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Meli_3108 (2012). Una triste historia real. Bulling, un problema social. [Blog].

Recuperado el 10 de mayo del 2016, de: http://psc-bullying.blogspot.mx/2012/10/el-


ciber-acoso-que-termino-con-la-vida.html

Una triste historia real


El ciber-acoso que terminó con la vida Amanda Todd

Cuando estaba viva, el mayor miedo de Amanda Todd era que estaba
completamente sola. Ahora que está muerta, es una de las personas que más amor
está recibiendo de todo el mundo. Esta joven canadiense, de 15 años, ha
congregado a más de 738.000 personas en un grupo de Facebook que recuerda
su historia y ha hecho que 400 personas envíen pistas a la policía para aclarar su
muerte. Todo por la historia que la condujo hasta allí, esa terrible historia que ella
misma contó en septiembre en un vídeo de YouTube con la cara difuminada y
mensajes escritos en varias tarjetas que va mostrando hasta explicar la triste sucesión
de acontecimientos que tanto le angustiaba.

"He decidido contar mi historia interminable", empieza el vídeo mudo y en blanco y


negro. "En séptimo curso solía comunicarme con mis amigos a través de la
webcam". Cuenta cómo lo de mostrarse por cámara a través de Internet provocó que
varias personas que ella no conocía empezaran a admirarla. Personas que decían que
era preciosa, arrebatadora, perfecta. "Querían que les enseñara los pechos. Al año
siguiente, empecé a hacerlo regularmente", continúa.

Un día le llegó, por Facebook, un mensaje de un desconocido. O le enseñaba


más carne o publicaría todas las fotos que había tomado de ella en topless. "Sabía
mi dirección, el colegio al que iba, quiénes eran mis familiares, mis amigos...". Esas
navidades, la policía se presentó en su casa. Las fotos habían sido enviadas "a todo el
mundo".

Amanda acerca la siguiente tarjeta a la cámara. "Entonces enfermé. Caí en una


tremenda depresión y sufrí ataques de pánico. Empecé a beber y a tomar drogas", se
lee en ella. Apenas salió de casa en todo el año. Pero hoy en día la humillación no
necesita que la víctima esté en público: el mismo desconocido creó una página de
Facebook con la foto de sus pechos como imagen de perfil. "Lloraba todas las noches;
perdí a mis amigos y el respeto de la gente... otra vez", cuenta.

Era imposible borrar esa foto. En el colegio y en la calle la gente se burlaba de


ella. Empezó a hacerse cortes en los brazos, típico comportamiento de auto-lesión
que acompaña a un trastorno mental grave. Se cambió de colegio, donde "todo era
mejor, aunque seguía comiendo sola. Al cabo de un mes, empecé a hablar con un
amigo de mayor edad". El amigo tenía novia, pero ella pensaba que se gustaban. De
hecho, un día que la novia se había ido de viaje, Amanda fue a su casa.

A la semana siguiente, la novia se presentó en el colegio de Amanda con un séquito


de 15 personas. La joven recibió puñetazos y cayó al suelo. "Me sentí como si para
el mundo yo fuera una broma y pensé que nadie merecía esto. Los profesores
acudieron a verme, pero me quedé tumbada hasta que llegó mi padre". Al llegar a casa,
bebió lejía. "Pensé que de verdad me iba a morir", recuerda. Pero su familia la llevó al
hospital, donde la salvaron con un lavado de estómago. Pero de nuevo las redes
sociales la traicionaron: en un comentario de Facebook dirigido a uno de sus agresores
leyó que alguien decía que "se merecía lo que le habéis hecho. ¿Te has lavado el barro
del pelo? Espero que esté muerta".

Se mudó con su madre a otra ciudad. Otro comienzo. Pero los abusos
continuaron. "Todos los días me pregunto por qué sigo aquí". Su ansiedad continuó
empeorando, aunque a estas alturas ya estaba en tratamiento psiquiátrico y
tomando antidepresivos. Una vez tuvo que ser trasladada de nuevo al hospital por
sobredosis.

Dice en la última tarjeta: "No tengo a nadie. Necesito a alguien. Me llamo Amanda
Todd".

El miércoles, su cuerpo fue hallado sin vida. Todo apunta a que se había
suicidado. Desde entonces, se ha convertido en un icono para miles y miles de
víctimas de acoso en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos. Hay varios
grupos de Facebook que recuerdan su historia, que la entienden. Que por fin la
aprecian.
La policía, mientras tanto, sigue investigando la identidad del pedófilo que inició toda
la historia. Según ha dicho Carol, su madre, la pista les había llevado a un tipo en
Estados Unidos "pero esta gente es buena escondiéndose" y han perdido la pista. Pero
no desisten. Explica el sargento Peter Thiessen, de la policía local: "A estas alturas
tenemos entre 20 y 25 investigadores dedicados a tiempo completo a este caso,
determinados a reunir información y pruebas suficientes para imputar cualquier
individuo que haya tenido que ver con esta tragedia".

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