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MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Ensayo

“Contribuciones del Psicoanálisis” y “Psicología de la


educación”

Nombre del Alumno: Lucy Judith Cortés Martínez.

Cuatrimestre: Primero

Nombre del Docente: MTRA. CAROLINA GAMBOA ROCHIN

Tumaco- Abril 21 2018


INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo estudiamos las aportaciones del Psicoanálisis al campo


educativo a partir de las ideas de Segmund Freud y Lacan y al mismo tiempo
hacernos preguntas sobre la pertinencia de articular los conceptos fundamentales
psicoanalíticos con el proceso de enseñanza-aprendizaje. Planteó justificar por
qué el Psicoanálisis puede constituirse en un referente de reflexión para el ámbito
educativo, por ello abordo los alcances de las nociones de inconsciente, sujeto,
pulsión, transferencia, identificación, ley y deseo en entrecruzamiento con el hecho
educativo.

Además analizaremos la influencia de diferentes disciplinas psicológicas en la


educación; como son: la psicopedagogía, la ciencia de la educación, investigación
pedagógica, experimentación pedagógica. Se cuestiona la intención de establecer
un acercamiento científico de la infancia y de la educación. Para ello analizamos
las teorías de:

Alfred Binet, según el cual “se debe señalar las diferencias psicológicas
individuales a fin de establecer experimentalmente una clasificación de los
caracteres”.

Decroly, él tiene dos principios fundamentales a destacar, 1° “el principio


dominante debe ser siempre: adaptar la escuela al niño” (Decroly, 1905: 17), y, el
2° “por el momento, nosotros conducimos al niño, cuando es él quien debería
conducirnos” (Decroly & Degand, 1907: 339).

J. Piaget, en su contribución de 1935, tomó fuertemente partido por los “métodos


nuevos” de educación, que se apoyarían en los descubrimientos de la psicología
genética.
EL APORTE DE LAS DIFERENTES DISCIPLINAS PSICOLÓGICAS A LA
EDUCACIÓN

En el psicoanálisis, el sujeto es un sujeto dividido entre consciente e


inconsciente, el sujeto no es consciente, mientras q en la psicología tradicional, el
sujeto está lleno de plena consciencia. Entonces el sujeto del psicoanálisis, sujeto
del inconsciente, es diferente de un supuesto sujeto del conocimiento, donde se le
otorga prevalencia a lo voluntario consciente y se considera a lo intelectual como
una identidad independiente y recortable. Para llegar a esta conclusión,
necesitamos de los siguientes conceptos importantes dentro del psicoanálisis,
como son:

1. La sexualidad y la pulsión: Segmund Freud, nos recuerda q el interés por


el saber se vincula a la curiosidad sexual, osea q no hay oposición entre
interés sexual y cognitivo, por el contrario hay una relación de continuidad.

2. La transferencia: para que un proceso de enseñanza aprendizaje tenga


efectos, el docente, la tarea, la teoría tendrán que ser envestidos
libidinalmente por el alumno, se le atribuirá algún saber al otro.

3. La identificación: sabemos que la identificación es constitutiva del yo,


proceso indispensable para la construcción de lo imaginario y que, como
tal, no cesa nunca en tanto jamás estamos totalmente construidos. La
identificación también puede operar en la transmisión de saberes, haciendo
que se adquieran en un sentido hipnótico, sin cuestionamiento ni
interrogatorios, sin efectos subjetivantes en el discurso.

4. El deseo, la ley y la falta: Freud se valió del mito de Edipo para dar cuenta
de la constitución del ser humano. Lacan (1957/1999), en su relectura de
Freud, ha destacado la relevancia de la función paterna como operador
simbólico de corte y transmisor de la ley. En tal sentido y volviendo al
ámbito educativo, propongo pensar al docente intentando encarnar esta
función paterna, como portador de la ley, liberadora del deseo, en contraste
con algunas posiciones educativas maternizantes en boga actualmente, con
criterios de extrema permisividad, muchas veces con efectos perversos.
Los primeros encuentros entre psicoanálisis y educación se establecieron a
propósito de los denominados “trastornos de aprendizaje”. Fue el síntoma el que
convocó la mirada psicoanalítica. Y a partir de allí numerosos autores han
abordado el fracaso escolar desde sus referentes teóricos, incluyendo intentos de
integración psicopedagógica, tratando de articular las ideas de Jean Piaget,
constructivismo con las del psicoanálisis, predominando una propuesta asistencial
ante la demanda de la institución educativa, invocando al psicoanálisis como
auxiliar de un aprendizaje eficaz.

La transmisión del conocimiento involucra, entonces, una articulación del deseo


con el saber. Rabant (2001, p.74) señala: “La manera en que el deseo del
pedagogo sostiene la función del saber en el campo pedagógico traza las líneas
de fuerza que definen el espacio como campo pedagógico”.

Lacan (1962/2006) alude al deseo del enseñante al referirse al vínculo entre el


sujeto y el saber. Y nos dice que allí la cuestión del enseñante no se plantea, hay
profesor. En este sentido Lacan diferencia conocimiento y saber. Al conocimiento
lo ubica entre lo imaginario y simbólico, incluye la dialéctica de yo a yo que alude a
la ilusión de totalidad cerrada, tentación de arribar a un lugar de certeza y a un
supuesto sujeto acabado y absoluto. El saber es concebido entre lo simbólico y lo
real, queda sujeto al orden significante y, a su vez, su dimensión de real
presupone lo inabordable e indecible. En una situación de enseñanza-aprendizaje,
el discurso del docente dice más de lo que quiere decir y de lo que sabe que dice.

Lo que el enseñante comunica, para que efectivamente fructifique en una práctica


eficaz, deberá hacer lazo con el saber inconsciente del que escucha (Coriat,
1994).

Por último la célebre frase freudiana acerca de que educar, gobernar y


psicoanalizar son profesiones imposibles (Freud, 1937/1980) merece una mirada.
Imposible no quiere decir irrealizable, sino que alude a que no hay palabras ni
representaciones que puedan cubrir enteramente la tarea de educar, a que no hay
indicaciones, ninguna formación ni estudio académico basta ejercerla
correctamente.

Otro concepto a tener en cuenta es la psicopedagogía, el psicopedagogo es


llamado también investigador en ciencias de la educación.

La psicología de la educación es susceptible de abordar su objeto con préstamos


de metodologías heterogéneas (clínica y experimental), pero no se reduce a una
psicopedagogía definida como “una pedagogía científicamente basada en la
Psicología infantil” (Piéron, 1957: 292) ni una técnica de cambio social, ni una
terapéutica instituida en el ámbito escolar.

El psicólogo de la educación pide prestado su objeto a la educación, y sus


métodos y procedimientos a la psicología.

La psicología de la educación apunta sobre todo al estudio de las conductas


presentadas en el ámbito escolar, no es esa “disciplina fundamental que se dedica
a la explicación de las conductas educativas en situaciones institucionales” (Gilly,
1980: 20), pero se interesa igualmente en transformar las actitudes equivocadas:
en este sentido, se pregunta sobre los procesos de cambio “bajo sus diversas
dimensiones: representaciones y valores colectivos, rol y representaciones de
roles, relaciones profesionales y pedagógicas, orientación y formación.”
(Maisonneuve, 1975: 469).

El investigador en psicología de la educación se presenta así bajo muchos rostros:


el innovador, el observador objetivo, el facilitador de las relaciones, el especialista
en niños. Así pues, el psicólogo de la educación puede ser requerido para una
operación de seguimiento o de control de esas diversas modalidades de
“investigaciones”.

La educación demanda a la psicología fortalecerla en su función de integración


social y en su actividad cotidiana, así como ayudarla a evolucionar hacía un
mejoramiento de sus prácticas, tomando en cuenta la “realidad psíquica” del niño.
Normalmente se pueden deducir dos tipos de preocupación entre los pedagogos
frente a la “investigación pedagógica”:

 La investigación orientada al mejoramiento de los conocimientos sobre el


niño en situación escolar; también puede concebir una relación estricta de
dependencia entre la psicología infantil y la pedagogía: el ejemplo de una
cierta acepción de la “psicopedagogía”, después del movimiento de la
Educación Nueva, ilustra la imposición de una situación semejante.
 La investigación refleja sobre todo un movimiento de adaptación de la
educación a la evolución de las preocupaciones actuales; este modelo
invita a un modo diferente de intervención del psicólogo, porque se sitúa
ante todo en una perspectiva de cambio inmediato, ya sea un cambio
individual (un profesor decide su práctica solo) o colectivo (una
investigación que se apoya en un equipo, o en un grupo de instituciones), y
ya sea que el cambio se realice antes de haber llamado al psicólogo o que
siga su propio criterio, o incluso que la evolución se realice en colaboración.
La investigación es entonces la obra de un equipo en el cual el psicólogo conserva
una especificidad de exterioridad a la acción pedagógica propiamente dicha, pero
acepta su implicación en el futuro de la dinámica colectiva.

El psicólogo escolar debe contribuir a la construcción de una verdadera


psicopedagogía. En la encrucijada del saber científico y de la acción educativa, el
psicólogo es un elemento indispensable e irremplazable de esta búsqueda, de la
cual su imagen misma es el diálogo cotidiano con el pedagogo.

El psicólogo escolar coopera en primer lugar; en el mismo seno del equipo


educativo con la reflexión y la elaboración continua de las perspectivas de los
medios de la pedagogía (objetivos, métodos, técnicas). En segundo lugar; en los
trabajos sobre la observación del comportamiento pedagógico de los maestros.

León (1997) y sus colaboradores, definen a la psicopedagogía, como disciplina a


la vez teórica y práctica: designa, en primer lugar, y es la acepción generalmente
más moderada, una enseñanza que se apoya en el conocimiento de la psicología
infantil y del adolescente. Pero tiene también como objeto la relación inversa y se
propone estudiar las modalidades psicológicas determinadas por una acción
pedagógica.

En el marco de ayuda de los Grupos de Ayuda Psico-pedagógicos, la noción de


psicopedagogía se encuentra en el título del “reeducador en psicopedagogía”, de
la especificidad misma del papel de psicopedagogo nace su complejidad. En
efecto, el psico-pedagogo es un profesor, pero de un tipo particular: debe cumplir
su tarea de pedagogo sin perder de vista los objetivos terapéuticos de su acción
(Mery, 1978: 22).

J. Leif (1960) propone distinguir claramente los dominios respectivos de la


pedagogía y de la psicología infantil. Indica que la psicología puede hacer
aportaciones específicas a la educación en los dominios siguientes:

 El comportamiento y la educación general del niño: psicología genética;


psicología diferencial; psicoanálisis.
 Los problemas de pedagogía general: la actividad del niño; el desarrollo
de la inteligencia; los intereses; los tests; la distribución de los niños y su
paso por los diferentes niveles de la escolaridad; los métodos activos; la
orientación.
 Los problemas de pedagogía especial: la lengua (Piaget); la enseñanza
científica (Piaget, Wallon, Michaud; el cálculo (Piaget).
 La investigación pedagógica.
De otro termino que no nos podemos olvidar es el de psicología individual o
psicología diferencial, la psicología individual, es el estudio mismo de “las
propiedades de los procesos psíquicos que varían de un individuo a otro” (Binet
&Henri, 1896: 411). Él percibe que la pedagogía científica debe tener una actitud
reflexiva: bajo la doble perspectiva de la psicología individual que informa sobre
sus aptitudes y normas que dan un objetivo a su educación, tiene como tarea
proponer a cada niño, considerado particularmente, los procedimientos y los
objetivos de trabajo que él convengan (:234), él no define el objeto ni de la
pedagogía experimental ni de la psicología pedagógica.

Para Decroly “la acción pedagógica estaría fundada en el conocimiento exacto del
niño, de su naturaleza, de sus necesidades, de sus capacidades. Se basa en el
estudio psicológico del niño”. La psicología infantil se acompaña de una psicología
funcional y procede de igual manera en comparación con la psicopatología infantil;
si cuando intervienen estas cuestiones “la psicología de los niños anormales es
una ciencia en vías de constitución” (Decroly & Demoor, 1995: 137), también se
puede esperar de ella “la elaboración de un método de tratamiento racional” así
como el esclarecimiento del “mecanismo del pensamiento del niño normal”.

Decroly no olvida la afectividad en el niño y su teoría de la afectividad le permite


elaborar un inventario de comportamientos del alumno para emprender una
observación continua. Estos comportamientos los agrupó en 4 factores, que son
los siguientes:

I. De orden físico (salud y fuerza)


II. De orden nervioso ( rapidez de reacción y dominio centrípeto o centrífugo
de la actividad nerviosa)
III. De orden afectivo (dominio del ego o exocéntricos)
IV. De orden intelectual (práctica o verbal, concreta o abstracta, global e
intuitiva o analítica-sintética). (Declory, 1929)

Decroly en su curso de Psicogénesis (1929), “ el educador que no es observador


será siempre un mal educador”.

La obra de Piaget responde a otras preocupaciones que no buscan aplicaciones


directas ni psicológicas ni pedagógicas. Piaget como conclusión de sus trabajos
afirmó, “siempre habíamos pensado que los materiales que nos fue posible reunir,
así como las interpretaciones a las cuales estos hechos nos han conducido
podrían dar lugar a una utilización pedagógica y en particular didáctica” (Piaget,
1966; Cf. Piaget, 1976).
Los saberes elaborados por la psicología no pueden dejar de ser recuperados por
los pedagogos para emplearlos en su propio quehacer. Pero la manera en la que
son utilizados esos conocimientos no puede ser indiferente a los que producen
ese saber.
CONCLUSIÓN

El psicoanálisis y la educación tienen una historia de encuentros y desencuentros:


por un lado los docentes y pedagogos han sido uno de los públicos más abiertos y
receptivos a las producciones psicoanalíticas. Vemos que en el psicoanálisis lo
más importante es el sujeto, entonces el sujeto del psicoanálisis, sujeto del
inconsciente, es diferente de un supuesto del conocimiento, donde se le otorga
prevalencia a lo voluntario consciente y se considera a lo intelectual como una
entidad independiente y recortable. Desde el psicoanálisis pensamos que lo
intelectual no es una aptitud autónoma, sino que depende de la dinámica psíquica,
de la trama significante del sujeto.

Otras disciplinas psicológicas que interviene en el arduo proceso de enseñar son;


la psicología de la educación, la psicopedagogía, la ciencia de la educación, la
investigación pedagoga, entre otras. Estas han sido ampliamente estudiadas por
diferentes psicólogos, como Binet, Decroly y Piaget.

Como resumen podemos decir de cada uno; Binet se esfuerza por mejorar el
conocimiento que nosotros podemos tener del estudiante y preconiza un estudio
sistemático de los efectos de la pedagogía; Decroly interviene en el terreno mismo
de la educación y utiliza los conocimientos psicológicos disponibles; Piaget
permanece al margen y se ocupa esencialmente del sujeto epistémico.

Los saberes elaborados por la psicología no pueden dejar de ser recuperados por
los pedagogos para emplearlos en su propio quehacer. Pero la manera en la que
son utilizados esos conocimientos no puede ser indiferente a los que producen
ese saber.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Elgarte, Roberto Julio. Contribuciones del psicoanálisis a la educación. Educación,


lenguaje y sociedad. Vol. N°6, pp 317-326. (Diciembre 2009). Universidad
Nacional del Sur. Argentina.

Besse, Jean-Marie. ¿Una psicología de la Educación?. CPU-e, Revista de


Investigación Educativa, núm. 5, julio-diciembre, 2007, pp. 1-26. Instituto de
investigaciones en Educación. Veracruz, México.

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