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Agujeros Negros (black holes)

Si pudiéramos resumir en pocas palabras lo que es un agujero negro (black hole en lengua inglesa),
es una región acotada del universo producida por el colapso (“muerte”) de una estrella de gran
masa, y que como principal propiedad tiene una densidad tan elevada que la fuerza gravitacional (la
fuerza que atrae a los objetos con masa) no permite ni siquiera dejar escapar a la luz.

AGUJEROS NEGROS

La estrella al consumir el combustible nuclear que la forma, sobre todo hidrógeno, va transformando
este hidrógeno en elementos más pesados, primero helio que a su vez se transforma en carbono, y
este en oxígeno y así sucesivamente hasta formar hierro. En este proceso la fuerza gravitacional
que contrae la materia termina ganando a las fuerzas nucleares que tienden a expandir la estrella y
esta termina por contraerse , ganando en densidad, cada vez va teniendo más masa en menos
espacio, generando a su vez una mayor fuerza gravitacional. AGUJEROS NEGROSCuando no hay
nada que pueda parar el proceso, se comienzan a fusionar los componentes de los átomos, primero
protones y electrones para dar neutrones y después se fusionarían estos para dar lugar a una
singularidad de densidad infinita a la que denominamos agujero negro. En este proceso la estrella,
su luz, se vuelve cada vez más débil, más oscura hasta desaparecer como el gato de Cheshire,
quedando solo su fuerza gravitacional.

No siempre el colapso de una estrella termina en un agujero negro. En esa lucha entre las fuerzas
nucleares y la fuerza gravitacional, el colapso puede pararse dando lugar a una estrella enana blanca
o más allá a una estrella de neutrones. En ese proceso puede darse la explosión de la estrella,
expulsando el material externo y dando lugar a una nova o a una supernova. Esta explosión estelar
puede manifestarse de forma muy intensa, tal es así que puede verse a simple vista como un punto
de luz intenso en el cielo donde antes había una estrella con una intensidad lumínica menor.

Volviendo a los agujeros negros, si enviáramos a Roy Batty, el malvado replicante de Blade Runner
a Cignus X1, y nos dijera que ha visto el agujero negro y que no le íbamos a creer, tendríamos que
decirle que efectivamente no le podríamos creer ya que los agujeros negros no se pueden ver ya
que ni la luz que pudieran emitir puede escapar.

Agujero negro, agujero negro de Kerr, agujero negro de Kerr-Newman, agujero negro de
Schwarzschild, agujero negro de Reissner-Nordstrom, agujero blanco, agujero de gusano. Más
pareciera, dado que ninguno se ha podido ver, que son soluciones a ecuaciones matemáticas sin
sentido físico; ilusiones matemáticas sin correspondencia con la realidad. Hoy por hoy, y dejando de
lado otro tipo de agujeros, los agujeros negros solo se pueden inferir por lo que acontece a su
alrededor dada la extraordinaria fuerza gravitacional que ejercen sobre los cuerpos cercanos, sobre
el gas estelar, las estrellas y sobre el espacio que les rodea.
Hoy conocemos de los agujeros negros bastantes cosas, como nacen, como crecen, el tamaño que
pueden tener y cómo podemos detectarlos; pero todavía existe discusión en la comunidad científica
sobre su estructura y sobre todo sobre una zona en el agujero negro denominada horizonte de
sucesos. También el Universo parece que está lleno de horizontes: aparentes, aislados, dinámicos,…

El horizonte de sucesos es una superficie cerrada que separa la región del agujero negro, la
singularidad, del resto del universo y es la superficie límite del espacio a partir de la cual ninguna
partícula puede salir, incluyendo los fotones. Ni siquiera la luz con su gran velocidad, casi 300.000
km por segundo puede escapar de la fuerza gravitacional de un agujero negro.

Por lo tanto un agujero negro se define por dos características que ya hemos visto, tiene un
horizonte de sucesos y tiene una singularidad; y siempre y cuando se cumplan una serie de
condiciones en las ecuaciones que definen estos parámetros y sea cierta la teoría de la relatividad
general.

En 1974 Stephen Hawking introdujo parámetros cuánticos para poder explicar la singularidad,
donde las leyes de la física no pueden decir mucho sobre el sistema, lo que le llevó a decir que los
agujeros negros emiten radiación, la famosa radiación de Hawking. Pero si emiten radiación esta
podrá ser detectada y se nos evapora el agujero negro tal cual se describe, luego los agujeros negros
no existirían si algo emiten.

Recientemente, 2014, Hawking plantea en un artículo que no se puede hablar de horizontes de


sucesos, sino de horizontes aparentes, de radiación caótica pero recuperable y se ha formado un lio
tremendo. El tema parece complejo, y los físicos están en ello, en si se puede o no recuperar esa
información. Bueno ya nos dirán los físicos como termina el tema, los agujeros negros se han
convertido en el laboratorio matemático donde intentar conjugar la mecánica cuántica con la teoría
de la relatividad general de Einstein.

Mientras esto ocurre, para el resto de los mortales, los agujeros negros seguirán siendo uno de los
lugares más fascinantes del Universo, misteriosos e inquietantes

El término “Black Hole” fue utilizado por primera vez por una periodista, Ann Ewing, en 1964 al
realizar un informe de una reunión de la Asociación Americana de Ciencia Avanzada (American
Association for the Advancement of Science) y escribir un artículo en Science News Letter titulado
“Black Holes in Space”. Unos días más tarde, Albert Rosenfeld publica en la revista LIFE que el
colapso gravitacional de una estrella puede terminar en un agujero negro invisible en el Universo.
Sin embargo, es el físico teórico estadounidense, John Archibald Wheeler, el que populariza el
término en una conferencia impartida en 1967 en la Universidad de Columbia, fija el término de
“black hole - agujero negro” al referirse a lo que se venía denominando estrella en colapso
gravitatorio continuo.

Más allá del nombre, el concepto aparece mucho antes. El filósofo inglés John Michell, en 1783,
casi 100 años después de que Newton escribiera su ley de la gravitación universal, en un informe a
la Royal Society de Londres, menciona la idea de que un cuerpo masivo no dejaría escapar la luz.
Unos años más tarde, en 1796, el matemático Pierre-Simon Laplace predijo su existencia en el libro
Exposition du système du Monde, donde habla de estrellas negras (dark stars).

A finales de 1915, Karl Schwarzschild encontró una solución a las ecuaciones de Einstein, donde un
cuerpo pesado absorbería la luz. Logró delimitar la distorsión que la masa de una estrella producía
en el tejido espacio-tiempo. Albert Einstein había desarrollado en 1915 la teoría de la relatividad
general donde demostraba que la luz era influida por la interacción gravitatoria.

Schwarzschild demostró que cuando uno se acerca a una estrella, el tiempo se hace más lento por
la acción de la fuerza gravitacional de la misma, incluso cuando se ha atravesado y se ha llegado al
centro de la misma. Las ondas emitidas en la proximidad de la estrella tendrían periodos más largos
(o lo que es lo mismo frecuencias más cortas), luego la luz de la estrella la veríamos desplazándose
al rojo, ya que es la frecuencia más corta. Llevando la situación a un extremo, donde hubiera una
densidad crítica, el tiempo acabaría por detenerse y la luz dispararía su frecuencia hacia el rojo para
terminar anulando el espectro dejando de emitir luz visible. Al límite donde esto ocurre se le conoce
como radio de Schwarzschild y hoy se sabe que se corresponde con el radio del horizonte de sucesos
de un agujero negro que no gira, lo cual no se entendió bien en aquellos tiempos. Schwarzschild y
Einstein pensaron que no era más que una ilusión matemática sin sentido real, no física.

Hay que hacer una mención especial para Karl Schwarzschild, ya que sus teorías las escribió
estando en las trincheras del frente ruso al que le llevo su fervor patriótico en la Gran Guerra (1ª
Guerra Mundial).

Subrahmanyan Chandrasekhar, en 1930 demostró que un cuerpo con una masa crítica, (ahora
conocida como límite de Chandrasekhar) y que no emitiese radiación, colapsaría por su propia
gravedad porque no habría nada que se conociera que pudiera frenarla (para dicha masa la fuerza
de atracción gravitatoria sería mayor que la proporcionada por el principio de exclusión de Pauli,
que básicamente viene a decir que en un átomo los electrones tienen que disponerse en capas en
torno al núcleo, de ahí que los átomos con más electrones tengan más volumen). La fuerza
gravitacional vence a las fuerzas nucleares. Sin embargo, la mayoría de los científicos se opusieron
a la idea de que la estrella alcanzaría un tamaño nulo, lo que implicaría una singularidad desnuda
de materia, y que debería haber algo que inevitablemente pusiera freno al colapso.

En 1939, Robert Oppenheimer predijo que una estrella masiva podría sufrir un colapso gravitatorio
y, por tanto, los agujeros negros podrían ser formados en la naturaleza.

Roy Kerr encuentra en 1963 las soluciones a las ecuaciones que plasman agujeros negros rotatorios.

Stephen Hawking y Roger Penrose, en 1967, probaron que en determinados casos no se podía
impedir que se crease un agujero negro a partir del colapso de una estrella y que los agujeros negros
son soluciones a las ecuaciones de Einstein de la teoría de la relatividad general. La idea de agujero
negro tomó fuerza con los avances científicos y experimentales que llevaron al descubrimiento de
los púlsares. En 1974 Hawking establece que de acuerdo a la mecánica cuántica los agujeros negros
pueden emitir radiación como un cuerpo negro, a lo que se denomina radiación de Hawking.

En 2014 Hawking en un borrador de artículo científico establece que no se puede hablar de


horizonte de sucesos si no de horizontes aparentes, donde la información que puede salir de un
agujero negro sería caótica pero recuperable, lo que cambiaría la forma en que conocemos los
agujeros negros.

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