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FORO 1

¿DESDE SU PUNTO DE VISTA, ¿CUÁLES SON LOS ERRORES MÁS COMUNES


EN EL DESEMPEÑO DOCENTE?

Oír a los alumnos es atender lo que están diciendo, escuchar es entender lo que
dicen. Muchas veces oímos lo que nos dicen, pero nunca prestamos suficiente
atención pues estamos más preocupados por nuestros problemas o por aquello
que está sucediendo a nuestro alrededor. Es necesario aprender a escuchar
activamente, tener la capacidad de vaciar tu mente y entregar tu tiempo a quien
se está dirigiendo a ti.

Error muy común entre los docentes, considerar que el examen lo es todo, la
única evidencia del proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo importante como
maestros es supervisar que el alumno aprenda no sólo al final de un curso o un
examen sino a lo largo de todo el curso. El verdadero valor está en que asimilen
y retengan el conocimiento, no en una calificación.

Cuando el examen es el rey, la perfección se convierte en la meta de cualquier


aprendizaje. Sin embargo, ahora se entiende que la excelencia es mucho más
importante que la perfección pues incide más en el proceso que en el resultado.

Los conflictos en sí no son malos, pese a la connotación negativa que el propio


término implica. De lo que se trata es de transformar el conflicto en un conflicto
positivo, es decir, hacer entender a nuestros alumnos que una persona no se
mide por los conflictos o sus errores sino por cómo se comporta y supera esos
momentos de crisis. Además es un buen momento de enseñanza pues los niños
pueden aprender el valor del diálogo, la tolerancia y la resolución de conflictos.

Para enseñar, el silencio es imprescindible. Sentencia que para la enseñanza


tradicional y unidireccional (el maestro habla, el alumno escucha) es básica. Hoy
en día, no podemos continuar con este tipo de enseñanza, como maestros
debemos adaptarnos a las nuevas generaciones, a su espíritu de libertad y de
gran crítica. Sí, habrá momentos donde el silencio sea necesario (pues siempre
es muestra de respeto a quien se encuentre hablando), pero también debe haber
momentos para el debate y el espíritu crítico.

Una forma fácil de acercarse y crear lazos de confianza con los alumnos es a
través de la simpatía y el humor. Sin duda es una gran herramienta para ganar la
aprobación de los estudiantes, de tener siempre una respuesta para terminar
cualquier conflicto. Pero debemos recordar que la simpatía es una solución que
se centra en esquivar el conflicto, mientras que la empatía se centra en la
persona, es una solución que no juzga sino comprende.

Es inevitable que, cuando se empieza a ejercer como docente, se confundan los


términos explicar y enseñar. Una buena clase se identifica cuando hay un
balance entre explicaciones y demostraciones, entre transmitir conocimientos y
provocar que el conocimiento surja del alumno mismo. Es más importante que el
niño aprenda a aprender, a que aprenda sólo conocimientos.

La educación tradicional es una educación lineal en la que sólo hay tiempo para
trabajar conceptos y procedimientos. Si, en cambio, le damos importancia a las
emociones podemos replantear la forma en la que se enseña en las aulas,
transformar el currículum académico y ligarlo a fomentar las competencias
emocionales.

Una vez de que se pretende cambiar el espacio y los procesos en el aula, es fácil
darse cuenta que hay una gran cantidad de oportunidad que se nos abren. Una
de ellas es impulsar a que los propios alumnos aprendan de sus compañeros.
Sustituir la clase tradicional por una clase cooperativa e innovadora ayuda a
transformar los tiempos y el espacio en el salón de clases.
Aunque se sea sensible con el tema de la educación inclusiva, no siempre es
posible implementarla efectivamente, pero cuando se comienza a transformar el
aula y a liberar tiempo como docentes podemos comenzar a dedicar a los
alumnos con necesidades educativas especiales toda la atención que requieren.

Seguramente muchos maestros han sido testigos de la evolución tecnológica en


la vida diaria y su consecuente inclusión en las escuelas. Dado que este es un
cambio muy nuevo y completamente diferente a lo acostumbrado, es fácil pensar
que la tecnología podría estar por encima del docente, pero con el tiempo se
aprende que las TIC nunca podrán sustituir el verdadero trabajo del maestro,
sino que son sólo un acompañante, una herramienta para hacernos mejores
docentes.

Cuando se valora el proceso más que los resultados, nos damos cuenta que el
error es un elemento indispensable para el aprendizaje. Esto, claro, cuando se
enfoca el error desde una perspectiva constructiva, material nuevo de
aprendizaje.

“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. Cuánta


verdad esconde esta cita de Benjamín Franklin. Es común pensar que el
aprendizaje consiste en saber, en acumular definiciones, fechas, nombres de
obras. De lo que verdaderamente se trata es enseñar a que los alumnos
aprendan destrezas y habilidades para que puedan enfrentarse al mundo que los
espera.
¿CUÁL TEORÍA DEL APRENDIZAJE CONSIDERAS MÁS APLICABLE Y VIABLE
PARA FORTALECER LOS PROCESOS DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE?

De las teorías del aprendizaje la más aplicable es el método del Constructivismo, se


basa en que para que se produzca aprendizaje, el conocimiento debe ser construido o
reconstruido por el propio sujeto que aprende a través de la acción, esto significa que el
aprendizaje no es aquello que simplemente se pueda transmitir, así aunque el
aprendizaje pueda facilitarse, cada persona (estudiante) reconstruye su propia
experiencia interna, por lo que el aprendizaje no puede medirse por ser único en cada
uno de los sujetos destinatarios del aprendizaje. Para ello recurren a la creatividad para
crear situaciones de aprendizaje en donde pueda resolver problemas dentro de un
ambiente propicio generando la autonomía, base del aprender a aprender, de esta
interacción entre docente y alumno sin duda se enriquecen los dos.

El alumno es el responsable de su propio proceso de aprendizaje, es él quien construye


el conocimiento, quien aprende. La enseñanza se centra en la actividad mental
constructiva del alumno, no es sólo activo cuando manipula, explora, descubre o
inventa, sino también cuando lee o escucha. La actividad mental constructiva del
alumno se aplica a los contenidos que ya posee en un grado considerable de
elaboración.

El alumno reconstruye objetos de conocimiento que ya están construidos, por ejemplo:


Los estudiantes construyen su proceso de aprendizaje del sistema de la lengua escrita
pero este sistema ya está elaborado, lo mismo sucede con las operaciones algebraicas
con el concepto de tiempo histórico, y con las normas de relación social.

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