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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA, Y CIENCIAS SOCIALES, Y POLÍTICAS


Nombre: Katheryne Gonzaga

Curso: 4.3

GASES DEL EFECTO INVERNADERO

Los GEI constituyen un elemento esencial para la vida: sin ellos, el planeta sería un
bloque de hielo. Si en un invernadero la cobertura plástica evita la pérdida del calor y
conserva una temperatura estable, en la Tierra estos gases consiguen un efecto similar.
Su presencia en la atmósfera permite beneficiarse de parte del calor que envía el Sol. De
ahí su nombre.
Los principales GEI son de origen natural. El problema surge cuando la cantidad de estos
gases aumenta porque se altera el equilibrio natural y el clima se comporta de manera
distinta. La industrialización, con el uso masivo de combustibles fósiles (petróleo, carbón
y gas) y todas las actividades humanas derivadas, como el transporte o el uso intensivo
de la agricultura y la ganadería, contribuyen desde el siglo XIX a incrementar estos gases.
El aumento de los GEI se asocia también a otros problemas antropogénicos (causados
por el ser humano) para el medio ambiente. La deforestación ha limitado la capacidad
regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de carbono (CO2), uno de los
principales GEI.
Principales gases de efecto invernadero
Cuando se habla de gases de efecto invernadero (GEI) se suele destacar al dióxido de
carbono (CO2), por lo que podría pensarse que es el único. Pero hay muchos más.
Algunos de ellos con un potencial mayor. Estos son los principales GEI, ordenados de
mayor a menor impacto:
* Vapor de agua (H2O): según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés), supone entre el 36 y el 70 por ciento del
efecto invernadero. La niebla, la bruma y las nubes son vapor de agua, y es también el
principal subproducto de la combustión de los combustibles fósiles. Y por si fuera poco,
el calentamiento global provoca un bucle que se retroalimenta: con unas temperaturas
más altas, se produce más vapor de agua, que genera a su vez temperaturas más altas,
y a su vez más vapor de agua, etc.
* Dióxido de carbono (CO2): es un subproducto de la respiración celular y de la
utilización de combustibles fósiles.
* Metano (CH4): es el principal componente del gas natural y de las flatulencias de las
vacas, así como de otras fuentes naturales (como los pantanos o las termitas) y
artificiales, como los vertederos. Los científicos reconocen que no entienden del todo el
ciclo del metano, por lo que su contribución al problema podría ser incluso mayor.
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* Óxidos de nitrógeno (NOx): estos gases se crean de forma natural a partir de la
descomposición bacteriana de nitratos orgánicos, por la combustión vegetal o por la
actividad volcánica. El ser humano ha provocado un aumento de estos gases, al
producirlos para diversos productos industriales y como subproducto de los vehículos
motorizados.
* Ozono (O3): el debilitamiento de la capa de ozono hizo famoso a este gas. Por ello,
resulta chocante afirmar que su aumento es negativo. En realidad, el ozono no está
distribuido de forma equitativa por el planeta. El ser humano ha acentuado las
diferencias. Por una parte, en la zona inferior de la atmósfera hay demasiado ozono, que
actúa como un potente GEI. Por otra, en la parte superior escasea, lo que se traduce en
una menor capacidad para impedir la radiación solar adversa.
* Trifluorometano (CHF3): también conocido como fluoroformo, se utiliza en la
fabricación de los chips de silicio y como un supresor de fuego. Es el gas más abundante
de los hidrofluorocarbonos (HFC). Permanece en la atmósfera durante 260 años y atrapa
el calor 11.700 veces más que el CO2.
* Hexafluoroetano (C2F6): utilizado en la creación de semiconductores, permanece en
la atmósfera hasta 10.000 años. Esta longevidad, junto con su capacidad de retener el
calor 9.200 veces más que el CO2, ha provocado el interés del IPCC por seguirle de cerca.
* Hexafluoruro de azufre (SF6): gas inerte muy empleado en la industria de la
electrónica como aislante. El IPCC lo considera el GEI más poderoso del mundo, con una
capacidad de atrapar el calor 22.200 veces más que el CO2.
* Triclorofluorometano (CFC-11): este refrigerante provoca varios efectos negativos en
el medio ambiente. Además de retener el calor 4.600 veces más que el CO2, reduce la
capa de ozono de forma más rápida que cualquier otro refrigerante, sin olvidar el
impacto ambiental del cloro.

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