Del art. 1 de la CPE, resulta que el Estado Unitario asumido, no puede concebirse sin lo
social, sin lo plurinacional, comunitario e intercultural ni la característica de Estado
Constitucional de Derecho. Lo anterior supone, entonces, que las formas clásicas para
designar al Estado como “Estado de Derecho”, “Estado Social y Democrático de Derecho”,
resultan insuficientes para caracterizar al nuevo modelo y clasificarlo, pues se nutre de
diferentes principios y valores que vienen de la tradición del constitucionalismo liberal
(Estado de Derecho), del constitucionalismo social (Estado Social y Democrático de
Derecho) y del Estado Constitucional de Derecho (neoconstitucionalismo), pero además,
con una particularidad esencial que distingue y que marca el horizonte de este nuevo
Estado: el carácter plurinacional e intercultural (Estado plurinacional e intercultural) que se
asienta en el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas”.
Una mirada a la transformación del constitucionalismo boliviano en su historia, esto es, los
hitos y características de los modelos de Estado de Derecho imperantes en cada periodo,
demuestran la transfiguración del “constitucionalismo monocultural” al
“constitucionalismo plurinacional e intercultural”, este último, traspasado por la “Unidad
del Estado y de la Constitución”
En ese orden, siguiendo a Raquel Irigoyen Fajardo y su clasificación de los horizontes del
constitucionalismo en Latinoamérica, es posible afirmar que la Constitución de 2009, se
inscribe en el tercer horizonte de constitucionalismo pluralista que inicia desde finales del
siglo XX a la fecha, en su tercer ciclo de constitucionalismo plurinacional, que se da en el
contexto de la aprobación de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los
pueblos indígenas aprobado el 13 de septiembre de 2007.
En ese entendido, como anota el profesor Alberto del Real Alcalá, la Constitución boliviana
quiebra el modelo de Estado propio del “liberalismo homogeneizador decimonónico” y, por
consiguiente, quiebra la nación jacobina, abstracta, uninacional, centralista y unicultural
que ha sido altamente ineficaz desde todos los puntos de vista a la hora de gestionar una
sociedad plural como la de Bolivia y que en la práctica ha fulminado e invisibilizado
cualquier diferencia étnica, cultural o nacional e instaura en su lugar, un “Estado
Constitucional de Derecho de carácter Plurinacional”.