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CONCEPTOS Y DIFERENCIAS LA RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL

RESPONSABILIDAD CIVIL

La responsabilidad civil es la obligación de resarcir que surge como consecuencia del daño
provocado por un incumplimiento contractual (responsabilidad contractual) o de reparar el daño
que ha causado a otro con el que no existía un vínculo previo (responsabilidad extracontractual),
sea en naturaleza o bien por un equivalente monetario, habitualmente mediante el pago de una
indemnización de perjuicios. Díez-Picazo define la responsabilidad como «la sujeción de una
persona que vulnera un deber de conducta impuesto en interés de otro sujeto a la obligación de
reparar el daño producido».1 Aunque la persona que responde suele ser la causante del daño, es
posible que se haga responsable a una persona distinta del autor del daño, caso en el que se habla
de «responsabilidad por hechos ajenos»,2como ocurre, por ejemplo, cuando a los padres se les hace
responder de los daños causados por sus hijos o al propietario del vehículo de los daños causados
por el conductor con motivo de la circulación.

La responsabilidad civil puede ser contractual o extracontractual. Cuando la norma jurídica violada
es una ley (en sentido amplio), se habla de responsabilidad extracontractual, la cual a su vez puede
ser o bien delictual o penal (si el daño causado fue debido a una acción tipificada como delito) o
cuasi-delictual o no dolosa (si el perjuicio se originó en una falta involuntaria). Cuando la norma
jurídica transgredida es una obligación establecida en una declaración de voluntad particular
(contrato, oferta unilateral, etcétera), se habla entonces de responsabilidad contractual.

Las obligaciones se clasifican habitualmente como de medios y de resultados, y esto tiene una gran
importancia al determinar la responsabilidad civil contractual. El incumplimiento, que es uno de los
requisitos básicos para que la responsabilidad se produzca, dependerá de la clase de obligación.3

Cuando una norma o un contrato obligan a una persona a alguna cosa determinada, sea ésta una
acción o una abstención (hacer o no hacer algo), esta obligación se considera de resultado. Tal es el
caso de un transportista que se obliga a llevar determinada mercancía a un destino en particular.
Aquí la responsabilidad es prácticamente automática, pues la víctima sólo debe probar que el
resultado no ha sido alcanzado, y entonces el demandado no podrá escapar a dicha responsabilidad,
excepto si puede probar que el perjuicio proviene de una causa ajena —por ejemplo, que se debe a
un caso fortuito o de fuerza mayor.

Por otra parte, en aquellos casos en que una norma o un contrato sólo obligan al deudor a actuar
con prudencia y diligencia, la obligación es considerada de medios. Este es el caso de la obligación
que tiene un médico respecto a su paciente: el médico no tiene la obligación de sanarlo, sino de
poner sus mejores oficios y conocimientos al servicio del paciente, es decir, de actuar en forma
prudente y diligente (aunque hay excepciones, pues en algunos casos el médico asume una
obligación de resultado, como ocurre en la cirugía estética voluntaria). En estos casos, la carga de la
prueba le corresponde a la víctima o demandante, quien deberá probar que el agente fue negligente
o imprudente al cumplir sus obligaciones.

En el caso de la obligación de medios es más difícil probar la responsabilidad civil, dado que el
incumplimiento no depende sólo de no haber logrado el resultado (en el ejemplo anterior, sanar al
paciente), sino que habría que demostrar que pudo ser posible haberlo logrado, si el obligado
hubiese actuado correctamente.

Objetivo

El objetivo principal de la responsabilidad civil es procurar la reparación, que consiste en restablecer


el equilibrio que existía entre el patrimonio del autor del daño y el patrimonio de la víctima antes
de sufrir el perjuicio. La responsabilidad civil posee un aspecto preventivo, que lleva a los ciudadanos
a actuar con prudencia para evitar comprometer su responsabilidad; y un aspecto punitivo, de pena
pecuniaria.

El rol preventivo puede discutirse en realidad, toda vez que un sistema de responsabilidad basado
en factores subjetivos de atribución no favorece la prevención. Más aún, los sistemas de
responsabilidad que basan su forma institucional en un daño causado y los sistemas realmente
preventivos son de carácter residual o subsidiario. Así, algunos propugnan que son los duros
términos de los sistemas objetivos de responsabilidad los que, basados en una sanción difícilmente
excusable, favorecen realmente la prevención.

RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL

El incumplimiento de una obligación nacida de un contrato se denomina responsabilidad


contractual. El problema de la responsabilidad contractual es fundamental en la ciencia jurídica
porque la responsabilidad contractual y sus límites han durado desde Roma hasta nuestros días.

El primitivo derecho romano, no conocía el término obligación, pero se basaba en la palabra


"nexum" cuyo significado es ligar, anudar. Este vínculo tenía un carácter material ya que el deudor
que no pagaba podía ser encadenado por el acreedor para hacerle responder por su deuda con su
propio cuerpo. En la época clásica no era considerada la culpa subjetiva del deudor sino la causa
objetiva del incumplimiento, pero posteriormente, el pensamiento Justinianeo valoró la conducta
subjetiva del deudor refiriéndola a lo objetivo del incumplimiento.

En Tabasco, que pueda hablarse de la responsabilidad contractual, es menester la previa existencia


del contrato válido, que haya sido perfeccionado por el consentimiento de las partes, revistiendo la
forma que la Ley señala para cada caso, y que por lo anterior obliga no solo al cumplimiento de lo
pactado, sino también a todas las consecuencias de su naturaleza, sea éste unilateral, bilateral,
oneroso, conmutativo, consensual, instantáneo o de tracto sucesivo, encontrándose en la falta a su
puntual cumplimiento - salvo las excepciones consignadas en la ley – por las personas que los
otorgan y sus causahabientes, la causa de su rescisión y/o la correspondiente responsabilidad del
pago de daños y perjuicios, si los hubiere.
Cabe hacer notar como ejemplo un señalamiento expreso en nuestro Código Civil, en relación al
cumplimiento que encontramos en el caso específico de la compraventa a plazos de un inmueble
que el comprador ocupe como casa habitación, ya que al existir incumplimiento del comprador en
cuanto a las demás obligaciones que resulten a su cargo, el vendedor podrá exigir en todo tiempo
su cumplimiento forzoso y el pago de daños y perjuicios.

Para poder proseguir, es menester señalar que nuestro Código prevé la regulación de la
responsabilidad civil proveniente del incumplimiento de un contrato por las partes al celebrarse
éste, lo que retomaremos en el siguiente tema, sin el cual, esta información carecería de
importancia.

RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

Surge cuando el daño, agravio u otro daño o perjuicio causado no tiene su origen en una relación
contractual, sino en cualquier otro tipo de actividad.

La responsabilidad extracontractual, delictual o aquiliana puede definirse como aquella que existe
cuando una persona causa, ya sea por sí misma, por medio de otra de la que responde o por una
cosa de su propiedad o que posee, un daño a otra persona respecto de la cual no estaba ligada por
un vínculo obligatorio anterior relacionado con el daño producido. Esta área del derecho civil
también se conoce como delitos y cuasidelitos civiles (fuentes de las obligaciones). Las fuentes
principales de las obligaciones extracontractuales son el hecho ilícito y la gestión de negocios.

Un caso de responsabilidad extracontractual es el que puede surgir por los daños y perjuicios
causados a terceros como consecuencia de actividades que crean riesgos a personas ajenas a las
mismas, como la conducción de un automóvil o el desarrollo de una actividad industrial.

Otro supuesto es el de la responsabilidad por daños causados por bienes propios: cuando se
desprende un elemento de un edificio y causa lesiones a quien pasa por debajo o cuando alguien
sufre un accidente por el mal estado del suelo. También se es responsable por los daños y perjuicios
que originen los animales de los que se sea propietario.

La responsabilidad puede tener su origen en actos de otra persona, por la que debe responder un
padre por los daños y perjuicios que cause su hijo menor de edad; un empresario por los que causen
sus empleados; y un establecimiento educacional por los causados por sus alumnos.
DIFERENCIAS ENTRE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL

Una de las diferencias fundamentales entre la responsabilidad contractual y la extracontractual


reside en la carga de la prueba, pues en la responsabilidad derivada de un contrato, el acreedor de
la respectiva prestación no está obligado a demostrar la culpa del deudor, ya que ésta se presume
en tanto el segundo no demuestre que su incumplimiento o el atraso no le son imputables, como el
caso fortuito o la fuerza mayor; en cambio, en la responsabilidad extracontractual le compete al
damnificado demostrar la culpabilidad del autor del acto lícito. Esto se formula claramente en la
siguiente tesis jurisprudencial:

«Mientras en la responsabilidad contractual, el autor del daño y su víctima han creado por su
voluntad (el contrato que celebraron), la posibilidad del daño, en la extracontractual esta posibilidad
no ha sido creada por los contratantes. Estos, en la primera, están vinculados con anterioridad al
hecho productor de la responsabilidad, y en la extracontractual el vínculo nace por la realización de
los hechos daсosos y en los precisos momentos en que esta realización tiene lugar. Además, en la
responsabilidad contractual hay una obligación precisa de efectuar un hecho determinado, cuya
falta de ejecución determina dicha responsabilidad, en tanto que en la extracontractual no existe
obligación alguna determinada.»

Los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes. Obligan tanto a lo que se expresa
en ellos, como a las consecuencias que la equidad, el uso o la ley hacen nacer de la obligación, según
la naturaleza de ésta.

La diferencia entre ésta y la extracontractual, para los efectos prácticos de la litis, es que en la
contractual basta demostrar el incumplimiento para que se presuma la culpa. El daño cuyo
resarcimiento se persigue, tiene como origen el incumplimiento del deber de cuidado atribuible al
que se imputa como responsable, con motivo de la relación contractual por la cual su contraparte
se compromete a hacer o dar, a cambio del pago de un precio determinado.

Otra diferencia importante entre ambas, es que la responsabilidad contractual puede ser limitada
mediante una cláusula limitadora de la responsabilidad (cláusula penal, por ejemplo), si bien existen
excepciones. En el ámbito de la responsabilidad extracontractual no existen las cláusulas de
exoneración de la responsabilidad porque no existe contrato.

La responsabilidad civil extracontractual subjetiva, establecida desde los tiempos de la antigua


Roma, en la que la Ley de las XII Tablas autorizaba a los acreedores a conducir después de sesenta
días de prisionero al deudor para venderlo como esclavo, fue desarrollada por obra de los juristas
medievales en relación al daño, a nivel federal se vincula a la necesidad de demostrar la culpa
(negligencia, imprudencia o impericia), o el dolo, en los cuales se sustenta la responsabilidad del
agente dañoso.

Garantiza el amparo judicial para efectos de reparación a quienes hayan sufrido daños en su
persona, propiedad o intereses morales. Esta norma legal establece la relación entre el daño -
perjuicio- y la reparación y el nexo de referencia, precisa la concurrencia de ciertos elementos, a
saber, el daño causado, la antijuricidad y la culpabilidad.

No esta de más decir una vez más, que debe mediar un vínculo causal entre la conducta -antijurídica
y culpable- y el daño. De manera que, frente a la verificación de un comportamiento ilícito -doloso
o culposo- atribuible a un sujeto (responsabilidad subjetiva), causante del daño, surge la obligación
de reparación.

Conviene también señalar que la imputación de tal conducta al agente provocador puede ser por
un comportamiento enteramente suyo, es decir, por hecho propio; o bien, por una conducta de
otro, sea, por hecho ajeno, cuyo autor no ha tenido relación jurídica previa con el ofendido.

Ello determina la diferencia entre responsabilidad directa e indirecta, dando lugar así, a la regulación
legal de la responsabilidad civil extracontractual subjetiva e indirecta, que integra los conceptos de
"culpa in eligiendo" y "culpa in vigilando". Asimismo, la conducta puede ser comisiva u omisiva. Esta
última aflora, por lo general, como consecuencia de un proceder negligente del provocador del
daño; sea, sin el concurso de la diligencia debida.

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