daño en la espalda, ante lo cual el deponente agarró un tacho de basura de los que
estaban sacando para poner los tachos verdes, que estaba tirado en la calle, y
después se enteró por Coco de que había una señora que salió lastimada, una
señora muy mayor, ya que el mismo sobrino haciendo vaivén con esa resortera
cachiporra, cuando la señora se acercó desde atrás de él le pegó generándole un
corte en la nariz y luego la señora vino a forcejear junto con su sobrino en contra
del dicente; que nunca agredió a ninguno de los dos, sino que ellos lo agredieron
al deponente; que en la comisaría pidió que se presentara un forense para ver sus
lesiones y no le hicieron caso, no vino ningún médico forense y le pareció que
está mal, tendrían que haberlo revisado, ya que él tenía heridas notables; que
después del hecho junto con Coco se encontraron con “Robert” una vez y éste les
pidió disculpas por lo que había pasado, aclarando que conoce a Robert y a
Marcelo que son los que le vendían cocaína; a preguntas de la Fiscalía respondió
que Robert intervino porque es el padre de la persona que agredió al dicente y
estaba en la vereda de enfrente; que el hijo no sabe cómo se llama, el de la
cachiporra, y Marcelo es otra persona de las que le vendía droga; añadió que
estuvieron toda la noche consumiendo cocaína con Coco y esto tiene relación con
la ida a Cubas 3965 porque iban ahí a comprar; que se señala en la imputación
como “devolveme la plata”, etc, dirigidas a Pérez Dasilva, dijo que no lo conocía
ni le dijo a nadie esas frases; que desconocía si la señora de edad tenía relación
con Robert o Marcelo, sólo conocía lo que dice la causa, no la conocía de antes;
que tampoco vio a la señora, sino que fue Coco el que le contó que estaba
lastimada; con respecto a la frase “mi papá es brigadier, los voy a echar a todos”
explicó que cuando llegó la policía se sintió defendido y tiró lo que había tomado
como escudo, el tacho, que estaba suelto y no lo tuvo que arrancar, era justo la
época donde estaban sacando los tachos de basura de la calle para poner los
grandes; respecto a la conciencia dice que estaba lúcido; que tenía lesiones
visibles en el omóplato, la cabeza y la espalda de cuando se dio vuelta a agarrar el
tacho; que no lo revisó un médico en la Seccional; respecto del informe de fs. 596
expresó que nunca nadie fue a la comisaría a verlo; a preguntas de la Defensa
respondió que había ido muchas veces a la casa de Cubas, siempre con el mismo
fin; que la vivienda tiene un hall de entrada, una parte circular a la izquierda que
debe ser un living comedor pero no entró, luego hay un pasillito, a mano
izquierda una habitación chiquitita donde se fracciona la droga para venderla, la
tenían en una bolsita, picada, la pesaban y se la daban en el momento; que a veces
atendían por la mirilla, pero más de una vez entró y fue a esa habitación, pocas
veces, si no lo atendían en el pasillo, que es descubierto; que Coco es vago, no se
dedica a nada, tiene mucho dinero y no necesita trabajar, el padre inventó las
mangas para que salgan los jugadores de fútbol a la cancha y cobra derechos por
planteó problemas con su pareja de toda la vida, le tuvo que decir que tenía un
hijo cuando éste nació y ahí surgió una pelea con Adriana, mamá de Kevin, que le
dio la separación, ante lo cual él se fue a vivir a casa de su mamá, se quedó sin
trabajo y para entonces estaba pintando en lo de Débora y ahí fue que ella le dijo
un montón de cosas, que era un vago, y entendió que se lo dijo porque estaba
resentida porque la había dejado; que hoy tiene buena relación, no se repitieron
estos hechos, la quiere mucho e incluso está en su lista de visitas, trató de venir a
Marcos Paz pero como no era concubina no pudo demostrar el vínculo y no la
dejaron pasar; que también tuvo llamadas desde el penal, él le dijo que lo viniera
a ver, que estaba muy solo, y ella respondió que no era capaz de tomar una
responsabilidad que no iba a poder llevar, él le pidió por favor que tratara de traer
al nene, y ella contestó que no sabía qué efecto podía tener para el nene tener al
padre en el penal, ya que sabe por qué la gente está presa, él le dijo que se fijara,
ella señaló que lo iba a pensar y luego no se pudo comunicar más ya que ella le
pone algo al teléfono para que las llamadas molestas, las ventas, no le entren,
entonces no entra la llamada del penal, él le tiene que avisar a la hermana y ahí lo
atiende; que además ella dijo que le iba a pasar para que hablara con el nene pero
no se le está dando, el 16 de agosto la llamó a ella para el cumpleaños no se pudo
comunicar, como también para que declare solamente que en este momento tienen
buena relación, que no tienen agresión mutua”.-
III.- Durante el debate se recibieron diversas declaraciones
testimoniales: LOLA PÉREZ declaró “que sigue viviendo en José Cubas 3965;
que no recordó la fecha pero sí el episodio, en el cual alguien que no conocía
arrancó un tacho de basura de la esquina, enfrente, y vino a su casa a atacarlos;
que ella salió porque oyó los gritos, pidió ayuda, alguien llamó a la policía que
está a dos cuadras y por suerte vinieron rápido y lo pudieron agarrar, si no cree
que los mataba, aclarando que a ella la lastimó en la nariz; que ella cuando salió
vio a su sobrino y su sobrino nieto, Roberto Marcelo Pérez y Joel Daniel Pérez
Dasilva; que puede ser que a Roberto le digan “Robert”; que no sabe qué se decía
en los gritos, no recordó ni sabe si lo supo porque estaba muy nerviosa viendo que
le quería pegar y mal, en una forma muy brutal; que estas personas eran dos, uno
tenía el fierro ese con el que atacaba, con mucha brutalidad, no supo por qué, y el
otro más bien estaba al lado de él; que con ese fierro la lastimó en la nariz y
quería atacar a su sobrino más chico, su sobrino nieto, pero por suerte vino la
policía; que no sabe si ese golpe fue dirigido pero pudo ser por el forcejeo; que la
policía se llevó a los dos, les puso las esposas y cree se los llevaron en ese
momento; que no los puede distinguir ni puede decir cómo eran; que no le
comentaron quiénes eran estas personas ni por qué estaban ahí, tampoco les
preguntó porque no quiso saber nada con el tema, se lo quiso sacar de la cabeza,
que estaba pasando, cuando se retiraba de casa de su padre vio que había
movimiento y ya había personal policial, que fue el que le hizo señas, pero era
todo muy confuso, había mucho grito; que se detuvo a por lo menos dos personas,
había muchos gritos y no supo específicamente a quién iban dirigidos o si eran
hacia la policía, no recordó qué decían, tampoco si se secuestró algún elemento ni
si en el acta se hizo constar algo; exhibida que fuera el acta de fs. 577, reconoció
su firma y le dio lectura, recordando que había como un trozo de fierro pero lo
recordó vagamente y no tuvo presente si estaba unido a algo; que recordó que era
uno de esos canastos para poner bolsas de basura, había sido removido de la
vereda y estaba unido el canasto con el fierro, pero no tuvo presente que hubiera
un fierro aparte”.-
entrar, y se le produjo una duda pero consideró que no necesariamente tenía que
pedir una postura liberatoria, pero ante la posibilidad de que se entienda que son
hechos escindibles y no hay un concurso, pidió que se lo absuelva por dicho delito
de daño de la puerta de Byron 43, ya que el imputado dijo que se apoyó, que la
puerta se abrió sola y que él tenía el pie enyesado, se preguntó en el juicio al
preventor y dijo que no sabía nada de la puerta, Vilchez expresó que ella no bajó y
no se puede descartar la manifestación del encausado de que estaba enyesado,
además la policía López que vino a declarar tampoco lo recordó y dada la postura
del Tribunal de no leerle lo que declaró, más allá de lo que dijo el perito sobre la
puerta, no tuvo otros elementos como para formular acusación al respecto. Pidió
entonces la condena del encausado por tres hechos de desobediencia en concurso
real y su absolución por daño. En cuanto a los demás hechos de la presentación de
la señora Vilchez, la nombrada mencionó los inconvenientes con el imputado, una
relación conflictiva, y que luego del nacimiento del hijo se produjeron los
principales distractos de la relación con el imputado y acá es donde por mayoría
se recurrió a la declaración de la señora que tiene dos vertientes, una en sede
jurisdiccional y otra en la O.V.D., y cuando se le hizo saber el contenido de las
declaraciones anteriores más cercanas en el tiempo puntualmente confirmó desde
los términos de “sí, así es”, que hubo dos llamados, que en el fondo no tuvo una
negativa absoluta por parte del imputado, no de su contenido, donde ella admitió
lo que son la médula de las dos situaciones de aquellas amenazas para que haga o
deje de hacer algo con los insultos iniciales del 17 de noviembre de 2011 en la
llamada, luego de 15 o 20 llamados, con el “si te veo con alguien te voy a matar”
y los del 3 de diciembre a las 14, “te voy a matar, sacá la denuncia, te voy a cagar
a trompadas”, que fueron las dos admisiones que desde la lectura hizo Vilchez;
que esto tiene un correlato, por un lado la admisión de Walter Vilchez, padre de la
víctima, que se perdió un poco en el tiempo, porque dijo que existían llamados,
que él la llamó desde la cárcel y ella no quería atender, lo cual demuestra que no
confirma un interregno de tiempo de los llamados del encausado a su hija pero sí
desbarató esa argumentada excelente relación actual y la eventual visita en la
cárcel no concretada, es decir que la Fiscalía entendió que los dichos de Vilchez
no están huérfanos, además hay desgrabaciones sobre el contenido de algunos
llamados, pero Vilchez confirmó la amenaza coactiva en esas dos llamadas, y la
coacción es una coacción donde si se exige un especial elemento subjetivo a la
amenaza acá lo tienen, muchas veces se le exige el análisis de un elemento
subjetivo a la amenaza desde el punto de vista del sujeto pasivo, qué le pasó ante
las amenazas, qué hizo, y parte de la doctrina dice que cuando esa es la reacción
del sujeto pasivo, en este caso ante la frase “te voy a matar si estas con otro”, y
retira la denuncia, demuestra dos cosas, que a la señora Vilchez las amenazas le
que por ese motivo habían ido, también dijo que fue con Coco a ver a “Robert”,
que éste le pegó con una cachiporra, una especie de palo con un resorte, admitió
que tomó el tacho de basura para defenderse pero alega que no lo rompió sino que
estaba así, y que Coco fue quien le contó que el sobrino, en el revoleo con la
cachiporra, le pegó a quien después se supo era la tía abuela, Lola Pérez; que
asimismo dijo que habían estado tomando cocaína, que luego “Robert” le pidió
disculpas por lo que pasó y que él conocía el lugar, describió la casa, y agregó que
quedó muy golpeado por el sobrino, no obstante lo cual en la seccional no lo
revisó ningún médico. Sin embargo, destacó que a fs. 40 de la foliatura original,
actual fs. 604, se transcribe una constancia de la instrucción, del informe médico
firmado por dos policías, que dice que La Giglia presentaba hematoma de reciente
data en región escapular y muñeca izquierda, excoriaciones en ambas rodillas por
golpe o choque contra superficie dura y estaba agresivo, verborrágico, profería
amenazas contra el personal policial, pero tenía el juicio e ideación coherente, un
discurso agresivo, y no percibió en ambos (incluyendo a Coco) aliento etílico pero
sí impresionaban estar bajo efecto de medicación o sustancia ilegal, ello ese día a
las 12.49, con lo cual está claro que no hubo falta de revisación médica, y lo que
fueron esas lesiones evidentes y que deberían haber generado mayor atención son
las que escucharon, que se compadecen con lo que dijo; que además en el día de
hoy se pudo ver el video que filmó el hijo de “Robert”, quien lo que más
recordaba era que le habían dicho “gordo” y un poco confirmó lo que dijeron
todos, todos transitaron una falta de recuerdo, Joel, Robert, Lola Pérez, y si bien
no se puede quitar del contexto donde se produjo el suceso la posibilidad de que
Robert venda drogas en esa casa, que hayan existido compras o negociaciones
anteriores, y esto lo puedo decir libremente porque no es su objeto procesal y se
ventiló en la justicia federal aparentemente, ninguno recuerda puntualmente, no
sabe si son mendaces, reticentes o si no recuerdan, qué hacían dos personas
insultando, lastimando a Lola, en el lugar, y si bien esto es poco creíble esa parte
no tiene que hacer un análisis de lo que supone sino de lo que dicen, que venían a
cobrar algo, que le dijeron a la policía “no sabes con quién te metes” y la rotura y
toma para agredir del cesto de basura, y vimos el video, el cual aislado de los
dichos vertidos en la causa por los testigos y el procesado sería demostrativo de
una reyerta más, no excedería lo común, pero al escuchar el sonido y por eso
insistió en uno de ellos, primigenio en el tiempo y segundo en exhibirse en la
audiencia, quien filma dice algo sobre que son hijos de un brigadier, además en un
momento quien entendió es La Giglia es reacio a subir al patrullero o iba y volvía
pero esposado, dijo “quiero llamar a mi madre”, y en un momento y por eso dijo
que no iba a ampliar el requerimiento, quien está filmando dijo “si no les debemos
nada”, y lo dijo en voz alta hacia Coco y La Giglia, y se dedujo fácilmente que se
a la señora Pérez era La Giglia, las lesiones están constatadas, los dos participaron
de esa exigencia (si no se cumple lo van a matar) que se escucha en el video, “no
te debemos nada”, y uno, que cree es La Giglia pero no lo puede asegurar, no
supo quién es el que habló, dijo que quiso llamar al padre, y además confirman
desde la filmación que dicen algo de que es hijo de un brigadier, y hasta el médico
que los revisó, en el informe incorporado, mencionó las amenazas hacia el
personal policial.-
En cuanto a la adecuación típica tuvo inconvenientes
nuevamente respecto del daño, aunque pudo pensar que La Giglia arrancó el
canasto y buscó el hierro, pero de este tramo del daño no tiene prueba de que él lo
haya hecho y entonces la duda debe jugar a su favor, y volvió a lo que planteó
respecto de que pidió una actitud liberatoria pero también puedo entenderse en un
“iter criminis” único, y si el Tribunal no califica por ese delito no hace falta la
absolución; que el forcejeo que mencionó la señora no tiene entidad como para
quitarle el dolo de lastimar, quien blande eso y lo revolea con una señora como la
que vimos, en ese estado y con su edad, por lo que mantuvo las lesiones de
importancia leve y las amenazas coactivas respecto de quienes vivían en el lugar,
Pérez Dasilva y Robert, y por último las amenazas simples para con el personal
policial y en este caso entendió que el concurso debe ser ideal, ya que se dan en el
mismo contexto con unidad de acción y de resultado, amenazan a los de la casa y
a los policías cuando llegan.-
Entendió que La Giglia es coautor de lesiones leves en perjuicio de Lola
Pérez, en concurso real con amenazas coactivas contra Joel y Roberto Pérez, que
concursan de manera ideal con las amenazas hacia el personal policial, en carácter
de coautor. Para graduar la pena que solicitó tuvo en cuenta la pluralidad de
acciones en la primera causa, que debía renovar en cada llamado el dolo de la
figura escogida, pero tampoco pudo ignorar que el hecho generador es siempre el
mismo, la relación de pareja; la falta de antecedentes condenatorios, las conductas
posteriores, esa especie de acercamiento para con Vilchez y la edad de la
damnificada de las lesiones. Por todo ello pidió que se condene al imputado a la
pena de dos años y seis meses de prisión, cuyo cumplimiento puede ser dejado en
suspenso, con costas.-
del plazo que señaló, y si bien lo reconoció por las razones expuestas no procede
condena en ese sentido.-
En cuanto a los hechos de la calle Cubas, del 20 de octubre
de 2012, señaló que su asistido declaró que fue con Coco a comprar
estupefacientes a ese lugar, que lo quisieron venir a agredir, tomó un canasto,
hubo un forcejeo y vio que salió lastimada la señora Lola, quizás con la
cachiporra que usaron Robert o Joel; respecto de las lesiones a Lola, señaló que
surge de la causa, no sólo del acta de secuestro sino de las demás actuaciones, que
se secuestraron dos elementos, un caño metálico de un metro de largo, de una
pulgada de diámetro, y un canasto metálico de basura, de 65 cm x 40 x 30,
soldado a un caño de un metro de largo de una pulgada de diámetro, y ese caño le
fue secuestrado a Coco; que, más allá de que la señora Lola dijo que hubo un
forcejeo y allí fue donde se lastimó, no se puede desentrañar de qué manera se
produjeron esas lesiones, ella habló de un fierro, es decir que no hubo un dolo de
cometer lesiones, además no se sabe si se produjeron con el canasto o con el
fierro que tenía Coco, y está la foto a fs. 587 del canasto y del caño, si bien no se
vio bien, pero es evidente que en la de arriba está el caño y hubo entonces una
duda insalvable, y si bien a diferencia de lo que dijo su asistido, fue revisado en
sede policial como expresó el Sr. Fiscal, más allá de la confusión sobre si lo vio o
no un médico esto no hace más que confirmar los dichos de su asistido en cuanto
a que por este altercado también resultó lesionado, lo cual da más credibilidad a
su declaración, y también dice el informe que ambos estaban bajo los efectos de
medicación o de una sustancia ilegal, lo cual confirma los dichos de su asistido de
que venían “de gira”.-
En cuanto a las amenazas coactivas, destacó que nada
recordaron los testigos, por lo que ignora cómo pudo el Fiscal acusar por la
imputación, “ustedes devuélvanme la plata… los voy a matar a todos.. si no te
voy a matar” dice el requerimiento, y en el video se escucha a alguien diciendo
“no te debo nada”, pero ninguno de los testigos ratificó la imputación, ni siquiera
la señora mayor, que habló de gritos pero no se ratificó el contenido de la frase en
cuestión, de extrema gravedad en el ámbito penal, con una pena alta, esto más allá
de que esa frase no constituye de por sí una amenaza coactiva en el sentido que se
refirió antes sino que fue vertida en calor de una discusión, pero considera que
aquí tampoco se pudo comprobar la imputación efectuada en el requerimiento de
elevación.-
Respecto de las amenazas simples al personal policial
“ustedes no están identificados.. mi papá es brigadier etc”, tampoco se ratificó
esto en el juicio, los testigos no las recordaron, además no es difícil argumentar
que esto lo habría dicho quien según la causa tenía relación con la aviación, que
VII. TIPICIDAD:
VIII. AUTORÍA:
Cabe responsabilizar a Horacio Javier La Giglia como autor de
los delitos enrostrados pues actuó solo sin la intervención de otras personas,
teniendo todo el dominio de los hechos (artículo 45 del Código Penal).-
X. PENA
A fin de graduar la pena a imponer a Horacio Javier La Giglia
se considera razonable la de dos años y seis meses de prisión de ejecución
suspendida, habida cuenta como circunstancias agravantes: que las acciones
enrostradas se cometieron en un contexto de violencia familiar; nótese que sin
perjuicio del delito de amenazas coactivas y las desobediencias a las
prohibiciones de acercamiento y contacto telefónico que tenemos por
comprobadas, las múltiples llamadas constatadas en el expediente -muchas de las
cuales fueron realizadas en la madrugada- revelan una voluntad de acosar y
cosificar a la víctima conllevando un claro impacto en su psiquis. Asimismo, se
tiene en cuenta que en el epicentro de la violencia familiar se encontraba el hijo
de ambos. Por otra parte, no se advierten causales objetivas ni subjetivas que
permitan valorarse como atenuantes.-
Finalmente, se considera que debe dejarse en suspenso la pena
de prisión en virtud de lo establecido en el artículo 26 dada la carencia de
antecedentes del imputado (cfr. certificado de fs. 547vta.) y además al tratarse de
una pena corta, de disponerse que la misma sea de efectivo cumplimiento, ella
deviene criminógena desde el punto de vista de la prevención especial.-
Ahora bien, conforme se desprende del artículo 27 bis de la ley de
fondo, corresponde imponerle al nombrado, en caso de que recupere su libertad
en la causa N° 3467, las obligaciones previstas en el artículo 27 bis inciso 1° del
Código Penal por igual término que el de la condena (artículo 27 bis del C.P.N.), a
partir de que quede firme la presente.-
XI. COSTAS:
En atención al resultado del presente proceso, el imputado
deberá cargar con las costas del proceso (inciso 3° del artículo 29 del Código
Penal).-
Ante mí:
SABRINA CICCONI
SECRETARIA AD HOC
SABRINA CICCONI
SECRETARIA AD HOC