Concepto
La auditoría integral es el proceso de investigación que tiene por objeto el estudio y evaluación de la
planeación, organización, dirección y control de las organizaciones, con el propósito de emitir una opinión
independiente y formular unas recomendaciones dirigidas a mejorar los niveles de control integral y los
resultados de los entes económicos o de otra naturaleza lícita.
Como sistema de evaluación y control, tiene un enfoque constructivo que permite evaluar de manera
global los procesos administrativos, operativos y de control, de las organizaciones, con un criterio científico
y sistémico, a cargo de un grupo multidisciplinario de profesionales.
Esta modalidad de auditoría trabaja con un enfoque metodológico de tipo deductivo, a partir de la visión
global de las organizaciones, para luego desagregarlas en sus elementos administrativos, operativos y de
control, que normalmente estructuran las empresas, hasta sus componentes más simples de acuerdo con
los objetivos de la auditoría y el criterio del auditor.
El concepto de integral, con el que opera esta auditoría, implica por una parte, el cubrimiento de la
totalidad del ente auditado y por la otra, la totalidad de los objetivos de las auditorías conocidas,
desarrolladas y reconocidas por la comunidad internacional de auditores. De ahí que su trabajo sea
complejo y exija la participación de varias disciplinas, de acuerdo con la naturaleza del ente auditado.
La auditoría integral permite analizar y evaluar el ambiente interno y su relación con el entorno de un
organismo, en su base legal, financiera, operacional, social, ambiental y cultural. Todo esto de acuerdo con
la filosofía de la calidad total, el mejoramiento continuo, la productividad y la competitividad nacional e
internacional.
Los resultados que se pueden esperar de una auditoría integral son un análisis estructurado del ente
evaluado, que permite verlo como se encuentra en el momento actual y el diseño de una estrategia que
facilite la transición de una cultura de trabajo tradicional a una de mejoramiento continuo y de calidad
total.
También con la evaluación integral, se conocen las oportunidades y las debilidades de la empresa que se
deben corregir, en la perspectiva de preparar un plan estratégico para asegurar su crecimiento y
competitividad frente a los mercados reales y potenciales.
En la evolución del concepto de auditoría pueden identificarse tres momentos históricos bien relevantes,
que corresponden a la auditoría financiera, la operacional y la integral.
En la auditoría financiera se persigue la emisión de un dictamen independiente sobre la razonabilidad de
los estados financieros de los entes auditados; la auditoría operacional tiene como objetivo evaluar la
planeación, organización, dirección y control de las operaciones, por áreas funcionales, con base en los
parámetros de medición denominados de economía, eficiencia y efectividad; y la auditoría integral tiene
como misión emitir un informe independiente que contemple los objetivos de las auditorías conocidas.
Dominio
La auditoría integral contempla todas las áreas del ente auditado a nivel misional, de control y de apoyo, en
donde se encuentran normalmente las funciones de producción, finanzas, personal, informática, mercadeo
y ventas, entre otras, dependiendo de la naturaleza de los entes auditados.
A los actores sociales comenzando por la gerencia, les interesa más una visión total de las organizaciones,
que aspectos aislados, tales como: legal, financiero, ambiental y de gestión, entre otros, como han sido las
prácticas tradicionales.
De ahí que por ejemplo, la auditoría financiera haya perdido liderazgo en orden a la importancia de sus
resultados y no es que haya desaparecido, sencillamente ha cedido espacio a la auditoría integral, por tener
más contenido informativo para tomar decisiones por parte de los distintos actores sociales relacionados
con los negocios.
La auditoría integral no es la suma de las auditorías tradicionalmente conocidas, sino la evaluación integral
de todas las variables potencialmente auditables en las empresas, con base en los criterios de medición
establecidos.
Esta comprende el ejercicio de las distintas auditorías hasta ahora conocidas y reconocidas en las
organizaciones, desarrolladas bajo una misma orientación filosófica, enfoque metodológico y grupo de
trabajo multidisciplinario.
Este es uno de los aspectos todavía débiles de la auditoría integral, porque hasta ahora no se ha logrado
consolidar plenamente una metodología que permita la evaluación integral de las organizaciones, sin
apelar a los enfoques tradicionales de evaluación por tipos de auditoría y luego, consolidar los resultados
para la preparación de los informes.
Independencia- Los auditores que lleven a cabo este tipo de auditoría en una empresa, deben
actuar al margen de cualquier impedimento profesional o personal, garantizando así un profesional
y fiable estudio.
Objetividad- El juicio y conclusión que dé el auditor, debe ser totalmente imparcial y acorde a la
realidad de la empresa y de su actividad profesional.
Permanencia- Lo recomendable para cualquier negocio es que esta auditoría integral se realice de
manera periódica y regular en el tiempo, para garantizar así el cumplimiento de sus objetivos de la
manera más eficiente posible.
Certificación- El análisis y los informes realizados por los auditores tienen carácter cierto y son
plenamente válidos a nivel oficial y público.
Integridad- La auditoría integral, como su propio nombre indica, cubre de manera integral todos los
procesos, áreas y bienes que conforman la empresa.
Supervisión- A través de la auditoría integral se supervisa absolutamente todo, desde los procesos y
recursos, hasta el personal de la empresa. De esta manera, el auditor dispondrá de información
suficiente para realizar una valoración.
Forma- El informe del auditor debe presentarse por escrito. Deberá respetar la estructura y los
párrafos del informe de auditoría que están obligados por ley y mostrar su opinión con alguna de las
posibilidades existentes.
En definitiva, la mejor forma de analizar en totalidad una empresa, conocer su marcha, qué perspectivas de
futuro tiene y saber si los recursos tanto humanos, económicos, como materiales, se gestionan de manera
adecuada, se debe acudir a la realización de una auditoría integral.
INFORMES.
Con base en el resultado de su examen evidencia y, de acuerdo con las funciones realizadas, Auditoría
Integral otorga los siguientes informes o documentos expresados a través de medios comunicables, en los
cuales se explica en formas detallada la labor desempeñada, así como los resultados obtenidos. Dichos
informes contienen el dictamen correspondiente.
Se entiende por dictamen, el concepto u opinión emitido por el auditor con base en un juicio profesional
idóneo.
Los informes de Auditoría Integral en su configuración permiten juzgar la calidad y cantidad de la evidencia.
Es por ello, que en la Auditoría Integral no se debe entregar informes de tipo estándar o uniforme, ya que
este modelo puede distorsionar o disminuir el grado de información que se consigna.
En la Auditoría Integral se deben preparar por lo menos los siguientes informes o documentos suscritos
contentivos de la opinión profesional:
Un informe anual con el dictamen respectivo, el cual, incluye la opinión sobre la totalidad del ente
económico, partiendo de los estados financieros de cierre de ejercicio preparados por la administración,
con una explicación detallada de la labor desempeñada. Dicho informe por lo tanto contendrá al menos las
siguientes manifestaciones por parte del auditor:
1. Si el examen se realizó con sujeción a las normas generales de Auditoría Integral y a las normas que
rigen la profesión contable.
2. Si el examen realizado tuvo o no, limitaciones en el alcance o en la práctica de las pruebas.
3. Si los estados financieros presentan de manera fidedigna la situación financiera de la entidad y los
resultados de las operaciones durante el respectivo período y su integridad.
4. Si el sistema de información contable se lleva de acuerdo con los principios de contabilidad
generalmente aceptados y las normas legales sobre la materia.
5. Si la sociedad cumple oportunamente sus obligaciones con terceros, en especial aquellas de
contenido patrimonial.
6. Si los análisis financieros que realiza la administración son confiables y la aplicación y uso de los
estados financieros en la toma de decisiones.
7. Si los resultados financieros corresponden a procesos decisionales idóneos.
8. Si no se ha manipulado el sistema de información contable y si el mismo ha sido inspeccionado de
manera integral; las reservas o salvedades sobre la fidelidad de los estados financieros si las
hubiere, las que deben ser expresadas en forma clara, completa y detallada.
1. Si los administradores han cumplido integralmente con las obligaciones que les competen, en
especial con aquellas de contenido patrimonial y, con las recomendaciones de la Auditoría Integral
2. Si la gestión administrativa ha sido eficiente, eficaz y económica en los términos del ramo o
industria al cual pertenece el ente económico y, su correspondiente evaluación.
3. Si el control interno ha sido implantado, operado y desarrollado por la administración en forma
eficiente, así mismo un concepto sobre si el mismo es adecuado y un estudio sobre la efectividad.
4. Si las operaciones sociales aprobadas por los administradores y sus actuaciones, se han desarrollado
con respeto de las normas legales y estatutarias, así como de las órdenes e instrucciones impartidas
por los órganos sociales, sus cuerpos delegatarios de funciones y las estructuras de regulación
aplicables al ente económico.
5. Si los informes de los administradores se ajustan al desarrollo de las operaciones sociales
concuerdan con los estados financieros y, reflejan el resultado de la gestión.
6. Si tuvo limitaciones o restricciones por parte de la administración para la obtención de sus
informaciones o para el desempeño de sus funciones.
7. Si el proyecto de distribución de las utilidades repartibles presentado por los administradores es
confiable e íntegro y, si tales utilidades son el resultado de una gestión eficiente.
8. Si la situación patrimonial del ente permite la continuidad de la compañía como empresa en
marcha.
9. Si los procesos decisionales corresponden al tipo de ente económico y si estos son adecuados
conforme las afirmaciones explícitas e implícitas contenidas en los estados financieros, las
observaciones, reservas o salvedades si las hubiere, las que deben ser expresadas en forma clara,
completa y detallada.
Igualmente la Auditoría Integral producirá informes parciales o intermedios, los cuales deben tratar los
temas de mayor importancia a juicio del auditor, así como su opinión en relación con los estados
financieros de cortes intermedios.
Informes eventuales oportunos, sobre los errores, irregularidades o actos desviados o improcedentes que
no obstante haber sido puestos en conocimiento de los administradores no hubiese sido corregido en un
tiempo prudencial. Así mismo, informes sobre la inobservancia de sus recomendaciones por parte de la
administración.
Diferencias entre auditoría integral y auditoría de estados financieros.
Las políticas contables adoptadas por la entidad y los cambios en esas políticas.
El efecto de pronunciamientos nuevos de contabilidad y auditoría.
El conocimiento acumulable del auditor sobre los sistemas de contabilidad y de control interno y
el relativo énfasis que se espera se ponga en las pruebas de procedimientos de control y otros
procedimientos sustantivos
Otros asuntos
Dentro de los otros asuntos que se deben cubrir en la planeación de los trabajos de la auditoría integral se
incluye:
Los papeles de trabajo de la auditoría integral deberían incluir los siguientes asuntos básicos:
Conclusiones
La información proporcionada a través de este documento, darán las bases al auditor para conocer los
principios y procedimientos aplicados a una organización.
La ejecución de la Auditoría Integral en una empresa puede ser realizada por un auditor, con la asesoría de
profesionales en otras disciplinas si fuere necesario, como ingenieros, abogados, etc.
La Auditoría Integral, para su desarrollo, exige del auditor interno un cambio de actitud, caracterizado por la
adquisición de nuevas capacidades y habilidades, así como un amplio conocimiento de las operaciones de la
empresa y de las variables internas y externas que la afectan.