Oír a los alumnos es atender lo que están diciendo, escuchar es entender lo que
dicen. Muchas veces oímos lo que nos dicen, pero nunca prestamos suficiente
atención pues estamos más preocupados por nuestros problemas o por aquello
que está sucediendo a nuestro alrededor. Es necesario aprender a escuchar
activamente, tener la capacidad de vaciar tu mente y entregar tu tiempo a quien
se está dirigiendo a ti.
Error muy común entre los docentes, considerar que el examen lo es todo, la
única evidencia del proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo importante como
maestros es supervisar que el alumno aprenda no sólo al final de un curso o un
examen sino a lo largo de todo el curso. El verdadero valor está en que asimilen
y retengan el conocimiento, no en una calificación.
Una forma fácil de acercarse y crear lazos de confianza con los alumnos es a
través de la simpatía y el humor. Sin duda es una gran herramienta para ganar la
aprobación de los estudiantes, de tener siempre una respuesta para terminar
cualquier conflicto. Pero debemos recordar que la simpatía es una solución que
se centra en esquivar el conflicto, mientras que la empatía se centra en la
persona, es una solución que no juzga sino comprende.
La educación tradicional es una educación lineal en la que sólo hay tiempo para
trabajar conceptos y procedimientos. Si, en cambio, le damos importancia a las
emociones podemos replantear la forma en la que se enseña en las aulas,
transformar el currículum académico y ligarlo a fomentar las competencias
emocionales.
Una vez de que se pretende cambiar el espacio y los procesos en el aula, es fácil
darse cuenta que hay una gran cantidad de oportunidad que se nos abren. Una
de ellas es impulsar a que los propios alumnos aprendan de sus compañeros.
Sustituir la clase tradicional por una clase cooperativa e innovadora ayuda a
transformar los tiempos y el espacio en el salón de clases.
Aunque se sea sensible con el tema de la educación inclusiva, no siempre es
posible implementarla efectivamente, pero cuando se comienza a transformar el
aula y a liberar tiempo como docentes podemos comenzar a dedicar a los
alumnos con necesidades educativas especiales toda la atención que requieren.
Cuando se valora el proceso más que los resultados, nos damos cuenta que el
error es un elemento indispensable para el aprendizaje. Esto, claro, cuando se
enfoca el error desde una perspectiva constructiva, material nuevo de
aprendizaje.