La poesía erótica
de Laura Victoria
Irene Mizhari
Boston College
ConPeñuela
su poesía sensual, la autora boyacense Gertrudis
Eslava (1910), conocida con el seudónimo de
Laura Victoria, entra con éxito en el mundo literario colom-
biano de principios de siglo.1 Dominada por hombres, la
comunidad intelectual de la nación suramericana reacciona
7 Mellor LOmala cita del Libro V de Emile (trad. Bárbara Foxlcy. Ncw
York: Everyman's, 1911; repr. 1963), donde Rousscau presenta su
"Retrato de la educación de Sophy".
120 / Literatura y diferencia
11 Quizá esto explique los motivos por los cuales LaUTa Victoria ha
tomado derroteros místicos, es decir, las Tazones que la han llevado a
buscar una expresión espiritual en sus más recientes colecciones de
poemas.
130 / Lirerawra y diferencia
Obras citadas
Poetisa y no poeta
Temática
Lciales
a poética de Meira Delmar se nutre en los temas esen-
de la vida del ser humano, como ella misma lo
dice, al definir su quehacer estético: "Mi poesía es mi forma
'otra' de vivir. Sin ella no concebiría mi existencia. ¿Mis
temas? El amor, la nostalgia, el olvido, la muerte, todo ello
involucrado en el mundo que me rodea. El mar, los árboles,
<unpájaro que cruza> como dice Barba Jacob ... ".3
Sus poemas recogen diversas formas métricas: sonetos,
en los que canta al amor, a la rosa, al agua; romances en los
que evoca a Barranquilla y a Cartagena. U tiliza Versos de
arte mayor, como el alejandrino y el endecasílabo, para
expresar sus temas esenciales, que trascienden lo anec-
dótico y se sumergen en experiencias vitales como la del
olvido; "Olvido" es el título del poema inicial de su primer
libro. En versos alejandrinos de rima consonante AABB,
recrea el efecto del tiempo tanto en la vida material como
en la espiritual: "Ha de pasar la vida. Ha de llegar la muerte.
/ He de quedar tendida bajo la tierra, inerte, / insensible,
callada, como estatua de cera / que al romperse en pedazos
abandonada fuera" (1989, 15). Este paralelismo posicional
de los versos destaca la similaridad entre vida y muerte. Así
como el ruerpo desaparece, desaparece también el reruerdo
y sólo queda una sensación imprecisa y distante en la
Fuentes de su poesía
Epoetisa
n la mencionada entrevista con
barranquillera reconoce
Susie L. de Vargas, la
la importancia de la
labor poética de otras autoras latinoamericanas y su respeto
y admiración hacia ellas:
Cuando, antes de la adolescencia, conocí a Juana de
Ibarbourou, a Gabriela Mistral y a Alfonsina Stomi, se me
configuró una trilogía de amor y admiración que todavía
perdura. Estas tres m~eres constituyen una hora mila-
grosa en la poesía latinoamericana, al aparecer al mismo
tiempo y con idéntica fuerza de expresión. Las tres,Juana,
con su acento de júbilo pagano, Gabriela, con su sangrante
corazón, Alfonsina, con su rebeldía acusadora, siguen
siendo mis preferidas. Yaen término de poetas en general,
te diré lo que respondo siempre: "Mis poetas son los
poetas. Sin calificativos. Los poetas" (Vargas, 1988, 71).
en mitad de la tarde
y en mitad del trigal;
bajo el cielo de estío
y en los brazos del viento,
soy una espiga más.
Nada tengo en el alma.
Ni una pena pequeña,
ni un recuerdo lejano
que me hiciera soñar ...
Sólo tengo esta dicha
de estar sola en la tarde
¡con la tarde no más!
Un silencio muy largo
va cayendo en el trigo,
porque ya el sol se aleja
y ya el viento se va;
¡quién me diera por siempre
esta dicha indecible
de ser, sola y serena,
Este poema se inscribe dentro del tópico del beautu.s ille,
pues recrea la paz y la belleza de la naturaleza, y nos
recuerda el famoso poema "Vida retirada", en el que frat
Luis: expresa su íntimo apego a la soledad y al campo.
Temas que también se encuentran en la obra de la poetisa
barranquillera y que nos evocan a los poetas del siglo de
oro. R. O. ]ones, al analizar el famoso poema de fray Luis,
destaca la actitud "casi hedonística" del poeta, al describirse
a sí mismo tendido a la sombra, coronado de yedra y atento
a la Ii1úsica(1982, 161). Actitud similar podemos percibir en
la hablante lírica del poema "Soledad".
La muerte y el olvido
Lexperiencia
a muerte es otro de los temas de Meira Delmar; esta
se recrea en poemas como "Muerte mía",
de Secreta Isla, y "Huésped sin sombra", de Reencuentro.
La ausencia o presencia del amor es lo que define la
existencia, pues le otorga valor o le quita el sentido a la
vida. El olvido es la experiencia humana que le permite
definir y entender la muerte, ya que ésta es realmente
desaparecer del recuerdo del otro. Esta idea se desarrolla
en "Muerte mía":
146 / üteratura y diferencia
La muerte no es sentirme
fija en la tierra oscura
mientras mueve la noche
su gajo de luceros,
y mueve el mar profundo
las naves y los peces,
y el viento mueve estíos,
otoños, primaveras (1989, 148).
Los conceptos antitéticos ftio/móvil apuntan a la oposi-
ción vida/muerte y se cristalizan en un oxímoron que sub-
vierte las cualidades del ser y de la naturaleza. Así, la
naturaleza viva y activa (la noche mueve luceros, el mar
mueve los peces, el viento mueve las estaciones) se opone al
ser muerto e inmóvil. Estas inversiones de imágenes y de la
lógica se usan para expresar la experiencia terrible del
olvido, que es peor que la muerte. Idea que debe recrearse
con figuras inusitadas que permitan captar lo peculiar y
único de este sentimiento.
Schimmel afirma que las experiencias místicas sólo
pueden ser expresadas a través de contradicciones, lo que
explica el uso frecuente de figuras poéticas como el
oxímoron, las paradojas, las contorsiones, los absurdos,
las ambigüedades y lo irracional (1982, 166). Esta lógica
retorcida es la que permite expresar lo inefable del sen-
timiento lírico/místico. Así, el olvido se constituye en la
negación del ser y de su esencialidad y se concibe como
la muerte. "La muerte es ir borrando / caminos de regreso
/ y llegar con mis lágrimas / a un país sin nosotros, ..."
(1989, 149). Es sólo el amor el que da trascendencia al
ser y sentido a la existencia.
"Huésped sin sombra" es un poema de versos ende-
casílabos de rima consonante ABBA, que concluye el
último libro de Meira Delmar; allí hace referencias a su
labor estética y a su devenir existencial. Es una especie de
legado en que la autora analiza su poética y la trascen-
dencia de su voz:
Nada deja mi paso por la tierra.
En el momento del callado viaje,
he de llevar lo que al nacer me traje:
el rostro en paz y el corazón en guerra.
Ninguna voz repetirá la mía
La p~tica amorosa de Meira Delmar / 147
Obras citadas
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La poética amorosa de Meira Delmar / 149
Hinsistía
aceunos años, reaccionando a una corriente crítica que
en la necesidad de que las escritoras se refirie-
ran a su ser mujer, escribí un artículo para la Gaceta Domi-
nical de El País, diciendo más o menos lo siguiente: no se le
exija a la mujer que escribe que aborde el tema de la mujer,
porque los resortes inconscientes que mueven a la escritura
no admiten imperativos ni imposiciones. Además, decía, es
necedad querer obligar a que se haga lo que no puede
evitarse: por más que una mujer quiera eximirse de una
exploración de su especificidad, no lo logrará. De una
manera u otra, su condición femenina aparecerá, si no
tematizada explícitamente, al menos simbolizada en su obra
(1986, 4). Actualmente, releyendo a Maruja Vieira,1 diría
más bien que la mujer que escribe no puede evitar suminis-
trar abundante material de respuesta a quien, sensible a la
temática de la escritura femenina, se pregunte si es posible
leer su obra desde esta perspectiva.
2 Vieira enviudó tras escasos meses de matrimonio con J osé María Vivas
Balcázar. De la unión quedó una hija, Ana Mercedes.
152 / Literatura y diferencia
Estarás aguardando
en el umbral.
Tú y nadie más
entre la luz
final.
y sonreirás
como en el tiempo
del amor. ("Umbral", 63).
Por eso la poeta anhela la muerte, simbolizada por el
barquero que llegará al fin "Cuando pase el tiempo, /
cuando crezca el río" ("Cuando pase el tiempo", 58). No es
aquella un paso temido hacia lo desconocido, sino, por el
contrario, "es un jardín / con rosas amarillas", donde la luz
es piadosa, crepuscular: "N o hay sol de mediodía / queman-
te, hiriente"; el aire fresco en "esa orilla de la noche"
desconoce la oscuridad, pues" está poblado / de luciérnagas
/ y estrellas". La paz de ese paisaje se debe a la certidumbre
de que sólo allí no habrá soledad, puesto que "Alguien
espera" ("Eljardín de la muerte", 61). La única lamentación
que podemos encontrar en los versos de Vieira es la que
surge ante la tardanza: "¡Cómo tarda en llegar / el barque-
ro!" ("Cuando cierro los ojos", 55).
Para quien lee, la repetición de este estoicismo, aunada
a la falta de celebración del placer, llega a producir un efecto
irónico, como si, inconscientemente, se prefiriera el displa-
cer. Podría parecer que los versos crearan una sensibilidad
un tanto masoquista; puede ser, simplemente, que la recrea-
ción estética no estuviera motivada, para la poeta, por el
mecánismo que la anima a escribir; parece ser, con frecuen-
cia, la necesidad de compensar la cotidianidad estéril, ese
"sordo golpear / de la voz sin objeto", mediante el conjuro
poético de la voz del ausente: "Todo está en silencio. / Y me
hablas". Podría decirse que la escritura es para Vieira la
alquimia capaz de convertir la soledad por la cual "En los
ojos / arde la arena / de las horas desiertas", en la certidum-
bre de una presencia invisible y benéfica: "Yo sé que fue tu
mano / la que cortó las flores / que han caído a mi paso"
("Isla", 43-45).
Desde los primeros versos, desde los mismos cantos de
juventud, se advierte en Vieira esa sobria aceptación de la
soledad y la distancia. A fuerza de negarse a proferir quejas,
160 / Literatura y diferencia
Obras citadas
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166 / Utt=tura y dif~rencia
Amalia Pulgarín
Simmons College
Etades
n La Scherezada criolla Helena Araújo estudia las dificul-
con las que se enfrentó la mujer latinoamericana
desde principios del siglo XX, cuando trató de desviarse del
papel femenino tradicional asumiendo una vocación lite-
raria. Muchas mujeres --esposas y madres-, debieron
disimular esta vocación para no ser censuradas; los casos de
Delmira Agustini, Gabriela Mistral o Alfonsina Storni cons-
tituyeron excepciones a la regla. Igualmente, el relativo
éxito, en el decenio del cuarenta, de Teresa de la Parra,
María Luisa Bombal, Silvina y Victoria Ocampo, fue otra
excepción en el panorama general de la aceptación de la
escritura de mujeres en Latinoamérica. Como señala
Helena Araújo:
Sin embargo, frente a ellas, centenares de autoras per-
maneáan inéditas o repartían sus obras como cualquier
<labor manual., entre conocidos y amigos. Para una so-
ciedad tan falocrática, la disctiminación en la industria
editorial resultaba apenas normal: si por milagro se publi-
caban obras de mujeres, eran poco promocionadas o di-
fundidas. Y esto no sólo sucedía con la narrativa, sino
inclusive con la poesía (38).
II Para Hélene Cixous los textos femeninos son textos que "tratan de la
diferencia". Este concepto de diferencia surge del análisis de la
escritura como difJirance, de Derrida.
176/ Literamra y dife~ncia
19 AJice A. J ardine nos cxplica estas nucvas direcciones: "1 would cvcn
go so far as to say thatthe major new directions in French lheory over
the pasl lWOdecades -those articulaled by bOlh men and women-
have, by and large, posited themselves as profoundly, thal is lO say
conceptually and in praxis, anti- and / or post-feminisl. Feminism, as
a concept, as inheriled from the humanisl and rationalisl eigleenth
century, is tradiúonally abollt a group of human beings in history
whose identity is defmed by lhat history's represelllation of sexual
decidability. And every term of that delinilion has been put iulO
quesLÍon by contemporary French thoughl" (20-21).
[Yo incluso iría a tal eXlremo de decir que la nueva dirección más
importante en teoría francesa en las dos últimas décadas -al1.irulada
tanto por hombres como por mujeres- en general, se ha postulado
profundamente, tanto a nivel conceptual como en la praxis, ami- y/o
posfeminista. El feminismo, como un conceplO, heredado del siglo
XVIII humanista y racionalista, es tradicionalmeme acerca de un
grupo de seres humanos en la hislOria cuyas identidades se han
186 / Literatura y diferencia
Obras citadas
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Yolanda Forero-Villegas
Coker College
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