Si alguien me pregunta ahora por qué sé (conozco) que ante mí hay una mesa,
yo responderé que porque la veo y la toco: la vista y el tacto (los sentidos externos) son
aquí las fuentes o vías de adquisición de este conocimiento. Si, por otra parte, se
me interroga también por el medio de acceso cognoscitivo que tengo al dolor de
cabeza que ahora siento, confesaré que tal medio es una "mirada interior", una
especie de sentido interno que me permite captar mis estados íntimos (en este caso,
el dolor de cabeza). Si, finalmente, se me interpela acerca del modo que tengo de
saber, conocer, la verdad de proposiciones tales como "el todo es mayor que la
parte", "el deseo presupone algún conocimiento de lo deseado" o "todo efecto
tiene necesariamente su causa", habré de responder que llego a tal conocimiento
en virtud de una aprehensión directa de índole intelectual, sin necesitar, por tanto,
"mirar" afuera, al mundo, ni "mirar" adentro, a mí mismo. Sentidos externos,
sentido interno y aprehensión intelectual parecen, pues, vías legítimas y genuinas
de acceso cognoscitivo al objeto. Mas, ¿lo son realmente?, ¿no podríamos reducir
las tres a una sola? A éstas ya otras preguntas similares habremos de responder
aquí.
1 Martínez Liébana, Ismael (1999), “Las fuentes del conocimiento”, en Fundamentos de Filosofía, Madrid,
ONCE, ISBN: 84-484-0218-9, pp. 173-175.
En la historia de la filosofía no se ha mantenido siempre un criterio uná-
nime en torno al papel que ambas fuentes de conocimiento desempeñaban en el
proceso de formación de la imagen. Determinadas épocas y filósofos han
conferido la preeminencia a la fuente sensorial; otras, en cambio, se la han
otorgado a la fuente racional. Los partidarios de la primera posición son los
llamados filósofos empiristas (de empeiría, experiencia sensorial), los partidarios de
la segunda, son conocidos como filósofos racionalistas (de ratio, razón). En este
capítulo habremos, pues, de abordar fas posiciones de unos y otros, tratando de
hallar, como en los capítulos anteriores, posiciones intermedias o de consenso.