que
nunca. ¡Los extrañé a los dos! – Nos abrazó a Luciano y a mí.
- ¡No ha dejado de besuquearme desde llegó! Si Katia la viera…
- ¡Y tú no has dejado de hablar de Katia desde que te vi en la estación! ¡ya
hasta me sé la talla de su sostén! A ver ahora sí Tommy, ¿Dónde dejaste a mi
chiquitín especial? – Dijo Vero refiriéndose a Jason, ella siempre se llevó mejor
con él que con nosotros dos, era más cercana a él y no dejaba que lo
molestáramos ni nada. Lo consentía literalmente y justificaba todo lo que el
hacía así no estuviera bien lo que hubiera hecho. Ella es un par de años mayor
que nosotros y creo que lo ve como su hermano menor o algo así.
- No sé donde está, no me habla. – Me fulminó con la mirada y me apretó las
mejillas.
- ¿Qué le hiciste?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Así pasó la noche entera, nos quedamos los tres hablando y peleando por
momentos por estupideces, en verdad ella si nos hacía falta. A pesar de que
tenga esa especial preferencia con Jason, de igual forma sé que nos quiere a
todos y hasta nos regaña por cualquier cosa que hagamos.
Vimos una película que pasaban en el horario de adultos, se llama: secret
window, fue algo extraña, no es del tipo de películas que sueles ver a
medianoche porque no es común y, de hecho, nunca escuché a nadie hablar
de ella, pero aún así, fue increíble, me gustó muchísimo. Me hizo pensar
muchas cosas.
Jason no fue a dormir esa noche a la casa, esto solía hacerlo antes, pero desde
que estamos aquí, no lo ha hecho ni una sola vez y justo hoy que peleó
conmigo… ¿qué estarás haciendo? No pude dormir en toda la noche
esperando a que ese tonto llegara, es que si le pasa algo juro que… me muero.

Jason’s POV
No pude evitar ponerme a llorar como un subnormal mientras salía de ese
lugar, no sé que pasaba por mi cabeza cuando besé de esa manera a Tommy,
las ganas tan grandes que reprimía me ganaron la batalla. Era lógico que me
iba a rechazar, no sé ni porqué pensé en hacer algo tan absurdo y menos de
esa manera, ¿qué opciones tenía él? ¿qué podía decirme que me hiciera sentir
mejor?
Lo peor de todo no fue eso, el rechazo, sino que nuestra amistad se jodió y no
había vuelta atrás, ya no sabía cómo podría hablarle como antes o mirarlo a
los ojos. Quise decirle tantas cosas en ese momento, pero justamente
apareció el maldito Colin, cómo lo detesto. Tommy enseguida se perdió
mirándolo y se quedó con él, ni le importó dejarme ir sabiendo como me
sentiría al verlo con él. No es su obligación estar conmigo, eso lo sé, pero,
¿restregarme en la cara que quiere es a Colin? ¿era esto necesario? Y pues ya
había planeado qué hacer en caso de que me rechazara, pensaba que de igual
forma podría intentar enamorarlo, con algo, no lo sé, pero al menos podría
intentarlo, pero después de esto que sucedió no, no puedo. No pensé que él
se comportaría de esa manera tan desconsiderada, es que permitió que lo

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


besara, no me separó de él y aun así sabiendo como me sentía me pasa a
Colin por el rostro sin importarle como me sienta, justo cuando yo soy el que
ha estado pendiente de todo en su vida, hasta de cosas que ni el mismo
recuerda y me hace eso.
¿Será que es momento de que empiece a olvidarme de él?
Cuando caminaba de regreso por los oscuros pasillos me crucé a las chicas
que habíamos conocido recién en el teatro. Me preguntaron si pelee con “mi
novio”, lo dedujeron al verme con los ojos hinchados y con lágrimas, debía
parecer un tipo con maestría en imbecilidad. Me faltaba tener este título en
mi bolsillo y que me arrojaran varios kilos de tampones encima. Me dijeron
que las acompañara a su fiesta y accedí, ¿qué podía perder? Quería
despejarme.
Fuimos al cuarto nivel, un lugar alucinante, como de otro mundo. Era increíble
por donde lo miraras, quedaba en uno de los pasillos más lejanos que pisé esa
noche, no recordaría como salir de ahí si me dejaban solo. Tiene un anuncio
similar al otro por fuera, puertas dobles de metal oxidado y grafitis por fuera.
Adentro, tenía una iluminación bastante oscura y lo único que alumbraba era
unos reflectores de tonos fucsias, violetas y púrpuras, de estos salía una
especie de humo de este mismo color. Era como si fuera una pista de baile de
una discoteca, pero con dimensiones astronómicas por el tamaño tan grande
y, además, es diferente porque no se ve casi nada, estas luces eran pocas y
creo que eso era lo que le daba el encanto al lugar, lo hacía diferente y único.
Las paredes que alcancé a observar estaban cubiertas por cortinas oscuras de
un tono Vinotinto o algo similar a este y había unas mesas extrañas, como
antiguas, donde se reunían las personas a beber o pasar el rato. Lo curioso es
que noté que la mayoría venían de gala, pero de otra época, como de la época
de la revolución francesa o algo así porque las mujeres llevaban grandes
vestidos con corsé, sombrillas y pequeños sombreros, los hombres con trajes
clásicos victorianos. Era como una fiesta de disfraces y esto especialmente
captó mi atención. La próxima vez que venga lo haré vestido de esa manera.
Esa noche bailé tanto que no puedo calcular cuantas horas duré haciéndolo,
me llevé muy bien inmediato con ese grupo de chicas tan extraño y
extravagante, eran justo de mi tipo de personas ideales, con las que podría

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


salir todas las veces. También bebimos mucho, tal vez tanto que me pasé y me
quedé dormido en la madrugada en una de las sillas.
Cuando desperté eran las once de la mañana, vi a muchos dormidos también
ahí y solo vi a Crystal, la chica pelirroja y a Adelina, la chica de pelo negro. Me
fui con ellas al apartamento de una de ellas, no recuerdo al de cual de las dos
y allí pasé el día entero porque me lo ofrecieron, lo pensé y accedí, porque no
quería volver aún, no me sentía bien. Solo quería despejar de mi cabeza y por
un rato al menos dejar de pensar en Tommy, cosa que era demasiado difícil
para mí porque no pude sacarlo de mi cabeza en toda la noche. Me enojaba
pensar en que pasó la noche con Colin o algo similar a eso, no quiero llegar y
que Luciano me cuente eso o el mismo. Yo por el contrario no hice nada fuera
de lo normal, solo bailé y pasé una buena noche, pero no tuve ningún tipo de
enredos con ninguna de ellas.
Fue un buen momento cuando fuimos a la biblioteca, eran cerca a las diez de
la noche. Acá este lugar es el único público que no lo cierran nunca, eso me
parecía estupendo. Fui con Nicole, amiga de Crystal. Llegamos directamente a
la sección de terror. No le dije que esa era mi favorita ni ella a mí, fue
coincidencia. Ambos reímos al señalar al mismo tiempo a Cujo, uno de los
mejores de Stephen King.
- Soñé con ese perro cada noche que leí el libro. – Me dijo mientras hojeaba
uno de los capítulos, estábamos sentados en el piso, en medio del pasillo de la
sección de terror, en frente estaban los libros de medicina, un poco confuso
esto, ¿eh?
- Creía que iba a brincar sobre mi cada vez que iba al baño en la madrugada.
Le temí tanto al maldito Cujo, que es la hora y no tolero a los perros.
- Qué malo eres. – Dijo entre risas. – Fue peor para mí cuando leí que le
susurraban voces en la cabeza al papá de la familia de amityville.
- ¿También leíste ese libro? – Asintió con la cabeza y me sorprendí, poca gente
que conozco lo ha leído, usualmente solo han visto la película. – Lo tengo en
mi habitación, ese libro me hizo tener sueños horribles, hasta llegué a mojar la
cama varias veces.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Yo no llegué hasta esos extremos… - Reímos. – Pero dormía mal, tanto que
opté por dormir con mi hermana hasta que se hartó de verme ahí cada vez
que leyera otro clásico. Somos masoquistas, un poco.
- Sí, lo somos…
- ¿No han visto el anuncio? – Nos dijo una señora de unos setenta años, nos
asustamos al escucharla y luego reímos. Señaló un cartel que estaba sobre los
estantes, decía que debíamos hacer silencio. – Hagan silencio, por favor.
- Lo sentimos.
Esa noche no dormí, nos quedamos hablando sobre varios libros que
habíamos leído y bebimos, bebimos mucho, pero con cuidado de que la
señora del silencio nos sacara, se sintió bien pensar en otra cosa esa noche.
Respirar otros aires, estar con otras personas.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


13. Perdiendo la cabeza por él.
Tommy’s POV
Lo quiero matar, ¿quién se cree para hacerme esto? Lleva un día entero
desaparecido, nunca desde que lo conozco se ha perdido tanto tiempo. Por lo
general, si iba a pasar la noche por fuera me avisaba y volvía temprano a la
mañana siguiente, pero hoy lo esperé toda la mañana, no salí, no hice nada
esperando que el regresara. Esperaba hablar con él, arreglar las cosas, pero no
mostró ninguna señal de vida. Hasta le había preparado su desayuno favorito,
en verdad quería hablar sobre lo que sucedió ayer, no podía dejar que las
cosas quedaran de esa manera.
- ¡Hoy es día de trotar! ¿quién va conmigo? – Gritó Vero emocionada mientras
estiraba sus piernas sobre la mesita de la sala. Vestía ropa para entrenar.
- No estoy de ánimos. – Respondí.
- ¡Yo sí! Ya estoy demasiado gordo, odio eso. – Dijo Luciano y lo miramos
fijamente. Ya veía venir su dramatismo. – Si sigo así, terminaré pesando
ochenta kilos, luego noventa, cien… no podré levantarme de la cama y eso no
es bueno para el corazón…
- Sabía que iba a exagerar. – Me dijo Vero y asentí con la cabeza. El era
delgado, no tanto como yo, pero aún así no llegaba ni a los setenta kilos como
mucho.
- No digas que exagero, ¿no me ves? No estoy nada atractivo. – Hacía
pucheros mirándola. Mastiqué los wafles que tenía servidos. – Vero…
- Está bien, no te preocupes más. ¡Deja todo en mis manos! Vamos, con
ánimo.
- Que les vaya bien y que la grasa abdominal no te tape las arterias. – Le dije y
me hizo muecas con el rostro.
Así pasó el día entero, Jason no contestó su teléfono ni regresó ninguna de
mis llamadas, eran ya pasadas las diez de la noche y aún no aparecía, ¿será
que le sucedió algo? Maldición, iré a buscarlo, no podré dormir hoy tampoco
si no aparece.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Salí con Verónica a buscarlo cuando regresaron, Luciano no quiso ir porque
era tarde y es cobarde en todo el sentido de la palabra. Tomamos un taxi y
recorrimos cada una de las calles de Hades, fuimos a los clubes que solemos
frecuentar, al parque cercano, hasta al templo lo fuimos a buscar y no lo
vimos ni nadie de las personas que les preguntamos. Pensé que solo lo hacía
por el enojo del momento, pero ya no creo que sea por eso. ¿Es posible que le
haya sucedido algo? ¿tuvo algún inconveniente al salir? ¿se cruzó a la gente
equivocada? Ya me estaba comenzando a desesperar, estaba que empezaba a
imprimir volantes con una foto suya y a repartirlos por la calle.
Estaba impaciente, angustiado, no podía pensar en otra cosa más en que el
apareciera. Así amaneció de nuevo y tampoco llegó en la mañana.
- Creo que sí tienes razón Tommy, deberíamos denunciarlo como persona
desaparecida, esto ya no es normal. – Me dijo Luciano al verme tan
preocupado, no había podido dormir hoy tampoco, la pasé muy mal. ¿Qué iba
a hacer si a él le sucedía algo? ¿qué pasaría conmigo? ¿lo resistiría?
- Es que si aparece te juro que lo mato, ni vino a recibirme. Mas le vale que
tenga una buena excusa para hacernos pasar por esto. – Dijo Vero muy
molesta. Creo que el sí tenía una excusa… tal vez quiso alejarse de mí, tal vez
fue a algún lugar a despejarse y alguien le hizo daño, tal vez tuvo un accidente,
tal vez… no estás bien y no puedo ayudarte.
- Iré con Vero a reportarlo, tú quédate aquí por si llega a aparecer. – Me dijo
Luciano y asentí, entonces ellos salieron y me quedé solo. No podía evitar
pensar lo peor y me sentía muy mal.
Estaba inquieto, me costaba quedarme quieto en algún lugar. Es que de solo
pensar que le sucedió algo y no podría verlo más… no soporté más, rompí en
llanto, estaba fatal y sentía que todo era mi culpa, si no lo hubiera dejado solo
esto no estaría sucediendo, el estaría aquí molestándome o puede que no me
dirigiera la palabra, pero al menos estaría aquí y no quién sabe dónde o en
manos de algún lunático. No debí quedarme con Colin, no debí… mis
pensamientos se interrumpieron cuando escuché el sonido de un auto que se
había estacionado fuera de la casa. Caminé hacia la puerta y me asomé, vi a
Jason, se bajó de este, se despidió de una chica y el auto siguió su rumbo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Me apresuré hacia la puerta, la abrí y corrí hacia él, me le abalancé encima. En
serio sentí que me volvió el alma al cuerpo.
- ¿Dónde demonios estabas Jason? Casi me muero porque no aparecías,
pensé lo peor. – Le dije mirándolo a los ojos. Me miraba serio y lo analicé, se
veía ojeroso y lucía como si hubiera estado bebiendo. - ¿Estuviste de fiesta
estos dos días mientras yo aquí estaba que enloquecía por ti?
- Eso no es de tu incumbencia y quítate que voy a pasar. – Me esquivó y entró
a la casa. En serio soy estúpido, yo imaginándome lo peor y el de fiesta. Lo
seguí, estaba molesto, como nunca en mucho tiempo.
- Maldita sea Jason, ¿Dónde estabas? ¿es que acaso estabas follando mientras
nosotros te reportábamos como desaparecido?
- ¿Qué si estaba follando? ¿qué pasaría si así fuera? ¿te importaría acaso? No
verdad, así que deja tu drama y vete con tu novio, porque si tanto dices que te
importo, que te preocupas por mí y aun así yo acabándote de confesar mis
sentimientos por ti, me restriegas a Colin en la cara y lo dejas que te bese. Ah
y, por cierto, unos cuantos segundos atrás casi follamos en el baño y
acabando de salir te besas con él.
- Yo no he hecho nada, el fue el que llegó a besarme y nada ha sucedido entre
nosotros, ni sucederá. No haría nada que te lastimara.
- ¿Y por qué no fuiste a buscarme? Debías suponer como me sentía, pero no
te importó y ya me da igual, estoy harto de ti y de quererte tanto.
- Jason…
- En serio Tommy, ya no podemos ser amigos. No puedo más con esto,
contigo, con todos.
- No puedes decir eso en serio... – Me miró una última vez, se veía la
desilusión en su rostro y sentí que todo en mí se desmoronaba. ¿Cómo podía
decir eso? ¿dejar de hablarnos? Esto no era ni siquiera una opción factible
para mí, no podría con eso. Se adentró a la casa sin mirarme, ¿qué podía
hacer ahora que me decía eso? Inhalé profundamente, me sentía frustrado.
Entendía perfectamente que estuviera molesto, piensa que no me importa
como el pueda sentirse y esto no es cierto porque en todas las ocasiones en

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


que el ha estado mal, yo también lo he estado al verlo así y además lo que
pasó con Colin no fue mi intención.
Me senté en las escaleras de la entrada de la casa y vi que Luciano y Vero
regresaron, enseguida les dije que Jason apareció y no tardaron en ir a
reclamarle, hasta parecía que lo quisieran linchar.
Más tarde ese día, cuando ya estaba empezando a oscurecer, estaba sentado
en la mesa de la cocina, mientras comía una taza de cereal. Luciano y Verónica
llegaron, se sentaron a mi lado y me miraron de una forma tan extraña, esto
parecía una intervención.
- No sé que les sucede a ustedes dos con sus miradas extrañas, pero no hice ni
consumí nada de lo que están pensando. – Me aniquilaron ambos con la
mirada.
- Me cansé de preguntarte estos dos días si habías tenido un problema con
Jason y no me dijiste nada. Ahora subo con Vero y en vez de alegrarse de
nuevo, pareciera que viniera de un funeral por su rostro tan apagado. ¿Qué
demonios sucedió en ese laberinto?
- ¿Qué pasó que no se hablan? Jason solo nos dijo que tuvo un problema
contigo, seguro por eso no quería venir.
- Pues… - Luciano me interrumpió.
- ¡HABLA DE UNA VEZ O TE MATO! – Me gritó Luciano poniéndose de pie,
agarrándome de mi camisa con una mirada asesina. Estallé en risas al igual
que Vero al ver su reacción tan épica, el suele ser dramático, pero esto ya es
otro nivel. Él se sentó de nuevo recobrando su compostura, avergonzado.
- Oye tú, qué exagerado eres. Deberías salir en una película de Hollywood. Se
llamaría: “hombre torpe pierde la compostura y se come a su madre”. – Le
dije y no me miraba, no podíamos dejar de reírnos de él.
- Ahora sí omitiendo la escena de pasión de gavilanes de esta señorita,
¿podrías decirnos qué sucedió en ese lugar? ¿por qué pelearon? Si ustedes
son como Batman y Robin, nunca se separan o discuten. – Me dijo Verónica y
lo pensé, ¿debería contarles? ¿se molestaría aún más si lo hago?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No puedo decirles. – Les dije e intenté irme, pero no me dejaron.
- ¿Pelearon por una de sus putas o? – Preguntó Luciano.
- ¿O por algo más íntimo? Si sabes a lo que me refiero. – Me dijo ella y no
entendí, ¿es que acaso ella sabía algo? – Te dijo que te amaba o algo similar a
eso, ¿no es así?
Ya no tenía ningún caso ocultarles lo que pasó si ella sabía eso, les dije todo lo
que pasó, no omití ningún detalle, hasta les conté la primera vez que el me
besó y lo del laberinto, que yo lo besé y luego el a mí, lo de Colin…
- Estoy oficialmente ofendido, ¿por qué él te contó que estaba enamorado de
Tommy y no a mí? – Le dijo Luciano a Verónica.
- Él no me dijo nada, fue muy evidente para mí. Hace mucho lo noté, las
miradas que el te daba no eran precisamente fraternales, te quería devorar
entero. – Me dijo y la fulminé con la mirada, me sonrojé por completo y ellos
rompieron en risas. – Es una broma, no me di cuenta solo por eso, sino por el
trato que él te daba, por sus regaños, por todo. Él te quiere en serio y no creo
que la haya pasado bien con esa frustración adentro por tanto tiempo, tal vez
ya no lo toleró más y está enojado por eso o más precisamente porque nunca
lo miraste de la misma manera.
- Debí parecer un idiota cuando le reclamaba a Jason porque quería más a
Tommy que a mí, pensaba que era porque lo consideraba más su amigo que a
mí y eso me molestaba. En serio debí parecer un idiota.
Lo que me dijo Verónica me dejó pensando muchas cosas. ¿Cómo la habrá
pasado todo este tiempo? ¿cómo se sintió al escucharme hablar tantas veces
de Esteban y ahora de Colin? No creo que haya sido nada fácil, yo en su lugar
no sé qué habría hecho. No hubiera soportado tanto tiempo.
Escuché el sonido de mi teléfono y vi que era un número privado:
- ¿Sí?
- ¿Tommylin? – Era mamá, podría haberla reconocido a la distancia. Sentí
mucha emoción al escuchar su voz y a la vez nostalgia.
- Sí mamá, ¿cómo es posible? ¿cómo me estás llamando?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Tu tía Estela me hizo el favor de llamarte, te extrañamos mucho. Escucha a tu
papá.
- ¿Thomás? ¿me oyes?
- Papá, te extrañé, ¿cómo estás? ¿has seguido yendo al médico? ¿todo está
bien con tu corazón?
- Está todo bien, mientras siga con las medicinas y comiendo cosas horribles,
no me pasará nada.
- ¿Cosas horribles Thomás? ¡te preparo todo para que estés bien de salud! – Se
escuchaba que peleaban del otro lado.
- ¿Cómo va el libro hijo? – Preguntó papá.
- Va bien, aún nos falta mucho por terminar.
- ¿Y Jason? ¿cómo está? Lo extrañamos tanto… - Dijo mamá y sentí un nudo
en la garganta. Jason siempre fue muy unido a ellos, tanto que el iba a casa
aún si yo no estaba y pasaba el tiempo viendo fútbol con papá, ayudándolo a
reparar el auto o arreglaba el jardín de mamá. Literalmente, ellos lo adoraban,
amaban que el nos visitara o siempre lo invitaban a cenar los domingos, nunca
ponían objeción cuando el dormía en mi habitación ni cuando salíamos hasta
tarde.
- En su habitación, está bien, es solo que tuvimos una discusión y…
- No te oyes bien, ¿por qué discutieron Tommylin? No debes regañarlo tanto ni
ser testarudo. Procura arreglar las cosas con él para que cuando regresen,
puedan formalizarse. – Dijo mamá y no entendí a qué se refería.
- ¿Formalizarnos?
- No te hagas Thomás, sabemos que ustedes salen, no tienes porqué
engañarnos. No somos ogros. – Dijo papá y mi mente se puso en blanco.
- Jason… ¿les dijo algo alguna vez?
- Sí, le pregunté la segunda vez que nos visitó y se sinceró. Por eso nos agrada
el, sabemos que te ama y que se preocupa mucho por ti. El problema es que tú
no lo ves. – Dijo mamá y hablamos por el espacio de una hora.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Pasaron varias horas, eran cerca a las once y media de la noche, estuve viendo
películas de terror con Vero y Luciano todo el rato, pero no pude prestar
mucha atención, las palabras de Vero y de mamá daban vueltas en mi cabeza.
Ya no tenía dudas. Sabía que no iba a estar bien hasta que no hablara con
Jason, así que subí a hablarle, quisiera él o no, debíamos hacerlo. Jamás pensé
que el hablaría de eso con ellos, al parecer todos sabían que el estaba
enamorado de mí, menos yo. ¿Cómo no pude ver esto antes?
Me levanté y subí directamente a su habitación. Su puerta estaba cerrada,
pero tenía las luces encendidas, así que estaba despierto. Golpeé un par de
veces, pero no recibí respuesta y hasta le pedí que me abriera, pero aún así no
me respondió nada, así que tomé medidas drásticas. Debo hablar con el esta
noche, así sea en contra de su voluntad. Así que bajé, fui hasta la despensa y
saqué la escalera de Luciano (que nunca usa, la compró el día en que se llenó
de herramientas para aparentar, pero aún están en sus empaques originales)
salí por la puerta de la cocina para que Vero y Luciano no me vean o me
molestarán. Fijé con cuidado la escalera a su ventana, tratando de hacer el
menor ruido posible.
Subí despacio, abrí su ventana e ingresé sigilosamente. Estaba sentado en el
sillón de su habitación con sus acostumbrados audífonos negros puestos,
estaba de espaldas a la ventana, su sillón apuntaba a la televisión que tiene
del otro lado y por esto no me vio. Caminé hacia él y me senté a su lado.
- ¡Maldición! ¡me asustaste! Pensé que eras un ladrón o algo así. – Me dijo
alterado, fue un poco chistoso ver su cara de pánico al sentir que alguien se le
sentó al lado. Este era un sillón para una sola persona, así que estábamos un
poco apretados, pero no me levanté.
- No querías abrirme.
- No quería, ¿cómo entraste?
- Me tocó tomar medidas drásticas, subí por una escalera hasta tu ventana
porque no querías abrirme la puerta ni has bajado en todo el día. No soporto
estar peleado contigo… - Tomé sus manos, el evitaba mirarme, solo mantenía
su vista fija hacia la televisión que estaba en frente.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Era necesario que te besaras con Colin delante de mí? ¿no podías esperar al
menos a que me fuera?
- Nunca nos habíamos besado antes, esa fue la primera vez y fue el quién me
besó, tal vez fue intencional porque sé que no le agradas.
- Es mutuo, créeme.
- Me odié por haberte hecho sentir mal esa noche y no solo esa, sé que desde
hace mucho te has sentido así, ojalá hubiera sido más sagaz para haberme
dado cuenta, pero no fue así.
- No importa, igual nunca te dije nada. No es tu culpa.
- Mis papás creen que salimos.
- ¿Qué?
- Creen que salimos. Hablé con ellos hace unas horas, les dije que habíamos
peleado y me dijeron que intentara arreglarme contigo.
- Hace mucho que no hablo con ellos, los extraño. – Dijo sin mirarme.
-Esperan que cuando volvamos, te presente esta vez como mi pareja…
Nos quedamos en silencio varios minutos, él no me miraba, se veía pensativo
y tenía la mirada ida. Observé sus manos en ese momento, las sostenía con las
mías. Las acaricié un momento, eran suaves y hasta ciertamente delicadas, me
gustaban mucho. Analicé la forma de sus brazos, el tono claro de sus vellos
que los cubrían levemente. Pasé mis dedos sobre su brazo y sentí que él me
miraba de reojo, más aún así no dijo nada. Me separé un poco y observé su
rostro, la forma definida de sus cejas gruesas, su nariz respingada que tanto
había apretado antes con mis manos necias. Miré sus ojos miel, que se
oscurecen en la noche y se encienden en el día, estos son particularmente
bellos, siempre me encantaron y se lo dije muchas veces, pero por primera
vez los veía de esta manera, no solo eran bellos, eran esplendidos, a través de
ellos él podía reflejar cualquier cosa. Jason no había notado que lo estaba
observando porque estaba absorto en su programa de superhéroes que
acababa de sintonizar, con los cuales nos habíamos desvelado tantas veces
antes y por último observé sus labios… recordé el primer beso que me dio,

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


que me tomó por sorpresa, pero que no me desagradó en lo absoluto, fue una
sensación tan ajena a lo que hubiera sentido antes, tan diferente y tan
especial. Sobre todo, al recordar el último beso, mi corazón se agitaba y me
daban unas absurdas ganas de sonreír que no podía explicar. No me faltó
mucho para darme cuenta de una vez por todas de que esto que estoy
sintiendo es real y que ha ido creciendo.
Agarré su mano y la acerqué a mí, le di un beso en ella. El de inmediato la
quitó y me miró muy serio.
- ¿Qué se supone que estás haciendo? ¿es el beso de judas o qué?
- Pero qué cosas dices…
- No hagas cosas solo porque tus papás te lo dijeron. No quiero tener falsas
ilusiones.
- Esto no es así Jason. - Me di la vuelta y me senté sobre él, quién me miró
sorprendido y literalmente, se quedó helado. Estaba nervioso y yo también lo
estaba, así que tomé valor y lo miré a los ojos. – Siempre te he dicho que te
quiero, que te adoro, pero ahora es más fuerte que antes, mucho más.
Recuerdo las noches en que nos quedábamos hablando por horas hasta la
madrugada y luego mamá nos mandaba literalmente a la mierda, nos
partíamos de risa y nos hacía hasta dormir a veces en el ático de la calentura.
Amanecía, te miraba y me preguntaba: ¿Cómo es que puedo quererlo tanto? y
cada vez que te ibas te extrañaba demasiado a los pocos minutos y por eso te
pedía que regresaras esa misma noche, o ¿recuerdas los días de clases en que
no asistías por algo, entonces yo iba a tu casa y te reclamaba por no ir? O
tantas cosas similares a esa. Creo que esto de nosotros no debía pasar antes,
porque si hubiera sido así, no habríamos pasado por las miles de cosas que
hemos vivido y por las cuales te quiero tanto. No sé si te quiero menos o si te
quiero más que tú a mí, pero de igual forma quiero que esto entre nosotros al
fin pase, o que al menos podamos intentarlo.
- Tommy, ¿estás seguro de lo que me dices? Porque el otro día me dijiste que
no sentías lo mismo… - Acariciaba mi espalda con sus dedos y eso me hacía
estremecerme por completo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Creo que es algo que siempre ha estado ahí, pero no me había dado cuenta…
¿Podemos intentarlo al menos? Si no funciona…
- No digas nada, te juro por mi vida que haré que te enamores de mí. – Me
acercó a él y me besó, con mucho anhelo y ansias, me sentía en las nubes y
todo mi cuerpo temblaba de los nervios que me producían el momento.
Apreté su cabello con fuerza al sentir su lengua cálida entrando en mi boca,
escuché un leve gemido cuando hice eso y sonreí. Cubrió mi rostro con sus
manos y sentí de nuevo sus labios sobre los míos, con sus manos acariciaba mi
espalda y me apretó más hacia él, me moví un poco y sentí su duro miembro
debajo de mí. Se separó un poco y me miró, ambos sabíamos lo que estaba
por suceder. – Te quiero tanto Tommy. – Lo besé yo esta vez y él mordió mi
labio, eso me hizo encender de sobre manera. Le quité la camiseta que traía
puesta y la arrojé lejos, ni miré donde.
Con sus manos me hacía moverme sobre él y no podíamos dejar de besarnos,
se me dificultaba respirar y el sudor cubría mi frente. Me hizo quitarme los
jeans que traía puestos y me subí encima de él de nuevo. Esto era tan
alucinante, tan irreal. Apretó mi trasero con sus manos y me hizo moverme
más rápido sobre él, tanto que no aguanté más y no tardé en correrme.
Intenté bajarme de encima de él, pero no me soltó.
- Jason, déjame bajarme, no quiero ensuciarte. – Le dije avergonzado, el negó
burlón con la cabeza y me quería morir ahí mismo. Me impidió moverme y
pude ver cómo la humedad traspasaba a sus jeans, eso me hizo sentir aún
peor, estaba tan abochornado que quería llorar. – Mira, te he hecho un
desastre, lo siento… - Hundí mi cabeza en su pecho, no lo quería mirar a los
ojos.
- Oye, no pasa nada, eres tú. Es más, si quieres te ayudo a limpiar tu
“desastre.”– Me dijo y me besó, ya sabía qué quería hacer, me moriría de la
vergüenza si lo hace en el estado en que me encuentro.
- No, no…
- Que sí. – Introdujo su mano en mi ropa interior y agarró mi miembro, me
puse duro enseguida al sentirlo, a la vez estaba avergonzado. Escuchamos que

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Luciano golpeó la puerta, sabíamos que era él porque le gritó preguntando si
sabía dónde estaba yo. – Luego terminaremos esto. – Me dijo entre risas.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


14. ¿Juntos?
Jason’s POV.
- ¡Cornholio! – Dijo Beavis y no podía evitar reírme, era imposible viendo a ese
par de inútiles. Beavis and Butthead, las mejores caricaturas que han podido
existir. Los veía en Mtv en la televisión de Tommy, el se duchaba y yo me
revolvía entre sus sabanas porque eso era divertido. Sé que odiará ver que
desordené su cama, el es muy metódico y estos mínimos detalles lo sacan de
quicio, pero vamos, debe tener un poco de humor, al menos hoy.
- Te detesto. – Me incendió con la mirada. Tenía el cabello húmedo, gotas de
agua caían sobre su rostro y pecho. Solo tenía puesta su ropa interior. –
Desordenas mi cama y pones a esos dos, son muy vulgares, ya veo de donde
eres así.
- No son vulgares, solo un poco… - Escuché el sonido de sus risas y estallé.
- Y sus risas son irritantes. Lo único que piensan es en masturbación, en las
chicas que se quieren follar y es que lógico, no pueden hacerlo porque son
horribles, pervertidos, y nada más. No tienen nada en la cabeza.
- Esa es la idea, ¡Cornholio! I am the great Cornholio.
- Estúpido. – Me besó en la mejilla y luego fue a vestirse.
Recordé lo sucedido la noche anterior. Estaba feliz, demasiado feliz, ¿cómo no
lo estaría si abracé la noche entera al chico que me ha desvelado estos años?
No llegamos a tener sexo, él estaba muy abochornado e insistí en que
intentara relajarse, no era la gran cosa y eso jamás me asquearía, al contrario,
quise hacerle tantas cosas al verlo así por mí… pero lo entiendo, es demasiado
tímido y de igual forma no quería apresurar las cosas. Con saber que me
quería me bastaba.
Intentaré comportarme mejor, tal vez mejorar mi vocabulario, aunque sé que
esto me costará porque siempre he sido así. Mi madre manejaba un camión
cuando yo era niño y andaba con muchos tipos que no son muy decentes que
digamos, eso ya es costumbre.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Cuando Luciano golpeó a la puerta me hice el desentendido, le dije que no
sabía dónde estaba él. No le iba a decir como si nada, “entra, está aquí, nos
dañaste el… “
Tommy quiso irse para que ellos no sospecharan nada, pero no lo dejé. Le
presté ropa interior, a regañadientes se la puso y ¡no me dejó ver nada! Me
hizo voltearme y tanto que se hizo el difícil para quedarse, que cuando nos
acostamos en la cama, fue el quién se prendió a abrazarme y no me soltó en
la noche entera. En la madrugada se escabulló a su habitación.

Tommy’s POV
- ¿Ahora todos tienen la costumbre de desaparecer aquí? ¡se acabó! ¡habrá
reglas como antes! ¡nadie duerme en otro lado sin avisar previamente! ¡o me
tendrán que aguantar! – Nos gritó Vero a Jason y a mí mientras entrabamos a
la cocina para desayunar. Me miró enfurecida. - ¿Dónde estabas metido? Este
lugar es el infierno, está lleno de prostitutas y drogadictos, así que, si uno de
ustedes se va sin avisar, puedo pensar lo peor. Es como meterte a una jaula de
tigres cubierto de carne, entiendan eso.
- Sí, entendí… - Le dije.
- No pongas mala cara que es en serio, luego si se mueren, me tocaría… - La
interrumpí.
- No dormí afuera, me quedé con Jason. ¿Estás contenta? – Luciano y ella se
miraron desconcertados, vi un asomo de malicia en el rostro de Luciano y ya
sabía qué iba a decir.
- ¡Se reconciliaron! ¿eso quiere decir que follaron? – Jason le pegó en la
cabeza y eso me hizo sentirme avergonzado enseguida.
- Lamento no darte en qué soñar esta noche, pero no. Eso no sucedió. Lo que
sí sucedió es que estamos saliendo. – Les dijo y me miró sonriendo, me
sonrojé. Vi la felicidad en sus ojos y supe que no podría haber tomado una
mejor decisión anoche, él sencillamente es increíble. Lo que sucedió anoche
fue muy especial para mí. Todo, desde el beso, mi pequeño momento de
vergüenza y hasta dormir abrazándolo… esto más que todo fue lo que más me

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


gustó. Nunca alguien me había hecho sentir tan querido y único, pensé que
estás cosas nunca me sucederían a mí, nunca tuve buena suerte con alguien y
hasta creí que jamás merecería tener a alguien que me amara, pero la vida me
estaba premiando con él y no podría pedir nada más. Estaba feliz, tanto que
me costaba no sonreír y trataba de no hacerlo porque sería el objeto de burlas
de Luciano, hasta del propio Jason.
- Siempre les decía que eran novios en broma o cosas similares, no pensé que
pasaría en verdad. Son la pareja más fea que haya visto y eso es mucho decir
porque viví en tres países diferentes en mi infancia. – Nos dijo Luciano y Jason
lo apretó del cuello en broma.
- Me gusta verte así de sonriente chiquitín, ya te lo merecías. – Le dijo Vero a
Jason.
Acordamos mostrarle toda nuestra investigación a Vero esta tarde y
adelantaríamos todo lo que pudiéramos porque en la noche nos íbamos al
club. Estábamos sentados en la sala mientras terminábamos el trabajo de hoy.
En verdad con Verónica nos iba mucho mejor, quedaban mejores los escritos
porque redacta con más fluidez que nosotros y ya no tardábamos tanto. Jason
como cosa extraña en él, se comía una bolsa gigante de papas fritas con una
malteada de fresa y Luciano peleaba con él para quitarle el paquete de papas.
De vez en cuando mientras seguíamos con el trabajo, Jason me lanzaba
miradas cómplices y eso me desconcentraba porque me daban nervios, me
gustaba la sensación que me causaba con solo una mirada y evitaba sonreír a
toda costa.
Se hizo tarde, cenamos algo que preparé para todos ya que ellos no cocinan
nunca y cuando lo hacen, hacen un desastre en la cocina, dejan todo sucio y
no sabe nada bien lo que hacen. Por lo visto, me tocará cocinarles de ahora en
adelante o me intoxicaré con sus menjurjes.
Subí a tomar una ducha rápida, me vestí y cuando bajé, ninguno de ellos
estaba listo. Vero se pintaba las uñas mientras que Luciano y Jason estaban
jugando videojuegos tirados en el piso. Por cierto, Jason no se había dignado a
ponerse ropa en todo el día, ha estado paseándose en ropa interior desde que
se duchó. Ahora debía estar más que contento porque se salió con la suya, le

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


cocinaría todos los días, pero ¿debo vestirlo también? No haré eso de ningún
modo.
- Oigan me iré adelantando ya que ustedes están haciendo todo menos
vestirse y estoy aburrido de estar todo el día aquí. Les guardaré una mesa
porque estas se llenan. – Les dije y enseguida Jason dejó el juego, me miró y
luego se acercó a mi rápidamente.
- No te irás sin mí, ¿o sí? – Me miró con ojos de súplica.
- Estás desnudo. – Le dije seriamente y me miró con malicia.
- No del todo, ¿quieres ver lo que falta? O me visto y te hago un sensual
striptease si quieres... – Me dijo y mordió mi oreja, me sonrojé.
- Te veré allá, no tardes.
Salí y me tocó ponerme la máscara de cerámica porque ya eran pasadas las
once. Las calles estaban llenísimas hoy y afuera de nuestra casa, había un
grupo de muchachos fumando hierba, lucían como pandilleros porque traían
motos clásicas, pañoletas y este tipo de cosas.
Caminé rápidamente para no llamar la atención y que pensaran en robarme o
algo así. También llevaban puestas las máscaras al igual que todos los que
estaban en las calles a esa hora, pero lo que los diferenciaba era la decoración
que tuviera cada una.
Algo llamó mi atención, se escucharon fuertes gritos de unas personas que
estaban lejos y todos corrieron a ver. Provenía de la calle que sigue, así que
caminé para ir a ver qué sucedía. Me escabullí entre el montón de gente
acumulada y vi a un par de hombres extremadamente perturbadores. Tenían
barbas largas de color negro al igual que el cabello que tenían aplastado hacia
atrás y usaban una especie de túnica negra o algo similar a esto que les
llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, también llevan puestos unos
pantalones de cuero ajustados, negros también al igual que unas pesadas
botas. Eran musculosos y tenían una apariencia aterradora. Tenían unos
cincuenta años o más y tenían a un chico de unos quince años arrodillado en
el suelo, no llevaba máscara, por eso pude ver claramente que era solo un

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


niño. Este lloraba desconsolado y ellos, con sus miradas siniestras, le gritaban
cosas que no podía entender por el ruido de la gente que estaba mirando.
- ¡Quémenlo! – Gritó una señora, todos empezaron a gritar lo mismo y eso me
heló la sangre, ¿serían capaces de hacerle daño a ese niño?
- ¿Qué hizo? – Le pregunté a un chico que tenía al lado.
- Se le acusa de haberse escapado del internado y de haber degollado a una
chica que no le prestaba atención.
- Esos tipos… ¿serían capaces de hacerle algo malo?
- Ya está muerto, está en manos de los Astaroth y si ya lo han pillado es
porque es culpable. - ¿Astaroth? ¿qué se supone que es eso? ¿Quiénes son
que les es permitido asesinar a alguien? ¿son justicieros o algo así? ¿por qué
no usan las máscaras al igual que todos?
Se escucharon disparos dentro de un local que estaba cerca, todos voltearon a
ver y el chico aprovechó la distracción para escaparse de las manos de esos
hombres. Salió disparado corriendo en dirección al bosque y ellos fueron tras
él, pero el los pasó porque era más delgado y joven. ¡Qué locura! ¿queman
gente aquí o exageraron al decir eso?
Continué mi trayecto hacia el club, no pude regresarme porque estaban esos
hombres en el camino y no quería estar cerca de ellos. La sensación que
causaban era de las peores que se pueden sentir, literalmente sentía que ellos
podrían masacrarme o algo similar a eso.
No dejaré que me arruiné la noche eso que sucedió, luego pensaré en eso.
Entré al club y vi a Luciano sentado en una de las mesas junto a Vero, me
extrañé de no ver a Jason junto a ellos.
- ¿Hace cuánto llegaron? – Les pregunté mientras me sentaba.
- Unos cinco minutos, ¿tú dónde estabas? Se supone que nos guardarías una
mesa. – Me dijo Luciano.
- Me distraje viendo algo horrible afuera, luego les contaré sobre eso. Por
cierto, ¿dónde está Jason? ¿se quedó durmiendo o jugando?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No, tu novio está bailando allá con una chica atractiva que le echó el ojo
apenas entró. – Me dijo Luciano y no le creí.
- En serio, ¿dónde está?
- Allá, mira. – Me dijo Verónica señalándome a la izquierda, lo vi junto a la
barra de licores, efectivamente estaba bailando con una chica de mi estatura,
era bastante atractiva.
- Bien por él, que lo disfrute. – Dije intentando sonar normal, pero no me
gustó para nada verlo bailando con esa chica, mi rostro comenzó a arder y me
sentí muy molesto enseguida. ¿Será que a Jason le gustó ella o por lo menos
se la quiere ligar? ¿qué debería hacer? No puedo decirle nada o reclamarle
porque aún no hemos quedado en nada, no hay una relación, solo estamos
saliendo.
- ¿En serio lo dejarás bailando con una chica como esa? ¿no te molesta? – Me
preguntó Vero y negué con la cabeza.
- Claro que me molesta, pero el verá. No le diré nada.
- ¿Y si se besan? ¿qué harías? – Me preguntó esta vez Luciano. Agarré mi
cabello y bajé la mirada, no sabía ni qué debería sentir. Se supone que está
enamorado de mí desde mucho, pasó la noche conmigo ¿y ahora se liga a otra
persona? ¿sería capaz de eso o lo estamos malinterpretando? Me sentí como
un estúpido.
- Maldito sea Jason, ojalá lo pise un camión cuando salga de aquí. – Les dije y
ellos estallaron en risas, eso a mí no me causó ninguna gracia. ¡Verlo ahí con
otra persona me hacía lucir como un completo imbécil!
- Tommy, solo te estamos bromeando. Creo que Jason la conocía de antes y
por eso están bailando, el no miraría a otra persona que no seas tú así que
tranquilízate. Él está como loco por ti. – Me dijo Vero y eso no me hizo sentir
mejor.
Pasó un rato, bebimos unos cocteles y charlamos un rato, hasta conocimos a
unas personas que estaban cerca. Vero ya se estaba besando con un rubio,
volvió a sus viejas costumbres, Luciano conversaba con dos chicos acerca de
deportes y yo conocí a una chica, no le prestaba mucha atención porque no

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


podía dejar de mirar a Jason, es que juro que si lo veo besarse con ella… no
sabría qué hacer. ¡Se supone que estamos saliendo! Tomé valor (que me
proporcionó los tragos evidentemente) y caminé hasta donde ellos estaban.
Le hice señas a Jason para que viniera y se sorprendió al verme.
- No sabía que estabas aquí, pensé que habías ido a dar una vuelta antes o
algo así.
- Ya ves que no. ¿Cómo la estás pasando? – Le pregunté y me miró extrañado.
- Mmm pues bien, te estaba esperando.
- No parece que me estuvieras esperando porque te ves bien feliz bailando
con esa. Me duele la cabeza así que voy a dormir, síguela pasando bien por
acá. – Giré para irme, pero él me abrazó por detrás.
- Te ves sensual estando celoso. – Me dijo mientras me daba besos en el
cuello.
- No lo estoy.
- Te conozco, lo estás y no hay problema si me reclamas, para eso soy tu
chico. – Me hizo girar y me besó profundamente. De inmediato se me pasó la
amargura y me dejé llevar.
- ¿Mi chico?
- Sí, soy tu novio, ¿no es así? – Asentí y me besó con tantas ganas que pensé
que todos nos quedarían mirando. – Taylor, la chica con que bailaba es la
novia de Crystal, la chica que conocimos en el recinto.
- Está bien, no hay problema con eso.
- Pero estabas celoso… - Me dijo burlón y volvió a besarme, sujeté su cabello y
sentí su lengua en mi boca. Mi rostro ardía y agarró mi miembro a través de
mis jeans, me sobresaltó.
- Jason, no puedes hacer eso delante de todos.
- Tienes razón, no puedo delante de todos. – Me jaló del brazo, llevándome
hasta la parte de atrás del club. No había pasado antes por esta parte, había
otro salón lleno de mesas y música, también unas strippers en unos tubos. En

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


el fondo había una especie de taquilla, donde estaba una señora que cobraba
por pasar a una puerta que estaba detrás de ella. Jason le pagó y no sabía que
estaba planeando, no me quería decir. Vendó mis ojos con su bufanda y me
rogó que no me la quitara.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


15. Para todo hay una primera vez.
Tommy’s POV
- No confío en ti, así que me voy a quitar esto. Te conozco, ¡nada bueno sale
de tu mente pervertida!
- Eh no, no, no. Sólo tranquilízate y espera. – Me dijo susurrándome al oído,
con sus manos me impedía quitarme la bufanda de los ojos, ¿qué planea
hacer? No estoy seguro, pero sí de que nada bueno es.
Me hizo sentarme en el borde de lo que parecía ser una cama, o si no era una
silla demasiado grande, lo que es improbable. Se escuchaban ruidos afuera, de
la gente que bailaba, gritaban y el sonido de sus risas resonaba en el eco de la
habitación que aún no había podido observar. Solo sabía que tenía una cama y
que el frío amenazaba con congelarme.
De repente escuché una canción que no oía hace años, me hizo recordar
tantas cosas. No recuerdo bien como se llama exactamente, sé que la canta
un tipo que se llama Lionel Ritchie, es algo así como: ¿it´s me you’re looking
for? O Hello, Hello es que se llama. Se escuchaba fuerte y creo que provenía
de la habitación, ¿Jason la puso? Luego sentí las manos de Jason sobre mis
hombros, me acariciaba con movimientos circulares y sentí su tibia lengua
rozar mi oreja. Me sobresalté al tacto y escuché su risa.
Al parecer esto lo alentó y mordió mi oreja… sentí que me perdía, que volaba,
que estaba fuera de este mundo y no sé exactamente donde, pero el placer
me dominaba. Con un movimiento ligero, me hizo acostarme bocarriba en la
cama y él se subió encima de mí. Sentí sus labios sobre los míos y juro que mi
piel quemaba, ardía deseando más. Entonces agarré su cabello, acercándolo
más hacia mí y lo escuché jadear, eso me hizo encenderme de una manera
que no creí que fuera posible.
El beso se volvió cada vez más intenso que rozaba lo agresivo, me enloquecía
él, su sabor o el calor que su cuerpo emanaba sobre el mío.
Le quité con fuerza su jersey y pasé mis manos sobre su espalda, que sudaba e
imitó mi movimiento, quitándome el suéter, pero dejando la bufanda intacta

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


en su lugar. Sentí su mano sobre mi miembro duro y gemí, yo sudaba por todo
y por nada. Mis nervios se habían desvanecido por completo. Sentí que se
movía retirándose los jeans y luego tiró de los míos, haciéndome levantar y
nuestras bocas se encontraron de nuevo. Era increíble esa sensación que
parecía tan ajena a mí, tan fuera de lo real, pero a la vez tan bien que sentía
que moría en vida.
Él tomó mi mano y la acercó a su miembro, lo agarré a la vez de la tela de su
ropa interior. Estaba duro, tanto que quería probarlo. Le quité lo que lo
cubría, me agaché y lo introduje por completo en mi boca. Se me dificultaba
un poco porque no veía nada, pero aun así no quería parar. Cada vez que me
movía y lo escuchaba gemir, sentía que yo podría acabar en cualquier
momento, es que de solo escucharlo gemir diciendo mi nombre… me hizo
girar, me quitó la ropa interior y sentí su lengua recorrer mi entrada. Dios,
esto se sentía tan jodidamente bien… luego de unos segundos, sentí su
miembro en mi entrada. Me apoyé sobre la cama para no caerme.
- Tommy, ¿estás seguro de que quieres hacer esto conmigo? – Me preguntó
nervioso. ¿Lo decía en serio? ¿así como me tenía aún tenía dudas?
- Hazlo ya, por favor. -De inmediato sentí como entró. Me dolió más de lo que
creía, tanto que solté un grito y con mis manos apreté unas almohadas que
estaban cerca. Dolía mucho, pero a la vez se sentía tan bien… siguió con
movimientos rápidos y profundos, y me faltaba el aire, me costaba respirar,
era una dulce tortura que no quería que acabara jamás. Me hizo girar de
nuevo y entró en un solo movimiento, grité y sus movimientos se hicieron más
apresurados, con más ganas, duró así una eternidad y un remolino de
emociones estallaron dentro de mí, perdí la respiración y sentí como todo en
mí se relajaba, no tardó Jason en correrse también.
Me tumbé sobre la cama y él se recostó a mi lado. Me quitó la bufanda y por
fin lo miré. Tenía el rostro enrojecido por completo y su cabello sudoroso caía
por su frente, apenas estaba recobrando la respiración, se escuchaba agitado.
Me miró sonriendo y bajé la mirada, volvieron los nervios, la inseguridad,
todo. ¿Será que esto que hicimos fue lo correcto? ¿estuvo bien? ¿qué pasará
si lo nuestro no funciona? Un mar de dudas inundó mi mente en ese
momento y no sé a qué se debía tanta inseguridad, llegué a sentirme en cierto

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


punto, vulnerable, débil y que pensé que podría perderlo todo en instantes. Lo
bien que me sentía se esfumó por completo y sentí un nudo en la garganta,
esto no estuvo bien. Nuestra amistad se fue por un caño esta noche y ya no
había vuelta atrás, se arruinó todo.
- Tommy… mi Tommy. -Me dijo mientras me acurrucaba hacia él y me daba
besos tiernos en las mejillas. – No puedes imaginarte lo bien que me siento
ahora, me has hecho muy feliz hoy.
- ¿Podemos irnos? Me molesta un poco este lugar. – Asintió mirándome
extraño y luego nos vestimos.
Salimos de ahí, él se veía contento, fresco y hasta parecía otra persona, se veía
feliz, muy feliz y yo deseaba verme así también, pero me sentía muy mal. No
me entiendo, ¿qué me sucede? ¿por qué me siento tan mal de repente?
Debería estar más feliz que nunca, pero estaba que me echaba a llorar. Me
sentía arrepentido de haber hecho esto, es que no debía. Odio sentirme así
otra vez, creo que todo se debe a esto… me enamoré de Jason, no había
vuelta atrás y cuando me siento así por alguien, me vuelvo muy vulnerable,
todo me afecta y en verdad no quisiera que me rompieran el corazón de
nuevo. Siempre soy yo el que sale lastimado. Todo se resume a eso, no quiero
sentirme así de nuevo por alguien, es horrible. Los peores momentos de mi
vida los he vivido estando enamorado y ahora me sucedía de nuevo.
- ¿Dónde estaban que tardaron una hora en aparecer? – Nos dijo Vero con su
sonrisa de malicia. Traía agarrado de la mano al rubio, quién se veía extraño,
tenía las pupilas dilatadas y no dejaba de reírse, creo que está colocado y ella,
ebria, eso quiere decir que me tocará recogerla mañana en el césped de la
casa.
- No sé, tal vez donde tú irás ahorita con este chico. – Le dijo Jason entre risas
señalándole a su acompañante.
- ¡Qué viva el amor! Y a ustedes los amo mucho. – Nos dijo y arrastró a ese
chico hasta las habitaciones de donde veníamos. Vi a Luciano a lo lejos, se veía
ebrio también porque no dejaba de reírse con los chicos con quién estaba, al
parecer Vero y él han tenido una buena noche.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Hablé poco con Jason desde que salimos. Nos sentamos en la barra y él pidió
un par de cócteles, no me apetecía ni eso. No lo miraba, solo quería irme,
enterrar mi cabeza en mi almohada y odiarme por sentirme de esta manera.
- Tommy… - Se puso de pie en frente de mí y apoyó sus manos sobre mis
piernas. - ¿Te sucede algo o te lastimé? Noto que estás extraño y no sé por
qué es, si te lastime o estás adolorido, lo siento… no era esa mi intención.
- No es nada de eso, no pasa nada. Sólo quiero irme a dormir. - Él asintió, por
su mirada supe que él sabía que yo no estaba bien. - Te veo mañana.
- No te vayas, quédate conmigo…
Lo miré de reojo y salí, dejándolo atrás y caminé rápidamente hasta la casa.
A la mañana siguiente desperté temprano, más de lo usual porque escuché
ruidos que provenían del primer piso. A medida que caminaba escuchaba
como si se estuvieran cayendo los platos de la cocina o las botellas de los
estantes. Bajé adormilado y vi a un grupo grande de personas adentro, a la
mayoría nunca los había visto. Los únicos conocidos que vi fueron las chicas
del recinto y al chico que acompañó a Vero en la noche, este estaba dormido
sobre el sofá de la sala y unos chicos bastante jóvenes, como de dieciocho
años, le pintaban garabatos en el rostro con marcadores. Verónica estaba
dormida junto a él, estaba despeinada y el lápiz labial que traía estaba corrido
sobre su rostro y no tenía zapatos puestos.
¿Qué sucedió anoche mientras yo dormía? Del otro lado de la sala había unos
chicos jugando póker, mientras que otros jugaban como a beisbol, pero en vez
de pelota, arrojaban botellas, de ahí el ruido. Hasta vi a Vince, hablaba con
una chica junto a la cocina y Luciano estaba de pie junto a la puerta invitando
a pasar a más personas que llegaban. Hasta tenían música puesta y era la que
siempre ponen aquí o no sé si es que es la única que conocen, música gótica.
- ¿Qué demonios sucede? – Le dije a Luciano al oído. Olía a alcohol, tanto que
era incómodo. No me gustan las fiestas, o bueno, no en el lugar en que vivo
porque queda todo hecho un desastre y ellos no me ayudan a poner las cosas
en su lugar después. Además, ¿una fiesta a las seis de la mañana? – Saca a
esta gente de aquí o vamos a tener problemas, es en serio.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No puedo hacerlo, me quedó muy mona la fiesta, por favor… – Me dijo con
voz de culpa.
- ¡Ya se despertó el invitado que faltaba! Mi favorito. – Dijo Vince mientras se
acercaba a mí, me abrazó fuertemente por los hombros y todos nos voltearon
a ver. Lo hizo tan fuerte que me dolió, esto no era fraternal, era una amenaza.
– Esta es la fiesta de su iniciación. Pensamos hacerla mucho tiempo antes,
pero luego noté que uno de los nuevos se estaba ligando a mí chico. ¿Pueden
creerlo muchachos? – Gritó él y ellos gritaron un rotundo no en respuesta. – Y
eso que pensábamos hacer una excepción con ustedes, no solemos dejar que
entren desconocidos a nuestros aposentos y por ustedes, cambiamos las
reglas y, ¿así nos pagas?
- No me acosté con Colin si eso crees, sino pregúntale. Conmigo no lo hizo,
pero estoy seguro de que con muchos de los presentes sí. – Me apretó
fuertemente del cuello y todos se alteraron. Lo empujé alejándolo de mí, ¿así
que a esto se debía todo? ¿a sus celos?
- No toleras una broma, deberías ser más alegre. – Me dio una palmada en la
espalda, me lanzó una mirada tétrica y se fue a beber unas cervezas en
nuestra sala con un grupo de chicos. Esto no fue una broma, lo sé, es el
principio de una rivalidad.
- Que linda te quedó la fiesta con ese psicópata de allá. – Le dije a Luciano y
subí a mi habitación.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


16. Una fiesta con muchas intenciones.
Tommy’s POV
Qué día más molesto, estuve enojado todo el tiempo. Estas personas habían
hecho un desastre la casa que yo mantenía organizada. Había comida regada
por todas partes, al igual que licor barato, latas de cerveza y empaques de
frituras. Cada vez llegaban más y más personas, eran cerca de las tres de la
tarde y no me imaginaba como sería todo en la noche si se seguía llenando de
esta manera. Ya no cabía ni un alfiler aquí. Hasta por fuera estaba llenísimo,
había muchas motocicletas estacionadas y unos autos, así como tipos afuera
hablando, fumando hierba o jugando fútbol americano en nuestro césped.
Asesinaré a Luciano esta noche.
Los esfuerzos por sacar a ese montón de vagabundos de mi casa fueron
inútiles, eran demasiados. Así que no tuve otra opción más que resignarme,
me senté en la sala a ver cómo destrozaban todo. La única parte de la casa
que pude mantener en orden fue mi habitación ya que la encerré con llave. Si
no, habría una orgía en mi cuarto ahora mismo porque he visto que muchos
han ido a follar a la habitación de Luciano o a la de Vero cuando ella no está
ahí, porque se la ha pasado todo el día encerrada con Mike, así se llamaba el
rubio del club. Sé qué tipo de cosas ha estado haciendo todo el día ahí porque
las veces que he subido a cerciorarme de que mi habitación siga cerrada, he
escuchado sus fuertes gemidos y bueno, eso no me incomoda porque no es la
primera vez que la escucho en eso. Ella siempre ha sido así, se folla al que
venga y cambió un tiempo cuando se volvió mormona, pero ya volvió a ser la
misma de antes.
No he hablado con Jason en todo el día. Lo vi alrededor de las once de la
mañana comiendo algo en la cocina, hablaba con las chicas del recinto y no
quise acercarme. No estaba de buen humor y no quería dañarle el rato.
Sé que anoche reaccioné como no debía, él no hizo nada mal. Por el contrario,
me trató muy bien y, aun así, me fui dejándolo solo y después de nuestra
primera vez juntos… debo hablar con él, pero será cuando se acabe este
desastre porque estoy muy de malas ahora y no quiero hablarle en este
estado. Todo por mis malditos miedos, es que si me vuelven a lastimar una

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


vez más… por dios, ¿qué estoy diciendo? Es Jason, no Esteban. Debo dejar de
compararlos. Jason no me haría daño.
- Dulzura, ¿qué haces tan solito? – Me dijo una chica bastante desgarbada
mientras se sentaba encima de mí, yo estaba en la sala tratando de leer algo
para tranquilizarme, pero todo parecía empeorar. ¿Acaso yo tenía cara de
querer follarme a una prostituta ahora? – Si quieres puedes venir conmigo a…
- Bájate. – Le dije seriamente y ella me miró mal. Se sentó a mi lado en el sillón
y encendió un cigarrillo.
- ¿Quieres uno? A ver si así te relajas, te vez estresado bombón. No cobro
mucho si es lo que crees.
No le respondí, estaba a punto de perder la paciencia y no era precisamente
por ella, era por todo aquí. Me sentía amenazado, Vince me veía todo el
tiempo de reojo mientras hablaba con las chicas que llegaban, no intentaba ni
siquiera disimular un poco, era evidente y creo que lo hacía con intención. Es
un imbécil, no tengo duda de eso. Espero que no intente hacerme daño, no sé
de qué son capaces estas personas de aquí y tengo muchas dudas, ¿era acaso
posible que todos fueran tan hospitalarios? Porque todos los que estaban aquí
eran demasiado amigables, me sonreían todo el tiempo y eso no me parecía
real. ¿Qué es lo que no sé? Hay varias cosas que debo aclarar y no sé cómo,
¿Quiénes o qué son los Astaroth? ¿qué sucede en el quinto nivel? ¿qué es el
pabellón de los caídos o por qué lleva ese nombre? ¿dónde está Zeus que
nunca lo he podido ver?
Transcurrió el resto de la tarde y cayó la noche, eran pasadas las ocho de la
noche y aun cuando pensé que era imposible, llegaron más personas. Tanto
que la calle afuera de nuestra casa, estaba repleta de gente. ¿Cómo se
enteraron de que aquí hay una fiesta? ¿o por qué todos decidieron venir?
Luciano y Vero me decían que es porque consiguieron amigos, que son
populares y cosas así, pero esto no me resultaba convincente. ¿Cómo es que
en una noche conocieron a tantas personas? Tengo un mal presentimiento
sobre este lugar, ya no me resultaba tan agradable como en las primeras
semanas y además porque sucedió algo muy extraño.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Cuando salí a la entrada de la casa a ver qué tan llena estaba nuestra calle, vi a
un hombre de pie en medio de la multitud que me miraba fijamente. Tenía un
aspecto un poco similar a los Astaroth, pero había algo en él que me helaba la
sangre. Era más alto que ellos, mucho más alto. Podía medir un poco más de
dos metros y tenía sus manos tras su espalda, no sé qué ocultaba, pero no las
dejó a la vista ni un instante. Sus ojos estaban ennegrecidos por completo,
¿estaré alucinando? Me quedé petrificado al ver sus ojos, nunca me había
sentido de esta manera. Escuché ruidos detrás de mí, eran unas chicas que
estaban ebrias y las miré solo un par de segundos, luego regresé mi vista hacia
él, bajó un poco la cabeza y sonrió mirándome fijamente, esa sonrisa tan
tétrica fue la punta del risco, me aterré por completo y giré, entré
rápidamente a la casa. Yo sudaba de los nervios, mis manos temblaban y mi
corazón se quería salir de mi pecho, ¿qué demonios fue eso?
Caminé hasta la cocina, quería beber agua y pensar, ¿será que estoy
perdiendo la cabeza? ¿eso que vi fue real? Saqué una botella de agua de la
despensa y vi a Colin, se acercó al verme. Estaba vestido de mujer, llevaba un
largo vestido blanco, lucía antiguo por lo amplio que era. Llevaba numerosas
joyas, su peluca rubia y maquillaje. Se veía muy bien.
- Tommy…
- Bonito atuendo. – Sonrió al escucharme y yo también.
- Quería disculparme por mi escena del otro día, no estaba en mis cabales y
sobreactué, lo siento mucho. No haré algo así de nuevo y menos en público,
no estuvo bien. – Me dijo y se oía sincero. No me apetecía discutir con él y si
en lo posible podía llevarme bien con él, trataría de que así fuera.
Independiente de lo que sucedió antes.
- Está bien, no pasó nada. ¿Por qué viniste vestido así?
- Pues al parecer todos quieren más a la reina que a mí. No lo había notado,
pero me han sucedido cosas muy extrañas últimamente. Me siento
perseguido, cada vez que salgo de la casa de mi padre, hay gente afuera
escondida tras los arboles observándome y esto se ha hecho muy frecuente.
Nada más te mencionaré que ayer, salí a buscar un encargo en la biblioteca
principal del centro y cuando llegué a esta, me impidieron el acceso. Al

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


parecer me habían vetado y así fue con cada lugar en que traté ingresar. Sé
que no he actuado bien en mi vida, he hecho cosas fuera de lugar, pero,
¿merezco que todos me odien?
- Colin, no creo que todos te odien, no hay motivos para que alguien tenga
tanto rencor hacia ti. – Le dije y por como hablaba, más la expresión en su
rostro, noté que en verdad estaba preocupado. No hablaba como siempre, ni
se veía tan fresco y alegre. Estaba aterrado, al igual que yo hace unos
instantes. Me abrazó, creo que lo hizo para tranquilizarse, se veía muy mal.
- Tommy, sí me odian. Los he escuchado hablar mal de mí a mis espaldas,
murmuraciones de todo tipo y sus miradas son… terribles, de hecho, mi padre
me ha estado evitando, me retiró de mi cargo y esto solo puede significar una
cosa.
- ¿Qué cosa?
- Temo que me destierre. Sé que no sabes bien de que te estoy hablando,
pero es que… las estoy pasando muy mal y no puedo explicarte ahora con
todas estas personas aquí. He pensado que debería irme, pero, ¿salir de aquí?
¿dónde podría ir que mi padre no me encontrara?
- Te ayudaré a pensar en algo, no te preocupes por eso. Tengo una duda y sé
que tú me la puedes aclarar, estás personas aquí, ¿por qué verdaderamente
están? No creo que sea para darnos una alegre bienvenida, es que… por dios,
hace más de cuatro meses que llegamos aquí.
- No deberían haber venido ustedes aquí en primer lugar. Piensen más bien en
la forma de salir rápido de aquí antes de que les suceda lo peor.
- ¿Qué podría ser lo peor?
- Pues… - En ese momento llegó Vince, agarró a Colin del brazo y se lo llevó
tras él, se veía muy enojado. Creo que verlo hablando conmigo empeoró todo.
¿Será que planean hacerle algo? ¿estará conectado con lo que sucedió hoy?
¿por qué ponerse en contra de Colin? Sé que el ha tenido muchos encuentros
con chicos de aquí y me imagino que estos no han terminado bien, pero,
¿hacerle daño solo por eso? ¿o hay algo más?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Fui a la sala para recoger el libro que estuve leyendo en la tarde y vi a Jason,
estaba sentado junto a Mike y un par de chicas. ¿Debería hablarle ahora? ¿o
sería muy impertinente? Me avergüenza interrumpir conversaciones ajenas y
más cuando hay personas con las que nunca he hablado. Lo pensé unos
segundos y no… no podría hablarle delante de esas personas. Odio ser tan
tímido… entonces caminé lo más normal que pude, me acerqué a ellos y tomé
el libro que estaba sobre la mesita sobre la cual tenían los zapatos montados.
Jason me miró y desvió rápidamente la mirada.
Está enojado conmigo.
Creo que con mi actitud no he hecho más que empeorar las cosas y sí, sé que
estoy actuando mal, debería hablar con él ahora, pero no puedo ni siquiera
pronunciar ni una silaba completa sin que me invadan los nervios, no soporto
hablar con personas que no conozco y más si están en grupo, porque todos
voltearían a verme y sus ojos puestos todos en mí… no lo puedo tolerar. ¿Qué
estará pensando Jason ahora? Seguro creerá que ya no quiero estar con él o
que no me gustó lo que sucedió entre nosotros, nada más alejado de la
realidad. Quiero abrazarlo y que el me abrace a mí, quiero acariciar su rostro,
también sus manos y su cabello largo que me gusta tanto, quiero besarlo y
quiero que sea solo para mí esta noche, pero soy demasiado retraído, tonto y
molesto. Él debe estarme odiando ahora mismo y solo hay una forma de
hablar con él sin tener que acercarme a su grupo de amigos.
Busqué por toda la casa a Luciano o a Verónica, hasta que encontré a Luciano
en el patio trasero, estaba sentado junto a una chica que, para mi desgracia,
no conocía. ¿Se la estará ligando? Por la forma en que la miraba y ella a él,
parecían gustarse. ¿Terminó con Katia y no nos dijo nada? No le hablé porque
primero, interrumpiría su momento con esa chica y segundo, ella es una
desconocida.
No tuve más opción que buscar a Verónica y no la encontraba por ningún
lado. No estaba en su habitación, ni en la sala o cocina, así que la busqué en la
calle y la vi a lo lejos, estaba cerca de la esquina junto a unas personas que no
conozco. ¿El mundo está en mi contra hoy? Le hice señas para que se acercara
a mí.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Qué sucede Tommy? Ven conmigo, te presentaré a las mejores personas
del universo entero y sus galaxias cercanas, ¡todos son tan sensuales aquí!
¡míralos bien! – Estaba más alegre de lo usual, eso quiere decir que aún está
ebria. No entiendo cómo puede soportar beber dos días sin detenerse. Si yo
hiciera algo así, terminaría con un coma etílico.
- Otro día los conoceré Vero. Necesito tu ayuda.
Le expliqué lo que sucedió y ella feliz, accedió a decirle a Jason que fuera a mi
habitación. Era la única forma de hablar con él porque no puedo esperar a que
se acabe esta fiesta, no sé cuándo será y entre más tiempo pase, será peor y
puede que ya no quiera verme. No llevamos nada aún y ya estoy metiendo la
pata. Regresé a la casa y subí a mi habitación, debía esperar a que el viniera, o
bueno, si es que quiere hacerlo porque si no lo hace… no sé qué podría hacer.
¡No quiero perderlo por mi timidez!
Esperé por varios minutos, estaba nervioso y, sobre todo, impaciente. Me
hacía la misma pregunta una y otra vez en la mente: ¿Vendrá o no vendrá? ¿y
si accede a venir a verme y estando acá me manda a la mierda? Dios, dios,
dios… repito mucho esto y sé que no soy creyente, pero esta palabra me la
pegó mi madre en mi infancia y ahora no podía dejar de decirla sobre todo
cuando estoy preocupado por algo, en este caso, alguien.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


17. Grandes momentos.
Tommy’s POV
Another hero, another mindless crime, behind the curtain, in the pantomime.
Hold the line, does anybody want to take it anymore.
The show must go on. The show must go on, inside my heart is breaking, my
make-up may be flaking but my smile, still stays on. Whatever happens, i'll
leave it all to chance. Another heartache, another failed romance…

Sonaba esa canción mientras esperaba. Queen, ese jodido mejor grupo que
todos lo que hayan existido. No sé si era la canción, los nervios o la ansiedad,
pero me sentía fatal.
Varias noches me sentaba en la mesa de la sala, papá traía una baraja de
cartas y junto a mamá, jugamos por horas. Él ponía álbum, tras álbum de esa
banda y con el tiempo, llegué a disfrutar tanto su música que era lo único que
tenía en mi iPod. Another one bites the dust… cada vez más los extrañaba.

Esperé varios minutos, se me hacía eterno y entre más tiempo pasaba, más
estaba seguro de que no vendría. Entonces me puse de pie, debía bajar e
intentar acercarme a él como fuera. Abrí la puerta y en ese momento, lo vi de
pie frente a mí. De inmediato los nervios me dominaron y no pude mirarlo a
los ojos.
- Pensé que no vendrías… - Le dije y lo miraba por instantes antes de desviar la
mirada de nuevo. Mirarlo fijamente sería catastrófico para mí.
- Pues no lo sé, no debería venir, ¿no es así? Pensaste que fue un error lo que
sucedió entre nosotros, me llamas para terminar conmigo. Si es así, hazlo
rápido y sin rodeos, porque la forma en que lo digas no cambiará como me
voy a sentir, así que evita el discurso de que nos va mejor como mejores
amigos.
- No te llamaba para eso. Claro que quiero estar contigo Jason, te quiero en
serio.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¡No! No es así. – Me dijo alterado. – Te vi con Colin ahorita… estabas
confundido antes, ¿será que a quién quiero es a Jason o a Colin? Te acostaste
conmigo y aclaraste que a quién querías es a él. Por eso no pasaron ni veinte
minutos de que habías estado conmigo, cuando ya estabas desesperado por
irte. Ni por decencia te quedaste conmigo un rato al menos.
- Jason…
- Me da igual, no te quiero tanto de todas formas. Dos folladas con cualquier
chica y listo, te superé. – Me dijo y mis ojos se aguaron de inmediato, me sentí
muy mal al escucharlo decir eso. ¿No era cierto que me quería tanto?
- ¿No me quieres tanto? ¿para esto me enamoré de ti?
Me miró sorprendido y salí de la habitación. Caminé por el pasillo, pero él me
tomó por detrás del brazo, me hizo detenerme.
- No te entiendo, ¿tú te entiendes? – Secó mis lagrimas con sus manos y me
besó, sin importarle las personas que nos rodeaban. - ¿Te enamoraste de mí?
- Sí… me di cuenta cuando estuve contigo. Por eso mismo hui, me abrumaba
sentirme así por alguien. Sabes que soy tonto y demasiado sentimental, no
quería verme en esa posición de nuevo, pero no pude. Sí me enamoré de ti y
pensaba que tú también lo estabas de mí.
- Lo estoy, siento haber dicho eso. Estaba molesto e imaginándome lo peor,
creí que me harías a un lado y que te irías con Colin.
- Estoy contigo Jason. – Tomé valor y lo abracé. El me rodeó con sus brazos y
sentí su olor, me gustaba mucho. Podría quedarme aquí para siempre.
- ¿No te irás de nuevo? – Me preguntó mientras me besaba, negué con la
cabeza y lo besé, cómo necesitaba esto… en verdad él es lo único que necesito
ahora, lo único para estar bien. Esto es lo que a mí vida le hacía falta y no
pienso perderlo por nada. – Ven, bajemos.
Nos sentamos junto a sus amigos, hablé muy poco porque tenía nervios, pero
de igual forma no me molestó estar con ellos. Jason no dejó de abrazarme en
el resto de la noche. No le avergonzó decirles que yo era su novio y eso me
sorprendió. Decir que salgo con él no sería un problema para mí porque las

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


personas que me conocen saben de mi orientación, pero él siempre ha salido
con chicas y aún así no le avergonzó decir que está conmigo. Eso realmente
me gustó, está feliz de salir conmigo. Si sigue de esta manera, fácilmente
perderé la cabeza por él.

Jason’s POV
- Ayúdalo a ir al baño o vomitará delante de todos. – Me dijo Crystal
señalando a Mike, quién había bebido hasta que alcanzó su límite. Al parecer
soy el saca borrachos de aquí porque me ha tocado sacar a seis hoy y eso que
aún no ha amanecido. Tommy estuvo con nosotros toda la noche y esto es un
logro en él porque sé lo mucho que le cuesta hablar con personas que no son
de su círculo social, pero aún así accedió. Sé que lo hizo porque yo se lo pedí y
le agradecí por eso.
Realmente descansé al hablar con el la noche anterior, me había imaginado lo
peor. Creí que no le había gustado la noche que pasó conmigo. Que el se
marchara después de estar conmigo, me afectó bastante porque para mí eso
fue algo muy especial. Lo mejor que me pudo pasar en la vida, mi primera vez
con Tommy… fue maravilloso y ahora sabía porque se fue. Debí imaginar que
tendría miedo al sentirse de esa manera. Cuando el salió con Esteban la pasó
muy mal, él lo lastimó una y otra vez, hasta que llegó a un límite en que logró
destrozarlo por completo. La paliza que le di no fue suficiente, es que de solo
recordar su rostro me dan ganas de ir de nuevo a terminar lo que empecé.
Tommy lloró por él por casi seis meses y me juró que nunca más se iba a
enamorar de alguien, era lógico que cuando esto le sucediera de nuevo, iba a
pensar que lo que le pasó con Esteban, se iba a repetir, pero yo jamás le haría
las cosas que él le hizo. Quiero hacerlo feliz. Por fin salgo con Tommy y por
eso estoy tan jodidamente feliz, debo parecer retrasado o algo que se le
asimile a eso, pero no me importa. Esto es lo que siempre he esperado.
Poco antes de las cinco de la mañana, Tommy se fue a dormir y yo me quedé
con los chicos un rato porque planeaba hacer algo. Esta estúpida fiesta que
planeó Luciano para intentar hacerse popular ya me hartó, es hora de sacar la
basura.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Más de la mitad de las personas que habían venido, se habían ido a sus casas
hace mucho porque estaban demasiado ebrios o porque llevaron a algún
amigo suyo ebrio a su destino. Quedaban solo unas treinta personas más o
menos y vi que estaban comprando más licor, eso quiere decir que planean
continuar con la fiesta. Les dije a mis amigos cortésmente que se retiraran,
que descansaran un rato. Entonces subí al segundo piso y saqué a un grupo
como de seis chicos a patadas, los obligué. Bajé y saqué la escopeta de
emergencias de Tommy, desde que lo conozco la tiene para futuras
eventualidades. Esto es una. A tiros, saqué a todos de nuestra casa. Espero
que no vuelvan o esta vez los tiros no serán al aire.
Qué divertido es amenazar gente, hace tanto que no lo hacía.
Aseguré las puertas y las ventanas, por ningún lado entrarán ese montón de
mequetrefes, ya luego ajustaría cuentas con el estúpido de Luciano. Subí a mi
habitación y antes de entrar a esta me detuve. Fui en dirección a la de
Tommy, entré, cerré la puerta y me acosté junto a él.
Lo observé unos segundos mientras dormía.

Tommy’s POV
Me levanté alterado al escuchar el sonido del teléfono de Jason. Al parecer
vino a dormir conmigo, sonreí al verlo.
- ¿Qué? – Contestó de mala gana, estaba despeinado y no había abierto los
ojos. No sé quién era, pero se sobresaltó al escuchar la voz de esa persona.
Después de unos minutos colgó.
- ¿Quién era? ¿pasó algo?
- Era el jefe, tenemos ocho días para enviarle el reporte de los doce capítulos
ya corregidos y también el artículo para la revista de la universidad. Estamos
atrasados, está que se lo lleva el diablo. ¿Hasta cuándo era el plazo?
- Era para el treinta de abril y hoy es veinticinco de mayo, tiene razón. Si no lo
hacemos para el plazo que puso nos crucifica delante de todos. Iré a Levantar
a Luciano y a Vero. – Me iba a levantar, pero me detuve, me acerqué a él.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Inhalé profundamente y le di un beso en la mejilla. Se sonrojó y me abrazó
fuertemente haciéndome acostar bocarriba. Nos quedamos unos minutos
riéndonos en la cama, no me dejaba levantar atacándome a cosquillas.
Cuando al fin me liberé, caminé hasta la habitación de Vero y Luciano. La de
Verónica, estaba hecha un desastre. La puerta para ingresar, no sé cómo, pero
estaba partida horizontalmente. Los pedazos quedaron colgando del marco y
otros estaban regados cubriendo la alfombra de su habitación. Le faltaban la
mayoría de sus pertenencias, cómo su televisión gigante de 56 pulgadas, el
estuche donde guarda sus numerosas joyas, porque tiene muchas, habían
saqueado su armario porque este siempre estuvo repleto y hoy estaba casi
vacío. Cuando aparezca y vea este desastre, le dará un infarto que la dejará en
coma permanente. Sé cuánto aprecia sus cosas, por eso no quería que
vinieran desconocidos.
Fui a la habitación de Luciano y noté que también le habían hurtado varias
cosas. Su televisión, su MacBook, el póster gigante de la banda Kiss y su
consola de videojuegos. Me dolió mucho ver que no estaba su consola, la
tiene desde hace años y pasamos muy buenos momentos ahí. Siempre nos
reuníamos en su habitación a jugar Resident Evil y terminábamos peleando, o
riéndonos, depende del ánimo del momento. Quién más jugó ahí fue sin duda,
Jason. Estaba ahí metido día y noche, se perdía por horas y realmente la
disfrutaba. Morirán al ver que desapareció.
Bajé y busqué por toda la casa a Luciano y a Verónica, pero no los vi por
ningún lado. ¿Dónde estarán metidos? De Vero esto suele esperarse, pero no
de él. Luciano jamás se había desaparecido una noche entera, es muy
miedoso y conspirador, cree que todos siempre quieren robarlo. Me imagino
que deben estar con sus “nuevos amigos”, en quiénes no confío.
Lo que sí me percaté es del desastre de proporciones astronómicas en lo que
había quedado nuestra casa. Abajo no habían saqueado nada, al parecer fue
solo en sus habitaciones que eran en las que menos había gente y se podía
hurtar con facilidad. Pero así mismo el desorden era terrible, había botellas
por todas partes, bolsas de plástico, frituras regadas, platos y vasos rotos en la
cocina. Había un líquido de color Vinotinto regado en la alfombra, pero no era

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sangre, olía dulce y era pegajoso. En la entrada el desastre era igual, así como
en el patio.
No podría ni comer un plato de cereal viendo ese desorden, no lo tolero, así
que empecé a recoger todo. Así me quede sin columna, pero dejaré todo
como estaba. Recogí todas las botellas que estaban por fuera de la casa,
también los restos de comida y papel higiénico que habían enrollado en el
buzón y en las ventanas. Hice lo mismo en el patio. Tuve que comprar decenas
de bolsas para tirar todo. Recogí los restos de vidrio que estaban en la cocina
con cuidado, así como las botellas, pizza, pedazos de carne y galletas, latas de
cerveza y preservativos, esto último me asqueó. Desinfecté todo con varios
productos y pasé la aspiradora. Malditos todos, cómo los odio en este
momento.
Terminé de limpiar todo pasado el mediodía, Jason aún no se levantaba, así
que pedí de comer porque estaba muy agotado como para tener que preparar
algo ahora.
Me duché rápidamente y me vestí, procurando no hacer ruido para no
levantar a Jason, sé que se durmió tarde y debe estar cansado.
Bajé y empecé a adelantar lo que pude de nuestro trabajo. Corregí las faltas
ortográficas de los primeros capítulos, anexé la información nueva y demás
detalles. Organicé un cronograma para que pudiéramos terminar todo a
tiempo. Deberíamos ir a fotografiar por lo menos cuatro días esta semana las
cosas que hemos mencionado en el libro, desde el túnel, la casa de Zeus hasta
los Astaroth si es que consigo verlos. Debo contarle a Jason sobre ellos.
Debemos dividir el trabajo y si trabajamos sin perder ningún día, enviaremos
el escrito a tiempo o regresaremos en ataúdes a nuestra ciudad, nuestro jefe
nos haría polvo.
Transcurrieron varias horas en que adelanté lo que pude. Aún no había restos
de Vero o Luciano, quién sabe dónde habrán amanecido tirados. Si cae la
noche y no han regresado, me tocará ir por ellos. Empecé a pensar en lo que
me dijo Colin ayer, creo que quiso advertirme sobre un peligro inminente que
se acercaba a nosotros o al menos eso fue lo que escuché, ¿a qué se referirá?
¿será cierto? Aquí suceden tantas cosas extrañas que parecen no tener

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


relación alguna, pero la deben tener. Se trata de unir las diferentes piezas y
armar el rompecabezas por completo, ¿me gustará el resultado final de este?
Primero está el hecho de que las personas son extrañas, tanto en su forma de
vestirse, como en sus personalidades similares. Usan máscaras en ciertas
horas y tienen un reciento de lo más extraño subterráneo, que tiene un
letrero afuera que no sé que traduce. Ahí también hay varios niveles y está el
pabellón de los caídos. Lo curioso de esto es que están en un laberinto, que no
sé quién o qué lo construyó. Luego aparecen estos dos misteriosos hombres
de aspectos tétricos que se llaman los Astaroth que parecen ser justicieros del
inframundo, similares al tipo macabro que me observó durante la fiesta. Creo
que la pieza más importante del rompecabezas sería Zeus, Colin y hasta Vince.
Tengo el presentimiento de que ellos ocultan más cosas de las que podría
imaginar, sobre todo Vince, aparenta ser un buen tipo, pero no creo que esta
fachada sea cierta. Aunque Zeus… no sabemos nada de él, no lo hemos visto y
ni sabemos cómo luce, pero ciertamente él es la clave de este lugar.
Entonces anoté todos sus nombres en un tablero que tenemos para trabajar,
junto a las fotos que hemos podido sacar hasta ahora y lo que sabíamos de
cada uno de ellos, así como los lugares. Debemos hallar la relación de todo
para descubrir el enigma de este lugar. La historia que me contó Colin tiene
muchos huecos, no explica muchas cosas y creo que es hora de relatarles esto
a los chicos para que podamos avanzar. Hay demasiada historia aquí que debe
ser relatada al mundo, ya no pueden mantener más el misterio de esta mística
ciudad y menos ahuyentar a las personas. Si hacen sacrificios o atrocidades de
este tipo, esto debe saberse.
Dejé de mirar los miles de papeles que tenía regados en la alfombra cuando vi
a Jason sentarse cerca, me miró entrecerrando los ojos. Tenía puesta una
sudadera gris, unos pantalones oscuros y unos calcetines blancos. Tenía la caja
de cereal y como buen animal que es, los comía con las manos en vez de
servirse en un plato como una persona civilizada.
- No me regañes. – Me miraba con satisfacción mientras masticaba. Él sabía
cuánto detestaba verlo comiendo de esa forma, siempre traté de que se le
quitara la costumbre de comer todo de esa manera, odia los cubiertos y no

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


entiendo por qué. – Hoy no me alimentaste, así que debo comer lo que
encuentre o verás mi bello cadáver mañana.
- Te guardé comida, está en la mesa. Ni te molestas en preguntar.
Literalmente, sus ojos brillaron al escuchar que le guardé de comer. Siempre
suele levantarse como si llevara tres días sin comer. No tardó en devorarse lo
que le serví y luego se comió un enorme helado de frambuesa que yo había
preparado hace unos días.
- Qué rico te quedan los helados, deberías ser una señora. – Lo fulminé con la
mirada y él disfrutó verme molesto. Se sentó a mi lado en el mueble. – Es
domingo por la mañana y en vez de estar bebiendo, ¿estás trabajando?
- Primero que todo, son las cuatro de la tarde y segundo, si no terminamos
esto, nos correrán a todos. ¿No recuerdas que te llamó el jefe?
- Creí que había sido una horrible pesadilla.
- Debes ayudarme con esto. – Le dije señalándole unas carpetas a medio
editar, me miró con ojos de súplica, sé que odia trabajar acabando de comer,
pero no hay otra opción en este momento. – Lo siento, esto es urgente y no
se puede posponer. En una semana tal vez tengamos más tiempo libre.
- Está bien, en otra época habría inventado una excusa para irme, pero lo haré
solo porque tú me lo pides. Cómo tu novio que soy ahora, debo complacerte
en todo lo que pidas, ¿no es así? – Me miró con lujuria y su acostumbrada
sonrisa de malicia. Introdujo su mano derecha en mis jeans, lo fulminé con la
mirada.
- Jason, luego lo haremos. Debemos concentrarnos. – A regañadientes se
separó un poco y vi que se lamió los dedos. Eso me avergonzó.
- Qué bien sabes. – Dijo entre risas al verme sonrojado.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


18. Vince, ¿es un tipo genuino?
Jason’s POV
Debí haber pasado ese día entero durmiendo, pero no pude hacerlo.
Teníamos toneladas de trabajo acumulado, es que perdimos dos días enteros
por la estupenda fiesta que organizó Luciano junto al freak de Vince. Este tío
raro no me huele nada bien. Por un lado, es divertido, amigable y por lo que
he notado, es una figura autoritaria en el pueblo. Todo lo que dicen, los demás
no tardan en ir a hacerlo con prisa, pero aún así, aparenta ser un buen tipo. El
típico buen ciudadano modelo, el ejemplo a seguir. Pero, por otro lado, he
podido percibir que no es sincero a la hora de hablar, es egoísta e hipócrita.
El primer día de la fiesta en que no me hablé con Tommy, tuve la oportunidad
de conocer muchas personas. Gente interesante, con todo tipo de cualidades
y características muy interesantes, sabía que no podía confiar ciegamente en
estas personas porque vamos, son habitantes de Hades, aún no tenemos nada
claro de este lugar ni de sus habitantes, por eso no me puedo permitir
ablandarme porque podría meterme en apuros después. Por algo escuchamos
antes de venir de varias personas que habían estado aquí, que no confiáramos
en nadie. Por algo juran que jamás volverán, ¿no es así?
Al mediodía estaba con las chicas que conocí en el recinto comiendo algo en la
cocina, también estaba Verónica junto a su nuevo juguete sexual, Mike, quién
es un tipo callado, un poco albino y pues, no tiene mucho carácter, suele
hacer todo lo que ella le pida y se acaban de conocer apenas, pero aún así
creo que es un buen tipo, eso aparenta ser. De repente apareció Vince junto a
sus dos perros falderos, Stefan y Damián, siempre los tiene a ellos detrás
como sus guardaespaldas.
Se sentó a comer con nosotros. Al principio todo iba bien, conversábamos de
tonterías y cosas triviales, pero luego su semblante alegre cambió de repente
cuando Verónica, de buena manera le ofreció un trago de una botella de licor
que estaba cerca. El miró el trago con repugnancia y se enfadó en
sobremanera porque ella le ofreció eso, dijo en palabras textuales: No
consumo baratijas. Todos nos miramos extrañados al ver su actitud tan
ridícula, ¿era necesario que se molestara tanto? Podría haberlo rechazado

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


cortésmente como lo haría cualquier persona del planeta, pero no. Optó por
comportarse como un perfecto imbécil.
Más tarde lo vi en la entrada, yo estaba jugando con mi teléfono sentado
sobre un auto que estaba estacionado en la acera y él estaba detrás de este
creyendo que no había nadie cerca, estaba quejándose de lo “estúpidos” que
podían llegar a ser los vigilantes del primer nivel, o sea Stefan y Damián,
quiénes se suponían que eran sus amigos. Hablaba con Catherine, su hermana
y literalmente, hablaron de muchas personas, refiriéndose a estas como si
fueran inferiores a ellos dos, trataron a todos como si fueran basura que
merecería ser incinerada y pisoteada hasta el cansancio. Pero cuando llegaba
una de estas personas las cuales denigró tanto, actuaba como si no hubiera
dicho nada. Les sonreía y, ¿quién no le creería? Es muy convincente, sabe
actuar a la perfección.
Su actitud empeoró cuando vio llegar a Colin, no sé qué pasaba por su cabeza
hoy, pero llegó vestido de mujer al igual que la primera vez que lo vi. Lo trajo
un tipo en una camioneta antigua y Vince, enojado, caminó hasta él y no tardó
en bajarse cuando esté ya lo estaba gritando. Por la forma en que Colin lo
miraba, se notaba cuánto miedo le tenía a él. No le alzaba la voz y titubeaba al
responderle. Me alteré al ver que lo golpeó fuertemente en el rostro. Colin no
es precisamente un santo de devoción y no me agrada, pero al ver que lo
trataban de esa manera, no pude evitar enojarme. Vince es más alto y más
grueso que él, Colin fácilmente se confunde con una mujer por su cuerpo tan
delgado y, además, no es alto, es de la estatura de Tommy. No estaban a la
par para que él lo tratara así. Me acerqué a ellos.
- Déjalo ya, Vince. – Le dije porque no lo había soltado desde que llegó. Lo
tenía agarrado de los brazos y lo soltó al escucharme. Vi como le dejó la marca
de sus manos en los brazos de Colin.
- No te preocupes, solo hablamos algo. No pasará nada. – Me dijo con un tono
de voz amable, en verdad el merece un óscar en actuación. Es el jodido Robert
De Niro de Hades.
- ¿Por qué no le pegas a alguien de tu tamaño, así como yo? – Le dije y lo
empujé fuertemente. Me incendió con la mirada e intentó empujarme, pero
Stefan y Damián evitaron que empezara una pelea.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Ya nos veremos. – Me dijo Vince.
- Qué miedo me das, cómeme esta mejor. – Le dije, él sonrió y caminó
ingresando a la casa. Miré a Colin, quién lucía confundido por lo que acababa
de suceder.
- ¿Estás bien? – Le pregunté y él me miraba fijamente.
- Sí, gracias por defenderme. Creí que me odiabas.
- No te odio, pero tampoco eres mi persona favorita. – Estalló en risas al
escucharme, lo miré de reojo y me di la vuelta para entrar a la casa, pero el
me detuvo agarrándome del brazo.
- Oye, ¿Jason es tu nombre? – Asentí. – Siento lo que sucedió la otra noche en
el teatro. Me molestó verte con Tommy, quién me había estado evadiendo… y
reaccioné mal. Siempre lo supuse, ¿son más que amigos?
- Ahora estamos saliendo.
- Lo sabía. Igual ya no estoy interesado en él, es un chico muy tierno y creo
que eso fue lo que me atrajo de él en un principio. Ahora me interesa otra
persona. – Me dijo y me miró a los ojos, ¿se me está insinuando? Por su gesto
coqueto es más que lógico que sí. Qué confuso es que un chico vestido de
mujer se me insinúe.
- Bien por ti, que estés bien. – Entré a la casa de inmediato, tratando de evadir
lo que acababa de ocurrir. Si creía que Vince era un freak, Colin lo supera a
kilómetros de distancia. Mejor evito estar cerca de esos dos.
Volviendo a la actualidad, se me hizo muy extraño ver el tablero que Tommy
tenía en la sala de estar, tenía recortes y los nombres de varias personas, pero
los que resaltaban más eran tres nombres en cierto orden: Primero estaba
Zeus y por algún motivo, tenía el nombre de Colin unido con una línea, a este
le seguía el nombre de Vince, luego aparecía Stefan y Damián, luego algo
llamado los Astaroth y el líder. ¿Qué demonios es todo esto? ¿estará
escribiendo una novela nueva? Porque si está escribiendo una novela con un
personaje que se llame Colin y no el mío, arderé de los celos.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Qué se supone que es esto? – Le dije señalándole el tablero. El venía
entrando, eran cerca a las siete de la noche y por esto, traía unas
hamburguesas que él había preparado recién. - ¿Por qué tienes el nombre del
estúpido de Colin anotado ahí? ¿quién es Zeus y los demás?
- No anoté a Colin por lo que estás pensando. – Dijo tranquilamente mientras
acomodaba la comida en la mesita de la sala.
- Entonces dime de una vez porqué. Ver el nombre de un chico que besó a mi
novio en algo suyo no es algo agradable en lo absoluto. Deberías saber que
eres solo mío.
- Jason, debo decirte algo muy importante y es serio, así que siéntate. No
quiero tener secretos contigo. – Hice lo que me pidió y lo miré atento. En
resumen, me contó cosas que, si las hubiera escuchado meses atrás, habría
creído que son fantasías suyas, pero estando aquí, todo es posible. Joder
Colin, creí que eras raro, pero no tanto. Me contó la historia de Zeus, de su
esposa terrenal y lo que le ocurrió a esta, me dijo que Colin era su hijo y, por
ende, tiene habilidades especiales. Hasta me relató que el le habló de cosas
que le habían sucedido con Esteban, no tenía forma de saberlas. Ahora todo
tenía sentido, por eso este es lugar es así. Ya decía yo que no tenía sentido
que aquí todos fueran subnormales, debía haber algo más, pero, ¿Zeus?
Maldición, él existe. Y si el existe quiere decir que los demás dioses como
Poseidón, Gea y los demás, ¿existen también? Me habló de los Astaroth y bien
que no sabía nada de ellos.
Antes de venir nos dijeron muchas veces que aquí hay demonios y dioses, los
demonios son comunes en formas humanas y se confunden con personas
comunes y corrientes, hasta ahora es que llego a pensar en esto como una
posibilidad factible. Eso es lo que deben ser los Astaroth y más el tipo de ojos
negros que lo observó, un ángel o algo bueno no tendría ese aspecto tan
macabro. Qué locura este lugar, pensé que solo sería un lugar lleno de lujuria
y drogas, pero esto ya es otro nivel superior.
Cuando Luciano se entere de esto, se hará en sus pantalones y ahora que me
refiero a él, lo vimos aparecer poco después de que Tommy me había contado
esto. Estaba ojeroso, tenía los ojos enrojecidos y se veía pálido, parecía un
zombie.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Tommy’s POV
- Sé que no soy precisamente un modelo que luce como un actor porno, pero
maldición, te ves horrible. ¿Te presto una máscara? – Le dijo Jason al ver a
Luciano sentarse junto a nosotros. Parecía que no hubiera dormido en dos
años y que encima de esto, tuviese una enfermedad terminal.
- Ahora te das el lujo de decir esas cosas y es que claro, ustedes son una
pareja de gays bonitos, tanto que quisiera vomitar. Deberían ser la insignia de
la bandera tonta que tienen. – Reímos al escucharlo, hablaba con mucho
dramatismo. - Casi me violan anoche.
- ¿Cómo sucedió eso? – Le pregunté, ¿por eso lucía de esa manera? Me
preocupé y lo regañé por andar saliendo con gente que no conoce, le dije que
no debe confiar en nadie aquí.
- Tommy, luego me regañas. Después de que Jason echara a todos, me fui con
Damián, me dijo que haría una fiesta en la casa de Colin. Estaba cansado, pero
de igual forma, no podía perderme la oportunidad de hacerme más cercano a
todos ellos… - Lo interrumpí.
- ¿Entraste a la casa de Colin? ¿la casa del lago en medio del bosque?
- Sí, pensé que estaba lejos, pero no tuve otra opción. Fuimos un grupo de
unas veinte personas hasta allá, también iba Vero junto a su nuevo novio. Para
entrar fue todo un lío, unos escoltas me requisaron por completo. Les faltó
fue pedirme que me desnudara y estos eran muy raros, me aterraron
demasiado, pero traté de disimular.
- ¿Por qué te aterraron? – Preguntó Jason.
- Vestían túnicas negras, se parecían a Marilyn Manson, versión gordos
barbones asesinos en serie. Sé que no me creerán, pero parecían de otro
mundo. Hasta su tono de piel era diferente, era tan blanco que parecía
morado, lo digo por las venas que tenían en el rostro.
- Son los Astaroth. – Les dije y Luciano me miró con terror.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Astaroth? Eso suena peor, me quiero morir. – Dijo entre lágrimas, le
rogamos que continuara relatándonos lo que ocurrió. – Bueno, todos entraron
enseguida, pero yo me quedé detallando la casa por fuera. ¡Era una locura!
Una mansión antigua, tanto que luce como si fuera de la época victoriana.
Está llena de arboles altos, arbustos con flores marchitas y estatuas de
mármol antiguas, similares a las del museo. Adentro era más tenebroso que
afuera, no tienen luz eléctrica ni aparatos modernos, alumbran con
candelabros gigantes y todo luce tan… extraño, pero muy lujoso. De hecho, lo
que más me sorprendió es que tienen detalles en oro por doquier, desde los
candelabros, los barandales de las escaleras hasta los marcos de los cuadros.
Tu ex novio Colin es millonario.
- ¿Qué mas sucedió? – Le preguntó Jason, sé que se enojó al escuchar que se
refirió a él como mi ex novio.
- Todo marchaba bien, estábamos en la sala de estar o bueno, una de las tres
enormes salas. Tenían un piano, chimenea y numerosos muebles, así como
empleadas muy mayores, con uniformes de lo más antiguos. Bebimos un rato
y luego apareció Vince agarrando a Colin. ¡Qué locura verlo disfrazado de
mujer! Creí que no lo hacía en público. En fin, Vince, en un tono arrogante, le
ordenó que subiera y el le hizo caso. Más tarde, me ofrecieron unas pastillas
blancas… sé que no debí aceptarlas, me aterran, pero las acepté. ¡Quería
encajar! ¡no me odien!
- Ya vez porqué te suceden las cosas… - Mi miró con culpabilidad.
- Lo sé. Cuando ya sentí que empezaron los efectos, me sentí demasiado
mareado y el sueño me inundó. Stefan y Damián se acercaron a mí, me
dijeron que podía dormir en una de las habitaciones de arriba, que no me
preocupara por el padre de Colin, no llegaría en toda la noche. Accedí, subí
por las escaleras junto a ellos y me llevaron por un interminable pasillo oscuro
hasta la última habitación. Esta estaba toda decorada con cosas blancas, así
como la enorme cama antigua, las cortinas, la alfombra, los armarios y hasta
los dos mil peluches que tenían en los muebles. No presté atención y me
desplomé bocarriba sobre la cama. Unos segundos después, sentí unos dedos
recorrer mis piernas e ir subiendo gradualmente. Creí que soñaba, luego estos
se apoyaron en mis partes… aturdido me levanté para ver qué demonios

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sucedía. Vi a Stefan y Damián cada uno a un costado de mí, me seguían
tocando aún sabiendo que los había visto. Intenté moverme, pero estaba muy
colocado, tanto que no podía ponerme de pie. No tenía fuerzas. Siguieron
tocándome, pero más fuertemente y me desnudaron. Me sentía horrible, era
desesperante no poder hacer nada, no poder huir. Lo único que podía hacer
era llorar, y ellos disfrutaban al verme así. Empezaron a besarse y se quitaron
la ropa por completo, ahí fue que vi lo grave de la situación. Estaba jodido.
- Dios… Luciano, son unos salvajes esos dos. ¿Cómo es que no te alcanzaron a
hacer nada? – Le dije.
- Ahí va la parte más extraña de la historia. Mientras Stefan le hacía
cochinadas al otro, escuchamos el sonido de una trompeta. Sonó muy fuerte,
tanto que lastimó mis oídos y ellos se miraron aterrados entre sí, llegó Zeus, le
escuché decir a Damián. Entonces se vistieron rápidamente y salieron
despavoridos del lugar. Me dejaron tirado ahí, duré varias horas en
reponerme, el efecto no se iba. Luego me asomé por el pasillo, esperando ver
a Colin y cuando al fin lo vi pasar, le rogué que me ayudara a escapar. Me
ayudó a salir, pero muy sigilosamente. Al parecer ese hombre que llegó, aterra
a todos ahí.
- Qué locura, ¿esos son los supuestos amigos de Vince? Lucían tan normales,
ahora hay que estar alerta con todos aquí y en especial, con Zeus. Si es que
llegamos a verlo. – Dije y Luciano me miró confundido. Tuve que relatarle
todo a él también, debía estar preparado para cualquier cosa que ocurriera.
- ¡No saldré más nunca de esta casa! Ahora le temo a todo y a todos aquí.
Precisamente dos chicos tenían que intentar violarme y no dos preciosas
chicas…
- ¿Por qué ahora dices eso? ¿qué sucedió con Katia? Te vi ligarte a una chica
en la fiesta.
- Me terminó…
- Ya era hora.
- ¿No viste a Verónica? – Le pregunté y el negó con la cabeza.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Después Jason discutió con él como por una hora, por la fiesta que organizó.
Casi se muere al ver que lo habían robado, creo que con eso le bastará para
saber que acá no se pueden hacer esas cosas. Una fiesta con este tipo de
gente no es una buena idea.
Luciano lucía bastante triste, era lógico, lo que le ocurrió es algo muy fuerte.
Lo sé por experiencia propia… Le serví de comer, a regañadientes accedió y
luego lo llevé a su cama, hasta lo acompañé un rato, como a un niño pequeño.
Se sentía mal, el parecía mi hijo esta noche.
- Te dije que debiste ser una señora. – Me dijo Jason entre risas mientras salía
de la habitación de Luciano. – Eres la mamá de todos aquí, nos haces de
comer y nos regañas, deberías bañarme también. Te dejaría tocarme en todos
lados.
- Jamás te bañaría.
- Eso ya lo veremos, pero por lo pronto, mañana habrá una masacre, mataré a
Stefan y a Damián.
- No digas esas cosas, no puedes hacer eso. ¿Qué tal que ellos sean como
Zeus? ¿o cómo los Astaroth? No lo sabemos.
- Si mañana no llega Verónica, tendremos que ir a buscarla. Sé que estaba con
Mike, pero ese albino no es de fiar. – Me dijo y no pude evitar reírme. ¿Qué
tiene en contra de los albinos?
Fui a mi habitación, me quité la ropa solo dejándome la ropa interior y me
acosté sobre la cama, me sentía agotado mentalmente. Ya mañana pensaría
en todo, una voz en mi cabeza me decía que abandonara todo antes de que la
situación explote, pero sé que no puedo irme. No los dejaría, en especial a
Jason. El no quería venir, me rogó que no viniéramos, pero solo vino por mí.
Jason no tardó en venir, creo que ya no volveré a dormir solo. Lejos de ser
esto algo molesto, me gustaba la idea de compartir todo con él. En verdad lo
quería, lo quería tanto que no había una hora en que no estuviera consciente
de eso. Me acosté en la cama junto a él, apoyé mi barbilla en su pecho.
- ¿Por qué me miras de esa manera? – Me dijo y acarició mi rostro.
- Nunca había sido tan feliz. – Le dije y lo abracé, para ocultar mi vergüenza.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Te adoro Tommy. -Nos besamos unos segundos hasta que sentí que
golpearon la puerta de la habitación. Jason abrió mientras yo organicé las
almohadas. Vi a Luciano, lucía como si hubiera estado llorando. Me sentí muy
mal al verlo así.
- Sé que va a sonar ridículo, pero… ¿puedo dormir con ustedes? No me siento
bien… prometo que solo será esta vez, así que por favor Jason, no te burles de
mí.
- Oye, no me burlaría de ti sabiendo cómo estás. Claro que puedes dormir con
nosotros, no te vamos a abandonar cuando nos necesitas.
- Entra, no pasa nada. Veremos alguna película de acción. – Le dije y de
inmediato sonrió, sé cuánto adora las películas que involucran tiroteos y autos
deportivos. En verdad la idea de Jason no es del todo descabellada, hay que
hacerle un daño a ese par de imbéciles. Se metieron con alguien indefenso,
Luciano jamás ha herido a nadie ni siquiera por error. No se merecía que le
sucediera eso.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


19. Jason y Colin, ¿doble problema?
Jason’s POV
- No esperaba encontrarte por aquí. – Me dijo Colin parándose
peligrosamente junto a mí, mientras sacaba un par de fotografías de la
biblioteca. Me miraba de pies a cabeza y tenía una pequeña sonrisa maliciosa,
¿qué pretenderá? Sabe bien que no me agrada, ¿es que en verdad piensa que
podría fijarme en él?
- Tampoco esperaba verte, cómo me has alegrado el día con tu presencia. – Le
dije con sarcasmo y al parecer no entendió, porque sonrió halagado y me dio
un leve golpe en el hombro. Al parecer el es subnormal. Le saqué una
fotografía y el flash lo asustó tanto que se echó para atrás, tirando un par de
libros que estabas detrás de él.
- Si querías una foto mía, me hubieras avisado. Te dejaría tomarme todas las
que quisieras…
- No, gracias. – Caminé hacia la sección de literatura clásica y el me siguió. Lo
miré de reojo y desvié la mirada, ¿por qué demonios no deja de mirarme?
- Jason… ahora debo ir a revisar unos asuntos de mi padre. Iré a un
condominio que está cerca, debo sub-alquilarlo, así que ahora mismo está
desocupado y no sé si te apetecería ir conmigo… - Demonios, al parecer esto
es en serio. Al parecer el no pierde ninguna oportunidad que se le presente.
Me dio curiosidad saber más sobre los asuntos de su padre. ¿Será que se va a
reunir hoy con él? Verlo sería lo más asombroso que podría lograr y más, si
logro sacarle una foto.
- ¿Te reunirás con tu papá ahora?
- Sí, voy al departamento y luego a verlo a él, puedes ir conmigo si quieres.
Pensé que tardaría mucho más en volver, pero al parecer se enteró de algo
muy grave. No sé que es, pero está como loco buscando a un tipo. No
entiendo porqué lo busca con tanto afán, no sé qué podría haberle hecho.
Pero de igual forma, no quiere decirme, así que es grave. – Se reunirá con
Zeus ahora, es la oportunidad perfecta para verlo. Sería lo mejor para nuestra
investigación y en realidad para todo, es que vamos, ¿ver a Zeus? ¿el padre de

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


los dioses? ¿el dios del cielo y del trueno? Cosas como esta no suceden todos
los días, es una oportunidad única en la vida. El único problema es que, irme
con Colin a un apartamento vacío… implica acostarme con él. Es más que
evidente que eso es lo que quiere ir a hacer allá, ¿sub-alquilarlo? Ni que el
fuese agente inmobiliario. Jamás me acostaría con él, por ningún motivo. El es
el tipo de persona que detesto, no se toma en serio a nada ni a nadie, se toma
la vida a la ligera y no mira las consecuencias de lo que hace. - ¿Vienes
conmigo?
- Pues… - Pensé unos segundos en qué decirle. Podría ir y evitar a toda costa
que suceda algo con él, sacando alguna excusa o… esto no es muy factible. No
soy mujer, a ellas se les facilita este tipo de cosas. Nunca he rechazado sexo
antes, no sabría ni como hacerlo. Siempre fui promiscuo, pero porque nunca
tuve una pareja estable. Ahora es diferente, estoy con Tommy y por mi cabeza
jamás pasaría al menos la idea de estar con alguien más. No arruinaría esto
por lo que tanto esperé. El problema es que esto es importante también para
nuestro trabajo, para tener credibilidad acerca de nuestro libro. Estoy en un
jodido dilema.
- Ya vinieron por mí, vamos. – Me dijo jalándome del brazo hasta la puerta
principal, donde lo esperaba una limosina negra. Nunca había visto una, solo
en películas, este día será mas interesante de lo que pensé.

Tommy’s POV
- Se te ha pegado la maldita costumbre de Jason de robarme las papas fritas,
es que te juro que te mato. – Le dijo Luciano a Vero, mientras ambos
batallaban por las papas fritas del plato de Luciano. Ella recién había
aparecido, no sé qué sucedió, pero regresó con el cabello mas corto, teñido
de rubio y sin maquillaje, cosa extraña en ella. Casi muere al ver las cosas que
le habían hurtado en la fiesta, pero esto le duró muy poco, sabe que puede
reemplazar todo fácilmente con la tarjeta de crédito de su madre.
- La supervivencia del más fuerte. Tus papas ahora son mis papas.
- ¿Les gustó mi lasaña a la italiana? Es la primera vez que la preparo. – Les dije,
había visto la receta en internet y pensé en hacerla porque sé que a Jason le

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


encanta este platillo, hasta ahora nunca se lo había hecho y sé que se pondrá
muy feliz al ver que hice esto para él.
- Exquizite. Molto delizioso. – Dijo Vero y Luciano la miró sorprendido.
- ¿Desde cuándo hablas italiano? ¿hay algún idioma que no hables? – Le dijo y
reímos, es cierto que ella habla muchos idiomas. Viajar por el mundo con su
familia la ha hecho saber muchos idiomas extraños.
- Espero que no. – Respondió sonriente. – Por cierto, se está tardando Jason.
¿Le avisaste que preparaste lasaña italiana? Porque creéme, ya estaría aquí y
de hecho, ya habría comido y hasta repetido tres veces.
- No responde mis mensajes. Salió a tomar las fotografías que debían tomar
ustedes, pero como tú no estabas Vero, le tocó ir a él y Luciano no quiso salir.
- ¿Pelea marital? – Preguntó Luciano y lo fulminé con la mirada.
- Espero que llegue pronto y ya no hablen más, coman rápido porque luego el
aparecerá y les quitará la comida. – Me quedé pensando unos segundos, es
extraño que no me haya contestado. Por lo general, el no tarda. Aunque si no
me ha respondido, es porque no los ha visto o porque está ocupado, confío en
él. Seguro está haciendo algo importante o ya viene en camino. Me tranquilicé
y seguí comiendo.

Jason’s POV

- Mira, estas son las cortinas lila que elegí. ¿A qué no quedan muy bien
contrastando con el color perla de los muebles? Soy el mejor en esto, ¿no es
así?
- Si, supongo. – Respondí, pero ni siquiera escuché lo que me dijo. Lleva varios
minutos hablandome de colores, de tipos de tela, ¿almidón u algodón? ¡no sé
cuál es la maldita diferencia! Para mi todo es igual. Me mostró como decoró
todo este enorme apartamento, ni sabía que pudieran haber lugares lujosos
como este aquí. Parecía que perteneciera a un cantante famoso o una
celebridad de talla mundial y lo más curioso es que este, más el edificio entero
y varios más de esta zona, pertenecían a la familia de Colin. Sabía que tenía

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sus comodidades, pero no tantas como para costear algo así. Este lugar debe
valer varios miles.
- ¿Quieres comer algo? Puedo ordenar comida china o una pizza, mientras
vemos una película o lo que quieras.
- No tengo hambre.
- Escuché hace un rato sonidos provenientes de tu estómago. Estás muerto
del hambre, bebé. Pediré comida hindú, mejor. – Malditos intestinos, siempre
el hambre que me acompaña me delata.

Comimos y deseaba con todas mis fuerzas que el tiempo pasara rápido,
deseaba irme. Deseaba ir a casa con Tommy, quién debe estar esperando
preocupado por mí, pero debía esperar a que Zeus llamara a Colin para ir a
verlo. Ya estoy aquí, no puedo irme sin haberlo visto antes.
- ¿Cómo es que el puede ser tan bello? Es la quinta vez que veo The notebook,
nunca me cansa. ¿No crees que es genial?
- ¿Notebook? ¿qué es eso?
- El diario de Noah, lo que estamos viendo.
- Ah sí, claro. – Dije intentando disimular. No tenía idea de la película que
estábamos viendo y no me interesaba. Sólo pensaba en irme. Así pasó más de
una hora y terminó la película. Colin sonreía, satisfecho por lo que había visto
y yo miraba lejos, esperando que sonara su telefono de una vez por todas.
- Ven y mira esto. – Me hizo ir hasta la habitación principal y me mostró un
enorme cartel con la imagen de un tipo rubio.
- ¿No es el más guapo de todos? – Me preguntó y me quedé en blanco, no
sabía qué responder a eso. – Es Ryan Gosling, el protagonista de la película
que acabámos de ver, ¿no prestaste atención?
- Ah, es que como aquí sale sin barba y en la película sí tiene, me confundí. –
Mentí. Es la primera vez que veía su rostro.
- Eres muy chistoso, ya veo porqué Tommy se fijó en ti. Eres muy bello y
gracioso, ¿qué más se puede pedir en un hombre?
- ¿Inteligencia? ¿principios? ¿valores? ¿moral?
- Qué cosas tan chistosas dices. – Dijo entre risas. – Ven aquí. – Se acercó a mí
y sentí su cálida lengua en mi cuello. Pasaron mil cosas por mi cabeza en esos

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


instantes y sentí un fuerte dolor en el estomago, no del todo literal. Sabía que
esto no era lo correcto. Debía estar en casa ahora con Tommy, no aquí
perdiendo el tiempo con Colin. No valía la pena ver a Zeus, Tommy es más
importante para mí. No puedo herirlo de esta manera.
- Debo irme. – Le dije antes de que intentara besarme, eso no se lo permitiría
nunca. Ni por error eso sucedería. – Es tarde y Tommy me está esperando, tú
entenderás, eso creo...
- No pienses en él ahora. Luego le inventas algo. – Me dijo y agarró mi
miembro, mirándome a los ojos de forma provocativa. Me alteré y caminé
hacia la puerta, no podía estar ni un minuto más ahí. - ¿Qué es lo que te
sucede Jason? ¿por qué te vas de esa manera?
- No puedo estar aquí contigo. Tommy me espera.
- Tommy, Tommy, ¿no te cansas de repetir su nombre?
- Hasta hace poco lo perseguías, ¿cómo es que te refieres a él de esta forma
ahora?
- Descubrí al gran chico que había dejado pasar por alto. En verdad eres
mucho mejor que él. – Me dijo y se acercó a mí para besarme. De inmediato lo
aparté.
- Primero, no soy mejor que él y segunda cosa, tú no me conoces. Sólo tienes
ganas de acostarte conmigo y eso no va a suceder. Vine hasta acá porque me
interesaba hablar con tu papá, pero no porque tuviera intenciones de follarte.
Amo a Tommy, lo sabes y sí, sé que eso no te importa en lo absoluto, pero en
verdad te agradezco que no te acerques a mí con intenciones sexuales de
nuevo porque te advierto, que nada de eso sucederá, ¿me entiendes?
- Eres un estúpido. – Me dijo y me dio un fuerte golpe en el labio. Me toqué
con las manos y vi que me salía sangre. Me limpié rápidamente y salí de allí,
no le pegaría. El es más pequeño que yo, las veces que pelee con chicos fue en
la universidad y con tipos de mi misma estatura o más grandes. Pegarle a él
sería como pegarle a una mujer. Vaya que Colin es un caso perdido.
Salí del edificio y afuera, estaban las calles completamente vacías, no había
nada en qué pudiera regresarme. Así que empecé a caminar y luego a correr,
si caminaba a esta hora por Hades, facilmente podrían robarme, secuestrame

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


o quién sabe qué tipo de cosas. No confío en nadie aquí y menos desde lo que
ocurrió con Luciano.
Seguí mi trayecto hasta que llegué a una calle más concurrida y pude tomar
un taxi. Este lo manejaba una señora quién no dejó de conversarme acerca de
los hijos que ansiaba ver cuando salieran del internado, era una buena mujer,
se notaba. Era raro ver a alguien como ella aquí y de hecho, por primera vez
me puse a pensar en que aquí solo se ve gente joven, como de unos veinte
años en adelante, pero no se ven niños porque están en el internado, eso ya
lo sabía, ¿pero qué sucede con la gente mayor? ¿no hay gente mayor o son
una minoría?

Llegué a casa, abrí la puerta y noté que todo estaba silencioso. Miré la hora en
mi telefóno y me percaté que era muy tarde. Pasaban ya las once. Dejé la
cámara en la mesa de la cocina y subí a la habitación de Tommy.
Vi que estaba dormido bocarriba, tenía la ropa puesta y un libro sobre su
cabeza. Su teléfono estaba junto a él y eso se me hizo extraño. Él jamás se
duerme con su telefono tan cerca porque cree que este le puede dar cáncer,
solo lo hace cuando está esperando una llamada muy urgente. ¿Será que pasó
algo malo y no me enteré por no haber estado?

Me acerqué a él y tomé su teléfono. Miré el registro de sus llamadas y


mensajes, estaba nervioso por enterarme de que algo muy malo había
sucedido. Vi en su registro que me había llamado unas quince veces y no
escuché sus llamadas, mi teléfono estaba en modo vibración.
Entonces esperaba que yo lo llamara, estaba preocupado.
Me acosté a su lado, le quité el libro de la cabeza y los zapatos. Con el
movimiento se despertó, me miró y sonrió al percatarse de que estaba ahí.
- Tardaste, te estaba esperando. Lamento haberme quedarme dormido. – Me
dijo y me abrazó. - ¿Qué te pasó en el labio mi amor?
- No fue nada, me caí. – Mentí, sabía que debía decirle lo que sucedió hoy,
pero no sé como reaccionaría al saber que estuve solo con Colin. No dejé que
me besara, pero de igual forma hasta alcanzó a tocarme. No fue nada en
realidad, pero no sé como reaccionaría Tommy. No quisiera perderlo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Te duele mucho? Espera y busco algo para curarte. – Se apresuró en buscar
algo y no lo dejé levantarse.
- Esto no es nada, no me duele.
- ¿Estás seguro de que no te duele Jason? – Asentí. – Te extrañé.
- También te extrañé. – Se avalanzó sobre mí y se prendió en mi cuello, me
abrazaba y sentí una punzada de culpa. Él estaba seguro de que estuve
trabajando todo el día y no fue así, no puedo mentirle.
- Tommy, yo...
- Tengo bastante sueño, hoy tuve muchas cosas que hacer. ¿Dormimos ya? –
Asentí, me desvestí y me acosté junto a él. Lo abracé y pocos minutos después
el sueño me venció.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Segunda parte
“Previo a su visita”

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


20. Cambios.
Tommy’s POV
Así pasó poco más de ocho meses. La primera semana la pasamos muy
atareados, tanto que dormimos muy poco y no pudimos hacer nada más que
trabajar esos días, que se hacían eternos, pero esa era nuestra
responsabilidad.
Verónica, se encargaba de tomar fotos con Jason en todos los lugares que
visitamos, Luciano no iba y, por ende, yo tampoco podía, temía quedarse solo
y con justa razón, ellos lograron encontrar detalles nuevos que habíamos
pasado por alto, entre esos algo muy curioso. En la biblioteca del centro,
encontraron un libro que relata los inicios de Hades. Probablemente ellos no
tengan idea de lo valioso que podría ser ese libro, es que vamos, ¡en ninguna
parte del mundo hay un libro que relate el origen de este lugar! ¡ni sale en el
mapa! A escasas maneras se ve pixelado en Google maps. ¿Qué puede decir
ahí? No lo habíamos leído aún porque Verónica recién lo encontró y está
desde hace dos días en el tráiler de Mike. Ya no estábamos atascados de
trabajo así que podía darse el lujo de desaparecerse.
Jason había pasado las cosas de su habitación a la mía, porque no tenía caso
que las tuviera en la suya. Dormíamos todas las noches juntos a excepción de
cuando se quedaba dormido mientras jugaba con la nueva consola de
videojuegos, así que ahora hasta compartíamos la misma habitación. En
verdad estos meses fueron los mejores de mi vida hasta ahora, tenerlo en mi
vida fue lo mejor que me pudo pasar y sé que el también se sentía así. Lo
amaba, amaba tanto a Jason que sentía una fuerte opresión en el pecho cada
vez que el no estaba. Lo amaba tanto que todo en el era una prioridad para
mí, lo amaba tanto como jamás pensé llegar a amar a alguien.

Caminaba junto a Verónica por la avenida inclinada new roads y para mi


sorpresa, no estaba nevando igual que siempre, así que no tenía que usar dos
abrigos, solo uno y me sentía mas liviano. Ella iba feliz, con una mini falda de
cuadros rojos, medias de mallas, botas con tacones y un enorme abrigo de

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


plumas negras. Hasta llevaba un sombrero negro de este mismo material que
le cubría la frente. Se veía muy bien, cosa contraria al pálido que arrastraba a
su lado. Mike llevaba una camiseta verde, bastante grande y holgada que
tenía un estampado de unas hamburguesas vivientes que conversaban en
japonés, acompañado de un triste buso marrón, pantalones anchos de rayas
verticales azules y unas viejas pantuflas grises en forma de ratón. En verdad
parecía que se acabara de levantar, le faltaba tener la almohada de un lado
porque hasta despeinado iba.
No sé qué le ve Verónica a él si ella es una chica muy exigente, siempre salió
con chicos como ella, es decir, seis estratos más que nosotros, los del
promedio y este rubio, a duras penas puede acomodarse los lentes circulares
que se caen por el puente de su desviada nariz. Aún así, Mike no era mal
parecido, era hasta simpático si lograbas verlo debajo de toda esa vestimenta
de loco coleccionista de gatos.
- Ahí está la cafetería con los mejores muffins de banano veganos que he
comido en mi vida. – Señaló Vero y vi una cafetería al estilo de los años 50,
con coches clásicos estacionados afuera como adorno, luces brillantes,
meseras vestidas y peinadas totalmente como si estuvieran en esa época. Al
parecer, este es un lugar solo para mujeres porque tiene un enorme cartel
afuera que dice: Si no usas rímel o rubor, a tres metros debes estar. No a las
imágenes sexistas. Bufé, típico argumento absurdo feminista. Al parecer
tanto hombres como mujeres deben maquillarse para que no haya machismo,
es estúpido pensar así.
- Ni creas que voy a entrar ahí, me sacarán. – Le dije al oído y escuché la risa
tan peculiar de Mike. Ese sonido que hizo fue muy cómico, es del tipo de risa
que reconoces a distancia y que contagia a los que estén a su alrededor.
- Bueno, solo espérenme aquí. – Nos dijo en un tono amenazante y se acercó
a mí oído. – No lo pierdas de vista, Mike es un poco retraído, igual que tú,
pero en proporciones astronómicas. Podría irse en cualquier momento si se
siente incómodo, por favor, entretenlo.
- Pero… - Dije en tono de protesta y me interrumpió.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Por favor… Tommy. – Me miró con ojos de súplica y asentí. Sonrió satisfecha
y caminó hasta la entrada, donde una mujer obesa, tatuada y con la cabeza
rapada, custodiaba el acceso al lugar y esta le abrió la puerta sonriendo.
- No tolero a las feministas extremas como esa. – Dije y escuché de nuevo la
risa de Mike, no pude evitar romper en risas. Suena como cuando pisas una
rata o como cuando desinflas una llanta. – No sé como a ella le gusta este
lugar.
- Puede que no sea agradable. – Tenía Mike las manos en los bolsillos, hablaba
en voz baja y no me miraba. – Pero por ella iría a cualquier lado…
- ¿Tanto te gusta?
- Sí, es la primera chica que se fija en mí. Normalmente todos los que me
rodean me ignoran, nadie me habla y todas las chicas que alguna vez me
interesaron, nunca me vieron de la misma manera y Vero sí, siendo que ella es
más hermosa que todas juntas. Cómo no iba a enamorarme de ella… - Lo miré
de reojo y sentí un nudo en la garganta. Eso que dijo es fuerte, es cruel que
hayan sido con él de esa manera, no creo que lo merezca. Solo es un chico
que necesita comprensión, no que lo ignoren.
- ¿Tienes amigos?
- Sí, Steven, un chico que comparte un piso conmigo desde hace unos meses y
ahora también ustedes. – Sonreí y vimos a Vero salir. Él la miraba muy
ilusionado y los miré fijamente. Ojalá ella no le haga daño. Normalmente
acostumbra a salir con un chico hasta que aparece otro mejor o se aburre, de
igual forma, luego se deshace de ellos de una forma muy cruel. No sería justo
con Mike, no sé cómo él podría reaccionar.
Escuchamos los fuertes sonidos que provenían de la bocina de un auto azul
eléctrico que se acercaba. Frenó unas cinco veces antes de detenerse
bruscamente detrás de nosotros. Al parecer el tipo que lo conduce nunca
había tocado un volante en su vida. Vimos a Jason asomarse sonriente por la
ventana del techo del auto. Tenía puestos unos enormes anteojos color café,
una gorra blanca volteada hacia atrás sobre su cabeza y demás, traía un abrigo
de piel de animal color beige. El no suele vestirse así, ¿qué estará tramando?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¡Qué bella es la vida cuando eres guapo y rico! – Gritó y vimos que sacó un
fajo de billetes y estos los usó como abanico para refrescarse. Vero y yo nos
miramos atónitos.
- ¿Te robaste ese auto JASON EVANS? – Le gritó Vero enojada y el la ignoró,
alzó los brazos sobre su cabeza como si estuviera bailando. - ¡Bájate de ahí o
voy te bajo a la fuerza!
- A un hombre rico como yo, no deberías gritarle, plebeya. – Vimos a Luciano
salir del auto vestido de una forma similar y al parecer, el era el que conducía.
¿Están enfermos hoy? ¿por qué vestirse como raperos famosos? Luciano se
acercó a nosotros.
- No se lo robó, encontró una ganga. Un tipo del sur quería deshacerse de su
auto porque compró otro mejor y este se lo dejó económico. Lo compró con
sus ahorros. – Nos dijo Luciano y Vero chasqueó la lengua.
- ¿Y cómo explicas el fajo de billetes?
- Son todos de baja denominación, solo quiere hacerte enojar.
Entramos al auto por petición de Jason y me sorprendí al verlo por dentro. Era
muy bonito, los asientos eran de color perla y se veía moderno, el sonido del
estéreo era muy fuerte. Tenía puesta música clásica, ópera. Jason iba
conduciendo, Luciano de copiloto, yo detrás de Jason y Vero a mi lado junto a
Mike.
- ¿Cómo piensas sacar este auto de Hades? – Le pregunté, inclinándome hacia
su asiento. La brisa fría hacía que me ardieran los ojos.
- Descubrimos mientras paseábamos después de comprarlo que hay un
puente colgante hacia el este.
- ¿Y si no hubiera habido puente?
- No sé. – Dijo entre risas. – Me compraba un helicóptero para sacarlo,
recuerda que los ricos podemos hacerlo todo.
- Todo menos vestirse bien, ¿qué es esa ropa tan cutre? – Les dijo Verónica
mirándolos mal.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Jamás me quitaré esta piel. Sé que algún valiente oso habrá muerto
honorablemente por ella y ahora yo la uso en su memoria, así que ahora
dormiré con ella, me bañaré con ella, los molestaré con ella y hasta le haré el
amor a Tommy con ella. – Ellos estallaron en risas y desvié la mirada
avergonzado.
- Te la botaré cuando menos lo esperes y también la tuya, Luciano. – Les dijo
Vero.
Jason condujo por el espacio de una hora y nos llevó hasta un complejo de
edificios abandonados. Lucían como si fueran de los sesenta. Eran cuatro y
estaban cercados, es decir, era un complejo residencial. No tenían electricidad
y su aspecto era realmente aterrador.
- ¿Por qué nos trajiste aquí? – Le pregunté a Jason y me sacó una foto. La luz
brillante del flash me cegó la vista varios instantes.
- Encontramos este lugar mientras paseábamos con el auto y a él le gustó. Ni
por dinero entraría ahí. – Dijo Luciano y por primera vez, concordé con él en
algo de este tipo. Es que sí lucía muy decadente y quién sabe si está lleno de
drogadictos o gente similar.
- Tampoco entraré. – Dijo Vero.
- No sean cobardes, deberíamos jugar la ouija en uno de los apartamentos
abandonados. ¿Qué dices tú Mike? Luces como si te gustaran los temas de
terror, no me decepciones. – Le dijo Jason y el negó con la cabeza.
- No me quiero morir hoy ahí adentro. – Respondió.
- Bueno, bien por ustedes. Gallinas. Por suerte te tengo a ti, tú vendrás
conmigo, Tommy. – Me dijo jalándome del brazo y retrocedí.
- No voy a entrar Jason.
- Mi novio me abandona. – Me dijo mirándome serio. – Está bien, iré solo.
- Claro que no, ¿y si te sucede algo? – Le dije y me fulminó con la mirada.
- Para eso deberías acompañarme, pero no quieres. Espérenme aquí, tomaré
unas fotografías adentro y saldré, ¿está bien? – Caminó para entrar, pero jalé
su brazo. – Voy a entrar, independiente de lo que digas.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Me da miedo que te suceda algo… por favor, quédate con nosotros, ¿si mi
amor?
- Está bien. – Se acercó a mí y me dio un beso en la frente.
Fuimos a un parque que queda a un par de calles de aquí, esta es una zona
que no conocía y eso que ya llevamos casi un año aquí. Está llena solo de casas
de dos pisos y no se ven bares ni lugares así cerca, no sabía que hubiera
vecindarios “normales” aquí. Nos adentramos en el inmenso parque, estaba
rodeado de gran vegetación, arboles gigantes y pinos, flores y no había gente
cerca. De hecho, no había nadie ahí, a excepción de nosotros. Nos sentamos
cerca a un pequeño lago que había ahí y Vero destapó una botella de vino que
compramos de camino a acá.
- No aguanto el frío. – Me quejé, bajó aún más la temperatura desde que
salimos y el clima amenazaba con nevar, estando aquí solo con mi delgado
abrigo, la pasaría muy mal.
- Haré una fogata. – Dijo Luciano, el sabía hacer este tipo de cosas porque de
pequeño, fue niño explorador, nos hemos burlado mucho por esto.
- Oye tú. -Dijo Jason mirando a Mike. - ¿Por qué estás en pijama?
- No estoy en pijama, así salgo a trabajar. – Le hice señas a Jason con los ojos
para que se callara, pero el no entiende este tipo de lenguaje.
- ¿Y en qué trabajas? ¿haciendo leche tibia? ¿pastillas para dormir? ¿pijamas
tal vez?
- Está bromeando, no le prestes atención. – Dijo Verónica intentando que el se
callara y lo logró. Repartió el vino, Luciano encendió la fogata y mientras,
Jason repartía una pizza de pepperoni que trajimos.
Luego de unos minutos, vimos a un grupo de personas que se acercaban a
nosotros. Observé sus rostros unos segundos y ninguno me pareció familiar.
Creo que estos estaban la noche de la fiesta junto a Jason.
- Qué guapo te ves. – Le dijo una de las chicas a Jason, fueron a saludarlo. Eran
tres chicas, que vestían tal como si estuvieran saliendo de una fiesta
organizada por prince y había un chico con ellas que no había visto antes. Este

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


era alto, delgado, tenía el cabello negro que resaltaba en tono verde de sus
ojos.
Jason nos presentó a las chicas, que eran hermanas y todas tenían nombres
similares. Aparentaban ser muy agradables.
- Hey, Saúl. Él es Tommy, mi novio. – Saúl se acercó a mi y estrechó mi mano.
Me miró fijamente a los ojos y luego sonrió.
Esa sonrisa, esa maldita sonrisa, fue el principio del fin de lo que había sido
una vida maravillosa hasta ahora o en realidad, de lo que pudo ser una vida
maravillosa. Él fue justo el fin de mi historia junto a Jason.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


21. Día de los muertos.
Tommy’s POV
- ¡Despierta! – Me gritó al oído Luciano y pasé mi mano por mi rostro, que
estaba helado por el contacto con la mesa fría de metal de la cocina. Me había
quedado dormido después de preparar el desayuno. No había podido dormir
la noche anterior debido a que los amigos de Jason se quedaron toda la
noche, pusieron música y jugaron póker. Yo no sé jugar ese tipo de juegos de
azar, nunca pude aprender, ni siquiera después de ver a Vero ganar mucho
dinero en apuestas cuando salíamos a un bar después de trabajar. Creo que
eso no era lo mío, pero todos parecían disfrutarlo. Después de que terminaran
el partido y decidieran no jugar otro porque ya había discutido Luciano con
Vero, todos se quedaron conversando. Jason le hacía caras feas con un
marcador permanente a las cartas y esto hacía reír a las hermanas, Vero
seguía discutiendo con Luciano y yo estaba sentado bebiendo el resto de lo
que quedaba de mi margarita. Al otro costado, estaba Saúl, quién lucía
aburrido al igual que yo y al sentir mi mirada, me vio a los ojos fijamente.
Desvié la mirada de inmediato y me sentí avergonzado de que notara que lo
miraba.
- ¿Puedo fumar acá dentro? – Me preguntó mientras se acomodaba un
Laramie entre los dientes.
- No, Luciano tiene problemas respiratorios y se pondría un poco mal con el
humo. Puedes fumar en la terraza si quieres.
- Cómo digas. – Se levantó y se puso su chaqueta de cuero, caminó unos pasos
y me hizo señas, indicándome que saliera con él. Lo pensé unos segundos.
Miré a Jason y seguía distraído con las hermanas, no creo que se moleste. Al
fin de cuentas es su amigo.
Salí y vi a Saúl a lo lejos, estaba sentado encima de su auto, que era de color
plateado. Metí mis manos en los bolsillos de mis jeans y me acerqué a él. No
lo miré cuando me detuve a su lado.
- ¿Cómo toleras vivir con tanta gente? – Me preguntó mientras le daba una
calada a su cigarrillo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Llevo varios años viviendo con ellos. Al final te acostumbras.
- Pero me imagino que has de tener poca o nula privacidad, no tolero eso.
Vivo solo y hasta el ruido de mi vecino de arriba me molesta.
- Lo de la privacidad no me importa, no me gusta estar solo. Siempre ha sido
así.
- La otra noche en la fiesta, Jason me apuntó con un arma para que saliera de
la casa. – Dijo entre risas. – Está demente, ¿no te apunta con un arma cuando
duermes con él?
- No sabía que el hubiera hecho eso. – Respondí avergonzado, Jason siempre
se mete en problemas. - Si yo hubiera estado despierto, jamás lo habría
dejado hacer semejante disparate.
- Así que tu lo controlas.
- No, no, yo no lo controlo. No soy posesivo ni algo así.
- Me refiero a que estás pendiente de que no haga una locura. Lo cuidas por
decirlo de alguna manera. Me gustaría tener a alguien que se preocupara por
mí de esa manera.
- Creo que el es el que me cuida a mí…
- ¿Hace cuánto se conocen? – Preguntó mientras sacaba otro Laramie del
paquete de su bolsillo. Se movió un poco, dándome espacio para que me
sentara junto a él.
- No sabría decirte… hace varios años. Nos hicimos mejores amigos desde la
escuela, por casualidades.
- ¿Mejores amigos?
- Sí, siempre fuimos como hermanos, no nos separábamos.
- ¿Cómo es que dos mejores amigos terminan acostándose? – Me sonrojé al
escuchar lo que dijo y creo que lo notó porque rompió en risas. – Quiero decir,
¿cómo es que pasaron a salir? Eso no es algo muy común.
-Siempre fuimos unidos, tal vez demasiado. Más que cualquiera que hubiera
conocido. Cualquier cosa que sucediera con él me preocupaba y… no lo sé, me

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sentía muy cómodo estando a su lado, tanto que hasta dormía con él, incluso
sin saber que tenía esos sentimientos hacia él. Creo que era cuestión de
tiempo que eso sucediera.
- Luces como si estuvieras enamorado. – Me miró de reojo y luego al frente,
su mirada estaba perdida y lucía como si estuviera un poco triste o no lo sé.
- Pues… sí, si lo estoy. – Respondí en voz baja y escuché que inhaló
fuertemente.
- Jason es muy afortunado por tenerte.

Jason’s POV
Remas, remas fuerte y fijo vamos a volcar. El enorme sueño viaja de ilícito y se
nos juntara al zarpar. Remas, con rabia…Oh...No es bueno, no te ayudará.
Opaca el cielo... La tormenta, que con todo arriba, nos sorprenderá.
Se escuchaba esa canción mientras Nicole, una de las amigas de Crystal y yo
encendíamos un par de inciensos para opacar el nauseabundo olor del lugar.
Me habían pedido el favor de que las ayudara a decorar el interior de la plaza
Artemisa, ya que se celebraría el día de los muertos, que es una fecha
tradicional aquí y muy respetada, se hacen rituales de forma estricta y todos
asisten a este evento. Usualmente lo decoran las mujeres que son hijas de un
sumo sacerdote, es decir, hijas de la élite, por decirlo de alguna manera, de
Hades. Entre esas estaba Crystal, Nicole y varias más, pero al parecer si había
algún habitante nuevo o intruso, como me llamó su padre, debe participar al
menos uno del grupo. O sea, yo.
La plaza Artemisa está rodeada de edificaciones antiguas, como la alcaldía, la
biblioteca Cananea, el diario de los nobles, la iglesia séptima, etc. Es un lugar
muy hermoso y es mucho decir, tratándose de Hades. Ha permanecido
conservado a pesar de la clase de gente que vive aquí y se respira un buen
aire, es agradable estar aquí al aire libre y viendo a la gente pasar emocionada
por la festividad de hoy y he de imaginar, que les gusta tanto porque no
celebran nada más, ni navidad, año nuevo, ni nada religioso. De hecho, la
iglesia séptima permanece intacta porque es un monumento tradicional y

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Zeus no ha permitido que esta se derribe. Acá honran mucho a los muertos,
tal vez demasiado y por eso es que toman un día para recordar a los suyos.
Así pasaron las horas y vimos a la gente llegar. Por primera vez vi tanta gente
mayor, si en todo el año había visto a dos ancianos, era mucho, pero aquí
habían de todas las edades. Menos niños, por supuesto. Ahora que lo pienso,
me gustaría ver el orfanato, o donde estén recluidos. No sé cómo luce un niño
aquí y sería interesante hasta ver como se visten.
- Te traigo algo para que empieces a estar en la onda. – Me dijo Crystal
dándome un cóctel muy fuerte que solo he visto que preparan aquí. Al que no
esté acostumbrado a beber, lo dejaría ebrio con solo un par. Es de color rosa y
es de lo mejor que he probado en la vida.
- Esto es genial. – Dije satisfecho al dar un gran sorbo a mi bebida. – Por
cierto, ¿has visto a mis amigos?
- ¿Te referirás a tu chico? ¿Tommy? – Preguntó entre risas y reí también. –
Solo vi a Verónica con su novio y Luciano está detrás de ti hablando con un par
de ancianos que visten como motociclistas.
- ¿Dónde estará ese tonto? – Dije más para mí mismo que para ella. Me
imagino que se habrá quedado limpiando, leyendo o adelantando trabajo, así
que es mejor que vaya por él o no disfrutará esta noche.
Caminé entre la gente y escuché una fuerte música que, para mi sorpresa, no
era gótica, sino, clásica. Todo estaba muy colorido, lleno de adornos, flores,
luces y vi que había un enorme cartel pegado al costado de la iglesia, dónde
estaban los nombres de las personas fallecidas junto a mensajes de amor
hacia ellos. Es extraño, hay humanidad aquí. Pensé que este sería un día triste
para todos, ya que recordar a un fallecido es algo difícil, pero, por el contrario,
todos reían, celebraban y bebían al recordar buenas anécdotas de estas
personas. Debería haber un día tan alegre como este en todos los lugares, no
sería una mala idea.
- He aquí, he hallado a mi mejor amigo en el mundo. No sabes cuánto me
agrada tu presencia. – Me dijo Vince abrazándome fuertemente, tanto que
lastimaba y eso me hizo enojar, así que lamí su rostro y me empujó. Rompí en

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


risas y el me miraba echando chispas por los ojos. No hay algo más divertido
para mí que irritar a alguien que está enojado conmigo.
- ¿Eres subnormal? ¿o qué mierda te pasa?
- No lo sé, creo que me he pegado el sida al lamer tu grasoso rostro.
- Mira como me río, es que no aguanto, maldito. – Me dijo y eso me hizo reír
con más ganas, se acercó peligrosamente a mí y traté de dejarme de reír, pero
me era imposible. – No se me ha olvidado la otra vez que me pegaste.
- Ah, ya sabía que te había dejado con ganas de más. – Dije sonriendo. –
¿Alguna vez te han mandado a cuidados intensivos un viernes a eso de las seis
de la tarde?
- ¿En serio crees que tus estupideces me intimidan? – Me dio un fuerte golpe
en el rostro y caí en el suelo. Todos voltearon a vernos y me llené de rabia. Me
levanté, fui hacia él y lo golpeé yo esta vez, todos gritaban y vi que hasta nos
grababan con sus teléfonos, pero eso no me importaba, la rabia me cegaba.
Ambos caímos al suelo y por un momento el estuvo encima de mí, me dio
unos buenos golpes que parecían no terminar, pero logré empujarlo. Me puse
de pie y lo golpeé una vez, luego dos, luego tres veces, o no lo sé, perdí la
cuenta, entonces lo apreté por el cuello con mi brazo, vi que su rostro se
enrojecía cada vez más y estaba eufórico, me sentí increíble y luego sus perros
falderos, Stefan y Damián me hicieron soltarlo.
Me escabullí entre la gente y caminé hasta la biblioteca, subí al tercer nivel y
caminé por el largo pasillo hasta los baños. Entré y lavé mi rostro con agua, vi
que el agua que corría por el lavabo se tornó de un tono rojizo, entonces alcé
la cabeza y me miré en el espejo. Me horroricé al verme, parecía que hubieran
usado mi rostro como rueda de un auto y hubieran recorrido varios kilómetros
con ella. Me dolía, pero no era nada que no hubiera vivido antes. Me han
dejado peor en muchas ocasiones, sobre todo en la universidad, cuando me
peleaba con los del equipo de lucha libre.
Me causó mucha gracia recordar eso, para mí eran buenos momentos y
anécdotas que contar cuando esté ebrio. Al menos sé que esta vez, Vince
quedó peor que yo, ya veré la próxima, porque sé que habrá otra ocasión en
que venga a fastidiarme ese malnacido.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Bajé hasta el primer nivel y salí, caminé entre los arboles de afuera hasta que
llegué al estacionamiento de la plaza. Maldición, ensucié mi camisa con
sangre, lo peor es que no es mía porque la que caía de mi nariz la limpiaba con
papel que tomé del baño. Tengo sangre sidosa encima, o al menos eso es lo
que contaré cuando esté ebrio. Una vez me cayó sangre sidosa del cielo, fue
algo muy bello.
Caminé entre los autos hasta que vi el mío y escuché la risa de Tommy. Miré al
frente y lo vi a unos metros, afuera de una Ford, junto a Saúl. Bebían algo y
parecía que se divertían mucho, ¿se conocen así? Ni sabía que fueran amigos.
Me acerqué a ellos y ambos se alteraron al verme, como si no quisieran que
yo los hubiese visto. Eso fue muy extraño, pero lo dejé pasar.
- Iba a ir a buscarte. – Le dije a Tommy y saludé a Saúl con la mano.
- No sabía… - Dijo nervioso, con la mirada hacia abajo y me miró por un
momento, abrió sus ojos y tocó mi rostro. – Jason, ¿qué te pasó? ¿tuviste un
accidente?
- Esto no es nada.
- ¿Con quién te peleaste? – Me preguntó Saúl y reí al recordar cuando
golpeaba a Vince, eso me ayudará cuando esté de mal ánimo.
- Con un homosexual repleto de sida.
- Ni modo que nada más va a tener sida en una sola mano. – Dijo Saúl y
acomodé mi cabello. En verdad estaba adolorido, debía acostarme a dormir o
me desmayaría si me quedo bebiendo aquí.
- Creo que debo ir a poner hielo en mi rostro y luego dormir. ¿Nos vamos
Tommy?
- Está bien… - Mordió sus labios y luego miró a Saúl. - ¿O te molestaría que
vaya más tarde? Me gustaría quedarme y ver la festividad de hoy.
- No me molestaría, ve y disfruta la fiesta. No te la pierdas por mí.
- ¿Nos vamos Tommy? Ya van a poner los fuegos artificiales. – Le dijo Saúl y
recordé cuánto ama Tommy los fuegos artificiales, siempre íbamos a verlos en
año nuevo junto a la playa. Esos eran siempre nuestros momentos, no íbamos

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


con nadie más. Lo miré, pensando que me diría que los viera con él, pero se
alejó junto a él y se despidió haciéndome señas con las manos.
Los observé mientras se alejaban.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


22. La noche en que todo comenzó.
Tommy’s POV
- Ese parece una mariposa descuartizada. – Dijo Saúl señalando las luces rojas
que adornaban el cielo. Los fuegos artificiales parecían no acabarse y me
sentía muy bien. No dejábamos de reírnos, tanto que mis ojos estaban
húmedos y me dolía el estómago.
- No parece una mariposa, parece más bien una larva.
- ¡Se ve claramente una mariposa! – Reímos y me dio otra cerveza, era la
novena que me tomaba y ya me sentía un poco mareado. No bebía tanto
desde hace mucho, ni sé cuándo.
- Estas ciego, debes ir a que te revisen los ojos. – Recosté mi espalda en el
césped, estábamos en el parque junto a la plaza y sobre nosotros, nos
alumbraban los destellos de colores de las luces. Nos rodeaban muchas
personas, al parecer todo Hades estaba reunido aquí hoy. Sentí que el me
miraba de reojo y por eso, evité mirarlo. Me daba nervios, estar junto a él era
una sensación tan diferente, mas bien, me sentía muy cómodo, tanto que no
quería irme. Me agradaba estar junto a él.
Pasó un rato, como una hora y vimos que pusieron música cerca, todos
parecían estar igual de tomados que yo porque se veían muy alegres y sus
fuertes risas se escuchaban por todas partes.
- Vamos a bailar. – Me dijo Saúl y jaló mi mano. Negué con la cabeza y el reía.
– En serio, ¡vamos a bailar!
- No sé bailar. – Me jaló fuertemente y nos acercamos hasta dónde estaban
todos bailando, en el centro de la plaza. Bailé como pude, el alcohol me
desinhibió y no sentí nervios. Saúl estaba frente a mí, lo miré unos segundos.
Bailaba muy bien, parecía que hiciera esto todo el tiempo por lo bien que lo
hacía. Observé como su cabello se movía y caía por su frente, luego sus ojos
verdes que brillaban al verme, miré sus labios y pensé en cómo se podría
sentir el… por dios, ¿qué estoy pensando? ¿qué es lo que me sucede?
- Sí sabes bailar. – Me hizo acercarme a él con sus manos que rodeaban mi
cintura. Me sentía nervioso, tanto que temblaba y mi rostro hervía. Me besó y

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sentí que todo se detuvo unos instantes. Pasaron mil cosas por mi mente, por
un lado, sabía que esto estaba jodidamente mal, no debía hacer esto, lo tenía
muy claro, pero por el otro, solo quería dejarme llevar y ver qué podría
suceder.
- Saúl… - Dije separándome un poco de él.
- Dime. – Me dijo y me besó de nuevo.
- No puedo hacer esto. No puedo, me voy. – Caminé rápidamente alejándome
de él.
Me detuve un par de calles más adelante y pensé en tomar un taxi, pero
estaba aturdido. No podía dejar de pensar en que lo que había hecho estaba
mal, muy mal. Jamás pensé que le haría algo así a Jason… dios, Jason, ¿qué le
voy a decir?
Después de unos treinta minutos llegué a la casa, no se escuchaban ruidos.
Eso quería decir que Luciano y Vero aún no han llegado, porque ella tendría
música puesta y Luciano tendría encendida la consola, se escucharía hasta
afuera el sonido de los disparos. Subí a mi habitación y vi a Jason dormido
bocabajo, tenía su acostumbrada camiseta gris de dormir y sus pantalones
blancos.
Me senté junto a él y miré los moretones que cubrían su rostro, debo echarle
algo para que no se le pongan peor. No podría despertarlo estando así, hundí
mi cabeza entre mis piernas, ¿qué debía hacer? Si le digo… ¿me dejará?
Escuché el sonido de mi teléfono, era un mensaje de un número que no tenía
registrado.
- Sé que te asustaste y lo entiendo, no puedo juzgarte por eso. Solo puedo
decirte que me gustó mucho verte hoy Tommy. – Sostuve el teléfono en mi
mano sin saber qué hacer, ¿responder o no? Sé lo que puede pasar si
respondo… sé qué ocurriría.
Lo pensé unos minutos… y decidí contestar.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Jason’s POV
Me levanté con un fuerte dolor de cabeza, eran cerca a las once de la mañana.
Debía trabajar o Tommy me masacraría. Fui al baño y me miré en el espejo,
me veía peor que ayer. Se notaban más las marcas en mi rostro y cuello, tanto
que no podría salir así en varios días porque todos me quedarían mirando y sé
que pelearía con la mayoría que vea que me mire mal.
Tomé una ducha rápida, cepillé mis dientes y bajé a desayunar. Vi a Vero
sentada en la sala leyendo el libro que encontró de Hades, mientras que una
muchacha muy joven, le arreglaba las uñas de los pies. Luciano tenía puestos
sus lentes de trabajo, como yo los llamo, estaba sentado en la mesa con su
laptop y varias carpetas al lado. Tommy estaba sentado en la sala, más alejado
con su laptop y hablaba por teléfono.
- Tommy, ¿qué hay de desayunar? – Le pregunté, pero no me respondió. No
me escuchaba. – Tommy, te pregunté que hay de desayunar.
- Tommy, te habla Jason. – Le dijo Luciano, pero no escuchó. Estaba absorto
en su conversación por teléfono, se reía e ignoraba lo demás.
- Maldita sea, ¡Tommy! – Le gritó Vero y volteó a verla alterado. – Jason te
está hablando hace un rato y no lo escuchas, ¿con quién estás hablando que
estas tan distraído?
- Nadie importante. – Contestó y apagó el teléfono.
- No te creo nada, déjame ver. – Le dijo ella, se acercó a él y le quitó el
teléfono. El intentaba quitárselo como pudiera, pero ella parecía estar
empeñada en revisarlo.
- Vero, déjalo ya. No debe ser nadie importante. – Ella me fulminó con la
mirada y le entregó su teléfono.
Tommy se acercó a mí y me miró, no dijo nada. Esperaba que le dijera lo que
yo quería. Es la primera vez desde que salgo con él que me despierto y no
corre a besarme.
- ¿Se te olvida algo? – Le pregunté y el me miró extrañado.
- No.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Saludarme, un: hola, ¿cómo estás? ¿cómo seguiste? besarme, ¿tal vez se te
olvida eso?
- Lo siento. – Me dio un corto beso. - ¿Qué sucede?
- Solo te iba a preguntar por el desayuno, pero ya no importa. – Agarré su
mano y la besé, me miró molesto.
- Estoy trabajando y me molestas por un desayuno, madura ya. – Me miró
molesto y se sentó de nuevo con su laptop. Caminé hasta él y me senté a su
lado.
- ¿Iremos hoy al multiplex? Me dijeron que pasarán clásicos de terror hoy.
- Sí. – Respondió sin mirarme mientras escribía un mensaje de texto.

Esa noche fue muy extraña. Usualmente cuando salimos, caminamos


agarrados de la mano o abrazados, pero Tommy estaba muy distante. Casi ni
me escuchaba lo que le decía por estar absorto escribiendo mensajes de texto
y eso no es propio de él, nunca lo vi tan apegado a su teléfono como hasta
hoy. ¿Será que anoche hizo nuevas amistades? Porque sí es así, eso no me
molesta. Él siempre ha sido de tener pocos amigos y muy tímido. Tal vez tener
más amigos lo ayudaría a dejar eso atrás y poder dejar de sentirse incómodo
cada vez que habla con alguien que no conoce.
Miré la película, pusieron un clásico de clásicos, juegos diabólicos, la original.
Esa película es de las mejores que han podido existir. La he visto unas cinco
veces y no me cansa, al igual que todas las clásicas de terror. Tommy no
prestó atención ni un segundo a la película, estuvo todo el tiempo en su
teléfono y no lo culpo, conocer nuevos amigos es emocionante.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


23. Crece la distancia.
Tommy’s POV
- Así no se sostiene esto. – Me dijo Saúl tomando el taco del billar y
enseñándome como debo sostenerlo. Nunca antes había jugado esto, pero se
había vuelto muy frecuente ahora que visitaba a Saúl en su apartamento.
Tenía una mesa de billar que usa mucho, en especial cuando vienen sus
amigos, quiénes son personas muy interesantes. Saben de todos los temas
que pueda imaginar y aunque a veces me cueste entenderles de lo que
hablan, es muy divertido pasarla con ellos.
- No es lo mío. – Le dije y el me hizo girar, se acercó para besarme, pero lo
alejé. Sentí sus manos recorrer mi pecho y descendieron hasta posarse en mi
miembro. Retiré su mano con la mía. – Te dije que no podemos hacer eso, no
podemos tener sexo, no estaría bien.
- Da igual Tommy, sé que lo quieres.
- Hemos hablado de eso antes, no puedo.
- Si puedes, te aterra que es otra cosa. - Me dijo mirándome fijamente, mordió
mi cuello e intentó tocarme, agarré su mano. La alejé y caminé hacia el sillón,
donde había dejado mi morral.
- Ya te dije que no vamos a tener sexo Saúl. ¿Por qué te es tan difícil de
entender?
- Cómo quieras.
Me puse la chaqueta al salir y colgué mi morral sobre mis hombros. Hacía
mucho frío y por eso, me puse guantes y un gorro de lana. Salía humo de mi
nariz al respirar. Llevaba poco más de un mes viniendo a ver a Saúl y
pasábamos horas juntos, era divertido pasarla con él, pero no permitía que
sucediera nada, no desde esa vez que me besó en la festividad de los muertos.
Solo ha sucedido un par de veces e intento con todas mis fuerzas que no
suceda, aunque en ocasiones, es imposible de evitar. Siempre se lo dije, no
puedo con el hecho de acostarme con alguien más, no me atrevo, no puedo
con eso, aún así no puedo dejar de verlo. Estoy en la cuerda floja, a poco de
perder el control, es muy difícil evitar que suceda algo entre nosotros, pero

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


aún así, he podido hacerlo. La mayor parte de mi día estoy con él, es que todo
en Saúl es prioridad para mí.

No me siento con él igual que con Jason. Todo es muy diferente. Por un lado,
estar con Saúl es emocionante, divertido y no lo sé, es como una adicción, no
puedo alejarme de él, aunque quiera, pero Jason… mi Jason… no puedo decir
nada de él. Es como si mi mente se hubiera bloqueado, dejando a un lado
todo lo vivido con él y ahora solo hubiera espacio para Saúl, para lo que el
quiere, para lo que me pide, para sus ojos verdes, para él…
No ha sido tanto tiempo el que he estado con él, pero ha sido muy difícil todo.
Demasiado difícil. He tenido que mentir mucho y no solo a Jason, sino a Vero,
quién es demasiado astuta y ha perdido toda la confianza en mí. Siento
siempre sus ojos encima, vigilando cada paso que doy y está demasiado
distante conmigo.
No me lo dice directamente, pero sé que sabe lo que estoy haciendo y por
dios, temo que le diga a Jason, aunque de igual forma nunca me ha visto
haciendo nada malo, pero pienso que es cuestión de tiempo. Sé todo lo que
estoy arriesgando, estoy consciente de lo que puedo perder, pero no puedo
parar, me engañaría diciendo que no lo veré más porque sé que al día
siguiente saldría a verlo.
Es difícil hasta salir a la calle, siento que estoy todo el tiempo en riesgo, que
alguien me puede ver o que de alguna forma todo se sabrá, pero… no lo sé.
No sé como ponerle un punto a esto o qué decisión debo tomar.
Cada vez me cuesta más tener a Jason cerca, no lo tolero, ni las cosas que dice
en general, su vocabulario, ni sus manos que constantemente buscan
hacerme sentir cosas que ya no son propias de él o sus besos que intento
evadir, pero logra dármelos haciéndome sentir vacío. Más vacío de lo que ya
estoy.
Es como si estuviera perdido en él mar, navegando sin rumbo fijo, pero
sabiendo que me espera al final un enorme muro y sé que me voy a estrellar.
Lo sé y temo el momento en que esto suceda. Saúl y yo nos vemos seguido,
no hacíamos nada malo, absolutamente nada, pero aun así me gustaba

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


pasarla con él y no podía dejar de ir a verlo, aún estando consiente de que
nada sucedería entre nosotros.

Caminé hasta llegar a la casa, Saúl vive a solo tres calles de aquí así que me es
muy fácil ir. Entré y vi a Mike sentado en la sala jugando en la consola con
Luciano. Vero estaba más atrás en la cocina y por el olor, preparaba de nuevo
la tarta vegana fallida que lleva intentando hacer desde hace varias semanas.
Me miró fijamente cuando pasé junto a la cocina para dirigirme al baño. Me
detuve y regresé donde ella estaba.
- Aquí están los registros que me pediste. – Le dije y ella me miró con tristeza,
nunca me había mirado así y eso me hizo sentirme muy extraño.
- La biblioteca queda a diez minutos de aquí, te dan los registros como mucho
en veinte minutos. Me pregunto que sucedió que tardaste cuatro horas en
regresar.
- No sucedió nada, deja de una vez de pensar en esas cosas o andar haciendo
insinuaciones, es molesto.
- Tápate la marca del cuello. – Me miré nervioso en el espejo de la cocina y vi
la marca que tenía a un costado. Maldito seas, te advertí que no debías
tocarme, ¿qué puedo decir sobre esto? ¿me creerán que no hicimos nada? – Y
no digas que Jason te la hizo porque el salió temprano, te fuiste después y no
la tenías.
No respondí, no sabía que debía decir.
- Ya lo sabía, pero confirmarlo me entristece más. ¿Quién eres Tommy?
Debería decirle a Jason porque sabes que es como mi hermano y lo adoro,
pero el te ama a ti y le romperé el corazón si yo se lo digo. Espero que seas lo
suficientemente hombre como para aceptar tus errores y decirle de una vez,
el no merece que sigas haciéndole esto. Termina con Jason y haz lo que
quieras, no sigas humillándolo de esta manera.
- No te metas en mi vida Verónica y si quieres decirlo pues hazlo, no soporto
que sigas amenazándome. ¿Qué si follo con alguien más?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No te conozco Tommy. – Me dijo y vi que sus ojos se llenaron de lágrimas. Se
fue y giré a verla, vi a Luciano detrás de mí. Había escuchado todo y me miró
de una forma en que nunca lo había hecho. Sabía que realmente lo había
decepcionado. Ni siquiera me dijo nada, desvió la mirada y se fue también.
Sentí un enorme nudo en la garganta.
Nunca había estado tan intranquilo en mi vida como hasta ahora, desde que
Saúl llegó a mi vida. Es cómo si el absorbiera todo, a todos, dejándome sin
nadie más que él y aún así, no sentía que ninguno de ellos valiera tanto como
para alejarme de él. ¿Es que debo estar siempre con Jason o dejarían de
hablarme? ¿no es esto manipulación? Es como si solo importara lo que el
siente, ¿y lo que yo siento?
Subí a la habitación sintiéndome frustrado por completo, no quería tenerlos
cerca, no si siempre que me vieran sería de esa manera. Vero no deja de
amenazarme y estoy en cierto punto en que creo que voy a estallar.
Intenté calmarme, pero no podía, no sabiendo que apenas salga tendré sus
miradas juzgantes encima. Tomé mi chaqueta de nuevo y salí de la casa, no
dormiría esta noche aquí, luego veré que le digo a Jason.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


24. Una fuerte discusión.
Jason’s POV
Regresé a la casa después de pasar el día entero entrevistando a la gente que
conozco sobre este lugar. El jefe quiere que el libro sea totalmente autentico y
que haya cómo probar hasta lo mínimo que decimos en él, por eso quiere
evidencias de todo. Eso incluye vídeos, fotos, grabaciones, etc.
Llegué un poco tarde, casi a las once de la noche y estaba bastante agotado,
solo quería llegar, comer primeramente o me da un derrame cerebral y luego
ir a dormir con Tommy. No lo vi en todo el día y juro que esperaba con ansias
verlo. Estas ansias ahora son más fuertes que antes.
Verlo es un logro para mí ya que nunca está presente y si lo está, esta
ocupado haciendo algo, hablando por teléfono, enviando mensajes,
trabajando o haciendo cualquier cosa menos pasar al menos media hora
conmigo. Sé que sonará tonto decirlo, pero muy estoy deprimido y tengo
miedo, tengo demasiado miedo de tan solo pensar en la posibilidad de que él
no me ame. Francamente no quiero saber qué lo ha llevado a esto, si he sido
yo, si es que está pasando por una fase o si es que ahora mira a alguien más
como me miraba a mí… esto último me aterra y trato de no pensar en eso, no
quiero verlo como una posibilidad porque sé que, si esto sucede, acabaría con
todo.
Sé que a veces las parejas pasan por malos momentos y ahora mismo me
decepciona nunca haber tenido una pareja real antes, porque así al menos
podría saber como actuar en este tipo de situaciones o al menos ver las
señales, saberlas interpretar, pero nunca salí con nadie de la forma en que
estoy con Tommy ahora. Por esto hago lo que está a mi alcance o lo que
pienso que debo hacer.
No hago nada que esté mal o que pueda hacerlo molestar, llego temprano o
poco salgo y cuando sucede, siempre sabe donde estoy, aunque el saber con
quién estoy no le interese porque eso es lo que parece, de igual forma se lo
digo. Trato de ser lo más cariñoso posible con él, intento besarlo, acariciarlo,
hacer algo, pero… me rechaza, siempre lo hace ahora inventando excusas,

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


tiene una preparada para todo. Así justifica que salga hasta tan tarde, que se
pierda por horas, que no quiera hacer nada conmigo o me dedique tiempo y
aún así, no le he dicho nada porque temo que si lo hago explotaré y el me dirá
cosas que no quiero saber.
En verdad no lo reconozco, no sé adónde se fue el chico tímido del que me
enamoré, ahora es grosero, está de mal genio y siempre que le hablo me
responde a la defensiva o hasta lo mínimo lo hace sentirse ofendido. Odio que
esto suceda, que piense que quiero hacerlo enojar o que debe estar a la
defensiva conmigo porque esto es lo más alejado de la realidad. Quisiera
retroceder en el tiempo y que todo fuera exactamente como antes…
Cuando él sí me amaba.
Porque, aunque me cueste decirlo o admitirlo, en el fondo sé que esto es así.
No me ama. No me ama. Estas palabras retumban en mi cabeza y me hacen
sentir más miserable de lo que ya me siento. Tendría que ser demasiado
estúpido para no darme cuenta de que el ya no me ve como antes, puedo ver
en sus ojos que odia que lo toque, que lo bese y hasta que siquiera le
pregunte algo. Todo en mí lo hace enojar.
Entré a la casa y fui a la cocina, tomé un par de pedazos de pizza de la caja y
los puse sobre un plato. Vi a Luciano sentado en la mesa leyendo unos comics
y me miró fijamente.
- ¿Por qué me miras así? ¿tengo algo en la cara o qué?
- Ya sabía que eras feo, solo que cada día me sorprende más tu descuadrado
rostro. – Reímos y el siguió leyendo su comic.
- Tommy está arriba, ¿no?
- No… - Me miró incómodo, como pensando mucho en decirme algo. – Salió
hace nada, apenas entraste el acababa de salir, iba molesto. Peleó con
nosotros y por su actitud, no creo que vaya a regresar esta noche.
- A la mierda, sí dormirá aquí.
Salí a buscarlo, no iba a permitir que durmiera quién sabe dónde. Estaba
demasiado molesto, esto no se lo iba a permitir. Le envié varios mensajes,

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


pero como era de esperarse, no me contestaba, así que le hablé mal, para que
se molestara y se viera obligado a responderme. Evidentemente lo hizo y
gracias a esto, pude ver su ubicación. Estaba a dos calles de aquí.
Corrí hasta que lo vi caminar frente a una acera llena de edificios pequeños.
Me acerqué rápidamente hacia él y jalé su brazo. Me miró sorprendido y
frunció el ceño.
- No me digas que me estás siguiendo, eso es demasiado patético.
- ¿A dónde demonios vas? ¿dónde pasas el tiempo? Y no me digas que estás
en la biblioteca, en el templo o donde una amiga tuya porque eso no lo creo.
- No es de tu incumbencia Jason.
- ¿Cómo que no es de mi incumbencia? Soy tu maldito novio, ¿recuerdas eso?
¿Qué vives conmigo? ¿Qué me amas? – Dobló los ojos, molesto. Cómo si yo
estuviera diciendo alguna estupidez. - ¿Recuerdas que me amas? ¿o que eso
me decías?
- Por favor Jason, ¿a dónde quieres llegar con esas preguntas tan cursis?
¿quieres que te diga que te amo? ¿Qué iré donde tu digas? Porque si es así
pierdes el tiempo, no tengo porqué obedecerte y voy a llegar tarde, así que
mejor me voy.
- ¿Llegar tarde a dónde? ¿con quién pasas el tiempo?
Me ignoraba, no respondía nada y eso me sacó de quicio.
- Tommy… - Inhalé profundamente y pasé la mano por mi rostro. – Solo… ven
conmigo, duerme conmigo hoy. Solo te pido hoy.
- Estoy harto de eso, de ti y de todo. Quieres que pase mi vida encerrado,
siendo un estúpido que se deja manipular de todo y de todos, que se la pasa
arreglando sus desastres, cocinando para ustedes. Eso es lo que quieres y ya
me harté. – Lo vi enojado, demasiado, su rostro estaba enrojecido por
completo y respiraba muy rápido, nunca lo había visto así. Por primera vez
sentí que estaba de pie ante alguien que no conocía.
- Tommy… yo… - Me interrumpió golpeándome en el rostro. Empezó a
golpearme sin detenerse y me gritaba. Estaba en shock, no sabía qué debía

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


hacer, cómo lograr que se calmara. Agarré fuertemente sus muñecas, para
evitar que siguiera golpeándome. Nunca le respondería de la misma manera.
- Te odio… - Me dijo y vi lagrimas bañar su rostro.
- Lo sé... Sé bien que me odias Tommy y lo peor es que no sé qué te hice, o
porqué merezco esto. – Bajé la mirada y lo solté. No quería llorar, pero no
pude evitarlo. Jamás me imaginé que el me diría cosas como estas o que
tendría que pasar por tanto para poder pasar una noche, una maldita noche
junto a él. – Haz lo que quieras, si quieres irte, pasar la noche donde… no sé
dónde, es tu decisión. No volveré a molestarte, eres libre, así que haz lo que
quieras.
- Jason… - Me miró y se abalanzó sobre mí, abrazándome. – Lo siento, lo
siento…

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


25. Nuestra última vez.
Jason’s POV
Cuando abrí los ojos eran las nueve de la mañana del domingo. Llovía
fuertemente afuera y estaba oscuro. Vi a tommy durmiendo profundamente a
mi lado y pensé en tantas cosas, quisiera hacerlo girar y besarlo hasta que el
tiempo se detenga o me haga a un lado, quisiera abrazarlo y que el me
abrazara a mí, como tantas veces lo hizo antes… quisiera que abriera los ojos,
me mirara con sus ojos brillantes y me dijera que esta fase acabó, que sí me
ama, que he alucinado todo este tiempo, pero sé que esto no sucederá. Si me
atrevo a tocarlo, se enojará y se irá el día entero. No sé por qué sentí que esta
vez debía mirarlo con más detenimiento, cómo si no tuviera más adelante otra
oportunidad de hacerlo así. Entonces me recosté con cuidado a su lado,
tratando que no se despertara y simplemente lo miré, acaricié su rostro y
cabello mientras dormía. Si tuvieras al menos la menor idea de cuánto te amo,
no estarías haciendo esto, Tommy.
Lo que sucedió anoche creo que fue la peor pelea que hemos tenido hasta
ahora y no hablo desde que somos novios, nuestra peor pelea de todas. El
nunca me había dicho cosas como esas y menos se había abalanzado hacia mí
a golpearme de esa manera. No entiendo porqué reaccionó de esa forma.
Luego de eso caminamos en silencio hasta la casa, quise abrazarlo, pero no
dejó que lo hiciera.
No estaba de ánimos para una fiesta, pero hoy cumplía Verónica y no podía
evitar que le hicieran una fiesta solo porque estoy pasando por un mal
momento con Tommy. Hoy fingiré que estoy bien, no sé cómo, pero debo
hacerlo.
- Eso está perfectamente bien, ¡se ve divino! – Gritó Vero al ver la decoración
con globos que hizo una mujer que su padre contrató. El cómo era de
esperarse, no vino, ni nadie de su familia ya que nadie vendría a este lugar,
pero no dudaron en derrochar dinero para mantener contenta a Vero y que
no le importara el hecho de que no vinieran. Le compró un auto deportivo
color salmón, contrató a un equipo de servidumbre para atender la fiesta, tres
chefs profesionales al igual que un Dj, decoradores y demás cosas. Había
demasiada gente adentro decorando el lugar.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Feliz cumpleaños, sabes que te quiero. – Le dije y la abracé. Le di una cajita
con un collar dentro, que me costó mucho más de lo que debería gastar, pero
sé el tipo de cosas que ella usa, lo que cuestan.
- Gracias Jason, eres el mejor. – Me dijo apretando mis mejillas fuertemente,
pero luego su rostro se tornó serio al estudiar mi rostro. - ¿Te peleaste otra
vez con Vince? ¿no te advertí sobre las peleas? Aunque esta vez no te dejó
casi marcas.
- No fue Vince, fue Tommy. Anoche tuvimos una fuerte discusión en la calle y
terminó golpeándome.
- Es un maldito hijo de puta, estoy que lo vendo a los rusos para que hagan
experimentos con él. – Me dijo muy enojada y me sorprendió escucharla decir
eso.
- ¿Por qué estás tan enojada con él?
- Jason… - Miró hacia los lados y luego me miró. - ¿Tommy está aquí?
- No, salió hace un rato y no dijo dónde…
- Sé dónde y con quién está. Tu decidirás si quieres verlo con tus propios ojos,
ya no soporto verte tan mal y más por culpa de un desconsiderado egoísta
como él.
- ¿Qué es lo que quieres que vea? – Pregunté en voz baja, temiendo escuchar
la respuesta. Sentí un enorme nudo atorado en mi garganta.
- Jason… lo siento. Tommy te está engañando, desde hace bastante tiempo. Sé
que se acuesta con Saúl, Luciano y yo lo hemos visto entrar a su apartamento,
por él se comporta así, pero no te dijimos nada por miedo a herirte, no
queríamos ser nosotros quienes te rompieran el corazón y le dijimos miles de
veces que te dijera, pero no lo hizo… lo siento.
- Así que eso es lo que sucede. – Dije eso tranquilamente como si pudiera
amortiguar el golpe de lo que acababa de escuchar. Sentí que todo en mi se
derrumbaba. Bajé la cabeza y tapé mi rostro con mis manos para que Vero no
me viera llorar. Me abrazó y no pude evitar desplomarme. Nunca me había

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sentido tan mal en mi vida, tan vacío y tan destruido. ¿Cómo es que Tommy
pudo hacerme esto? ¿cómo?
- Lo siento Jason, quisiera que no fuese verdad. – Me dijo Vero mientras
limpiaba las lagrimas de mi rostro, pero nada iba a hacer que me sintiera
mejor. - ¿Qué piensas hacer?
- Mañana hablaré con él.
- ¿Cómo que mañana? Seguro aparece en un par de horas, debes terminar
con él de inmediato.
- Mañana terminaré con él, no hoy. Quiero pasar esta última noche con él, no
sé cómo, pero la pasaré con él ya que todo se jodió y nunca volverá a suceder.
Ella me miró, asintió y volvió a abrazarme.
Subí a nuestra habitación, entré al baño y me metí en la bañera. El agua
usualmente me hacía calmarme y pensar con claridad, pero no esta vez. No
podía dejar de llorar, no había algo en que pudiera pensar más que en
Tommy, en su traición, en todo. Es que siempre lo supe, siempre, pero en el
fondo guardaba la esperanza de que sucediera algo más, no esto, nunca esto.
Terminé de bañarme, me sequé y salí a la habitación. Me vestí bien, lo mejor
que pude. Aproveché que Vero ofrecía una fiesta elegante para usar lo mejor
que tenía. Me puse un traje azul oscuro, casi negro, bastante costoso, es
moderno y llamativo, con una camisa blanca debajo y zapatos clásicos.
Ya eran las cuatro así que bajé y me reuní con Luciano, Mike y otros amigos
más. Llevaban ropa similar, pero apenas me vieron rompieron en risas.
- Miren al modelo de Paco Rabanne. – Me dijo Mike y no dije nada. Sabía que
me iban a molestar, pero eso no me importaba.
- ¿Cómo compraste un traje así de costoso Jason Evans? – Preguntó Luciano y
no dije nada, me limité a sonreír, aunque esto me costaba demasiado. Temía
perder el control y desplomarme a llorar delante de todos. – Usualmente te
digo que pareces un aborto de vagabunda con ébola, pero hoy no. Debo
admitir que te ves muy bien hermano.
- Cásense ya. – Dijo John, un conocido y todos rieron.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Bebí un par de copas de champagne para poder soportar el rato. Vi que
llegaron muchas personas y todos se quedaban asombrados al ver la
decoración tan lujosa de Verónica.
Tommy’s POV
Entré corriendo, estaba retrasado una hora, así que debía entrar sin que Vero
me viera, sé que se molestaría al ver que llegué tarde y más después de la
última vez que hablamos… entré por la puerta trasera y subí rápidamente. Me
puse un traje negro que tenía que no usaba hace mucho, solo lo usé una vez
en la boda de una compañera de la universidad.
Bajé y busqué a Vero entre la gente. La vi cerca a la entrada y me acerqué a
ella. Se veía muy feliz hablando con unas chicas, pero apenas me vio, su
sonrisa se esfumó por completo y dejó de hablar.
- Feliz cumpleaños. – La abracé y no me correspondió. ¿Seguía molesta
conmigo? – Dejé el obsequio que te compré en tu habitación.
- Gracias Tommy. – Me dijo y siguió hablando con ellas. Qué extrañas son las
mujeres, no las entiendo. Miré alrededor y todo estaba lleno de personas, la
decoración era ostentosa y me llamó la atención el enorme pastel que había
sobre la mesa. Eso debió costarle varios miles a su padre.
Me senté en uno de los pocos muebles desocupados y saqué mi teléfono,
tenía varios mensajes de Saúl. Está molesto porque me fui muy rápido para
venir a esta fiesta y no me quedé con él. Abrí el primer mensaje y antes de
que pudiera responder, me quitaron el teléfono de la mano. Era Jason, quién
estaba en frente de mí, agachado a mi altura para poder verme a los ojos.
- ¿Me lo regresas?
- ¿Bailas conmigo? – Reí al escuchar algo tan tonto y luego lo miré por
completo, se veía realmente bien, nunca lo había visto vestido de esta forma,
era tan diferente.
- Sabes que no sé cómo bailar…
- No importa, yo te guiaré. – Tomó mis manos y me miró sonriendo. Me llevó
hasta el centro de la sala dónde muchas parejas bailaban una canción lenta,

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


no la conozco y poco escuché la letra ya que estaba muy nervioso. Jason
estaba muy cerca a mí y me abrazaba mientras transcurría la canción, pero no
me abrazaba como lo hacían los demás con sus parejas. Lo hacía con tanta
delicadeza y ternura, aferrándome hacia él, que me sentí como no lo había
hecho hace tanto tiempo.
Acercó su rostro al mío y sentí su frente tocar la mía. Cerré los ojos y sentí el
suave sonido de su respiración, para luego sentir sus labios sobre los míos. No
lo detuve, sabía que necesitaba esto, que lo deseaba y sentí un fuerte dolor de
estómago. Mi garganta se cerró y quise llorar, Jason… mi Jason, me besaba
como nunca me habían besado antes, pude sentir en esos segundos su amor
por mí y lo que yo sentía por él, no sé como pude contener las lágrimas. Me
sentí tan culpable, tan mal, que desearía no haberme comportado de esa
manera, no haberme equivocado tanto y noté en ese instante, la horrible
persona que era. Tenía en frente al chico más maravilloso que la vida pudo
darme y aún así, me fui a buscar a alguien más.
- Tommy…
-Dime Jason. – Le respondí sin alejarme de el ni un poco, no quería hacerlo,
quería quedarme aquí y no pensar en todo lo que hice.
- Iba a darte esto cuando cumpliéramos un año juntos, pero quiero dártelo
hoy. – Me dijo dándome un anillo plateado y lo miré atónito, me lo puso. – No
te asustes que no es de boda. Quería darte algo que simbolizara cuánto te
amo y que cada vez que lo vieras lo recordaras.
- Jason… yo… - Sentí las lagrimas salir de mi rostro y el las secó.
- Está bien, no tienes porqué llorar. Solo baila conmigo.
Nos abrazamos durante varias canciones sin decir una sola palabra, este
momento fue algo muy emocional para mí, era como si viera todo el tiempo
junto a él pasar frente a mis ojos y luego, todo se desmorona al recordar lo
que he estado haciendo y que aún hago. El sentimiento de culpa era horrible,
insoportable.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Voy a la habitación, ya vuelvo. – Le dije a Jason y subí rápidamente. Llamé a
Saúl, le dije que todo se había acabado, sin decir nada más y luego arrojé mi
teléfono contra la pared, vi como cayó en pedazos.
- ¿Qué fue ese ruido? – Preguntó Jason mientras entraba.
- No es nada, se me cayó algo de la mesita. – Lo miré y corrí hacia él, lo
abracé, hundí mi rostro en su pecho.
- Tommy… se acabó. Todo, entre nosotros.
- ¿Qué dices? – Pregunté y sentí que mis ojos se aguaron de inmediato al ver
los suyos así. Se veía mal, triste y destrozado.
- Sé de lo tuyo con Saúl… no puedo con eso, es demasiado. Te hubiera
perdonado todo Tommy, todo menos eso y más en la forma en que ocurrió.
No fue solo una vez, quién sabe cuantas veces te acostaste con él. Ya me has
humillado demasiado y lo aguanté todo porque te amaba, te amaba tanto que
estaba dispuesto hasta a seguir contigo a pesar de eso, pero sé que no debo.
Yo estaba bien antes de ti y sé que es mi culpa, lo es, porque sé que soy un
estúpido por perderme en tus ojos... Arruinaste todo.
No respondí, no sabía qué decir, no me atrevía siquiera a mirarlo a los ojos.
Sentía que ni eso merecía.
- ¿No quieres decir nada Tommy?
Intenté hablar, pero no podía. Estaba demasiado avergonzado con él, me
sentía fatal, como si fuera lo peor y es que sí, lo era. No me atrevía ni siquiera
a disculparme porque eso no bastaría, con eso no arreglaría lo que le hice y
por eso yo… me bloquee, lo único que podía hacer era llorar.
- No vuelvas a hablarme, actúa como si nunca me hubieras conocido. – Me
dijo y salió de la habitación. Tuve que tomar grandes bocanadas de aire y me
senté sobre la cama, sentía una dura opresión en el pecho. Por dios, ¿qué
hice?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


26. Dolor.
Tommy’s POV
No pude dormir en toda la noche, lo único que podía hacer era pensar, en
odiarme por haber sido tan estúpido, odiarme porque estuve ciego, sordo,
odiarme porque sabía que esto podía pasarme e hice caso omiso a la razón,
porque pensé que podría soportar perderlo, pero no era así. No lo soportaba,
cada minuto se me hacía eterno y no podía dejar de repetir sus palabras en mi
mente. ¿Actuar como si nunca lo hubiera conocido? ¿podría hacer eso
después de tantos años juntos? Claro que no podía, no puedo sin ti Jason.
¿por perderme en tus ojos me dices? ¿acaso yo no lo estuve en los tuyos?
Ese día no salí de mi habitación, no podría pasar por la sala y verlo, porque no
merecía que lo viera a los ojos. Los mismos que vieron los mejores momentos
de mi vida y también los peores, esos ojos que me vieron llorar tantas veces y
los cuales no valoré, arruiné todo por alguien que acababa de conocer. Estaba
feliz con Jason, muy feliz, hasta que el apareció en mi vida y todo se volvió un
caos. Nunca tenía tranquilidad, estaba molesto siempre y con delirios de
persecución. ¿Cómo pude dejar la vida que tenía?
Así pasó otro día completo y tampoco salí en ningún momento, ni siquiera a
comer, porque, aunque él no estuviera ahí, tendría que ver a Vero y a Luciano,
los cuales también alejé por mi egoísmo.
Al tercer día sabía que debía salir porque estaba débil, moría del hambre, pero
cada vez que me acercaba a la puerta, sentía sus miradas y retrocedía.
Pensaba en todo, en Saúl y cómo logró confundirme, no puedo culparlo a él,
es enteramente mi culpa porque pude negarme, pude haber dicho algo,
haberlo evitado, pero no lo hice. Seguí con él, hiriendo a la persona que más
me importaba en el mundo. Jamás me perdonaré por lo que le hice.
Nunca llegamos a tener sexo, pero es cierto lo que Saúl decía, era igual, con o
sin eso lo engañé, lo abandoné hace mucho y no merecía más que sentirme
de esta manera.
Cuando se hizo de noche el tercer día, salí cuando no escuché ruidos. Bajé
cautelosamente hasta la cocina y me acerqué al refrigerador, sentí pasos
detrás de mí, giré y vi a Luciano pasar junto a Jason, quién me miró un

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


segundo y desvió la mirada. Entré en pánico, solté lo que había alcanzado a
tomar de la despensa y subí corriendo hasta la habitación. Así pasaron cinco
días completos en que no salí y no hice nada más que beber agua del grifo. No
podía salir, no me atrevía hacerlo por más que necesitara comer.
Solo veía películas de acción y de terror, todo el tiempo para mantenerme
distraído, no quería pensar en nada, porque solo tenía dos cosas en la mente.
El rostro herido de Jason cuando terminó conmigo y lo otro era el dolor de
estómago que tenía, sabía que necesitaba comer, era tanta el hambre que
sentía que se me dificultaba ponerme de pie, pero no me importaba. Ni eso
quería hacer, pensaba que ni eso merecía hacer.
- ¡Tommy! – Escuché la voz de Vero del otro lado de la puerta y no contesté,
lleva varios días llamándome, pero no puedo verla. – Te traje de cenar, debes
comer, llevas muchos días ahí encerrado y no vas a soportarlo. Por favor,
come.
- Sólo quiero agua.
Así empecé a beber solo agua fría y no la del grifo. No consumía nada más que
eso. Vero me traía unos cinco litros al día y con esto lograba mantener la
ansiedad de comer, me daba sensación de llenura, pero cuando no lo
soportaba más, fumaba cigarrillos, porque leí que estos controlan la ansiedad
de comer y hasta aprendí tácticas, como estar siempre bebiendo agua para
que no sintiera vacío el estómago y que lograra tolerar el hecho de no comer.
Veía tanta televisión que hasta llegué a conocer todos los horarios de los
programas de asesinatos y demás, conocía a los presentadores, los temas y
este canal se volvió una obsesión para mí. Me hacía dejar de pensar unos
minutos, pero luego, cuando volvía Jason a mi mente, no podía evitar llorar y
evitaba a toda costa que esto sucediera porque no podría detenerme, era
horrible esa sensación, sumada al malestar que tenía en todo el cuerpo.
Me encerré durante tres meses durante los cuáles no salí ni una sola vez, lo
único que hacía era abrir la puerta una vez al día para que Verónica me trajera
agua, unas galletas o barras de cereales y para hablarle del trabajo que había
adelantado. No dejaba que me viera cuando abría, le respondía detrás de la
puerta porque si me veía, entraría en pánico y me sacaría de aquí. Porque sí,

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


estaba irreconocible, bajé mucho de peso, no sé cuanto en realidad, pero sé
que fue demasiado porque la ropa dejó de quedarme, mi piel tomó un tono
pálido, muy pálido y por eso siempre mantenía la ventana abierta, para que
entrara el sol y poder asolearme un poco, pero con este clima de aquí, en que
siempre está nublado, era muy difícil lograr asolearme por lo menos una vez
por semana.
Hubo una noche en que perdí el control, era justo la fecha donde se suponía
que debía cumplir un año con Jason y sabía que debía soportarlo, debía hacer
algo para no ponerme mal ese día y le pedí a Vero que me comprara sedantes,
le dije que me trajera muchos, el dinero no era un problema para mí, no
gastaba nada ahora que no salía, solo un poco que le daba a Vero para que me
consiguiera las barras de cereal y desde aquí podía trabajar como si nada. Le
rogué que me trajera sedantes, pero no quiso hacerlo porque imaginó que
intentaría hacerme daño con ellos.
Entonces llegó el día, amaneció y perdí la razón. Rompí todos los libros que
tenía, corté casi toda mi ropa, rompí los adornos, la puerta del baño y quise
romper el espejo, pero me miré y vi mi cabello largo. Entonces tomé la
maquina de afeitar con mis manos y corté todo mi cabello, ahora si nadie
podría reconocerme.
A veces solo me recostaba bocarriba en la cama y sentía como pasaban los
minutos, veía imágenes pasar por mi mente. Imágenes que me atormentaban
por las noches y llegó un punto en que decidí que sería mejor mantenerme
despierto para así no tener que ver… verlo a él, porque no había noche alguna
en que Jason no estuviera en mis sueños, llamándome, abrazándome o
pidiéndome que le preparara algo, como su favorito, el helado de frambuesa.
No sé como pude echarle en cara esto. Me gusta hacer esas cosas para él, me
gustaba verlo feliz, por dios, como me gustaba…
Entonces así cuando no soportaba ver más televisión, me ponía a hacer
dibujos y retraté todo tipo de cosas, todo lo que le gustaba a Jason. Yo no era
exactamente un pintor profesional y, de hecho, pintaba bastante mal, pero,
¿qué otra opción tenía? Pintaba mucho, armas, porque el vivía obsesionado
con los juegos de tiros, guerra, tipo medalla de honor y ese tipo, pintaba autos
clásicos, que francamente nunca me habían interesado, pero sé que a el le

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


fascinaban y esperaba algún día comprarse un Camaro original de los noventa.
Después de tanto dibujarlos encontré mucho interés en estos y pude ver su
verdadera belleza, apreciaba los detalles y cada cosa de ellos. Dibujaba
también a los gatos bengala, porque estos lo obsesionaban y decía que
cuando tuviera una casa propia, alejada de todos, tendría un docena de estos
y también a un leopardo real, siempre le dije que estaba loco por pensar en
tener un animal como ese y me reía, pero en este punto hasta esos mínimos
detalles los extrañaba, añoraba escucharlo hablar sobre fútbol, Ramnstein,
animal planet, o sobre comida, porque no acababa de cenar cuando pensaba
en qué iba a desayunar al día siguiente o cuando lo veía repetir hasta tres
veces los postres de chocolate de la cena, también cuando se ponía a bailar
cualquier canción que sonara en la radio o se bebía tan rápido a veces las
cervezas que terminaba por derramárselas encima. Por dios juro que hasta
extrañaba verlo protestar por algo, porque fruncía el ceño y su rostro se
enrojecía, se veía perfecto como estuviera… pero ahora todo esto es algo
lejano, ajeno a mí y sé que perdí mi oportunidad de estar con él, es que tan
solo decir su nombre me hacía querer hacerme daño, por lo tonto que fui y no
tuve más opción que prohibirme mencionar su nombre por temor a hacer
algo de lo que no hubiera vuelta atrás. Aunque esta última opción era la que
más pasaba por mi mente, cada vez más lo veía como una posibilidad factible,
como lo único que podría hacerme salir de este estado tan deplorable. ¿Qué
más opciones tenía?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


27. Malas decisiones.
Jason’s POV
- Eso debió dolerte. – Me dijo Nicole mientras yo bebía un sorbo de vino. Le
estaba enseñando el tatuaje que, por fin, después de tres secciones eternas,
lograron terminarme. Me tatué en el antebrazo izquierdo un pez koi, todo
negro y unas partes rojo. Este simboliza la perseverancia para obtener las
cosas, el color negro por un lado lo decidí porque sé que representa el coraje
y el rojo… el amor, que marcó mi vida y que debo volver a encontrar. Después
de ese tatuaje me hice varios más, en los brazos, uno pequeño en la espalda y
otro en la pierna. Todos tenían significados similares, era algo que siempre
había querido hacer y siempre tuve uno, la serpiente, que me hice en la
universidad y no pude hacerme más porque Tommy odiaba los tatuajes, pero
el ya no estaba en mi vida y no quiero ondear en detalles sobre él por temor a
sentirme mal, cosa que ha sido imposible estos meses.
- Sí dolió, mienten los malditos que aseguran que un tatuaje no duele. Dan
ganas de querer arrancarse la piel y lo peor es que con los días te sigue
doliendo, parece que te estuvieras deshaciendo y después de una eternidad,
te deja de doler.
- ¿Para qué te tatúas entonces masoquista? – Me dijo Colin y escuché las risas
de los demás. Estábamos sentados en la azotea de uno de los edificios
abandonados, dónde una vez traté entrar, pero… él no me dejó. Éramos un
grupo grande, no solo estaba él y Nicole, también estaba Crystal, las chicas
que conocí en el recinto, Vero y Mike, Steven su compañero de cuarto y un
par de personas más que vinieron con Nicole.
- Es divertido.
- Divertido es follar, no que te destrocen la piel. Aún así, creo que se te ven
muy bien. – Me dijo y besó mi mejilla. Sé que esto es algo inesperado, ¿Colin
besando mi mejilla y yo estando de acuerdo con eso? Sí, sé que suena muy
loco y probablemente haya perdido la razón de una buena vez, pero todo
empezó exactamente un mes después de que Tommy y yo terminamos. Me
encontraba muy deprimido, tanto que permanecía de mal genio, irritable y

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


hasta el mínimo contacto con alguien lograba sacarme de quicio de tal forma
en que opté por hablar poco o no hablar si estaba en una reunión o con un
grupo de personas.
Sabía que esto no era bueno, ni sano para mí, pero la constante sensación de
que había perdido el rumbo, sumada a la fuerte opresión en el pecho que
sentía cada vez que pasaba junto a su puerta, hacía que quisiera entrar,
besarlo y pedirle que todo fuera como antes, pero sabía que no podía hacer
eso. Estaba muy herido por lo que pasó y lo peor es que Tommy ni siquiera se
disculpó nunca o intentó hacer algo para remediar las cosas. Simplemente me
evitó y nada más, como si nunca hubiera sucedido nada entre nosotros.
Estaba molesto y harto de llorar todo el tiempo, así que decidí salir,
distraerme, olvidarme de él de cualquier forma o con quién tuviera la
oportunidad. Así cometí múltiples errores, estuve con numerosas mujeres que
no conocía buscando sentirme diferente, pero eso me hacía sentir aún más
vacío. ¿Cómo es que antes disfrutaba tanto tener sexo con una chica y ahora
esto era algo insoportable para mí? La sensación de asco era permanente y no
se iba, independiente de quién fuera la chica. Entonces decidí optar por otra
estrategia, algo nuevo. Si las chicas me daban asco, ¿qué mas quedaba? Sí, los
chicos. Creo que una vez que probé lo maravilloso que se sentía estar con
uno, ya no había vuelta atrás y no podía cambiar el hecho de que no tolerara a
ninguna mujer.
Ligar con hombres era algo más complicado de lo que pensé. Me imaginé que
sería algo sencillo, como sale en la televisión, veo a uno que me interese, lo
miro a los ojos y este camina hacia mí. No, así no funcionan las cosas en
realidad. La falta de experiencia me afectó mucho y por más que lo intentara,
no podía acercarme a alguno que llamara mi atención. Me daban nervios y
eso me hacía enojar, ¿desde cuando te volviste un maldito sensible? Pensé.
Todo marchaba así hasta que una noche cambió todo. Estaba en una de las
tantas discotecas del centro, no sé como se llamaba, pero estaba aburrido.
Estaba sentado junto a la barra, bebiéndome la decima cerveza de esa noche
y sonó una canción, no era cualquier canción. Era: Prisoner of your eyes, la
canción favorita de Tommy. De inmediato me sentí mal, sentí como mis ojos
se llenaron de lagrimas de inmediato y molesto, arrojé lejos la botella que

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


tenía en la mano. Escuché los vidrios romperse y varias personas voltearon a
verme un par de segundos, pero luego volvieron a sus actividades. Colin,
quién me vio arrojar la botella, se bajó de la tarima donde bailaba y no vestía
como mujer esta vez, se acercó a mí.
- ¿Aún mal por Tommy? – Me preguntó y sentí su mano secando mis lágrimas,
la retiré de inmediato de mi rostro. El sabía de mi estado porque días atrás me
había encontrado con él en el museo, el día sagrado. Por lo mal que lucía,
notó que no estaba bien y no tuve más remedio que contarle lo que sucedió
por su insistencia.
Nos sentamos en una de las mesas y noté que el también no pasaba por un
buen momento. Me contó que hacía unas horas atrás, había podido terminar
al fin con Vince, me dijo que no lo trataba bien, que había abuso físico
constante y bufé. ¿Y tus numerosas infidelidades? Le pregunté y me fulminó
con la mirada. A pesar de todo, parecía que lo quería y eso se me hizo extraño.
Nos quedamos hablando esa noche, me embriagué por completo, por tercera
vez esa semana y vi que el estaba igual que yo o peor, porque estaba mareado
y no tenía equilibrio.
- Podemos seguir aquí lamentándonos o podemos divertirnos. – Me miró con
lujuria y no respondí. Lo pensé por un momento, ¿estaría mal que estuviera
con él? O más bien, reformularé la pregunta: ¿a quién demonios le importaría
que me acostara con él? Accedí y aún no sé bien que pasaba por mi mente
mientras caminábamos hacia uno de los baños, no sé si eran demasiadas las
ansias de dejar de pensar o de sentir algo más que tanto dolor. Lo único que
sabía era que quería no sentir.
- No traje preservativos. – Le dije y el me miró sonriendo enseñándome el
pequeño empaque azul en sus manos. Cerré asegurando la puerta y de
inmediato me besó. No era una sensación desagradable, es que vamos, Colin
besa como los dioses, es de esperarse por su experiencia, pero mi mente
estaba en otro lugar, no ahí, mientras su mano recorría mi pecho y la otra
acariciaba mi miembro, pensaba en que esto no estaba bien, en que debería
irme, en Tommy… basta ya Jason. Lo hice girar con fuerza, bajé sus jeans sin
pudor alguno y sujeté con fuerza su cabello. El gemía y parecía disfrutarlo
porque no dejaba de pedirme que lo hiciera de una vez. Me puse el

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


preservativo y entré con un solo movimiento. Colin gritó, pero eso no me hizo
detenerme. Empecé a embestirlo con fuerza, muy rápido y sentí como caía el
sudor de mi frente. Así seguí por mucho tiempo, hasta que escuché que
incrementaron los gemidos de Colin, vi su espalda arquearse y un líquido
transparente caer en el piso. No tardó en quitarme el preservativo, agacharse
e introducirse todo mi miembro en su boca. Eso me hizo estremecerme y no
tardé en acabar.
Esa fue la primera vez que estuve con Colin y no la última, lo hacíamos una o
dos veces por semana en su apartamento, en su casa o hasta un par de veces
en mi cama. Le insistí en que no pasaría nada más que eso, que tuviera claro
que eso era lo único que podía pasar entre nosotros, pero esas advertencias
fueron inútiles. Veía como me miraba ahora y sabía que se había enamorado o
al menos algo similar a eso, pero aún así, nunca me pidió tener una relación o
exclusividad, sabía que nunca accedería eso. Para mí solo era sexo y el lo
sabía.
No quería que nadie se enterara de lo que sucedía entre nosotros, pero fue
imposible. Una noche nos vio un amigo de él, el rumor se corrió y no tardó en
enterarse Luciano y Verónica, quiénes pensé que reprocharían lo que hacía,
pero no me dijeron nada o bueno, Luciano no me dijo nada, pero luego
Verónica sí. Insistió en que esto estaba mal, que Colin se acuesta con muchas
personas, que iba herir a Tommy… esto era absurdo porque primero, ¿por qué
me importaría que Colin se acueste con otras personas si no somos nada? No
tiene sentido y segundo, ¿herir a Tommy? ¿el pensó en eso cuando se
acostaba con Saúl? ¿pensó en como me sentiría? Así que no debía
preocuparme por eso, no me importa si el vive o muere, no me importa nada
de él…
Por dios, ¿a quién demonios engaño?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


28. El impacto al verlo.
Jason’s POV
- Jason. – Repitió por enésima vez Verónica mientras me seguía hacia mi
habitación. - ¡Jason! ¡no puedes seguir ignorándome!
- ¿Qué es lo que quieres? – Respondí mientras me desplomaba en la cama.
- No te voy a reprochar tu vida sexual porque con quién te acuestes es tu
problema y no voy a meterme más en eso. Pero no puedes ser tan egoísta con
Tommy, no te pido que vuelvas con él porque sé que no lo harás, pero sí que
le hables o hagas algo, lleva tres meses sin salir de su habitación.
- ¿Qué puedo hacer si no quiere salir Verónica?
- No te había dicho porque pasabas por un mal momento y no quería darte
otro dolor de cabeza, pero ahora que te veo bien te lo diré. ¿Sabías que solo
ha estado bebiendo agua y nada más?
- ¿Cómo que agua? No lo entiendo. – Le dije y me senté en el borde de la
cama, ella se sentó a mi lado y tomó mi mano.
- Solo bebe agua. No come casi nada, solo las pequeñas barras de cereales
que le paso por debajo de la puerta o galletas, no recibe nada más que eso.
No come nada desde que terminó contigo y estoy muy preocupada.
- Espera un momento. – Me puse de pie. - ¿Es cierto que no come? ¿o es solo
una excusa para que vaya a hablarle?
- Por dios Jason, no mentiría con algo como eso. Le he rogado que coma algo,
le he traído todo tipo de platos, jugos, helados, pero rechaza todo y temo por
su salud. He escuchado varias veces sonidos de cosas rompiéndose en su
habitación, no sé cómo estará.
Suspiré fuertemente y pasé mi mano por mi rostro. No pude evitar sentir
punzadas en el estómago y preocuparme en sobremanera, pensé que todo
estaba bien, que simplemente no quería salir, más no que algo tan malo como
esto estaba sucediéndole. ¿Cómo es que no estás comiendo Tommy? ¿por
qué haces eso? ¿será qué… por mí?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Tommy’s POV
Its all relative to the size of your steeple, you can’t see the forest for the trees,
you can’t smell, your own shit on your knees. Hey you, what do you see?
something beautiful, ¿something free? Hey you, ¿are you trying to be mean? if
you live with apes, man, its hard to be clean. Escuchaba por tercera vez esta
canción y por primera vez entendía tan bien la letra. Nunca me gustó el tipo
de música de Marilyn Manson, pero esta letra me hizo pensar muchas cosas.
Es difícil que no actuara como lo hacían los demás, creo que al final fui un
corriente más, otro básico que no usa la cabeza ni piensa con racionalidad.
A la cuarta vez que escuché esa canción, mi estómago empezó a dolerme
tanto que caí en el suelo. Todo empezó a darme vueltas y apreté los dientes
para no gritar del dolor. Era agudo y sentía una serie de espasmos en el
abdomen. Con mucho esfuerzo pude ponerme de pie y sentí tantas nauseas
que tuve que correr al baño, tirarme en el piso y vomitar hasta que no pude
hacerlo más. En realidad, no vomité nada, solo el agua que bebía, pero aún así
estaba tan débil que era casi imposible ponerme de pie.
Me puse de rodillas, me sujeté del lavabo para tener equilibrio, pero perdí el
conocimiento. No sé por cuanto tiempo estuve ahí tirado, pero cuando
desperté, ya era de noche. Me escabullí entre las sabanas y me cubrí con
todas las que tenía o bueno, las que no había roto aún. Tenía escalofríos y
mucha fiebre, literalmente temblaba y nada me hacía quitarme el frío que
sentía. No sabía a que se debía esto si el calefactor estaba encendido y
funcionaba correctamente. Llevo muchos días así, no sé cuántos, pero me ha
sido imposible calmar el enorme frío que siento.
Y no solo el frío es lo único que me afecta, es el constante malestar, la fiebre
que no se va y el hecho de no poder ponerme de pie por mucho tiempo hace
que esté enojado siempre. Lo único que me hace sentir mejor es ver el rostro
de Jason en mi mente y temo por él, porque hace mucho tiempo que no me
ve, temo que me olvide, que deje de importarle que yo exista, aunque sé que
esto va a suceder, no sé cuándo, no sé si ya sucedió… pero pasará y yo solo
seré un mal recuerdo en su cabeza, alguien que no vale la pena ni mencionar,
alguien del pasado que enterró para nunca más sacar a la superficie y lo peor
de esto es que sé que no podré hacer nada más que recordarlo, o imaginar

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


que las cosas sucedieron de una forma diferente, fantasear con que aún me
ama y que no ve a nadie más que a mí.
Creo que estoy enloqueciendo.
Tenía los días contados, llevaba noventa y seis días sin salir de la habitación,
exactamente tres meses y casi una semana, aún no pasaba por mi mente la
idea de salir, aún no podía y sí, pensé varias veces que debía hacerlo, sobre
todo las últimas dos semanas, pero luego me miro en el espejo y veo que no
es algo posible. Me veo muy mal, jamás pensé que llegaría a tener este
aspecto. Estaba muy delgado, tanto que podía ver claramente la forma de los
huesos de mis costillas, la forma de mi columna en el espejo y mi rostro, creo
que era la peor parte. Mis ojos se veían cansados, enrojecidos algunas veces y
tenía unas profundas ojeras marcadas. Aún no tenía cabello, lo mantenía muy
bajito porque sentía que no soportaba dejarlo crecer más.
Hay veces que me dan ataques de ansiedad y me dan ganas de hacerme
daño, pero evito hacerlo y solo rompo cosas, o termino de romper las que ya
arruiné. No entiendo que me sucede, pero mi estado de ánimo cambia muy
rápido. Hay veces que me siento bien, alegre o me río con un programa que
veo, comedias, bromas, pero luego algo me hace irritar demasiado, algo que
sé que no es nada. Paso de estar bien a mal en un segundo y sé que debo salir,
debo hacerlo, pero pensar en salir me aterra, sé que no soportaría dar ni tres
pasos. Es como una fobia irracional, no lo sé.
Esa mañana me duché, me puse dos suéteres y un abrigo, para así tolerar el
frío, aunque de igual forma tuve que usar una sabana para cubrirme.
Alrededor de las nueve escuché que golpeaban a la puerta y eso fue muy
extraño. Verónica viene solo al mediodía y no toca, siempre me llama, pero
estaban tocando esta vez. No respondí, no podía abrir sin saber que era ella.
No me atrevía a hablar con nadie más.
Los golpes no se iban por más que los ignorara, ¿quién era? ¿por qué la
insistencia?
- Tommy. – Escuché la voz de Jason y me llené de nervios. Me bloqueé, no
pude responder de ninguna forma. - Tommy, ábreme por favor.
No puedo abrirte, no luciendo de esta forma. Terminarás de odiarme Jason…

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Tommy, abre, así sea a la fuerza voy a entrar. – No supe qué hacer, ¿en
verdad entraría? ¿cómo iba a ocultarme ahora? Escuché murmuraciones
afuera y luego sentí un fuerte golpe en la puerta. Por dios, ¡la van a tirar! Corrí
como pude y me encerré en el baño, me metí en la bañera. De inmediato
sentí otro golpe, lograron entrar. Golpeaban ahora la puerta del baño, esta
sería más fácil de romper, ya tenía una parte partida, lo había hecho hace días.
- Ábrenos Tommy, sabíamos que querías privacidad y por eso no te
molestamos, pero ya debes salir, debes comer algo. Estamos preocupados por
ti. – Escuché la voz de Luciano y entré en pánico, no pueden verme así, ¡no
pueden! Sonó otro fuerte golpe, tras otro y escuché como cayó también esta
puerta. Me tapé por completo con la sabana, no podían verme, no así…
- Tommy… - Sentí las manos de Jason en mis brazos, me tocaba con
delicadeza, como si pudiera romperme. – Déjame verte. – Sentí mis ojos
aguarse y me rendí, el quería verme y era lo que importaba. Dejé que me
quitara la sabana y lo miré. Abrió los ojos como platos, estaba en shock. De
inmediato se fue, ¿tan horrible estaba?
- Tommy, por eso no me dejabas verte. ¿Qué te pasó? – Vero me abrazó al
igual que Luciano. No dije nada, no tenía nada que decir.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


29. Recuperación.
Jason’s POV
No podía hacer nada más que dar vueltas por el pasillo, no terminaba de
asimilar lo que acababa de ver. Tommy estaba mal, demasiado. Está en los
huesos. Verlo así de mal me daban ganas de querer abrazarlo, besarlo y
cuidarlo, pero no puedo hacer eso. ¿Por qué está así? ¿estaba deprimido?
¿todo el tiempo lo estuvo? Yo pensé que el me odiaba, que me evitaba, que
seguía viéndose con Saúl. No tenía idea de que se había encerrado todo ese
tiempo, pensé que trataba de no cruzarse conmigo. Jamás me hubiera
imaginado que había pasado por esto. No soporté verlo tan mal, tuve que salir
de inmediato, me impresioné.
Su habitación estaba hecha un desastre, estaba todo roto, las cortinas, las
sabanas, su ropa, sus libros, las enciclopedias que guardaba, sus cuadros, su
teléfono, todo. Lo único que estaba en pie era la cama y la televisión.
Inhalé profundamente y volví a entrar. Aún estaba ahí, arrinconado en la
bañera, con Vero y Luciano a su lado hablándole. Se veía tan frágil.
- Salgamos de aquí, te pediremos algo de comer, lo que quieras, pero por
favor, sal. – Le dijo Verónica y el negó con la cabeza.
- Sal con nosotros Tommy. – Le dijo Luciano y el seguía negándose.
- ¿Pueden dejarme solo con él? – Les pregunté y asintieron, de inmediato
salieron. Me acerqué a Tommy y me agaché a su altura. Esquivó mi mirada, se
veía nervioso y tenía los ojos enrojecidos. – Sé que te incomoda que ellos te
vean así, pero conmigo no debes sentirte así.
- ¿Cómo no voy a sentirme así? – Me dijo casi en susurros. – Me dijiste que
actuara como si no te hubiera conocido, pensé que no querías volver a
hablarme ni verme.
- No pienses en eso ahora. Quédate hoy en mi habitación, yo dormiré en un
sillón, ¿te parece?
- ¿No te molestaría? – Preguntó nervioso, casi que con miedo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Claro que no Tommy. – Lo ayudé a salir con cuidado. Le costaba caminar y
por eso no podía soltarlo. Temía que se cayera. Me sorprendió que pudiera
sentir sus huesos al tocar su cintura, eso me hizo sentir muy mal.
Lo llevé hasta mi habitación, lo ayudé a acostarse en la cama. Evitaba
mirarme. Vi un suéter de Colin a un costado de la cama y me alteré, lo quité
rápidamente antes de que Tommy lo viera.
Le hicimos algo de comer y solo pudo probarlo un par de veces antes de
vomitarlo. Me preocupé y llamé a una ambulancia. No podríamos cuidarlo
nosotros, no sabría qué hacer o como hacer que mejorara. Fui en la
ambulancia con él hasta el hospital que queda en el sur, es el único que hay
aquí.
Estaba sorprendentemente vacío. Llevaron a Tommy hasta una habitación
privada donde un doctor de unos cuarenta o cincuenta años lo revisaba. Lo
hizo pesarse, revisó sus pupilas, los latidos de su corazón y su pulso. Me miró
alarmado y me hizo salir con él hasta el pasillo.
- Tiene anorexia crónica, debe estar aquí hasta que recupere sus defensas,
suba un poco de peso y siga un tratamiento tanto físico como psicológico. Si
se va a casa y no se trata, morirá en unas semanas. Dos como mucho.
Oír eso se sintió como si me hubieran golpeado, ¿cómo no me di cuenta
antes? ¿cómo dejé que esto le pasara?
- ¿Puedo quedarme con él estos días?
- Claro, es importante que reciba mucho apoyo. Por lo general en estos casos
el paciente presenta depresión, pierde el interés en todo y se aleja de la
gente. No lo dejen solo.
El doctor le puso un sedante porque a Tommy le dolía fuertemente el
estómago, me dijo que ese era un síntoma normal de la gente que tiene
anorexia. Se quedó dormido y lo observé, lucía tan enfermo, delgado, tenía la
piel pálida, ojeras, pero aún así, ahí estaba él, mi Tommy, el único a quién
podré querer de esta forma.
Pasaron así varios días. Hacían ir a Tommy a terapias grupales, donde había
chicos como él y hablaban de sus experiencias con la enfermedad, otras veces

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


hablaba solamente con la psicóloga y así pudo soltarse más, volver a hablar
como antes. Ella me dijo que efectivamente el estaba deprimido, que eso lo
llevó a dejar de comer, a tener ataques de ira y de ansiedad. Por un momento
ella quiso decirme por quién estuvo así, pero no la dejé que lo hiciera. Quería
que el mismo me lo dijera.
También empezaron a suministrarle medicamentos, como tres diferentes y
aunque el no quisiera tomárselos, lo convencía de hacerlo. Necesitaba
mejorarse, no podía permitir que se hiciera más daño y pueda ocurrir lo peor.
Colin no dejaba de llamarme, eso era bastante estresante. La idea de verlo y
salir con él de nuevo estaba cada vez mas distante. Lo único en lo que me
enfocaba era en que Tommy se recuperara, no podía andar follando sabiendo
que el está internado y más en su estado. Además… no quería estar con nadie
más. Hablábamos poco, sé que le daban nervios hablarme y a mi no se me
ocurría nada que pudiera decirle.
Hubo una tarde, en el noveno día en que estuve aquí con Tommy, en que
estaba en su habitación. Veía un programa que puso Luciano, ellos habían
estado aquí al igual que todos los días en la tarde, se habían ido porque ya
había pasado la hora de visita. Bebía un café, cuando vi que el doctor entró
con Tommy. Le dijo que descansara. El se acostó en la cama, lo miraba y sentí
que el me miraba de reojo, pero desviaba la mirada.
- Jason… - Dijo sin mirarme.
- ¿Qué sucede? ¿necesitas algo?
- ¿Por qué estás aquí? Deberías estar en la casa, afuera, donde sea, menos
aquí. Sé que me odias y no te culpo.
- No digas que te odio, no es así. No podría odiarte.
- Yo… - Me miró fijamente y suspiró. – Lo siento… me equivoqué, daría lo que
fuera para retroceder y no hacer lo que hice, pero no puedo, sé que arruiné
todo entre nosotros. No te imaginas lo arrepentido que estoy, por eso me
puse así de mal.
- Tommy.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Te extraño, te extraño todo el tiempo. No quiero ni siquiera recuperarme
porque cuando lo haga, me den de alta y salga, sé que no podré hablarte de
nuevo y no quiero eso…
- No dejaré de hablarte. Podemos volver a ser amigos, si quieres.
El asintió, sonrió y se abalanzó sobre mí, abrazándome. Lo abracé también. Sé
que quiero más, mucho más que eso, pero con esto puedo estar bien,
podemos estarlo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


30. ¿Otra oportunidad?
Tommy’s POV
Transcurrieron varios días y terminé el tratamiento en el hospital. No duré
muchos, todo estaría bien si seguía tomando las pastillas en sus debidos
horarios y comiendo cuatro o cinco comidas al día. Ya podía tolerar comer,
todo gracias a esas medicinas. Seguía igual de delgado, es lógico que no subiré
de peso en dos o tres días, pero sé que lograré subir con el tiempo.
Me sentía mucho mejor, en todos los sentidos posibles. Saber que podía
hablar con Jason me hacía muy feliz, no me importaba que fuera solo como
amigos, con eso me bastaba, no necesitaba nada más.
- Por fin sales, te extrañaba. – Me dijo Vero besándome las mejillas. Estaba
entrando a la casa. Jason estaba estacionando su auto. - ¿Cómo te fue con
Jason?
- Bien. – Me miró con picardía, sabía que pensaba algo malo. – No sé porqué
me miras así, ¿cómo más me podría ir con él?
- Sabes a lo que me refiero, ¿volvieron? ¿se besaron? – Negué con la cabeza. –
No te creo, duraron varios días juntos allá. ¿Cómo es posible que no haya
sucedido nada?
- No sucedió nada porque no somos novios Vero, terminamos y no vamos a
volver. No creo que el me quiera de nuevo, me dijo que fuéramos amigos.
- ¿Amigos? – Dijo Luciano y me abrazó. – Amigo soy yo de Verónica, amigo
tuyo, de él, pero ustedes ya no pueden ser amigos. Esa es una excusa barata
para justificar que necesitan verse. Es que a ustedes no los soporto, hasta
separados son cursis. Voy al baño, necesito vomitar.
- ¿Por qué vas a vomitar? – Preguntó Jason mientras entraba. - Cierto, olvidé
que eres tonto, ¿Volviste a comer dulces que encontraste en la calle?
- No comí nada, estoy comiendo poco. Sigo una dieta baja en calorías ahora.
- ¿Baja en qué? Disculpa molestarte josefina.
- Cállate. Siempre se te da por fastidiarme a mí, ¿por qué no fastidias a
Tommy?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- A él no, se está recuperando. Luego si lo molestaré. – Pasó su brazo por mis
hombros, abrazándome. No me esperaba eso, no dije nada. Mi rostro ardía.
- Siempre tienes una excusa para no molestarlo a él. Te apuesto que a golpes
no te defiendes maldito.
Empezaron a pegarse, Luciano perseguía a Jason por toda la sala y este se
reía, tirando cosas a su alrededor y me limité a observarlos, hacía tanto que
no pasaba un buen rato con ellos, lo extrañaba. Les dije que quería trabajar de
inmediato, que me mostraran lo que habían averiguado, todo lo que me había
perdido estos meses, pero se negaron. Luciano me dijo que pasarían conmigo
este día y en la tarde harían una cena especial. Insistí en que esto no era
necesario, no merecía algo así, lo sabía, pero de igual forma me dijeron que la
harían.
- Tarde de películas de terror, tengo la mejor de todos los tiempos: The
Exorcist. – Dijo Luciano satisfecho mostrando el DVD en su mano. – No es de
muy buena calidad… la discotienda que pude encontrar es de dudosa
reputación si saben a lo que me refiero. Un tipo con un parche en el ojo me
ofreció hacerme una mamada por ocho dólares, eso fue perturbador.
- ¿También a ti? Me crucé al tipo que le falta un ojo cuando compré las pieles
y también me ofreció una mamada por ocho dólares, hasta dijo que ponía el
lugar. – Dijo Jason entre risas.
- En verdad a ustedes los persigue la desgracia. – Dijo Vero. – Acá hay gente
muy extraña, cómo el tipo vestido como Boy George que la semana pasada te
asustó.
- No recuerdo eso. – Respondió Jason.
- Claro que no lo recuerda, el tarado esa noche estaba engatusado por Colin
que no lo soltaba. – Dijo Luciano. Jason y Verónica lo fulminaron con la
mirada. ¿Qué sucedía? ¿cómo que Colin no soltaba a Jason? ¿Luciano está
teniendo alucinaciones ahora?
- Qué tonterías dices. – Dije entre risas y vi las miradas que ellos se daban, era
evidente que me ocultaban algo. – Jason, ¿estabas con Colin? – Pregunté

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


avergonzado, por lo tonto que eso se escuchaba. Algo así jamás podría
suceder, Jason odia a Colin, no lo soporta.
- Pues… - Asintió con la cabeza y no me miraba. No podía creer esto, ¿se
estaban viendo? – Estamos en algo.
– Es mejor que te enteres ahora por nosotros y no porque alguien más te lo
diga, no sería lo ideal. – Vero me miró con ojos de súplica, en un tono bajo,
como intentando suavizar el golpe de lo que decía.
- Lo siento, debí consultarte antes. – Me dijo Jason.
- ¿Por qué te disculpas? No tienes porqué hacerlo, eres libre, puedes salir con
quién quieras. Sería ridículo de mi parte reclamarte por eso. – Mentí, era
lógico que no toleraba eso, la sola idea de imaginarlos juntos era insoportable,
pero el podía hacerlo y aunque no me gustara, no podía hacer nada más que
aceptarlo. Éramos amigos, eso era lo que habíamos acordado y nada más,
aunque deseara con toda el alma que fuéramos más que eso, no podía hacer
nada. Podría perderlo de nuevo si intento hacer algo y no quiero ni pensar en
estar lejos de él. - ¿Podemos ver ya la película?
Luciano puso el DVD y nos quedamos en silencio. Fue algo incómodo. Por
como se miraban entre ellos supe que no me querían haber dicho eso, pero es
cierto lo que dijo Vero, al menos me enteré ahora y no al verlos juntos… ¿qué
haría cuando los viera? ¿Cuándo Colin venga a verlo? ¿Cuándo lo abrace
delante de mí?
Transcurrió la película, era la cuarta vez que la veía. Antes Luciano, Jason y yo
nos reuníamos todos los viernes en la noche y veíamos clásicos de terror, las
mejores, mientras comíamos palomitas, doritos o bebíamos energizantes.
Eran buenos momentos, nos divertíamos mucho mirando esas escenas, con
sus efectos retro, o intentando adivinar qué iba a pasar o quién sería el villano.
Los observé a los dos, mientras miraban fijamente la película, venía la niña
terrorífica bajando las escaleras, caminando al revés. Luciano estaba aterrado,
reconozco esa mirada, se muerde las uñas y respira más seguido. Jason
miraba fascinado la televisión, como si fuera lo mejor que veía. Vero no
prestaba atención, ella se aburre con este tipo de películas, estaba leyendo
una revista de moda. En verdad los quería, los quería mucho a todos.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Sentí nostalgia, pero lejos de ser tristeza, fue un sentimiento de gratitud, de
compañerismo. Sabía que tenía buenas personas a mi lado y no los cambiaría.
Cuando acabó la película, Verónica y Jason fueron a la cocina, no sé que
preparaban que era tan complicado de hacer. Se escuchaba que peleaban,
que no se ponían de acuerdo, se escuchó el ruido de varias ollas que cayeron y
por un momento, se sintió un fuerte olor a carne quemada. Ellos no saben
cocinar, no cocinan absolutamente nada, no quiero saber qué demonios
preparan, parecía que un tipo ciego, sin una mano y con Parkinson, fuera el
que cocinaba, no dos chicos de menos de veintitantos.
Salí al patio trasero de la casa. Usualmente no suelo venir aquí, pero quería
sentir el aire libre, despejar mi mente. Me acosté sobre el césped y miré el
cielo que lucía de un color rojizo, con nubes azules y destellos amarillos del
sol. Estaba anocheciendo. Pensé en muchas cosas, en todo lo que he hecho,
en la locura que fue venir aquí. Me sorprendí de pensar en que solo nos
quedaban dos meses aquí. Dentro de poco cumpliríamos dos años, el tiempo
que había sido establecido en un comienzo. Al principio pensé que todo el
tiempo estaríamos aterrados, a la defensiva y miles de cosas más, pero con
todo lo que ha pasado, incluidas las malas experiencias, tanto las aterradoras
como las amorosas… han sido únicas, estar aquí ha sido sin duda lo mejor de
mi vida y en verdad no quisiera irme. No puedo pensar en volver a una ciudad
corriente, después de haber estado en este lugar de ensueño.
Me sentí muy bien en ese momento, no había nada que me preocupara o
atormentara. Los días que veía a Saúl los vivía preocupado, inquieto y con
miedo, pero ya no era así, todo estaba bien y quisiera que permaneciera así.
Permanecí una hora ahí y sentí que me congelaba, pero aún así quería
quedarme ahí un tiempo más.
- ¿Esperando a que aparezca santa con los regalos? – Preguntó Jason mientras
se acostaba a mi lado.
- ¿Cuál santa? Ni siquiera es diciembre. – Reí.
- Entonces no sé por qué sonríes solo como si esperaras algo.
- Me siento bien, es todo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Nos quedamos en silencio unos segundos, miré a Jason de reojo y estaba
pensativo, parecía que quisiera decirme algo, aunque no lo sé.
- ¿Qué tal ha sido todo con Colin? – Pregunté y me miró sorprendido.
Incrédulo de lo que decía.
- No querrás que hable sobre eso…
- Sí quiero, no hay problema. Para eso somos amigos, ¿no?
- Pues… - Dudó un segundo y suspiró. - Te refieres al sexo, ¿no es así?
- El sexo lo es todo.
- Está bien, cómo debería ser. No creo que quieras saber los detalles… - Se
quedó en silencio unos segundos. - ¿Cómo fue para ti estar con Saúl?
- Si a estar te refieres a pasar el rato, pues diré que es normal y si a sexo te
refieres, no sabría que decirte porque no lo hice con él.
- Espera un momento. – Dijo alterado y se sentó, me senté también. - ¿Cómo
que no lo hiciste con él? ¿es en serio Tommy?
- Sí, es en serio. No lo hicimos, ¿por qué pensaste eso?
- No lo sé, era lo lógico. ¿Quién no pensaría eso? – No respondí, no sabía que
debería decir, tenía sentido. – Debiste decirme eso cuando te dije que
termináramos.
- Estaba muy avergonzado como para darte explicaciones, no podía ni verte a
los ojos… sentí que no merecía mirarte.
- Dios, Tommy. Debiste decirme. No tienes idea de todas las cosas que he
hecho desde que terminamos, ni con cuánta gente he estado.
- Podías estar con dos mil si querías Jason. Podías hacerlo, eras libre, yo fui
quien dañó todo, no tú. Así que no te culpes de nada, no lo mereces.
- No, no es así. Sí debiste decirme, habría sido todo muy diferente. – Me dijo
alterado, molesto. – Si hubiera sabido eso, jamás me habría acostado con
nadie que no fueses tú, habría intentado solucionar las cosas contigo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No digas eso como si lo que yo hice no hubiera estado mal porque no es así.
Lo preferí a él, me cegué. Sino hubiera hecho eso, aún estaría contigo y no
extrañándote tanto… - Me miró fijamente a los ojos y mis mejillas se
encendieron como focos. Intenté no hacerlo, ser fuerte y resistirme, debía
hacerlo, pero las ganas fueron más fuertes que la razón y no pude más. Lo
besé, con intensidad y tomé su rostro con mis manos mientras lo hacía. El no
me detuvo. Acaricié su cabello, sus mejillas, su cuello mientras seguía ahí,
besándolo y juro que no quería que este momento se terminara. Era lo que
necesitaba, lo que a mi vida le hacía falta, sino lo besaba en ese momento
moriría.
El se separó un poco y me miró, con sus dedos acarició mis labios y me dio
unos cortos besos mientras lo abrazaba.
- ¿Puedes… darme otra oportunidad? Por favor… jamás te haría daño, no de
nuevo, no me perdonaría hacerte algo así. Te necesito, no tienes idea de
cuánto. -Le dije y el asintió, sentí que mi corazón saltó de alegría.
- Me arrepentiré de esto después. -Dijo entre risas, lo besé de nuevo.
- ¿Qué sucederá con Colin?
- No lo sé, supongo que debo hablar con él, aunque no sé cómo. Desde que
volví a verte después de varios meses y pasé estos días contigo en el hospital,
supe que no quería estar con él, ni con nadie, no si no eras tú. Sé que no lo va
a tomar bien, creo que si le importo.
- Debes decírselo de buena manera, no quiero que se sienta mal.
- Lamento interrumpirles la escena cursi, pero la carne que dejaste en el
horno, está echando humos por todos lados. Habrá un incendio si no la sacas
ahora. – Le dijo Luciano y Jason se puso de pie de inmediato, corrió hasta la
puerta, pero regresó con un rostro de malicia.
- Quieres que la saque ahora, ¿eh? Sabía que eso querías. – Le dijo, Luciano lo
aniquiló con la mirada y luego se fue a la cocina.
- Es un maldito degenerado, no sé que le ves. – Reí, era costumbre ver este
tipo de conversaciones entre ellos. – Por tu culpa acabo de perder cien
dólares.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Por qué? ¿qué te hice o qué?
- Aposté con Vero y Mike a que tardarían ustedes una semana en volver, pero
cuatro horas después y ya están abrazándose. Te odio.
- No sé qué puedo decirte, ¿lo siento? – Me dio un leve golpe en el hombro y
me miró sonriendo.
- Me alegra por ustedes, sé que necesitaban esto. Aunque ahora debemos
pensar en otra cosa, conseguir algo que nos duerma la boca o un sedante,
porque vamos a comer el desastre que hizo Verónica y Jason. Dijeron que era
cordero, pero parece más carbón en forma de circulo… me dará cáncer al
comer eso.
- Es cierto, ¿cómo comeremos eso? Acabo de salir del hospital, no quiero
regresar aún.
- Es un poco tarde para eso… - Dijo señalando a Vero, que estaba de pie en la
entrada, haciéndonos señas para que fuéramos a comer.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


31. Catástasis.
Tommy’s POV
- Dos más dos son cuatro… - Iba tarareando Vero una canción de niños
mientras caminábamos hacia la cafetería, para luego ir al templo. Habían
transcurrido varios días desde que regresé del hospital.
- Y cuarenta los que este año has botado. – Le dijo Jason y ella chasqueó la
lengua. El estaba molesto con ella y no era el único, yo también lo estaba.
Dejó sin ningún motivo a Mike, dejó de contestarle las llamadas, fingió no
estar cuando el iba a verla y evitaba cruzarse con el en las calles. Esto nos
pareció algo muy cruel, no es la forma moral de dejar a alguien, menos a un
chico tan bueno como él, no merecía eso.
- No se hagan, sabían que esto tarde que temprano sucedería. Yo misma le
dije que lo nuestro tenía fecha de caducidad, el aceptó los términos así que no
me culpen. – Dijo despreocupadamente y corrió a saludar a unas amigas suyas
que vio de pie en la entrada de la cafetería. Arrastró a Luciano con ella.
- No tengo hambre, los puedo esperar afuera. – Le dije a Jason y negó con la
cabeza.
- No puedo dejar que no comas, debes hacerlo. Sabes que debo cuidarte.
- De verdad no tengo hambre, no es broma…
- Hazlo por mí, ¿está bien? – Me dijo agarrando mis manos y me sonrojé.
Sonrió al verme así.
- Cómo digas… te adoro. – Me dio un corto beso, pasó su brazo por mis
hombros y entramos a la cafetería. Todo entre nosotros había vuelto a ser
exactamente como antes e incluso mejor, desde que volví, no nos separamos
más, era imposible hacerlo. Ahora dormíamos en su habitación y era lógico, la
mía era un desastre y ya no valía la pena reparar todo si debíamos regresar en
seis semanas a nuestra ciudad.
Hablábamos de como sería todo al regresar, pensamos que debíamos alquilar
un lugar juntos, un apartamento, o una casa en las afueras como el quería,
con un enorme patio para su colección de gatos y leopardos, o así fuese

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


pequeño, pero eso no importaba. Estar juntos era lo único que
necesitábamos. Planeamos muchas cosas, en cierta parte era entusiasmante
pensar en las cosas que iban a venir, me emocionaba pensar en pasar mi vida
entera junto a él, esa era la idea. Eso amortiguaba un poco el que tuviéramos
que irnos dentro de tan poco. En verdad, ¡no deseo irme! Pensar en que
debemos irnos me hace sentir mal, es como si este fuera mi lugar en el
mundo, pero Jason no desea quedarse aquí y no pienso alejarme de él, eso
nunca volverá a suceder.
- Pedimos pancakes para ustedes. – Nos dijo Vero sonriente y ordenó muchas
cosas más, era raro ver que pidiera tanto de comer, siempre se preocupa por
su figura y ese tipo de cosas. Lo más extraño de todo es que se veía muy
alegre y sonriente, mucho más que de costumbre.
- ¿Pedimos? Sonaron a pareja casada. – Les dijo Jason mirando burlón a Vero y
Luciano.
- ¿Por qué estás tan sonriente? No deberías estar así después de una ruptura,
eres la única que he visto así después de algo así. – Le dije y ella sonrió aún
más.
- Suéltalo ya, sé que quieres decirlo. ¿A qué tonto embaucaste ahora? ¿cuál es
el ser que harás miserable ahora? – Le dijo Jason y Luciano se alteró.
- ¡No le hables así!
- Maldición, ya sé quién es el ser miserable. – Luciano lo fulminó con la mirada
y me sorprendí, ¿ellos dos? ¿juntos? ¿desde cuándo? ¿cómo demonios esto
es posible? – Mi más sentido pésame.
- ¡Verónica! ¿dese cuándo…ustedes? Ya saben. – Le pregunté y en ese
momento vimos entrar a Colin completamente alterado, corrió hacia
nosotros.
- Te estaba buscando hace mucho Jason, te llamé miles de veces.
- Sabrás porqué no te contesté. – Dijo Jason tomando mi mano. Colin me
miró, rodó los ojos. Sé que entendió.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- No tengo tiempo para esto. Debes irte, ahora, antes de que el llegue por ti.
- ¿De qué hablas? – Preguntó Jason y escuchamos ruidos que venían de
afuera. El clima había cambiado de repente, pasó de ser un bello y tranquilo
día soleado, a un día gris, frío y opaco, había un enorme viento afuera y se
escuchaban fuertes truenos. Las personas de afuera corrían despavoridas,
como huyendo de algo o alguien. Luciano y Vero me miraban aterrados.
- El tipo que te dije que buscaba mi padre con tanto afán, al fin lo encontró.
Eres tú Jason. Debes irte, está cerca. No puede encontrarte.
Nos pusimos de pie, petrificados. ¿Por demonios busca Zeus a Jason?
- Vámonos ya, Jason. – Tomé su mano.
- ¿Por qué me busca él? No creo haber hecho algo malo.
- Te mentí Tommy. – Me dijo Colin mirándome a los ojos, lucía avergonzado y
arrepentido. – La historia que te conté no es del todo cierta…
- ¿A qué te refieres?
- No soy su hijo, eso es lo que creen porque se lo he dicho a todos, pero no es
así. Decir que era su hijo era una forma más agradable de describirme porque
lo que soy, ante los ojos de cualquiera, sería una abominación.
- ¿Quién eres? – Pregunté en voz baja, aterrado de lo que pudiera escuchar.
- No puedo decirlo de ninguna manera… no soy algo bueno y no algo
precisamente malo, aunque no lo sé, no elegí ser así. Quisiera ser normal,
como ustedes y daría todo por serlo, pero no puedo. Por esto siempre vivo en
la tragedia. Daimôn, me llama Zeus.
- ¿Un demonio? era cierto lo que decían de este lugar. – Dijo Vero, Luciano no
miraba a Colin a los ojos, estaba impactado, al igual que nosotros al escuchar
esto.
- Si así quieres llamarme, pues está bien. Hades está plagado de seres como
yo, pero lo que me diferencia de los demás, es que tengo sangre divina, así
como también la oscura. Por eso trabajo con Zeus, desde siempre. No tengo
un propósito ni un sentido, no sé ni para qué existo o quién me creó. O bueno,
sí sé quién me creó, Dios, el padre, pero él no me querrá de vuelta nunca. No

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sé ni porqué aún me tiene con vida si soy una abominación como me dicen los
suyos.
- Entonces, ¿dios existe? – Pregunté aún más asombrado. Siempre dudamos
de su existencia, creyendo solo en los griegos porque vamos, en ellos se
originó todo lo que somos ahora, nuestras costumbres, creencias, mitos, todo,
pero, ¿él también? – No entiendo nada, si existe el Dios supremo, el amo de
todo, ¿por qué hay más dioses? No tiene sentido. Él es el único según dice la
biblia.
- No te bases en esa basura de libro. Es mentira lo que dicen ahí, al igual que
todos los demás, el Corán, el Torá, Talmud, el libro de mormón, etc. No
cuentan las cosas como sucedió. Ustedes no son los únicos en su mundo, ni en
su universo, ni el universo propio es único. Hay mucho más, más realidades,
otras vidas, otro todo y ellos a su modo crearon todo lo que somos y lo que
seremos.
- Y en toda tu historia de dioses, de universos múltiples y esa basura, ¿dónde
entro yo? ¿por qué me busca un dios de la talla de Zeus? ¿por qué a un tipo
como yo que a duras penas se viste en el día? No entiendo qué le hice, ni lo he
visto. – Dijo Jason evidentemente molesto.
- Lleva seis siglos buscándote… - Le dijo Colin y todos miramos a Jason,
impactados. ¿Será…posible?
- Eres su hijo. – Afirmé mirando a Jason y Colin asintió con la cabeza.
- Al parecer, desde que te sorprendes así, tu madre no fue del todo sincera
contigo. No te dijo lo que eras.
- ¿Cómo que lo que era? ¿qué es lo que soy? – Lo miró muy enojado. - ¿Qué
más podría ser? Ni creas que voy a creer ni una palabra de lo que dices, ahora
dirás que soy un demonio o que puedo disparar rayos como mi papi Zeus. Es
basura lo que dices. – Jason se fue enojado y fui tras él. - ¿Siglos buscándome
dice él? Tengo veintidós años, no seiscientos como este engendro dice, no veo
el futuro, no levito, no vengo del inframundo ni de nada que le parezca. No
soy ningún Harry Potter, Houdini o esas basuras.
- ¡Jason! – Gritó Colin.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Qué quieres que escuche ahora? ¿Qué soy un x-men?
- No dejes que te encuentre, te llevará con él. Si te importa tanto Tommy
como lo veo, huye y hazlo ahora Jason. Lamento haberles mentido, no quería
ahuyentarlos, en especial a Tommy en ese momento. La historia que te conté,
de la mujer mortal que después de siglos tuvo un bebé con habilidades, que
no era como ningún otro… es Jason, siempre lo supe, pero no le di
importancia. He visto todo tipo de cosas en mi existencia, no me pareció
trascendental. Aunque sí una historia interesante que contar. Vete de aquí
antes de que el te vea.
- Entonces cuando me encuentre, que me coma esta. – Jason caminó enojado
saliendo de la cafetería y fuimos tras él.
- Si corremos, estaremos en la casa en diez minutos. Allá podremos
ocultarnos, hay que tapear las ventanas como sea. – Nos dijo Vero y Jason no
nos miraba, se veía muy enojado. Sé que eso que escuchó habría sacado de
quicio a cualquiera y lo entiendo. No sé si creer en lo que dijo Colin, pero lo
que sí sabía era que debíamos prevenir cualquier cosa. No podíamos esperar a
ver si era cierto que Zeus vendría por él y luego huiríamos, sería demasiado
tarde.
- No voy a correr, ¿en serio creyeron eso que dijo? Ya no es hijo de Zeus,
ahora es un príncipe de las tinieblas. Mañana el será Madonna y yo Cher.
- No podemos esperar hasta confirmar lo que dijo, debemos irnos Jason. Estoy
aterrado, temo que pueda sucederte algo. – Mi voz temblaba, nada aquí lucía
bien. No había ni una persona cerca, todos los que estaban afuera cuando
vinimos, habían huido quién sabe a dónde y por temor a qué. El clima era tan
hostil, el viento tan fuerte, que parecía que huracán se fuera a formar sobre
nuestras cabezas.
- Tommy.
- Por favor… - Asintió al verme tan preocupado y corrimos en dirección a
nuestra casa. Esto resultó muy difícil por el viento tan fuerte, nunca habíamos
visto algo así aquí, nada parecido. Esto atraía papeles y cosas hacia nosotros,
lo que nos impedía avanzar con facilidad.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Sé que no es un buen momento, pero no me digan que solo yo veo esos ojos
alrededor. – Nos dijo Vero petrificada y miramos, había decenas, centenares
de ojos viéndonos a través de las ventanas. No se distinguía bien ningún
rostro, lo que resaltaban eran esos ojos, que me helaron la sangre por
completo. - ¿Ahora si empiezas a creer Jason?
No respondió, se que estaba mal, al igual que nosotros, no sé ni como pude
correr, jamás había sentido tanto temor en mi vida. Era horrible.
Logramos divisar nuestra casa a la distancia, estábamos a media calle. Eso me
hizo suspirar un poco, hasta que sentimos un enorme estruendo que hizo que
nos tapáramos los oídos. Era parecido al sonido de una trompeta, pero como
si hubieran sonado mil juntas. Esto no debe ser bueno. El fuerte ruido que
parecía no acabar, no nos dejaba avanzar, era insoportable. Pensé que me
desmayaría.
De repente, este sonido se detuvo en seco y el viento cesó. No lo pensamos ni
siquiera un segundo y corrimos, lo más rápido que pudimos. Vero buscaba las
llaves en su bolso y vimos a lo lejos, el cielo tornarse de un tono negro, era
progresivo, venía hacia nosotros. Era como anocheciera, pero aún más oscuro
que esto. Logramos entrar.
- ¡Hay que cerrar las ventanas! – Gritó Vero y no dudamos en hacerlo.
Quitamos los maderos que sostienen los colchones de las camas y con un
taladro, tapamos todas las ventanas, sin excepción. Hasta las mas pequeñas
como la de la cocina y la del baño quedaron selladas. También aseguramos las
puertas, cubriéndolas con maderos.
Se fue la electricidad. Nos tocó aprovisarnos con lamparas, nuestros teléfonos
y algunas velas que había en la cocina.
- No solo ahora viene Zeus por mí, sino que me atrapará en la oscuridad. –
Dijo Jason y sé que esto no lo dijo en broma como siempre, vi en su rostro la
preocupación, se veía muy mal y odiaba verlo así, sabiendo que yo no podía
hacer nada al respecto.
De nuestras habitaciones bajamos los colchones, lamparas, sabanas,
almohadas, ropa y demás, al sótano. Por supuesto, nuestros computadores y
toda nuestra investigación, lo aseguramos también con nosotros en él sótano.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Era el lugar más seguro para estar. Este no era desagradable, había sido
remodelado, así que no estaba lleno de moho o cayéndose como los demás
que he visto. Agradecí que tan solo ayer hubiéramos hecho las compras del
mes Vero y yo. Así sacamos toda la comida que pudimos y la acomodamos en
las despensas del sótano. Por último, sellamos también esta puerta.
- ¿Qué hacemos ahora? – Preguntó Luciano mientras se sentaba sobre uno de
los colchones, tenía los ojos llorosos y temblaba. Vero lo abrazó y rompió a
llorar, sé que estaba aterrado. Todos lo estábamos, no teníamos idea de que
deberíamos hacer.
- Protegerlo a él, es lo único que debemos hacer. – Dijo Vero, Luciano y yo
asentimos. Jason estaba sentado en uno de los muebles, tenía la mirada
perdida, todo esto era demasiado de asimilar. Me senté junto a él.
- No dejaré que nada te suceda. – Le dije en susurros al oído.
- Nada me va a suceder. Luego, ¿quién va a molestarte?
- Esto es una locura.
- Lo es Tommy, pero saldremos de esta. No sé cómo aún, pero lo haremos, ya
lo verás.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


32. La llegada de Zeus.
Jason’s POV
Increíblemente duramos dos días ahí abajo. Dos largos, aburridos y eternos
días. Estaba harto de estar ahí, de no poder salir y más por tanto pensar. Lo
que me dijo Colin… era demasiado, no podía con todo eso.
Nunca fui apegado a mi madre porque ella era una mujer muy extraña, no
hablaba casi y por algún motivo, siempre estaba enojada. No me dirigía la
palabra. El que si me hablaba era papá o bueno, en realidad es mi tío, pero
siempre lo llamé así, el es su hermano. El era muy duro conmigo, me exigía
demasiado y constantemente teníamos problemas por mi conducta,
calificaciones y las constantes quejas de los profesores. Aún así todo era
normal, el hecho de que mamá fuera una mujer con un mal carácter no me
haría pensar que tuvo un enredo con un ser sobrenatural y de ahí salí yo.
Nadie en sus cinco sentidos pensaría algo así y por más que eso da vueltas en
mi cabeza, no logro considerarlo como posible. Joder, ¿por eso nunca me
habló de mi papá? ¿cómo es que siendo hijo de alguien como el no tengo
ningún tipo de habilidad? La única que tengo es que puedo comer un kilo de
carne en una hora o cualquier cosa que se mastique, no tengo fondo.
No tiene sentido. Él no tendría un hijo como yo.
Tengo muchas cosas malas, demasiadas, tantas que no podría contarlas. Sé
que soy grosero, hablo mal, soy vulgar y con gusto lo soy, bebo con
regularidad, paso el día entero con los videojuegos o comiendo, me gusta
hacer irritar a la gente, este es mi hobby favorito, fumo, siempre me meto en
problemas, me han dado tantas palizas que no lo recuerdo, he despertado
ebrio en lugares que no conozco, unas veces con ropa, otras sin nada y
acostado en mi propio vómito o peor aún, vómito ajeno. Tuve las peores
calificaciones que alguien podría tener, tengo una lista negra muy larga y soy
blasfemo, siempre he sido blasfemo, incluso una vez un sacerdote me
abofeteó porque bebí un litro de agua bendita. No me culpen, era un día
cálido y me sudaban hasta los testículos. Entonces, ¿Zeus con un hijo como
yo? Lo único que me salva entre todo es que soy escritor, nada más. Estoy
consiente de eso.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Jason Evans, hijo de Zeus. Algo impresionante para poner en mi curriculum,
¿no? ¿quién no me contrataría?
Por más que me burle de esto y actúe como si fuera normal ante ellos, no
puedo evitar estar aterrado en el fondo, tanto que no he podido dormir. ¿Qué
podría sucederme si me encuentra? ¿me haría daño? No debería tener
motivos para hacerlo, no lo conozco, no sé de que forma podría haberlo
perjudicado. El hecho de que me golpee, me encierre o… no sé que
exactamente, no me preocupa, lo que sí me preocupa es Tommy, siempre
Tommy. No puedo dejarlo solo, sé lo mal que la pasaría si no estoy o si algo
llegase a sucederme. Solo con pensar en lo que sucedió la última vez que
estuvimos separados… no puedo con eso. No es justo, no ahora cuando
estábamos más felices, ¡nos íbamos en unas jodidas seis semanas! Nos
mudaríamos juntos cuando llegáramos… ahora todo esto parece tan distante.
- En la torre de babel, vivían cincuenta cigarros, vivían amontonados, hechos
todos de papel. Uno a uno alineados, todos muy bien formados. El más
pequeño era aquel, y se llamaba Gabriel… - Cantó por enésima vez Luciano y le
arrojé la almohada que tenía en la cabeza.
- Juro por dios, por el diablo, por quién sea, que, si vuelves a cantar esa
canción, ¡te patearé el trasero hasta que se te vaya para el otro lado! Te
borraré la maldita raja. –Grité enojado. Estaba irritado, todo me hacía sentir
así. Este no era un preciso lugar para relajarse y más sabiendo que hay una
cacería por ti.
- Lo siento.
- No soporto estar más aquí, estoy a diez minutos de suicidarme. Despídanse
de mí.
- Jason, por favor. No hay mucho que podamos hacer, solo esperar y ver en
qué momento podemos salir. Sé que es difícil, pero ten paciencia. – Dijo Vero
mientras encendía el cuarto cigarro de ese día. El lugar estaba oscuro, tanto
que era desconcertante. Llevábamos poco más de cuarenta y ocho horas sin
ver la luz del sol, este aún no salía, no desde la última vez en que vimos a
todos huir, este aún se mantenía oculto y ni sabía que esto pudiera suceder…
¿de qué estarían huyendo? ¿qué era tan malo que era mejor dejar todo atrás?

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Lo peor de todo es que nosotros nos quedamos atrás, justo donde nadie
quería estar, en la jodida oscuridad. Esto era literalmente el infierno, no hay
otra manera más acertada de describirlo.
No se escuchaban ruidos, ni voces, ni siquiera el sonido del viento. Sabíamos
que afuera estaba deshabitado, sin rastros de nadie, ni electricidad, ni nada.
Salir sería terrible, estaba completamente oscuro, esto se podía ver a través
del pequeño espacio que quedaba entre los maderos que cubrían la pequeña
ventana del sótano. Lo único que escuchamos en estos dos días aparte de
nuestras voces fue un crujido, un alarido a la distancia que parecía provenir de
algún tipo de animal y lo peor era que no teníamos idea de qué tipo de animal
era. Fue un sonido muy fuerte que duró varios minutos sin detenerse. Todos
nos quedamos paralizados al escuchar eso, ¿qué demonios era? Creo que era
mejor no saberlo, no quería.
Sea lo que sea eso, viene por mí… ¿qué sucederá conmigo? ¿tengo las horas
contadas? ¿debo prepararme mentalmente para esto? La idea de morir nunca
fue aterradora para mí. Siempre lo he visto como cerrar un ciclo, algo
inevitable y por esto, nunca me había molestado pensar en esto, hasta ahora.
Nunca pensé que mi vida terminaría de esta manera, no en este momento, no
a esta edad, no por deseos de mi progenitor. Nunca había estado tan aterrado
en toda mi vida, tanto que temblaba, literalmente. Estaba a punto de perder
la cordura o simplemente, romper en llanto.
- ¿Te sientes bien? – Preguntó Tommy.
- Sí. – Era mejor mentir, que hacer que se sintiera igual que yo en esos
instantes. Él acariciaba mi cabello mientras yo intentaba conciliar el sueño
entre sus piernas, cosa que era imposible. No sé como explicarlo, pero lo
sentía cerca, sabía que no tardaría en encontrarme, sabía que todo estaba a
punto de joderse y que no habría nada que pudiese hacer. Pero no iba a dejar
que ellos tuvieran el mismo destino que yo, tenía un plan. – Saldremos ahora.
- ¿Perdiste la cabeza? No me hagas golpearte. – Dijo Luciano alterado.
- No me quedaré aquí esperando a que el venga a masacrarnos, debemos
pelear o al menos intentarlo. Estamos a veinte minutos del bosque y serán
diez si corremos. Podemos atravesarlo rápidamente hasta que lleguemos a la

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


estación de tren. Si llegamos hasta allá, estaremos bien, habríamos salido de
Hades.
- Tienes razón, podemos intentar eso. Llevaremos mi escopeta y nada más,
dejaremos todo, lo único que nos llevaremos será una USB con nuestro
trabajo, nada más. El peso nos impediría correr. – Dijo Tommy.
- Es un buen plan, hay que abrigarnos bien. En marcha. – Dijo Vero,
permanecía serena. Creo que ella es la persona más valiente que conozco,
jamás he visto que algo la afecte, ni siquiera un terrible momento como este.
Mantenía la calma y la postura, al igual que siempre. Cosa contraria a Luciano,
quién ha llorado por lo menos siete veces en estos dos días.
- Es un pésimo plan, vamos a morir. Estamos muy jóvenes para eso, ¡no me
hagan esto! – Gritó sujetando mi camisa, me rogaba con los ojos. Sé que esta
era una pésima idea, lo era, pero ¿esconderse? No creo que un ser como Zeus
que siempre ha existido vaya de casa a en casa a buscarme, el debe verlo
todo. Lo más seguro es que sepa donde estoy, aunque no tengo idea de
porqué aún no ha venido por mí, es cuestión de tiempo.
Nos pusimos la ropa más ligera que pudimos, tratando de abrigarnos bien.
Tomamos nuestras mascaras porque era tarde, pasadas las dos de la mañana
y linternas. Era mejor salir cubriendo el rostro, no sé si realmente estas
mascaras protegían de algo, pero aún así, nos daba una sensación de mayor
seguridad. Desprendí los maderos que cubrían la puerta principal y la abrí. Nos
detuvimos los cuatro en la entrada, en silencio. El frío inundó mis mejillas,
mirábamos aterrados la calle, las casas oscuras, el cielo negro sin estrellas, el
sonido del viento que era fuerte y penetrante, podía sentir los latidos de mi
corazón en ese instante.
- Este es el plan. Yo voy adelante, Jason detrás de mí y ustedes lo rodean. El
objetivo es protegerlo y ser sigilosos. Cuiden cada paso, procuren hacer el
menor ruido posible y nada de hablar, no hasta llegar a la estación de tren. Lo
lograremos, ya lo verán. – Dijo Vero y asentimos, me miró a los ojos. – Estarás
bien, no te preocupes.
- Lo lograremos. – Me dijo Tommy y fui incapaz de verlo a los ojos, estaba
paralizado, fuera de mí, no me reconocía.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Nos pusimos las mascaras y salimos. El frío era aniquilante y el silencio
angustiador. Pensamos en salir en mi auto, pero haríamos ruido y esto era
precisamente lo que queríamos evitar a toda costa, no llamar la atención y
terminar siendo masacrados por quién podría ser mi padre. Esta palabra es
increíblemente difícil de asimilar.
A medida que avanzábamos, podía sentir como se incrementaba un olor que
no había percibido antes, era similar al azufre, aunque un poco más dulce. A
ciencia cierta, no lo sé, no era un olor que hubiera sentido antes o al menos
no hace mucho tiempo. Muchos recuerdos vinieron a mi mente en esos
instantes, por ese olor en particular, pude verme a mí mismo corriendo en el
jardín de infantes con numerosos niños alrededor, mis manos estaban llenas
de caramelo al igual que mis mejillas. Ese año fue el que mamá me hizo un
corte de cabello para parecerme a John Travolta en Grease, fui el hazmerreír
ese año, aunque poco me importó eso, me gustaba como me veía y sacaba
provecho de eso. Un niño albino tropezó conmigo mientras corría y caí en el
piso, bocarriba y el encima de mí. Pude hasta sentir el dolor de golpear mi
rostro en el suelo y su peso en mí, pero un hombre que estaba de pie en la
puerta, con un traje negro clásico y un sombrero, me ayudó a levantarme.
Recuerdo que lo miré sorprendido y este me cargó. Su rostro era inquietante,
nada similar con alguien que hubiese visto antes, tenía el cabello dorado, al
igual que las cejas y pestañas, sus ojos eran de color miel, muy similares a su
cabello y su piel era diferente, como nada que hubiera visto antes, parecía de
cera, era sumamente blanco y no tenía imperfección alguna. Recuerdo que
me habló de cosas mientras me sacó del aula de clases, cosas que no puedo
recordar, más aún así, el no me atemorizó, sentí que podía confiar en él. Se
sentía increíblemente familiar estar con ese hombre, por eso no opuse
resistencia. Esa no fue la única vez que lo vi.
Sentí una fuerte opresión en el pecho, como si algo me estuviera apretando y
no podía respirar. Me detuve, caí de rodillas y me quité la mascara de
inmediato, pensando que así podría respirar mejor, pero era imposible, no
podía, me ahogaba. Caí en el suelo, perdí la noción del tiempo, tengo
imágenes borrosas de lo que sucedía, solo podía ver a Tommy unos segundos
mirándome, intentando que reaccionara. Sentí un líquido, algo frío en mi

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


nariz, me toqué con mis manos en el rostro y pude ver sangre, salía a
montones de mi nariz y no podía detener esto.
Numerosas imágenes aparecían ante mí, cosas que no había recordado en
años. Pude verme bateando un home run que nos hizo ganarles a la
secundaria Gardner en las finales estatales del segundo año. Mis compañeros
de equipo, eufóricos, me alzaron en sus hombros y Felipe Vergel me golpeó
en la cabeza, así acostumbraba a tratarme con él. Vi a lo lejos, en la esquina
del campo, a este mismo hombre mirándome, sonreía y aplaudía al verme. Le
sonreí también y le hice señas con las manos. La siguiente vez que lo vi fue
cuando estuve por primera vez en el cuadro de honor, en el ultimo año,
gracias a Tommy, jamás había logrado estar ahí porque le prestaba muy poca
atención a la escuela, pero esta vez lo había logrado, ocupé el segundo lugar y
saqué puntajes impecables en todas mis asignaturas. Los profesores me
felicitaban en un acto que realizaba la escuela, ahí fue cuando vi de nuevo a
este hombre, de pie en la salida, me miraba sonriendo mientras el señor
Gómez me ponía la medalla que luego perdí al correr porque me persiguió
Ezra Thompson porque había dormido con su novia. Así lo vi varias veces, cada
vez que lograba algo el estaba ahí, como cuando logré ingresar a la
universidad, cuando me convertí en el capitán del equipo, cuando gané mi
primera pelea callejera, siempre ese hombre estaba ahí, viéndome, pero
nunca dije nada. Nunca hice nada y no se había vuelto a acercar a mí desde
que era niño. Solo pensé que sería el padre de algún estudiante o algo así,
pero también lo vi una vez en la universidad, que quedaba a varias horas de
distancia de mi escuela, así que esto no era una coincidencia, lo sabía, pero no
le di mucha importancia a esto. La única noche que pensé sobre el tema, salí a
beber con mis compañeros del equipo de fútbol, en él cuál era nuevo y olvidé
todo.
- Reacciona, Jason. – Escuché a Tommy decir muy preocupado, pero no podía
verlo, ni a nadie, ni donde estaba, me perdí. Sentí de repente mucho calor,
como si estuviera cerca a la playa, debajo del fuerte sol y este hacía que mi
piel se sintiera irritada, humeante y sensible. Era insoportable.
Me puse de pie, alterado y caminé hacia atrás, corrí, no sé cuanto tiempo,
pero luego escuché un disparo y de inmediato el fuerte grito que provenía de
una mujer. Era sin duda Verónica. Por dios, ¿qué está sucediendo? Corrí hacia

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


ella cuando vi a unas personas que se acercaban a nosotros. Eran unos
hombres, muchos, tal vez unos veinte o más, vestían túnicas negras que
cubrían sus rostros. Lo único que se podía ver eran sus manos, tan blancas
como una mota de algodón. Estas se extendían hacia nosotros.
Verónica estaba tirada en el piso, retorciéndose de dolor. Sujetaba con fuerza
una herida en su pierna, mientras Luciano intentaba cargarla. Escuché un
fuerte aullido y seguido a esto, otro fuerte sonido de un disparo. Sentí como
este atravesó un costado de mi torso y no pude evitar gritar. Era horrible, una
sensación insoportable, sentí que en cualquier momento desfallecería. Era un
dolor que no se iba, sentí fuertes espasmos recorrer mi cuerpo y sujeté la
herida. Salía demasiada sangre y mi visión volvía a irse. Sentía que Tommy me
sostenía, impidiéndome caerme, no sé ni como estaba de pie aún. Un sudor
frío recorría mi frente, era como si viera pasar mi vida frente a mis ojos,
deseándome aferrar a algo con toda la fuerza que tenía. Ese algo era Tommy,
mi Tommy, no podía irme, no podía dejarlo aún, no de esta manera. No así.
- No vale la pena que intentes huir, ya no, ¿o acaso quieres que los otros dos
chicos sufran el mismo destino que la chica y tú? – Escuché decir de una voz
que provenía de alguien que estaba detrás de nosotros. Giré y lo vi. Abrí los
ojos como platos y en ese momento lo supe, era él, él, él, él. Siempre estuvo
ahí, mirándome, acompañándome, acechándome y me miraba fijamente, con
una mirada amenazante y yo sabía que esto era todo, el fin, no había nada
más que pudiera hacer. Ciertamente nunca hubo algo que pudiese hacer.
- ¿Por qué ahora? – Pregunté. – No es justo, tuviste veintidós años para
hablarme.
- Sabía que vendrías a mí, todo a su tiempo. Fue mejor esperar.
- ¿Por qué me persigues? ¿qué te hice? – Pregunté en voz baja, casi en
susurros, no podía articular palabra alguna. El dolor era tan fuerte que sentía
que en cualquier momento perdería la razón.
- No era el momento. Hay muchas cosas que no puedes entender, no puedo
explicarte todo ahora y no delante de estos… individuos. Hay situaciones en la
vida, cosas que ocurren, que seres como ellos jamás podrían entender. Pero
tú sí, ya no eres la persona que solía vivir haciendo sandeces, eres diferente.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Ya eres digno de tu sangre, por eso es hora de que vengas donde perteneces.
Tu lugar.
Estas personas que nos rodeaban me agarraron, apartando a Tommy de mí,
quién gritaba intentando que lo soltarán, pero todo esfuerzo era inútil, no
podíamos hacer nada más. Vi a Vero, que sujetaba con fuerza su pierna y me
miraba con los ojos llenos de lágrimas, nunca antes la vi llorar, ni cuando su
abuela murió, lloró de esa manera y yo sabía que no era por su herida, era
porque sabía que nos íbamos a separar, sabía que ya no había vuelta atrás.
Estos hombres los rodeaban y sabía que, sino decía algo en ese momento,
Zeus daría la orden para que los ejecutaran, ¿de qué le serviría dejar vivos a
tres personas que lo vieron? ¿Qué saben demasiado sobre él? ¿mas de lo que
deberían?
- Debemos alienarlo. Et ut auferrent ab eis Purgamentum init, regno meo
efficere. – Dijo Zeus y vi que estos hombres tomaron a la fuerza a Luciano,
Vero y a Tommy. Los hicieron arrodillarse y poner sus brazos sobre sus
cabezas. Me alteré demasiado al ver esto, no podría con esto, no sin ellos.
Uno de ellos sacó lo que parecía ser una larga espada, pero con un puño de
oro y su forma era curva, parecía ser de plata.
- No así. – Dije firmemente y me solté como pude, no sé de donde saqué tanta
fuerza, logré mandar lejos a estos cuatro hombres que me sostenían.
- Presuntuoso. – Dijo Zeus en un tono de burla que me hizo estallar.
- ¡No así! – Grité enojado, como nunca en mi vida entera. El me miró a los ojos
y vi como todos estos hombres cayeron al piso, como si una onda expansiva
los hubiese derribado. ¿Yo…hice esto?
- No inicies algo que no puedas terminar. – Dijo él sosteniendo mi cuello. Lo
aparté de mí y sentí todo mi cuerpo paralizarse, Zeus me miraba enfurecido,
sus ojos se tornaron de un tono negro, muy negro, era aterrador, no sabía que
podía hacer en ese estado y supe que, si hacía algo, no dudaría en acabar con
todo y todos. No podría luchar, lo sabía, así que no tenía otra opción. Era el
fin, al menos si quería que ellos estuvieran bien.
- No pondré resistencia, iré contigo. Pero deja que ellos se vayan, por favor.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Ellos no me sirven, está bien. Omnes ad quintum. – Lo vi alejarse mientras
estos hombres me sujetaban fuertemente. Los soltaron a ellos y sabía que esta
era la ultima vez que los iba a ver.
- Los quiero. – Les dije evitando mirarlos a los ojos. Luego vi a Luciano y Vero,
quienes lloraban al verme, me respondieron lo mismo mientras los miraba, yo
evitaba llorar, no podría con eso en este momento, era demasiado. Sentí un
fuerte nudo en la garganta, que me impedía hablar bien sin evitar quebrarme.
Por último, vi a Tommy, quién me miraba atónito, pero no lloraba, estaba
paralizado en sí mientras me miraba.
- Jason… no.
- Te amo Tommy, espérame. Por favor. – Le dije mientras estos tipos me
arrastraban con ellos. El que estaba a mi izquierda apretó mi herida, grité.
Miré a Tommy, sus ojos se llenaron por completo de lágrimas y sus mejillas
enrojecidas. Lo miré mientras parte de mí se iba con cada paso, mientras cada
inhalación se hacía más corta e intermitente que la anterior. Miré los bellos ojos
negros de Vero, su figura esbelta, los rizos del cabello de Luciano, los huecos de
las mejillas de Luciano. Por último, pensé en la sonrisa de Tommy, los ojos de
Tommy, los besos de Tommy, Tommy, Tommy…

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Tercera parte:
“Un eterno desenlace”

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


33. Doce meses después.
Tommy’s POV
- Hoy es un año. – Dijo Vero mientras bebía un sorbo de su café.
- Un largo año. Sonará extraño decir esto, pero creo que extraño a ese
estúpido más que ustedes dos.
- No digas algo así… - Le dijo Vero a Luciano y me miró de reojo. Ignoré lo que
dijeron, no me molestaba, nada podría hacerlo. Había aprendido a sobrellevar
todo lo que había sucedido, había aprendido a no llorar, ni pensar de más en
lo que ocurrió en Hades. Aunque tal vez lo que nunca logre, sería dejar de
culparme por lo sucedido. Jason fue allá por mí, si no hubiera insistido tanto
en esto, nos habrían asignado en Australia, como originalmente sería, no en
Hades, como yo sugerí. Hubiéramos estado allá, habríamos conocido otra
lengua, otras personas, habríamos completado una investigación más sencilla
y habríamos seguido con nuestras vidas, nada malo nos habría sucedido.
Todo era mi culpa y lo sabía. Aunque aún mantenía la esperanza, él me dijo
que volvería, sé que lo haría, no podría dejar de pensar en que algún día lo
haría. Sé que lo haría, no podía rendirme.
Lo esperaría la vida entera si era necesario.
Habíamos organizado una expedición a Hades, la idea era volver, aunque
nuestro departamento aún no había aprobado el presupuesto para esto, pero
debían hacerlo. Había serios problemas legales, la desaparición de Jason no
cayó nada bien a la reputación de la universidad. Literalmente, había
destruido lo que en cincuenta años se había logrado. Si una universidad
privada no puede mantener la seguridad de uno de sus egresados en un
proyecto para ellos, ¿qué se puede esperar para el resto? Además, la policía
tenía un caso abierto, planeaban presentar cargos directamente contra el
único representante legal de Hades, su alcalde. Y, ¿quién demonios era este
sujeto? Para sorpresa de todos resultó ser Vince, el alcalde electo que había
sido reelegido en constantes ocasiones.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


La oficina del sheriff planeaba imputarle cargos en su contra, no solo por la
negligencia a la hora de manejar la desaparición de Jason, sino porque varios
de los miembros de su concejo municipal, participaron aquella madrugada en
el atentado, incluyéndolo a él, pero en su debido momento, no logramos
verlo.
Hades dejó de pasar como un lugar desapercibido para todos y ahora era el
foco de atención del gobierno, los periodistas o más bien, la prensa mundial.
Su desaparición dio pie para que salieran a la luz muchos de sus secretos más
profundos. Los perros entrenados que usaron los oficiales durante las
primeras semanas para encontrar algún rastro de Jason, no encontraron nada
sobre él, pero si sobre otras numerosas desapariciones que se habían
reportado durante muchos años. Encontraron numerosos cadáveres en sus
alrededores, en los bosques, enterrados en patios, afuera de instituciones
principales, e incluso hallaron los restos de personas cercenadas en lo que la
policía llamó: el lugar de las torturas, pero nosotros sabíamos que en realidad
era el quinto nivel del laberinto. Al parecer, aquí era donde Zeus y sus
hombres, los Astaroth, castigaban a las personas de formas horribles,
inhumanas. Encontraron numerosos instrumentos de tortura, rastros de
sangre, fotos, altares y varias cosas más ahí, dignas de una película de
Hollywood.
Ellos pensaban que ahí se llevaban a cabo distintos rituales satánicos o cosas
ocultitas, pero esto era lo más alejado de la realidad, sabíamos que todo era
obra de Zeus, todo por sus extraños designios, pero no pudimos decirles nada
sobre esto a los investigadores, no nos creerían jamás, pensarían que
habíamos enloquecido.
Cada día veíamos en los noticieros locales que encontraban nuevas cosas que
dejaban asombrados a todos. Encontraron que ahí funcionaba una de las
redes más grandes de prostitución del continente y esto no era lo peor,
encontraron vagando por las calles a muchas mujeres que habían sido
reportadas como desaparecidas incluso décadas atrás. Vagaban por las calles
de Hades, buscando nuevos clientes y perdidas completamente, no tenían
ningún tipo de pensamiento racional, las drogas habían acabado con sus vidas.
Sí, destaparon la olla más grande de trata de mujeres. Ahora todo empezaba a
tener sentido, por eso veíamos tantas mujeres así en las calles, jamás pensé

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


que tendría tan oscuro origen de fondo. De todo esto y más, era responsable
directamente Vince, un tipo que era buscado mundialmente desde hacía años
atrás, pero usando un nombre, vida y estilo falso, pudo esconderse y pasar
desapercibido por todos. Por esto Hades era un lugar tan oscuro, sucedían
más cosas de las que podríamos haber pensado. Siempre nos preocupamos
por los tildes paranormales del lugar, sin pensar en que muchas veces las
cosas reales podrían ser mucho peores que esas.
Muchas de esas chicas llevaban años secuestradas, habían dejado a sus
hermanos, muchas dejaron hijos atrás, amigos, familia, todo por caer en
manos de esa gente inescrupulosa, pero ya no más. Literalmente todo el
comité de Hades, todos sus directivos incluyendo a Vince, habían sido
arrestados y les iban a imputar tantos cargos que era imposible numerarlos
todos, porque incluso, no solo dañaron las vidas de esas chicas, sino la de los
niños… todos los niños del lugar. No era cierto que estaban en un orfanato
como Colin nos hizo creer. Estos eran reclutados por los hombres de Vince,
quienes los comercializaban en Asia y Europa.
Ahora Hades estaba repleto de policías de todos los condados, incluso
helicópteros vigilaban el lugar, destapando cada vez más y mas secretos del
lugar, cada uno peor que el anterior, es que en realidad siempre vivimos
engañados, pensando en que Zeus era el que hacía de ese lugar un infierno,
pero no era el, era Vince, eran sus mismos habitantes los que habían dañado
todo.
La policía nos había bombardeado de interrogatorios, al igual que la prensa y
dijimos básicamente lo que sabíamos, aunque procurando dar pocos detalles
de Zeus, no tendría sentido hablar de él.
Meses atrás me reuní con la madre de Jason, fui a verla al hospital, había
tenido un colapso nervioso, al igual que en varias ocasiones. Perder a un hijo
no debe ser fácil… intenté mantener una conversación amena con ella, pero
resultó imposible. No hablaba, permanecía sin moverse en la camilla del
hospital, con la mirada ida, los ojos hinchados y un suero intravenoso en su
brazo. Con quién si pude mantener una conversación fue con su hermano, el
tío de Jason. Me dijo pocas cosas, pero estas pocas resultaron ser muy
valiosas.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


El me confirmó lo que nos dijo Colin, Jason sí era hijo de Zeus, pero su historia
no era como nos la había relatado. No entiendo porqué demonios tiene que
mentir Colin, ¿habría dicho al menos la verdad alguna vez en su vida? Ella lo
había conocido en su juventud en un verano que pasó en Hades. Había ido
hasta allá a pasear con sus compañeros de la universidad, a investigar un
poco, pasar un buen rato y ahí conoció a un hombre que la cautivó, el le había
hecho creer que era un pintor, un nómada y el fruto de esa relación fue Jason,
quién no había nacido como sus otros dos hijos primeros, quienes eran
normales, Jason nació con tan solo seis meses y ya era de un tamaño normal,
incluso pesaba poco más de los tres kilos que suelen pesar los recién nacidos.
Ella no volvió a saber nada de Zeus, solo descubrió quién en realidad era él por
las visitas que empezó a recibir de sus hijos: Dioniso, Apolo, Helena, etc.
Quienes no tenían apariencias humanas, parecían sacados de ficción por sus
altas estaturas, vestimentas extrañas, pieles blancas al extremo y el tono
rojizo de sus ojos. Ellos en numerosas ocasiones le pidieron a Jason, querían
llevárselo con ellos, al hogar de Zeus, pero ella nunca lo permitió. Sabía que
ese momento llegaría algún día, se lo llevarían y por eso ella colapsó, el
momento que temió que llegara durante toda su vida, había ocurrido y no
podía hacer nada al respecto. Ni alguno de nosotros, ¿cómo podríamos luchar
contra estos seres sobrenaturales?
- Te debe doler el antebrazo aún. – Me dijo Luciano mientras caminábamos
hacia su apartamento. Pensamos en retomar el vivir todos juntos de nuevo,
pero sencillamente no podía. No sin él. Decidí quedarme en la casa de mis
padres hasta que tuviéramos noticias de Jason. Luciano y Vero si vivían juntos,
alquilaron un apartamento en el norte de la ciudad. Ahora trabajábamos en
un proyecto nuevo, reclutar nuevos talentos para la universidad, querían
tener numerosas patentes. El libro sobre Hades ya había sido publicado y sí,
fue todo un éxito. Nos han llamado de todos los lugares a preguntarnos sobre
este lugar, hay miles de personas que quieren conocerlo, pero el gobierno,
prohibió el ingreso allá. Hay que tener un permiso para entrar, similar a una
visa, siendo aún más difícil de conseguir. Nosotros sí podríamos volver, ya
habíamos vivido ahí y nuestros nombres ya estaban registrados, aunque no
podíamos volver. No después de lo que sucedió la ultima vez.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Verónica estuvo muy mal, su herida se infectó y tardó meses en recuperarse,
sumados a dos operaciones. Perdimos todas nuestras cosas, dinero, ropa,
todo ahí y aún así, yo quería volver, no podía continuar mi vida como si nada
hubiese sucedido. Mi novio seguía ahí y lo peor es que no tenía idea de como
se encontraba o si es que Zeus… no puede haberle pasado nada. Mi vida se
acabaría si esto sucedía.
- Cómo les dije una vez Tommy, ustedes son cursis hasta separados. Mira tu
tatuaje, por más que Jason no esté, mira las cosas que haces. – Vero sostenía
mi mano, mirando el tatuaje que hacía dos horas me había hecho. Sonará
ridículo, terrible y absurda la idea para algunos, pero sí, lo hice, me tatué su
nombre, en el antebrazo, debajo de la muñeca. El tatuaje era pequeño en
realidad, muy pequeño, pero si se veía.
- Sabes lo que esto significa para mí, tú no entiendes porque nunca has
perdido a alguien que ames. – Le dije y sentí que ambos me miraron con
mucho pesar, desvié la mirada.
- Es verdad, lo siento.
- Puede que esté perdiendo el tiempo, lo sé, pero necesito aferrarme a algo
para no morirme. El volverá, debe hacerlo. No sé que haría si me entero de
que algo le sucedió.
- Te equivocas Tommy. – Me dijo Vero. – No sabes qué haríamos, sé que lo
amabas, sé que planeaban una vida juntos y demás, pero también lo
amábamos, a nuestra manera. Debemos juntos sobrellevar esto,
independiente de lo que suceda más adelante, hay que ser fuertes.
- Para ti es fácil, no me malinterpretes. – Le dije y ella me miró extrañada. –
Tienes la vida solucionada, en tres meses nacerá tu bebé, vives con Luciano,
están felices, tienen todo y no, no es que sienta envidia de ustedes, me alegra
mucho, pero… - Mi voz se entrecortó y evité como pude romper en llanto. –
Yo solía tener algo así y ya no tengo nada.
- Volverá, debe hacerlo, me lo debe. – Dijo Luciano y me abrazó.
- Pero igual si no lo hace, recuerda que estaremos contigo Tommy, no estás
solo, nunca lo estarás.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Maldición Verónica, ¿qué te dije del pesimismo? – Le dije molesto, odiaba
que dijera cosas así, ¿no entiende que no es fácil para mí pensar en eso? Me
duele, me duele pensar en esa posibilidad, por eso no me permito verlo como
algo factible, el está bien, a su modo lo está. Es un cabeza dura, alguien como
él jamás se rendiría. Eso es lo que quiero creer.
- Solo soy realista. Aunque hay que pensar en varias cosas, si llega a volver,
¿cómo será?
- Es cierto, ¿cómo será después de estar tanto tiempo con Zeus?
Considerando que la última vez después de pasar tres minutos con él, se
alteró y mandó a volar a todos, ahora podrá hacer todo tipo de cosas, no será
como nosotros, no con esa familia que tiene. El maldito se burlará de mi y
ahora con ganas, se creerá superior, poderoso, porque lo es. – Dijo Luciano
lamentándose.
- Te preocupas por tonterías, pobre de tu hija. – Le dije y ellos rieron. Todo
había pasado tan rápido entre ellos que aún no lo comprendía. No duraron ni
seis meses de novios cuando ya vivían juntos y Vero estaba ya embarazada.
No tuve tiempo ni de asimilar esto, aunque de igual forma, estaba feliz por
ellos. Ambos se merecían algo así, son mis mejores amigos, ¿habría algo mejor
que verlos juntos y felices?
- Les traigo sándwiches cortesía de mi señora. – Dijo papá mientras entraba a
la sala. Estaba en el apartamento de Vero y Luciano, usualmente si no estaba
trabajando, la pasaba aquí o haciendo cosas con mi madre.
- Los añoraba. – Dijo Luciano abalanzándose sobre la canasta que traía papá.
Ellos no me dejaban solo, usualmente siempre había alguien conmigo, sino era
mamá poniéndome a hacer miles de cosas en casa, era papá llevándome a
juegos de fútbol, Vero haciéndome ir de compras con ella o Luciano
enseñándome videojuegos. Todo cuando no teníamos que ir a la facultad. Sé
que no querían dejarme solo por temor a que me sintiera mal y agradezco que
se preocupen por mí, pero nada haría que cambiara lo que sentía por Jason.
- Mañana es el aniversario de la universidad, ¿preparaste el discurso señorita?
Debe ser uno muy conmovedor. – Le dijo papá a Vero mientras se sentaba.
- No sé como podré decir algo, no será lo mismo sin él…

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- También lo extrañamos. – Dijo papá y sostuvo mi mano. Agradecía tanto
esto, lo comprensivos que todos han sido conmigo en estos momentos. Si
ellos no hubieran estado conmigo, no sé qué habría hecho. – Pero hay que
continuar.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


34. Continuar.
Tommy’s POV
- Es un bello lugar para vivir, ese clima tiene todas las estaciones y, además,
vivirías en un vecindario citadino, no como aquí en este pueblito, dime al
menos que lo pensarás. – Me dijo mamá, estaba sentada a mi lado en la fiesta
que organizó el comité de la universidad. Todo era muy bello y elegante, había
personas que llevaba años sin ver.
- No lo pensaré, lo haré. Está decidido. – Me habían llamado de otro lugar, una
importante editorial en la capital, tendría otro salario, mejor remunerado y
por supuesto, esto me daría mejor experiencia ya que tendría otro puesto.
Siendo que me haría cambiar de lugar, pensar en otra cosa más que en Hades.
Aún siento tan cerca este lugar… pero tenía un plan.
Aún no estaba listo para soltar, no aún.
Este lugar quedaba a unas ocho horas de donde vivía, sería el perfecto lugar
para alejarse, para olvidar… pero eso no es lo que haría. No iba a olvidar. Jason
quería vivir conmigo, ese era nuestro plan de vida. Vivir juntos, tener una casa
grande llena de colores, plantas, gatos, formar una familia si era posible… y
esto es justo lo que haría. Tendría nuestra casa, con todo lo que queríamos,
así el no estuviera en ella. Prepararía todo por si el decidía venir, así debía
suceder, es lo que esperaba. No había algo que deseara más que esto. Aunque
sabía que había una inmensa posibilidad de que el nunca llegara a conocer la
casa, pero aún así debía hacerlo, por él.
- Es una buena idea, será un nuevo comienzo.
- Lo será, eso espero.
Así impulsado por los buenos deseos de mamá, empaqué mis cosas,
abandoné el trabajo y acepté por teléfono la propuesta que me habían hecho
en la otra editorial. Ya tenía todo listo, pero debía hacer dos paradas antes de
irme, debía hacer esto o no podría estar tranquilo.
Gracias a la gran influencia del señor Jones, mi antiguo jefe y amigo, conseguí
una orden para poder visitar a Vince en la penitenciaría municipal, donde se
encontraba recluido por ahora, ya que en los próximos meses sería

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


extraditado a su país de origen. Necesitaba respuestas, necesitaba saber, no
hallaría lo que quería en otra persona sino era él. Entonces después de
prepararme mentalmente para lo que iba a venir y mantener esto en secreto,
porque sabía que ni mis padres ni Luciano y Vero me apoyarían en esto, decidí
ir y confrontarlo.
Me presenté en la penitenciaria, pasé los controles de seguridad, dónde me
hicieron una minuciosa requisa y un guardia me llevaría hasta la sala de visitas,
donde me reuniría con Vince. Respiré hondo, nervioso, sequé mis manos que
sudaban y traté de mantener la calma. Entonces lo vi, con el overol azul que
usan los prisioneros, tenía el cabello más corto ahora y varios tatuajes, se veía
totalmente calmado, como si no le afectara en absoluto estar aquí, en este
horrible lugar. Me acerqué y me senté en la silla, frente a él, donde una mesa
de metal nos separaba. Me miró fijamente.
- Eras la última persona que esperaba ver, creí que sería Colin de nuevo
viniendo a despedirse.
- ¿Colin ha estado viniendo a verte? – Pregunté sorprendido, el le había dicho
a Jason que se había separado de Vince, que lo odiaba, que nunca más se
acercaría a él. Pensé que Colin con todo lo ocurrido, desaparecería del
planeta, pero no fue así. – Creí que ustedes…
- ¿Qué te dijo ese mentiroso? ¿qué habíamos terminado?
- No a mí directamente…
- Creí que desde un principio tú sabrías que clase de persona era él, te veías
como una persona que fácilmente deduciría cualquier cosa, pero eres
demasiado ingenuo. – Dijo y reclinó su espalda sobre la silla.
- Ahora sé que el nos mintió varias veces, nos dijo en un principio que era hijo
de Zeus, que podría hacer cosas que… - Me interrumpió.
- Es cierto, Colin es su hijo. En eso te dijo la verdad.
- No, antes de irnos nos dijo que no lo era, que era Jason.
- Te repito, eres demasiado ingenuo niñito. Colin es el rey del engaño, sabe
como mentir, ese es su don. Engaña con facilidad a quién quiera, altera la

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


verdad o simplemente cuenta las cosas a su acomodo. Colin es hijo de Zeus,
Jason también, al igual que los otros engendros de Atenas, los que montaron
la cacería de tu novio.
- No entiendo nada, si Colin es su hijo también, quiere decir que…
- Sí, son hermanos y sé que estarás pensando. Sé que el maldito de Jason en
vida, tuvo un enredo con mi novio, que en teoría es su hermano, pero en esa
familia, en ese linaje, esas cosas no tienen que ver, el incesto no existe, es
muy común que se casen con sus hermanos, así han sobrevivido por
generaciones y esto era antes básicamente una regla, no debían mezclarse
con alguien que no tuviera la misma sangre, esta fue una regla impuesta por
Zeus, pero vaya que no la cumplió.
- ¿Conociste a Zeus? ¿sabrías porqué el o sus hijos querrían a Jason?
- ¿Qué gano yo con contarte sobre eso? ¿en qué me beneficio?
- Pues… - Dije y apoyé mis manos sobre la fría mesa. – Estuve pensando en
que, si me dices todo lo que sabes, testificaré a tu favor, en el caso del
homicidio de Jason. Sé que no lo hiciste, así sea que hayas estado ahí esa
noche. Sé que Zeus fue el que se lo llevó, me imagino que seguías sus ordenes
y sí, sé que con esto no te rebajaría mucho la condena igual porque tienes
otros cargos, pero al menos, no sería uno de homicidio. Puedo apoyarte, no
tienen nada que pruebe que fuiste tú, no tienen un arma homicida, ni hay un
cuerpo, ni un motivo, además, puedes tener una coartada…
- He hecho cosas terribles en mi vida, sé que habrás visto todo lo que dicen
sobre mí en los periódicos y sí, la mayoría es cierto, seguí el negocio de mi
familia y no me enorgullezco de eso, pero aún con todas estas cosas, nunca
asesiné a alguien.
- Te creo… ¿qué dices?
- Te diré lo que sé. En unos inicios, mi familia manejó económicamente Hades,
el poder pasó de generación en generación, mi tatarabuelo fue el alcalde,
luego mi bisabuelo, así hasta que fue mi turno, ahora yo lo hacía, pero los
demás asuntos y sobre mí, estaba y siempre estuvo Zeus, Hera su esposa y
Colin, quienes se encargaban de lo demás. A esa familia no le importaba que

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


sucediera con el pueblo, ni si nos matábamos a golpes, o de una sobredosis,
ellos tenían otros intereses que jamás pude entender. Por un lado, Colin vivía
en las fiestas, a Hera poco se le veía y Zeus, estaba siempre en el quinto nivel.
Nunca estuve ahí, pero si escuché lo que hacía. El era el que castigaba
directamente a los que desobedecían las reglas, les hacía cosas horribles y
quienes pasaran por sus manos, ya no tendrían un lugar ni en el cielo, ni en el
infierno, porque Dios no recibe a los excomulgados. El resto de sus hijos,
gobiernan en otros lugares que son parecidos a ese, aunque no tan malos en
realidad, tienen riquezas, poder, autoridad donde quiera que vayan y además,
pueden hacer lo que quieran, tienen toda clase de habilidades extraordinarias
y eso, amigo mío, me aterra, por eso nunca me acerqué a nadie que no fuese
Zeus, a nadie de sus hijos, excepto Colin y fue porque me venció la atracción,
me enamoré de el desde que era un niño y sí, sé que hizo cosas malas, que
nunca me fue fiel, que me mintió, que tal vez nunca me amó… pero yo sí lo
amé a él, siempre lo hice y ahora sé que perdí toda oportunidad de tener una
vida con él. Perdí mi vida.
- Lo siento… - Lo miré y vi sus ojos aguarse al recordar a Colin. Vaya, no pensé
que el lo querría de esa manera, sentí pena por él.
- Y con respecto a Jason, no tengo idea de donde está, no lo vi desde esa
noche. Yo no quería hacerle daño, en eso debes creerme. Sé que no me
llevaba bien con él, que peleamos varias veces, pero vamos, somos hombres,
no me guardé resentimientos en su contra, pero esa noche Zeus dio la orden
de que fuéramos por él. Todos sabíamos que el estaba escondido en su casa y
no íbamos a irrumpir ahí, Zeus usó su miedo, la oscuridad, el encierro, sabía
que Jason cedería ante esa presión y que saldría para dejarlos ir a ustedes. Él
no quería hacerle daño, de eso estoy seguro. Después de que Dioniso se lo
llevó, no supe más de ellos y no creo que estén en su casa, Colin me lo hubiera
dicho.
- Entiendo… ¿crees que Jason esté vivo?
- No tengo idea, en mi parecer no y francamente no creo que Zeus le haya
hecho daño porque lo apreciaba, eso parecía al hablar de él, pero el problema
real son sus hijos, ellos sí querían su cabeza, ellos montaron la cacería. No
creo que lo esté, pero si por alguna recóndita razón aún lo está, debería estar

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


en una clase de entrenamiento o iniciación, aunque eso no lo veo posible, no
después de oír lo que planeaban hacerle... Yo como tú no lo pensaría mucho,
el resultado será el mismo si te preocupas o no.
- ¿Cómo podría no hacerlo? De igual forma, gracias por tu ayuda, ahora dejaré
una declaración escrita al… - Me interrumpió.
- No es necesario, no necesito eso. Estoy bastante hundido, igual agradezco tu
visita.
- Qué tengas una buena vida, Vince. – Sonrió, me hizo señas con las manos y
me fui, esa fue la última vez que lo vi.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


35. El final.
Tommy’s POV
- Es una locura, ¿no es así? – Dijo Luciano con la mirada fija en las camionetas
de policía que estaban en frente de nosotros. Estábamos justo donde empieza
el bosque que lleva a Hades, a unos pocos metros de la estación de tren,
donde tres años atrás nos bajamos aterrados de lo que iba a venir y nos
sorprendimos al ver lo mucho que este lugar había cambiado. Antes estaba
desolado, solo se escuchaba el sonido de los animales, de las hojas que se
movían y el viento, pero ahora la entrada al bosque estaba repleta de policías
que iban y venían, así también reporteros, camarógrafos y centenares de
curiosos, al parecer el misterio atrae el turismo.
- Ya nada es igual. – Acaricié con mis dedos el anillo que tenía en mi dedo
angular, ese mismo que me dio Jason la noche en que terminó conmigo. Sentí
mis ojos aguarse al estar de pie, aquí, frente a este bosque, a estos árboles,
este frío característico con el que batallamos tanto tiempo. Estábamos frente
al lugar que cambió nuestras vidas, donde tuve mis peores y mejores
momentos, donde tuve al que era y siempre será, el gran amor de mi vida. Mi
Jason, mi amigo, mi compañero, mi todo.
- Dios, Tommy. – Vi sus ojos aguarse al igual que los míos, Luciano pasó su
brazo por mis hombros, abrazándome. – Vine aquí con miedo y salí con la
mujer que dentro de poco será mi esposa, con una bebé y así todo debería ir
bien, pero perdí a mi hermano. Entiendo que lo quisieras de esa forma,
cualquiera daría todo por tener a alguien que te ame así, porque el te amaba
demasiado, sabemos que lo hacía y con eso debes quedarte, con saber que
tuviste mas amor del que la mayoría recibe en toda su vida.
- Lo sé, pero… - Mi voz se quebró y rompí en llanto. - ¿Cómo puedo hacer para
no extrañarlo tanto? ¿para no sentir tanto dolor? Estoy destrozado, es
horrible despertar y ver que ya no está, no sé cómo asimilarlo, no sé cómo
aceptar que se fue.
- Debes darle un final, un cierre, cuando lo hagas podrás avanzar. Pienso que
deberíamos hacerle una dedicatoria o una especie de funeral simbólico. Sé

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


que nunca lo encontramos y que tal vez nunca lo hagamos, pero de igual
forma, el debe tener un lugar donde podamos ir a recordarlo.
- No Luciano, el no tendrá un funeral porque no está muerto, no lo estará a
menos que encuentren su cuerpo y mientras eso no suceda, el aún estará
vivo, al menos para mí.
- Para nosotros, lo siento. ¿Sabes algo Tommy? No sabes cuánto daría en este
momento por poder verlo una vez más, lo extraño demasiado. Quisiera que
llegara a conocer a la bebé, espero que pueda hacerlo…
- Solo avancemos.
Nos adentramos en el bosque sin pensarlo mucho, esta vez no había peligro,
no con los centenares de policías que rodeaban el lugar. Íbamos en silencio,
cada uno absorto en sus propios pensamientos. Imaginaba las posibilidades,
en las decisiones que debía tomar, porque francamente no sabía qué hacer.
No sabía sí realmente podría avanzar, pero sé que debía hacerlo, es lo que
Jason habría querido, odiaría ver que mi vida se estancó por su partida, el
quería lo mejor para mí, pero el lo era. Mi vida, mis sueños, la imagen que
proyectaba de mi en un futuro era a su lado, toda mi vida giraba en torno a
esto. Debía lograr dejar de proyectar esa imagen y concentrarme en algo
nuevo, hecho que era imposible para mí. No podría olvidarlo, no quería
hacerlo, no podía.
Después de caminar por más de una hora, llegamos a Hades y por donde
veíamos, había miles de policías, turistas y demás personas.
- Tommy, sé que me habías dicho que querías ir a nuestra casa, pero no creo
que sea algo sano para ti. Si quieres yo voy, empaco todas nuestras cosas en
cajas y las subo al auto de Jason. Podemos vernos en un par de horas, podrías
esperarme en la cafetería. ¿Te parece?
- Sí, está bien, me envías un texto cuando vayas a recogerme. – Asintió con la
cabeza y lo vi alejarme. No iría a la cafetería, sabía exactamente donde debía
ir. Caminé por las calles hasta que conseguí un taxi, este me llevó hasta la
biblioteca donde él me esperaba. Anoche reuní valor para llamarlo y este,
accedió alegremente a reunirse conmigo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Ingresé por los pasillos, subí al tercer piso y me senté en las mesas a esperarlo.
Colin dijo que aquí iba a verme, solo debía esperar a que apareciera. Saqué mi
teléfono para matar el tiempo y reproduje esta canción que tenía en mente.
Me recosté sobre el espaldar la silla y suspiré . Transcurrieron los minutos y
empecé a ponerme impaciente. Detesto esperar, no lo soporto, me da
ansiedad, así que me puse de pie y caminé por los pasillos buscando un libro
que me ayudara a pasar el tiempo. Busqué entre los de poesía y tomé uno al
azar, lo abrí y vi el primer poema:
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que, como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta…
- ¡Tommy! – Escuché una voz femenina detrás de mí y giré, vi a Crystal, la
amiga de Jason. Me saludaba alegremente, estaba junto a otras dos chicas
que ahora no puedo recordar sus nombres, nunca fui cercano a ellas, pero
Jason se la pasaba de maravillas con estas chicas.
- Hola…
- No pensé que volvería a verte a ti ni a los amigos de Jason.
- Nos fuimos después del… - Me interrumpió.
- Sí, del siniestro, lo supuse. Cada vez que eso ocurre, nos toca ocultarnos. A
nosotras nos tocó difícil, no habíamos hecho compras ni nada.
- ¿Ya había ocurrido antes? ¿lo del sol?
- Sí, ocurre cada vez que los hijos de Zeus necesitan a alguien ya que los muy
estúpidos no pueden localizar. – Me dijo y escuché las risas de ellas, me
hicieron señas para que me sentara en la mesa con ellas.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿Así que lo de esos días no fue obra de Zeus? – Pregunté.
- El no haría algo tan estúpido, ¿cuál es el punto de molestarlos a todos? El
puede localizar a alguien de inmediato y sí, ahora sabemos que buscaba a
Jason, lo vimos en las noticias. Todos hablan sobre eso aquí y sobre lo que
pasó con Vince.
- No lo entiendo, si el puede localizarlo, entonces, ¿por qué ocurrió eso? ¿eran
sus hijos los que lo querían?
- Sí, ellos llevaban meses intentando localizarlo, todos los vimos pasearse y
entrar a lugares a la fuerza. Supongo que hicieron eso como una última
instancia para encontrarlo. Zeus cada vez que necesita a alguien, manda a los
horribles demonios esos que lo siguen y lo llevan al quinto nivel, no haría algo
así, no se rebajaría a tanto. – Respondió una de las chicas que estaba con ella.
- Lo sabía, él no quería hacerle daño, no a su hijo…
- Vamos, ¿cómo que su hijo? ¿es cierto eso? – Preguntó asombrada Crystal,
asentí. – Vaya, entonces los rumores eran ciertos, Zeus tenía otro hijo como
Colin.
- Ahora que mencionas a Colin, tiene casi una hora de retraso. Dijo que
vendría a verme.
- ¿Colin vendrá a verte ahora? Pero como si el ahora mismo debe estar en el
festival de las Drag Queens, fue con unos amigos de nosotras, nunca se pierde
ese evento. – Respondió Crystal, ellas rieron e inhalé fuertemente para ocultar
mi frustración. ¿Cuál es la maldita necesidad de mentir? ¿para qué decirme
que vendría si bien sabe que no lo haría?
- Olvidé que es un mentiroso compulsivo, es mi culpa. – Aseguré.
- De todos modos, ¿para qué reunirte con él? ¿sales con Colin ahora? –
Preguntó su amiga.
- No, es solo que… no lo sé, esperaba que me respondiera unas cosas. Aún
tengo muchas dudas sobre este lugar.
- Las cosas han cambiado mucho aquí desde que ustedes se fueron. La
economía básicamente explotó, floreció en todos los sentidos y eso es difícil

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


de pensar después de la caída del imperio de Vince, porque es que vamos,
todos de alguna forma trabajábamos para él porque no había nada más y
claro que eso no es algo de lo que nos podamos orgullecer, pero, hay que
comer de algo, ¿no? – Me dijo Crystal entre risas, no sé que les causaba tanta
gracia, de todo se reían.
- Pero ahora, gracias al turismo que hay, los antiguos hoteles en los que nadie
se hospedaba están que no dan abastos, al igual que los restaurantes,
tintorerías, bares y demás, incluso nosotras conseguimos trabajos decentes,
¡por fin! Esto es algo bueno, pero no al costo que tuvo. Es irónico pensar que,
gracias a su desaparición, mejoraría tanto las vidas de muchas personas…
extrañamos beber con él, nos hacía reír como nadie. – Respondió su amiga y
recordé su nombre, Nicole, Jason hablaba mucho de ella.
- Es cierto, gracias a eso se descubrió lo de Vince y eso llamó la atención,
sumado a nuestro libro, la gente viene con el afán de tener una experiencia
paranormal, es una locura. – Afirmé.
- Sí, La gente está en búsqueda de Zeus, creen en sus palabras y aseguran que
lo de Jason, es por Zeus, como ustedes dijeron en el libro. Tienen muchas
teorías, cada día escuchamos una nueva. Incluso tienen sitios web poco
ortodoxos. Tienen buenas intenciones, están buscándolo muchos de ellos.
- Por cierto, lindo tatuaje. – Dijo Nicole señalando el pequeño tatuaje de mi
antebrazo.
- No quiero hacerme falsas esperanzas, sé que debo ser realista. Incluso ahora
más que nunca desearía verlo, que alguien lo encuentre, que el escape o algo,
tan solo verlo… pero sé que es probable que esto no suceda, no después de
tanto tiempo. – Sentí que mi voz se entrecortó y bajé la mirada. Me sentí muy
mal. Vi que se miraron entre ellas, susurrando algo.
- ¿Será que… le decimos algo? – Escuché decirle Crystal a la otra chica que
estaba con ellas. Asintieron entre ellas y las miré extrañado, ¿qué sucedía?
- No pensamos en decirte algo más porque no podíamos, es un riesgo hacerlo
y, de hecho, estar aquí contigo ya lo es… pero al verte tan mal por él, no
podemos dejarte así, sería cruel. – Me miró Crystal a los ojos y tomó mi mano,
al igual que Nicole y la otra chica. – Todo estará bien cariño.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¿A qué se refieren?
- El está bien, o al menos lo estaba cuando lo vi, hace menos de una semana. –
Me dijo Nicole y me alteré, tuve que ponerme de pie y tomar grandes
bocanadas de aire.
- ¿Lo viste? ¿dónde? Por dios, está bien. – Dije conteniendo las lágrimas, no
pude evitar sonreír, sentí un enorme alivio dentro de mí, como si me quitara
un enorme peso de encima, es la mejor noticia que pude haber recibido. El
estaba bien, estaba vivo. ¡Lo estaba! ¡lo estaba!
- Sí, lo vi mientras hacía un servicio en Farville.
- ¿Un servicio? ¿en Farville? – Pregunté y eso la hizo reírse con ganas. No
entendía nada.
- Sí, un servicio… es difícil dejar los malos habitos. Un cliente me llamó y me
dijo que había un muchacho que quería verme en Farville, la famosa mansión
que tienen los hijos de Zeus en las afueras de Hades, en el límite antes de
llegar al río. Lo pensé mucho, pero mi cliente me dijo que el tipo tenía mucho
efectivo, así que accedí. Fui y cuando llegué me sorprendí de todo, es que
vaya, ¡que lugar de ensueño! Era increíble. Le dije a los guardias que me
habían mandado a llamar y me recibió nada más que Dioniso, casi se me cae la
mandíbula al verlo, el tipo es increíblemente bello, pero aún con esto, es hijo
de Zeus, así que no podía irme, de igual forma necesitaba el dinero y
acostarme con el no parecía ser algo tan repugnante, creo que hasta quería
hacerlo. – Escuché su risa y les dio una mirada cómplice a sus amigas. – Me
tomó de la mano y me llevó por el campo, ya que la mansión estaba un poco
lejos. Mientras caminábamos me llamó la atención ver a una pareja a lo lejos,
ella era blanca, de cabello castaño y llevaba un extravagante vestido blanco,
parecía un ángel. El vestía elegante y me pareció familiar, pero estaba lejos y
no veo bien. Cuando terminé el servicio e iba bajando del segundo piso de la
casa, vi a esta pareja de nuevo en la sala, hablaban de algo y fue cuando lo vi.
Era Jason sin duda, me alteré tanto que tiré un jarrón y el me miró, intentó
hablarme, pero ella se lo llevó junto a otro tipo. Ella era Helena, otra de los
hijos de Zeus. Dioniso me amenazó, dijo que no podía decir nada de lo que vi
o me cortaría la garganta, también a mi familia.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Entonces es cierto, Jason está bien, por dios… - Dije feliz, por primera vez en
mucho tiempo, saber esto me llenaba de mucha emoción. Sabía que estaba
vivo, que estaba bien, hasta sabía donde y con quién se encontraba. - ¿Cómo
puedo entrar ahí? Debo verlo.
- No hay forma, tienen una seguridad extrema ahí, te registran hasta la ropa
interior. Solo puedes ir si eres invitado por alguien. – Dijo Nicole y vi a Crystal
mirarme emocionada.
- Hay una forma, Hermes es otro de los hijos de Zeus y por ahí se dice que le
gustan los chicos jóvenes, no sería difícil que el quisiera pagar por tenerte, te
ves bien. Así podrías entrar y verlo. – Añadió Crystal, satisfecha.
- Gracias por el plan, pero… no lo sé. ¿Estaría dispuesto a pagar por
compañía?
- Todos lo hacen Tommy, esa es la costumbre de esa familia. Nada más
Dioniso pagó por mí hace unos días. Puedo arreglarte un encuentro con
Hermes y que sea allá, el entre todos es el más lujurioso, bandido y tiene un
peor historial que Colin. Siempre contrata a menores y pensándolo bien,
podemos decirles que tienes diecisiete, los aparentas, eso sin duda lo tentará.
Le diré de inmediato a mi cliente que lo contacte. – Dijo Nicole y se levantó a
hacer una llamada, me sentí aturdido. ¿Acostarme con ese tipo? ¿podría
hacer eso? Debo ver a Jason y sé que haría cualquier cosa para eso, pero… el
no me perdonaría si hago eso. Debo entrar y arreglármelas para escapar.
Varios minutos después ella regresó.
- Lo Siento Tommy…

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Epílogo
Me miré en el espejo y acomodé mi cabello de tal forma que cayera sobre mi
frente. Me puse unos jeans azules, un buso sencillo y una sudadera encima.
Me detuve en la entrada de la casa donde Luciano me esperaba. Me miró
aterrado y le sonreí de forma nerviosa. Habíamos pasado la noche en la casa,
la que solía ser nuestra casa, que ahora era propiedad del jefe y no había
vendido ni usado aún.
Salimos y miré adentro unos segundos, esa sería la última vez que vería esa
casa en mi vida.
- ¿Estás listo para lo que viene? – Me preguntó Luciano y asentí. – No va a ser
fácil.
- Claro que no, meterse a la fuerza a un lugar ajeno jamás es fácil y menos
siendo de la familia que es. Pero no hay más opción.
- Es cierto, por Jason. – Después de que fracasara el plan que propusieron las
chicas, decidimos pensar en otra cosa. No hubo forma de contactar a Hermes,
al parecer es muy reservado y cuidadoso, no cualquiera logra penetrar en ese
círculo. Cuando Luciano me recogió después, le conté todo y me dijo que sin
duda debíamos hacer algo. Entonces decidimos quedarnos unas horas para ir
hasta Farville en la noche, que era que podíamos intentar pasar
desapercibidos.
Contactamos a Mike, ya que el y su amigo Stephen, tienen equipos de
construcción, a eso se dedican. No dudaron en ayudarnos. Quedamos en
reunirnos todos a las diez de la noche en la parte de atrás de la mansión. Esta
fue la primera vez que no llevamos con nosotros las máscaras, ya sabíamos
que no servían de nada.
Llegamos exactamente a la hora acordada y los vimos a ellos dos
esperándonos en su camioneta de trabajo. Se bajaron al vernos y los
saludamos.
- Gracias por venir, lo aprecio mucho, pero conocen el riesgo que esto trae, si
nos descubren puede ser fatal. Los entendería si decidieran irse… - Les dije
esperando que estuvieran seguros de lo que iban hacer, porque podrían

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


descubrirnos los guardias o alguien de esa familia, esta era una misión suicida.
Íbamos a ingresar a la fuerza rompiendo una parte de las rejas que rodeaban
las hectáreas del terreno de esta casa para así poder entrar.
- No, está bien. Me llevaba bien con Jason, estaría mal abandonarlo en este
momento. – Respondió Mike y volví a agradecerle, no tendría ni como pagarle
por esto.
- Bueno empecemos porque es tarde, y en un par de horas me darán ganas de
defecar y no podré hacerlo estando aquí. – Dijo Stephen y reímos al
escucharlo, lo vimos avergonzado.
- ¿Cómo que no? Hay mucho césped por aquí, ideal para que defeques al aire
libre. Lo malo es que te daría frío en el trasero. – Le dijo Luciano.
- No podemos perder el tiempo hablando de traseros. – Le dije fulminando
con la mirada a Luciano. Con mucho sigilo, ayudamos a Mike y a Stephen a
sacar las herramientas y a llevarlas hasta la reja que decidimos cortar.
Escogimos esta zona porque está oscura, no se ven ninguno de los Astaroth
cerca y además, esta parte es la única que no está electrizada, así que no
íbamos a tener accidentes horribles con esto.
Ellos empezaron a medir el grosor del hierro, para ver que herramienta usar.
Stephen tomó una cizalla y se arrodilló. Intentó cortar el extremo del hierro,
pero no pudo, así que nos indicó que tomáramos unas seguetas que tenían y
que intentáramos cortar una parte de los hierros. Después de varios minutos,
cuando llegábamos a la mitad, nos dijo que paráramos y Mike utilizó de nuevo
la cizalla y esta vez pudo cortarlos todos con facilidad. Ya podíamos entrar. Los
ayudamos a poner todo en su camioneta.
- Muchas gracias por la ayuda, entraremos enseguida Luciano y yo. – Les dije y
Mike negó con la cabeza.
- No vinimos hasta acá para perdernos la acción, ansiamos entrar. Nunca
hacemos algo tan emocionante. – Nos dijo sonriente.
- ¿Estás seguro? – Preguntó Luciano y el asintió.
- Sí y vinimos preparados para la ocasión. – Nos dijo Stephen enseñándonos
dos pistolas automáticas que tenía escondidas debajo de su chaqueta y Mike

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


nos enseñó una taser, era la primera vez que veía una en persona y no en las
películas.
- ¿Por qué tienen armas? – Pregunté.
- ¿Quién en Hades no tiene una? Sino tuviéramos, nos habrían asaltado
centenares de veces. – Respondió Stephen y me dio una de las pistolas que
tenía, dándome una rápida lección de como usarla. Maldición, ¿por qué no
pensé en traer mi escopeta? Aquí es justo cuando la necesito.
Entramos a ese enorme jardín y vimos a lo lejos a la mansión. Había muchos
árboles aquí, flores, matorrales e incluso, un pequeño lago y un establo del
otro lado. Vaya que tienen dinero. Caminamos lo más rápido que pudimos,
tratando de hacer el menor ruido posible y mirando en todo momento que
nadie estuviera cerca.
- ¿Cómo está Verónica? – Le preguntó Mike a Luciano. Eso me hizo sentir muy
incómodo.
- Inflada.
- ¿Cómo que inflada?
- Tiene unos kilos de más. – Le dije y le hice señas a Luciano, afortunadamente
entendió. No podía decirle que estaba embarazada y menos de él. Mike se
sentiría muy mal, sé que no la debió pasar bien luego de que ella lo
abandonara. – Pero ya está en el gimnasio.
- Me gustaría volver a hablarle… - Dijo y Luciano me miró incómodo.
- Yo como ustedes en vez de conversar sobre mujeres, mejor miraría lo que
tenemos detrás. – Nos dijo Stephen y volteamos a ver. Había un enorme perro
negro que no lucía nada feliz al vernos. Luciano me miró aterrado.
- Mantengan la calma, los perros notan el miedo… - No alcancé a terminar de
hablar cuando ya Luciano había empezado a correr. Corrimos detrás de él lo
más rápido que podíamos, tratando de que ese animal no nos alcanzara
porque fácilmente, podría derribar a alguno de nosotros y no nos caería nada
bien tener mordidas de un perro con enormes dientes.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¡Maldición! – Gritó Mike al ser derribado por el perro. Corrimos a ayudarlo,
pero el ya le había pasado una descarga eléctrica con su taser. Este se
desplomó inconsciente en el césped y Mike se puso de pie, agitado y tenía el
rostro enrojecido.
- ¿Mataste al perrito? – Dijo Luciano con los ojos llorosos.
- ¿Perrito? Ese no es ningún perrito, parece un caballo. Despertará en unos
minutos así que debemos correr.
Así seguimos varios minutos hasta que llegamos a la mansión. Nos ocultamos
detrás de unos arbustos al ver pasar a esos tipos haciendo su ronda cerca de
nosotros, iban conversando distraídos.
- Entraremos por esa ventana que está abierta allá. – Susurró Stephen. – La
mayoría de las luces están apagadas así que deben estar durmiendo.
- Hay fácilmente más de treinta habitaciones ahí, ¿debemos registrar cada
una? – Preguntó Luciano.
- No todos, sería arriesgado. Entraré yo solo, es más arriesgado que entremos
los cuatro, llamaríamos la atención. – Les dije y asintieron.
- Está bien, te esperaremos afuera. Grita si sucede algo y entraremos de
inmediato, dispararemos al que venga sin pensarlo. – Afirmó Stephen.
- ¿Incluso a Jason y Tommy? – Preguntó Luciano y lo aniquilamos con la
mirada.
Así cuando los Astaroth por fin desaparecieron, corrí hacia la ventana abierta
que estaba a un costado y salté sobre esta sin pensarlo. Me apoyé con las
manos y logré entrar. Vi un largo pasillo iluminado por lamparas antiguas,
tenía una alfombra roja extensa, cuadros grandes, floreros. Todo muy lujoso,
era el lugar mas bello que vi en mi vida sin duda. Caminé sigilosamente y no
escuché ruidos en ninguna de las habitaciones cercanas, ni voces, ni nada.
Estaba vacío sin duda.
Llegué a una de las salas y estaba vacía, desde esta se veía la cocina a lo lejos y
en esta, había dos mujeres conversando, ambas altas, esbeltas e
increíblemente bellas. Regresé y subí por la escalera, hasta que escuché voces

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


y tuve que meterme a un cuarto vacío que vi. Mi corazón palpitaba tan rápido
que amenazaba con salirse de mi pecho, incluso sudaba de los nervios. Jamás
estuve tan asustado.
Esperé unos minutos y me asomé con cuidado. Vi a un hombre entrar a una
habitación que estaba al final del pasillo y cerrar la puerta tras él. El fue el que
hizo los ruidos. Inhalé profundamente para tomar valor y salí. Caminé por el
pasillo y en cada puerta me detuve a escuchar, y en cada una sucedía lo
mismo, no se oían ruidos y tenían las luces apagadas, así que me permitía
abrirlas y no había nadie ahí. ¿Será que hoy salió la mayor parte de la familia?
Porque ya había recorrido las dos primeras plantas y solo vi a tres personas.
Empezaba a frustrarme, ¿será que Jason no está aquí? ¿qué haría si no
estaba?
Subí al tercer nivel, donde había tan solo había dos enormes salas llenas de
libros y antigüedades, este lugar no era como los demás. Era oscuro y
ciertamente, perturbador, tétrico. ¿Podía estar mas aterrado? Creo que sí,
ahora lo estaba aún más y no pensé que fuera posible. Recorrí este piso y miré
todo, había colecciones de espadas, de cuadros extraños y jarrones de plata,
demasiados. Había sin duda varios miles aquí.
Miré en una esquina una puerta, la única de este nivel y lo más extraño de
esta es que estaba cerrada por fuera con numerosos cierres. Debían tener
algo encerrado ahí… corrí a esta y abrí todos los cierres, pero el último era uno
que tenía llaves. No lo pensé demasiado y tomé una de las espadas de la
pared, con el mango de esta golpeé varias veces el candado hasta que este
cayó. Tuve la suerte de que este piso estuviera desierto… o ya me habrían
masacrado.
Entré y vi un pequeño cuarto vacío, a excepción de una escalera que daba a
otra puerta, a lo que parecía ser el ático. Subí y vi que salía una luz debajo de
esta, hay alguien ahí. Puede ser él, puede serlo… abrí todos los cierres de esta
e ingresé.
- ¡Tommy! – Escuché la voz de Jason y lo vi, sonreí, se abalanzó sobre mí y
caímos sobre la alfombra. Me golpeé fuertemente la cabeza, pero aún así no
dije, no podía. Estaba feliz, eufórico, pensé que soñaba, que no era real, no

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


asimilaba que por fin lo estuviera viendo, por fin después de tanto imaginar
como sería volver a hacerlo.
- Vámonos. – Me puse de pie y le hice señas para que me siguiera, pero el jaló
mi brazo atrayéndome hacia él. Me besó con intensidad y apretó mi cabello
con sus manos, su lengua cálida me estremeció y sentí como se elevó mi
temperatura corporal, estaba a punto de perder el control sobre mí. –
Debemos irnos ahora que podemos…
- Tienes razón, debemos irnos. Solo dame un minuto. – Caminó hasta una
mesita que había junto a la cama, escribió algo sobre un papel y lo puso
cuidadosamente ahí.
- ¿Eso qué es?
- Una nota para papá, no quiero que piense que me fui sin pensar en él.
- ¿Zeus te trató bien…?
- Sí, fue el mejor. Mis hermanos son los que me tienen aquí, espero
incinerarlos algún día.
- Pensé que no volvería a verte, te extrañe demasiado Jason. No ha habido un
día en que no piense en ti… - Lo abracé, hundí mi cabeza en su pecho y el me
envolvió en sus brazos.
- Si logramos salir de esta, me tendrás fastidiándote en lo que te resta de vida.
Te advierto que ahora soy mas fastidioso que antes. – Dijo entre risas y lo
miré, no había cambiado nada, a excepción de que su cabello ahora era más
largo y vestía extraño, como elegante, pero no de esta época. – Gracias por
volver por mí.
- No hay vida sin ti Jason. – Sonrió y besó mi frente. Salimos de inmediato,
corriendo lo más rápido que podíamos. Bajamos así por el segundo nivel,
luego el primero. Una mujer nos vio y empezó a gritar, Jason me miró
nervioso y le hice señas para que saliéramos por atrás, corrimos y vi que Jason
se tropezó, cayó encima de una mesa. Retrocedí y lo ayudé a levantar. Vi a
Stephen mirándonos por la ventana alterado, corrimos y salimos como
pudimos.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- ¡Jason! – Luciano agarró su rostro y lo besó en la mejilla, Jason lo miró
horrorizado.
- Todo iba tan bien, ¿por qué haces esto? – Le dijo enojado.
- ¡No hay tiempo para cursilerías! – Gritó Mike y vimos a lo lejos a los
Astaroth, venían en manada, corrían hacia nosotros.
Empezamos a correr sin detenernos, sentía el corazón en la garganta. En este
momento cualquier error nos costaría la vida. Vi unas flechas caer cerca a
nosotros, por dios, ¿nos disparaban con flechas?
- ¡Casi me da esa en el cuello! – Gritó Luciano. Vimos a lo lejos la camioneta de
Mike y Stephen.
- ¡Me rozó la mejilla! – Gritó Stephen.
Seguimos así hasta que llegamos a la camioneta, nos subimos y no alcanzamos
a cerrar las puertas cuando Mike ya había acelerado. Manejó lo más rápido
que vi a alguien conducir.
- ¡Esto fue genial! – Gritó Stephen emocionado.
- Me alegra verte bien Jason. – Le dijo Mike mirándolo por el espejo.
- Gracias y te agradezco más que hayas tenido el gesto de no besarme, cosa
que otros individuos no resistieron hacer. – Jason miró a Luciano y este se
ofendió. Íbamos los tres en el asiento trasero.
- ¿Qué sucedió allá? – Preguntó Stephen. - ¿Cómo fue estar un año ahí?
- Horrible, me sucedieron muchas cosas ahí. Me tenían encerrado, los únicos
buenos momentos fueron con mi papá, me enseñó muchas cosas. ¿Quieren
ver algo increíble? – Todos asentimos y el se puso de pie, se asomó por la
ventana del techo del auto. Vimos todas las hojas de los arboles del camino
levantarse, volaban por todos lados y formaban una especie de remolino.
- Es lo mejor que haya visto en mi vida. – Dijo Stephen y reímos.
- Puedo hacer que las cosas se muevan, el me enseñó eso. Aunque me cansa
mucho, por eso no lo hago casi.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Después de una hora de trayecto, ellos nos dejaron en el puente, allí
habíamos dejado el auto de Jason con nuestras cosas. Nos despedimos de
ellos agradeciéndoles de nuevo por todo.
- Te extrañé. – Dijo Jason abrazando su auto. – Eres mas bello ahora que
antes.
- Subamos. – Dijo Luciano y lo hicimos. Me senté junto a Jason y Luciano
detrás, Jason empezó a conducir. Él sacó su teléfono y le enseñó una
fotografía a Jason de Vero con su enorme barriga de embarazada. Jason
estalló en risas.
- ¡Es increíble! Supiste como amarrarla a ti.
- Tengo mis métodos. – Dijo Luciano y reímos. – Nuestra boda es en cuatro
meses, debes ir, serás la niña de las flores.
- Con gusto lo seré.
Seguimos por el trayecto y miré hacia atrás por la ventana, veía como las luces
de Hades se alejaban en la distancia. Recordé todo lo que nos ocurrió ahí, las
personas tan estupendas que vimos, nuestra casa, nuestras noches juntos
como una familia disfuncional, siendo yo la cabecilla de ellos. Luciano se
durmió y escuchamos sus ronquidos, pero aún así eso no nos molestó, en este
momento nada lo haría.
- ¿Qué has hecho este tiempo sin mí? – Preguntó Jason con la mirada fija en la
oscura carretera.
- Me he quedado con mis papás, no quería incomodar aquí a los futuros
casados. Aproveché y conseguí una casa para nosotros.
- ¿Ah sí? – Me miró sonriendo.
- Sí, es en otra ciudad, pero tiene lo que querías. El jardín, las tres
habitaciones, solo falta que consigas un leopardo para que te quite un pedazo
del brazo. - No dudes en que lo voy a conseguir, yo mismo lo cazaré.
- ¿Seguiremos con el plan? ¿de vivir juntos? – Pregunté nervioso. – Estás a
tiempo de retractarte.
- ¿Bromeas Tommy? Eres en lo único en que he pensado este tiempo.

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


- Entonces lo haremos. – Agarré su pierna y el me miró. - Incluso conseguí otro
trabajo allá donde me pagarán bien, con eso podremos sobrevivir.
Nos detuvimos en una estación de gasolina unas cuatro horas después de
haber salido de Hades. Bajamos a comprar algo de beber, Luciano siguió
durmiendo, incluso estaba tapado de pies a cabeza, por eso no lo llamamos y
lo dejamos dormir en el auto mientras tomábamos algo.
- Solo había estas sodas de dudosa reputación. – Le dije dándole una a Jason
mientras terminaba de cargar gasolina.
- Ahora que lleguemos, nos despediremos de mi mamá, de tus papás, de
Luciano y Vero, y nos iremos de inmediato. No quiero perder más tiempo, ya
quiero estar contigo. – Me dijo mientras me abrazaba y besaba mis mejillas.
- Ese es el plan, luego hay que volver para la boda de estos dos.
- Solo será un día y ya lo veremos, porque veo difícil que te suelte. – Sonreí y
lo besé. Le enseñé mi tatuaje y pensé que se burlaría de mí, pero no lo hizo.
Solo me miró fijamente. – No me equivoqué al elegirte.
- Espero que no, no quiero volver a perderte. – Lo abracé. – Te amo Jason.
- También yo a ti Tommy. – Me sentí feliz, afortunado, porque aquí lo tenía a
él, a la única persona que podría hacerme sentir así, el único con quién puedo
ser feliz.

En este momento lo fui, porque estábamos juntos, por fin, sin impedimentos,
sin problemas, aunque con algo de miedo por lo que podría venir en el futuro,
porque sabíamos que no todo sería fácil y vendrían muchas cosas, pero, aun
así, hicimos todo para hacer que funcionara y ciertamente fuimos felices, más
de lo que me imaginé que podría ser junto a mi mejor amigo, mi compañero
de vida, mi novio, mi todo y así lo estuvimos, siempre juntos, en lo que nos
quedó de vida.

Fin

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino


Gracias por leer mi obra, todos los comentarios son bien recibidos en mi
cuenta de Facebook: Caroline Rebolledo Ospino. Encontrarás mas libros de la
misma temática en esta página, ¡besos!

Por perderme en tus ojos – Caroline Rebolledo Ospino

Anda mungkin juga menyukai