Primera fase: Los riesgos sociales se protegían por la familia, la Iglesia, las comunidades en
un sistema de beneficencia o asistencia social (Estado abstencionista).
Seguros obligatorios.
Financiación tripartita (excepto A.T.).
Gestión Pública.
Delimitación legal del ámbito subjetivo de protección.
Limitación legal del ámbito objetivo de cobertura.
1º) El art. 41 Constitución Española (CE): « Los poderes públicos mantendrán un régimen
público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y
prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de
desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres.”
2º.) Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley General de Seguridad Social (TRLGSS).
1.2. Características.
1º.- Sistema público: el Estado es el que viene a cubrir las necesidades de los sujetos
necesitados de protección. El sistema público de Seguridad Social implica que ha de existir una
gestión por entes públicos, pero no excluye ni los seguros privados, ni colaboración por sujetos
privados.
3º.-Principio de suficiencia, que exige que las prestaciones sean cuantitativamente adecuadas
a la situación de necesidad. Ello se traduce en que en el nivel contributivo las cuantías de las
prestaciones deben acercarse a las rentas salariales y en el asistencial a lo que se denomina
nivel mínimo de subsistencia.
4º.-Carácter mixto, conjuga prestaciones contributivas (para acceder a ellas es necesario haber
cotizado previamente) y no contributivas (para acceder a ellas no es necesario haber cotizado
previamente).
Dentro del nivel contributivo se encuentran diferentes Regímenes en función de las diferentes
condiciones profesionales de los beneficiarios (art 9 y 10 TRLGSS)
1º.Régimen General (R.G.), que incluye a los trabajadores por cuenta ajena y asimilados
comprendidos en el art 7.1 TRLGSS; es decir, se acude al concepto de trabajador del artículo
1.1 ET, cualquiera que sea el tipo de relación laboral
Hay una serie de ampliaciones que le afectan y que suponen la inclusión de sujetos que no
realizan una actividad productiva y que se encuentran incluidos en la modalidad contributiva.
Así, en primer lugar, tenemos a los diferentes supuestos de alta asimilada, situación a la que
nos referiremos posteriormente; o también hay supuestos de trabajadores asimilados: sujetos
que no pueden considerarse incluidos en ninguno de los grupos profesionales protegidos, que
en realidad no desarrollan actividad profesional, sino actividades de diferente carácter, pero
que, por decisión del legislador, se asimilan al trabajo por cuenta ajena. Pueden señalarse así a
los senadores y diputados, ministros de la Iglesia católica o de otras confesiones religiosas
(evangélicas, israelitas, islámicas, testigos de Jehová), o miembros de Corporaciones Locales
con dedicación exclusiva.
Otro colectivo especialmente relevante es el de los familiares de sujetos protegidos.
De otro lado, deben señalarse cómo los pensionistas y beneficiarios de prestaciones periódicas
de la Seguridad Social son también sujetos protegidos.
Los ciudadanos comunitarios (incluidos los del Espacio Económico Europeo y en su caso
también los ciudadanos de terceros países que puedan verse afectados por algún tratado de
asociación con la UE) que residen en nuestro país se encuentran en situación de absoluta
equiparación respecto de los españoles, siéndoles de aplicación la normativa de Seguridad
Social (tanto a nivel contributivo como no contributivo) en situación de igualdad.
Por lo que respecta a los ciudadanos extracomunitarios, debemos distinguir entre protección
contributiva y no contributiva. En cuanto a la modalidad contributiva, están protegidos todos
los trabajadores extranjeros en situación de igualdad respecto a los españoles, tal como se
deduce de los artículos 7.1 TRTRLGSS y 14.1 LO 4/2000, lógicamente siempre que residan
legalmente en España y desarrollen alguna de las actividades profesionales señaladas en el art.
7.1 TRTRLGSS.
Ahora bien, ¿qué ocurre con aquellos extranjeros que se encuentren en España que de una u
otra manera se encuentran en situación irregular? Debemos distinguir entre aquellos con
permiso de residencia, pero sin permiso de trabajo, que sí tendrán derecho a las prestaciones
de Seguridad Social en situación de igualdad respecto de los españoles. Respecto de los
trabajadores extranjeros en situación de ilegalidad (sin permiso de residencia y,
consecuentemente, sin permiso de trabajo), están protegidos tan sólo a efectos de riesgos
profesionales.
De otro lado, el hecho de que los trabajadores estén incluidos en uno de los Regímenes
que otorgan protección, no es suficiente para tener derecho a las prestaciones que ofrece:
además, hay que cumplir con un conjunto de requisitos. Estos requisitos son distintos en
función de cada una de las prestaciones existentes, si bien podemos señalar cuáles son los
requisitos generales: afiliación, alta o alta asimilada y exigencia de un período de carencia o
cotización mínimo.
3.1.-Afiliación de trabajadores.
2. Es un acto único y general, que sirve para todos los Regímenes del sistema, de manera
que el cambio de Régimen no requiere una nueva afiliación.
Acto administrativo por el que se reconoce el inicio de una actividad profesional de la que
deriva la inclusión actual del sujeto en el ámbito de protección de la Seguridad Social, debiendo
tramitarse ante la TGSS. En la primera ocasión que un sujeto desarrolle prestación de trabajo,
los actos de afiliación y alta se realizan al mismo tiempo. Sus características son:
1. Es un acto obligatorio.
3.2.1.-Alta asimilada.
Se trata de supuestos en los que un sujeto que está incluido en el ámbito de protección de
alguno de los Regímenes, cesa en la actividad profesional temporal o definitivamente, por lo
que incumple un requisito esencial para acceder a la mayoría de las prestaciones: estar en
situación de alta. Técnicamente estos sujetos se encuentran en situación de baja ante la
Seguridad Social; sin embargo, en algunos casos el legislador decide extender la situación de
alta a sujetos que han cesado en la actividad, son los supuestos de asimilación al alta (artículo
166 TRLGSS).
Regulada por el artículo 166.4 TRLGSS. Dicho precepto establece que aún cuando no se hayan
cumplido por parte del empresario sus obligaciones de afiliación y alta, se van a considerar
en alta de pleno derecho los trabajadores a los efectos de prestaciones derivadas de riesgos
profesionales, las prestaciones por desempleo y la asistencia sanitaria por enfermedad común,
maternidad y accidente no laboral.
3.2.3.-Alta especial.
Es la situación de alta asimilada que existe en los supuestos de huelga y cierre patronal.
3.3.- Período de carencia.
Es regla común para poder acceder a las prestaciones contributivas que se exija a los
solicitantes de las mismas que hayan aportado al Sistema de Seguridad Social recursos
económicos a través de la cotización. Ello supone que sólo tendrán derecho aquellos que
hayan contribuido de manera suficiente a la financiación de las prestaciones. Cada una de las
prestaciones establece diferentes períodos mínimos de cotización para generar el derecho a las
mismas. Debe tenerse en cuenta que no se exige cotización previa cuando la prestación se
genera por riesgos profesionales (accidente de trabajo o enfermedad profesional), o cuando
se genera por accidente no laboral.
Según el art. 41 CE, la gestión del Sistema de Seguridad Social ha de ser pública. En virtud de
este mandato, la gestión del Sistema se encomienda a las denominadas Entidades Gestoras,
que son instituciones de naturaleza pública, controladas por la Administración, a las que se
reconoce capacidad y autonomía para realizar sus funciones.
d) A las anteriores hay que añadir al Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) que gestiona
la prestación por desempleo (art. 294 TRLGSS).
Hay que tener en cuenta que las competencias de algunas de estas entidades, como es el caso
del INGESA y del IMSERSO, han sido transferidas a la totalidad de las Comunidades Autónomas
(salvo las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla), quienes han creado sus propios organismos
de gestión al efecto. En estos ámbitos geográficos la gestión se desarrolla, por tanto, a través
de las entidades gestoras de cada Comunidad Autónoma.
Junto a estas Entidades Gestoras, la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) desarrolla
el papel de Servicio Común a las mismas, esencialmente en las materias financieras y de
recaudación de cotizaciones (principio de caja única), de registro de trabajadores y empresas
(afiliaciones, altas y bajas de trabajadores e inscripción de empresas) y de apoyo informático.
La adscripción y tutela de estas Entidades Gestoras y del Servicio Común está encomendada al
Ministerio de Empleo y Seguridad Social, salvo en el caso del Instituto Nacional de Gestión
Sanitaria, que está adscrito al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Junto a las Entidades Gestoras hay de señalar también cómo las empresas pueden participar
colaborando en la gestión de la Seguridad Social. El art. 79 de la TRLGSS establece que son
Entidades Colaboradoras en la gestión de la Seguridad Social las siguientes:
A) Presupuestos Generales del Estado, con lo que en última instancia, la fuente son los
impuestos que pagan los ciudadanos. Constituye aproximadamente el 30% del total y se
destina fundamentalmente a sufragar las prestaciones no contributivas.
B) Las cotizaciones que han de realizar los trabajadores y empresarios, en distinta medida.
Constituye aproximadamente el 70 % del total y se destinan a sufragar las prestaciones
contributivas.
El principio vigente en el sistema financiero (art. 110 TRLGSS) de todos los Regímenes que
integran el Sistema de la Seguridad Social es el de reparto y no el de ahorro. El sistema de
reparto implica que cada generación paga con sus cotizaciones las prestaciones de la
generación anterior. Por el contrario, el sistema de ahorro o de seguro implica que cada
generación de trabajadores vaya generando un fondo económico con el cual se abonarán sus
propias prestaciones. Ahora bien, este sistema de reparto no se sigue en materia de
accidentes de trabajo. Por tanto, puede decirse que en el sistema financiero de la Seguridad
Social española se sigue un principio de reparto, si bien atenuado.
La cotización puede definirse como la aportación dineraria que los sujetos obligados deben
realizar para el sostenimiento económico del Sistema. Sujetos obligados son las personas
físicas o jurídicas a las que se impone el cumplimiento de la obligación de cotizar a la Seguridad
Social; concretamente empresarios y trabajadores, aunque sujeto responsable solo es el
empresario.
La base de cotización se calcula añadiendo a las retribuciones mensuales que tenga derecho a
percibir el trabajador, o que realmente perciba, de ser éstas superiores, la parte proporcional
de las pagas extraordinarias y las demás percepciones de vencimiento superior al mensual o
que no tengan carácter periódico y se satisfagan en el ejercicio. Se computarán todas las
percepciones recibidas por los trabajadores, en dinero o en especie, que retribuyan el trabajo
efectivo o los períodos de descanso computables como de trabajo, así como los importes que
excedan de las cuantías que no computan en la base de cotización.
El Tipo de cotización es el porcentaje (%) que se aplica a las bases de cotización para la
obtención de las cuotas de la Seguridad Social. El tipo de cotización se distribuye entre
empleador y empleado, salvo las correspondientes a Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales y Fondo de Garantía Salarial, que van a cargo exclusivamente de la empresa. Los
tipos de cotización se fijan anualmente por la Ley de Presupuestos Generales del Estado.
3.-La cuota.
Las cantidades a ingresar a la Seguridad Social, llamadas cuotas, se calculan aplicando a la base
de cotización del trabajador el porcentaje o tipo de cotización que corresponde a cada
contingencia protegida.
4.4.-Procedimiento de cotización
Deben cotizar los trabajadores comprendidos dentro del Régimen General de la Seguridad
Social y los empresarios por cuya cuenta trabajen, salvo por las contingencias de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales y Fondo de Garantía Salarial, en cuyo caso la cotización
completa correrá a cargo exclusivamente de los empresarios, siendo estos últimos los
responsables de retener de las nóminas las cantidades que deba aportar cada trabajador y
presentar la correspondiente documentación e ingresar el importe de las cuotas, tanto por sus
aportaciones como por las de sus trabajadores.
La obligación nace desde el momento en que se inicia la actividad laboral. Permanece mientras
dura la actividad laboral, incluso en las situaciones de incapacidad temporal, riesgo durante el
embarazo, maternidad o períodos de prueba. Se extingue cuando se produce el cese en la
prestación de servicios, siempre que la comunicación de la baja del trabajador a la Dirección
Provincial de la Tesorería General de la Seguridad Social o Administración de la misma se
efectúe en la forma y plazos establecidos. La obligación de cotizar se suspenderá durante las
situaciones de huelga y cierre patronal.
La cotización se efectuará dentro del mes siguiente al de devengo, por mensualidades vencidas
y en un solo acto.
Las cuotas de la Seguridad Social y los demás conceptos que se recaudan conjuntamente, se
liquidarán por mensualidades y se ingresarán dentro del mes siguiente de su devengo. La
presentación de los documentos de cotización para el ingreso de las cuotas se puede realizar
en cualquier Entidad Financiera (Bancos, Cajas de Ahorros, Cooperativas de Crédito o Cajas
Rurales) autorizada para actuar como Oficina Recaudadora.
Aunque no se ingresen las cuotas, deben presentarse los documentos de cotización dentro del
plazo reglamentario de ingreso en la Administración de la Tesorería General de la Seguridad
Social. La presentación de los documentos sin ingreso dentro del plazo reglamentario,
permitirá a los sujetos responsables la compensación de las prestaciones económicas
satisfechas en régimen de pago delegado (colaboración obligatoria), aunque no la deducción
por la aplicación de los beneficios en la cotización, procediendo la aplicación de los
correspondientes recargos de mora.
Transcurrido el plazo reglamentario establecido para el pago de las cuotas a la Seguridad Social
sin ingreso de las mismas, se producen los siguientes efectos:
10% de la deuda => si se abonasen las cuotas debidas dentro del primer mes natural
siguiente al del vencimiento del plazo para su ingreso.
20% de la deuda => si se abonasen las cuotas debidas a partir del segundo mes natural
siguiente al del vencimiento del plazo para su ingreso.
20 % de la deuda => si se abonaran las cuotas debidas antes de la terminación del plazo
de ingreso establecido en la reclamación de deuda o acta de liquidación.
35 % de la deuda => si se abonaran las cuotas debidas a partir de la terminación de
dicho plazo de ingreso.
Una de las características del nivel contributivo de la Seguridad Social, es que la regulación
establece una importante diferencia según que las prestaciones se originen por riesgos
profesionales (accidente de trabajo o enfermedad profesional) o por riesgos comunes
(accidente común y enfermedad no laboral).
El accidente de trabajo (A.T.) se define por el art. 156 TRLGSS como “(…) toda lesión corporal
que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta
ajena”. Se exigen pues tres requisitos:
accidente “in itinere” (es decir, aquel que se sufre al ir o al volver del lugar de trabajo,
siempre y cuando haya sucedido en el trayecto habitual del trabajador y no se
produzcan interrupciones de importancia en el trayecto) (art. 156.2 a) TRLGSS).
accidentes sufridos con ocasión o como consecuencia del desempeño de cargos
electivos de carácter sindical (art. 156.2 b) TRLGSS).
el que se sufre el trabajador con ocasión o consecuencia de tareas distintas de las
propias de su categoría profesional; pero que se ejecuten en cumplimiento de las
órdenes del empresario o espontáneamente en interés del buen funcionamiento de la
empresa (art. 156.2 c) TRLGSS).
los accidentes ocurridos en actos de salvamento y naturaleza análogo cuando tengan
conexión con el trabajo (art. 156.2 d) TRLGSS).
enfermedades, que no teniendo la consideración de enfermedades profesionales, se
originan por el trabajo (art. 156.2 e) TRLGSS).
enfermedades o defectos padecidos con anterioridad al accidente, pero que se agravan
como consecuencia del accidente (art. 156.2 f) TRLGSS).
La interpretación es tan flexible que finalmente el art. 156.3 TRLGSS establece una presunción
iuris tantum de que todo accidente ocurrido en la empresa y durante el tiempo de trabajo, se
considera accidente de trabajo.
5.2.2. Prestaciones
A tenor de esta regulación, tienen derecho a la protección de asistencia sanitaria todos los
sujetos incluidos en el campo de aplicación de la ley. Así pues, la asistencia sanitaria en
España, con cargo a fondos públicos, a través del Sistema Nacional de Salud, se garantizará a
aquellas personas que ostenten la condición de asegurado y beneficiarios de un asegurado. A
estos efectos serán asegurados, según el Real Decreto 1192/2012, de 3 de agosto, por el que
se regula la condición de asegurado y de beneficiario a efectos de la asistencia sanitaria en
España, con cargo a fondos públicos, a través del Sistema Nacional de Salud, aquellas personas
que se encuentren en alguno de los siguientes supuestos:
a) Ser trabajador por cuenta ajena o por cuenta propia, afiliado a la Seguridad Social y en
situación de alta o asimilada a la de alta.
b) Ostentar la condición de pensionista del sistema de la Seguridad Social.
c) Ser perceptor de cualquier otra prestación periódica de la Seguridad Social, incluidas la
prestación y el subsidio por desempleo.
d) Haber agotado la prestación o el subsidio por desempleo y figurar inscrito en la oficina
correspondiente como demandante de empleo, no acreditando la condición de asegurado por
cualquier otro título
e) Personas titulares o beneficiarias de los regímenes especiales de la Seguridad Social
gestionados por la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado, la Mutualidad
General Judicial y el Instituto Social de las Fuerzas Armadas, que mantendrán su régimen
jurídico específico
En aquellos casos en que no se cumpla ninguno de los supuestos anteriormente establecidos,
las personas de nacionalidad española o de algún Estado miembro de la Unión Europea, del
Espacio Económico Europeo o de Suiza que residan en España y los extranjeros titulares de una
autorización para residir en territorio español, podrán ostentar la condición de asegurado
siempre que acrediten que no superan el límite de ingresos determinado reglamentariamente.
Debe tenerse en cuenta que el art. 156.3 TRLGSS establece la situación de alta presunta
cuando la asistencia sanitaria deriva de riesgos profesionales o comunes, o cuando deriva de
maternidad.
— Atención médica.
— Prestaciones farmacéuticas.
— Prestaciones complementarias (atención ortoprotésica, dietética y transporte sanitario).
— Servicios de información y documentación sanitaria.
Definición:
Hay que tener en cuenta que a tenor del artículo 169.1 TRLGSS hay diferentes situaciones
protegidas:
Requisitos:
2.- Además, es necesario haber cubierto el período mínimo de cotización cuando se trate de
enfermedad común: ciento ochenta días dentro de los cinco años inmediatamente anteriores
al hecho causante .
La base reguladora de esta prestación se va a calcular sobre las bases de cotización por
contingencias comunes (si deriva de accidente no laboral o enfermedad común) o
profesionales (si deriva de accidente de trabajo o enfermedad profesional) correspondientes al
mes natural anterior al de la fecha de inicio de la incapacidad temporal.
- Los tres primeros días de incapacidad temporal no hay protección por incapacidad temporal.
- Desde el cuarto día hasta el vigésimo día, inclusive, a contar desde el inicio del perítodo de
baja enel trabajo, se percibirá una prestación equivalente al 60% de la base reguladora.
- Desde el vigésimo primer día en adelante, se percibirá una prestación equivalente al 60% de
la base reguladora.
Desde ese cuarto día a partir de la baja, hasta el decimoquinto día de baja, ambos inclusive, la
prestación se abonará a cargo del empresario. A partir del decimosexto día de baja se abonará
a cargo de la Entidad Gestora.
18
5.2.2.2 Prestaciones de maternidad, paternidad y riesgo durante el embarazo
Definición:
Situaciones protegidas:
La maternidad biológica, incluidos los alumbramientos que tengan lugar tras más de
180 días de vida fetal, con independencia de que el feto nazca vivo o muerto.
La adopción y el acogimiento familiar, tanto preadoptivo como permanente o simple,
de conformidad con el Código Civil o las leyes civiles de las CCAA que lo
regulen, siempre que, en este último caso, su duración no sea inferior a 1 año, y aunque
dichos acogimientos sean provisionales, de: Menores de 6 años y mayores de 6 años
pero menores de 18 con diversidad funcional o que, por sus circunstancias y
experiencias personales o por provenir del extranjero, tengan especiales dificultades de
inserción social y familiar, debidamente acreditadas por los servicios sociales
competentes. A estos efectos, se entiende que presentan alguna diversidad funcional,
cuando ésta se valore en un grado igual o superior al 33%.
Los requisitos para acceder a la prestación son los de afiliación, alta (o alta asimilada) y haber
cotizado un período de carencia. Este depende de la edad del trabajador o trabajadora: si tiene
menos de 21 años no se exigirá período de carencia; si tienen entre 21 y 26 años serán 90 días
cotizados en los siete años inmediatamente anteriores al inicio del descanso, o
alternativamente 180 días a lo largo de toda su vida laboral; si es mayor de 26 años serán 180
días dentro de los siete años anteriores, o alternativamente, 360 días a lo largo de su vida
laboral.
Su duración coincide con la suspensión del contrato de trabajo por maternidad. Durante el
percibo de la prestación se mantiene la obligación de cotizar a la Seguridad social aunque no se
desarrolle prestación de trabajo.
Tienen derecho a esta prestación los trabajadores por cuenta ajena que disfruten de la
suspensión, cumplan con los requisitos de afiliación, alta y hayan cotizado 180 días en los siete
años anteriores o, alternativamente, 360 días a lo largo de su vida laboral.
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Respecto a la cuantía de la prestación, se calcula de idéntica manera a la prestación por
maternidad.
La prestación por riesgo durante el embarazo se abona en aquellos casos en los que el
desarrollo de la prestación de trabajo puede perjudicar el desarrollo del embarazo, en cuyo
caso, si no es posible cambiar a la trabajadora de puesto de trabajo o suprimir el riesgo sobre el
embarazo, se suspende el contrato de trabajo y se establece una prestación económica para
mantener una renta económica en beneficio de la trabajadora. Los requisitos son los mismos
que se exigen para el acceso a la prestación de incapacidad temporal derivada de riesgos
profesionales (afiliación y alta, no exigiéndose período de carencia). La prestación consiste en
un subsidio equivalente al 100 por 100 de la base reguladora equivalente a la establecida para
la incapacidad temporal derivada de riesgos profesionales. Durante el percibo de la prestación
se mantiene la obligación de cotizar a la Seguridad social.
Durante el período de suspensión del contrato por riesgo durante la lactancia natural se
establece una prestación, idéntica a la prestación por riesgo durante el embarazo (tanto en
requisitos como en cuantía de la misma), que se abona como máximo hasta que el hijo cumpla
los nueve meses.
Definición:
La incapacidad permanente es la situación del trabajador que tras ser sometido al tratamiento
médico presenta reducciones anatómicas o funcionales que disminuyen o anulan su capacidad
para el trabajo. Ello implica la necesidad de facilitar a los inválidos una renta económica que
sustituya la imposibilidad de acceder a un salario a través del trabajo.
1.-La INCAPACIDAD PERMANENTE PARCIAL (IPP) implica una incapacidad no inferior al 33%,
pero que no alcanza a ser incapacidad total, y no imposibilita para realizar las tareas
fundamentales de su profesión habitual. Es importante destacar que esta incapacidad se
refiere sólo a la profesión habitual. Por profesión habitual se entiende, en caso de accidente, la
desempeñada normalmente por el trabajador en el momento del accidente; mientras que si
deriva de enfermedad, la profesión a la que se dedicaba fundamentalmente durante los doce
meses anteriores a la fecha de inicio de la incapacidad temporal de la que deriva la invalidez.
2.-La INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL (IPT), es la que supone una incapacidad del 100%
para la profesión habitual, aún cuando puede desarrollar otro trabajo distinto. Si además, el
trabajador tiene una edad superior a los 55 años, se estima que ante la incapacidad que tiene y
la edad, será prácticamente imposible que pueda encontrar otro trabajo, por lo que se
considera en situación de incapacidad permanente total cualificada.
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3.-En tercer lugar tenemos la INCAPACIDAD PERMANENTE ABSOLUTA (IPA), que implica una
incapacidad del 100% para el desarrollo de cualquier actividad profesional.
4.-Por último, la GRAN INVALIDEZ (GI) supone una incapacidad permanente en la que, además
de la reducción de su capacidad para trabajar, el beneficiario requiere de una tercera persona
para el desarrollo de los actos esenciales de la vida (vestirse, alimentarse, etc.).
En cuanto a los requisitos para tener derecho a las prestaciones de incapacidad permanente,
son tres fundamentalmente:
Los períodos de cotización son diferentes según el grado de incapacidad, como también son
diferentes las cuantías de la prestación:
En caso de IPP se exigen 1800 días de cotización comprendidos en los 10 años inmediatamente
anteriores a la finalización de la incapacidad temporal de la que deriva.
Para los supuestos de IPT, IPA o GI, si el trabajador estaba en situación de alta, el período de
carencia se fija en función de la edad del beneficiario:
o Si tiene menos de 31 años, se exige 1/3 del tiempo transcurrido entre la fecha en
que cumplió 16 años y el día del hecho causante del que deriva la incapacidad
permanente.
o Si tiene cumplidos los 31 años, se exige 1/4 parte del tiempo transcurrido entre
la fecha en que cumplió 20 años y el día del hecho causante del que deriva la
incapacidad permanente y en todo caso un mínimo de cinco años. En este supuesto,
al menos la quinta parte del período de cotización exigible debe estar comprendida
dentro de los diez años inmediatamente anteriores al hecho causante (es lo que se
llama una carencia específica).
Para las prestaciones de IPA y GI, cuando los trabajadores no estén en situación de alta o alta
asimilada, se exige un período de carencia de 15 años, de los cuales tres años deben haberse
cotizado en los diez inmediatamente anteriores al hecho causante.
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Respecto a la cuantía de la prestación, también debemos diferenciar entre los diferentes
grados (arts. 196 y 197 TRLGSS):
A) Si es una incapacidad permanente parcial, se percibe una cantidad a tanto alzado (art.
196.1 TRLGSS) igual a 24 mensualidades de la base de cotización utilizada para calcular la
prestación de incapacidad temporal.
A estas bases reguladoras se aplica un porcentaje del 55%, que asciende al 75% cuando el
beneficiario cumpla los 55 años de edad (en este caso la prestación es absolutamente
incompatible con el trabajo). El resultado será la cuantía de la prestación.
Hay que tener en cuenta que al poder accederse a la IPA sin estar en alta, cuando la causa de la
prestación sea una enfermedad común o un accidente no laboral, el legislador señala que la
base reguladora en estos casos se calcula siguiendo la regla de dividir las últimas 96 bases de
cotización por 112.
C) Si es gran invalidez, la base reguladora calculada de idéntica manera a las bases reguladoras
de la IPA según el origen de la prestación. La cuantía de la prestación se calcula de idéntica
manera a la incapacidad permanente absoluta, pero se adiciona un complemento (es decir, el
100% de la base reguladora más el complemento). La forma de calcular este complemento es
un tanto compleja: será equivalente al resultado de sumar el 45% de la base mínima de
cotización vigente en el momento del hecho causante y el 30% de la última base de cotización
del trabajador correspondiente a la contingencia (común o profesional) de la que derive la
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incapacidad permanente. En ningún caso el complemento podrá ser un importe inferior al 45%
de la pensión percibida.
Los efectos económicos de la prestación son diferentes en función del grado: en la IPP, la
prestación se hace efectiva en un solo pago tras la resolución del INSS que la declara, en los
casos de IPT, IPA y GI, si la invalidez surge tras una incapacidad temporal (que es lo normal), los
efectos económicos se fijan con la fecha de la propuesta de resolución que declara la invalidez;
no obstante, si la cuantía de la pensión es mayor que la prestación de incapacidad temporal
percibida por el trabajador, se retrotraen los efectos económicos al momento de la extinción
de la incapacidad temporal (recordemos que durante el período máximo de tres meses de
calificación de la invalidez que se producen tras la finalización de la incapacidad temporal, se
sigue cobrando esta última prestación aún cuando se haya agotado su duración máxima).
Hemos de tener en cuenta que, en principio, la incapacidad es permanente por definición; sin
embargo, cabe la posibilidad de revisar la declaración de invalidez, de manera que se
incremente o disminuya el grado de incapacidad, o incluso que desaparezca por haberse
recuperado la capacidad para trabajar. Todo ello puede suponer importantes consecuencias
económicas para el beneficiario, pues puede ver como se incrementa el grado y la cuantía de la
pensión; o lo contrario (pudiendo perder, incluso la pensión si hay recuperación total).
Por último, también debe tenerse en cuenta que la incapacidad permanente es compatible con
el trabajo: la IPP es compatible con todo trabajo, la IPA es compatible con un trabajo distinto
del habitual (salvo en caso de IPT cualificada), la IPA y la GI son compatibles con cualquier
trabajo (lógicamente residual) que no suponga un cambio para la capacidad de trabajo y sean
compatibles con la situación de invalidez (incompatible cuando alcance la edad de jubilación,
según art. 3 de L 27/2011).
Definición:
Esta es la prestación económica que se abona al trabajador una vez que cesa en el desarrollo
de su trabajo al cumplir una determinada edad. Para tener derecho a la prestación deben
cumplirse los requisitos señalados en el art. 205.1 TRLGSS, que son cumplir la edad de 67 años
(o 65 si se acreditan 38 años y 6 meses de cotización) y haber cotizado al menos 15 años a la
Seguridad social. No obstante, hay que tener en cuenta la D.T.7ª de la TRLGSS sobre aplicación
paulatina de la edad de jubilación y años cotizados, de manera que desde el 1 de enero de
23
2013 existe un incremento de la edad de jubilación, a lo largo de un período transitorio, que
implicará que a partir del año 2027 la edad de jubilación se fije en 67 años.
Por último, hay que señalar, que dado que la jubilación es una prestación que se abona como
consecuencia del cese en el trabajo al cumplir una determinada edad, es requisito
indispensable que se haya cesado en la prestación de trabajo, tal como señala expresamente
el art. 204 TRLGSS.
Establece el art 204 TRLGSS que la acción protectora derivada de la prestación de jubilación
consiste en el abono de una pensión vitalicia. La cuantía de la prestación se calcula, aplicando a
una base reguladora un determinado porcentaje que es distinto en función del número de
años que el trabajador ha cotizado a la Seguridad Social.
En cuanto a la base reguladora, la regla es la siguiente (art. 209 TRLGSS): como regla general
es el resultado de dividir por 350 las 300 bases de cotización mensual anteriores al momento
del cese en el trabajo (las bases correspondientes a los 24 meses anteriores al mes previo a la
jubilación se computan por su valor nominal, pero las restantes bases se actualizan de
conformidad al IPC según la fórmula del art. 209.1 TRLGSS). Pero esta base reguladora se
ampliará de forma gradual, según la DT 8ª, a partir del 1 de enero de 2013 y hasta el 1 de
enero de 2022 (Durante 2018 será el resultado de dividir por 294 las bases de cotización
durante los 252 meses inmediatamente anteriores al mes previo al del hecho causante). Caso
de existir lagunas de cotización (por el hecho de que el trabajador, durante dicho período de
trabajo no haya desarrollado trabajo en algún momento), se integrarán las lagunas (las
primeras 48 mensualidades se integrarán con la base mínima y el resto con el 50% de dicha
base mínima).
A dicha base reguladora se aplicará un porcentaje que varía en función del número de años
cotizados a la Seguridad Social (art. 210 TRLGSS)
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El derecho a la pensión de jubilación, si se cumplen los requisitos, nace con el cese de la
actividad laboral, de manera que los efectos económicos de la misma empiezan a disfrutarse a
partir del día siguiente al cese de la actividad. Para ello es necesario solicitar la prestación (se
puede presentar anticipadamente). El derecho a la prestación se mantiene hasta el
fallecimiento del beneficiario, salvo si regresa al trabajo.
a) Jubilación a la edad fijada por la ley vinculada a que se contrate a un trabajador para
sustituir al jubilado (contrato de relevo): art. 215.2 TRLGSS
b) Acceso a la jubilación anticipada por causa no imputable al trabajador: art. 207 TRLGSS
c) Acceso a la jubilación anticipada que deriva de la voluntad del interesado: art. 208 TRLGSS
Cabe la posibilidad de jubilación parcial, manteniendo parte de la actividad laboral (art. 215
TRLGSS.
Definición:
Para poder acceder a la prestación hay requisitos que recaen tanto sobre el causante como
sobre el beneficiario.
Con carácter general, al causante se le exige cumplir los requisitos generales de estar afiliado y
en alta (o alta asimilada) y haber cubierto un período de cotización si el fallecimiento se
produce por enfermedad común (500 días dentro de los cinco años inmediatamente anteriores
al fallecimiento). Si se trata de supuestos de fallecimiento por enfermedad profesional o por
accidente de trabajo o accidente común no se exige período de carencia. En aquellos casos de
riesgos profesionales con incumplimiento de las obligaciones empresariales de afiliar o dar de
alta, se aplica el principio de alta presunta o de pleno derecho (art. 166.3 TRLGSS).
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generar derecho a las prestaciones de muerte y supervivencia, siempre que acrediten un
período mínimo de cotización de 15 años.
Los beneficiarios deben cumplir a su vez las exigencias que establece el ordenamiento.
Pueden acceder a la prestación de viudedad, el cónyuge supérstite, sea hombre o mujer, sin
que pueda establecerse en este sentido discriminación alguna. No obstante, se ha de
demostrar que habían contraído matrimonio.
Las pensiones de viudedad son compatibles con el trabajo y con pensiones de jubilación o
invalidez.
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b) En cuanto a los beneficiarios de la pensión de orfandad (art. 225 TRLGSS) se les exige que
sean menores de 18 años, si bien esta edad se eleva a 22 años cuando el hijo no efectúa
trabajos lucrativos con ingresos equivalentes al 75% del salario mínimo interprofesional,
pudiendo elevarse a 24 años cuando haya orfandad absoluta (tanto de padre como de madre),
o diversidad funcional igual o superior al 33%. Además, también es posible que accedan a la
pensión los hijos del cónyuge superviviente aportados al matrimonio, siempre que, además de
la edad antes señalada, dicho matrimonio se haya celebrado dos años antes del fallecimiento,
que convivieran con el causante y a sus expensas, que no tengan derecho a otra pensión de
Seguridad Social ni haya familiares con obligación de prestar alimentos, y que el otro
progenitor (que no es cónyuge del causante), haya muerto.
Debe tenerse en cuenta que la suma de las pensiones de viudedad, más las de orfandad, no
pueden superar todas juntas el 100% de la base reguladora sobre las que se calculan; de
manera que si se superan deberán reducirse las de orfandad y mantenerse la de viudedad.
5.2.2.6 Desempleo
Definición:
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El desempleo parcial se genera cuando el trabajador ve reducida temporalmente su jornada
ordinaria de trabajo, a través de expediente de regulación de empleo (se requiere, por tanto,
autorización administrativa), entre un mínimo del 10% y un máximo del 70%; siempre que el
salario se reduzca en un porcentaje análogo.
Además, hay dos niveles distintos de protección: el contributivo y el asistencial; si bien, pese a
la denominación, hay que señalar que en realidad el desempleo asistencial no es una
prestación no contributiva, pues como vamos a ver se exige previa cotización de los
trabajadores.
A. El nivel contributivo tiene como objetivo facilitar prestaciones sustitutivas del salario como
consecuencia de la pérdida del empleo, la suspensión del contrato o la reducción de la jornada
de trabajo. La prestación asistencial tiene carácter complementario, ya sea por cobrarse una
vez que ha finalizado la prestación contributiva, o bien por no tener el beneficiario derecho a la
prestación contributiva.
En cuanto al nivel contributivo, los requisitos exigidos para tener derecho a la prestación, son
los siguientes (art. 266 TRLGSS):
- Los beneficiarios deben estar afiliados y en situación de alta o situación asimilada al alta
- Que el trabajador haya cubierto un período mínimo de cotización de 360 días dentro de los
seis años anteriores a la pérdida o reducción de la jornada de trabajo.
- No haber cumplido la edad general de jubilación. Esto significa que no es posible tener
derecho a la prestación cuando se haya cumplido esta edad.
- Que se encuentren en situación legal de desempleo. Con carácter general se estiman como
situación legal de desempleo la extinción de la relación laboral por diferentes vías, la
suspensión del contrato por expediente de regulación de empleo (art. 47 ET), reducción de la
jornada ex art. 47 ET y otros supuestos diferentes.
-Acreditar formalmente su disposición para buscar empleo, firmando el compromiso de
actividad.
B. En cuanto al nivel asistencial, consta de una prestación económica y del abono por la
Seguridad Social de las cotizaciones para las prestaciones de asistencia sanitaria, protección a
la familia y jubilación (es, por tanto, una cotización reducida). Existen diferentes modalidades
de la prestación asistencial por desempleo, de manera que los requisitos para acceder a cada
una de ellas, la duración y cuantía de la prestación varían en función de la modalidad del
subsidio. Estas modalidades son: subsidio por desempleo, subsidio por desempleo para
mayores de 52 años; subsidio especial para trabajadores mayores de 45 años que hayan
agotado una prestación de desempleo (contributiva) de 24 meses.
En primer lugar nos encontramos con el subsidio por desempleo (art. 274 TRLGSS).
Tienen derecho al mismo, aquéllos que figuren inscritos como demandantes de empleo, al
menos durante un mes, sin que hayan rechazado oferta de empleo adecuado, ni haberse
negado a participar en acciones de formación profesional. También se requiere que el
beneficiario carezca de rentas de cualquier tipo, superiores al 75% del SMI (excluida la parte
proporcional de las pagas extraordinarias). Además, el beneficiario ha de encontrarse en
alguna de las siguientes situaciones:
1º Haber agotado prestación del nivel contributivo y tener responsabilidades familiares (se
entiende por ellas tener a cargo al cónyuge, hijos menores de 26 años o mayores
incapacitados, así como menores de 18 años acogidos, cuando la renta familiar incluida la del
solicitante, dividida por el número de miembros de la unidad familiar, no supere el 75% del SMI
excluida la parte proporcional de las pagas extraordinarias).
2º Haber agotado prestación del nivel contributivo, no tener responsabilidades familiares y ser
mayor de 45 años.
3º Ser emigrante retornado a España y no tener derecho a prestación contributiva de
desempleo.
4º Haber sido liberado de presión y no tener derecho a la prestación contributiva de
desempleo, siempre que la privación de libertad haya sido por tiempo superior a 6 meses.
5º Haber sido declarado capaz o inválido en grado de invalidez permanente parcial como
consecuencia de una revisión del grado de invalidez.
6º Estar en situación legal de desempleo, no tener derecho a la prestación contributiva por
falta de carencia, haber cotizado al menos tres o seis meses e inscripción como demandante de
empleo.
En estos casos el beneficiario tiene derecho a una prestación equivalente al 80% del IPREM.
Como regla general, la duración de la prestación es de 6 meses, prorrogables hasta los 18
meses, si bien existen diferentes reglas especiales recogidas en el art. 277 TRLGSS.
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En segundo lugar encontramos el subsidio de mayores de 55 años, al cual pueden
acceder los desempleados inscritos como demandantes de empleo y que hayan firmado el
compromiso de actividad, siempre que hayan cumplido los 55 años, que hayan cotizado
durante al menos seis años a lo largo de su vida laboral y que carezcan de rentas superiores al
75% del SMI. Tales sujetos podrán acceder a la protección por desempleo cuando se
encuentren en alguno de estos supuestos:
1º Haber agotado una prestación contributiva.
2º Ser emigrante retornado sin derecho a pensión.
3º Ser liberado de prisión, siempre que no tenga derecho a prestación contributiva y haya
permanecido en prisión más de seis meses.
4º Haber sido declarado capaz o inválido en grado de invalidez permanente parcial como
consecuencia de una revisión del grado de invalidez.
5º Estar en situación legal de desempleo y no tener derecho a la prestación contributiva, por
no haber cubierto el período de carencia.
6º Haber permanecido inscrito como demandante de empleo desde el agotamiento de una
prestación contributiva o subsidio asistencial, hasta cumplir los 55 años.
En estos casos el beneficiario tiene derecho a una prestación equivalente al 80% del IPREM,
manteniéndose el percibo del mismo hasta alcanzar la edad general de jubilación
En tercer lugar está el subsidio especial para mayores de 45 años que hayan
agotado una prestación del nivel contributivo de desempleo de 24 meses de duración.
En este caso los requisitos exigidos consisten en tener cumplidos los 45 años, haber agotado
una prestación por desempleo contributivo de 720 días de duración y carecer de rentas de
cualquier naturaleza superior al 75% del SMI.
La cuantía de la prestación consiste en un 80% del IPREM cuando no tenga familiares a su cargo
o se tenga un familiar a cargo; si son dos familiares a cargo la cifra se eleva al 107% del IPREM;
y si son tres o más familiares, se eleva al 133%. La duración de esta prestación es de seis
meses.
b) En cuanto a las pensiones de invalidez no contributiva, los requisitos están regulados en los
arts. 363 y 364 TRLGSS:
- El beneficiario debe tener, al menos, 18 años, y como máximo, 65 años (si se cumple la
pensión de invalidez pasa a considerarse jubilación no contributiva).
- Debe haber residido legalmente en territorio español durante al menos cinco años, de los
cuales dos de ellos han de ser inmediatamente anteriores a la fecha de la solicitud de la
pensión.
- Debe estar afectado por una minusvalía igual o superior al 65%.
Junto con los requisitos anteriores, también existe un requisito de carácter general, aplicable
tanto a las pensiones de jubilación o invalidez en su modalidad no contributiva, encontrarse en
situación de necesidad, lo cual se objetiva de una manera relativamente simple: estimando que
se encuentra en dicha situación todo aquél que carezca de recursos económicos suficientes. A
estos efectos se fija un límite mínimo de renta, de manera que si el solicitante queda por
debajo del mismo, se tendrá derecho a la protección; concretamente, para el año 2018, está
fijado en 5.178,60 euros anuales.
c) Pensión no contributiva de jubilación, se regula en los arts. 369 y ss. de la TRLGSS. A tenor
de este precepto, tienen derecho a esta pensión las personas que:
- Hayan cumplido los 65 años de edad.
- Carezcan de rentas o ingresos en cuantía superior a los límites establecidos en el art. 363
TRLGSS; es decir, el límite de rentas analizado en la pensión no contributiva de invalidez.
- Deben haber residido legalmente en territorio español durante diez años entre la edad de
dieciséis y la edad del devengo de la pensión, de los cuales dos han de ser consecutivos e
inmediatamente anteriores a la solicitud de la prestación.
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La cuantía de la prestación se calcula de idéntica manera a la analizada en la prestación no
contributiva de invalidez no contributiva.
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