Las construcciones más emblemáticas del siglo XX en numerosas ciudades occidentales proceden de
las aportaciones del modernismo y de las vanguardias de finales del XIX. Sin embargo, los
movimientos más significativos de la centuria se relacionan con las corrientes racionalistas y
funcionalistas del llamado Estilo Internacional y con la intuición de arquitectos geniales, como Frank
Lloyd Wright o Le Corbusier.
Entre los llamados movimientos de vanguardia se diferenciaron numerosas corrientes, todas ellas
unificadas por el deseo de experimentación:
El estadounidense Frank Lloyd Wright (1867-1959) fue alumno de Louis Sullivan, a partir de cuyas
enseñanzas desarrolló un lenguaje organicista, es decir, basado en la intuición y la libertad creativa.
El organicismo es la corriente opuesta al racionalismo, que organiza la creación arquitectónica a
partir de un plan ideal preconcebido. El arquitecto estadounidense creó un modelo específico de
casa unifamiliar suburbana, a base de módulos rectangulares, que se integraba plenamente en la
naturaleza. Dentro de este tipo de construcción destaca la Casa sobre la cascada. Otras muestras
notables de la intuición de Lloyd Wright son las oficinas Larkin, en Buffalo, el Museo Guggenheim de
Nueva York y la iglesia Unity, en Oak Park.
Frank Lloyd Wright, interior del Museo Guggenheim, 1943, (Nueva York).
La arquitectura racionalista
Entre los precursores del racionalismo arquitectónico sobresalen el francés Auguste Perret, autor de
una casa en la calle Franklin que inspiraría posteriormente a otros creadores a la hora de aportar
soluciones en espacios reducidos, y el austríaco Adolf Loos, cuyas edificaciones se caracterizaron por
la preferencia por las formas cúbicas y la ausencia de decoración.
En consonancia con los principios del racionalismo creó su obra otro de los grandes arquitectos del
siglo, el suizo Charles-Édouard Jeanneret, conocido como Le Corbusier (1886-1965). Gran difusor de
las ideas racionalistas a través de sus libros, gustaba de abordar extensos proyectos urbanísticos,
como el de la Ciudad Radiante, o constructivos, como el de la Unidad de Habitación, de Marsella.
El brutalismo: se identifica con las apuestas racionalistas más radicales, con materiales en
bruto a la vista del observador, como el proyecto de la ciudad india de Chandigarh, de Le
Corbusier.
El nuevo brutalismo: esencialmente británico y japonés, fue una evolución del estilo creado
por Le Corbusier y contó con figuras de relieve como Kenzo Tange (n. en 1913).
Estilos
Primera mitad del siglo:
Art decó
Arquitectura moderna
Bauhaus
Constructivismo ruso
Arquitectura orgánica
Estilo Internacional
Arquitectura brutalista
Las primeras reacciones negativas a la excesiva dogmatización que la arquitectura moderna propuso
a inicios del siglo XX, surgieron, de una forma sistémica y rigurosa, alrededor de la década de 1970,
teniendo en nombres como Aldo Rossi y Robert Venturi sus principales exponentes (aunque teóricos
cómo Jane Jacobshayan promovido críticas intensas, aunque aisladas, a la visión de mundo del
Movimiento Moderno ya en los años 50, especialmente en el campo del Urbanismo).
Durante la década de 1980 la revisión del espacio moderno evolucionó hacia su total
deconstrucción, a partir de estudios influidos especialmente por corrientes filosóficas como
el Deconstructivismo. A pesar de ser muy criticada, esta línea de pensamiento estético se mantuvo
en los estudios teóricos y en la década de 1990 sedujeron al gran público y se hicieron sinónimo de
una arquitectura de vanguardia. Nombres como Rem Koolhaas, Peter Eisenman y Zaha Hadid están
conectados a este movimiento. El arquitecto norteamericano Frank Gehry, a pesar de estar
clasificado en gran media como arquitecto deconstructivista, ha sido criticado por los propios
miembros del movimiento.
Entre los estilos más significativos de la arquitectura del siglo XX cabe citar los siguientes:
Arquitectura Biónica
Arquitectura Cuántica