CUADRO CLINICO:
La temperatura de la paciente era 37.5°C y los demás signos vitales eran normales. En la exploración
física se observó una secreción mucopurulenta amarillenta que salía del orificio cervicouterino. A la
palpación hubo moderado dolor en el cuadrante inferior izquierdo del abdomen. La exploración
pélvica bimanual indico dolor con la movilización del cuello uterino y dolor en los anexos más
intenso en el lado izquierdo que en el derecho.
DATOS DE LABORATORIO:
No se identificó M. gonorrhoeae en cultivo del endocervix, pero se identificó C. trachomatis.
TRATAMIENTO:
Se hizo el diagnóstico de enfermedad inflamatoria pélvica (PID, pelvic inflammatory disease). La
paciente fue tratada con un esquema ambulatorio, con una sola dosis de ceftriaxona más doxiciclina
durante dos semanas. Sus compañeros acudieron a la clínica y recibieron tratamiento.
COMENTARIO:
En los varones la secreción uretral se clasifica como uretritis gonocócica, causada por N.
gonorrhoeae, o uretritis no gonocócica causada por C. trachomatis (15 a 55% de los casos), o por
Ureaplasma urealyticum (20 a 40% de los casos) y en pocas ocasiones por Trichomonas vaginalis. El
diagnostico se basa en la presencia o ausencia de diplococos gramnegativos intracelulares en la
secreción uretral teñida. Es importante estudiar a todo sujeto con uretritis, y para ello usar métodos
de amplificación de ácido nucleico en busca de C. trachomatis y N. gonorrhoeae. La ceftriaxona se
usa frecuentemente para tratar la uretritis gonocócica, pero cabe recurrir a quinolonas en regiones
en que se ha señalado poca resistencia del microorganismo. La doxiciclina o la azitromicina se
utilizan para combatir la uretritis no gonocócica, y se recomienda ampliamente que los casos de
varones con infección gonocócica también reciban tratamiento para infección por clamidias por la
posibilidad de que coexistan ambos cuadros infecciosos.
En las mujeres, el diagnóstico diferencial de endocervicitis (cervicitis mucopurulenta) debe
establecerse entre la gonorrea y la infección por C. trachomatis. El diagnóstico se confirma por
cultivo de la secreción endocervical o por medio de estudios de amplificación de ácido nucleico de
N. gonorrhoeae y métodos moleculares para el diagnóstico de C. trachomatis. Se plantean tres
grandes opciones terapéuticas: 1) tratar los cuadros producidos por N. gonorrhoeae y C. trachomatis
antes de contar con los resultados del cultivo; 2) tratar únicamente el cuadro de C. trachomatis si
es pequeña la prevalencia de infecciones por N. gonorrhoeae, pero es grande la posibilidad de una
infección por clamidias, o 3) esperar que lleguen los resultados de cultivo, si es pequeña la
prevalencia de las dos enfermedades y es grande la posibilidad de que el paciente cumpla con la
recomendación de una visita de seguimiento. Los tratamientos recomendados son iguales a los que
mencionamos en párrafos anteriores contra la uretritis.
CUADRO CLINICO:
En la exploración física se detectó una secreción blanquecina-gris, homogénea y acuosa, adherida a
la pared vaginal. No hubo secreción del orificio cervical. Los datos de la exploración ginecológica
bimanual fueron normales y también lo fue el resto de la exploración física.
DATOS DE LABORATORIO:
El pH del líquido que salía de la vagina fue de 5.5 (normal, <4.5). Al agregar hidróxido de potasio en
una laminilla se percibió un olor semejante a amoniaco (olor “a pescado”). En la preparación
húmeda del líquido se identificaron muchas células epiteliales con bacterias adheridas (células
clave). No se detectaron PMN. El diagnóstico fue de vaginosis bacteriana.
TRATAMIENTO:
Con la administración de metronidazol dos veces al día durante siete días, el trastorno desapareció
rápidamente. Se tomó la decisión de no tratar a su compañero sexual, salvo que en ella reapareciera
la vaginosis.
COMENTARIO:
Es necesario diferenciar la vaginosis bacteriana de la secreción vaginal normal, de la vaginitis por T.
vaginalis y de la vulvovaginitis por C. albicans. Las enfermedades mencionadas son muy frecuentes
y afectan en promedio a 20% de las mujeres que acuden a atención ginecológica. La mayoría de las
mujeres tiene como mínimo un episodio de vaginitis o vaginosis durante la edad reproductiva.
T. vaginalis es un protozoo flagelado. La vaginitis por T. vaginalis se diagnostica mejor por medio de
una preparación húmeda del líquido vaginal en la cual se identifican tricomonas móviles de tamaño
un poco mayor que el de los PMN. En un medio frio las tricomonas pierden su movimiento y por ello
es mejor utilizar solución salina (37°C), laminillas y cubreobjetos a temperatura corporal cuando se
elaboren las preparaciones húmedas, y examinarlas inmediatamente.
CUADRO CLINICO:
La temperatura del paciente era de 37°C, su pulso de 80 latidos/min, tenía 16 respiraciones por
minuto y presión arterial de 110/80mmHg. Se identificó una ulcera de un centímetro en el lado
izquierdo del cuerpo del pene, con una base limpia y bordes elevados, con induración moderada.
La palpación produjo poco dolor. Se palparon ganglios linfáticos en la ingle izquierda, de 1 a 1.5 cm
de diámetro.
DATOS DE LABORATORIO:
La lesión del pene se limpió con suavidad con solución salina y gasa y se obtuvo de la base de la
lesión un volumen pequeño de exudado claro que se colocó en una laminilla y se estudió con
microscopia de campo oscuro. Se observaron innumerables espiroquetas. La prueba serológica de
detección, la reagina plasmática rápida (RPR, rapid plasma reagin) en busca de sífilis, mostro
positividad en una dilución de 1:8. También hubo positividad en la prueba confirmatoria de
absorción de anticuerpos fluorescentes contra treponema (FTA-ABS, fluorescent treponemal
antibody absorption test).
TRATAMIENTO Y SEGUIMIENTO:
El paciente recibió una sola dosis de penicilina benzatínica. Seis meses después su prueba RPR era
negativa, pero se esperaba que la prueba FTA-ABS seguiría positiva durante toda su vida. El paciente
menciono a cinco mujeres con que había tenido relaciones sexuales en los treinta días anteriores de
su visita a la clínica. De ellas tres fueron localizadas por investigadores en salud pública y dos
mostraron resultados positivos en las pruebas serológicas para sífilis y fueron sometidas a
tratamiento. Las dos restantes que no fueron localizadas habían migrado a otras ciudades y se
desconocía su domicilio.
COMENTARIOS:
Las tres principales enfermedades que producen ulceras en genitales son: sífilis, herpes genital y
cancroide. Dos de las enfermedades con esas características, aunque surgen con menor frecuencia,
son la lesión inicial del linfogranuloma venéreo causada por C. trachomatis y el granuloma inguinal
(donovanosis), enfermedad poco frecuente causada por Klebsiella granulomatis. El linfogranuloma
venéreo es un cuadro generalizado que incluye fiebre, malestar general y linfadenopatía; puede
mostrar bubones en la ingle. El diagnóstico por lo común se confirma por medio de pruebas
serológicas, pero en el cultivo del pus aspirado de uno de tales bubones se puede identificar C.
trachomatis.
Sífilis primaria Herpes genital Chancroide
(lesiones iniciales)
Agente etiológico Treponema pallidum Virus de herpes Haemophilus ducreyi
simple
Periodo de incubación Tres semanas (10 a 90 Dos a siete días Tres a cinco días
días)
Cuadro inicial usual Pápula Pápula dolorosa al tacto que se
moderadamente ulcera en 24 h
dolorosa que se
transforma en úlcera
en el transcurso de
una a varias semanas
Estudios diagnósticos Estudio del exudado Cultivo de Haemophilus
del chancro, con ducreyi, en dos tipos de medios
campo oscuro; enriquecidos (como mínimo),
pruebas serológicas que contengan vancomicina y
que se incuban a 33°C
Secuelas persistentes Sífilis secundaria con Herpes genital Buzón inguinal
lesiones recurrente
mucocutaneas; sífilis
terciaria
Tratamiento Penicilina benzatínica Ceftriaxona, azitromicina,
G; si el sujeto es eritromicina o ciprofloxacina.
alérgico a ella, recurrir
a la doxiciclina