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En septiembre de 1939 la guerra estalló en Europa. Roosevelt anunció que Estados Unidos
sería neutral e indiferente. En septiembre de 1940, cuando Inglaterra se vio amenazada por la
invasión alemana, Estados Unidos dio a los británicos 50 destructores viejos a cambio de
bases navales en el Atlántico occidental. Dos semanas después el Congreso aprobó la
primera conscripción militar en tiempos de paz en la historia de Estados Unidos. Para
principios de 1941 Inglaterra ya no tenía dinero para comprar productos estadounidenses, así
que Roosevelt convenció al Congreso de promulgar una ley de "préstamo-arrendamiento".
Mediante este programa Estados Unidos acabó por "prestar" US$13.500 millones en
pertrechos de guerra a la Gran Bretaña, y otros US$9.000 millones a la Unión Soviética.
En el Lejano Oriente las fuerzas japonesas habían invadido Manchuria (1931), China (1937) e
Indochina francesa (julio de 1941). Roosevelt respondió a esta agresión prohibiendo las
exportaciones de chatarra, acero y petróleo a Japón y congelando los créditos japoneses en
Estados Unidos.
Para noviembre de 1941 los planificadores militares de Estados Unidos se preparaban para un
asalto japonés, pero esperaban un ataque al sur, hacia las Indias orientales holandesas
(Indonesia) ricas en petróleo. En vez de ello, bombarderos japoneses estacionados en un
portaaviones atacaron la base naval de Pearl Harbor en Hawai. El sorpresivo ataque hundió o
averió ocho barcos de guerra y destruyó casi 200 aviones. Estados Unidos inmediatamente
declaró la guerra a Japón. Cuatro días después Alemania e Italia, aliadas de Japón,
declararon la guerra a Estados Unidos.
En 1941 Japón contaba con una marina de guerra importante y mayor número de aviones de
los que podían movilizar Estados Unidos. Las posibilidades de una victoria militar japonesa
dependían de que ese país pudiera derrotar a Estados Unidos antes que éste lograra
reorientar su poderoso complejo industrial hacia la producción de equipo militar. Japón fracasó
en esta empresa, y Estados Unidos pronto produjo enormes cantidades de barcos, aviones y
armas diversas.
El gobierno de Estados Unidos tomó medidas sin precedente a fin de movilizar la economía
para la guerra, incluyendo el decreto de control de salarios y precios e impuestos más altos
sobre el ingreso. Se racionaron la gasolina y algunos comestibles, en tanto que la
construcción de casas y la producción de automóviles y muchos otros bienes de consumo
prácticamente se paralizaron. Acicateado por el temor de que Alemania creara un arma
nuclear, el gobierno gastó US$2.000 millones en el ultrasecreto Proyecto Manhattan, que
produjo y aprobó una bomba atómica en 1945.
Los planificadores de guerra estadounidenses, británicos y soviéticos convinieron en orientar
sus esfuerzos primero en derrotar a Alemania. Para aliviar la presión sobre los aliados
soviéticos, que se hallaban sitiados, los jefes de estado mayor conjunto de Estados Unidos
recomendaron en 1942 una invasión a Francia pero, bajo la presión de Winston Churchill,
primer ministro británico, los aliados se concentraron en el Mediterráneo. Las fuerzas
angloamericanas llegaron a tierras norafricanas en noviembre de 1942, luego prosiguieron a
Sicilia y a Italia continental en 1943, liberando a Roma el 4 de junio de 1944, tras meses de
enconada lucha. Dos días después, el 6 de junio, conocido como "Día D", las tropas aliadas
invadieron Normandía en la operación anfibia más ambiciosa de la historia militar. Paris fue
liberado el 24 de agosto y, para septiembre, unidades de Estados Unidos habían cruzado la
frontera alemana. Sin embargo, en diciembre de 1944 los alemanes lanzaron un feroz ataque
contra la región de las Ardenas en Bélgica. Les tomó a los aliados una semana reagruparse y
un mes contraatacar y obligar a los alemanes a retirarse en lo que llegó a conocerse como la
"batalla de la Comba". Esta resultó ser la última ofensiva alemana de la Segunda Guerra
Mundial. Finalmente, el 25 de abril de 1945 las fuerzas aliadas occidentales se reunieron en el
pueblo de Torgau, Alemania, con las fuerzas soviéticas que avanzaban. Los alemanes se
rindieron el 5 de mayo de 1945.
En el Pacífico, las fuerzas armadas japonesas lograron inicialmente una serie de victorias.
Para mayo de 1942 habían invadido las Filipinas y forzado la rendición de 11.500
estadounidenses y filipinos, que fueron tratados brutalmente por sus captores. En una
atmósfera de histeria bélica, 110.000 japoneses-americanos que vivían en la porción
occidental de Estados Unidos fueron detenidos en campos de reubicación. Los funcionarios
del gobierno justificaron esta acción como medida de precaución contra el sabotaje y el
espionaje, pero no hubo un solo japonés-americano que fuera hallado culpable de algún acto
de deslealtad durante la guerra, y muchos de ellos pelearon valientemente en las fuerzas
armadas estadounidenses.
El 8 de mayo de 1942 la amenaza japonesa contra Australia fue detenida en la batalla del Mar
del Coral. En junio la principal flota japonesa, que navegaba rumbo a Hawai, fue rechazada en
la batalla de Midway, con una pérdida de cuatro portaaviones. Los criptógrafos
estadounidenses eran expertos en descifrar las claves japonesas, así que los aliados
generalmente conocían la disposición de la marina de guerra japonesa.
A lo largo de los tres años siguientes las fuerzas de Estados Unidos avanzaron hacia Japón
"saltando entre islas", es decir, tomando algunas islas estratégicas en el Pacífico y pasando
por alto otras. Una fuerza aliada bajo el mando del General Joseph W. Stillwell ayudó a los
chinos, y las tropas comandadas por el General Douglas MacArthur regresaron a las Filipinas
en octubre de 1944. La isla de Iwo Jima, en el Pacífico central, cayó en manos de Estados
Unidos en marzo, y Okinawa en junio de 1945. Desde estas dos islas los bombarderos B-29
lanzaron ataques devastadores contra ciudades japonesas.
Las fuerzas estadounidenses se prepararon en seguida pare invadir las islas japonesas. Con
la esperanza de llevar la guerra a un rápido fin, el Presidente Harry Truman ordenó usar la
bomba atómica contra Hiroshima (6 de agosto) y Nagasaki (9 de agosto). Japón convino en
rendirse el 14 de agosto. Casi 200.000 civiles murieron en los ataques nucleares, pero los
expertos militares están de acuerdo en afirmar que las bajas, japonesas y norteamencanas,
hubieran sido mucho mayores si los aliados hubieran tenido que invadir Japón.
Contemporánea,
Historia básica,
Segunda Guerra
El ataque a Pearl
Harbor, la entrada de
EEUU en la Segunda
Guerra Mundial
Hasta el año 1941, EEUU no entró en la Segunda Guerra
Mundial al ver un enfrentamiento lejano. ¿Qué le hizo
cambiar de opinión? El ataque a Pearl Harbor.
By María Santiago on 30 abril, 2012
Hasta 1941 Estados Unidos no entró en la Segunda Guerra Mundial. ¿La razón?
Sus habitantes lo veían como una guerra europea y no veían correcto que el país
entrase en la guerra. Sin embargo, hubo un hecho que hizo que el país decidiese
por fin tomar las armas y entrar en el conflicto de la mano de los aliados: el ataque
a Pearl Harbor.
Naves
ardiendo durante el ataque a Pearl Harbor
Se producen una serie de hechos antes del ataque que lo provocaron. Se trataba de
un enfrentamiento entre Estados Unidos y Japón debido a intereses comerciales
principalmente. Japón reclamaba un ‘espacio vital’ para llevar a cabo sus acciones
en el océano Pacífico. Además, se consideraban aliados de Alemania e Italia.
Estados Unidos había estado bloqueando el comercio japonés desde tiempo
atrás. El 29 de julio de1941 se produce la invasión de Indochina según el
gobierno de Vichy. Esto hace que los estadounidenses publiquen una carta en la
que se exige la evacuación de China e Indochina. El país nipón lo toma como
una afrenta y planea un ataque contra Estados Unidos.
Poco antes de las 8 de la mañana del domingo 7 de diciembre de 1941 la aviación
japonesa atacó por sorpresa por orden del comandante Yamamoto a la flota
americana que se encontraba en el puerto de Pearl Harbor, en las islas Hawai. El
ataque se produjo en dos oleadas. Por un lado, el ataque a la flota naval atracada
en el puerto; y por otro el ataque a la aviación, destruyendo la base aérea.
En apenas 90 minutos el ejército japonés logró destruir 7 acorazados, unos 90
barcos, 250 aviones y un total de unos 5.000 hombres heridos o muertos. La mayor
parte cayeron en el bombardeo al Arizona, cuyos restos se han convertido en
un monumento a las víctimasde aquel fatídico día.