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“Hoy Empieza Todo”- Bernard Tavernier

La trama de esta épica historia la cual protagoniza el Profesor Lafebre es de una


importancia capital al realizar un análisis retrospectivo, pero también al considerar
y criticar el entorno del cual la mayoría de los seminaristas provenimos: Chiapas,
México.
Comienza ante una urdimbre de un problema en particular, una señora que presenta
problemas con el alcohol, y que trae consigo la irresponsabilidad para con la
educación de sus pequeños. Una frase que en particular me es de vital importancia
ante el ministerio (que al final de cuenta el propósito por el cual nos encontramos
aquí, indeleblemente es eso, y que en la clase es a donde aterrizaremos), es la
siguiente: “Nos preocupa más Curar y No Prevenir”; ante la luz del análisis crítico
de nuestras iglesias y de un tanto peor la sociedad, hacemos caso omiso a los
síntomas que nuestra iglesia y sociedad presenta, nos hermetizamos tato en notros
mismos (si no es que como iglesia caemos en el antropocentrismo disfrazado de
“cristiano”) y cuando al fin la problemática afecta a todos, tanto cristianos como los
que no lo son, queremos curar con ideas extremistas pensando que son realmente
la solución, se han realizado tantos métodos profilácticos y no nos enfrentamos
realmente al problema de fondo. Pues bien, veo en el Profesor, a alguien que
irrumpe con el modelo ordinario de aquel docente (aunque estoy seguro de que no
todos) que solo se presenta al trabajo, y ve a este como meramente un trabajo, en
contraposición, vemos a alguien que se preocupa por la vida, por el bienestar
integral de sus alumnos, su labor no se centra únicamente en el aula, aun cuando
le digan que es una labor “más social que educativa” no le importa, no le importa si
están el supermercado, si tiene que ir a la casa del educando, o tenga que
enfrentarse ante figuras públicas como lo es el caso del alcalde, él está allí,
marcando la diferencia, concientizando a los padres la importancia de la Educación
cuando estos se ven desobligados de llevar a los suyos a la escuela; hasta llegar al
punto empático por parte del Profesor ante las distintas vicisitudes que se le
presenta, en el caso de la muerte de una madre con sus dos hijos.
Pone en tela de juicio lo que este personaje realiza en el ambiente donde se
desarrolla, en comparación de la labor pastoral-educativa, que sinceramente
quedamos faltos ante tan digna representación de lo que debemos ser, no importa
bajo qué situación el sistema político se maneje, nuestra labor no estriba bajo esa
temática, más bien de la Educación la cual tiene que ser liberadora en el sentido
más estricto y pacifico que podamos realizar, aun cuando nuestras autoridades no
ejerzan el trabajo que se le ha asignado. Es México, que a pesar de estar “libertos”
de hace ya casi 200 años, nuestro pueblo, nuestra iglesia, sigue presa, y que mal
es que nuestros pastores participen de ello. De manera que como seminaristas
debemos de autocriticarnos, a criticar la sociedad, la iglesia, y en función de eso,
aquella Filosofía no se quede en lo abstracto, sino ejerzamos la Filosofía Pedagógica,
que es en donde viene a caer, no dejando de considerar que es “cristiana” pero que
involucra a la sociedad en donde nos toque ejercer el Ministerio.

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