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Yo, Robot – Isaac Asimov

- Artificial Vs. Natural.


Con el paso del tiempo la tecnología ha ido remplazando los
objetos que usaba el hombre antes de que ésta fuera
desarrollada, las cartas se han convertido en e-mails, las
consultas que antes se hacían en libros, ahora se desarrollan
a través del internet, y no falta mucho para que entren en
vigencia los robots capaces de desarrollar funciones que
cumplen actualmente las personas.
En el libro, podemos encontrar esta transición de lo natural
en el capítulo 1, se observa el fragmento:
“- El robot, al cual Gloria llama Robbie, no se aparta de ella ni
un instante. - ¿Y por qué quieres que se aparte?, es su
deber... y en todo caso, no es ninguna terrible máquina. Es el
mejor robot que se puede comprar con dinero y estoy seguro
de que me hace economizar medio año de renta. Es más
inteligente que muchos de mis empleados.”
En el cual se plantea la idea de reemplazar a una niñera, por
un robot capaz de cumplir la misma función, el problema
desarrollado se centra en que, a pesar de que el robot cuida
de la niña, a la vez crea un lazo de amistad con ella que
provoca inseguridad y miedo en su madre, quien prefiere que
su hija sea criada por una persona y no por un “pedazo de
metal”, dando prioridad a lo natural sobre lo artificial.
Se ha llegado al punto en que se quiere reemplazar hasta al
mismo hombre para obtener un mayor rendimiento en
diversas actividades, un claro ejemplo es la revolución
industrial que ha sustituido la mano de obra por maquinaria,
pero ¿Qué ocurre con la persona que antes desempeñaba
esta labor?, simplemente es otra más que se une a la tasa de
desempleo, aun así gracias al sistema capitalista y al
neoliberalismo, desde que las grandes empresas continúen
en expansión, no es importante que la pobreza también se
expanda.
- La tecnología como un elemento de discordia del desarrollo natural
del hombre, según el pensamiento.
Así como la tecnología puede beneficiar a la humanidad con
sus avances, también es capaz de propiciar los medios para
que se generen desacuerdos en torno a ella, tal es el caso
expuesto en el libro, en el capítulo 5, donde son provocados
desacuerdos y discusiones por un robot con la habilidad de
leer la mente, que al seguir la primera ley de la robótica, no
puede herir a un ser humano, y para no herir los sentimientos
de quienes lo rodeaban, les decía lo que ellos querían oír,
dándole a cada uno una versión diferente de los hechos:
“-¿Supongo que conocen ustedes la Primera Ley fundamental
de la robótica?-, los dos hombres asintieron a la vez.-
Ciertamente- dijo Bogert, irritado, -"un robot no debe dañar a
un ser humano ni por su inacción permitir que se le dañe"- -
Bien dicho- se mofó Susan Calvin -pero, ¿qué clase de
daño?- -Pues..., de toda especie.- -¡Exacto, de toda especie!,
pero ¿qué hay de herir los sentimientos?, ¿y la decepción del
propio "yo"?, ¿y la destrucción de las esperanzas?, ¿no es
esto una herida?- -¿Qué puede un robot saber de...?- dijo
Lanning frunciendo el ceño, pero se calló, abriendo la boca. -
¿Lo ha comprendido, verdad?, este robot lee el pensamiento,
¿cree usted que no sabe todo lo que hace referencia a la
herida mental?, ¿supone usted que si le hago una pregunta
no me dar exactamente la respuesta que yo deseo oír?, ¿no
nos heriría cualquier otra respuesta, y no lo sabe Herbie muy
bien?”, más adelante en el capítulo, al sentirse engañada por
las mentiras sin intención del robot, la doctora Susan Calvin
se enfada, al punto de hacer que el robot enloquezca y
muera.
Actualmente no se ve el caso presentado anteriormente,
puesto que aún no se inventa este tipo de robot, pero de igual
manera, la tecnología se ha vuelto indispensable para el
hombre y ver, por ejemplo, que la internet no funciona, hace
que las personas se enfaden, se sientan molestas,
estresadas, y con esta actitud llamen a su proveedor del
servicio a realizar un no muy decente reclamo por la falla
presentada.
- El objeto como extensión natural del cuerpo.
La necesidad de adaptación del cuerpo humano a las
máquinas y partes robóticas, se ha visto sometida por los
cambios del mismo, con respecto de, tanto los constantes
innovaciones en herramientas, como a los fenómenos y las
alteraciones naturales, y los mismos errores del hombre.
Como consecuencia de lo anterior se han ideado áreas
centradas en el estudio del cuerpo humano y de la electrónica
como un solo campo, promoviendo la idea de, en un futuro,
hacer uso de esta para apoyar a los discapacitados, y más
adelante, optimizar las funciones humanas.
En el libro, no se presenta tanto un caso que aplique a lo
anteriormente mencionado, pero se encuentra un fragmento
que hace referencia a la mejora de los robots al punto de
crear humanoides que se diferencian de los seres humanos
únicamente por su comportamiento, al punto de se presenta
un caso en que se cuestiona la proveniencia de una persona
y no se sabe si se trata realmente de un humano o de un
humanoide. La solución planteada consiste en que,
sencillamente, si la persona incumple una de las leyes
fundamentales de la robótica, se sabrá que se trata de un
humano, sin embargo, si no las incumple, no se puede
aseverar que se trate de un robot, puesto que cualquier
persona que fuese “muy buen ciudadano”, respetaría todas
las leyes fundamentales de la robótica.
Después de la primera impresión de sorpresa, Lanning
observaba cuidadosamente los gestos de las dos manos.
Pausadamente, Stephen Byerley mordió la manzana y se
tragó el pedazo --¿Lo ve usted, doctor Lanning¿ Lanning
sonrió con tal alivio, que incluso sus cejas parecieron llenas
de benevolencia. Un alivio que sólo sobrevivió un fr gil
segundo. --Tenía curiosidad de ver si era capaz de comérsela
-dijo Susan Calvin-, pero, desde luego, este caso no prueba
nada. --¿No¿ -preguntó Byerley con una mueca. Desde
luego que no. Es obvio, doctor Lanning, que si este hombre
fuese un robot humanoide, sería perfecta imitación. Es casi
demasiado humano para ser creíble. Después de todo,
hemos estado viendo y observando seres humanos toda
nuestra vida; sería imposible imaginar nada que estuviese
más cerca de nosotros. Tenía que ser perfecto. Observe la
contextura de la piel, la calidad del iris, la formación huesuda
de la mano. Si es un robot, quisiera que lo hubiese fabricado
la U.S. Robots, porque es un buen trabajo. ?Supone usted,
pues, que quien es capaz de prestar atención a tales
minucias descuidará algunos dispositivos para conseguir
hacerlo comer, dormir y eliminar¿ -Para casos de urgencia
solamente, quiza ; como, por ejemplo, la situación que se
está presentando aquí. De manera que una comida no
pureba en realidad nada.

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