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EL AGUA DE VIDA ETERNA

Juan 4:5-14

Introducción: Esta es una bella historia que nos muestra que Jesús puede hacer de cualquier
pecador una persona salva, toda vez estemos dispuestos a hacer lo que Él nos pide.
Ilustración: Imagínese usted que va caminando bajo un intenso sol y la hora de medio día y
está cansado y tiene sed, le pediría usted agua a un extraño, a un desconocido. Estoy seguro
que sí, pero usted y yo solo lo haríamos para calmar nuestra sed, en cambio en este caso el
que va a dar mucho más es el sediento, pues dará el regalo más grande de la tierra, que es,
la salvación, la vida eterna.
Oración de transición: ¿Por qué Jesús se sentó y le pidió agua a la mujer samaritana?

I. ¿Por qué Jesús pide agua a una mujer pecadora? Vs. 5-8

a) ¿Y Qué andaba haciendo Jesús en esta parte de Samaria?


V. 5. “Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob
dio a su hijo José”
Jesús no quería en esta etapa de Su ministerio involucrarse en discusiones acerca del
bautismo, así es que decidió marcharse de Judea por un tiempo y pasar a Galilea. El camino
más corto de Judea a Galilea era a través de Samaria, que se podía hacer en tres días; pero
había una enemistad secular entre los judíos y los samaritanos, y esto hacía que fuera más
corriente seguir la ruta alternativa, aunque era doble de larga, pues suponía cruzar el
Jordán, subir hacia el Norte por la parte oriental y volver a cruzar el Jordán otra vez a la
altura de Galilea. Jesús eligió la ruta más corta a través de Samaria para ir a Galilea. Este
episodio estaba incluido en el ministerio de Jesús para enseñar una gran lección a toda la
humanidad. Esta historia tiene una profunda enseñanza porque sabemos que había mucho
odio entre samaritanos y judíos. Pero Jesús aprovecha la oportunidad para llevar salvación.
Podemos ver como caminaba Jesús, Sicar – el “Shequem” del Antiguo Testamento
quedaba como a 57 kilómetros de Jerusalén.

b) ¿Por qué se detiene en este pozo?


V. 6 “Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así
junto al pozo. Era como la hora sexta”.

Aquí tenemos a nuestro Señor Jesús sujeto a la fatiga normal de los viajeros. Así vemos que
era verdadero hombre, vemos su humanidad. El trabajo agotador vino con el pecado; por
tanto, Cristo, habiéndose sido hecho maldición por nosotros, estuvo sujeto al cansancio.
Además, era pobre y realizó todos sus viajes a pie.
En efecto, éste es tal vez la más humana de todas las escenas de la historia terrenal de
nuestro Señor. Parece que estamos a su lado, escuchando todo lo que aquí está relatado.
Ninguna pintura, por perfecta que fuera, podría hacer más que rebajar la concepción que
este exquisito relato transmite al lector.

Ilustración: La alabanza dice: “Cansado del camino, sediento de Ti, un desierto he cruzado,
vengo a Ti”. Muchos de nosotros hemos llegado a Cristo porque hemos andado perdidos en
el mundo, cansados de tanto luchar, Jesús no estaba cansado espiritualmente, sino
físicamente. La alabanza hace referencia más que todo a un cansancio por el sufrimiento
debido a la falta de Dios en sus vidas.
c) ¿Cuál era su propósito de pedir agua?
Porque el calor de mediodía había secado sus labios. Aunque el propósito de Jesús va más
allá del hecho de que le den agua para calmar su sed por la hora del medio día. Él tiene un
propósito, y es el de enseñarle una lección a la mujer samaritana, como lo hace a nosotros
en nuestro tiempo.
Cristo aprovechó la ocasión para enseñarle cosas divinas: Convirtió a esta mujer
demostrándole su ignorancia y pecaminosidad y su necesidad de un Salvador. Él quiere que
todos seamos salvos, que ninguno se pierda.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. (Lucas 19:10)

d) ¿Por qué estaba solo Jesús?


V. 8 Porque los discípulos habían ido a otra ciudad a comprar comida. Además este era su
plan, en Cristo no existen coincidencias.

II. ¿Por qué Jesús sabiendo que judíos y samaritanos no se trataban entre si le pide agua
a la samaritana?

a) ¿Por qué la samaritana le discute a Jesús?


V. 9 ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? —no
del todo negándose, sino maravillada de que un judío le pidiera algo, ya que por la ropa y
el dialecto inmediatamente la samaritana se daría cuenta de que se trataba de un judío.
Para ella era inconcebible que un judío le hablara siquiera y mucho menos que le pidiera
agua a ella, que era samaritana. Porque los Judíos no se tratan—Es esta antipatía nacional
lo que da motivo a la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:30).
b) ¿Cuál era el propósito de Jesús con la mujer?
El propósito de Jesús es dar una lección a toda humanidad, no solo a la mujer samaritana,
sino a nosotros también, cuando él no pide algo, no es porque él lo necesite, es porque él
simplemente nos quiere dar el regalo más grande, que es la salvación.
c) ¿Podía ella entender el propósito de Jesús?
No, no podía, por eso ella se maravilla que un judío le pida agua. Al igual que nosotros
muchas veces andamos perdidos sin saber por qué Dios nos está pidiendo algo.
d) ¿Qué lección nos quiere enseñar la Biblia en este pasaje?
Que cuando el Señor nos pide algo es porque él nos quiere dar el regalo más grande de lo
que nos pudiéramos imaginar. Cristo aprovechó la ocasión para enseñarle cosas divinas:
Convirtió a esta mujer demostrándole su ignorancia y pecaminosidad y su necesidad de un
Salvador.

III. La respuesta de Jesús V. 10


a) ¿Que es el don de Dios?
V. 10. “Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame
de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Si conocieses el don... —quiere decir: “En mí sólo ves a uno que te pide; pero si tú supieses
quién es este suplicante, y el Don que Dios está dando a los hombres, tú habrías cambiado
lugares con él, alegremente pidiéndole a él el agua viva; y no habrías pedido en vano”
b) ¿Sabia la mujer quien le estaba pidiendo agua?
No, nunca se lo hubiera podido imaginar, como nos pasa a nosotros muchas veces en la vida
cuando tenemos un encuentro con Él.
c) ¿Quién le tendría que pedir a quién?
Nosotros somos los que le tendríamos que pedir a Él.
d) ¿Por qué?
Porque Él es el Salvador, el dueño de todo, Él es el Todopoderoso, su majestad es tanta que
todo lo existe Él lo ha creado, y solo Él tiene en sus manos el poder de darnos todo, hasta la
vida eterna.
e) ¿Qué es lo que está ofreciendo nuestro Señor?
Agua viva. Se está ofreciendo Él mismo a nosotros.
f) ¿Qué es el agua viva?
El agua viva es las gracias del Espíritu y sus consolaciones que satisfacen el alma sedienta
que conoce su propia naturaleza y necesidad. Es el agua de vida eterna. La salvación.
IV. ¿Por qué la mujer no había entendido?
a) V. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De
dónde, pues, tienes el agua viva?
¿Por qué la mujer le alega que no tiene ni para sacar agua del pozo, como le iba a dar
agua viva?
Por ignorancia, por falta de fe. Al igual que nosotros
b) V. 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual
bebieron él, sus hijos y sus ganados?
Está percibiendo ya en este extraño una pretensión a alguna grandeza misteriosa. Nuestro
padre Jacob—porque cuando les iba bien a los judíos, los samaritanos reconocían
parentesco con los judíos, pero cuando les caían desgracias, desconocían toda conexión con
ellos.

V. El agua de vida eterna Vs. 13, 14


Vs. 13-15 “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiera de esta agua, volverá a tener
sed más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua
que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo:
Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla”.
Vs. 13, 14. Volverá a tener sed… para siempre no tendrá sed,…—Cuando dice volverán a
tener sed, el contraste aquí es fundamental y que comprende todo. “Esta agua” claramente
quiere decir esta agua natural y todas las satisfacciones de naturaleza igualmente terrenas
y perecederas, y que alcanzando solamente las partes superficiales de nuestro ser, pronto
se disipan, y necesitan ser suplidas de nuevo tanto como si nunca las hubiéramos
experimentado antes mientras que las necesidades más profundas no son alcanzadas por
ellas de ninguna manera.

Lo que Jesús dijo figuradamente, ella lo entendió literalmente. Cristo señala que el agua del
pozo de Jacob daba una satisfacción de breve duración. No importa cuáles sean las aguas
de consolación que bebamos, volveremos a tener sed. Pero a quien participa del Espíritu de
gracia, y del consuelo del evangelio, nunca le faltará lo que dará abundante satisfacción a
su alma.

a) Pero el “agua” que Cristo da, la vida espiritual, mana de las mismas profundidades de
nuestro ser, haciendo del alma no un aljibe, que contenga el agua vertida en él desde
fuera, sino una fuente (la palabra habría sido mejor traducida así, para distinguirla de
“pozo”, v. 11), que salta, brota, burbujea y fluye desde dentro de nosotros, siempre
fresca, siempre viva. La presencia del Espíritu Santo dentro del creyente, como el
Espíritu de Cristo, es el secreto de esta vida con sus energías constantes y satisfacciones,
como se dice expresamente (cap. 7:37-39). “Para siempre no tendrá sed”, entonces,
quiere decir sencillamente que tales almas tienen las provisiones en sí. Para vida
eterna—llevando los pensamientos arriba desde la frescura y vitalidad eternas de estas
aguas hasta el gran océano en el cual tienen su gran confluencia. “¡Que llegue yo allá!”

b) Que salte para vida eterna, ¿Qué significa?


Vida eterna, salvación.

Conclusión: Solo Jesús tiene el agua de vida eterna, solo Jesús es la solución a la sed del
hombre. El agua que Él nos da es para vida eterna, cuando nosotros bebemos de esa agua
(significa que bebemos de Él) tendremos la vida eterna.

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