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Debe partir de la Constitución Política del

Estado, de sus normas constitucionales y


principios atendiendo las características
del nuevo modelo de Estado que los
sustentan
SCP Nro. 102/2016-S3 | Sucre, 15 de enero de 2016

Al respecto, la SCP 0112/2012 de 27 de abril estableció lo siguiente: [El Estado boliviano,


además de ser un Estado Constitucional de Derecho, también tiene carácter Plurinacional,
Comunitario e Intercultural, traspasado por la Unidad del Estado y la Constitución,
conforme refiere la Constitución desde su Preámbulo y se enfatiza en el art. 1 de la CPE,
que establece: “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho
Plurinacional
Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y
con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico,
jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país”.

Del art. 1 de la CPE, resulta que el Estado Unitario asumido, no puede concebirse sin lo
social, sin lo plurinacional, comunitario e intercultural ni la característica de Estado
Constitucional de Derecho. Lo anterior supone, entonces, que las formas clásicas para
designar al Estado como “Estado de Derecho”, “Estado Social y Democrático de Derecho”,
resultan insuficientes para caracterizar al nuevo modelo y clasificarlo, pues se nutre de
diferentes principios y valores que vienen de la tradición del constitucionalismo liberal
(Estado de Derecho), del constitucionalismo social (Estado Social y Democrático de
Derecho) y del Estado Constitucional de Derecho (neoconstitucionalismo), pero además,
con una particularidad esencial que distingue y que marca el horizonte de este nuevo
Estado: el carácter plurinacional e intercultural (Estado plurinacional e intercultural) que se
asienta en el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas”.

En efecto, la verificación de las teorías y conceptos del neoconstitucionalismo, el Estado


Constitucional o el constitucionalismo “fuerte”, en su concepción como una nueva teoría
general del derecho, hace que sea posible afirmar que la Constitución, lleva implícito en
todo su texto “la característica de Estado Constitucional”, pero además, “Plurinacional
e intercultural” traspasado por la “Unidad de Estado o Estado Unitario”.

De ahí que la Constitución de 2009, inicia un constitucionalismo sin precedentes en su


historia, que es preciso comprender para construir, hilar una nueva teoría jurídica del
derecho boliviano, en una secuencia lógica que va desde la comprensión de este nuevo
derecho hasta los criterios para su aplicación judicial. Esto debido al nuevo modelo de
Estado ínsito en el texto constitucional.
La transformación de este constitucionalismo, hasta tomar la forma de plurinacional e
intercultural en este nuevo paradigma de Estado, si bien está en la Constitución, empero
deberá construirse, con un rol preponderante de los jueces a través de su labor decisoria
cotidiana.

Una mirada a la transformación del constitucionalismo boliviano en su historia, esto es, los
hitos y características de los modelos de Estado de Derecho imperantes en cada periodo,
demuestran la transfiguración del “constitucionalismo monocultural” al
“constitucionalismo plurinacional e intercultural”, este último, traspasado por la “Unidad
del Estado y de la Constitución”

El constitucionalismo en Bolivia nace como monocultural, caracterizado por el


monoculturalismo y el monismo jurídico, puesto que parte de la “idea del Estado-nación”,
“bajo la identificación del Estado con una sola nación y cultura, no obstante la realidad
plural”. Para ello, baste mirar la estructura o sistemática interna de cada Constitución que
se inscribe a este ciclo, donde se advierte que en su diseño únicamente se tomó como
parámetros los valores culturales de un solo grupo, en una evidente primacía de una cultura
(la occidental) sobre las demás (de los pueblos indígenas, originario, campesinos) con
relación negativa entre grupos culturales.

En ese orden, siguiendo a Raquel Irigoyen Fajardo y su clasificación de los horizontes del
constitucionalismo en Latinoamérica, es posible afirmar que la Constitución de 2009, se
inscribe en el tercer horizonte de constitucionalismo pluralista que inicia desde finales del
siglo XX a la fecha, en su tercer ciclo de constitucionalismo plurinacional, que se da en el
contexto de la aprobación de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los
pueblos indígenas aprobado el 13 de septiembre de 2007.

En efecto, el carácter Plurinacional implica el quiebre de los fundamentos del Estado-


nación basado en el monoculturalismo y el monismo jurídico, pues no sólo reconoce a los
pueblos indígenas como culturas diferentes -en el marco de una noción multicultural-
sino como “naciones”, entendiendo a éstas no únicamente como comunidades
históricas con un territorio natal determinado que comparte lengua y cultura
diferenciada, sino como pueblos con capacidad política para definir sus destinos (libre
determinación) aunque en el marco de la unidad del Estado, de acuerdo a lo previsto
por el art. 2 de la CPE.

En ese entendido, como anota el profesor Alberto del Real Alcalá, la Constitución boliviana
quiebra el modelo de Estado propio del “liberalismo homogeneizador decimonónico” y, por
consiguiente, quiebra la nación jacobina, abstracta, uninacional, centralista y unicultural
que ha sido altamente ineficaz desde todos los puntos de vista a la hora de gestionar una
sociedad plural como la de Bolivia y que en la práctica ha fulminado e invisibilizado
cualquier diferencia étnica, cultural o nacional e instaura en su lugar, un “Estado
Constitucional de Derecho de carácter Plurinacional”.

Es, entonces, el carácter plurinacional, el cambio más trascendente en el modelo de Estado


asumido en Bolivia y se constituye, en el “hecho fundante básico” del Estado y de la
Constitución boliviana, como corolario del reconocimiento -de conformidad con la
Declaración de las Naciones Unidas de los Derechos de los Pueblos Indígenas- de la igual
dignidad de los pueblos y personas indígenas (art. 9.2, 14.II y II de la CPE) y,
fundamentalmente, del derecho a la libre determinación en el marco de la unidad del Estado
(art. 2 de la CPE).

Respecto, al Estado Plurinacional, la SC 0258/2011-R, antes mencionada, entendió


que: “Además de ser un Estado constitucional de Derecho, el Estado boliviano también
tiene carácter Plurinacional (art. 1 de la CPE), por el cual se quiebran los
fundamentos del Estado nación caracterizado por el monoculturalismo y el monismo
jurídico y se reconoce a los pueblos indígena originario campesinos como naciones,
con capacidad política para definir sus destinos (IRIGOYEN FAJARDO, Raquel, El
horizonte del constitucionalismo pluralista: del multiculturalismo a la descolonización),
aunque en el marco de la unidad del Estado, conforme lo determina el art. 2 de la CPE. En
ese entendido, y siguiendo a Alberto del Real Alcalá, la Constitución boliviana quiebra el
modelo de Estado propio del ‘liberalismo homogeneizador decimonónico y, por
consiguiente, quiebra la nación jacobina, abstracta, plurinacional, centralista y unicultural
que ha sido altamente ineficaz desde todos los puntos de vista a la hora de gestionar una
sociedad plural como la de Bolivia; y que en la práctica ha fulminado e invisibilizado
cualquier diferencia étnica, cultural o nacional. E instaura, en su lugar, un Estado
Constitucional de Derecho de carácter Plurinacional’ (DEL REAL ALCALÁ, Alberto, ‘La
construcción de la Plurinacionalidad desde las resoluciones del nuevo Tribunal
Constitucional Plurinacional de Bolivia: Desafíos y resistencias, en Hacia la construcción
del Tribunal Constitucional Plurinacional, Memoria Conferencia Internacional, CONCED,
GTZ, Bolivia, 2010)’”].

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