Él
busca no darnos pasos para amar, sino que quiere que nos replanteemos
como amamos a nuestros prójimos y a nosotros mismos.
Se explica que si queremos a aprender a amar tenemos que tomar al amor
como un arte que con los años y las maduración iremos perfeccionando; y no
como sólo algo mecánico y pasajero a lo cual sólo le dedicaremos atención
cuando estemos interesados y luego eliminemos como si fuera algo material
que ya no nos brinda satisfacción.
Otra cosa que se nos aclara es que el amor no es sólo una relación amorosa,
sino que puede revelarse como amor erótico, fraternal, maternal, a Dios y
por supuesto a uno mismo ya que sin lo último no podríamos nunca llegar a
amar a otra persona.
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Capítulo I
¿Es el amor un arte?, la respuesta que podemos dar es si, ya que requiere
un conocimiento y esfuerzo.
Todos estamos sedientos de amor, sin embargo casi nadie piensa que hay
algo que aprender acerca del amor. Esto se basa en que la gente, cree que el
problema del amor es ser amado y no en amar, es decir no trabajan en
perfeccionar su propia capacidad de amar.
En la búsqueda del objetivo de ser amado, las personas toman diferentes
caminos, los hombres por ejemplo buscan ser ricos, poderosos y exitosos
como les sea permitido en la sociedad. Las mujeres en cambio, se esfuerzan
en ser atractivas, a través del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Existen
otras formas, como el tener modales agradables, ser útil, modesto,
inofensivo, etc.
Lo que para la mayoría de las personas significa ser amado es simplemente
tener una mezcla de popularidad con sex-appeal.
Todas estas características hacen que en la cultura contemporánea el amor
sólo sea una experiencia que nos brinda cierto placer por un tiempo, y de la
cual no podemos aprender nada, pero en realidad estas relaciones nos
otorgan una gran práctica, ya que para perfeccionar nuestro “arte de amar”
debemos aprender todo lo que podamos acerca de él.
Capítulo II
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La solución a esta separación es el amor que conserve la individualidad, en
el cual se respeten los sentimientos, para así conseguir la propia felicidad y
la del otro.
En el desarrollo del individuo, las figuras tanto paternas como maternas son
fundamentales.
La madre, es descripta como el calor, el alimento, es el estado eufórico de
satisfacción y seguridad. Esta nos protegerá de todo, y con ella
aprenderemos a manejar a la gente, ya que ella nos alza en sus brazos si
lloramos; nos sonríe cuando comemos, etc. Todo esto que ella hace, hará que
nos sintamos amados por un amor que será incondicional.
En contraste con la madre, el padre será representado como el mundo del
pensamiento, de las cosas hechas por el hombre, de la ley, el orden, la
disciplina, los viajes y la aventura. Él nos mostrará el camino hacia el mundo,
pero su amor es condicional. Su principio se basará en “te amo porque llenas
mis aspiraciones, porque cumples con tu deber, porque eres como yo”. Según
este principio el amor paterno se debe ganar.
A partir de que tengamos ambas imágenes, nuestra capacidad de amar
comenzará su camino para aprender a hacerlo. Al fallar alguna de estas
figuras, se dificulta el aprendizaje del amor.
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sólo a una determinada persona nuestro amor no es lo suficientemente
intenso.
Lo que hay que comprender es que si amo verdaderamente a una persona,
también voy a amar al mundo, a la vida y por supuesto a mi mismo.
a. AMOR FRATERNAL.
b. AMOR MATERNO.
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referencia a que la leche representa el primer aspecto del amor, el del
cuidado y la afirmación, y la miel en cambio simboliza la dulzura de la vida,
esta última es lo que a muchas madres les hace falta.
El propósito del amor materno el es de acompañarnos, hasta que estemos lo
suficientemente maduros, y abandonemos la dependencia con ellas. Al
amarnos verdaderamente, deben desear la separación, para que podamos
encontrar la verdadera felicidad.
c. AMOR ERÓTICO.
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d. AMOR A SÍ MISMO.
e. AMOR A DIOS.
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El amor a Dios, se puede tornar similar a el amor entre padres e hijos, ya
que este se presenta como algo incondicional tal como el amor materno, pero
que a su vez debe hacerse merecedor del su amor a través de las buenas
obras que ha hecho, mostrando la similitud con el amor paterno.
Cada sociedad variará la noción que tenga el hombre del amor a Dios. Si este
nació en el oriente, su conocimiento del amor divino se logrará mediante
cada obra que este haga a lo largo de su vida. En cambio, si se crió en la
cultura occidental, el amor de Dios será interpretado como la fe a tal amor,
lo cual sería principalmente algo mental.
CAPITULO III.
La cultura occidental contemporánea hace que al ritmo que las cosas en ella
se van dando las cosas no se pueda dar lugar al desarrollo del amor. Solo se
dan formas de pseudoamor, que demuestran que el amor verdadero se esta
desintegrando.
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sentimental o fantasioso es el amor en el cual la persona no vive aquí y
ahora, sino que fantasea todo el tiempo con lo que puede pasar con la
persona con la cual esta entablando una relación. Otra forma de demostrar
este tipo de amor se da en la persona que consume libros, películas y música
que traten de amor, al comprarlas siente satisfacción de sus deseos
insatisfechos.
CAPITULO IV
Amar es una experiencia personal que sólo podemos tener por y para
nosotros mismos, es decir no hay recetas para amar, cada ser ama como
puede, como sienta.
El amor debe ser ejercido como un arte, y todo arte debe de: tener una
“disciplina”, practicándolo con ansias, ya que es algo que hay que
perfeccionar día a día. También hay que tener una “concentración”, lo cual
es una condición indispensable, hay que estar atentos a los detalles, que
harán la diferencia; “la paciencia” es algo necesario ya que ella nos enseña a
esperar que los resultados esperados pueden tomar tiempo en cumplirse;
por último “la preocupación” es esencial ya que si no le damos importancia,
jamás se dominará el arte.
Para poder llegar a poner en práctica la capacidad de amar, se debe superar
la etapa narcisista, es decir ver la realidad de manera objetiva, permitiendo
así ver mi realidad y no la realidad. Otro aspecto importante es tener una
fe racional, es decir tener una propia convicción con cualidades de certeza y
firmeza, alejándonos de la fe irracional que se basa en el respeto de una
autoridad irracional.
En síntesis la práctica del amor se reduce a amar comprometiéndose sin
garantías.
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El amor es un arte verdaderamente. Las personas somos capaces de dar
mucho amor, pero muchas veces somos incapaces de demostrarlo y es por
eso que las relaciones últimamente entre seres humanos son tan cortas, ya
que nadie quiere esforzarse por lograr algo duradero y especial.
Nadie nace sabiendo amar, por ello debemos practicarlo y perfeccionarlo, y
así tal vez podamos llegar a experimentar la gracia del verdadero amor.
EDITORIAL: PAIDÓS.