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La Sirenita

Autora: Isabel Tapiador

(Unas ondulaciones marinas ocupan de lado a lado la escena. Vemos cangrejos, pulpos bailoteando
entre las olas, a la vez que cantan:)

CORO MARINO.-
-¡Fiesta, fiesta de cumpleaños,
la sirenita cumple dieciocho años,
puede ver a los humanos.
Fiesta, fiesta de cumpleaños!

(Repiten la estrofa varias veces, la sirenita aparece entre ellos, girando feliz e intercalando entre los
versos “-¡yupiii!”, “-¡bieeeen!”, “-¡por fin!”…
Queda sola en escena la sirenita, flotando en las aguas)

SIRENITA.-
Por fin puedo ver a los humanos, esta tarde me acercaré a la playa, donde está el castillo. -¡Qué
emocionante!
(Desaparece entre las olas, aparecen dos cangrejos)
CANGREJOS.-
-¿Qué pasará, qué pasará?
-¿Al príncipe verá?
-¿Se enamorará?
-¡Ven y chócala!
(Chocan las pinzas y se hunden en el mar)
(El mar se retira hacia la izquierda, ocupando la mitad del espacio. La otra mitad es ocupada por una
playa y un castillo.
Entra la sirenita emocionada)
SIRENITA.-
-¡Qué pasará, qué pasará!
(En lo alto del castillo aparece el príncipe, la sirenita se medio oculta entre las olas, el príncipe suspira)
SIRENITA.-
-¡Qué guapo!
PRÍNCIPE.-
-¡Atardece, y mi amor no aparece!
SIRENITA.-
-¡Qué sensible!
PRÍNCIPE.-
-¿Qué es lo que oigo?
Será el susurro del mar.
SIRENITA.-
-¡Cada segundo le quiero más!
PRÍNCIPE.-
-¿Qué ven mis ojos?
Será el reflejo del sol en las olas.
SIRENITA.-
-¡Ay!
PRÍNCIPE.-
-¡Ay! -¡Anochece, y mi amor no aparece!
(Sale de escena)
(La sirenita se acerca hasta la orilla y se sienta en el borde de la escena, podemos ver su cola de pez)
SIRENITA.-
-¡Loquita de amor me encuentro,
quiero ser su princesa,
o me cambio de cuento!
(Entre las olas aparece otra sirena, llamada Gamilda)
GAMILDA.-
-¿Qué tonterías estás diciendo?
SIRENITA.-
-¡Qué susto!
GAMILDA.-
-¡Ven aquí ahora mismo, Lucinda!
(La sirenita obedece)
GAMILDA.-
Nosotras no podemos mezclarnos con los humanos.
SIRENITA.-
Pero…
GAMILDA.-
-¡Pero… Ya te estás olvidando de ese cursi! -¡Vamos!
SIRENITA.-
-¡No le llames cursi!
(Desaparecen entre las olas. Aparecen dos pulpos)
PULPOS.-
Lucinda no le olvida,
enamorada está.
Lucinda quiere ser humana,
a ver a la bruja irá.
-¡Oooohhh!
-¡A ver a la bruja irá!
(Desaparecen en el mar y el mar también. Ahora vemos la cueva de la bruja, llena de algas, pucheros y
pócimas. La bruja está mirando su bola de cristal)

BRUJA.-
-¡Vaya, ya llega esta jovenzuela!
SIRENITA.-
(Asomándose)
-¡Ay, señora bruja; ay, señora bruja!
BRUJA.-
-¡Pasa, pasa! Ya sé a lo que has venido.
(La sirenita entra y se sienta, volvemos a ver su cola de pez)
BRUJA.-
Complicado es. Ésto es lo único que te puedo ofrecer.
(La sirenita recoge el tarro con la pócima que le ofrece la bruja)
SIRENITA.-
-¿Qué debo hacer?
BRUJA.-
Cuando, para ver a tu príncipe, en tierra estés,
la pócima has de beber.
Hasta las doce de la noche
piernas humanas tendrás.
Si no le enamoras,
pez otra vez serás.
SIRENITA.-
-¡Es muy poco tiempo!
BRUJA.-
-¡Así son las cosas, niña! El amor es complicado. -¡Hala, hala!
SIRENITA.-
Gracias, señora.
(Se va)
BRUJA.-
-¡Mmm! Tendré que estar pendiente. En el fondo, soy una bruja buena.
(Desaparecen cueva y bruja, de nuevo vemos el mar, la playa y el castillo.
Llega nadando la sirenita, y ya en tierra:)
SIRENITA.-
-¡Oh príncipe, mi príncipe!
(Toma la pócima, tira el tarro al mar con mucho sentimiento y cae desmayada.
Aparece el príncipe en lo alto del castillo)
PRÍNCIPE.-
Me ha parecido oír una linda voz.
(Ve a la sirenita)
-¡Oh! -¿El destino me ha traído a mi amada? -¡Yo te salvaré!
(Sale, llega al lado de la sirenita y la incorpora entre sus brazos)
-¡Oh, bellísima criatura!
Sin duda has naufragado… o el sol te ha achicharrado.
(La sirenita despierta)
SIRENITA.-
-¡Oh príncipe, mi príncipe!
(El príncipe la sienta en el borde de la escena, podemos ver que ya tiene piernas)
PRÍNCIPE.-
-¡Oh, grandes ojos azules como el mar!
SIRENITA.-
-¡Sólo a mi príncipe pueden amar!
(Se oye la voz del rey)
REY.-
Rodolfo, -¿dónde estás?
PRÍNCIPE.-
-¡Mi padre! Ven, vamos a escondernos.
(La sirenita se levanta y sigue al príncipe. Se da cuenta de que tiene piernas y empieza a saltar como
loca, de alegría)
SIRENITA.-
-¡Ji, ji…ji, ji, ji…ji, ji…!
(Volvemos a oír al rey)
REY.-
-¡Rodolfo!
PRÍNCIPE.-
-¡Corre, que nos va a encontrar!
(Desaparecen detrás del castillo. Vemos al rey en lo alto del mismo)
REY.-
Este hijo no se me centra. -¡Rodolfo! No está mirando el mar. -¡Pse! Se habrá ido a contar estrellas. -
¡Ay!
(Aparecen los enamorados, ríen y danzan juntos. El sol surca el cielo y sube la luna. Se acurrucan en
la orilla del mar)
PRÍNCIPE.-
Lucinda, yo…
SIRENITA.-
-¿Siii?
PRÍNCIPE.-
Yo…
SIRENITA.-
-¿Siii?
REY.-
(En lo alto del castillo, con un candil en la mano)
-¡Te pillé! -¿Pero qué haces con esa desmelenada?
PRÍNCIPE.-
-¡Pero padre!
(Un búho pasa volando)
BÚHO.-
-¡Uhh, uhh! -¡Doce menos cinco, son las doce menos cinco! -¡Uhh, uhh!
REY.-
-¡Quita bicho!
(El búho sale de escena)
SIRENITA.-
-¡Oh no, tengo que irme!
PRÍNCIPE.-
-¡Oh no!
SIRENITA.-
Rodolfo, -¿tú me quieres?
REY.-
-¡Con la princesa Tulipa te debes casar y nuestros reinos juntar.
PRÍNCIPE.-
-¡Pero padre!
SIRENITA.-
-¡Rodolfo!
(Pasa el búho)
BÚHO.-
-¡Uhh, uhh! -¡Van a dar las doce, van a dar la doce! -¡Uhh, uhh!
REY.-
-¡Bicho, que te como!
(El búho pasa al lado del rey y le quita el candil, el rey intenta cogerlo y se da un gran batacazo,
dejamos de verle. El búho sale de escena)
SIRENITA.-
-¡Adiós, Rodolfo!
(La sirenita se lanza al mar y, de inmediato, entre las olas, vemos que vuelve a tener cola de pez)
PRÍNCIPE.-
-¿Qué ven mis ojos?
SIRENITA.-
-¡Adiós, Rodolfo!
(Aparece la bruja, volando en su escoba)
BRUJA.-
-¡Espera niña!
(Mientras suelta unos polvos brillantes sobre el mar)
-¡Mozalbete, ve con ella, si la amas de verdad!
PRÍNCIPE.-
-¡Yo la amo, pero no sé nadar!
SIRENITA.-
-¡Dame la mano y nada te pasará!
PRÍNCIPE.-
-¡Allá voy, sirena de mis amores!
(Se lanza al mar)
BRUJA.-
-¡Y ahora, amaos de verdad, porque hechizos no me quedan ya!
(Sale volando)
(Vemos a los dos enamorados juntos en el mar)
PRÍNCIPE.-
-¡Lucinda!
SIRENITA.-
-¡Rodolfo!
(Se zambullen y vemos sus dos colas de pez, Rodolfo es “sireno” también. Se alejan entre las olas)
(Desaparecen el castillo y la playa, el mar vuelve a ocupar toda la escena. Entran cangrejos y pulpos)
CORO MARINO.-
-¡La sirenita es feliz
y el príncipe también.
Juntos en el mar,
su propio reino tendrán!
-¡Oooohhh!
-¡Su propio reino tendrán!

FIN
Hansel y Gretel o La Casita de Dulce
Autora de esta adaptación: Isabel Tapiador

(La escena está flanqueada por unos árboles, estamos en el bosque. Entra Hansel
corriendo)
HANSEL.-
-¡Corre, Gretel, a ver si me alcanzas!
GRETEL.-
(En off)
-¡Espera, no corras tanto!
(En el centro de la escena, Hansel tropieza y se cae, entra Gretel)
GRETEL.-
-¡Ya te veo!
(Viene tan lanzada, que tropieza con él, se levanta y da saltitos de contenta)
GRETEL.-
-¡Te alcance, te alcancé!
HANSEL.-
-¡Ay, qué coscorrón!
-¡Vamos a jugar al escondite, tú te la ligas, tienes que contar hasta diez!
(Sale pitando a esconderse)
GRETEL.-
-¡Jo, siempre me la ligo yo!
(Mira a su alrededor. En voz alta, a su hermano Hansel:)
-¡Nos estamos alejando mucho, nos vamos a perder!
HANSEL.-
(Off)
-¡Cobardica!
GRETEL.-
-¡Ahora verás!
(Se tapa la cara con las manos y cuenta)
Uno, dos, tres,… y diez. -¡Hansel!
HANSEL.-
(Off)
-¡Gretel!
(Gretel sale por la izquierda, se asoma por la derecha)
GRETEL.-
-¡Hansel!
(Sale)
HANSEL.-
(Se asoma por la izquierda)
-¡Gretel!
(Sale)
(Vuelven a asomarse y a llamarse, cada uno por el lado contrario al de la vez
anterior)
(Se hace de noche, una luna surca el cielo, los árboles desaparecen y otros,
tenebrosos y misteriosos, ocupan su lugar.
Por cada lado de la escena entra uno de los niños, asustados, caminan
sigilosamente hacia atrás, se chocan en el centro)
HANSEL/GRETEL.-
-¡Aaay!
GRETEL.-
-¡Qué susto!
HANSEL.-
-¡Y tú!
GRETEL.-
-¿Dónde estamos?
HANSEL.-
No lo sé.
(Breve pausa, se miran, se ponen de espaldas uno contra otro y giran despacio
para poder vigilar a su alrededor, se oyen sonidos del bosque)
GRETEL.-
Hace frío.
HASEL.-
Y hambre.
GRETEL.-
Aquí no nos podemos quedar.
HANSEL.-
Dame la manita.
GRETEL.-
Toma la manita.
(Salen de escena caminando sigilosamente, mirando a todos lados)
(Vuelven a entrar, van recorriendo la escena)
GRETEL.-
-¡Qué sueño tengo!
HANSEL.-
Cada vez nos perdemos más.
(Se oye un ulular, los hermanos se abrazan)
GRETEL.-
-¿Qué es eso?
HANSEL.-
-¡No sé!
(De repente, un búho enorme pasa aleteando, en vuelo rasante, sobre sus
cabezas, les mira y se va)
HANSEL/GRETEL.-
-¡Aaaay!
GRETEL.-
-¡Qué susto!
HANSEL.-
-¡Bah, sólo era un búho!
GRETEL.-
-¡Pero tú también te has asustado!
HANSEL.-
-¡Bah!
GRETEL.-
-¡Bah!
HANSEL.-
-¡Mira, allí veo una luz, seguro que es una casa!
GRETEL.-
-¡Qué bien, vamos para allá!
(Mientras salen de escena)
HANSEL.-
-¿Nos darán de cenar?
GRETEL.-
-¡Me comería un bizcocho entero!
HANSEL.-
-¡Y yo ciento quince galletas!

(Desaparecen los árboles, llegamos a un claro del bosque donde está la casa de
la bruja. Es toda de dulce, chocolate, galleta, turrón, nata, azúcar…
Llegan Hansel y Gretel)

HANSEL.-
-¡Aquí está!
(Se quedan paralizados mirando la casita)
GRETEL.-
-¡Chocolate!
HANSEL.-
-¡Galleta!
GRETEL.-
-¡Mazapán!
HANSEL.-
-¡Bizcocho!
HANSEL/GRETEL.-
-¡Uoh, uoh, uoooohh!
(Se lanzan a chupetear y comer trozos de la casita. Por una ventana asoma la
bruja, los niños no la ven)
BRUJA.-
-¡Ji, ji, ji, ji, ji!
(Desaparece de la ventana, entra en escena)
BRUJA.-
-¡Hola, pequeñuelos!
HANSEL/GRETEL.-
-¡Qué susto!
BRUJA.-
-¿Qué hacéis comiéndoos mi casita? -¿Mmm?
GRETEL.-
Perdone, señora.
HANSEL.-
Es que nos hemos perdido en el bosque y tenemos mucha, mucha hambre.
BRUJA.-
Bueno pequeñuelos, entrad, entrad. Estaréis calentitos y comeremos, digo
comeréis tranquilitos.
(Los niños no se fían mucho, esta señora es muy rara)
BRUJA.-
-¡Adentro he dicho!
GRETEL.-
Sí, señora.
HANSEL.-
No se enfade.
(Entran los tres en la casita, ésta desaparece de escena y aparecen elementos del
interior, tenemos una gran jaula, un enorme horno de ladrillo, al lado un todavía
más enorme montón de leña y diversos muebles y enseres)
(Los niños entran a empujones de la Bruja)
BRUJA.-
-¡Vamos, pasad, pasad, pasad. Se me está helando la nariz! -¿A que os gusta mi
casita?
(Silencio)
BRUJA.-
-¡A que sí!
HANSEL/GRETEL.-
-¡Sí señora, sí señora!
HANSEL.-
-¡Qué jaula tan grande!
BRUJA.-
(Se acerca a la jaula y abre la puerta)
No te asustes, es una jaula mágica, desde dentro se ve todo más bonito.
HANSEL.-
-¿Ah siii?
BRUJA.-
Se ve de colores, primero verde, luego rojo, luego azul…
HANSEL.-
-¿A ver?
GRETEL.-
-¡Hansel!
(Hansel asoma la cabeza)
BRUJA.-
-¡Entra, entra y verás!
(Le da un empujón, Hansel cae dentro de la jaula y la Bruja cierra la puerta con
llave)
BRUJA.-
-¡Será bobo!
GRETEL.-
-¡Hansel!
HANSEL.-
-¡Mala, mala!
BRUJA.-
-¡Come y calla!
(Le va echando por entre los barrotes trozos de pan y mazapán)
-¡Pan y mazapán, pan y mazapán para que puedas engordar, engordar, engordar!
Y cuando estés bien gordito…-¡Te comerééé! -¡Jiiii, ji, ji, ji, ji!
GRETEL.-
-¡Hansel!
BRUJA.-
-¡Y tú, pesada, a barrer!
(Una escoba aparece y llega hasta las manos de Gretel, que no sabe qué hacer)
BRUJA.-
-¡Un, dos, un, dos!
(Gretel comienza a barrer)
BRUJA.-
-¡Eso es, a barrer, fregar, cocinar y todo lo demás! Yo me voy a echar un ratito.
(Bosteza, sale)
(Gretel suelta la escoba y va hacia la jaula)
GRETEL.-
-¿Qué vamos a hacer?
BRUJA.-
(Asoma la cabeza)
-¡Os estoy vigilando, tú, a barrer y tú, a comer!
(Los niños obedecen, desaparece la bruja)
(Los personajes paran sus movimientos, queda la imagen “congelada”•. Aparece
un gran cartel en medio de la escena en el que podemos leer “Una semana
después”, desaparece hacia abajo)
(Gretel está sentada al lado de la jaula de Hansel)
GRETEL.-
Tenemos que escapar.
HANSEL.-
-¡Tengo una idea! Hay muchísima leña, si la echamos toda a la vez en el horno,
saldrán unas llamas tan grandes que…
GRETEL.-
Que la casita, como es de dulce, se derretirá.
HANSEL.-
-¡Eso es! -¡Y la bruja, sin su casa, perderá su poder!
GRETEL.-
-¡Bieeen, bieeeen!
BRUJA.-
(Entra)
-¿Qué son estas voces? -¡Me habéis despertado! Tú, holgazana, -¿quieres que te
ponga la escoba de peineta?
(Gretel se pone a barrer. La bruja abre la jaula)
A ver tú, sal de ahí que te vea bien.
(Hansel sale de la jaula, la bruja le toquetea aquí y allá, como cacheándole)
Bah, este niño no engorda. -¡No espero más, hoy mismo le asaré en el horno! -
¡Venga a la jaula, a la jaula!
(La Bruja bosteza)
-¡Qué sueño tengo!
(Hansel entra en la jaula, la bruja cierra de un portazo, pero con el sueño, se
despista y no echa la llave)
Tú niña, ve encendiendo el horno, cuando esté calentito avísame. Me voy a echar
un ratito, -¡qué sueño!
(Sale)
(Los hermanos hablan bajito)
GRETEL.-
-¡No ha echado la llave!
(Hansel empuja la puerta y ésta se abre, se abrazan en silencio)
HANSEL.-
Vamos a encender el horno.
(Ponen un poco de leña en el horno, “prenden un fósforo”• y lo echan dentro. Los
hermanos esperan abrazados, enseguida unas llamas se ven dentro del horno)
HANSEL/GRETEL.-
(Bajito)
-¡Bieeeen!
(Empiezan a echar más y más leña, las llamas, cada vez más grandes, salen por
la puerta del horno, hasta que prenden fuera y la casa comienza a arder por
dentro)
HANSEL.-
-¡Lo hemos conseguido!
GRETEL.-
-¡Vámonos, deprisa!
(Salen de escena, seguimos viendo llamas que se multiplican aquí y allá, cada vez
más grandes, todos los elementos empiezan a desaparecer hacia abajo,
cambiamos al exterior de la casa. Vemos como ésta se “derrite”• entre las llamas,
Hansel y Gretel aparecen en escena desde el interior de la casa)
GRETEL.-
-¡Mira, Hansel, se está derritiendo enterita!
HANSEL.-
-¡Huele a chocolate caliente!
(La casa desaparece entre la llamas, de las que surge la bruja, volando en su
escoba)
BRUJA.-
-¡Niños, qué habéis hecho, sin mi casa he perdido todo mi poder!
HANSEL.-
-¡Te hemos ganado, bruja mala!
BRUJA.-
-¡De eso nada, volveré!
HANSEL.-
-¡No te atreverás y si te atreves..!
GRETEL.-
-¡…Te volveremos a ganar!
BRUJA.-
-¡Ay! Se me está quemando la escoba. -¡Socorroooo!
(Se va volando)
HANSEL/GRETEL.-
-¡Bieeeen, lo hemos conseguido!
GRETEL.-
-¡Vámonos a casa!
HANSEL.-
-¡Dame la manita!
GRETEL.-
-¡Toma la manita!
(Al público)
HANSEL.-
No tengáis miedo de la bruja.
GRETEL.-
Juntos la podéis vencer.
HANSEL.-
Si sois valientes.
GRETEL.-
Sabréis lo que hacer.
HANSEL/GRETEL.-
-¡Adiós a todos, hasta la próxima!
(Salen de escena de la mano, repitiendo “no tengáis miedo de la bruja…”)

FIN
Romeo y Julieta – Historia de amor junto a una maceta
Autor: José Luis García

(Un jardín, con arbustos y macetas con flores. En un extremo, un edificio con un
balcón).
(Julieta asoma en el balcón. Busca a alguien en el jardín).
JULIETA.-
Romeo, Romeo. -¿Dónde estás?, que no te veo.
ROMEO.-
(Que se incorpora junto a una maceta con flores).
-¡Aquí, Julieta!, junto a esta maceta.
JULIETA.-
-¡Oh, mi amor!
ROMEO.-
Tú eres mi flor.
(Coge una flor de la maceta, con la intención de arrancarla, pero tira de ella, más
no puede sacarla del tiesto; tira de ella, hasta que finalmente cae Romeo al suelo,
cuan largo es. Inmediatamente se levanta de un salto casi atlético).
Estoy bien, amor mío.
(Cae de nuevo al suelo).
JULIETA.-
-¿Romeo?… No dice ni pío.
(El padre de Julieta aparece en el balcón, junto a su hija; viene del interior del
edificio).
PADRE.-
-¿Con quién hablas, hija?
JULIETA.-
Hablo contigo, padre.
PADRE.-
No trates de liarme. -¿No estará por aquí ese Romeo?
JULIETA.-
-¿Romeo?, no creo; no lo veo.
PADRE.-
Ya sabes que te he prohibido que te veas con ese sinvergí¼enza, hijo del odiado
Montesco.
JULIETA.-
-¿Y por qué odiamos a los Montesco?
PADRE.-
Ni remota idea, hija. Mi padre ya los odiaba, igual que mi abuelo.
JULIETA.-
Eso no tiene sentido.
PADRE.-
Nada tiene sentido en esta vida. Yo lo único que quiero es que mis nietos odien a
los Montesco.
(Sale el Padre).
JULIETA.-
(Después de comprobar que su padre se ha alejado).
Romeo, -¿dónde estás?, que no te veo.
ROMEO.-
Aquí, Julieta, aplastado junto a la maceta.
(Se incorpora).
JULIETA.-
-¿Qué podemos hacer?, ya has oído a mi padre.
ROMEO.-
No desesperemos. Cuando los enamorados tienen problemas, el destino acude en
su ayuda.
JULIETA.-
-¿Y esa tontería?
ROMEO.-
La leí en un libro de teatro. Al fin y al cabo, la vida es un teatro inmenso.
CONDE PARIS.-
(En off).
-¿Dónde estás Julieta?
JULIETA.-
Escóndete, Romeo; es el Conde Paris. Le diré que mi padre no me deja
enamorarme de él.
ROMEO.-
Ese Conde Paris es un cursi.
JULIETA.-
Y también el hijo bastardo del rey. -¡Escóndete!
(Romeo se oculta).
(Entra el Conde Paris).
CONDE.-
-¿Cuándo te casarás conmigo, Julieta?
JULIETA.-
Sabes que no puedo. Mi padre no te ve con buenos ojos.
CONDE.-
-¿Cómo va a hacerlo, si es tuerto?
(Aparece el Padre en el balcón, tiene una maceta en sus manos).
PADRE.-
Sinvergí¼enza, Montesco.
JULIETA.-
No padre, no es…
PADRE.-
Calla, no lo defiendas.
(Arroja la maceta por el balcón y ésta da en plena cabeza al Conde, que cae al
suelo, no sabemos si desmayado o muerto).
JULIETA.-
Era el Conde Paris.
PADRE.-
-¿Qué quieres decir con “era”?
JULIETA.-
Le has dado con la maceta en todo el colodrillo.
PADRE.-
Maldición de faisán. Ese Conde era el hijo bastardo del Rey. Iré a la cárcel.
(Romeo se levanta del suelo).
ROMEO.-
Yo puedo llevármelo, señor. Y dejarlo tirado junto a una taberna. Pensarán que ha
sido una pelea entre borrachos.
PADRE.-
-¡El Montesco!
JULIETA.-
(Que trata de disimular).
-¿De dónde sales, Romeo?
ROMEO.-
(Sin enterarse).
De donde siempre, Julieta, de al lado de la maceta.
PADRE.-
-¿Qué haces aquí, Montesco?
ROMEO.-
Amo a Julieta.
JULIETA.-
Yo nada sabía.
ROMEO.-
-¿No serás sorda como mi tía? Mil veces te lo digo cada día.
PADRE.-
Jamás daré mi consentimiento.
ROMEO.-
Puedo llevarme el Conde y librarle a usted de la cárcel.
PADRE.-
Hazlo.
ROMEO.-
Sólo si acepta nuestro matrimonio.
PADRE.-
No pienso casarme contigo. Además, tengo mujer.
ROMEO.-
No quiero casarme con usted, sino con su hija. Si acepta, me llevaré al Conde.
PADRE.-
Eres un listillo.
ROMEO.-
Liarle a usted es sencillo.
PADRE.-
-¿Eh?
JULIETA.-
Papá, Romeo puede llevarse al Conde y librarte de la cárcel.
PADRE.-
Tendrías que casarte con él.
JULIETA.-
Puedo hacer ese sacrificio por ti, padre.
PADRE.-
Dime Montesco, -¿tu padre te permitirá casarte con una Capuleto?
ROMEO.-
Mi padre no protestará, mientras tenga vino para brindar.
PADRE.-
De acuerdo. Llévate al Conde a la taberna. Y que no falte el vino.
ROMEO.-
Sus deseos son órdenes para mí.
PADRE.-
Comienza a gustarme este muchacho.
(Sale el Padre).
JULIETA.-
Romeo, mi padre tiene razón, eres un listillo.
ROMEO.-
Y te amo como un chiquillo.
JULIETA.-
-¿Y cuándo nos casaremos?
ROMEO.-
Mañana mismo, antes que tu padre cambie de opinión. Adiós Julieta, me llevo al
Conde antes de que despierte.
JULIETA.-
-¿No está muerto?
ROMEO.-
Sólo inconsciente. El Conde es un cabezón. Por eso insisto en que nos casemos
mañana, antes que tu padre descubra que en lugar de muerto, el Conde ha
quedado descompuesto.
JULIETA.-
Eso haremos, Romeo.
ROMEO.-
Adiós Julieta.
(Romeo arrastra al Conde).
No será cadáver, pero pesa como un muerto.
(Sale con el Conde a rastras).
JULIETA.-
Ay, Romeo; te quiero, aún cuando no te veo.
(Entra en la casa).

FIN
Un Pollito y un Gusanito
Autora: Isabel Tapiador

(Aparece en escena un gusanito, avanza lento pero seguro.


Se oyen las voces de Gallina y de Pollito, al oírlas, el gusanito se queda quieto)

GALLINA.-
Pollito, te vas a perder, ven aquí.
POLLITO.-
-¡Ya voy, mami!

(Como no ocurre nada, el gusanito sigue con su caminar, enseguida entra Pollito,
que avanza de frente a él, sin verle)

POLLITO.-
-¡Un, dos, maíz y arroz; un, dos, maíz y arroz!

(Se ven, se quedan inmóviles mirándose en silencio.


El gusanito levanta todo el cuerpo dejando sólo en el suelo la cabeza. Mueve el
cuerpo zarandeándolo, pretende parecer raro y asustar a Pollito, éste está
absorto, mira al gusanito y al público. El gusanito baja el cuerpo y ahora sube al
revés, la cabeza lo primero dejando sólo la parte de atrás en el suelo. Se mueve
hacia los lados, cual serpiente amenazadora. Pollito le mira, hasta que sale de su
ensimismamiento, agarra con el pico al gusanito y lo lleva al otro lado, para que
continúe su camino.
Gusanito grita mientras es trasladado)

GUSANITO.-
-¡No me comas, no me comas!
POLLITO.-
(Lo suelta suavemente)
-¿Comerte?
GUSANITO.-
Los que tenéis pico coméis gusanitos como yo. -¡Déjame, déjame!
POLLITO.-
-¡Ah no! Yo como maíz y arroz. Y prefiero ser tu amigo.
GUSANITO.-
(Enormemente sorprendido)
-¿Ah, síííí?
POLLITO.-
(Aleteando contento)
-¡Síííí! -¡A dónde vas?
GUSANITO.-
Quiero volver a mi casa, me puse a contar granitos de arena y me perdí.
POLLITO.-
-¡Hala! Yo también me pierdo a veces.
Pero ahora ya sé volar un poquito, si quieres te llevo, porque tú vas muy
despacito.
GUSANITO.-
-¡Uy, qué bien! Al lado de mi casa hay mucho maíz, podrás comer y tendrás
fuerzas para volver.
POLLITO.-
(Aletea emocionado)
-¡Adelante!
(Coge al gusanito con el pico, que se revuelve asustado)
GUSANITO.-
-¡No me comas, no me comas!
POLLITO.-
(Lo suelta de nuevo)
-¡Que no te como, es para llevarte!
GUSANITO.-
-¡Ah, vale; es que como soy tan pequeñito…!
POLLITO.-
(Aleteando emocionado)
-¡Adelante!
(Coge al gusanito con el pico)
GUSANITO.-
-¡Ay, ay, ay!
(Pollito aletea fuerte, se eleva varias veces pero vuelve a caer)

GUSANITO.-
-¿Seguro que sabes volar?
POLLITO.-
(Habla “raro” cuando tiene al Gusanito en el pico).
-¡Que fí, que fí!
GUSANITO.-
Es por allí, al otro lado del río.
POLLITO.-
-¡Afelanteee!
(Consigue elevarse y salen de escena.
Vuelven a entrar, recorren la escena volando)
GUSANITO.-
Tienes que subir más, vamos a tropezar con algo.
POLLITO.-
-¡Que fí, que fí!
(Pollito lo intenta, sube un poco pero vuelve a bajar, así varias veces, salen de
escena)
(En el centro aparece un árbol, oímos a Pollito)
POLLITO.-
-¡Afelanteee!
(Entran en escena a toda velocidad, se dan contra el árbol)
GUSANITO.-
-¡Te lo dije!
(Caen)
POLLITO.-
-¡Ay, qué cansadito estoy!
GUSANITO.-
Ya me has ayudado mucho, seguiré yo solo.
POLLITO.-
-¡De eso nada! Hay que pasar el río, tú solo no puedes.
GUSANITO.-
Esperaré a que venga una barca con humanos y me subiré a ella.
POLLITO.-
-¡Pueden pasar días!
(Empieza a soplar un viento fuerte)
-¡Este viento nos ayudará!
(Se oye el maullido de un gato)
-¡Un gato, nos ha visto; corre!
(Pollito coge de nuevo al gusanito con el pico y eleva el vuelo justo antes de que el
gato, que entra de un salto en escena, les alcance con sus garras)
GUSANITO.-
-¡Por los pelos!
POLLITO.-
-¡Afelante!
(Salen de escena. El gato se queda mirando hacia donde se fueron)
GATO.-
-¡Miaau! Hoy no tengo el día, no doy una.
(Se va)
(Entran Pollito y Gusanito, van cruzando la escena)
GUSANITO.-
-¡Estamos llegando al río!
(De repente, bajan hasta casi tocar el suelo)
GUSANITO.-
-¡Cuidado, no te duermas ahora!
POLLITO.-
-¡Oh! -¡Foy folando! -¡Oh!
(Salen en un volar errático)
(Vemos en escena a un pez grandote nadando, hemos llegado al río.
Desaparece el pez, entran Pollito y Gusanito. Avanzan un poco, Pollito deja de
aletear)
GUSANITO.-
-¡Pollito!
(Pollito aletea, se para)
GUSANITO.-
-¡Pollito!
(Pollito aletea, se para)
GUSANITO.-
-¡Pollito!
POLLITO.-
-¡No puedo mover las alas!
(Caen al agua, chapotean ambos intentando no hundirse)
AMBOS.-
-¡Socorro, nos ahogamos!
(Aparece el pez grandote)
PEZ.-
-¿De dónde habéis salido vosotros?
GUSANITO.-
-¡No nos comas, no nos comas!
PEZ.-
-¡Qué dices, pequeñajo! Yo sólo como algas, soy vegetariano.
POLLITO.-
-¡Qué suerte!
AMBOS.-
-¡Socorrooo!
PEZ.-
-¡Subid, que os llevo!
(Suben al lomo del pez)
AMBOS.-
(Agotados)
-¡Ay!
(Salen de escena por la derecha)
(Por la izquierda, asoma el pez)
PEZ.-
Ya hemos llegado, saltad a tierra.
AMBOS.-
-¡Adelante!
(Saltan)
POLLITO.-
-¡Ya tenemos otro amigo!
GUSANITO.-
-¡Es verdad!
PEZ.-
-¡Claro que sí, hasta la próxima!
(Desaparece, zambulléndose en el agua)
(Por el otro lado de la escena, aparece un señor gusano con grandes bigotes)
GUSANO.-
-¡Pero bueno, Jorgito! -¿Dónde te habías metido?
GUSANITO.-
-¡Papi!
(Habla mientras avanza hacia él)
-¡Me perdí, y me subí a una hoja, y el viento me llevó al otro lado del río, y…
GUSANO.-
-¡Vaya, vaya! -¿Y éste, quién es?
(Pollito aletea nervioso)
GUSANITO.-
Es mi amigo Pollito, me ha traído volando.
GUSANO.-
-¡Vaya, vaya! Entonces, te tienes que quedar a cenar.
(Pollito se acerca)
POLLITO.-
Pero mi mamá Gallina se va a preocupar.
GUSANO.-
-¡No hombre! Ahora le llamamos por teléfono.
POLLITO.-
-¡Anda, nunca me acuerdo del teléfono!
GUSANO.-
-¡Adentro pollo, que ya refresca!
GUSANITO.-
Entra en casa, Pollito.
(Salen de escena padre e hijo)
POLLITO.-
(Al público)
-¡Menudo invento el teléfono!
-¡Hasta la próxima, que ya sabré volar mejor!
GUSANO.-
-¡Pollooo!
POLLITO.-
-¡Ya voy!
(Dice adiós con un ala y sale de escena)

FIN
Caperucita Roja y el Lobo
Autor: José Luis García

(En un extremo de la escena vemos el exterior de la casa de Caperucita. Varios árboles


completan el paisaje).
(Suena una música de misterio. La Luna atraviesa la escena).
(Entra Madre Loba y se acerca hasta una de las ventanas de la casa).
MADRE LOBA.-
Caperucita está dentro. Bien.
(Sale Madre Loba).
(Se escucha el aullido de un lobo).
(Entra el Lobo y se acerca también a la ventana, mira y se aleja).
LOBO.-
Sí, sí… Je, je…
(Sale).
(El Sol comienza su paseo por el cielo).
(Los siguientes diálogos son en off, hasta que se indique lo contrario).
MADRE.-
-¿Quieres darte prisa, Caperucita?
CAPERUCITA.-
Pero si ya casi estoy.
(Entra la Madre desde la casa. Lleva consigo una cesta con diversos alimentos).
MADRE.-
Si es casi, no estás.
CAPERUCITA.-
(Que entra también desde la casa).
Jo, mamá; hoy estás muy nerviosa.
MADRE.-
Claro que estoy nerviosa. La abuela está enferma.
CAPERUCITA.-
Pero ya voy para allá.
MADRE.-
Además, soy tu madre y no tengo que darte explicaciones. Las madres podemos estar
nerviosas.
CAPERUCITA.-
-¿Y las hijas no podemos?
MADRE.-
(Dándole la cesta).
Llévale esta cesta a tu abuela. No te pares a mirar las flores. No vayas a dormirte. No
hables con desconocidos. No te apartes del sendero. Y cuando llegues dale un beso a tu
abuela.
CAPERUCITA.-
Sí, mamá; y después del beso le daré una patada…
MADRE.-
-¡Caperucita!
CAPERUCITA.-
Jo, mamá; era una broma.
MADRE.-
Y no tardes.
CAPERUCITA.-
No, mamá.
MADRE.-
Pues ya estás tardando.
CAPERUCITA.-
Jo, mamá. Adiós…
(Sale Caperucita).
MADRE.-
(Alto, para que la escuche Caperucita).
Ten cuidado. Dicen que ha venido un lobo.
CAPERUCITA.-
(Que asoma).
Si, mamá; tendré cuidado con el topo.
(Sale).

MADRE.-
-¡Caperucita!… Esta niña, -¡no se a quién ha salido!, -¿o sí?; no sé, estoy muy nerviosa.
(La Madre entra en la casa y dejamos de verla).
(El Sol vuelve a aparecer en el cielo. La casa desaparece de escena y en su lugar se
colocan más árboles. Estamos en el bosque).
(Entra Caperucita. Se acerca hasta unas flores, se agacha y las mira).
CAPERUCITA.-
Qué olor tan bueno tienen. Y qué calorcillo hace aquí, al sol.
(Mira al Sol, en lo alto).
Y que lo sepas, das mucho sueño.
(Caperucita se acurruca en la base de un árbol y se queda dormida).
CAPERUCITA.-
(Como en sueños).
Sólo un poquito.
(Entra una vaca, que pastando, pastando, llega hasta donde duerme la niña).
VACA.-
(Habla siempre masticando, bueno, más bien, rumiando).
-¿Hierba roja?
(Mira a Caperucita).
Decididamente, esto no es hierba. -¡Niña, despierta!
CAPERUCITA.-
(Que despierta, pero no se levanta).
Hola. Yo soy Caperucita Roja.
VACA.-
-¿Y qué haces en el bosque?
CAPERUCITA.-
Voy a casa de mi abuela, a llevarle un pastel y una botella de vino. Es que está enferma, -
¿sabes?
VACA.-
No vas a ninguna parte. Estás dormida.
CAPERUCITA.-
Bueno, sólo un poquito.
VACA.-
Ten cuidado. El lobo Jacobo ha llegado al bosque.
(Y con su rumiar, sale de escena).
CAPERUCITA.-
(Que vuelve a dormirse).
Ya me lo dijo mi madre. Jacobo, el topo.
(El sol avanza un poco más en el cielo).
(Entra un conejo, que avanza a saltos por el lugar).
CONEJO.-
Busco cosas naranjas, porque las zanahorias son naranjas.
(Se acerca hasta unas flores blancas).
-¿Naranja? No, no, no; esto es blanco.
(Con sus saltos llega hasta Caperucita).
-¿Naranja? No, no, no; esto es rojo. -¿Eres una zanahoria roja?
CAPERUCITA.-
(Que despierta, pero no se levanta).
-¡Hala, eres un conejo!
CONEJO.-
-¿Y tú, una zanahoria roja?
CAPERUCITA.-
No, soy Caperucita Roja. Voy a casa de mi abuela, a llevarle un pastel y una botella de
vino. Es que está enferma, -¿sabes?
CONEJO.-
Ya me parecías muy grande pare ser una zanahoria.
CAPERUCITA.-
Eres un conejo que habla.
CONEJO.-
(Mientras sale con sus saltos).
Los conejos no hablamos. Y las vacas tampoco. Estás dormida y sueñas. Y recuerda,
Jacobo el lobo está cerca.
(Sale).
CAPERUCITA.-
(Que se levanta de un salto).
-¡Ay!, que me he dormido. Se me está haciendo tarde.
(Entra el Lobo).
LOBO.-
-¿Y a dónde llegas tarde, niña?
CAPERUCITA.-
Voy a casa de mi abuela, a llevarle un pastel y una botella de vino. Es que está enferma. -
¿Sabe usted algún camino más corto que este sendero? Es muy tarde y me van a reñir.
LOBO.-
Claro, claro. Un camino corto, muy corto. Lo conozco y también dónde está la casa de tu
abuela. Ve por el centro del bosque. No hay camino, pero llegarás antes; te lo dice
Jacobo.
CAPERUCITA.-
(Que se dirige al centro de la escena y desde allí camina hacia el fondo).
Es usted muy amable, Jacobo. Alguien me ha hablado de usted. Aunque no recuerdo
quien pudo haber sido. Adiós y gracias.
(Sale Caperucita).
LOBO.-
Ha sido más fácil de lo que imaginé. Y yo llegaré a la casa de la vieja antes que la niña. Y
allí me la comeré. Si lo hubiese intentado aquí, se habrían escuchado sus gritos. En la
casa, nadie la oirá.
(Sale el Lobo por la izquierda).
(El sol desaparece, así como todos los árboles).
(Mientras suena una música rítmica, se coloca en escena el interior de la casa de la
abuela. A la derecha está la puerta que da al exterior, a la izquierda otra puerta que da a
otra habitación de la casa. Un armario y una cama forman parte de la decoración del
lugar).
(La Abuela entra desde la puerta de la izquierda).
ABUELA.-
(Mientras se mete en la cama).
Esto no me gusta. Caperucita se retrasa.
(Alguien toca en la puerta: toc, toc, toc).
-¿Eres tú, Caperucita?
LOBO.-
(En off, falseando su voz).
Sí, abuelita. Caperucita soy. Te traigo vino y una tarta.
ABUELA.-
Pasa, Caperucita; entra.
(Se abre la puerta y entra el Lobo).
LOBO.-
(Ya con su voz).
Hola, querida abuelita.
ABUELA.-
-¡Eres el lo… lo…!
(Se incorpora en la cama).
-¡Bo… bo…!
(Se desmaya).
LOBO.-
-¡Bobo no, soy Jacobo!
(La mira).
-¡Buah! Todo está resultando muy fácil. Se ha desmayado. Mejor, la esconderé para que
no la vea la niña.
(La saca a rastras de la cama).
Esta me servirá para hacer una sopa.
(El Lobo se acerca con la Abuela hasta el armario, lo abre e introduce a la mujer dentro.
Eso sí, durante el proceso, la anciana cae encima del Lobo varias veces, aplastándolo,
ante las quejas del mencionado).
(Una vez la Abuela dentro del armario, el Lobo se introduce en la cama y se tapa hasta
arriba. Tocan a la puerta y entra Caperucita).
CAPERUCITA.-
-¡Hola, abuela!
LOBO.-
(Simulando su voz).
Acércate a la cama, Caperucita. Siéntate a mi lado, que no puedo levantarme.
CAPERUCITA.-
(Que se acerca hasta la cama).
Abuelita, qué orejas tan grandes tienes.
LOBO.-
(Aún con la voz cambiada).
Para oírte mejor, Caperucita.
CAPERUCITA.-
Abuelita, qué ojos más grandes tienes.
LOBO.-
Para verte mejor, Caperucita.
CAPERUCITA.-
Abuelita, qué boca más grande tienes.
LOBO.-
(Que se levanta de un salto).
-¡Para comerte mejor!
(Y en ese preciso instante entra la Madre Loba por la puerta que da al exterior).
MADRE LOBA.-
-¡Te he encontrado, Jacobo!, sabía que tarde o temprano pasarías por aquí.
LOBO.-
(Acobardado).
Pero mamá, madre querida; te equivocas. Caperucita y yo sólo jugábamos. -¡Uy, y cómo
nos hemos divertido!
CAPERUCITA.-
Eso es mentira. -¡Me querías comer!
LOBO.-
Y ahora seguimos jugando. Contamos mentiras, se llama el juego.
CAPERUCITA.-
-¡Mentira!
LOBO.-
Ay, ay; siempre jugando, Caperucita.
MADRE LOBA.-
-¡Déjate de cuentos, que éste se ha acabado! Vamos para casa. Ya hablaremos allí.
LOBO.-
-¿No empezarás otra vez con eso de ir al colegio?
MADRE LOBA.-
Me has adivinado el pensamiento.
LOBO.-
Mamá, el colegio es para los corderos.
MADRE LOBA.-
-¡A casa, te digo!
LOBO.-
(Mientras sale).
El colegio es muy aburrido.
MADRE LOBA.-
Tú si que eres aburrido, siempre con las mismas tonterías.
(A Caperucita).
Lo siento por el susto, Caperucita. Éste hijo mío es un simplón.
LOBO.-
Jo… No soy simplón.
MADRE LOBA.-
Adiós Caperucita.
(Al Lobo).
-¡Andando para casa!
(Salen los dos).
(Suenan unos golpes en la puerta del armario).
CAPERUCITA.-
Ay, mi madre. -¡Otro lobo!
ABUELA.-
(Desde dentro del armario).
-¡Por el bigote de tu abuelo!, -¡sácame de aquí, que me falta el aire!
CAPERUCITA.-
-¡Abuela!
(Caperucita se acerca hasta el armario, abre la puerta y la Abuela sale de él. Se abrazan
ambas).
ABUELA.-
Ay, hija; como bien dice su madre: ese Jacobo tiene que aprender a ser un buen lobo.
(Suena una música de fiesta).
-¡Ha comenzado la fiesta del pueblo! Vamos a buscar a tu madre y nos vamos para allá
las tres.
CAPERUCITA.-
-¿Vas a ir en camisón?
ABUELA.-
Es una fiesta de disfraces y yo voy disfrazada de abuela dormilona.
CAPERUCITA.-
-¿No estabas enferma?
ABUELA.-
Claro. Y una fiesta es el mejor remedio.
CAPERUCITA.-
Jo, abuela; eres la bomba.
ABUELA.-
Y ya me verás cuando comience el baile.
CAPERUCITA.-
Jo, abuela…
(Salen las dos).

FIN
Como se la tinta invisible
Ingredientes
Hoja de papel

El jugo de un limón

1 pincel

Fuego( ya sea 1 plancha, encendedor, veladora o vela)

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