El mundo de la salud y de la lucha contra el sufri- Es necesario subrayar que la dimensión espiritual
miento y la enfermedad está en constante progreso. y la dimensión religiosa, íntimamente relacionadas
Una de los avances más sorprendentes es el e incluyentes, no son necesariament e coincidentes
que tiene lugar con el dcsarrolJo de los métodos entre sí. Mientras que la dimensión religiosa com-
diagnósticos y terapéuticos para afrontar cada vez prende la disposición y vivencia de la persona de
mejor las diferentes enfermedades que acechan a sus relaciones con Dios dentro del grupo al que
la humanidad. pertenece como creyente y en sintonía con modos
concretos de expresar la fe y las relaciones,
No obstante, el esfuerzo permanente por
luchar contra la enfermedad, sus causas y sus
consecuencias , entre las que figura la muerte La dimensión espiritual
como óltima, no elimina la necesidad de trabajar
también en la generación (o quizás recuperación) es más vasta, abarcando
de una cultura que, integrando la muerte como
dimensión propia de la vida, preste una particular además el mundo de
atención a los enfermos y proponga un modelo de
cuidados esmerados a quienes expcri mentan en los valores y de la pregunta
primera persona la vulnerabilidad humana bajo la
forma de enfermedad. por el sentido último de las
3
La creciente conciencia de que la sa lud es una cosas, de las experiencias •
experiencia biográfica más que uoa simple disfunción
22 'ill>~
~~~sA
t.\AtA
11° 278
.. El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
La dimensión espiriwal, pues, abarca la dimensión sino que es tarea de todo profesional sanitario
religiosa, la incluye en parte. En ella podemos estar atentos a la dimensión espiritual de los
considerar como elementOs fundamentales todo pacientes, de modo especial en la última fase de la
el complejo mundo de los valores, la pregunta vida, cuando esta dimensión cobra una especial
por el sentido último de las cosas, las opciones relevancia.
ftmdamenrales de la vida (la visión global de la vida).
Efectivamente, "lentamente se está introdu-
Cuando la dimensión espiritual llega a cristalizar ciendo en el contexto cultural norteamericano
en la profesión de w1 credo religioso; cuando el Lo que ya se ha denominado el paradigma de lo
mundo de los valores, de las opciones fundamentales, espiritual. La cuestión del espíritu está adquiriendo
la pregunta por el sentido, cristalizan en tma relación un peso específico en la reflexión en torno al
con Dios, entonces, hablamos de dimensión cuidar, pues se ha puesto de relieve que el ejercicio
religiosa . Muchos elementos pertenecen, pues, de cuidar no puede referirse exclusivamente a la
a la dimensión espiritual, irrenunciable para exterioridad del ser humano, sino que requiere,
toda persona, pero no todos los individuos dan también, una atención a su realidad espiritual,
el paso de la fe: la relación con Dios, la profesión es decir, a lo invisible del ser humano . Inclusive
de un credo, la adhesión a un grupo que comparte en una cultura de carácter pragmático y utilitarista
y concelebra el misterio de lo que cree. como la norteamericana, La cuestión del espíritu
está adquiriendo una cierta trascendencia, lo que
Angelo Bt·usco, dice que "esphitualidad es el parece socavar sus fundamentos ant·ropológicos
conjunto de aspiraciones, convicciones, valores y tradicionales "5 .
creencias capaces de organizar en un proyecto uni-
tario la vida del hombre, causando determinados
comportamientos. De esta plataforma de interro-
gantes existenciales, pt•incipios y valores pm·ten
caminos que llevan a elevadas metas del espíritu. 1. Necesidades espirituales de
Es el caso de la espiritualidad religiosa, que ·radica
tales principios y valores en la ·relación con un ser la persona enferma.
trascendente. En la religión cristiana, este se1· tras-
cendente es el Dios que por medio de Jesucristo
nos ha sido revelado, un Dios con el cual estable- Aclarada la diferencia entre dimensión espiritual y
ce el creyente una relación de amor del cual saca dimensión religiosa, nos proponemos adentrarnos
la fuerza para realizar su proyecto de vida en el en el mundo de las necesidades espirituales.
4
ámbito de todas Las dimensiones del ser" .
A este respecto, no es infrecuente encontrar
Si bien contamos con "ministros" religiosos dificultad a nombrarlas cayendo, con una cierta
para atender la dimensión espiritual y religiosa frecuencia en las puras necesidades que otros
de los que se adhieren a un grupo determinado, calificarían de psicológicas. Salvadas las necesidades
la dimensión estrictamente espiritual no es específicamente religiosas, relacionadas con la
tarea exclusiva de los así llamados "agentes celebración de la fe, numerosas necesidades pueden
de pastOral" (sacerdotes, pastares, capellanes, ser descritas por la psicología y por la reflexión
-- -
religiosos, seglares), sobre la espiritualidad. Ahora bien, la identificación
l
4- BRUSCO A., "Madurez humana y espiritual", San Pablo, Madrid 2002, p. 37.
5- TORRALBA F., "Lo ineludiblemente humano. Hacia una fundamentación de la ética del cuidar", en: "Labor Hospitalaria",
1999(3) n. 253, p. 267.
23
de algunas de ellas como específicamen te espiri- La no satisfacción de necesidades físicas suele
tuales nos refleja un modo de considerar al hombre entrañar sufrimiento y normalmente su satisfacci6n
y un punto de partida desde el que le queremos viene dada por objetos. Sin embargo, las necesidades
comprender a la persona: una visión holística. psicológicas hacen referencia a relaciones
interpersonale s y la satisfacción viene más por
La Organización Mu ndial de la Salud dice que la vía de la relación. También hablamos de necesi-
lo "espiritual se refiere a aquellos aspectos de la dades espirituales, y su no satisfacción entraña
vida humana que tienen que ver con experiencias sufrimiento igualmente.
que trascienden los fenómenos sensoriales".
Algunos autores nos pueden ayudar a dar
No es lo mismo que "religioso", au nque para definición o con creción a éstas, aunque se han
muchas personas la dimensión espiritual de sus desarrollado más en el ámbito de los enfermos
vidas incluye un componente religioso. terminales, por la importancia que éstos le dan
a la dimensión espiritual.
El aspecto espiritual de la vida humana puede
ser visto como un componente integrado junto 9
C. Jomain define las necesidades así:
con los componentes físicos, psicológicos y sociales. "necesidades de las personas, creyentes o no,
A menudo se percibe como vinculado con el a la búsqueda de tm crecimiento del espíritu,
significado y el propósito 6 • de una verdad esencial, de una esperanza,
del sentido de la vida y de la muerte, o que
"Pertenezcamos o no a una religión, la prepa- están todavía deseando t·ransmitir un mensaje
ración para acompañar a las persottas que finalizan en su vida".
su vida debiera tomar en consideración la dimensión
espiritual del ser humano . N o sólo n.o debiéramos Cecily Sa unders 10 se refiere a lo espiritual como
avergonzarnos, sino que deberiamos saber que el campo del pensamiento que concierne a los
hay ahí una eficacia de otro orden, la eficacia del valores morales a lo largo de toda la vida, donde
corazón", ha afirmado recientemente De Hennezel se dan cita recuerdos de defecciones y cargas de
y Leloup7 . culpabi lidad, apetencia de poner en p rimer lugar
lo prioritario, de alcanzar Jo que se considera
Barbcro 8 afirma que el concepto de necesidad como verdadero y valioso, rencor por lo injusto,
es ambiguo. En principio, necesidad se refiere sentimiento de vacío .. . etc.
clásicamente a un objeto cuya falta puede
ser llenada por el objeto mismo. Así también, hay qu ien h abla de espir itualidad
en términos operativos: la capacidad de trascender
Pero ya Maslow nos invita a tomar conciencia las realidades de funcionamient o de uno (física,
de la diversidad de necesidades, que -con todos sensorial, racional y fi losófica), a fin de amar y ser
sus límites- él clasifica de manera jerárquica: a mado dentro d e la propia comunidad, pata dar
fisio lógicas, de seguridad, de amor y pertenencia, significado a la existencia y manejarse con las cxi-
de estima y reconocimient o y de autorrealizació n . . de 1a vt'd a 1l .
geoctas
6- WHO. Cancer Pain Reliev and Palliative Cara, Report of a WHO Expert Comité. Tchnical Report Series 804. Geneva, WHO, 1990.
7-DE HENNEZEL M., LELOUP J.Y., "El arte de morir. Tradiciones religiosas y espiritualidad humanista frente a la muerte",
Barcelona, Helios, 1998, pp. 38.
8- Cfr. BARBERO J., "El apoyo espiritual en cuidados paliativos": Labor Hospitalaria 263 (2002), pp. 6-7.
9- JOMAIN C., "Morir en la ternura", San Pablo, Madrid 1987.
1O- SAUNDERS C., "Spiritual Pain", Journal of Palliative Cara, 4 (1988), p. 3.
1 11- HAY M., "Principies in building spiritual assessment tools", American Journal of Hospice Care, 1989, pp. 25-31.
24
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
Citemos finalmente a Speck 12 que describe la necesidades espirituales. Parece que nos movemos
espiritualidad desde tres dimensiones: la capacidad en un terreno aún poco explorado.
de trascender lo material, la dimensión que tiene
que ver con los fines y valores últimos y el signifi-
cado existencial que cualquier ser humano busca.
3. Acompañamiento en el
Cada vez se es más
plano espiritual.
consciente de la importancia
de la detección de las Acompañar viene del latín cum-panis. Su significado
13 tiene relación simbólica con lo que podríamos
necesidades espirituales • expresar así: "comer pan juntos", sentarse a
la mesa emocional y espiritual del enfermo y
intercambiar cuanto hay en ell a: sentimientos,
Se va abriendo camino, justamente promovido deseos, preocupaciones, esperanzas ...
por la filosofía de los cuidados paliativos, tu1 estilo
relacional en salud que se define como hoüstico, Acompañar en los sentimientos y esperanzas
centrado en la persona, integral, donde se del otro pasa entonces por hacer un camino con el
contemplan las necesidades que tienen que ver con que sufre, yendo a su ritmo, acompasando las
la dimensión física, la intelectual, la emotiva, notas musicales del mundo interior.
la social o relacional y la espiritual.
La psicología pastoral nos permite tomar
Si bien en muchos hospitales públjcos y priva- conciencia de los elementos fundamentales del
dos se reconoce la figura encargada de los servi- acompañamiento espiritual con la expresión
cios religiosos, es competencia de todos los profe- relación pastoral de ayuda o counselling pastoral
sionales de la salud la detección y atención a las a los que se les está prestando una atención
necesidades espirituales. Dice Gómez Sancho: creciente en los últimos años por ofrecer los recursos
"Entender el asunto de que las necesidades espiri- en términos de actitudes y habilidades para un
tuales y religiosas no son sinónimas, tiene una acompañamiento oportuno.
gran importancia práctica. No es asunto exclusivo
del sacerdote o pastor intentar hacer frente a este Acompañar significa, pues, disponerse a entrar
tipo de necesidades. Todos los componentes del en tierra sagrada "descalzos", libres de algunas
equipo pueden y deben, en uno u otro momento, tendencias más o menos arraigadas como las de
ayudar al enfermo en unos aspectos de su recorri- moralizar sobre lo que el enfermo dice, siente,
14
do, tan importantes como intangibles" • ha hecho, etc.; la de responder con frases hechas y
consuelos baratos (tópicos: "otros están peor",
No obstante, poco avanzada parece estar la "hay que animarse", "con el tiempo todo se cura",
construcción de herramientas para detectar las etc.); la tendencia a investigar o a llenar la visita
12- SPECK P.W., Spiritual issues in palliative care, en DOYLE, D., GWC HANKS, Oxford Textbook of Palliative Medicine,
Oxford University Press, Oxford 1993.
13- Cfr. LARRU J.M9 , "Las necesidades espirituales y la ética en las Unidades de Cuidados Paliativos", en AAW.,
"La medicina paliativa, una necesidad socio-sanitaria", Bilbao, Hospital de San Juan de Dios, 1999, pp. 299-322.
14- GOMEZ SANCHO M., "Cuidados paliativos: Atención Integral a Enfermos Terminales", Vol. 11, Canarias, ICEPSS, 1988, p. 800.
25
de preguntas; la tendencia a decir al otro lo que trata de acompañar a vivir el enfermar de manera
tiene que hacer, lo que tiene que sentir o pensar apropiada -no expropiada por el ayudante-,
("no te preocupes", "no estés triste", "no te es decir, en clave de relación sana consigo mismo,
desanimes", "tienes que ... ", etc.). Sobre todo, con los demás, con el mundo y -para el creyente-
evitar la tendencia a decir aquello que uno mismo con Dios, manteniendo en todo lo posible el
no se cree {"todo irá bien", etc.). protagonismo .
Quien sabe acompañar, en efecto, genera Ofrecer la oportunidad de drenar las emociones,
salud. Consigue, con su discreta presencia, un compartir los miedos, hablar espontáneame nte de
mayor confort físico, una mayor estabilidad lo que hace sufrir, de la muerte cuando el pacicnrc
emocional, una compañía para compartir las o la familia lo desea, dar nombre a los sentimientos,
preguntas por el sentido, las inquietudes y malos acompañar a utilizar la energía de los mismos
momentos que conlleva la enfermedad. Quien y hacer la paz con que éstos han de colorear
sabe acompañar mata la soledad con su delicada la experiencia de sucesivas pérdidas, constituye
presencia, se mete en los zapatos de su prój imo, se uno de los retos más importantes del ejercicio
acomoda a su perspectiva y se sienta a su mesa del rol de facilitador y de intermediario propio del
personal con todos los sentidos en clave de servicio. profesional, especialmente del agente de pastoral.
15- Cfr. PAGOLA J.A., 'Acción pastoral para una nueva evangelización, Santander, Sal Terrae, 1991 , p. 155-158.
16· OJED.A MARTIN M., GOMEZ SANCHEO M., "La comunicación en la relación de ayuda", en: GOMEZ SANCHO M.,
"Cuidados paliativos e Intervención psicosoclal en enfermos terminales", o.c., p. 271.
26
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
Sabemos que una de las causas más frecuentes sentido trascendente. La separación pierde así su
de que los familiares tengan problemas en la aspecto más dramático y basta puede ser integrada
elaboración del duelo, son los sentimientos en w1 proceso de crecimiento y de autorrealización.
de culpa ante la idea de no haber hecho todo lo
pos1'ble por su ser quen'd o 17 . Pero ¿no corremos así el riesgo de vernos sumer-
gidos en un consuelo barato que quita al dolor de
Susana Taro aro, en su novela "Donde el corazón la separación su aguijón? Este dolor que puede
te lleve", ha escrito: "Por haber vivido tanto tiempo tener la capacidad de producir beneficios (sin caer
y haber dejado a mis espaldas tantas personas, en el dolorismo), no los producirá si se le ahuyen-
a estas alturas sé que los muertos pesan, no tanto ta demasiado solícitamente mediante una práctica
por la ausencia, como por todo aquello que entre consolatoria desarrollada por los profes.ionales de
ellos y nosotros no ha sido dicho" 18 • las relaciones de ayuda.
El autor aclara que en el antagonismo entre No es fácil cifrar el diálogo con el enfermo en
esperanza de vida y angustia de muerte, implícito la verdad. Paradigmática de esta dificultad puede
en todo proceso de separación, el acercamiento ser la relación con el enfermo terminal.
humanista se apoya en la concepción filosófica
que sabe ve¡; en la muerte no el escándalo o el A veces, cuanto más próximo afectivamente es
fracaso, sino la realización del destino humano en la persona que va a morir más difícil se hace el
G'?- GARCIA RODRIGUEZ E.D., "Asistencia domiciliaria. La muerte en casa. Coordinación entre los distintos niveles asistenciales",
en: GOMEZ SANCHO M., "Cuidados paliativos e intervención psicosocial en enfermos terminales", o.c. p. 233. Sobre la
ayuda en el duelo ver también BERMEJO J.C., "Humanizar el encuentro con el sufrimiento". Bilbao, Desclée de Brouwer,
1999, pp. 59ss.
18- TAMARO S., "Donde el corazón te lleve", Barcelona, Seix Barra!, 1996, p. 17.
19- SPINSANTI S., "Le relazioni di aiuto nelle situazioni di separazione", en AAW., "Le separazioni nella vita", Assisi, Cittadella,
1985. p. 9.
27
diálogo en la verdad (que es distinto de la comu- que el enfermo tiene que vivir su proceso en medio
nicación del diagnóstico o de las malas noticias). de la "conspiración del silencio" o de la sospecha
de que le engañen. Puede hablarse, en situaciones
Argumentamo s, a veces, el miedo a hacer daño límite, de verdadera eutanasia social.
con la verdad . Sin embargo, más frecuentement e
suele ser el miedo a encontrarnos con nosotros "Los pequeños dolores son locuaces; los grandes,
mismos en la verdad del paciente y en la nuestra, callan estupefactos" (Séneca). D e ahí la importancia
lo que nos lleva a evitar el diálogo en la verdad. también de compartir el silencio, que muchas
Quizás la imagen que queremos ofrecer a los otros veces es más elocuente que muchas palabras.
y por Ja que tanto trabajamos, al encontrarse con
los ojos del enfermo -que vive la hora de la verdad - Acompañam iento en el manejo de la angus-
por excelencia- se encuentra con la imagen real, tia y de /as preguntas difíciles
devuelta por sus ojos como con un espejo,
y nos desmonta nuestros esquemas, provocándonos La presencia de la enfermedad nos interpelal.l.
miedo. En una institución de salud, un día cualquiera,
mientras una enfermera iba a sacar sangre y a
Quizás argumentamo s que la verdad es cruel. poner una sonda nasogásrrica a una anciana
Sin embargo, creo que vale la pena pensar que enferma terminal, le dijo: "Me estoy muriendo.
"La verdad es antfdoto del miedo. Lo terrible ¿Por qué no me dejáis? Estoy preparada. N o me
y conocido es mucho mejor que lo terrible y engañes. Sabes que no puedo aguantar dfas... Ya
desconocido"20 • no me quedan fue,rzas". Interpelante, conmove-
dor... Una situación que reta al ayudante en la
"Que el enfermo sorprenda a su médico en un dimensión espiritual.
renuncio, Sl-tpone el golpe más cruel de todos.
Además, cuando el médico ha mentido al enfermo, "Yo lo veo muy mal. Me huelo lo peor. -Le dijo
indefectibleme nte, la familia también lo ha hecho. otro enfermo, éste de 50 años, a la enfermera-
Es fácil imaginar lo que puede sentir una persona Tú ya sabes a lo que me refiero. ¿Crees que saldré
enferma que descubre que su médico y sus seres de ésta?"
queridos (es decir; todos los que le importan) le
han mentido';z. 1• Lo mismo podemos decir de los Aquel otro le dijo al agente de salud: "¿Qué
profesionales de la salud. razones tengo yo para esperar? M e lo diga usted.
Usted que me conoce, dfgame qué puedo esperar
No estar dispuesto a entablar un diálogo en la yo todavía. Pero sinceramente; no me tome el pelo
verdad puede suponer dejar al paciente en la soledad como todos los demás que no saben decir
emotiva y afectiva que puede ser leída también, en más que: ¡Ya verás que las cosas irán mejor!
a lgunos casos como una verdadera "muerte ¿Qué significa "mejor" para mf? Tengo la cabeza
social" 22; es el caso, a veces, de la situ ación en la que.. . nadie puede imaginar cómo tengo lti
20-GOMEZ SANCHO M., ' Las malas noticias' , en: GOMEZ SANCHO M., ' Cuidados paliativos e intervención psicosocial
en enfermos terminales". o.c., p. 287.
21- GOMEZ SANCHO M. "Cómo dar las malas noticias 111. Orientaciones Básicas' , en GOMEZ SANCHO M., "Cuidados paliativos: 1
atención integral a enfermos terminales" volll, o .c., 1988, p.747.
22- Cfr. BERMEJO J.C., ' Relación de ayuda. En el misterio del dolor', p.1 07-11 O.
23-Algunas de las reflexiones expuestas en este punto, han sido desarolladas también en BERMEJO J.C., "Impacto de la
enfermedad en la vida de la persona•, en: AAW., "El Dios cristiano y el misterio de la enfermedad", Salamanca, 1
Secretariado Trinitario, 1996, pp.13-42.
28 ~u
LAR lA
n' 276
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
cabeza ... No puedo ni estar sentado, ni leer. Pero ante las preguntas difíciles, ame las preguntas
Ya no me queda nada. No me queda nada. Y aún sobre el sentido, se requiere ttna particular
asi, tengo que esperar. Así lo quieren. Además de disposición del ay udante que comprenda la
estar desesperado, tengo que disimular que no lo naturaleza de las mismas. Angel González N úñez
estoy. Dígame qué hago yo con este mal. ;A veces ~ha escriro:
ya no puedo más! Tengo miedo, pero deseo morir
de una vez. ;Dígame usted, ¿qué tengo que hace·r, "Hay preguntas que no se plantean para ser
qué tengo que esperar?" contestadas, sino para que ellas interroguen. a
la persona que las plantea. Le ale·rtarán
El profesional se encuentra con numerosas sobre ince·rtidumbres, incógnitas y misterios que
situaciones en las que se siente interp elado a acom- -acompañantes inseparables y huéspedes familiares
pañar a manejar la angustia . Alonso-Fern ández de la vida de cada día- alberga oficiosamente
habla de tres tipos de angustia: la "metafísico-religiosa", en su casa. Versan sobre realidades normales
sentida como culpa o posible condenación y que y sabidas, como la salud y la enfermedad,
ha sido estudiada especialmente por Kierkegaard el bienestar y el sufrimiento, la satisfacción y la
y Jaspers. Otro tipo de angustia sería la existencial, decepción, la esperanza y la desespm·anza,
como amenaza de la afirmación del ser ante la el bien y el mal, la vida y la mue·rte. El hombre
muerte, estudiada particularmente por H eidegger. va zigzagueando por la vida entre esas pola1·idades,
Y, por último, la angustia espiritual, como amenaza intentando encontrar el equilibrio sobre la "y"
de absurdidad de la existencia, estudiada especial- en que ambas se dan la mano.( ...) Las preguntas
24
mente por Tillích • existenciales, vitales y trascendentes no son para
ser contestadas, sino para ser vividas. Una
respuesta objetiva,universal, definitiva, nadie
Acompañar a manejar puede esperarla: serfa pretenciosa y vulga1-,
vana y deshumanizadora. La duda y la pregunta,
la angustia significa la incógnita y el misterio, el temor y la esperanza
son ingredientes irrenunciables de la vida humana.
sobre todo dar espacio a la ( ... ).Nos interesa su arte de plantearlas, su talante
para asumirlas, su sabiduría para vivirlas con
formulación del impacto temor y respeto. Es quizá el modo mejor de huma-
nizarlas y de que ellas nos humanicen"25 •
cognitivo y emotivo que la
El poeta Rockl escribía: ''Sé paciente con todo
enfermedad produce. lo que queda sin resolver en tu corazó1~.
Trata de amar tus mismas preguntas. No busques
Se trata de estar abierto las respuestas que no se pueden dar, porque
no serás capaz de vivirlas. Vive tus preguntas
al diálogo y facilitar porque tal vez, sin notarlo, estás elaborando
gradualmente las respuestas"26.
el drenaje emocional. Acompañar a manejar las preguntas difíciles
24- Cfr. ALONSO-FERNANDEZ F., "Psicología médica y social", Barcelona, Salvat, 1989(5), p. 33 y 668.
25- GONZALEZ NUÑEZ A. , "Antes que el cántaro se rompa. Sobre la salud, la enfermedad, la m~erte y la vida", Madrid,
San Pablo, 1993, p. 9-11 .
26- Citado por PANGRAZZI A., "La pérdida de un ser querido", Madrid, Paulinas, 1993, p. 107.
29
supone acepta r incondiciona lmente el significad o que no se escandaliza ante lo que oye, sino que
concreto de las mismas para quien las plantea. admira con sorpresa el maravilloso mundo que no
Supone no escapa rse con raciona lizaciones o está en el escaparate, sino en la trastienda de cada
abstraccio nes, sino centrarse en la persona que uno, que no está en la superficie, sino en lo
nos comunica sus sufrimien tos; centra rse en el profundo , allí donde todos somos tan sencillos
significad o único que para ella tiene cuanto le como niños, allí donde somos frágiles, donde
acontece. Esta actitud se despliega en la destreza la fantasía nos hace ricos y pobres a La vez y donde
de persona liza r. la imaginación produce para nuestro beneficio
y para nuestra complejidad.
"Personalizar en la cornunica cton significa
ocuparse del significado único que lo que se oye Para el que escucha con interés, una cosa no
tiene para quien lo pronuncia. Significa acoger Los es importan te en si misma, sino que pasa a serlo,
sentimien tos únicos con los que el sujeto vive de por insignificante que parezca, en el momento e11
modo intransferible el impacto de lo que acontece que alguien Lo cuenta de sí"27 •
a su alrededor o dentro de sí. Personalizar supone
despojarse de muchos principios y convicciones
y ·revestirse de un vacío acogedor. Acom pañar a vivir las
El que personaliza, el que escucha realmente, preguntas que no tienen
el que inspira confianza para abrir el baúl es aquel
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30
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
27- BERMEJO J.C., "Relación de ayuda. En el misterio del dolor·. o.c., p. 13.
28- STOTER D., "Spiritual Care", en PERSON J., FISHER D., "Palliative care for people with cancer", London, Edward Arnold,
19911 p. 196.
29- Kaye P., Symptom Control in Hospice and Paliativa Care. Hospice Educ. lnst. Essex. Connecticut, U.S.A, 1990, 74-77,
citado en: "Atención al enfermo en fase terminal", Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos, 1994, p. 22.
30- Citado en: BERMEJO J.C., "Sida, vida en el camino", Madrid, Paulinas, 1990, p. 103.
31- VIMORT J., "Solidarios ante la muerte", Madrid, PPC, 1990, p. 107.
31
- Los valores de as imilación, es d ecir, la integra-
33
ción de cuanto de positivo tiene la cultura y el sufrimiento producido
cuanto nos circunda, haciéndolos propios e
interiorizá ndo los. por la enfermedad.
- Y los valores de actitud, o también llamados
de soportación. Serían estos últimos los que A ello somos llamados cuando no se puede
serían capaces de cambiar de signo el sufrimiento . supexar o hacerlo d~esaparecer. Se trata de un
En este sentido el comportam iento ante el d olor proceso de integración del sufrimiento , se trata de
podría dar significado a una vida incluso en un cambio de planteamie nto, de traducir la
medio de un a troz sufr imien-to, aú n en las pxegunta "¿pox qué?" en "¿cómo?" 34. Es la propuesta
circunstanc ias extremas, porq ue con tal actitud que nos viene de la logoterapia, la terapia mediante
el hombre sentiría la propia responsabil idad los valores, propuesta por V. Frankl.
para con los valores y haría emerger la dimensión
específica del ser huma no, es decir, la propia - Acompañar a leer la propia historia y recapitular.
conciencia y responsabil idad . Según Frankl,
entonces, no importa ya la interpelaci ón Una de las experiencia s más comunes en la
que proviene del sufrimiento y que se refi ere enfermedad es la mirada hacia atrás, que permite
a la búsqueda de las causas (¿por qué?), ni tomar conciencia del propio pasado. Se dice que el
únicamente el mirar hacia adelante esperando la modo de vivir la enfermedad depende en no poca
liberación (¿hasta cuándo?), sino el cómo sufrir. med ida del modo de vivir en general: un a vida
El dolor, soportado a uténticamen te conduciría , y sm
11 ena y sensata o vac1a . senti.d o35 . En re1acton
.,
a un enriquecim iento de la persona. La persona a la muerte, Vimort dice que "para afrontar La
sería libre incluso cuando a los ojos se presenta muerte en mejores condiciones es necesario tener
esclava de las araduras de la enfermedad y del una idea suficientemente positiva de la propia
sufrimiento : libre de comportars e de una manera existencia. ( ... ) Si escucho las quejas, las penas que
o de otra, y por lo mismo, responsable32 • se refieren al pasado, con la evocación lacerante
de las desgracias, contrariedades o lutos, me
digo a mí mismo que el enfermo (o su entorno,
Creemos, pues, que es el problema es el mismo) intenta hacer el balance
de su vida. Es quizá rumiar todas sus penas de
posible vivir sanam ente forma estéril y deprimente ; pero puede ser
también un intento de volver sobre ello de otro
132-Cfr.BERNARD Ch.A., "Sofferenza, malattia, morte evita cristiana•, Milano, Paollne, 1990, p. 55. Es lo que
llamado "una lectura metaclfnica del significado": el sufrimiento como realización de los valores, la adquisición
Frankl ha l
de la
capacidad de sufrir, el dolor como prestación, el dolor como crecimiento, como maduración, el dolor que enriquece,
1
que es afrontado, del cual no se huye y en el cual se es capaz de introducir la dinámica del amor que transciende
el
sufrimiento no en un masoquismo o aceptación pasiva, sino en un dotar al dolor de significado. Cfr. FRANKL V., "Horno patiens",
Varase, Salcom, 1979, p. 96-109.
33- Expresión bíblica tomada de Tito 2, 2.
34-DE HENNEZEL M., o.c. p. 170.
35-Cr. EllAS N., "La solitudine del morente", Milano, 11 Mulino, 1985, pp. 77-78. Dice Nigg: "Hay personas que justo
poco
antes de morir ven pasar por delante de sus ojos, una vez más, toda la vida, como si estuviese escrita en un
texto
desconocido y advierten que de repente, dentro de ellos, la dureza que les ha inundado hasta entonces, deja espacio
j
a la dwlzura y al perdón". NIGG W., "La morte dei giusti. Dalla paura alla speranza", Roma, Citta Nuova, 1990, p. 87.
- VIMORT J ., o.c., p. 98-99.
-- --
32
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
modo, para llegar a asumir y a dominar ahora Argullol ha escrito: "cercana la ho·ra~ deberíamos
todo lo que, hasta el momento~ le había herido aún tener dos días, el primero, para reunirnos con
profundamente. Es el momento de curar las quienes hemos odiado y, el segundo, para hacerlo
llagas',3 6 • Es el momento de reconciliarse consigo con quienes hemos amado. Y a unos pediríamos
mismo, con la propia vida, manejando la culpa perdón por nuestro odio, y a los otros, por nuestro
y la memoria. amor, de modo que, aliviados de ambos pesos,
pudiéramos dirigirnos, ligeros, a la frontera" 41 •
Y parece como si en muchos momentos de la
enfermedad pasara por delante de la pantalla de la Es un proceso de pacificación consigo mismo
persona la "película de la propia vida" y en ella se necesario para serenarse consigo mismo, con los
hace con frecuencia la experiencia de1 sentimiento demás y con Dios. No se consigue única y necesa-
de culpa que desencadena una de las formas que riamente mediante el sacramento de la reconciliación
adquiere la angustia. El enfermo se convierte así que tanto bien puede acarrear al enfermo ayudándole
.
en JUez y acusa do de su propiO
. pasado37. a descubrir detrás del sentimiento de culpa una
. amorosa que le transc1en
PresenCla . de4-.
'
33
Difícilment e se puede alcanzar este objetivo si rración consiguient e, la experi encia de las posibles
el profesional de la salud no "se aproxima al mis- pérdidas cercanas48• Estamos acostumbrad os a pensar
terio y a la vulnerabilidad de estas historiasJ ofre- en el duelo atribuyendo el proceso sólo a quienes han
ciendo a los protagonistas lo que ellos invocan: la perdido a un ser querido; si n embargo es una expe-
sencillez del ·respeto y del calor humano"44• riencia que se hace ante toda pérdida real o previsible.
Difícilment e se puede acompañar al enfermo El duelo anticipatori o ayuda a los enfermos y a los
en este proceso de autoperdón y de autocuracíó n familiares "a tomar conciencia de cuanto está
si ames no se hace un camino de integración de la sucediendoJ a liberar Los propios estados de ánimo,
propia dimensión negativa reconociéndose "curador a programar el tiempo"49• La escucha, el diálogo
herido". Sólo aceptando los propios límites y con abicrro con el enfermo, sin evitar ni condenar
el peso de dolor inherente a la propia condición cualquier tipo de sentimiento s con actitud empática,
humana será capaz de permanecer al lado de la le ayudará a comprende r las pérdidas.
persona que sufre, dejándose afectar por su tragedia
y manteniend o con ella un contacto cargado de En el fondo, ayudar al enfermo a hacer
ternura y de comprensió n y ayudándole a descubrir las paces con el propio pasado, con la propia vida,
las fuerzas curativas que le permitan pasar de la es acompañarl e a vivir algunas de las fases descritas
desesperaci ón y la culpa a la serenidad y a la por Kübler-Ro si 0 , como la ira, cuando ésta es
esperanza 45 . Este reconoc1m1
. . ento de 1a prop1a . producida por la angustia experimen tada al
negatividad hace al profesional de más tolerante encontrarse realmente consigo mismo y no poder
y comprensiv o y no tiene por qué ir acompañad o, huir (negar), o el pacro, cuando de modo psicoló-
como sucede normalmen te, por un sentimiento gicamente infantil se pretende comprar lo imposible
de tristeza y de amargura, sino de jovialidad y de pagando con algo que anteriorme nte quizás no se
profunda alegría 46 . haya vivido (po r falta de una verdadera adhesión
al bien), o la depresión que nace de la experi encia
El agente de salud que quiera acompañar al de cuanto se ha perdido, de las oportunida des no
enfermo a vivir de una manera digna, se encuentra aprovechad as51 .
con quien está perdiendo la vida, las cosas que ya
no podrá hacer y las cosas que le disgusta haber La mirada reconciliadora hacia el pasado permite
hecho y que ya no puede cambiar47. Es la experiencia además encontrar en él el maestro personal que ha
del duelo anricipatori o por la que pasa el pacieme, ido enseñando en la vida a ir muriendo las pequeñas
eq uivalente a la que experiment amos cuando nos muertes que se han vivido ante la necesidad de
sentimos ante una amenaza y elaboramos la frus- elaborar cada una de las pérdidas personales52 .
34
...
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
53- GOMEZ SANCHO M., "El sacerdote: necesidades espirituales", en: GOMEZ SANCHO M., "Cuidados paliativos: Atención
integral a enfermos terminales•, o.c. , p.801.
54- MALHERBE J.F., "Hacia una ética de la Medicina" , Santafé de Bogotá, San Pablo, 1993, p. 73 . .
55- Ibídem .• p. 105.
56- Cfr. VIMORT J., o.c., p . 111.
35
cambios, es decir, renunciar al dominio, ceder, ponerse - Ayudar a comprende r el problema mediante
en manos de los demás con confianza, aceptando la confrontaci ón.
que actúen de forma diferente, estar en comunión
con ellos a un nivel espiritual más profundo: apostar - Infundir certeza de acogida incondicion al.
por una fidelidad de los demás a nivel profundo, no
continuidad en opiniones, en modos de hacer, etc. El profesional de la salud, ante el reto de trabajar
para a umentar su competenci a en el acompaña·
- Counselling en los conflictos éticos mientú a las personas que se encuentran en conflicto
ético y han de ser confrontad as correctamen te.
Uno de los objetivos específicos del acompaña- Las líneas de acción serían las siguientes:
miento espiritual en la enfermedad co nsiste en
ofrecer cow1selling espiritua l en medio de los -Trabajar sobre sí mismo: conocer la propia escala
conflictOs éticos que pueden surgir. de valores, inreriorizar los valores proclamado s,
autoconfro ntarse, dejarse impactar sanamente
Es frecuente que el profesional encu entre por los conflictOs.
situaciones que requieran de su consejo y que haya
en ellas algunas dificultades , entre las cuales: - Evitar algunos extremos:
- La manipulación ética mediante los mecanismos
- Falta de formación ética, relacional. .. que relacionan el comportam iento con el castigo,
mecanismo s de autoridad que se impone,
- Distancia entre las conviccio nes personales y las eliminación del diálogo como foro adecuado
impuestas por instancias de "autoridad" famili ar, de la conciencia moral ad ulta.
socia l, religiosa ... - La no proclamació n de los valores del ayudante
o de las propias conviccione s por miedo a hacer
- Confusión entre las diferentes tendencias de sufrir o ser rechazado, inhibiéndo se de la
los especialista s y el consiguient e sentimiento responsabil idad que el profesional tiene de
de inseguridad que ello produce. acompañar en la búsqueda de lo mejor.
- Dista ncia entre el lenguaj e ético, que tiende a - Comunicar los valores, teniendo en cuenta el
generalizar y que es más aséptico y la necesidad de carácter relacional de los mismos, es decir el hecho
persona lizar en cada uno de los casos, donde los de que los valores se alumbran en el encuentro,
valores están entremezclados con los sentimientos. se co munican por ósmosis, tienen acceso
experiencia !, mucho antes de ser asumidos por
De modo sinténtico podríamos presentar los el hecho de ser verbalizado s por el ayudante.
objetivos del acompañam ientO en siwaciones En el fondo, hay que estar muy atento al hecho
de conflictO ético como: de que el estilo de re1aci6n del profesional con el
ayudado {paciente o familia) se convierte en
-Ayudar a tOmar decisiones significativas. modelo ético de comportam iento. Es decir, a llí
donde el paciente perciba un profundo respetO
-Ayud ar a hacer de la experiencia de conflicto un a por la salud propia y de cada persona, se sentirá
experiencia moral: "ser responsable ". confrontad o hacia un respeto también él por su
propia salud y la de los demás.
- Colabo rar a que el conflicto ético sea ocasión de
crecimiento y de interiorización de nuevos valores. - Tener en cuenta las condiciones para la confron-
tació n: Profundiza r las motivaciones de quien
- Acoger a la persona en su situación real (atención confronta, hacerlo con suma prudencia, no caer
a los sentimiento s) . en lega lismos vacíos, superar la moralina pero
ltoR
36 ~9~A
illiA
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
57- Cfr. GRACIA D., "Fundamentos de bioética", Madrid, Eudema, 1989, p. 185.
58- Algunas ideas las hemos presentado ya en BERMEJO J.C., "Comprender y ayudar al enfermo de Sida", Santiago
de Chile, Cáritas, 1995, p. 122 s.
59- Cfr. AAW., "Por un hospital más humano", Madrid, Paulinas, 1986, p. 111 .
60- Cfr. LAIN ENTRALGO P.,"La espera y la esperanza•, Madrid, Alíanza, 1984., p. 238.
61- BOFF L., "Hablemos de la otra vida", Santander, Sal Terrae, 1979, p. 140.
62- GRESHAKE G., "Más fuertes que la muerte•, Santander, Sal Terrae, 1981 , p. 28.
63- Cfr. ALFARO J., "Speranza cristiana e llberazione dell-uomo", Brescia, Querinlana, 1973, p. 53.
64- Cfr. MOLTMANN J., "Teología dalla speranza", Brescia, Querlniana, 1979, p. 367.
37
Por su propia natura leza, la esperanza dinamiza el La esperanza que
presente, la nza a vivir el amor en las circunstan cias
concretas de la vid a, hace que las relaciones del dinamiza el momento
ahora sean vividas como la anticipaci ón de la
comunión profunda con Dios. presente y fundamenta el
Más allá de las esperanza s particular es de encuentro y el diálogo,
nuestra vida en el ti empo, el creyente experim enta
una espera nza que va más allá del tiempo, no para se debe concretar
evadirnos de la historia, sino para introduci r en el
cora~ón del mundo una anticipación del " mundo en el enfermo en un
futuro" del que los creyentes desean ser, de alguna
. sacramen ta ¡65 .
forma, presencta conjunto de actitudes.
La relación con el enfermo puede ser anticipaci ón
de la deseada relación con Dios para el creyente, Así, la esperan za, "no se adapta" 69, no se queda
realizació n de la misma, porque "el cielo ya ha satisfecha hasta el cum plimiento de la promesa 70,
comenzad o en el interior de este mundo. Vamos porque no se reduce al mero d eseo, ni al mero
gozando de antemano y en pequeiias dosis Las optimism o superficia l del "todo se arreglará" .
fiterzas del mundo fu.turo" 66 • La esperanza no está reñida con la insegu ridad
(la "seguridad insegura" dice Lam Entralgo); más aún,
Cada encuentro, cada relación signi ficativa, "la seguridad no pertenece a la esperanza", dice
cad a diáJogo que el agente de sa lud logra establecer Sto Tomá/ 1• En realidad este carácter de inseguridad
en el amor, es sacramen to de la esperanza . Porque tiene sus beneficios, contrariamente al pensar común:
"no habrá motivo de esperarse mucho del futum
si Los signos de la esperanza no se hacen visibles en "Cuando miramos al futuro que se abre ante
el presente':s67 • nosotros, oscuro e indetermi nado, es la esperanza
La que nos da coraje, pero sólo el miedo o la angustia
Así, la relación de ayud a en el plano espiritual nos hacen cir-cunsfJectos y cautos. Así, pues,
con el enfermo es empeño por vencer la muerte y todo ¿puede la esperanza ser prevenida y prudente sin
lo que ella significa media nte la vida de comunió n el miedo? El coraje sin cautela es estúpido.
y de fraternida d en medio de los sufrimien tos. Pero la cautela sin coraje hace a las personns
Se realiza así "el milagro de La fe: la esperanza contra escrupulosas e indecisas. En este aspecto "el
toda esperanza ". La esperanza va más allá de la concepto de La "angustia" y el "principio esperanza"
muerte, surge de experienc ias positivas, de expe- no son opt-testos, después de todo, sino que son
. . d e scntt"d o, que se h accn en esta v1"d a68 .
nenctas complementarios y mutuame nte dependientes"72•
65- Cfr. GRELOT P., 'Nelle angoscie la speranza", Milano, Vitae Pensiero, 1986, p. 343.
1
66- BOFF L.. "Hablemos de la otra vida ", o.c., p. 76.
67- NOUWEN H.J.M., "Ministero creativo·. Brescia, Queriniana, 1981, p. 26.
68- VORGRIMLER H., 'El cristiano ante la muerte', Barcelona, Herder, 1981, p. 43.
69- "En el acto de esperar hay una radical inconformid ad, frente a la situación de cautividad
y privación en que se encuentra
el esperanzado". LAIN ENTRALGO P., 'La espera y la esperanza• , Madrid, Alianza, 1984, p.
306.
70- Cfr. MOLTMANN J., o.c., p. 371.
71- Cfr. LAIN ENTRALGO P., o.c., p. 174.
72- MOLTMANN J., "Experiencias de Dios", , p. 64.
38
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
La esperanza conlleva el coraje, que no se reduce En t'Jitimo término, para el creyente, la esperanza
a la mera vitalidad, al simple instinto por sobrevivir, se traduce en abandono en Dios, en quien se deposita
sino que supone "el coraje paciente y perseverante el máximo de confianza. Abandonarse en Dios
73
que no cede al desánimo en las tribulaciones" • en toral confianza no significa una actitud pasiva
76
de resignación • Más bien tiene lugar una dialéctica
El coraje, en muchas situaciones se tra- entre lucha y aceptación. Es una lucha que acepta
duce en paciencia, en "entereza" o "constancia" que Dios diga la última palabra , una lucha como
(gr. "Hypomoné"). expresión de la esperanza y vivida desde la
aceptación en la que la persona es sujeto.
"La paciencia que tan esencialmente pettenece
a La esperanza, expresaría en forma de conducta esa En conclusión, el ha cer del profesional con los
conexión entre el futuro y el presente. La esperanza enfermos debe estar embebido de la verdadera
se realiza, cuando es genuitta, en la paciencia. La esperanza, la que supera la simple búsqueda de la
esperanza es el supuesto de La paciencia. Esperanza satisfacción de los deseos y tiene sus raíces en una
74
y paciencia se hallan en continua relación" • Persona. De esta forma podrá dar testimonio
de la propia esperanza en una relación que nutrirá
La esperanza, pues, es fuente de paciencia y la verdadera esperanza, "el arte de esperar" del
quien se ejercita en la paciencia en medio de las enfermo y dará calidad y sa lud a la vida en medio
dificu ltades y a las puertas de la muerte, acabará del sufrimiento, una relación basada, pues, en la
sintiendo que su vida se abre hacia una meta esperanza en Dios.
consoladora y esperada. Y la paciencia supone
confianza. Ahora bien, ¿cómo infundir esperanza en el
acompañamientO al enfermo o a la familia?
La paciencia, no obstante, no implica la falta de "El sfmbolo de la esperanza es el ancla. Infundir
"imranquilidad", en cierto sentido, de "impaciencia". esperanza no es otra cosa que ofrecer a quien se
encuentra movido por el temporal del sufrimiento,
Incluso la desesperación, en cierto sentido, un lugar donde apoyarse, un agarradero, ser para
forma parte de la dinámica de la esperanza . él ancla que mantiene firme, y no a La deriva, la
El desesperado aún espera, siente que puede esperar barca de la vida. Ofrecerse para agarrarse, ser
aunque no sepa el objeto de su esperanza. alguien co1t quien compartir los propios temores y
77
"El gran riesgo de la desesperación es que termine las propias ilusiones, eso es infundir esperanza" •
en la desesperanza. En este estado, el sujeto
no solamente no tiene un proyecto, sino que, Acompañar a vivir en clave de esperanza no
adernás, está seguro que nunca Lo tendrá. Su vida significa promover una sensación de seguridad
no solamente no tiene ningún sentido, sino que anu le la incertidumbre y la inseguridad . La
que está seguro de que no Lo hay, y no puede seguridad no pertenece a la esperanza, dice Santo
78
haber, nada capaz de dar a su propia existencia Tomás . La esperanza es hermana del coraje
75
(... )un sentido verdaderamente satisfact01io" • paciente y perseverante, de la constancia, de la
73- ALFARO J., •speranza cristiana e liberazione dell'uomo•, Brescia, Queriniana, 1973, p. 38.
74- LAIN ENTRALGO P., o.c. , p. 350.
75· Cfr. ROCAMORA A., "El orientador y el hombre en crisis", en: AAW, "Hombre en crisis y relación de ayuda•,
ASETES, Madrid, 1986, p. 559.
76- Cfr. MOLTMANN J., "Teología dalla speranza", o.c., p. 228.
77- BERMEJO J.C., "Humanizar el encuentro con el sufrimiento", op. cit. P. 96.
78· Cfr. LAIN ENTRALGO P., o.c., p. 174.
39
impacienci a (paradójica mente), del abandono, La oración de petición tiene sus raíces históricas
en último término en Aquél en quien se confía y sus referencias bíblicas. No obstante, hay que
ilimitadame nte: Dios para el creyente. tener en cuenta que detrás del modo de orar,
de pedir, está una imagen de Dios y un modo de
relacionarse con É l. Así, quien ve a Dios como
Cada encuentro, AJguien que nos está regalando algo, la salvación,
que se da a sí mismo, no le verá como alguien a
cada relación de ayuda quien se le suplica, sino a quien se le expresan los
sentimiento s correspond ientes a lo que de Él se
significativa con el recibe 81 . En definitiva, pues, para que la oración
esté en simonía con un Dios que es y quiere ser
enfermo, cada diálogo para nosotros, no hay que imponer sin más los
esquemas de nuestras relaciones humanas que,
que el profesional logra incluso en el donante más generoso, están siempre
teñid as por la necesidad y amenazada s por la
establecer en el amor, voluntad de dominio.
40
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
en un lenguaje adecuado y en una relación sana. li bertad mal empleada, es decir el que nos procu-
En este sentido, el su gerente traba jo de And rés ra mos unos a otros medi ante accio nes agresivas,
Torres Q ueir uga habla de "expresar en lugar de inhuma nas, mediante o misiones o caminos no
pedí r". Así, él d ice: "Si queremos expresar nuestra adecuados (¡cuánto mal se podría evitar con
i1tdigencia, expresémosla. Si queremos manifestar comportamientos sa nos a nivel persona l, interper-
nuestra compasión y nuestra preocupación sonal, comunitario, político... !); y sufrimiento
por los que tienen hambre, manifestémosla. ministerial, es decir el resultado de quien por
Si queremos reconocer nuestra necesidad de Dios opción libre apuesta por trabajar por construir el
y de su amparo, reconozcámosla. Si necesitamos Reino y ello le acarrea como consecuencia esfuerzo,
quejarnos de la dureza de la vida, quejémonos. contrariedades, oposiciones, etc. Algunos conocidos
Llamemos a Las cosas y a los sentimientos por textos de la Escrittua se refieren a éste 1Htimo y,
su nombre. Alguien lo dijo magníficamente ma l leídos, pueden llevar a un dolo rismo absurdo
en un grupo de reflexión sobre esto: ante Dios o incluso cruel en la relación con el que sufre.
estamos acostum brados a quejarnos pidiendo,
tenemos que aprender a quejarnos quejándonos. Algo semejante conviene hacer con la muerte.
Exacto. Obsérvese que en todo lo anterior no La palabra muerte es entendida en diferentes
interviene el verbo "pedir'.s2• sentidos en la Escritu ra. En ella, "vida y muerte
aparecen enfocados en diversos sentidos o en niveles
Este tipo de o ració n es el fru to de la acción de diversos. Es La suerte natural del ser viviente, del
Dios en nosotros que nos lleva a reconocerle nacer al morir; es La realización moral de la persona,
cerca no, a com unicarnos auténticamente con É l, que cumple o no con lo que el ideal humano espera
a no declinar nuestra responsabi lidad y nuestra de ella; es el destino y la suerte eterna, de salvación
esperanza. Jesús mismo nos ha invitado a pedir, o de condenación. Esos planos se relacionan
pero lo importante en los textos en que lo encon- de diversas maneras en los textos: se diferencian
tramos no está en la petición sino en la confianza o se confunden, colisionan o se armonizan.
que ésta manifiesta en D ios. A nosotros nos es imprescindible desdoblar Los
niveles, deslindar los sentidos, si realmente queremos
- Necesidad de purificar el lenguaje sobre el saber e'1 dónde estamos y qué valor tiene en cada
sufrimiento caso el Lenguaje. Establecer un poco de orden en el
maremaguum de los textos es, pues, la operació11
En la relación con el enfermo experimentamos metódica primera, contando con que en muchos
la necesidad de purificar el lenguaje sobre el casos los sentidos se imbrican de modo inseparable,
sufrimiento, tanto a nivel laico como religioso. y siu la pretensión de aprender todas Las ramifica-
ciones de un texto '.sJ. H ay que distinguir, pues,
En términos religiosos conviene hacer algunas entre vida y muerte natural, moral y escato lógica .
distincio nes de entrada. El sufrimi ento y la muerte La importancia de esta distinci6 n puede verse, por
no son tratad os siempre del mismo modo en la ejemp lo a ludiendo a l texto del Génesis: "El día en
Escritu ra . Po r eso hay espacio a g randes equívocos que comas de él morirás", no se refiere a la muerte
en la comprensión de los mismos. Desde el punto natura l, si no a la muerte mora l, es decir, el d ía que
de vista de la fe, hay que distinguir entre el no estés en sintonía con Dios, estarás muerto en
sufrimiento producido por la naturaleza, por sentido moral, distanciado de Dios. Esta distinción,
nuestra condición de finitud, de criaturas; el que llevaría muy lejos, parece fundamenta l tenerla
sufrimiento que es consecuencia de nuestra clara para el acompañamiento a los enfermos.
41
Son muchas, por otra parte, las frases que la Aparecerí a entonces como sádico. A la pasión
cultura y la religiosid ad han ido acuñando en de Cristo no le fa Ita nada para que se realice
torno a la muerte y al sufrimien to. Aludamo s la Sa lvación en cuanto seguir añadiendo
brevemen te a algunas que necesitan clarament e sufrimien tos (Cf. Coll, 24), sino que es el amor
de una purificaci ón: realizado en el ministerio -y que comporta
sufrimien to- el que completa lo que falta a la
- "Es la voluntad de Dios". Está claro que la construcc ión del Reino84 •
voluntad de Dios es el proyecto de salvación .
Dios no es un cacique que se divierta manipu- - Una presencia simbólico-celebrativa
lando a placer suyo.
La presencia simbólico-celebrariva es de particular
- "Dios nos manda sólo lo que podemos sopo r- importan cia al final de la vida. La tradición ha
tar". Dios no usa un dolorímet ro ni es el agente sido sabia a la hora de ritualizar el acompaña -
di recto de los sufrí m ientos. Respeta la creación miento a los enfermos y a los que viven el duelo,
y la libertad. si bien hoy es frecuente la pérdida de los ritos y
la no sustitució n por otros elementos cargados
- "Dios pone a prueba a q uienes más ama". Dios de contenido válido para acompañ ar a vivir sana-
no envía pruebas para corregir nuestras desvia- menee en medio de las dificultad es.
ciones ni para comproba r nuestra fide1idad.
No es sádico. Cuando se babia de celebració n tendemos a
imaginar fiestas alegres, movidas, en las que se
-"No cae u na hoja sin que Dios lo quiera. Dios se olvidan por un momentO las dificultad es de la
lo ha llevado". Dios no se dedjca a robar o vida metiéndo nos en una atmósfera de música,
raptar a los seres queridos. Que todo está bajo baile, bebidas y conversac iones agradable s.
su gobierno no significa que lo controle capri- Sin embargo, en el sentido cristiano de la palabra,
chosamen te. celebrar es mucho más que esto. La celebració n,
como nora Nouwen 85 es posible sólo donde amor
-"Mientras hay vida hay esperanza ". En situaciones y temor, alegría y dolor, sonrisas y lágrimas,
objetivam ente graves, esta expresión no dice puedan coexistir.
nada. Puede levar incluso a justificar el encarni-
zamiento terapéutic o.
Celebración es
- "Sé fuerte". Invita a no llorar, a no enfadarse
en medio del sufrimien to, a no deprimirs e ... aceptación de la vida
Así nos sobrepon emos al estado de ánimo del
que sufre. Lo terapéutic o es reconocer como en la conciencia cada
legítimas las diferentes expresion es de estado
de ánimo.
vez más clara
- "Ofrece los sufrim ien tos al Señor". Dios no es
de su preciosidad,
alguien que insaciable mente espere nuestros
sufrimien tos como oferta (a nadie querido se le y la vida es preciosa,
ofrece a lgo malo como el sufrimien to en sí) .
84- Cfr. GASERA ~L'asslstente religioso nel mondo della salute•, Torino, Camllllane, 1991, pp.
67-78.
r
85- Cfr. NOUWEN H.J.M., o.c., pp. 100-101 .
- --
42
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
86- Cfr. MONGILLO D., "La malattia: esperienza da vivere e mistero da celebrare•, en: "Camillíanum", 1990(2), pp. 339-341.
87- Citado por ARREGUI J.V., "El horror de morir", Barcelona, Tibidabo, 1992, p. 154.
88- Cfr. BRESSANIN E., "Los sacramentos y la liturgia", en: PANGRAZZI A., (ed), "El mosaico de la misericordia", Santander,
1
Sal Terrae, 1990, p. 148.
43
por la enfermedad y presentar a Dios el profundo el que vive la enfermedad, del que se acerca a él a
deseo de una curación total (cuyo nt.kleo es establecer una relación de ayuda?
precisamente la relación con Dios que ya tiene lugar
en el sacramento -de ahí su efecto sobre la salud-) . Quizás, la base de una buena relación de ayuda
sea un substrato de gra n realismo y humildad ame
Este es el núcleo del sacramento de la Unción: el Misterio del sufrimiento. Se traduce en respeto
"Un sacramento que, como los demás, actualiza a la sacra lidad de la situación que vive cada
el misterio único y central de la Pascua, pero qz.te persona. Un ayudador competente ante el que
en la situación de enfermedad vivida por los sufre no es el que tiene muchos conocimientos , el
hermanos, les permite, no tanto sz.tfrir el dolor con que sabe mucho; ni si q ui era el que posee muchas
paciencia y resignación, sino luchar contra él y técnicas o habilidades para poner en prácti ca,
vencerlo con actitud pascual. Pero un Sacramento si no el que sabe ser, es decir, el que ha interiorizado
también que expresa y testimonia una comunidad las actitudes propias de una relación a uténtica.
que, con signos y palabras, hace presente el misterio Job, a sus amigos, buenos teóricos, les llega a decir:
de curación recibido de su Señor"89 • El sacramento
de la Unción se inscribe en el contexto de la "He ofdo muchas cosas corno éstas.
comunidad cristiana que lucha contra la enfermedad ¡Consoladores molestos sois vosotros!
mediante todos los medios posibles. Por eso ¿No acabarán esas palabras vanas?
hay que decir que "el sacramento es el punto ¿Qué es lo que te duele para que así respondas?
cz.tlminante de nuestra preocupación cotidiana También yo podrfa habla·r como vosotros
por los enfermos; es La epifanía de las dimensiones si me encontrara en vuestro lugar:
y de las motivaciones de esa preocupación" 90• sabría fascinaros con discz.trsos~
Es la condensación de la "sacramentalid ad difusa" 91 meneando contra vosotros mi cabeza.
presente en la actividad sa nitaria. El ritual litúrgico Podria con.frontams con mi boca,
dice: "La Santa Unción no es, de ningún modo, no ahorraría el consuelo de mis labios".
el ammcio de la muerte cuando la medicina (Job 16, 1-6)
no tiene ya nada que hacer. Más aún, La Unción
no es ajena al personal sanitario y asistencial, Y en otro momento les manda ca llar, les pide
pues es expresión del sentido cristiano del que dejen de acribillarlc con las palabras que
' . ,92.
esfiuerzo tecmco pretenden ser de consuelo, pero que no son otra
cosa que intentos de explicació n raciona l que no
entran en el mundo interior de la experiencia de Job:
3. Actitudes para el acompañam iento y la
relación de ayuda. "¿Hasta cuándo atormentaréis el alma mia
y con palabras me acribillaréis?". (Job 19, 2)
¿Qué actitud es nos pueden favorecer el
ace rcamiento al sufriente para que és te sea Con gra n humildad, pues, como "de puntillas"
terapéutico, para que resulte de ayuda eficaz podemos acercarnos al enfermo no para darle buenas
al que vive interpelado por la experiencia del razones o consejos de cómo debe interpretar o
sufrimiento? ¿Qué es lo que se espera, en el fondo, vivi r su propia experiencia, sino para comprender
89- ALVAREZ C., "El sentido teológico de la Unción de los enfermos·, Bogotá, Pontificia Universidad Javierana, 1983, p. 424.
90- ALBERTON M., ·un sacramento per i malati", Bologna, Dehoniane, 1982, p. 86.
91 - Cfr. BRESSANIN E., 'Annunciare e vivere il vangelo nel mondo della salute oggi', Verona, Quaderni del Centro Camilliano
di Pastorale, n. 2, 1986, p. 49.
92- Cfr. "Orientaciones doctrinales y pastorales del episcopado español', Ritual de la Unción, n. 67.
44
El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
e intentar transmitir comprensión de su mundo Quizás sean demasiadas las veces que decimos
interior, del impacto que la realidad está teniendo a los enfermos cómo deben comportarse y qué es
sobre él, aceptándola incondicionalmente. lo que deben hacer o cambiar para que todo vaya
bien y superar las dificultades.
45
La escucha es, "Limitarse a compartir el dolor del otro, puede e
ser el despliegue de lo que etimológica mente
sin duda, una de significa "simpatía"94 (padecer con), una disposición
que llevaría a confirmar o agravar el sentimiento e
las formas de impotencia vivido por ambos. Sentir dolor
cada vez que el enfermo siente dolor, experimenta r
más eficaces de angustia cada vez que el enfermo experimenta
angustia, sería una locura.
comunicar respeto. e
Limitarse, por otra parte, a ofrecer solucioues
desde afuera, de una manera racional, sin considerar
Es la oferta sencill a y humilde de un lugar el impacto emotivo que el ayudante vive, sin hacer S
donde habitar fue ra de la prop ia a ngu stia . eco de su propia vulnerabilid ad y sensibilidad, e
El que sufre encuentra en el que escucha realmente, sería ejerce1· una actitud paternalista poco favorable
un a posada, un templo, a lguien en el que vivir, para comunicar comprensió n al que sufre y S
en el que descansa r. Son signi ficativas y elocuentes acompañar le a superar Las propias dificultades e
las pa la bras de una pe rsona necesitada de con los propios recursos.
escucha, que se expresa en estos términos:
Además, ¿para qué engañarnos?, esta segunda e
"Cuando te pido que m e escuches y tú empiezas posibilidad sólo es posible haciendo uso de fuertes
a darme co11sejos, no has hecho lo que te he pedido. mecanismo s de defensa por parte de los agentes
Cuando te pido que me escuches y tú empiezas sanitarios. El secreto está en el equilibrio, en saber
a decirme por qué no tendría que sentirme asf, entrar y saber salir, saber entrar en la habitación
no respetas mis sentimiento s. Cuando te pido del enfe rmo con toda la persona y con toda la
que me escuches y tú sientes el deber de hacer capacidad de vibrar realmente ante él, ante su
algo para resolver mi problema, no respondes mundo, y saber salir, saber cerrar la puerta por
a mis uecesidades. ¡Escúchame! fuera con delicadeza y profesional idad"95 •
93-Citado en: BERMEJO J.C., "Relación pastoral de ayuda al enfermo·, o.c., p. 99. Job manifiesta su deseo
de ser
escuchado diciendo abierta y sencillamente: ¡Oh, si tuviese yo quien me esc uchara!" (Job 31, 35).
94- Cfr. S1EIN E., "L'empatia", Milano, Franco Angeli, 1985, p . 68.
1 95- BERMEJO J.C., "Relación de ayuda. En el misterio del dolor· , o.c., p. 56.
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El Acompañamiento Espiritual.
Necesidades espirituales de la persona enferma
con los demás de modo que lo que exteriormente bienvenido sea el alivio para el enfermo. Pero esto
manifestamos, interiormente lo experimentamos, nos lo hace pasar mal. Parece como si fuera
lo sentimos, lo creemos, lo vivimos y somos necesario liberar al contacto y al silencio del
conscientes de ello. exceso de tensión que lleva a bloquear. Y en esto,
quizás seamos nosotros los que tenemos que
De este modo, y por la vía negativa, de los dejarnos ayudar fJor los enfermos. ( ... )
míni mos, la autenticidad nos llevaría a no decir
nunca aquello que ni siquiera nosotros nos Sospecho que necesitamos adiestramiento a La
creemos. convivencia con los sentimier1tos negativos, con el
miedo, con la impotertcia, con La tristeza, con La
¡Cuá ntas veces ha bremos inte nta do con- ansiedad, sin caer necesariamente en La depresión.
solar siendo inauténricos, diciendo "ya verás o en La neurosis. Dejar que nos habiten con la
cómo mañana estás mejor", cuando por dentro soltura con que dejamos que nos habita la alegría,
sentíamos el temor o el deseo de que al día el sentirnos útiles o seguros. El silencio nos remite
siguiente la persona ya no estuviera o hubiera a esos sentimientos que hemos cargado de una
empeorado! connotación moral negativa y queremos huir
de ellos a toda costa, como si fuesen indignos
¿Qué pasa si aceptamos la realidad, en su de nosotros. Necesitamos encontrar de nuevo la
crudeza y en su relatividad, tal y como es vivida riqueza y elocuencia del silencio, que habla con
por el enfermo? ¿Qué pasa si renunciamos a sus mil voces, en/a soledad o en la comunicación.
7
minimiza r cuanto e l sufriente nos comuni ca También para esto se requiere adiestramiento'.9 .
y le da mos el va lor que él, con frecuencia y una vez
creado un clima de confianza, nos transmite? La a utenticidad en la relaci ón de ayuda co n el
que sufre, nos llevará por tanto, a no decir nunca
Sucede quizás que nos encontramos con el niño lo que a todos: "ya verás cómo todo va bien";
frágil que nos habita, con el silencio insoportable, no nos llevará necesariamente a comunicar todo
difícil de sostener. aquello que sentim os junto al que sufre, pero sí a
mantener una relació n que no generalice, que
Pero, "ni1'tguna escuela enseña tanto al homb1·e, no racionalice, que no pretenda sustituir con
nada le hace tan humano como el captar Las paternalismo, sino que, con humildad, sea capaz
expresiones de La vida del otro sin intermediarios, de reconocer y confesar, cuando sea necesario, que
despojándose incluso de Las buenas intenciones de "tampoco yo entiendo el misterio del sufrimiento" .
consolar con palabras. Los documentos humattos
revelan su secreto sólo a quienes se ponen delante La autenticidad comporta el cora je d e habl ar
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de ellos en silencio y con modestia" • en verdad. Cua ndo l ván Ilich está muriendo, Leon
Tolstoi presenta este interesante diálogo entre el
"Muchas veces resulta difícil transmitir doctor e llich:
verbalmente mensajes de cercanía emotiva.
Por eso es útil renuncia·r a las palabras y utilizar el - Y bien, ¿qué tal?
contacto corporal. Pero, ¿es posible vivir más - Ivéln Ilich comprende que el do ctor quiere
libremente el contacto y el silencio? Si una dosis preguntar: "¿Qué tal las cosas?" pero que se da
de sufrimiento pasa por el hilo tendido en Las cuenta de que no es posible hablar as! y por eso
manos que se estrechan en m edio del dolor, dice: "¿Cómo ha pasado la noche?"
96- BERMEJO J.C. , "La escucha que sana", en: "Humanizar", 7 (1993), p. 33.
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- Iván Ilich mira al doctor con expresión interro-
gativa: "¿Es que nunca te va a dar vergüenza
mentir así?" Pero el doctor no quiere comprender
la pregunta. E Iván Ilich dice:
- Como siempre; algo espantoso. El dolor no cesa,
no cede. ¡Si me diera algo!
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- Sí, los enfermos siempre son lo mismo " •
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