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Enriquecimiento sin causa en la unión concubinaria.

Sentencia

Tribunal de Apelaciones de Civil de 2ºTurno

Sentencia N° 119/2018

Montevideo, 16 de julio de 2018

VISTOS:

Para definitiva en segunda instancia este juicio que por enriquecimiento sin causa sigue Alen
Rodríguez contra María Gelos (IUE: 357310/15), venido a conocimiento de este Tribunal en mérito al
recurso de apelación interpuesto por la parte demandada contra la Sentencia No. 90/17 de 28 de
noviembre de 2017, dictada por la Señora Jueza Letrada de Primera Instancia de Salto de 6º Turno,
Dra. Anarella Porzio y

RESULTANDO:

I. La apelada (fs. 429/436), a cuya exacta relación de antecedentes procesales útiles se hace
remisión, ampara en parte la demanda y condena a la demandada al pago de $ 308.652 más
intereses y reajustes desde la exigibilidad de la obligación.

II. Contra la misma se alza la parte perdidosa y expresa agravios a fs. 439/444; en síntesis, manifiesta
que se valora erróneamente la prueba y en concreto, sostiene que la contestación de la demanda es
mal interpretada cuando la sentencia dice que no hay contradictorio respecto de que el actor contrajo
varios préstamos para financiar la obra y que no hay prueba de que tales préstamos fuesen volcados
a la obra; agrega que se condena por más de lo pedido en la demanda, que está probado que su
parte aportó U$S 5.000, que el reclamante no trabajó en la obra durante el período y las horas
señaladas por la “a quo” sino que lo habría hecho nueve meses y dos horas por día; finalmente
expresa que el interés debe correr desde la demanda.

III. Se contestaron los agravios (fs. 454/457) y se franqueó la alzada (No. 624/18 de fecha 4/IV/18).

IV. Recibido el proceso en el Tribunal, los autos se giraron a estudio en forma sucesiva y en acuerdo
del día de hoy (art. 203.4 in fine y 204.2 C.G.P. –red. Ley 19.090), por unanimidad de votos se
resolvió el dictado de decisión anticipada (art. 200 C.G.P. –red. Ley 19.090).

CONSIDERANDO:

I. La Sala irá a la solución confirmatoria con matizaciones, siendo ello así por lo subsiguiente.
II. Toma nota el Tribunal que frente a un claro reclamo indemnizatorio de un ex concubino contra otro,
por restitución de aporte económico a la construcción de una vivienda, en el caso, en terreno de la
demandada pues así es admitido por el reclamante, la contraria replica diciendo que el aporte fue
común y no exclusivo del accionante, que éste nunca pagó la contribución ni OSE,

III. Asimismo se observa que el contradictorio sobre los aportes del actor a la obra fue en parte porque
la demandada no desconoce que ellos existieron, pese a que no admite un aporte total (nal. 1º, fs. 111
y nal. 7º, fs. 113).

IV. Las pretensiones del tipo que motiva estas actuaciones, para su progreso, requieren el
acreditamiento (arts. 137, 139 y 140 C.G.P.) de producción de aquéllas situaciones jurídicas
susceptibles de generar derechos patrimoniales independientes a la relación concubinaria en sí
misma considerada, o en otros términos, si de cuasicontrato de en enriquecimiento sin causa se trata,
corresponde verificar la ocurrencia de los elementos que lo configuran, de contrario, por la sola
existencia del concubinato, el reclamo patrimonial no habrá de prosperar.
Entonces, para el progreso del accionamiento instaurado, ha de reclamarse en este caso,
sustancialmente, la prueba de la existencia del cuasicontrato de enriquecimiento sin causa,
requiriéndose concretamente la verificación de una colaboración efectiva en la elaboración del
patrimonio.
De acuerdo con la jurisprudencia mayoritaria, son elementos del enriquecimiento sin causa: a) el que
existía un enriquecimiento de aquél a cuyo nombre exclusivo pudieren estar los bienes cuya
participación se reclama; b) un empobrecimiento correlativo de aquel que colaboró pero no aparece
como titular de esos derechos; c) una correlación entre ambas circunstancias; d) ausencia de derecho
a conservar la situación de enriquecimiento (art. 1308 C. Civil; ADCU, t. 18, c. 266). Asimismo, la
acción “in rem verso” no sólo procede cuando el patrimonio de un sujeto recibe un incremento, sino
también, cuando se provoca el ahorro de un gasto o se hubiera evitado con propio sacrificio personal
a otro, una pérdida (MESSINEO, Manual Der. Civ. Com., t. 4, p. 465 y ss.) y en todo caso, en tales
hipótesis la solución se arriba conforme las particularidades de cada caso concreto sin que
corresponda aplicación analógica de las reglas de la sociedad conyugal (ORDOQUI, Estudios Der.
Jurisprudencial, No. 2, concubinato, p. 11 y ss.).
Tal tesitura es compartida por GAMARRA (Estudio de las Obligaciones, p. 67), para quien el
enriquecimiento no tiene un significado técnico preciso, sino que el mismo se aproxima a su sentido
vulgar, comprendiendo todo provecho o beneficio de cualquier manera o forma, que recibe el sujeto.
La ausencia de causa otro requisito implementado por el art. 1308 C. Civil debe tomarse en el sentido
utilizado por el Derecho Romano; o sea, causa entendida como “fuente” de enriquecimiento
(MAZEAUD, citado por ORDOQUI en El Concubinato, p. 17). La expresión sin causa, significa la
ausencia de un título válido de atribución, ausencia de un negocio jurídico o de una ley que atribuya a
la persona la titularidad del bien o el disfrute de la ventaja (op. cit. p. 18). En palabras de GAMARRA,
constituye la legitimación por el orden jurídico, de la ganancia obtenida por el enriquecido a expensas
de otro (op. cit. p. 81) y constituye el elemento más importante del cuasicontrato, que pone límites a
los peligros que supondría su aplicación irrestricta (ADCU, t. XXIV, c. 232, 233 y 235).

Es decir que, si esa relación no hizo peor la condición del actor, si éste no tuvo un detraimiento en su
patrimonio, en beneficio de su concubina, no se advertiría cómo puede configurarse el cuasicontrato
del art. 1308 C. Civil. Pues el mismo exige, naturalmente, que se haga “...mejor la condición de una
persona en daño de otro...”.

V. Ese reconocimiento hecho admitido, art. 130.2 C.G.P. efectuado por la demandada aunque sea
parcial implica en primer término que asiste razón al agravio cuando expone que se interpreta
erróneamente la contestación de la demanda y en segundo lugar, que la demanda debe ser acogida,
aunque deberá analizarse en qué proporción fue realizado el aporte del actor para fijar o establecer un
monto de condena lo más ajustado posible a la realidad.

VI. Sobre la vinculación de los préstamos con las obras, más allá de la admisión parcial relacionada
se ha acreditado que el reclamante contrajo deudas por mutuos bancarios, con cooperativas y otras
entidades financieras durante el lapso temporal en que ambas partes aceptan que hubo una relación
concubinaria y que comienza la construcción.

Si bien la reclamante en su demanda es enfática al afirmar que la relación comienza en el año 2012
(fs. 45), en audiencia preliminar, en su declaración de parte, manifiesta que la obra se inicia en abril
de 2013 (fs. 124), circunstancia que supone una confesión de parte en los términos de los arts. 153.1
CGP y 1607 y 1608 C. Civil. Por lo tanto, como lo que se impetra es por el aporte a la obra, el período
a tener en cuenta es abril a diciembre 2013.

Por ende, el préstamo contraído en 2014 con CACSON (fs. 28/29) debería exiliarse del reclamo, lo
mismo el de COMAJA (fs. 31/34) e igualmente el de FUCAC (fs. 261) y quedar en pie los mutuos con
CASH, CREDIL y BBVA, pero, como la demandada en sus agravios admite que aquéllos préstamos
están probados, no es posible excluirlos y de esta forma, deben formar parte de la condena.

Sobre el específico punto relativo a la aplicación del importe de los mutuos a la obra, es de destacar
que no surge de autos otro motivo suficiente ni convincente por el cual al actor hubiese pedido tales
préstamos. La demandada, en su carácter de entonces concubina, bien pudo y debió saber si tal o
cual préstamo fue pedido por otra causa y alegarlo en el juicio. Como no lo hizo, las reglas de la sana
crítica y máximas de experiencia (arts. 140 y 141 C.G.P.) enseñan que el dinero mutuado fue utilizado
no en otra cosa que para la obra en construcción, máxime cuando las fechas que surgen de los
documentos son coincidentes con el período temporal por el cual la obra estuvo activa (hay entonces
razonable vinculación).

Teniendo el actor los documentos que acreditan los mutuos y siendo él el responsable de pagarlos, es
razonable presumir que efectivamente él los pago (art. 1600 C. Civil) y siendo así, la demandada
debió invocar y probar en contra de dicha presunción, lo que no ocurre en el caso, pues ésta se ha
encargado de demostrar que su persona aportó para la vivienda, extremo por completo ajeno a la litis
planteada por el accionante.
Por último, de fs. 209 no surge un préstamo por el importe que dice la agraviada, sino que el total que
ella calcula es lo que debe pagar el mutuario. Ese monto incluye juiciosamente el interés y por eso es
mayor al alegado en la demanda.

En definitiva, este agravio será rechazado.

VII. En relación al agravio relativo a que se condena por más de lo pedido en la demanda, caben las
siguientes consideraciones.

Lo pedido son U$S 30.000 más un 15% por daños y perjuicios, así como intereses y reajustes desde
la exixibilidad del crédito en 2012 y hasta la fecha de la demanda (pet. III, fs. 49 v.). Ello incluye no
sólo los préstamos como lo entiende la accionada sino también, horas de trabajo, materiales, pagos a
obreros y todo otro concepto.

La condena es por $ 308.652 más intereses y reajustes desde la exigibilidad de la obligación.

Por lo tanto, no se advierte “ultra petita” alguno y en ese orden, el agravio será desestimado.

VIII. En cuanto a que la actora habría aportado U$S 5.000, el tópico será desechado por ajeno al
objeto de la litis, pues no está en discusión lo que la actora haya sufragado de su peculio, sino si lo
reclamado por el actor fue efectivamente pagado por él.

Que la actora haya aportado ese dinero no desplaza, no justifica que el actor haya abonado los
precios y montos cuyo reintegro incoa. Además, mal puede reclamar u oponerse la demandada
alegando ese aporte, cuando la construcción fue hecha en terreno propio y le corresponde por
accesión (arts. 487 nal 1º y 748 C. Civil).

Sin perjuicio de lo anterior, es de ver que no hay prueba que demuestre que la reclamada haya
pagado las cuotas de los préstamos contraídos por el actor, o que haya abonado los materiales cuyos
recibos son acompañados con la demanda, o que haya abonado el honorario de los obreros de su
peculio.

A la luz de lo anterior, este agravio también será rechazado.

IX. Con relación a las horas realizadas por el actor, no es cierto que los obreros hayan declarado lo
que se indica en el cuestionamiento. En primer lugar, es de señalar que el agravio no identifica qué
testigo dijo que el actor no efectuó horas de trabajo en la obra, lo que de por sí desmerece la crítica,
en segundo lugar, la contestación de la demanda admite que el actor trabajó en la obra y finalmente,
se comparte la valoración de la “a quo” pues los testigos que ella relaciona sí dicen que el reclamante
trabajó, además de que también lo deponen Acosta y Pereira (fs. 210 y ss.).

En cuanto a las horas, el punto es opinable, no obstante el Tribunal se inclinará por confirmar la
apelada, dado que la demandada no ha ofrecido un contradictorio categórico sobre este hecho art.
130.2 C.G.P. lo que implica admisión. Cabe puntualizar que la reclamada afirma en todo momento
haber acompañado al actor en la obra aceptando que éste realizó trabajos e incluso que algunos
préstamos fueron destinados a la obra, aunque en respuesta evasiva no especifica cuáles
desconociendo así su carga de contradecir y resulta inverosímil que no haya podido determinar, sino
con precisión al menos con mediana aproximación, cuántas horas diarias promedio el accionante
habría trabajado en la construcción del futuro hogar común, máxime cuando a esas fechas ambos
eran concubinos y por ende, convivían.

En ese sentido, el agravio no puede ser siquiera analizado pues lo impide la preceptiva del art. 257.2
C.G.P.

X. Por último, el interés legal se debe desde la demanda, como lo sostiene la jurisprudencia
especializada (TAF 2ª Nos. 67/07, 20/08 y 88/10, entre otras, disponibles en BJN). De este modo, le
asiste razón al agravio y así se declarará.

XI. La solución acordada y la correcta conducta procesal de las litigantes en el grado impone que las
costas y costos de la presente instancia deben sufragarse por su orden (arts. 56 [red. L. 19.090] y 261
[red. L. 16.699] C.G.P. y 688 C. Civil).

Por los fundamentos expuestos y normas citadas, el Tribunal,


FALLA:
Confírmase la sentencia apelada, excepto en cuanto al interés legal, punto en que se la revoca y se lo
fija desde la fecha de promoción de la demanda.

Sin especiales sanciones procesales en el grado.

Oportunamente, devuélvase.

Concuerda bien y fielmente con el tenor que tengo a la vista.

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