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1.

En la introducción, Calvet cuestiona que la escritura sea posterior a la palabra


en el sentido de que no existiría si no hubiera lengua, y que tenga la función de
hablar por los locutores que ya no están y que esto a la vez defina, por oposición,
a algunas civilizaciones como incivilizadas. En este sentido afirma: “Para el
sentido común, la escritura se encuentra ligada a la lengua, descendiendo de
ella, de esa falta constitutiva que la caracteriza (la fugacidad), y contemplándola,
cosa que ofrece la posibilidad, entonces de que una parte de la humanidad se
pueda convertir en juez de la otra: si la escritura es el complemento de la lengua,
existiría por lo tanto, una serie de lenguas incompletas, precisamente aquellas
que no disponen de escritura.” (14)

Por su parte, Calvet sostiene que existieron, anteriores a la escritura y a la


lengua como sistema, otras formas de expresión, como lo pictórico y lo gestual,
el primero con mayor “capacidad de perduración” (24), y el segundo
acompañando la fugacidad de la palabra. “Lo pictórico es el producto de la
cultura, de la sociedad, del mismo modo que la lengua, si bien no mantienen
originariamente ninguna relación de necesidad.” (24).

“El signo gráfico, pictórico, es sustituido por un sistema gestual (la lengua)”
(24) sin que entre los signos gráficos y lingüísticos haya una relación de
necesidad, y aun así brindando la posibilidad de ser interpretados en cualquier
idioma surgido posteriormente.

Calvet intenta demostrarnos que, anteriores a la escritura, han convivido


otros sistemas de expresión, tales como la lengua y lo gestual y lo pictórico, y
que la posterior escritura es solo una parte éste.

2. Cuando Calvet menciona concepciones “racistas” o “imperialismo cultural” en las


formas de entender la escritura, hace referencia a las concepciones de algunos
autores al respecto. Rousseau, por ejemplo, decía que “el dibujo de los objetos
corresponde a los pueblos salvajes; los signos de las palabras y de las
proposiciones a los pueblos bárbaros; y el alfabeto a los pueblos civilizados” (15).

Con este tipo de afirmaciones, los autores daban un lugar de privilegio y


superioridad a aquellos pueblos que habían logrado desarrollar un sistema de
escritura, dejando en un lugar sumamente inferior a aquellas culturas que aún
no lo habían hecho.

3. Para analizar el origen de la escritura, Calvet introduce dos grandes modelos de


expresión del ser humano: lo pictórico, referido a “aquellos sistemas con cierta
capacidad de perduración, de resistencia al tiempo o capaces de salvar el
espacio” (24), como es el caso de la escritura cuneiforme de los sumerios y los
jeroglíficos egipcios; y lo gestual, “aquellos sistemas por definición fugaces” que
acompañan a la palabra hablada.

4. En la aproximación etimológica, se llega a la conclusión de que, según los rastros


que ha ido dejando la evolución de las palabras pertenecientes a lenguas indo-
europeas, “1) la actividad de ‘escribir’ era equivalente a realizar incisiones, a
arañar, lo que hace suponer que las piedras o las vasijas fueron sus primeros
soportes; 2) por el contrario, nada hace pensar en la lengua, en la idea de que
estos primeros grafismos fueran utilizados con el fin de obtener su transcripción.”
(31)

En cuanto a los rastros extraídos de las lenguas semíticas, también es posible


afirmar que no hay rastros de una transcripción de los sonidos, sino de “1) la idea
de arañar, de realizar incisiones (…); 2) la idea de reunir (las letras, pero también
las piedras o los caballos); 3) la idea de secreto, de misterio (siendo una de las
funciones de tales grafismos lo que entonces se toma en consideración).” (32)

5. Las manos en negativo eran aquellas pinturas que realizaban antiguos pueblos
y que consistían en colocar sus manos contra la superficie de una pared y
rociarlas con algún pigmento, obteniendo una huella en la que lo que estaba
coloreado era el borde y no la huella en sí. A la conclusión a la que llega Calvet
es: “Tenemos aquí un conjunto de elementos que permite pensar que en
determinado momento histórico, los hombres desarrollaron códigos manuales
(para usarlos durante las cacerías y las guerras, pero también para indicar las
fases lunares) y que al mismo tiempo se las ingeniaron para transcribir
gráficamente tales códigos. Quizás empezara entonces la subordinación de la
escritura a la gestualidad, y en concreto al gesto sonoro. Los soportes fueron
variando de manera considerable; primero piedras, pieles, huesos y tejidos, y
más tarde papiros, para llegar, por último, al papel. Y las formas también
cambiarían. Pero al margen de esta variedad, permanece invariable el principio
reactor, propio de cualquier tipo de escritura: que lo que se desea relatar y
comunicar quede salvaguardado, que permanezca.” (46)

6. “Fueron los sumerios los que nos legaron los primeros rastros de escritura. Sus
primeros pasos se pueden seguir gracias a unas pequeñas tablillas de arcilla
cocida, de forma rectangular; en las que se pueden distinguir unas líneas curvas
trazadas con ayuda de la punta de un cálamo: los pictogramas. Cada uno de los
signos así trazados representaba algún objeto o animal. (…) Seguramente tales
signos no tenían nada que ver con su pronunciación. (…) La relación de los
pictogramas con la lengua es por completo contingente: sabemos que pájaro se
pronunciaba en sumerio mushiem y que el pictograma correspondiente a pájaro
era ‘leído’ así por los sumerios, pero nada en ese signo sugería esta
pronunciación, pudiendo también ser pronunciado en otra lengua, como en la
actualidad podría serlo en español.” (52)
“El sistema de los pictogramas sumerios constituye una escritura de las cosas
sin la menor vinculación con ninguna lengua concreta, aunque da testimonio de
una cultura particular: nos ilustras sobre muchos aspectos de la vida cotidiana
de aquellas gentes.” (53)
“Cuando se dibuja con una caña afilada en punta, las curvas sobre la arcilla
fresca, el trazo tiende a oscilar, sin dejar marcas del todo limpias. Los escribas
sumerios probarían poco tiempo después otra técnica diferente: en lugar de
‘dibujar’, lo que se intentaba ahora era ‘imprimir’ con la ayuda de una caña
acabada en bisel. Al apoyar de este modo el cálamo en la arcilla se podía obtener
una huella triangular en forma de cono, de donde proviene el nombre que más
tarde se daría a este sistema: cuneiforme.” (54,55)
BOBLIOGRAFÍA

Calvet, Louis-Jean (2008) Historia de la escritura de la Mesopotamia hasta


nuestros días. Buenos Aires: Paidós.
LICENCIATURA EN LENGUA Y LITERATURA

INTRODUCCIÓN A LOS GÉNEROS ACADÉMICOS

UNIDAD I: EL ORIGEN DE LA ESCRITURA

TRABAJO PRÁCTICO: LECTURA Y ELABORACIÓN DE UN ESCRITO

FECHA DE ENTREGA: 29/08/2018

Alumna: ARGAÑO, Ma. Lucía

Legajo N°: 33.859

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