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Dirigido por Andrés Ortiz-Osés y Patxi Lanceros

Diccionario interdisciplinar de

Hermenéutica
HG. Gadamer E. Dussel
P. Ricoeur L.A. Schokel
G. Durand M. Frank
G. Vattimo E. Neumann
J.L. Aranguren M. Maffesoli
R. Panikkar E. Coreth
J. Rof Carballo L. Cencillo
E. Trías J.L. Abellán
J. Oteiza J. Gómez-Tabanera
C. Moya M. Beuchot
X. Rubert de Ventós C. García Gual y otros

Quinta edición revisada y ampliada

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2006
Universidad de Deusto
Bilbao

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N1m111r1.-J prirlP de e,tJ publicJción, incluido 01 d1s0ño rlP lri rnb1Prt.-J, puPdP
ser reproducida, ;,lmrirPn.-Jd.-Jo tr.-J11c,111itid.-J
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545 Verdad

castellano de La sociedad transparente (1990), señaló la hermenéutica «anarcohumanista», simbólica y coim-


que en España se daban ciertas condiciones especiales plicacionista de Andrés Ortiz-Osés. Con no menor tino
que favorecían entre nosotros el florecimiento y com- se llega a compendiar el poder de inspiración del nihi-
prensión de un pensar de cariz postmoderno como el lismo vattimiano en el delicioso panfleto Por un ateís-
suyo; y, de hecho, es innegable que en los países de mo como Dios manda (1997), del asturiano Lluis Alva-
habla hispana la recepción de la filosofía de Vattimo rez. Pero tal vez las obras que de manera más explícita
ha venido prosperando de un modo especialmente se han concentrado en la labor de estimar el significado
conspicuo. En este sentido cabría atender, para empe- y potencialidades de esta filosofía hermenéutica han
zar, al rol primordial que la noción de espíritu ha veni- sido libros como el de Teresa Oñate El retorno griego
do jugando en el programa filosófico de Eugenio Trias de lo divino en la postmodernidad (2000), que apunta
(con obras como La edad del espíritu, de 1994): es este de modo particular en las facetas más ontológicas y re-
un cauce de reflexión que se hermana con el del nihi- ligiosas de la reflexión de Vattimo; el trabajo de José
lismo hermenéutico en azares que el rnisn,o Vdtli1110 Vrdal Calatayud Nietzsche en la esti>ti(a poitmetafisi
no 11.itenido empacho en reconocer una y otra ve7 (y;i cil: tf'oría y plásti<u (200.:l). centrado en el pensamiento
hemos mentado antes (ómo privilrqiñ este «espíritu» estético del autor italiano; y el texto dE>Miguel Ang<>I
al litrrnlisrnr> ic¡naro dr tod,, odivrdad hermenéutica). Quintana Paz Normatividad, intPrprf'tauo11 y prdxi~
1{1n1polo JJdrele ":ler extraño a las mismas inquietu- (2004), que atlPnd<' p11111urdrdl11re11te d ~us aspectos
des que ocupan al filósofo itilli¡¡no 1>I«pacto civiliz.:i "f"'t..11wlóyi<.o~.étito~ y politicos.
torio entre cristiilnismo y paganismo, o, m:is .1r11pl1<1
mente, entre religión y secul.:md.:id» qu .. 110, P"'f'"'ll' Miguel Angel Quintilllil PM

Verdad
Cualquier intento de enfocar el tf'nM-problrma dr <1detu<1doy en la elaboración de un lenguaje depura-
la verdad desde el punto de vr,ta hermenéutico tiene do de intromisiones, un lenguaje enunciativo y ~obrio,
que contar necesariamente con trPs topoi que dise a¡eno d Id tiranía de la costumbre y a las veleidades
nan, respectivJ1111mte, un estimulo, una indicación y dPI afPrto. un lenguaje tendencialmente esquemáti-
un soporte. co, más adecuado cuanto más transparente, mera pe-
El estímulo se halla en Nietzsche: el descubrimiento licul.i asertiva cuya vocación es desaparecer. travestir
de la condición metafórica de las palabras que dicen su propia existencia en la descarnada osamenta de la
nuestras verdades, la continuidad entre Dios y la gra- fórmula. Fuera de todo lenguaje, en una exterioridad
mática, la tan reiterada frase «no hay hechos, sólo in- ajena y resguardada, la verdad esperaría en su pleni-
terpretaciones» enuncian la necesidad de pansar el tud objetiva presta a ser capturada por el enunciado
problema de la verdad fuera del esquema de la ade- o el concepto.
cuación, al margen de la «evidencia» de la polaridad Nietzsche -aquí también inteligente, sabio, desti-
sujeto-objeto, más allá (o más acá) del supuesto de la no-- mostró la debilidad de ésta concepción de la ver-
realidad y de su aliado -retóricamente opuesto-- el dad y devolvió el problema al espesor del lenguaje.
primado de la conciencia. «La verdad -afirma- es una mujer; tiene buenas
La indicación se encuentra en Heidegger. Quizá ya razones para esconder sus razones.» La conciencia de
en las páginas de Ser y Tiempo. Pero sin duda, y mu- que en lo que (se) manifiesta están ocultas las condi-
cho más explícitamente, en los ensayos posteriores ciones y los límites de la comprensión (es decir, del
que vinculan la finitud, el ser, el tiempo y el lenguaje. conocimiento) está a la base de la concepción hei-
El soporte, finalmente, lo constituye el trabajo de deggeriana de la verdad: tematizada ésta como a-
H.G. Gadamer Verdad y método, un texto que abre la letheia (des-ocultamiento) apunta a lo escondido en
posibilidad (y enuncia el compromiso) de pensar la ver- y por el lenguaje. Y la importancia de esta perspecti-
dad en el ámbito de un lenguaje ontológicamente va radica en que la circularidad que en ella se supone
cualificado, superando así tanto la metafísica (en la lí- obliga a pensar no en una verdad exterior y ajena,
nea preludiada por Heidegger) como el relativismo in- sino en la verdad que nos es, en la verdad que de
deferentista. profundis nos constituye como sujetos de conoci-
Estos tres lugares -que han devenido comunes- miento y acción.
resumen un siglo de pensamiento, un siglo en el que Equidistante del dogmatismo y del escepticismo, la
se ha transformado el sentido del problema de la ver- actitud hermenéutica que aquí se inaugura consiste en
dad y se ha invertido la dirección de la búsqueda. construir el mapa de la verdad que nos sustenta a par-
Convencionalmente se le suele conferir a Bacon el tir de las indicaciones que se dan en el lenguaje. La
estatuto de pionero de una nueva sensibilidad episte- verdad no está, propiamente, ni presente ni ausente:
mológica. Desde él y tras él -en un movimiento que como territorio que nos sostiene, al insinuarse como
implicará tanto a las ciencias naturales como a las soporte enuncia la imposibilidad de una comprensión
ciencias humanas o «del espíritu»-, la investigación completa, de una perfecta intelección, posesión y do-
de la verdad consistiría en la eliminación de prejuicios minio. Ni el método ni el concepto son suficientes para
(ídolos o fantasmas), en la confección de un método contener el mundo de presupuestos que hace posibles

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Vida y Aforística 546

a ambos, un ámbito que se retrae cada vez más cuan- sino e/ medio: el ámbito común en el que se produce
do se pretende circunscribirlo, que esquiva las preten- la experiencia y evoluciona el discurso, el lugar en el
siones de la conciencia en una retirada hacia el origen que se configuran la conciencia y el objeto sobre la
sin acabamiento posible. base de contenidos preexistentes.
Estar en la verdad supone, por lo tanto, aceptar el Para una filosofía que asume consecuentemente el
desconocimiento y la in-consciencia como condiciones linguistic turn, cuya verdadera culminación no son la
necesarias. Supone también interrogar al lenguaje al lingüística ni el estructuralismo, sino la hermenéutica
respecto de lo que en él se oculta. Este es el sentido que sigue los pasos de Nietzsche, Heidegger y Gada-
profundo de términos como interpretación y compren- mer, el problema de la verdad invita al trabajo de
sión en la prosa gadameriana: no se trata de ignorar «implicar lo implícito»: interrogar hasta las últimas
los presupuestos, de acabar con ellos, sino de hacerlos consecuencias por aquello que hace posible el pensa-
conscientes y sacarlos a la luz (des-velarlos). miento; buscar el soporte de las opiniones, de los códi-
Pero también es éste el sentido de la permanente gos, de los sistemas normativos, de las convenciones;
sospecha de Nietzsche referida al lenguaje: su genea- conscienciar lo que inconscientemente constituye la
logía no es sino una prolongada interrogación a las base de cada sentencia, de cada juicio, de cada valo-
palabras, una prolongada interpretación de lo que se ración.
sustrae a la conciencia en el hablar. El problema de la verdad no es, por lo tanto, el que
Si el hombre está -como afirma Heidegger- «arro- se intuye en el ingenuo dilema que opone el dogma-
jado en el mundo», es preciso entender que la palabra tismo al escepticismo. Es un problema hermenéutico
mundo no evoca una realidad física compacta y opaca; que consiste en comprender la profundidad que sus-
tampoco una objetividad apropiable o entregada a la tenta cada palabra, la historia que se oculta en el
presunta transparencia del lenguaje científico. El mun- lenguaje, las batallas que se han librado -que se si-
do es un haz de interpretaciones que, a pesar de su guen librando- en ese elemento (el lenguaje) que
proximidad (o precisamente por ella), se escapan a la simultáneamente se sustrae a la conciencia y la cons-
atenta curiosidad de la mirada; y «toda experiencia de tituye.
verdad es una articulación interpretativa de una pre- La mejor crítica -afirma Bachofen- consiste en
comprensión en la que nos encontramos por el hecho comprender. La frase incluye todo un programa filosó-
mismo de existir como seres-en-el-mundo». fico. Su laconismo constituye un reto. Pues compren-
Resulta sorprendente la ingenuidad de las perspec- der -en su acepción más radical- significa profundi-
tivas filosóficas que, fascinadas por un determinado zar, en viaje sin término, hasta el consenso que hace
modelo de cientificidad, piensan la verdad desde el posible toda discrepancia y, a la vez, hasta la discre-
horizonte de comprensión del objeto, como si el len- pancia fundamental que late bajo cualquier consenso;
guaje no contuviera ya las pautas de interpretación, significa excavar en el elemento del lenguaje buscan-
como si el lenguaje no enmarcara ya el ámbito de visi- do el arché: el fundamento, lo que (inconscientemen-
bilidad y, con él, las posibilidades y los límites de co- te) domina.
nocimiento. Y la pregunta por la verdad remite constantemente
El errar continuo de una filosofía que sigue enfren- a esa profundidad translúcida: a los supuestos ocultos
tando la conciencia (presunta tabula rasa) al objeto de cada sistema, de cada ciencia, de cada código, de
preexistente y constituido desde siempre, radica en no cada fe.
haber descubierto el lenguaje como mediación ontoló-
gica necesaria. Pues el lenguaje no es un instrumf'nto

Vida y Aforística
1. La razón implica explicando: la razón aforística 7. La razón es un hecho trascendental: un hecho
explica implicando. contrafáctico.
2. Hay una mitología ambiente que nos condiciona: 8. La realidad como género literario: por el que lo
la realidad como creencia. real cobra realidad.
3. La verdad como desvelamiento es el acceso a la 9. Portarse tan bien con el otro que no pueda com-
pura realidad nuda: pero entonces se trata de portarse mal con uno.
una impura realidad desnuda, es decir, de ver- 10. Ya se van las barracas con los titiriteros: sólo nos
dad-sentido. quedan los burócratas con sus tinteros.
4. Según una etimología la inteligencia proviene 11. Enterarse es pasar de lo parcial a lo entero: inte-
de intelegancia: elección elegante o selección. grarse.
S. Para Zubiri el ser real es de-suyo, para Ortega 12. El entendimiento se basa en la comprensión, el
el ser real nos es vitalmente: ser es sernos. Por sentido en la conexión, la razón en la relación, la
eso la lógica nos resulta en nuestra vida una explicación en la implicación.
utopía. 13. La filosofía española contemporánea está repre-
6. El ser clásico dice asentamiento (sedere): y la ver- sentada por el ornitorrinco Unamuno y el galliná-
dad codice asentimiento. El sentido sería consen- ceo Ortega (que es lo que significa su apellido):
timiento. filosofía agónica y filosofía lúdica.

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