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HISTORIA

La historia del pueblo judío comprende así una serie de sucesos que atañen a un
pueblo en su gran mayoría disperso y por lo general minoritario en relación a los
demás grupos humanos que de un modo u otro coexisten con él. Tal situación se
verifica por lo menos desde el siglo I de nuestra era en adelante.

Mientras que la historia del pueblo hebreo abarca cuatro mil años, la historia del
pueblo judío se halla directamente ligada al mismo y data de tres mil años,
comprendiendo a su vez a centenares de diversas poblaciones en los cinco
continentes. En el siglo XXI, fuera de las poblaciones de Estado de Israel, se trata
por lo general de poblaciones minoritarias, culturalmente diversas y
geográficamente distribuidas en metrópolis y áreas urbanas. Inmediatamente
después de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén y la pérdida del
espacio territorial judío como país independiente en 70 E.C., tuvo lugar una gran
dispersión de los judíos por el mundo, a la que se conoce como Diáspora. Durante
casi 2000 años, la gran mayoría de los judíos residió en tierras de otros pueblos,
donde de algún modo u otro logró preservar su religión e identidad colectiva (Am
Israel). Acogidos por ser históricamente los primeros monoteístas tanto en tierras
cristianas como musulmanas, los judíos se adaptaron a nuevos contextos, pero se
encontraron generalmente ubicados en los márgenes de las sociedades no
judías. Conocieron la tolerancia y el intercambio, pero también el antijudaísmo. A
pesar de ello, a menudo gozaron de cierta autonomía como grupo minoritario.

Los primeros períodos de la historia de los judíos coinciden con aquella


del Creciente Fértil. Comienza con tribus que ocuparon el área comprendida entre
los ríos Nilo en el oeste y el Tigris y Éufrates en el este. Rodeado por los imperios
de Egipto y Babilonia y por el desierto de Arabia, y las montañas de Asia Menor, la
tierra de Canaán. Era un punto de unión y convergencia entre civilizaciones. La zona
estaba atravesada por antiguas rutas comerciales, como la vía Maris, el camino de
los Reyes y el camino de Horus, que unían el golfo Pérsico con la costa
mediterránea y Egipto con Asiria, cosa que permitía la influencia de diversas
culturas mando de Josué, quien repartió el territorio entre las doce Tribus de Israel.
Durante un tiempo el pueblo fue regido por una serie de gobernantes llamados
jueces. Ello dio luego lugar a la monarquía en un reino unificado. Saúl, de la tribu
de Benjamín, fue el primer rey de Israel Salmanasar V conquistó el norteño Reino
de Israel y deportó a sus habitantes a Nínive, capital de la antigua Asiria (722 a. E.
C.). De ellos luego se perdió constancia, por lo que se suele hacer referencia a las
diez tribus perdidas.
Exilio en Babilonia y restauración de Judea

Después de algo más de un siglo, el Reino de Judá fue conquistado y el Templo de


Jerusalén destruido por los babilonios en 586 a. E. C. La élite fue deportada a
Mesopotamia, dando lugar a lo que se conoce como el Cautiverio en Babilonia, pero
en 538 a. E. C. el rey persa Ciro el Grande, que entonces ya dominaba Babilonia,
dio a través de un edicto su consentimiento para el regreso de los judíos a su tierra
nativa Judea fue restaurada en 537 y el Templo de Jerusalén reconstruido entre
520-515 a. E. C. Los judíos constituyeron un estado semi-independiente hasta 332
a. E. C.

Época grecorromana y talmúdica

En este período hubo nuevas divisiones entre los israelitas y emergieron dos
partidos político-religiosos principales: los saduceos y los fariseos.

Dominación griega

En 334 a. E. C., Alejandro comenzó su conquista del Imperio Persa y llegó a


dominar Judea en 332 a. E. C

Antíoco IV Epífanes inició una de las primeras persecuciones religiosas conocidas,


fenómeno casi desconocido hasta entonces. A su vuelta de Egipto, organizó una
expedición contra Jerusalén, destruyéndola y matando a muchos de sus habitantes.
El deterioro de las relaciones con los judíos religiosos condujo a Antíoco a dictar
decretos prohibiendo determinados ritos y tradiciones religiosas, por lo que los
judíos ortodoxos se rebelaron bajo la dirección de los Macabeos.

Macabeos

Jonatán. garantizó a los judíos la independencia política completa, y, gobernó hasta


el año 135 a. C., cuando fue asesinado.

Asmoneos

Los asmoneos establecieron un reino desde el año 134 a. C. hasta el advenimiento


del Imperio romano en Israel en el 63 a. C. Con los asmoneos, las fronteras del
reino judío llegaron a tener las dimensiones de los tiempos de David y Salomón, ya
que anexionaron Samaria, Galilea e Idumea, y forzaron a los idumeos a convertirse
al judaísmo.

Judea, provincia romana

En el año 63 a. E. C. Pompeyo conquistó la región. En 40 a. E. C. el Senado


romano nombró rey de los judíos a Herodes el Grande.
En 115 estalló una segunda sublevación, esta vez generalizada entre los judíos de
todo el oriente del Imperio, comenzando en Cirene. En el 118 el
emperador Adriano prometió autorizar la reconstrucción del Templo, lo que calmó
la revuelta.

Diáspora de 70 E.C. La destrucción de Judea y el que gran parte de la población


judía fuera asesinada, esclavizada o exiliada en lo que se conoce como “Diáspora”;
así como la religión judía que fue prohibida, trajo consigo el que la autoridad
religiosa de los sacerdotes del Templo pasase a los rabinos. Estos últimos
recogieron sus propias interpretaciones sobre el Tanaj y la naturaleza de lo
acontecido en el Talmud. Aquellos que permanecieron en Judea, renombrada por
los vencedores como provincia romana de “Palestina”.

Bizancio

Era política oficial el convertir a los judíos al cristianismo, y se utilizó el poder oficial
de Roma en estas tentativas. En el 351 los judíos se rebelaron contra las presiones
de su gobernador, Gallus. Gallus aplastó la rebelión y destruyó las principales
ciudades de Galilea, donde la rebelión había comenzado.

Los judíos de Judea recibieron un breve respiro en la persecución oficial durante el


reinado del emperador Juliano, que animó a los judíos a reconstruir Jerusalén.

En el siglo V, Teodosio I convirtió el cristianismo en religión oficial del Imperio,


prohibiendo a los judíos el tener esclavos, construir sinagogas nuevas o acceder a
cargos públicos. El matrimonio entre judíos y cristianos se consideraba delito capital,
al igual que un cristiano se convirtiese al judaísmo.

Edad Media

Durante el medioevo y hasta las cruzadas en el siglo XI, la mayoría de la judeidad


vivió en relativa prosperidad y buenos términos bajo el dominio musulmán, en tanto
que la judeidad de occidente gozó de condiciones favorables para su desarrollo
económico y cultural en los territorios cristianos latinos.

Europa cristiana latina

A pesar de ocasionales ataques a las juderías europeas y eventuales conversiones


forzosas, lo cierto es que en términos demográficos el número de la judeidad
europea no solo creció, sino que incluso llegó en ciertos casos a superar el
crecimiento demográfico de algunos grupos no judíos.

La actitud tradicional tanto entre judíos como cristianos en relación a la vida judía
medieval insistió en un permanente valle de lágrimas y dolor, hipótesis
categóricamente cuestionada a partir de los escritos publicados en 1928 por Salo
Baron, quien dejó de lado las imágenes estereotipadas de los judíos europeos hasta
entonces prevalecientes.

Territorios islámicos

Los judíos siguieron controlando parte del comercio en Palestina y prosperaron bajo
la institución del dhimmi. A pesar de ser ciudadanos de segunda, no sufrieron
ninguna persecución, ya que sus preceptos en materia de dieta e higiene eran
similares a los de los musulmanes y, por otra parte, no constituían amenaza política
ninguna. De hecho, los judíos se adaptaron al mundo árabe, aprendieron su idioma
y ocuparon posiciones diversas en todos los sectores de la escala social, incluida la
corte.

España

Como en el resto de los países musulmanes, los judíos fueron bien tratados en Al-
Ándalus, experimentando una Edad de Oro entre los años 900 y 1100, en el Califato
de Córdoba. También eran aceptados en la corte de algunos reyes cristianos.

A partir del siglo XI hubo alborotos que obligaron a los judíos a refugiarse en guetos,
sobre todo en Marruecos, Libia y Argelia.

Europa

Ha habido poblaciones judías en Europa desde épocas muy tempranas,


especialmente en la zona que formó parte del Imperio romano, constituidas por
conversos al judaísmo, comerciantes y, más adelante, por los judíos expulsados
por Adriano. Según James Carroll, “los judíos constituían el 10% de la población
total del Imperio romano”.

Imperio otomano

Los judíos viven en Asia Menor desde hace más de 2400 años. La prosperidad
inicial en épocas helenísticas se deterioró bajo los bizantinos, pero se recuperó bajo
los varios gobiernos musulmanes. Durante el período otomano, Turquía era un asilo
seguro para los judíos y continúa teniendo una pequeña población judía hoy en día.

Renacimiento judío en Europa y América

A partir de 1791, por iniciativa de Catalina la Grande, los judíos del imperio ruso
fueron obligados a residir en las provincias de la así-llamada Zona de Asentamiento,
donde formaron una novena parte de la población. Allí, su número se incrementó
dramáticamente debido a las expulsiones de otras tantas aldeas y poblados.
Siglo XIX.

En Rusia, con Alejandro I como zar, la situación de los judíos se deterioró aún más.
A partir de 1827, con el propósito de que se alienaran de su religión, los judíos que
poseían entre 12 y 25 años debían servir en el ejército ruso durante 25 años, como
mínimo. Las comunidades judías debían proveer los reclutas y, cuando ello no tenía
lugar, los mismos eran secuestrados. Luego eran obligatoriamente “re-instruidos”,
esperándose que ellos se convirtiesen al cristianismo. En 1843, los judíos son
expulsados de Kiev, donde habían vivido durante siglos. El hacinamiento y la
precariedad prevalecieron por toda la Zona de Asentamiento. La típica comunidad
judía de la Zona de Asentamiento presentaba la forma del shtetl, aldea de algunos
miles de judíos cuyo foco es la sinagoga generalmente construida junto a la plaza
del mercado.

Siglo XX

Los judíos gradualmente consiguieron integrarse en Europa, luchando por sus


países de origen en la Primera Guerra Mundial, trabajando en las profesiones libres
y formando incluso parte de movimientos científicos y artísticos de vanguardia, el
antisemitismo xenófobo no solo permanecía, sino que incluso se incrementó. Su
forma más virulenta involucró destrucción de numerosas comunidades judías
europeas y el asesinato de alrededor de seis millones de judíos durante la Shoá.

Estado de Israel. El 29 de noviembre de 1947 las Naciones Unidas aprobó la


creación de un Estado judío y otro árabe en el Mandato Británico de Palestina, y
el 14 de mayo de 1948 el Estado de Israel se declara independiente, representando
la primera nación judía desde la destrucción de Jerusalén. Andréi
Gromyko, embajador de la URSS en la ONU, propone que Israel sea aceptado
como miembro de pleno derecho, cosa que el pleno de la ONU subsecuentemente
aprobó.

Siglo XXI

Sobre las ruinas de un antiguo templo judío dinamitado en 1948, Israel reconstruye
y restaura por completo la Sinagoga Hurva en Jerusalén, entre 2006 y 2010.
TERRITORIO
El marco geográfico La historia de Israel se desarrolla casi en su totalidad en la larga
y estrecha franja de tierra que está situada en el extremo oriental del Mediterráneo,
entre el mar y los desiertos de Arabia y Siria, entre los grandes focos culturales y
políticos de Mesopotamia y Egipto.

Esta franja de tierra ha recibido varios nombres a lo largo del tiempo: Primero,
Canaán, por sus primeros pobladores; Palestina, derivado del nombre de uno de los
pueblos que vivían allí: los filisteos (o pelistaim); y finalmente Israel, denominación
más corriente del pueblo judío (el nombre que Dios dio a Jacob) También la
conocemos como la Tierra prometida (por Dios a Abrahán y sus descendientes) o
Tierra Santa (porque nació allí Jesús).

Esta tierra estrecha y no demasiado fértil, limita al oeste con el mar Mediterráneo,
al sur con el desierto del Sinaí, al norte con las montañas nevadas del Líbano, donde
nace el río Jordán, cuyo curso, a modo de gran fosa, corre paralelo a la costa del
Mediterráneo y, tras atravesar el lago de Genesaret, desemboca en el mar Muerto.

Se trata de un país pequeño (28.000 Km ²), algo mayor que la Comunidad


Valenciana.

Está dividido en tres zonas naturales:

1. Una llanura costera que va de norte a sur en paralelo al mar Mediterráneo


2. Una zona montañosa a ambos lados del río Jordán
3. La depresión del río Jordán

RAZA
Divisiones del judaísmo

Judaísmo

 Ultraortodoxo

Conocido también como Hasidismo nació en Polonia en el siglo XVIII . Por ese
motivo siguen las tradiciones y la forma de vestir de Polonia y Alemania de aquella
época. Desconfían de personas de otras religiones y son muy devotos. Uno de los
grupos más conocidos son los Lubavitch de Nueva York.
 Ortodoxo

Se considera a sí mismo como el único verdadero, y mantiene la tradición inalterable


desde Moisés. Los judíos ortodoxos no pueden cumplir los 613 mandamientos
porque muchos estaban relacionados con la época del Templo, sin embargo, otros
siguen teniendo vigencia en la actualidad y han de ser cumplidos, aun cuando esto
resulte inconveniente en el mundo moderno.

 Conservador

Este grupo se formó en los Estados Unidos a través de dos grupos distintos. Dan
mucha importancia a que los judíos constituyen una nación: Israel. No siguen la Ley
judía en su totalidad, sino que se inclinan hacia interpretaciones más abiertas al
mundo moderno.

 Reformista

También conocido como progresista o liberal, se inició en Alemania en el siglo XIX


y se extendió especialmente por Estados Unidos, donde es en la actualidad el
judaísmo dominante. Defiende la autonomía individual para interpretar los preceptos
religiosos. El culto es menos ritual e incluye a la mujer, la cual puede ser ordenada
rabino. Los ortodoxos no los consideran judíos.

IDENTIDAD
El pueblo judío, en su etapa antigua, no formaba una verdadera unidad, sino que
era un conjunto de pastores seminómadas.

Era un pueblo patriarcal: la autoridad pasaba del padre (el patriarca o cabeza de
familia y la tribu) al hijo mayor, y las mujeres estaban subordinadas a ellos.

Adoraban al Dios pastor de sus antepasados, al que conocían como Él (que en


semítico significa Dios). En esta etapa aún aceptaban a otros dioses, e incluso
mantenían antiguos cultos animistas, como la veneración de piedras sagradas,
fuentes, etc.

IDIOMA
Las lenguas judías son un conjunto de idiomas que se desarrollaron en varias
comunidades judías, en Europa, Asia del oeste, y África del norte. Generalmente el
curso del desarrollo de estos idiomas fue a través de la adición de palabras y frases
hebreas, que expresaban conceptos y preocupaciones únicamente judíos, al idioma
local vernáculo. Debido a la naturaleza insular de muchas comunidades judías,
muchas lenguas judías conservaron el vocabulario y las estructuras lingüísticas
después de que se hubieran perdido o cambiado las formas primitivas de la lengua
de la cual descienden.

Al principio del siglo XIX, el yiddish era la lengua principal de los judíos en Europa
Oriental (haciéndose así la lengua hablada por la mayoría de judíos en el mundo),
mientras que judeoespañol estaba extendido por el Magreb, Grecia y Turquía y
grupos más pequeños hablaban judeoitaliano, judeogriego o karaim. Los judíos del
mundo árabe hablaron distintas variedades de judeoárabe, mientras que en Irán se
habló el judeopersa.

El Sidur (libro de rezos) fue completado posteriormente a la destrucción del


segundo Templo, y en su mayoría está escrito en hebreo y en arameo. En general
la mayoría de la oración judía sigue siendo en hebreo, aunque durante las distintas
épocas se han adherido algunas oraciones en distintos idiomas según las regiones
donde habitaban los judíos.

TRADICIONES

El comienzo de una vida judía.

La importancia de la primera ceremonia religiosa en la


vida de un judio, no reside en que a través de ella se determine su cualidad como
judío, sino que celebra la trascendencia de su nacimiento para la continuidad del
pueblo de Israel. En las ceremonias del Brit Milá y el Zeved Habat, los bebés reciben
sus nombres, su historia: genealogía, raíces, bagaje, y con ello, un propósito: ser
un eslabón más en esa cadena generacional, dar continuidad a su estirpe, a su
pueblo. Las leyes ancestrales dictaban la realización de sacrificios de
agradecimiento tras el nacimiento de un hijo, cualquiera que fuera su sexo, a los 40
días para los niños, y a los 80 para las niñas; el Talmud registra la costumbre de
plantar un árbol de cedro tras el nacimiento de un varón y un ciprés si era niña (Gittin
57a). El ritual central para dar la bienvenida a los varones al pueblo judío y su pacto
con D-os es el Brit Milá, ritual tan antiguo como el judaísmo en sí mismo.

Una alianza ancestral.

«Esta es mi alianza que habéis de guardar entre Yo y vosotros, también tu


posteridad: Todos vuestros varones serán circuncidados y eso será la señal de la
alianza entre yo y vosotros. A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo
varón, de generación en generación. De modo que mi alianza esté en vuestra carne
como alianza eterna» (Génesis, 17:10-14).

Durante siglos, el pueblo judío ha cumplido este precepto: la realización del Brit Milá,
cuya primera palabra significa pacto, alianza; la segunda, es circuncisión. Así, la
ceremonia del Brit identifica al niño judío como miembro de la alianza con D-os en
virtud de su nacimiento como judío dentro de un hogar del pueblo de Israel. Resulta
particularmente interesante que el ritual del Brit involucre específicamente al órgano
reproductor masculino, lo cual, por supuesto, no es coincidencia.

Un midrash cuestiona cómo supo Abraham que debía ser “removida” esa piel –y no
otra–, pues el texto hebreo se refiere a ella como orlatejem, del término orlá, que
fue traducido como “prepucio” debido al contexto del relato, sin embargo, la Torá
emplea esta misma palabra para referirse al corazón (Deuteronomio 10:16), los
oídos (Jeremías 6:10) y a los frutos de un árbol de tres años de edad (Levítico
19:23); por ello, el significado más cercano para el término orlá sería “cubierta”. De
acuerdo con el midrash, Abraham supo cuál era la orlá a ser circuncidada, en virtud
de la promesa de la alianza con sus futuras generaciones, fruto de su simiente. Para
Maimónides, una de las razones de que el signo de la alianza se realice en el órgano
reproductor masculino consiste en prevenir que quienes no creen en la unicidad de
D-os, declaren ser miembros del pacto por intereses personales. La circuncisión,
por elección a una edad adulta, puede ser tan dolorosa y desagradable, que nadie
la realizaría de no ser por un sincero deseo de pertenecer a la fe judía.

De acuerdo con los sabios, el Brit Milá es una señal tanto para D-os como para el
individuo, de la pertenencia de los miembros del pueblo judío al Pacto.
Técnicamente, no se requiere la ceremonia del Brit para hacer al niño judío –sólo
en caso de que la madre no lo sea–; al nacer en un hogar judío, el niño, quiera o
no, nace dentro de la Alianza con D-os, la cual conlleva dolor y sacrificio, pero
también honor y santidad. Este niño se convertirá en adulto, en el tipo de persona
que él decida, pero nunca podrá ignorar su identidad judía, la cual, igual que sus
rasgos físicos, su fecha y lugar de nacimiento, será siempre uno de los hechos de
su vida, es parte de lo que es, lo cual quedó marcado en su cuerpo a los ocho días
de su nacimiento.

Existe un midrash donde se narra que el gobernador romano en Eretz Israel, Turnus
Rufus, preguntó a Rabi Akiva por qué si a D-os no le agrada un hombre con
prepucio, no lo creo sin él desde el principio. Rabi Akiva le respondió que D-os creó
el mundo incompleto para que el ser humano pudiera ayudar a perfeccionarlo. Los
sabios afirman que la imperfección del mundo incluye a las personas. Ser un socio
“pactado” con D-os, significa que estamos dispuestos a ayudar a su
perfeccionamiento a través de nuestra propia transformación: «La semilla de la
mostaza debe ser endulzada, el altramuz debe ser suavizado, el trigo debe ser
molido, y el ser humano debe ser perfeccionado» (Tanjuma, Breishit 7f, 10a).

El mundo no es perfecto, es perfectible; no nacemos santos, pero podemos


santificar nuestro modo de vida. En Génesis se establece que Itzjak fue circuncidado
al octavo día de su nacimiento, por lo tanto, así debe ser con todos los
descendientes de Abraham –siempre y cuando el niño esté sano– aún cuando ese
día sea Shabat o coincida con Yom Kipur.

Los sabios explican que tras siete días, el niño ha vivido a través del acto de la
creación del mundo en el cual participará. En el octavo día, el niño, una vez con la
señal de la Alianza, deja de ser una parte pasiva de la naturaleza, convirtiéndose
en un agente humano activamente comprometido con el desarrollo de un universo
guiado por los preceptos divinos. Al octavo día de vida, el niño obtiene un nuevo
estatus a través del Pacto, se convierte en co-creador de D-os. La señal de la
Alianza marca su responsabilidad como socio de D-os para ayudar a la
transformación del mundo bello, pero imperfecto, que el Todopoderoso creó en esos
siete días. Este es un concepto muy significativo del judaísmo: el mundo fue creado
incompleto, requiere ser mejorado. Igualmente, los padres del bebé, sus
guardianes, deben nutrir esa vida sagrada a fin de que su potencial pueda hacerse
realidad, deben ayudarlo a perfeccionarse.
El ritual de la circuncisión supone la remoción de un apéndice del cuerpo cuyo único
propósito es ese: su remoción como símbolo de total obediencia a la voluntad de D-
os, y la transmisión de esta lealtad de generación en generación. Sin estar motivado
por las razones, el pueblo judío ha circuncidado a sus hijos varones como el signo
más distintivo de su lealtad al Creador y si bien en la antigüedad la circuncisión era
común entre diferentes pueblos, su práctica dentro del judaísmo le confirió ese
significado específico de la Alianza entre el Todopoderoso y el pueblo de Israel.
Significado tan trascendental que a lo largo de los siglos, los judíos han sufrido
humillación y peligro para cumplir con el precepto. Celebrando el Pacto De acuerdo
con el Talmud, el ritual del Brit Milá consiste de tres segmentos separados:

1. Milá, la remoción física del prepucio; 2. Periá, el desprendimiento y plegado de la


membrana; y Metzizá, la succión de la sangre de la herida. Este último paso no es
asignado por el Talmud como parte del rito en sí, sino como una medida higiénica.
Durante la ceremonia, algunas personas designadas por los padres del bebé son
honradas con el papel de presentar al niño. La kvaterin –madrina– hace entrega del
niño al kvater –padrino–, quien lo sitúa en las rodillas del sandek, quien tiene la
función de sostener al niño mientras el mohel practica la circuncisión. Entre las
bendiciones que se pronuncian durante la ceremonia, el mohel recita una beraja
afirmando que este acto representa el cumplimiento de una mitzva: «Bendito eres
Tú, Señor, nuestro D-os, Rey del universo, que nos santificaste con Tus preceptos
y nos prescribiste cumplir con el precepto de la circuncisión». El padre pronuncia
otra bendición estableciendo que a través de esta mitzvá el niño forma parte de la
alianza entre D-os y el pueblo judío: «Bendito eres Tú, Señor, nuestro D-os, Rey del
universo, que nos santificaste con Tus preceptos y nos prescribiste hacer entrar a
nuestros hijos en el Pacto de Abraham, nuestro patriarca», a lo que los asistentes
responden: «Al igual que ha ingresado en el Pacto de Abraham, asimismo hazle
llegar al estudio de la Torá, a la santidad del matrimonio y a una vida de buenas
acciones».

Como sea su nombre, así será.


La ceremonia del Brit Milá es una ocasión de alegría en
la que se festeja la llegada de un nuevo integrante a la familia, pero sobre todo,
celebra la continuidad de la identidad judía transferida de padre a hijo, misma que
se hace patente en el nombre hebreo del niño. Muchos padres dan a sus hijos un
nombre “secular” para ser empleado en contextos no judíos y un nombre hebreo o
idish para efectos religiosos y comunitarios. Dentro de la tradición se cree que el
Meshiaj llamará a la resurrección con el nombre hebreo. Tradicionalmente, el
nombre que se da al niño es una cuestión de gran importancia, pues existe la
creencia en que este tendrá una influencia considerable en el desarrollo de su
carácter; como señala la Torá: «kishmó, ken hú» –como su nombre, así es él–
(Shmuel I, 25:25), indicando que el nombre de una persona puede definir su
personalidad. Se considera que la costumbre ashkenazí de dar al niño el nombre
de un familiar recientemente fallecido –en muchos casos, un abuelo o bisabuelo–,
está basada en honrar la memoria del fallecido y que el niño llegue a emular en su
vida las virtudes de esa persona. Asimismo, la costumbre de nombrar al niño igual
que alguno de sus antepasados consanguíneos, lo identifica con la historia de su
familia y, por extensión, de su pueblo; enfatiza la pertenencia del recién nacido a
una larga cadena en la que, en ese momento, él se convierte en el último eslabón.
La ceremonia del Brit Milá y el otorgarle un nombre al recién nacido simbolizan la
transferencia de la identidad judía a través del nacimiento, de padre a hijo, de
generación en generación.

Celebrando También a las Niñas.


La tradición de celebrar Bat
Mitzvá es relativamente nueva, pues aunque existen algunos registros más antiguos
de ceremonias realizadas en Italia, Francia y Polonia, la práctica común se
estableció hasta 1922.

De acuerdo con la halajá, la mayoría de las obligaciones religiosas de las mujeres


se hallan limitadas, específicamente, a preceptos no relacionados con tiempo, es
decir, que no deben ser realizados en un momento particular. Las actividades
religiosas femeninas ocurren primordialmente en el ámbito de lo privado, en la
realidad familiar, en vez de en lo público-comunitario como en el caso de los
hombres. Debido a que las mujeres no requieren practicar preceptos de carácter
público, abierto y visible como los hombres, una ceremonia de Bat Mitzvá no tenía
mucho sentido.

A finales del siglo XIX, Joseph Jaim Eliyahu ben Moshe de Bagdad, Ben Ish Jai,
escribió: «y también la hija, en el día que entra a la responsabilidad de los preceptos,
aunque por lo regular no se realice para ella una seudá, no obstante, ese día será
de alegría. Ella usará ropas de Shabat y si se puede, ropa nueva y dirá la bendición
de Shejeyanu y estará preparada para entrar al yugo de los mandamientos».

En algunas comunidades, se acostumbra que las niñas tengan una lectura de la


Torá, por lo que la ceremonia se realiza en el servicio de shajarit en Shabat. En
otras comunidades, se realizan ceremonias u otros eventos festivos para marcar
este día, pero fuera de la sinagoga; e incluso hay quienes no lo festejan como una
ocasión religiosa particular.

En general, la preparación de las niñas para la celebración de esta ocasión involucra


que aprendan las mitzvot que deben cumplir como mujeres, así como bendiciones,
rituales y tefilot en hebreo. La preparación de las niñas consiste en que adquieran
los conocimientos para convertirse en mujeres respetuosas de su legado judaico,
pero, sobre todo, para que en el futuro puedan ser esposas y madres que
construyan sólidos hogares judíos.

Tefilin.

Un aspecto sumamente importante de convertirse en un ben mitzvá, es la


colocación de los tefilin, a partir de ella, el joven puede ser contado como un
miembro del minyan: un miembro completo de la comunidad. Desde ese momento,
en términos de su jerarquía dentro de los rituales, no hay diferencia entre este joven
de 13 años y los adultos; y si bien es cierto que de acuerdo con el halajá a esta
edad el niño no es visto aún como responsable en otras áreas –como la vida
comercial–, en el ámbito ritual se le considera apto para llevar a cabo las prácticas
judaicas en su totalidad.

Durante la época talmúdica los tefilin se usaban todo el día y no tenían una
asociación especial con las plegarias. Se cree que el abandono de esta costumbre
se debió al hecho de que muchos judíos no los vestían cuando no se sentían lo
suficientemente puros para usarlos, por lo que comenzaron a emplearse solo en el
servicio religioso de la mañana.

Los tefilin, que deben ser completamente


negros y formar cubos perfectos, cuyo nombre es batim –casas–, contienen en su
interior, escritos a mano por un sofer –escriba–, cuatro pasajes de la Torá: Éxodo
13:1-10, Éxodo 13:11-16, Deuteronomio 6:4-9 y Deuteronomio 11:12-21. Muchos
comentaristas, entre ellos Shmuel ben Meir, el Rashbam, sostienen que el simple
significado de estos pasajes es que las palabras de la Torá deben estar de manera
constante en la mente y el espíritu, como en los versículos: «Ponme cual sello sobre
tu corazón, como un sello en tu brazo» (Cantar de los Cantares 8:6) y «La piedad y
la lealtad no te abandonen; átalas a tu cuello, escríbelas en la tablilla de tu corazón»
(Proverbios 3:3).

En la tradición rabínica se emplea la expresión tefilin shel yad, de la “mano”, para


referirse a la filacteria del brazo, la cual contiene las cuatro secciones en una sola
pieza delgada de pergamino. En el tefilin shel rosh, de la cabeza, la bait –casa–
posee cuatro compartimentos separados, uno para cada pasaje.

Una interpretación refiere que los pasajes de la bait de la cabeza se hallan


separados y los de la mano juntos en solo pergamino, para simbolizar que, si bien
pueden existir diferencias de opinión, la práctica del judaísmo es uniforme.

Las tiras de piel negras se insertan en la bait de la cabeza acomodadas de manera


que formen un nudo con la figura de la letra dalet, el cual se posiciona en la parte
posterior del cuello. La tira del brazo forma otro nudo, cuya figura corresponde a la
letra yud. La letra shin se halla grabada sobre la piel del tefilin de la cabeza. Así, los
tefilin contienen las letras shin, dalet y yud, que forman la palabra Sha-dai, uno de
los nombres Divinos. En algunos tefilin se usa la letra mem en vez de la dalet,
formando la palabra Shmi, “Mi Nombre”.

Existen bendiciones especiales para la colocación de las dos filacterias. La tradición


rabínica señala que los tefilin deben usarse en el brazo más débil, tal vez para
simbolizar que el lado más flaco de la naturaleza humana requiere ser fortalecido a
través de la observación de los preceptos; por ello, alguien zurdo los usará en su
brazo derecho. El nudo se aprieta y la tira de piel se envuelve siete veces alrededor
del brazo, enrollándose tres veces alrededor del dedo medio mientras se recitan
versículos del libro del profeta Oshea (1:21-22).

El cubo del brazo debe colocarse apuntando en dirección al corazón, así, con el otro
en la cabeza, simbolizan que en el servicio de D-os se debe usar la mente, el
corazón y las manos.

Los tefilin no se usan en Shabat ni en las fiestas debido a que estos últimos son
descritos como “signos”, igual que los tefilin, por lo que cuando los otros “signos” se
hallan presentes no hay necesidad de vestir los tefilin.

La Torá menciona tres mitzvot descritas con la palabra ot –signo–: Brit Milá, Shabat
y Tefilin (el arco iris también es señalado como ot, pero no existe una mitzvá
asociada a él).

Asimismo, la Torá refiere a los tefilin como zikaron –recuerdo– (Éxodo 13:9) y como
totafot (Éxodo 13:16, Deuteronomio), palabra a la que generalmente se ha dado el
significado de “símbolo”. En dos versículos de Éxodo 13, se dice que los tefilin son
un recordatorio de la salida de Egipto; en los pasajes de Deuteronomio (6:8, 11:18),
parece referirse a ellos como recordatorio de la Ley de la Torá. De esta forma, el
pacto entre Israel y el Todopoderoso en el Monte Sinaí tiene un signo que se usa
diariamente en el brazo y la cabeza para recordar a su portador todas sus
obligaciones descritas en el resto de la Torá. No obstante, a pesar de simbolizar un
signo del Pacto, no son llamados Ot Brit. Esto se debe a que el Pacto en el Sinaí no
representó una nueva relación entre D-os y el pueblo judío, sino otra faceta en el
desarrollo de la que ya existía. Esto es, tras la revelación en el Monte Sinaí, la
circuncisión se mantuvo como el signo de identificación del lazo particular entre D-
os y el pueblo judío. Sin embargo, debido a que la naturaleza del lazo fue alterada
con la entrega de la Torá, se introdujo un nuevo signo para marcar la amplitud de lo
que esa Alianza significa e implica, y esto es lo que representa el signo de los tefilin.

Por lo anterior, la colocación de los tefilin es uno de los aspectos centrales del Bar
Mitzvá, su centralidad simbólica corresponde en gran medida a la idea de que
cumplir con su colocación representa para el individuo –mente, cuerpo, corazón–
su compromiso con sus tradiciones ancestrales. De este modo, integra a sí mismo
los textos centrales para su pueblo, en su cabeza y cerca de su corazón: el niño
ahora está atado a la comunidad, a sus creencias y valores... a su pasado y a su
futuro.

Matrimonio.

En el judaísmo, desde el momento en que nacemos estamos destinados al


matrimonio: lejupá ulema’azim tovim –para la jupá y las buenas acciones–, decimos
cuando se nombra a un recién nacido. Por ello, el matrimonio es un suceso de gran
alegría que representa la concreción de un objetivo y el recibimiento de una
bendición Divina.

La unión básica creada por D-os es hombre y mujer, una sola carne; en el
matrimonio, la pareja se completa y se complementa, vuelve a su estado natural, a
ese triángulo compuesto por dos seres humanos y su Creador, el cual,
naturalmente, se halla santificado por el Todopoderoso.
El matrimonio no forma parte de un código legal, es la consolidación de un amor
que busca santidad, la perpetuación de sus raíces… trascendencia, al mismo
tiempo que constituye un elemento básico del orden social natural. Así, la boda judía
representa la entrada formal de los contrayentes al mundo en comunidad, al ámbito
de la preservación del pueblo judío, cuyo futuro depende de cada unión matrimonial.

La importancia del matrimonio judío reposa en cómo la pareja percibe su vínculo,


en el amor que se demuestra y en la forma en que los valores judíos se expresan
cotidianamente en el hogar, cuya construcción debe cimentarse en el cuidado de su
fe y sus raíces, de sus tradiciones y costumbres, y de su pertenencia a una
comunidad que forma parte del pueblo judío: Harei at mekudeshet li(…) bedat
Moshé veIsrael –Por este medio eres santificada a mí(…) de acuerdo con la Ley de
Moisés e Israel–.

La boda constituye un jubiloso acontecimiento del ciclo de vida judía, cuya


celebración es motivo de inmensa alegría para familiares, amigos, comunidad y para
el pueblo de Israel en su totalidad.

Rituales y costumbres.

Tnaim.

El término tnaim, literalmente, significa “condiciones”, y se emplea para definir la


ceremonia de compromiso. Esta costumbre de origen ashkenazí, consistía en la
reunión de las familias de los contrayentes para firmar el acuerdo referido a la dote
y la fecha de la boda, y anunciar públicamente el compromiso.

La ceremonia de Tnaim representa el inicio formal de la temporada de la boda, a


partir del cual ella es considerada Hakalá –la novia– y él Hajatán –el novio–.

El rompimiento de un plato de cerámica al final de la ceremonia, simboliza que aun


en medio de la alegría tenemos presente la destrucción del Beth Hamikdash. Se
acostumbra que las jóvenes solteras asistentes a la ceremonia conserven un trozo
del plato roto para que también ellas celebren pronto su propia boda.

Tish.

La recepción del novio es denominada en idish Tish, pues se lleva a cabo alrededor
de una mesa en la que toman lugar el padre del novio, el padre de la novia, rabinos,
e invitados masculinos.

El principal objetivo del Tish, es la legitimación de la Ketubá –contrato matrimonial–


, que es cuidadosamente revisada por el rabino para constatar que todos los detalles
sean correctos.

Entonces, el novio acepta formalmente todas las obligaciones a las cuales se


compromete en la Ketubá. El rabino le da una prenda pequeña, como un pañuelo,
y el novio, ante dos testigos, lo toma y lo levanta en señal de consentimiento.

Para finalizar, este procedimiento, llamado kinyan, el rabino agrega al final de la


Ketubá la palabra aramea vekanina, y los testigos firman.

Oifruf.

La ceremonia de Oifruf consiste en que el novio “suba” a leer la Torá el Shabat


anterior a su boda.
Este es un suceso festivo en el que familiares y amigos felicitan al novio y en
ocasiones le arrojan dulces, simbolizando sus deseos de un futuro dulce en pareja.

Mikve.

Tradicionalmente, la novia realiza su primera visita a la Mikvé –baño ritual– un día


antes de la boda. Entrar a la Mikvé, simboliza un momento íntimo de transformación
que muchas novias comparten con familiares y amigas, por lo que es un
acontecimiento muy emotivo y alegre.

Estar preparada para entrar a la Mikvé, no sólo implica estar completamente limpia
físicamente, todo el cuerpo, cabello, uñas, oídos, dientes, nada de maquillaje… sino
también, sentirse espiritualmente preparada para la inmersión. La novia se sumerge
en el agua de la Mikvé y pronuncia la brajá correspondiente.

Muchas novias acostumbran rociar a sus familiares y amigas solteras con agua de
la Mikvé, para que también ellas pronto celebren su propia boda.

Badeken.

La ceremonia del velo, conocida como badeken, es quizá una de las costumbres
más antiguas. En algunas comunidades se acostumbra que sea el novio quien cubre
el rostro de la novia, en otras que lo haga un rabino.

El velo simboliza la modestia que debe adoptar la novia al elevarse al estado de


casada. Asimismo, también representa que el interés del novio no se centra en la
belleza física, sino en las cualidades internas de la novia, en su espiritualidad.

La ceremonia del velo tiene como objetivo verificar que, efectivamente, la novia sea
aquella con quien se comprometió el novio.

Jupá.

La Jupá –dosel matrimonial–, bajo la cual se lleva a cabo la ceremonia de


matrimonio, generalmente está constituida por un techo cuadrado de tela y cuatro
palos como sostén. Simboliza el nuevo hogar donde el novio llevará a la novia, por
ello, el novio arriba a ella antes que la novia, así como una vez que ambos se
encuentran bajo la jupá, la novia a la derecha del novio, junto con los padres de
ambos, representa la proclamación pública de que, a partir de ese momento, están
unidos como marido y mujer.

El Talmud señala que la Jupá, igual que la tienda Abraham Avinu, está abierta por
sus cuatro lados para que el hogar recién formado se halle siempre abierto a
cualquier visitante que llegue de cualquier dirección.

Erusín.

La ceremonia de matrimonio incluye dos partes, la primera es denominada Erusin –


compromiso– que da inicio cuando los contrayentes se encuentran bajo la Jupá. La
ceremonia está conformada por dos brajot –bendiciones– pronunciadas por el
rabino oficiante: Boré pri haguefen –bendición del vino–, y Baruj Atá Hashem,
mekadesh amó Israel al yedei jupá vekidushin –“Bendito eres Tú, Señor, que
santificaste a Tu pueblo con la jupá y los ritos sagrados del matrimonio”–.

Esta bendición, enuncia claramente que el matrimonio no es un asunto privado, sino


que es un evento que involucra a toda la comunidad, pues a través de él es
santificado el pueblo de Israel, y se manifiesta su capacidad de supervivencia.

Tras esta brajá, el novio bebe de la copa de vino, luego la novia, simbolizando el
compromiso de compartir sus vidas a partir de ese momento.

Anillos.

Tras la segunda bendición de


Erusin, se lleva a cabo la ceremonia de los anillos, el acto que formaliza el
matrimonio. El novio coloca el anillo en el dedo índice de la mano derecha de la
novia y pronuncia: Harei at mekudeshet li betavat zo kedat Moshe VeIsrael –“Por
medio de este anillo tú estás consagrada a mí de acuerdo con la Ley de Moisés e
Israel”–. Una vez más, se reafirma la trascendencia comunitaria del matrimonio,
tema central durante toda la ceremonia.

El anillo debe ser sencillo, de preferencia un aro simple sin ningún grabado o
inscripción, pues la circunferencia y solidez del anillo simbolizan la perdurabilidad
de la unión matrimonial; sin embargo, el anillo debe tener algún valor, pues
representa un regalo valioso que el novio da a la novia.

Ketuvá.

Después de la ceremonia del anillo, se lee públicamente la Ketuvá –contrato


matrimonial–, marcando con ello la separación de los segmentos que conforman la
ceremonia.

La Ketuvá, escrita en arameo, contiene las obligaciones que el hombre se


compromete a cumplir: proteger, dar sustento, techo y vestido, así como satisfacción
sexual a su mujer.

El objetivo principal de la Ketuvá es que el hombre no se divorcie contra la voluntad


de la mujer, por ello tras la lectura, el rabino oficiante entrega la Ketuvá a la novia.

Nisuin.

La segunda de las dos partes de la ceremonia de matrimonio es denominada Nisuin


–matrimonio– y se realiza después de la lectura de la Ketuvá.

Tras la lectura de las Shiva Berajot –siete bendiciones– los novios de nuevo beben
de la copa de vino. Las bendiciones –exceptuando la última– enfatizan en el tema
de la creación. Rashi, explica que la segunda brajá es en honor de todos los
reunidos en la ceremonia; la tercera, es en honor a la creación de Adam; las tres
siguientes son específicamente para la pareja; y la última es en honor de todo el
pueblo judío.

Copa.

El último elemento de la ceremonia, es el rompimiento de la copa. Tradicionalmente


se acostumbraba que el novio fuera quien rompía la copa, pero hoy, existen bodas
donde ambos contrayentes lo hacen.

Una vez más el recuerdo de la destrucción de los Batei Hamikdash es expresado


en una ocasión de gran alegría, con el rompimiento de la copa.

Algunas opiniones explican que la copa simboliza a la pareja, la cual al romperse


entra a un estado irreversible, es decir, representa
la esperanza en que la pareja no cambié ese
estado de unión matrimonial.

Seudat Mitzvá-Banquete.

El banquete festivo es una seudat mitzvá, es decir,


una comida festiva que es parte de la ceremonia
matrimonial, por lo que participar en ella es una
mitzvá.

Ocasión sumamente festiva, provocar alegría y regocijo a los


novios es considerado un acto de jesed –bondad, amor hacia los
demás–; el Talmud señala que esta acción es como llevar una
ofrenda al Templo de Jerusalem.

En algunas bodas, tras el banquete festivo se vuelven a recitar


las Shiva Berajot, bendiciendo con ello, una vez más, la creación
Divina y por su puesto a la pareja que ya constituye una familia más del pueblo de
Israel.

VESTIMENTA
En mujeres:

Es modesta, de una manera similar a la de cualquier denominación judía ortodoxia,


aunque en algunos casos, es más estricta. Las mujeres llevan siempre el cabello
largo y cubierto con pañoletas, tradicionalmente, una mujer judía jamás muestra su
cabello a nadie sino a su esposo, en la intimidad.

En hombres:

Durante los días de la semana, suelen usar sacos largos de colores oscuros: negro
o azul marino y sombreros negros. Algunas personas
usan un sombrero conocido como Biber Hit, plano por
arriba y forrado de terciopelo. Durando los servicios
religiosos utilizan una cinta negra de seda llamada
Gartel. En sábado se usan sacos negros de seda
llamados Bekishes y los hombres casados usan
sombreros de piel conocidos como shtraimel.
También se utilizan dos objetos: el kipá que surgió como una costumbre,
estableciéndose luego como señal de respeto a Dios y de identificación con la
nación elegida (la judía) y el talit que es el modo de dar cumplimiento a un
mandamiento que Dios le ha ordenado a Israel.

Ambos objetos tienen especial significado para el judaísmo en su vinculación con


Dios, por lo que deben ser usados estricta y exclusivamente de acuerdo a las
normas y reglas que han sido establecidas por la Torá.

GASTRONOMIA
La gastronomía judía se dice que es una cocina familiar con raíces ancestrales, que
está directamente relacionada con las fiestas del calendario judío y con el descaso
sabático. En ella están integradas algunas especialidades culinarias de todos los
países de la Diáspora.

La comida aceptada para el consumo en el judaísmo es llamada Casher, que


significa apto o adecuado. Cashrut es el término utilizado en hebreo para designar
al conjunto de las leyes y costumbres aplicables a la comida autorizada. En Yiddish
se dice Kosher, que significa adecuado, válido y correcto. Muchas veces es esta
palabra la que se utiliza y no la castellana Caser, que es la apropiada. Lo contrario
de Kosher es Terefá: Impropio.

La cocina judía sigue una serie de reglas alimentarias que son llamadas kashrut,
que están descritas en la Torá, analizadas y desarrolladas en el Talmud y
codificadas en el Shuljan Aruj, código legal judío, que divide los alimentos en apto
“kaser“o prohibido “taref“.

Aunque pueda parecer que las reglas de la cashrut limitan muchos alimentos,
también es cierto que garantizan la frescura de los productos, donde los animales
perfectamente sanos son sacrificados, sin sufrimiento, la carne de vaca y carnero
únicamente es cuidadosamente e higiénicamente manipulada, lavada, salada y
flambeada para quitar toda la sangre, ya que está totalmente prohibido comer
sangre animal, a excepción de la de pez.

Está dividida en dos ramas principales, de los sefardíes, judíos de España y de los
países mediterráneos, y de la los askenazíes, judíos de Europa Central, ambas han
mantenido formas de cocción similares, pero las recetas han ido incorporado tanto
formas de cocción como productos locales.

De una forma general, en la cocina judía predomina mucho la fritura, sobre todo en
sus postes, y la mezcla de lo dulce con lo salado, como por ejemplo la carpa rellena,
las cebollas con azúcar, la pástela o las empanadillas de pasta rellenas de carne,
miel y hortalizas.

Para compensar los ayunos obligatorios (tres


días completos como mínimo a lo largo del año),
se organizan después copiosas comidas, ya que
a pesar de que la religión está en contra de la
glotonería y de la embriaguez, no condena
disfrutar de los placeres de la mesa.

Tradicionalmente, el pescado se prepara el


viernes y es comido el sábado, día en el que está prohibido incluso encender el
fuego, el huevo es el símbolo de totalidad y de la muerte, figurando en numerosos
platos de fiesta, la miel recuerda a la Tierra Prometida y el pan trenzado “hallah“a
los panes de sacrificio. La forma que se les da a los alimentos pueden hacer
referencia a personajes bíblicos, como las “orejas de Hamán“, dulce clásico de la
fiesta del Purim.

Una de sus características principales y fundamentales, es la prohibición de


consumir y cocinar juntos productos y derivados cárnicos con productos o derivados
lácteos, llegando incluso a utilizar utensilios de cocina, vajillas, cubiertos y baterías
distintas.

Alimentos prohibidos para la comunidad Judía

 Cualquier tipo de animal invertebrado, por eso alimentos susceptibles de


tener gusanos deben de ser escrupulosamente lavados antes de ser
cocinados: la lechuga, la coliflor, el perejil, algunos cereales, frutos secos,
legumbres o frutas, como manzanas o peras.
 Los animales rumiantes que no tienen la pezuña partida como el camello, la
llama.
 Animales que tienen la pezuña partida,
pero que no son rumiantes: cerdo, jabalí,
hipopótamo.
 Los que no son rumiantes, ni tienen la
uña partida tampoco: roedores,
mamíferos marinos, los carnívoros…
Hay 42 especies prohibidas, entre ellas hay que destacar: cerdo, caballo,
camello, conejo, perro, león, ballena, oso. La leche de los animales
prohibidos, así como sus derivados, también está prohibida.
 De las Aves, según Isaac ben Meir: el buitre, el cuervo, el halcón, la lechuza,
el avestruz, la garza, la grulla, la gaviota, el vencejo, la cigüeña y el águila.
Los huevos de estas especies también están prohibidos.
 Huevos fecundados que tengan una mancha en la clara o algo de sangre.
 Peces que no tengan aletas y escamas: pez espada, esturión, tiburones,
rayas, anguila, congrio, rodaballo. Aceite y huevas de estas especies.
 Mariscos, moluscos cefalópodos y demás
invertebrados marinos.
 Anfibios, reptiles, invertebrados.

Alimentos permitidos

 Las frutas, verduras, legumbres y, en general, productos de la tierra:


 Animales rumiantes que además tienen la pezuña partida: vaca, buey, cabra,
oveja, cordero, ciervo, búfalo.
 Aves: hay cierta disparidad, según el rabino Isaac ben Meir Hacohén en su
libro Zibhé Cohén (liorna 1832): la gallina, el pavo, el ganso, el pato, la
codorniz, la perdiz, el gorrión, la tórtola y la paloma.
 Huevos sin fecundar.
 Peces que tengan aletas y escamas: escamas que deben superponerse unas
con otras y ser de origen óseo (si son diminutas no sirven), como la merluza,
mero, atún, bonito, salmón, bacalao, truca, carpa, dorada, lubina.
 Miel: aunque los derivados de los alimentos prohibidos también están
prohibidos, la miel no lo está, porque se interpreta que la abeja, que sí es un
animal prohibido para el consumo, sólo es el instrumento y no la creadora del
producto.

Costumbres

Antes de comer hay que lavarse las manos y recitar la correspondiente “berajá”,
después el “hamosí”: la bendición sobre el pan. Cuando se termina la comida se
dice la “bircat hamazón”, una oración de Acción de Gracias. Los sábados y los
festivos, antes de la bendición sobre los panes, se canta “el quindús”: la santificación
sobre el vino.
La mayoría de sus festividades se celebran con una comida especial: la circuncisión,
la bar misvá, el final de los estudios… Todo se celebra con un banquete, e incluso
los duelos tienen su propia gastronomía.

CREENCIAS
Los judíos se consideran el pueblo elegido del único Dios.

La relación de Dios con los judíos se caracteriza por ser una alianza bicondicional.
El acuerdo se explica en el libro del Éxodo: “Si oís mi voz y guardáis mi Alianza,
seréis mi propiedad entre todos los pueblos”. Para preservar esta relación, los judíos
deben observar la Ley de Dios”.

El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente


y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle
la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros
tercero y cuarto de la Tora. Consecuentemente, las normas derivadas de tales
textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la
observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.

La Torá fue considerada tradicionalmente como la principal revelación de Dios y de


su ley a la humanidad.

Se considera como válido para todos los tiempos. Sus leyes se aclararon y
detallados en la Torá oral, o la tradición de los ancianos, y fueron escritas en la
Mishnah y el Talmud. Así, el judaísmo no se detuvo en desarrollo después de la
Biblia se completó. La tradicional oración judía libro es un importante Resultado de
este proceso de desarrollo, lo que refleja las creencias básicas del judaísmo, así
como los cambios de énfasis, en respuesta a las condiciones cambiantes. Literatura
judía jurídicos, éticos, filosóficos, místicos, y devocional es prácticamente
interminable.

Los 13 principios de fe:

 Dios existe.
 Es único.
 Es un ser incorpóreo (no está hecho de carne y sangre como los humanos).
 Es eterno.
 Sólo Él puede ser adorado.
 Los profetas revelaron la palabra de Dios.
 Moisés fue el mayor de todos los profetas.
 Dios se reveló a Moisés y le entregó la Torá.
 Ni Dios ni la Torá pueden cambiarse.
 Dios sabe todo.
 Los hombres serán recompensados por sus buenas obras y castigados por
las malas.
 El Mesías vendrá a la tierra.
 Los muertos resucitarán.
Otras creencias

 El hombre es fundamental en el universo. Se ve a sí mismo como socio


con Dios en el interminable proceso de la creación. En el pensamiento
rabínico, "Dios necesita al hombre tanto como el hombre necesita a Dios."
 El hombre es un agente moral responsable, plenamente responsable de
sus actos. Él es libre de dar forma a su propio destino.
 El progreso humano es posible que el hombre se da cuenta del gran
potencial dentro de él. La naturaleza del hombre es básicamente bueno, o
neutral, libre de la carga del pecado original. Así, el hombre puede ser
optimista y esperanzado sobre su futuro.
 Esto - mundanalidad es una marca distintiva del judaísmo Dios. Las
Escrituras hebreas centrarse más en la tierra y el hombre que sobre el cielo
y la. Por lo tanto, la especulación largamente acerca de la vida futura y las
realidades de otro mundo nunca ha ocupado una posición importante en el
pensamiento judío.
 Toda la vida debe considerarse sagrado. El hombre es tratar de imitar a
Dios en la santificación de todas sus acciones. El tiempo debe ser
impregnada de las semillas de la eternidad.
 El hombre es buscar la paz, la justicia y la justicia. La salvación depende
de la mejora de la sociedad a través de buenas obras. Históricamente, los
judíos han visto al Mesías ungido como representante de la humanidad de
Dios (no es un Dios - hombre) que se plasmaría en una edad de oro de la
redención social y espiritual. Hoy, sin embargo, la Reforma del Judaísmo
enseña que la Era Mesiánica aparecerá cuando la humanidad
colectivamente, por sus actos, alcanza un nivel de verdadera iluminación, la
paz y la justicia.
 Creemos que un día vendrá al mundo un enviado de Dios, el Mesías para
anunciar la paz mundial y restaurar el poder del pueblo.

RELIGIÓN
El término judaísmo se refiere a la religión, tradición y cultura del pueblo judío. Es
una de las tres religiones monoteístas, junto con el cristianismo y el Islam,
originadas en Medio Oriente, llamadas «religiones del Libro» o «abrahámicas».
Aunque no existe un cuerpo único que sistematice y fije el contenido dogmático del
judaísmo, su práctica se basa en las enseñanzas de la Torá, también
llamada Pentateuco, compuesto por cinco libros. A su vez, la Torá o el Pentateuco
es uno de los tres libros que conforman el Tanaj (o Antiguo Testamento), a los que
se atribuye inspiración divina.

El rasgo principal de la fe judía es la creencia en


un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y
elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y
las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá. Otra de las
características del judaísmo, que lo diferencia de las otras religiones monoteístas,
radica en que se considera no solo como una religión, sino también como
una tradición, una cultura y una nación. Las otras religiones trascienden varias
naciones y culturas, mientras que el judaísmo considera la religión y la cultura
concebida para un pueblo específico. El judaísmo no exige de los no judíos unirse
al pueblo judío ni adoptar su religión, aunque los conversos son reconocidos como
judíos en todo el sentido de la palabra. Asimismo, el judío ha sido comisionado por
sus escrituras a ser «luz a las naciones» y propagar el monoteísmo ético por todo
el mundo. La religión, la cultura y el pueblo judío pueden considerarse conceptos
separados, pero están estrechamente interrelacionados. La tradición y la cultura
judía son muy diversas y heterogéneas, ya que se desarrollaron de modos distintos
en diferentes comunidades y cada comunidad local incorporó elementos culturales
de los distintos países a los que llegaron los judíos a partir de la dispersión.

La tradición se remonta a Abraham, llamado el primer hebreo, por haber venido a la


tierra de Canaán desde Mesopotamia siguiendo el llamado de Dios, hace unos
4000 años. Abraham es considerado patriarca por los tres principales credos
monoteístas, por lo que a estos se los conoce también con el nombre de religiones
abrahámicas.

Es el primero de los tres Patriarcas del Judaísmo. Su historia es contada en todos


los textos sagrados de las religiones abrahámicas y juega un papel importante
como ejemplo de fe en el Judaísmo, Cristianismo e Islam.
La narrativa bíblica gira en torno a los temas de la posteridad y la tierra. Abraham
es llamado por Dios a dejar la casa de su padre, Terah, y establecerse en la tierra
dada originalmente en Canaán, pero que ahora Dios le promete a Abraham y su
descendencia. Se presentan varios candidatos que podrían heredar la tierra
después de Abraham, pero todos son rechazados en favor a Isaac, su hijo con su
media-hermana Sara. Abraham compra una tumba (la Tumba de los Patriarcas)
en Hebrón para ser la tumba de Sara, estableciendo así su derecho a la tierra; en
la segunda generación su heredero Isaac contrae matrimonio con una mujer de sus
propios parientes, excluyendo así a los cananeos de cualquier herencia. Abraham,
tiempo después, contrae matrimonio con Cetura y tiene seis hijos más, pero en su
muerte, cuando es enterrado al lado de Sara, es Isaac quien recibe "todos los
bienes de Abraham", mientras los otros hijos reciben solo "regalos".
La historia de Abraham no puede ser relacionada con exactitud a ningún tiempo
específico, aunque es ampliamente reconocido que la Era Patriarcal, junto
al Éxodo y el periodo de jueces, es una construcción literaria tardía que no se
relaciona con ningún periodo en la historia actual.4 Una hipótesis común entre los
eruditos es que fue compuesta en el periodo Persa temprano (finales del siglo VI
a.C.) como resultado de las tensiones entre terratenientes Judíos que habían
permanecido en Yehud durante el cautiverio de Babilonia y trazaron su derecho de
tierra a través de su "padre Abraham", y los exiliados que regresaron que basaron
sus demandas en Moisés y la tradición del Éxodo.

¿Quién es considerado judío?


La identidad judía no depende en primer lugar de la aceptación de creencias o del
seguimiento de un modelo de vida determinado. Es tema de debate entre los
religiosos, los filósofos y los sociólogos judíos sobre quién es considerado judío.
Dentro de la religión judía, existen tres ramas que la conforman y cada una de ellas
tiene una versión propia de quien es reconocido como judío.
En primer lugar, el judaísmo ortodoxo defiende que la ley judía (halajá) establece
que aquel que ha nacido de madre judía o ha realizado un proceso de conversión
(guiur) conducido por un rabino, una comunidad judía (la sinagoga) y finalizado ante
un beit din (tribunal judío) ortodoxo, es judío por definición.
En segundo lugar, el judaísmo conservador defiende los mismos puntos, con la
particularidad de que los procesos de conversión aceptados son los realizados por
la ortodoxia (proceso anteriormente citado) o por los beit din propios del judaísmo
conservador.
En tercer lugar, los reformistas creen que son judíos aquellas personas que han
nacido de padres judíos o se han convertido ante un beit din ortodoxo, conservador
o ante un rabino reformista (cabe mencionar que cada rabino reformista tiene
libertad para decidir cuándo un prosélito pasa a ser judío). A este punto cabe añadir
que los rabinos reformistas estadounidenses establecieron que los hijos de padre
judío podían ser considerados como tales si recibían algún tipo de educación judía.
Esto se debe a que un 57 % de los hombres judíos decidían casarse con mujeres
gentiles.
Los judíos caraítas, citando prácticas del Tanaj, consideran judío a todo aquel que
nazca de padre judío.
Por lo tanto, ser judío es una cuestión de ascendencia biológica o adopción
espiritual, por medio de hacerse prosélito, descendientes biológicos o
espiritualmente de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. Según la halajá, una
persona judía puede ser cristiana o musulmana sin perder su condición formal de
judío, pero perdiendo los derechos religiosos y comunitarios como por ejemplo, el
derecho a la sepultura en un cementerio judaico.
A pesar de todo esto, convertirse al judaísmo desde otra confesión (o ninguna) es
posible, pues en el Talmud se menciona lo siguiente: «Los rabinos dicen: "Si alguien
llega y quiere ser un converso, ellos le dicen: '¿Por qué quieres ser un converso?
¿Acaso no sabes que los judíos están hostigados, acosados, perseguidos y
acorralados, y que numerosos problemas los aquejan?' Si contesta: 'Lo sé, y no soy
digno', entonces lo reciben sin que sea necesario argumentar nada más"».
Sin embargo, en la práctica será una tarea ardua y compleja, ya que la Torá debe
ser seguida por toda la comunidad. Hubo una época en la que
el cristianismo consideró una grave ofensa la conversión de sus fieles al judaísmo,
y se defendían aludiendo a esta obligación argumentando que por ello no hay
ningún tipo de provecho al convertirse al judaísmo ni motivo para fomentar la
conversión.
Este punto es uno de los que más diferencia al judaísmo del cristianismo o
del Islam, pues a estas dos últimas religiones monoteístas cualquiera puede
pertenecer con tan solo que profese y respete sus creencias.
Estos son algunos de los principios sobre los que se basa la religión judía o que la
caracterizan.

 El judaísmo se basa en el Tanaj (lo que los cristianos llaman Antiguo


Testamento), compendio de 39 libros que cuenta la historia del hombre y de los
judíos, desde la Creación hasta la construcción del Segundo Templo, e incluye
también preceptos religiosos, morales y jurídicos; filosofía, profecías y poesía,
entre otros. Sus cinco primeros libros, en conjunto conocidos con el nombre de
"la Torá" o "Pentateuco", son considerados escritos por inspiración divina y, por
ende, sagrados, y su lectura pública en la sinagoga los días lunes, jueves
y sábados forma parte fundamental del culto judío, lo que le ha valido al pueblo
judío el nombre de «Pueblo del Libro».
 Los preceptos jurídicos, éticos, morales y religiosos que emanan de la Torá, y
que junto a su explicación de la Mishná conforman el corpus jurídico principal
del judaísmo, el Talmud, son conocidos como la ley judía o Halajá (‫הֲ לָ כָה‬,
"camino"), cuya fuente compilativa principal y reconocida por los judíos de todo
el mundo.
 La plegaria más solemne de la religión judía, que plasma la esencia misma de
la creencia monoteísta, aparece en el quinto y último libro de la Torá: "Oye,
Israel, el señor es nuestro Dios, el señor es Uno". Los creyentes la recitan dos
veces por día, en las oraciones matutinas (‫שחֲ ִרית‬, ַׂ Shajarit) y de la noche
(‫עַׂ ְר ִבית‬, Arvit).
 El símbolo judío de nuestros días por excelencia es la estrella de David llamado
así por la creencia de que el rey David lo adoptó como símbolo de armas en su
escudo de guerra y en el de sus soldados, aunque aparece con su significado
actual muchísimo más tarde, hacia la Edad Media. El símbolo conocido más
antiguo del judaísmo es el candelabro ritual de siete brazos (‫נֹורה‬
ָ ‫מ‬,
ְ la Menorá),
emplazado antiguamente en el Tabernáculo.
 La vida judía se rige por un calendario basado en la combinación del ciclo
mensual lunar y del año solar, cuyos orígenes se remontan a tiempos bíblicos,
y por el cual se rigen las festividades y ritos de la religión hasta el día de hoy.
 La festividad judía más venerada es el Shabat (del hebreo ‫שבָ ת‬, ַׂ sábado,
"reposo, cese de actividad", considerado sagrado y superado, en
solemnidad, sólo por el Día del Perdón o Yom Kipur, precisamente llamado
también "Sábado de sábados". Su relevancia en la vida judía es tal que está
incluido entre los Diez Mandamientos, que se estiman palabra divina.
 El liderazgo de la comunidad judía tradicional está en manos del rabino,
persona culta y docta en la Halajá que conduce a sus acólitos no sólo en lo
espiritual y religioso, celebrando el culto judío, sus festividades y
celebraciones, sino que se gana el respeto de su grey como autoridad moral
y líder comunitario, brindando consejo, solucionando problemas y dirimiendo
todos los conflictos que pudiesen suscitarse entre sus miembros.
 El culto judío se celebra en el templo o sinagoga, que sirve asimismo de lugar
de reunión y encuentro comunitario, para cuyo fin el rezo en público requiere
de un mínimo de diez varones. La sinagoga sustituye en tal función al Templo
de Jerusalén, destruido en el año 70 y lugar único de oración y peregrinación
hasta su desaparición física. Del mismo modo, los sacrificios rituales que allí
se efectuaban fueron reemplazados por sendas plegarias, que el judío
piadoso eleva tres veces al día: al alba (‫שחֲ ִרית‬, ַׂ Shajarit), por la tarde
(‫מנְ חָ ה‬,
ִ Minjá) y al anochecer (‫עַׂ ְר ִבית‬, Arvit). En días festivos se agrega una
cuarta a media mañana (‫מּוסָ ף‬, Musaf), y sólo en Yom Kipur se cierra la
celebración con una sexta plegaria (‫נְ ִעילָ ה‬, Ne'ilá).
 La religión y el pueblo judío consagraron desde siempre a la tierra de Israel,
la tierra sagrada, como uno de sus ejes principales, ya desde sus mismos
albores convirtiéndose ésta en parte integral de la idiosincrasia judía: el
mundo se divide entre la Tierra Santa y todo el resto, llamado diáspora. Así,
las sinagogas de todo el mundo se construyen de cara a Israel; los rezos y
festividades concuerdan con su clima y sus estaciones; gran parte de los
preceptos pueden cumplirse sólo al pisar su suelo, por nombrar algunos
pocos. Dentro de la tierra de Israel ocupa Jerusalén un lugar único en la
devoción judía, y dentro de la ciudad los restos del Templo de Salomón, el
llamado "Muro de los Lamentos", es considerado el más sagrado de los sitios.
Comparten con Jerusalén su condición de santidad, en menor medida,
también las ciudades de Hebrón, Safed y Tiberíades.
 El pueblo judío se identificó desde un principio con la lengua hebrea,
considerada "lengua sagrada" (‫הַׂ ּקׁ ֶדׁש ְלׁשֹון‬, leshón hakódesh), en la que
están escritas la Torá y la mayor parte de la literatura judía. Relegada a
condición de lengua muerta durante siglos, reservada a la oración, a la
literatura y a los textos jurídicos y teológicos, fue recuperada como lengua
hablada y modernizada con el resurgir del sionismo y adoptada como lengua
oficial del Estado de Israel.
Festividades.
Días del arrepentimiento (o del perdón)
 Rosh Hashaná, "Año Nuevo", 1 y 2 de Tishrei (primer mes del calendario
hebreo).
 Yom Kipur, "Día del Perdón", 10 de Tishrei.
Las fiestas de peregrinación y fiestas de liberación

 Sucot, "Fiesta de las Cabañas" o de los "Tabernáculos", del 15 al 22 de Tishrei.


 Shavuot, fiesta de la entrega de la Torá, 6 de Sivan.
 Pésaj, la Pascua judía, Nisán.
 Purim, 14 de Adar.
Festividades que no aparecen en la Torá

 Jánuca, "Fiesta de las Luminarias", del 25 de Kislev al 2 (ó 3) de Tebet.


 Tu B'shvat, "Año Nuevo de los Árboles", 15 de Sevat.
 Lag Baómer, 18 de Iyar Cuenta del Omer.
Conmemoraciones que no aparecen en la Torá

 TiSha Be'av, "Destrucción del templo", 9 de Av.


Días de ayuno

 Ayuno de Guedaliá, Tsom Guedaliá, 3 de Nizan.


 Ayuno del 10 de Tebet, Tsom asará betebet, 10 de Tebet.
 Ayuno de Ester, Ta'anit Ester, 13 de Adar.
 Ayuno del 17 de Tamuz, Tsom shiv'á asar betamuz, 17 de Tamuz.
 Ayuno del 9 de Ab, Tsom tish'á be'av, 9 de Ab.
 Ayuno de Yom Kippur, Ayuno del 10 de Tishrei.
Conmemoraciones modernas

 Yom Hashoá, día de duelo por las víctimas del Holocausto, 27 de Nizan.
 Yom Hazikarón, día de duelo por los caídos en las guerras, 4 de Iyar.
Festividades modernas

 Yom Ha'atsmaut, día de la Independencia de Israel, 5 de Iyar.


 Yom Yerushalayim, día de la reunificación de Jerusalén, 28 de Iyar.

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