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I Blanca

II Blanca
Los Derechos Humanos
de las reclusas en el Estado de
Nuevo León
José Zaragoza Huerta
Doctor en Derecho por la Universidad de Alcalá de He-
nares, Madrid, España. Docente e investigador de la
Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad
Autónoma de Nuevo León. Coordinador de investiga-
ción del CITEJyC, FACDyC, UANL. Miembro del Cuerpo
Académico Derecho Comparado. Profesor con perfil
PROMEP y Miembro del SNI.

Antonia Belmares Rodríguez


Maestra en Ciencias Penales por la Universidad Autó-
noma de Nuevo León. Candidata a doctora en Derecho
por la misma Universidad y por la Universidad de Juan
Pablo de Olavide de España. Coordinadora Académica
de la Facultad de Derecho y Criminología, y profesora
en licenciatura y posgrado de la misma Facultad.
JOSÉ ZARAGOZA HUERTA
ANTONIA BELMARES RODRÍGUEZ

Los Derechos Humanos


de las reclusas en el
Estado de Nuevo León

EDITORIAL PORRÚA

UNIÓN EUROPEA

México, 2009
Primera edición: 2009

Copyright © 2009

Queda hecho el depósito que marca la ley

Derechos reservados

IMPRESO EN MÉXICO
PRINTED IN MEXICO
DELEGACIÓN DE LA COMISIÓN EUROPEA EN MÉXICO

INSTRUMENTO EUROPEO PARA LA DEMOCRACIA Y LOS


DERECHOS HUMANOS

(IEDDH)

Referencia: EuropeAid/127-147/L/G/MG

Titulo de la acción:

Fortalecer el cumplimiento de los derechos humanos


por parte de los miembros
de las fuerzas de seguridad pública

OBJETIVO ESPECIFICO 1:

Inculcar entre el personal penitenciario, especificamente


al de custodia un comportamiento respetuoso a los derechos
humanos de las mujeres reclusas

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE DERECHO Y CRIMINOLOGÍA

CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE TECNOLOGÍA JURÍDICA


Y CRIMINOLÓGICA (CITEJYC)
VIII Blanca
AGRADECIMIENTOS

Los autores deseamos expresar nuestro agradecimien-


to a la Delegación de la Comisión Europea en México,
el total apoyo moral y económico para la realización
del presente trabajo.
Asimismo, exteriorizamos nuestra gratitud a la Uni-
versidad Autónoma de Nuevo León, a través del Centro
de Investigación de Tecnología Jurídica y Criminológi-
ca de la Facultad de Derecho y Criminología.
Agradecemos al C. Comisario General de la agencia
de Administración Penitenciaria, Lic. José de Jesús Ure-
ña Moreno y a la Lic. Minerva E. Martínez Garza, Presi-
denta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos,
por el valioso apoyo que proporcionaron en la elabora-
ción del presente manual.
Finalmente, nuestro reconocimiento al Director de
la Facultad de Derecho y Criminología de la UANL, Dr.
José Luis Prado Maillard, por su incondicional apoyo
para la realización de este proyecto.

IX
X Blanca
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo es resultado del proyecto presentado


y aprobado por la Delegación de la Comisión Europea
en México, Instrumento Europeo para la Democracia y
los Derechos Humanos (IEDDH),1 titulado: “Fortalecer
el cumplimiento de los Derechos Humanos por parte
de los miembros de las fuerzas de seguridad pública”,
el cual se enfocará principalmente a cubrir el objetivo
específico 1 del referido proyecto, que consiste en in-
culcar entre el personal penitenciario, específicamente,
el de custodia un comportamiento respetuoso a los De-
rechos Humanos de las mujeres reclusas en el Estado
de Nuevo León, a través de la Facultad de Derecho y
Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo
León. La pretensión de los autores es que este docu-
mento se constituya en una guía dirigida al funciona-
riado de prisiones que atiende el ámbito femenino en
el Estado de Nuevo León, siendo su objetivo primor-
dial el de fomentar el conocimiento, respeto y no vul-
neración de los Derechos Humanos de las reclusas.
En Nuevo León, hablando de Derechos Humanos, las
mujeres reclusas, es uno de los grupos más vulnerables.
Así, por ejemplo, en el Centro Preventivo y de Readap-

1 Europe Aid/127-147/L/G/MX

XI
XII INTRODUCCIÓN

tación Social Topo Chico, único reclusorio estatal que


alberga mujeres, el 9% de la población penitenciaria
está formada por mujeres (De 3468 internos que hay
hasta el 19 de julio del 2009, 3123 son hombres y 345
son mujeres).
Precisamente por ser una minoría, a la mujer reclusa
o a la interna denominada así comúnmente, se le ha
prestado poca atención en el sistema penitenciario.
En el Estado de Nuevo León, no existe un estableci-
miento penitenciario exclusivamente para población
femenina, por lo cual las mujeres continúan compar-
tiendo espacios penitenciarios con los hombres (lugar
destinado principalmente a éstos).
El espacio físico es importante también para las mu-
jeres, sobre todo si recordamos que la privación de la
libertad tiene como objetivo la reinserción social, por
lo que el tratamiento debe ser individualizado, sin olvi-
dar su condición femenina. Al respecto se opina que la
prisión es una pena pensada para el hombre. La mujer
en ella se siente doblemente marginada, como reclusa
y en su condición de mujer.
Efectivamente a través de la historia, se ha visto que
la arquitectura penitenciaria se ha avocado principal-
mente, a atender las necesidades de la población mas-
culina (pues el alto índice de comisión delictiva se ha
imputado a los hombres), así mismo el tratamiento
destinado a la reinserción social, está enfocado princi-
palmente a ellos.
A lo anterior debemos añadir las dificultades que im-
plica el problema de sobrepoblación penitenciaria, las
cuales no son fáciles de superar por carencias de tipo
económico y político; resultando insuficientes las insta-
INTRODUCCIÓN XIII

laciones y escaso el personal que labora en estos cen-


tros de reclusión.
Además, el personal de seguridad con que se cuenta
resulta insuficiente y carece de una retribución econó-
mica acorde con las responsabilidades que implica la
función penitenciaria; asimismo, carece de una inte-
gral capacitación en materia de Derechos Humanos, y
por el mismo problema de insuficiencia de personal,
quienes custodian en ocasiones a las mujeres internas,
son personas del sexo masculino.
Es en este ambiente carcelario saturado tanto de ca-
rencias materiales, como de instituciones jurídicas ac-
tualizadas, así como de de falta de capacitación en el
personal de seguridad, donde la mujer reclusa cumple
ya sea la prisión preventiva o la prisión punitiva, por lo
que la afectación a sus Derechos Humanos deriva prin-
cipalmente de la falta de un lugar ex profeso para ella
y la falta de selección y capacitación del personal de
custodia.
Considerando lo anterior, la calidad de vida de las
mujeres internas del Estado de Nuevo León es baja, lo
que tiene como resultado la dificultad de que se cum-
pla el objetivo de reinserción social que señala la Cons-
titución mexicana y la correspondiente del Estado de
Nuevo León, y los instrumentos internacionales que
abordan el tema, como lo son las Reglas Mínimas de
las Naciones Unidas sobre las Medidas No Privativas de
la Libertad, las Reglas de Tokio, aprobados por la
Asamblea General de la ONU en diciembre de 1990;
las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclu-
sos, adoptadas en el Congreso celebrado en Ginebra en
XIV INTRODUCCIÓN

1955 y la Convención Americana sobre Derechos Hu-


manos, lo cual resulta cuestionable.
La vulneración a los Derechos Humanos de las inter-
nas, es comprobable cuantitativamente con las cifras
sustentadas en la Comisión Estatal de Derechos Huma-
nos hasta el mes de abril del año 2009, de las 329 in-
ternas que se encontraban hasta esa fecha privadas de
su libertad en su calidad de preventivas y/o penadas se
presentaron diez quejas ante la Comisión de Derechos
Humanos, se expidió la recomendación núm. 24/09 de
fecha 16 de enero del presente año, tres se remitieron
al archivo por Acuerdo de no Responsabilidad; dos se
concluyeron por desistimiento; una más se remitió al
Comisión Nacional de los Derechos Humanos por ha-
ber intervenido autoridades estatales y federales y, fi-
nalmente, tres se encuentran en trámite. Por lo antes
señalado, urge seleccionar y capacitar al personal para
que su trato con las internas sea acorde a su calidad de
ser humano, lo cual frecuentemente es olvidado. El tra-
to digno a las reclusas no debe ser algo efímero, sino
permanente, esto es, debe crearse una cultura de res-
peto a los Derechos Humanos, de ahí la trascendencia
de la elaboración del presente manual.
Por otra parte, una solución que se ha propuesto a
ésta problemática del desconocimiento y protección de
los Derechos Humanos de las internas encuentra fun-
damento en la Carta Magna donde se dispone la inclu-
sión de un funcionario que proteja los derechos de las
internas. Cabe poner de relieve el hecho que en Nuevo
León, en el ámbito penitenciario, se carece de una fi-
gura ad hoc garante de los derechos de las recluidas,
pero existente en otros modelos carcelarios, aludimos
INTRODUCCIÓN XV

a una autoridad dependiente del Poder Judicial, con lo


cual se alcanza una independencia de las actividades
que se realizan al interior de las prisiones, pues las au-
toridades que hasta el año 2008 se encargaban de eje-
cutar las penas eran los funcionarios dependientes del
Poder Ejecutivo (al menos normativamente). Con la re-
forma al artículo 21 se le despoja de algunas activida-
des al Poder Ejecutivo para depositarlas al Poder Judi-
cial (la facultad de imponer, modificar y determinar la
duración de las penas), estableciéndose una vacatio legis
de 3 años para cumplir con esta reforma Constitucional
tan necesaria en nuestro sistema penitenciario.

JOSÉ ZARAGOZA HUERTA


ANTONIA BELMARES RODRÍGUEZ
XVI Blanca
CAPÍTULO 1
LOS DERECHOS HUMANOS:
DISPOSICIONES GENERALES

Actualmente, al aludir al término Derechos Huma-


nos, en muchas ocasiones se genera una gran confu-
sión, incluso llega a ser un término confuso o ambi-
guo,1 esto en razón a su propia naturaleza y por que
han sido objeto de estudio desde diversas ópticas (jurí-
dica, filosófica, etc.).2
Así pues, podemos mencionar que existen diversos
términos con los que se asocia a los Derechos Huma-
nos. Así, por ejemplo se alude a Derechos de los hom-
bres, Derechos de la persona humana, Derechos Natu-
rales, Derechos fundamentales, Derechos subjetivos,
derechos individuales, garantías individuales, etc.
Pero ¿qué son los Derechos Humanos?
Si tenemos como punto de arranque la definición
del más alto organismo garante de los Derechos Hu-
manos en Nuevo León, la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, podremos establecer nuestro pro-
1 Vid. MASSINI, C. I.: El Derecho de los Derechos Humanos y el va-
lor del Derecho, Buenos Aires, 1987, p. 136.
2 Vid. VEGA HERNÁNDEZ, R.: Derechos Humanos y Constitución.
Alternativas para su protección en México, Santiago de Querétaro,
2003, p. 17. Así, por ejemplo se alude a corrientes naturalistas, posi-
tivistas, eclécticas, etc.

1
2 LOS DERECHOS HUMANOS DE

pio concepto. En este orden de ideas, dicha organiza-


ción los define como: “Conjunto de facultades, prerro-
gativas, libertades, pretensiones de carácter civil,
político, económico, social y cultural, incluidos los re-
cursos y mecanismos de garantía de todas ellas, que se
reconocen al ser humano, considerado individual y
colectivamente”.
Coincidimos plenamente con la definición propor-
cionada por La Comisión. No obstante, resulta indis-
pensable, a nuestro parecer que se introduzca la pala-
bra obligaciones toda vez que todo derecho trae apare-
jada una obligación o deber (estas obligaciones surgen
precisamente por encontrase las internas en una rela-
ción de sujeción especial); de tal suerte que la defini-
ción nuestra sería: “Los Derechos Humanos, son aque-
llos derechos de la persona (individual y colectiva) que
encuentran su reconocimiento y protección en el mar-
co jurídico en que ésta (s) se desenvuelva (n); no obs-
tante, por encontrase las internas sometidas a un ám-
bito específico, tienen a su vez una serie de deberes a
cumplir, con el propósito de mantener el buen orden y
funcionamiento de la institución carcelaria”.

LOS DERECHOS HUMANOS EN EL ESTADO


DE NUEVO LEÓN

En el Estado de Nuevo León, el reconocimiento, inter-


pretación y defensa de los Derechos Humanos (positi-
vación), es tema que lentamente ha ido evolucionando.3
3 En opinión de García Ramírez Los Derechos Humanos se
constituyen en nuestro tiempo como un asunto explosivo y expansi-
vo que demandan sus propias garantías. Al respecto, vid. GARCÍA
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 3

No obstante, consideramos, que falta mucho por reali-


zarse en esta asignatura, toda vez que no es suficiente
que tales prerrogativas se encuentren plasmadas en un
ordenamiento jurídico (Constitución) si se carece de
herramientas eficaces que se configuren como el anda-
miaje proteccionista de dichos Derechos Humanos;4
ello es comprobable, pues, mientras en otras latitudes,
se alude a la existencia de derechos de tercera y/o
cuarta generación,5 en nuestro país, por el contrario,
pareciera que nos encontramos en la primera etapa,
aquella donde el individuo, el ciudadano, tenía que en-
frentarse con la autoridad para mediante la lucha,
arrancarle tales derechos.6
RAMÍREZ, S. Los Derechos Humanos y la jurisdicción interamericana,
México, 2002, p. 5.
4 Así, lo ha entendido Cárdenas Gracia, quien señala que: “ha-
cen falta instrumentos constitucionales y legales para la protección
de intereses colectivos y difusos”. Cfr. CÁRDENAS GRACIA, J.: “Diez tesis
sobre nuestro atraso jurídico”, en VV. AA., ESTRADA TORRES, P.
(Comp.): Neoconstitucionalismo y Estado de Derecho, México, 2006,
pp. 62-63.
5 En este sentido, vid. LABRADA RUBIO, V.: Introducción a la teoría
de los Derechos Humanos: fundamento. Historia. Declaración universal
de 10 de diciembre de 1948, Madrid, 1998, p. 63 y sigs. En palabras
de García Ramírez, éstas generaciones se constituyen en: “la expre-
sión de diversas generaciones revolucionarias que alimentan la ex-
pansión y el enriquecimiento de aquellos derechos o, dicho en otra
forma, generaciones de exigencias emergentes y de libertades, facul-
tades y prerrogativas vinculadas con éstos”. Cfr. GARCÍA RAMÍREZ, S.
Los Derechos…, op. cit., p. 15.
6 En esta tesitura, entre otros, vid. VON IHERING, R.: La lucha por
el derecho, POSADA Y BIESCA, A. (Trad.): Madrid, 1881, pp. 2-3; GARCÍA
RAMÍREZ, S. Los Derechos… op. cit., pp. 24-25; NÚÑEZ TORRES, M.: “Nue-
4 LOS DERECHOS HUMANOS DE

En efecto, como veremos en párrafos posteriores,


en el ámbito nacional ad intra existen dos vías que, en
cierta medida, garantizan tales prerrogativas. Así, po-
demos aludir, en primer lugar, a la vía jurisdiccional
(Juicio de Amparo)7 y, en segundo plano, a la no juris-
diccional o subsidiaria (Queja ante la Comisión Nacio-
nal de Derechos Humanos y/o Comisiones Estatales de
Derechos Humanos).8

vas tendencias en el derecho constitucional del siglo XXI”, en VV.


AA., ESTRADA TORRES, P. (Comp.): Neoconstitucionalismo…, op. cit., pp.
154-155. En criterio de Corcuera Cabezut, en México, el desconoci-
miento de los medios de defensa de los Derechos Humanos resulta
tan significativo que: “en la práctica profesional, en contadas ocasio-
nes los tratados internacionales en materia de Derechos Humanos
son invocados por las partes en confiicto y tomados en cuenta por
los jueces en la emisión de sus sentencias”. Cfr. CORCUERA CABEZUT,
S.: Derecho constitucional y derecho internacional de los Derechos Hu-
manos, México, 2002, p. XIX.
7 Realizando un análisis pormenorizado de esta institución ge-
nuinamente mexicana, vid., entre otros, FIX ZAMUDIO, H.: El Juicio de
Amparo, México, 1964, passim: el mismo: Estudio de la defensa de la
Constitución, México, 1991, pp. 97-111; CASTRO, J.: Lecciones de ga-
rantías y amparo, México, 1975, pp. 229-300; BURGOA ORIHUELA, I.: El
Juicio de Amparo, 24ª ed., México, 2004, passim.
8 Con respecto a esta materia, vid. QUINTANA ROLDÁN, C. F./
SABIDO PENICHE. N. D.: Derechos Humanos, México, 1998, passim;
CARPIZO, J.: Derechos Humanos y Ombudsman, México, 1998, pas-
sim; FIX-FIERRO, H.: “Comentarios al artículo 1º Constitucional”, en
VV. AA., “Los derechos del pueblo mexicano. México a través de sus
constituciones”, Cámara de Diputados del Congreso de la Unión,
Tomo V, México, 2000, pp. 7-8; COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERE-
CHOS HUMANOS (material para su divulgación), 2ª ed., México, 2004,
passim.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 5

LOS DERECHOS HUMANOS AL INTERIOR DE LA PRISIÓN


EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN

Iniciaremos señalando que, en la mayoría de los ca-


sos, la defensa de los derechos de los reclusas, sucum-
be ante los actos de las autoridades penitenciarias,
toda vez que se carece de institutos adecuados para la
salvaguarda de los mismos; es decir, se deja a las inter-
nas en un completo abandono,9 olvidándose del men-
cionado fin primario de la prisión mexicana y neoleo-
nesa, el relativo a la reinserción social,10 para aplicarse
(permutarse) a éstas la justicia retributiva.11
9 No obstante, el derecho de las personas privadas de su liber-
tad a ser tratadas humanamente y con el debido respeto a la digni-
dad humana, es una problemática que ha inspirado la elaboración
de un número importante de instrumentos normativos. Ampliamen-
te, vid., entre otros, O’DONNEL, D.: Derecho Internacional de los De-
rechos Humanos. Normativa, jurisprudencia y doctrina de los siste-
mas universal e interamericano, ZAVALA DEALBA, L. E. (Pres.): México,
(reimp. 2007), passim, particularmente pp. 200-203; PINTO, M.: “Me-
canismos de protección internacional de los Derechos Humanos”, en
VV. AA., Jornadas sobre sistema penitenciario y Derechos Humanos,
Buenos Aires, 1997, p. 69 y sigs.
10 Hasta antes de la reforma constitucional del año 2008, se alu-
día a la readaptación social, vid. SÁNCHEZ GALINDO, A.: El Derecho a la
readaptación social, Buenos Aires, 1983, passim; GARCÍA RAMÍREZ, S.:
Manual de Prisiones, México, 4ª ed., México 1998, pp. 265-281; el
mismo: El sistema penal mexicano, México, 1993, p. 53.
11 Así, denominada por Zagreblesky, quien señala: “Según la
justicia retributiva, el mal reclama el mal, el bien el bien; el delito
pide una pena equivalente, la buena acción el premio correspondien-
te. Es una proyección de la idea del contrapeso o del trueque: La jus-
ticia como venganza o como reconocimiento”. Cfr. ZAGREBELSKY,
G./MARTINI, C. M.: La exigencia de justicia, CARBONELL, M. (Trad.): Ma-
drid, 2006, p. 37.
6 LOS DERECHOS HUMANOS DE

Además, habremos de mencionar que: “pese a las


declaraciones normativas que señalan que a los reclu-
sos solo se les ha de privar de su libertad, todos y
cada uno de sus derechos fundamentales (a la vida, a
la salud y a la integridad física y psíquica, a la defensa,
al trabajo remunerado, al respeto de su vida privada, al
secreto de su correspondencia, etc.) se encuentran de-
valuados en comparación con la tutela que poseen
esos mismos derechos cuando los mismos se refieren
a quienes viven en libertad”.12
Estas circunstancias (abandono y devaluación de de-
rechos de los penados), han motivado a algún sector
de la doctrina penitenciaria por considerar a la prisión
mexicana, como el lugar en el que, por antonomasia,
se violan cotidianamente los Derechos Humanos,13
convirtiéndose su disfrute, en un lejano anhelo más
que una realidad.14
Ante este panorama, entendemos que es momento
de actuar, dejar ser simples espectadores, para conver-
12 Cfr. RIVERA BEIRAS, I.: “La devaluación de los derechos funda-
mentales de los reclusos”, en VV. AA., RIVERA BEIRAS, I. (Coord.): Trata-
miento penitenciario y Derechos Humanos, Barcelona, 1994, p. 47.
13 En criterio de Roldan Quiñones/Hernández Bringas, la prisión
mexicana carece de un humanismo, pues “solamente en los hechos
ha predominado la brutalidad, la extorsión institucionalizada, la se-
gregaciones en celdas de castigo, la sobre población degradante, la
falta de alimento, y en general la ausencia de un régimen de dere-
cho”. Cfr. ROLDÁN QUIÑONES, L. F./HERNÁNDEZ BRINGAS, M. A.: Reforma
penitenciaria integral. El paradigma mexicano, México, 1999, p. 233.
14 Vid. REYES ECHANDÍA, A.: Criminología, Colombia, 1987, p.
314. En esta línea argumental, vid. ÁLVAREZ GONZÁLEZ, N.: ”Cara y
cruz de los Derechos Humanos”, en Anuario de la Facultad de Dere-
cho, Universidad de Alcalá, núm. Extraordinario, Vol. 3, 1998-1999,
pp. 89-102.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 7

tirnos en actores de una humanitarista política carcela-


ria nacional;15 por tanto, debemos pugnar por que se
potencie la protección de los Derechos Humanos de
los reclusos,16 pues éstos continúan siendo titulares
de derechos (y obligaciones), con excepción de que les
sean limitados los derechos que, expresamente se se-
ñalen en fallo condenatorio.17, 18

15 Vid. SANZ DELGADO, E.: El humanitarismo penitenciario español


del siglo XIX, Madrid, 2003, passim.
16 La incongruencia existente en el penitenciarismo mexicano,
por cuanto compete al tema del reconocimiento y protección dere-
chos de los internos radica, como señala Gómez Tapia, en que “en la
mayoría, estos derechos se encuentran prescritos por la legislación
mexicana; lo único que falta es que el Estado los materialice desde
un enfoque garantista”. Cfr. GÓMEZ TAPIA, J. L.: “Repensando la teleo-
logía del artículo 18 de la Constitución General de la República”, en
VV. AA., AGUILERA PORTALES, R. /ZARAGOZA HUERTA, J/NUÑEZ TORRES, M.
(Comps.): Derecho, Ética y Política a inicios del siglo XXI, México,
2006, p. 340.
17 Vid. Al respecto, VIDAL GÓMEZ ALCALÁ, R.: La Ley como límite de
los Derechos fundamentales, México, 1997, passim.
18 Así, acontece en el modelo español. En este sentido vid.
ZARAGOZA HUERTA, J.: Derecho penitenciario español, México, 2007,
passim. En el caso neoleonés, por disposición de la Constitución Fe-
deral basta que una persona se le instruya un proceso penal para
que se le suspendan los derechos políticos, civiles etc. A l respecto,
vid. ZARAGOZA HUERTA, J.: El sistema penitenciario mexicano, México,
2009, p. 11.
8 Blanca
CAPÍTULO 2
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES
RECLUSAS (I)

Como certeramente se ha manifestado: “La idea de que


las personas privadas de libertad pierden todos sus de-
rechos y se convierten en objeto sometidos a la arbi-
trariedad de la administración es incompatible con el
moderno Estado de Derecho…Hoy se admite, práctica-
mente sin discusión, que las personas privadas de li-
bertad son sujetos de derechos y la cuestión es determi-
nar cuáles son estos derechos y cuáles son los límites
que la medida de encierro significa para su ejercicio”.1
Habremos de señalar que el catálogo de derechos de
las internas en el sistema penitenciario estatal nace de
una relación jurídica de Derecho Público, denominada:
relación de sujeción especial.2 Misma que inicia con el

1 Cfr. G. SALT, M.: “Comentarios a la nueva Ley de ejecución de


la Pena Privativa de la Libertad”, en VV. AA., Jornadas…, op. cit, p.
242. Con referencia a los derechos limitados de la reclusas, vid.
Ampliamente, ZARAGOZA HUERTA, J.: El sistema…, op. cit., p.
2 Se habrá de tener en cuenta que la figura de las relaciones de
sujeción especial nace en Alemania, para justificar una situación de
acentuada supremacía de la Administración, que le permitía restrin-
gir, sin demasiados límites, los derechos de los administrados, a tra-
vés de una potestad sancionadora propia, regulada en sus propias

9
10 LOS DERECHOS HUMANOS DE

ingreso de una persona a un centro o establecimiento


penitenciario y se genera por un título jurídico consis-
tente en una resolución judicial3 (a través de la deten-
ción, del auto de formal prisión o una sentencia conde-
natoria que haya causado ejecutoria), y termina por el
cumplimiento de la pena en el caso de los que ya han
sido juzgados, por el indulto y por la prescripción de la
pena, que extingue la responsabilidad penal y, con ella
la relación penitenciaria.4 Cabe destacar que el recono-
cimiento de los derechos que a continuación mencio-
naremos en favor de las reclusas se ha venido suce-
diendo gracias a diversos factores que tienen como eje
rector la humanización de las penas.5 No interesa en
este momento clasificar los derechos de las internas si-
guiendo algún modelo propuesto por la doctrina espe-

normas. La misma es introducida en el campo del Derecho Adminis-


trativo en España por Gallego Anabitarte, para quien la idea supone
la afirmación de una dependencia del individuo respecto a un fin es-
pecífico de la Administración pública, que se añade a la relación de
dependencia jurídica en que, como súbdito, se encuentra ante el
Estado. Vid. GALLEGO ANABITARTE, A.: “Las relaciones especiales de su-
jeción y el principio de legalidad de la Administración”, en Revista
de Administración Pública, núm. 34, 1961, p. 14. La traslación de la
institución, para el Derecho penitenciario se debe a García Valdés.
Vid. GARCÍA VALDÉS, C.: Régimen penitenciario de España. Investigación
histórica y sistemática, Madrid, 1975, p. 175.
3 Vid. RODRÍGUEZ ALONSO, A.: Lecciones de Derecho Penitenciario,
3ª ed., Granada, 2003, p. 45.
4 Vid. DOMÍNGUEZ LUELMO, A.: Derecho Sanitario y responsabilidad
médica, 2ª, Valladolid, 2007 p. 709.
5 Al respecto, ampliamente, vid. RODRÍGUEZ ALONSO, A.: Leccio-
nes…, op. cit., pp. 43-45.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 11

cializada simplemente aludimos a derechos que, en


nuestro criterio resultan prioritario señalar.6
La misión primordial que debe realizar el funciona-
rio de prisiones, por cierto, el principal vínculo entre la
libertad y la cárcel, durante el proceso resocializador
de las mujeres reclusas, es mantener el respeto de los
Derechos Humanos de las internas en todo momento
de la reclusión.
En muchas ocasiones esto no ha sido realizado por
diversos motivos; quizá, el principal sea el desconoci-
miento de cuáles son dichas prerrogativas.
Para dar solución a esta problemática, en los si-
guientes apartados plasmaremos los más importantes
derechos que detentan las reclusas.

DERECHO A LA VIDA Y A UN NIVEL DE VIDA ADECUADO

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos
Art. 22.—Quedan prohibidas las penas de muer-
te, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes,
los palos, el tormento de cualquier especie… y cua-
lesquiera otras penas inusitadas o trascendentales.

6 Proponiendo alguna clasificación, vid. PELÁEZ FERRRUSCA, M.:


Derechos de los internos del sistema penitenciario mexicano, México,
2000, p. 8; RODRÍGUEZ ALONSO, A.: Lecciones…, op. cit., p. 47 y sigs.
12 LOS DERECHOS HUMANOS DE

Declaración Universal de Derechos Humanos


Art. 3.—Todo individuo tiene derecho a la vida, a
la libertad y a la seguridad de su persona.
Art. 25.—Toda persona tiene derecho a un nivel
de vida adecuado que le asegure, así como a su fa-
milia, la salud y el bienestar, y en especial la alimen-
tación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y
los servicios sociales necesarios; tiene asimismo de-
recho a los seguros en caso de desempleo, invali-
dez, viudez u otros casos de pérdida de sus medios
de subsistencia por circunstancias independientes de
su voluntad.
Convención Americana de los Derechos Humanos
Art. 4.—Toda persona tiene derecho a que se
respete su vida.
La vida como bien jurídico relevante para el Estado
encuentra su reconocimiento y protección en las nor-
mativas internas de más alto rango (constituciones), en
las leyes penitenciarias y los instrumentos jurídicos
internacionales.
En el caso de las reclusas, el Garante de este dere-
cho es la Administración penitenciaria, que debe pro-
porcionar los recursos indispensables para que la po-
blación reclusa tenga una “calidad de vida”, digna.7 No
obstante, debemos tener presente la realidad socioeco-
nómica del Estado de Nuevo León donde el presupues-
to destinado para la política carcelaria no es el más

7 PELÁEZ FERRUSCA, M.: Derechos…, op. cit., 13.


LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 13

apropiado para poder satisfacer las demandas. Pese a


ello, comparado con el resto de las Entidades Federati-
vas del país, el sistema penitenciario neoleonés se ubi-
ca a la vanguardia.8

DERECHO A LA SALUD

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos
Art. 4.—Toda persona tiene derecho a la protec-
ción de la salud.
Declaración Universal
e los Derechos Humanos
Art. 25.—Toda persona tiene derecho a un nivel
de vida adecuado que le asegure…la salud.
Reglas Mínimas
para el tratamiento de los reclusos:
Art. 20.1.—Todo recluso recibirá de la adminis-
tración, a las horas acostumbradas, una alimenta-
ción de buena calidad, bien preparada y servida,
cuyo valor nutritivo sea suficiente para el manteni-
miento de la salud y sus fuerzas. 2) Todo recluso de-
berá de tener la posibilidad de proveerse de agua
potable cuando la necesite.

8 Al respecto vid. www.justiceinmexico.org/…/sistema_peniten


ciario_neoleones_j_zaragoz.pdf
14 LOS DERECHOS HUMANOS DE

Art. 22.1.—Todo establecimiento penitenciario


dispondrá por lo menos de los servicios de un médi-
co calificado que deberá poseer algunos conoci-
mientos psiquiátricos.
Art. 23.1.—En los establecimientos para mujeres
deben existir instalaciones especiales para el trata-
miento de las reclusas embarazadas, de las que aca-
ban de dar a luz y de las convalecientes.
Art. 25.1.—El médico estará de velar por la salud
física y mental de los reclusos. Deberá visitar diaria-
mente a todos los reclusos enfermos, a todos los
que se quejen de estar enfermos y a todos aquellos
sobre los cuales se llame su atención.
El derecho a la salud (o a su protección) es uno de
los derechos sociales por antonomasia. La protección
de la salud y el desarrollo de los correspondientes sis-
temas sanitarios asistenciales es una de las tareas fun-
damentales —en términos políticos y económicos— de
los estados democráticos contemporáneos y represen-
ta una de las claves del Estado de bienestar.9 Por ello,

9 Vid. CARBONELL, M.: “Artículo 4º”, en VV.AA., CARBONELL, M. (Dir.):


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada y
concordada, Tomo I, México, 2002, p. 88. Habrá de señalar que en
la jurisprudencia mexicana se encuentran escasos pronunciamientos
que se refieran al derecho a la salud, relacionados con el ámbito pe-
nitenciario, así se pueden poner de relieve: 1º. “Salud, derecho a la.
La autoridad del ramo no puede negarse a proporcionar tratamiento
a un procesado. Si conforme a lo establecido por el artículo 4º de la
Constitución General de la República, toda persona tiene derecho a
la protección de su salud y acceso a los servicios correspondientes,
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 15

en el caso neoleonés, la salud primaria y secundaria es


una prestación garantizada para toda la población de
reclusas. Cabe destacar el hecho de que no basta con
proporcionar los objetos de higiene y salud que requie-
ran, sino que, además, se pone en especial atención la
salud materno-infantil, así las mujeres tienen derecho
a la atención médica especializada para la mujer, es
decir, gineco-obstétrica y pediátrica para sus hijos.
Otros aspectos relacionados con la salud de las in-
ternas se refieren a la alimentación suficiente en cuan-
to a cantidad y calidad respecta, nutritiva, balanceada,
higiénica y en buen estado, así como vigilada por mé-
dicos y nutriólogos y con ellos asegurar una calidad de
vida adecuada.

el quejoso tiene tal derecho, lo que se traduce en recibir el trata-


miento requerido. Luego el hecho de que el secretario de Salud del
estado de Tlaxcala no proporcione la atención médica a un procesa-
do y niegue su traslado a un hospital especializado, es inconcuso que
viola esa garantía individual consagrada en el párrafo cuarto del ar-
tículo 4º de la Constitución General de la República. Segundo Tribu-
nal Colegiado del Sexto Circuito. Amparo en revisión 561/95. 15 de
noviembre de 1995”. 2º. “Salud, derecho a la. Trasgrede el, cuando
no se ordena el tratamiento sobre la adicción de un sentenciado to-
xicómano. Se trasgrede el sentido del artículo 4º Constitucional, que
consagra el derecho a la salud, así como lo instituido en el artículo
194, fracción IV del Código Penal Federal, cuando en un delito con-
tra la salud, al sentenciarse a un acusado que es toxicómano adicto
al consumo de enervantes o estupefacientes, la responsable ordena-
dora omite dejarlo a disposición de la autoridad sanitaria para su tra-
tamiento. Segundo Tribunal Colegiado en materia Penal del Primer
Circuito. Amparo directo 908/91. 15 de agosto de 1991”.
16 LOS DERECHOS HUMANOS DE

DERECHO A LA PROHIBICIÓN DE TORTURAS


Y MALOS TRATOS

MARCO JURÍDICO

Declaración universal de los derechos humanos


Art. 5.—Nadie será sometido a torturas ni a pe-
nas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Ley que establece las normas mínimas sobre
readaptación social de sentenciados
Art. 13 p. 4.—Se prohíbe todo castigo consistente
en torturas o tratamientos crueles, con uso innece-
sario de violencia en perjuicio del recluso, así como
la existencia de los llamados pabellones o sectores
de distinción, a los que se destine a los internos en
función de su capacidad económica, mediante el
pago de cierta cuota o pensión.
Declaración sobre la eliminación de violencia
contra la mujer
Art. 3.—La mujer tiene derecho, en condiciones de
igualdad, al goce y protección de todos los derechos y
libertades fundamentales… entre estos derechos figu-
ran: el derecho a no ser sometida a tortura, ni a tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes.
“El derecho de las personas privadas de su libertad
a ser tratadas humanamente y con el debido respeto a
la dignidad inherente al ser humano es, a pesar de la
sencillez del concepto y su formulación, un derecho
que tiene muchas y variadas implicaciones. Quizás es
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 17

también el derecho cuya alegada violación origina más


denuncias.”.10

DERECHO A VESTIR SUS PROPIAS ROPAS

MARCO JURÍDICO

Reglas mínimas para el tratamiento


de los reclusos:
Art. 17. 1.—Todo recluso a quien no se permita
vestir sus propias prendas recibirá las apropiadas al
clima y suficientes para mantenerle en buena salud.
Dichas prendas no deberán ser en modo alguno de-
gradantes ni humillantes. 2. Todas las prendas debe-
rán ser mantenidas limpias y en buen estado.
Toda reclusa tiene derecho a vestir sus propias ro-
pas. Consideramos que este es uno de los más claros
avances en el respeto a la dignidad humana de los in-
dividuos sometidos a la pena de prisión, toda vez que
se abandonan los antiguos uniformes y vestimentas
carcelarias que, respondían a una tradición militar en
la ejecución de la pena privativa de libertad;11 no obs-

10 Cfr. O’DONNEL, D.: Derecho… op. cit., p. 200; Abordando esta


problemática, vid. MESTRE DELGADO, E.: “Los delitos de malos tratos a
internos en centros penitenciarios, como clave explicativa del siste-
ma español de represión penal en la tortura”, en VV.AA., GARCÍA
VALDÉS, C./CUERDA RIEZÚ, A./MARTÍNEZ ESCAMILLA, M./ALCÁCER GUIRAO,
R./VALLE MARISCAL DE GANTE, M. (Coords.): Estudios penales en home-
naje a Enrique Gimbernat, T. II, Madrid, 2008, pp. 2151-2173.
11 Vid. GARRIDO GUZMÁN, L.: “Prendas de vestir del interno”, en
VV.AA., COBO DEL ROSAL, M. (Dir): Comentarios a la legislación penal,
Tomo VI. Vol. 1, Madrid, 1986, p. 345.
18 LOS DERECHOS HUMANOS DE

tante existen algunos establecimientos que lo exigen, y


que resulta denigrante,12 lo que podría resolverse es el
empleo de colores para distinguir a los visitantes de los
internos, pero que sean, primero que nada, prendas de
calle civiles y en buenas condiciones.13

DERECHO A CONDICIONES FÍSICAS ACEPTABLES

MARCO JURÍDICO
Reglas mínimas para el tratamiento
de los reclusos
Art. 27.—El orden y la disciplina se mantendrán
con firmeza, pero sin poner más restricciones de las
necesarias para mantener la seguridad y la bueno
organización de la vida en común.
53.1).—En los establecimientos mixtos, la sec-
ción de mujeres estará bajo la dirección de un fun-
cionario femenino responsable. 2) Ningún funciona-
rio del sexo masculino penetrará en la sección
femenina sin ir acompañado de un miembro feme-
nino del personal.
Convención americana sobre derechos humanos
Art. 5. 2.—Nadie debe ser sometido a torturas ni
a tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda

12 Sobre la abolición del vestido denigrante en las prisiones, vid.


CENICEROS. J. A.: “El traje rayado, grillete psicológico”, en Criminalia,
núm. 12, 1952, p. 629. En relación al tema, vid. GARCÍA RAMÍREZ. S.: El
final de Lecumberri. Refiexiones sobre la prisión. México, 1979, p. 78.
13 PELÁEZ FERRUSCA, M.: Derechos…, op. cit., p. 16.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 19

persona privada de libertad será tratada con el res-


peto debido a la dignidad inherente al ser humano.
Art. 11. 1—Toda persona tiene derecho al respe-
to de su honra y al reconocimiento de su dignidad.
Declaración Universal
de los Derechos Humanos
Art. 1.—Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos y dotados como es-
tán de razón y conciencia, deben comportarse fra-
ternalmente los unos con los otros.
Art. 5.—Nadie será sometido a torturas ni a penas
o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Así como la vivienda privada ejerce una acción so-
ciológica notable en sus habitantes, aunque estos mu-
chas veces no lo adviertan, el edificio carcelario ha de
corresponder a las finalidades terapéuticas del régi-
men,14 lo que significa que debe existir armonía entre
el inmueble penitenciario y su funcionalidad;15 pero a
la vez comedores y demás servicios deberán ser ade-
cuados para el uso decoroso y normal de las internas;

14 Vid. NEUMAN, E./IRURZUN, V. J.: La sociedad Carcelaria, Buenos


Aires, p. 18.
15 La pretendida armonía debe reflejarse en la vida de quienes
habitan los centros penitenciarios, por ello García Ramírez señala
que los prisioneros deben poseer muy amplias zonas de esparci-
miento, campos deportivos, aunque no sean deportistas, zonas vas-
tas y gratas destinadas a la visita, celdas que reciban luz y aire y mi-
ren lo mismo hacia el firmamento que hacia el jardín y no
solamente se miren rejas o muros o las paredes inagotables y com-
pactas. Vid. GARCÍA RAMÍREZ, S.: El final.., op. cit., p. 37.
20 LOS DERECHOS HUMANOS DE

en este sentido, debe pensarse que las instalaciones


deberán ser similares a aquellas que cada persona tie-
ne en su propia casa, éste debe ser similar al que cada
individuo tiene en su casa, es decir, su cama, mesa y
sillas, regaderas, water-closet, aunque rudimentarias
o de concreto, y no sea motivo de deterioro físico o
mental para las internas.16

DERECHO A LA RELIGIOSIDAD

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos
Art. 6.—La manifestación de ideas no será objeto
de ninguna inqusición judicial ni administrativa.
Reglas mínimas para el tratamiento
de los reclusos
Art. 41.1.—Si el establecimiento contiene un nú-
mero suficiente de reclusos que pertenezcan a una
misma religión, se nombrará o admitirá un repre-
sentante autorizado de ese culto.
Convención Americana
Sobre Derechos Humanos
Art. 12.1.—Toda persona tiene derecho a la liber-
tad de conciencia y de religión.

16 Vid. OJEDA VELÁZQUEZ. J.: Derecho de ejecución de penas, Porrúa,


México, 1984, p. 107.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 21

Declaración Universal de los Derechos Humanos


Art. 18.—Toda persona tiene derecho a la liber-
tad de pensamiento, de conciencia y de religión….
La presente institución penitenciaria ha acompañado
a la pena privativa de libertad,17 configurándose como
un derecho para las reclusas.
En una primera época, con amplios cometidos de
carácter regimental, influenciados por preceptos mora-
les generados por la doctrina católica que servía de
guía18 para el comportamiento ciudadano, reforzando,
además, el carácter expiatorio y redentor atribuido a la
prisión durante siglos.
En una segunda etapa, la asistencia religiosa prota-
goniza la aportación de servicio o asistencia espiritual
nada desdeñable, por cuanto supone un apoyo morali-
zador positivo que repercute en los actos e intereses de
las internas.19

17 En este sentido, Beristain señala que el hecho religioso o la


asistencia religiosa siempre han acompañado al hombre, como su
sombra, a lo largo de toda la historia y la geografía, acompañándolo
cuando ha vivido en libertad, y no menos cuando se ha encontrado
privado de libertad, en la cárcel. Vid. BERISTAIN IPIÑA, A.: “La asisten-
cia religiosa. Derechos religiosos de los sancionados a penas privati-
vas de libertad”, en VV.AA., COBO DEL ROSAL, M. (Dir.): Comentarios…,
op. cit., Tomo VI. Vol. 2, p. 803.
18 Vid., al respecto, BERISTAIN IPIÑA, A.: “La asistencia religiosa.
derechos religiosos de los sancionados a penas privativas de liber-
tad”, en VV.AA., COBO DEL ROSAL, M. (Dir.): Comentarios…, op. cit.,
Tomo VI, Vol. 2, pp. 816-817.
19 Vid., al respecto, HOWARD, J.: Etat des prisons, des hopitaux et
des maisons de force, 2 Vols., Paris, 1788, pp. 51, 55-57.
22 LOS DERECHOS HUMANOS DE

DERECHO A PERMANECER CON SUS HIJOS

MARCO JURÍDICO

Convención Interamericana para prevenir,


sancionar, y erradicar la violencia contra
la mujer Convención de Belem Do Pará
Art. 4.—Toda mujer tiene derecho al reconoci-
miento, goce, ejercicio y protección de todos los de-
rechos humanos y a las libertades consagradas por
los instrumentos regionales e internacionales sobre
derechos humanos. Estos derechos comprenden en-
tre otros: a) el derecho a que se respete su vida; e) el
derecho a que se respete la dignidad inherente a su
persona y que se proteja a su familia.
El citado derecho detenta, entre sus objetivos, po-
tenciar la relación materno-filial, cuestión que es un
problema complejo, con toda suerte de soluciones, te-
niendo el tema “aplicaciones y resonancias especiales
cuando se trata de mujeres prisioneras, que llegan en-
cinta a la cárcel, o que una vez capturadas llevan consi-
go a sus hijos, por no tener otra cosa que hacer con
ellos”.20

20 Cfr. GARCÍA RAMÍREZ, S.: El final…, op. cit., p. 111. Con respecto
al tema de las madres con su hijos, vid., entre otros, JABARDO, M.: “La
mujer y sus hijos en prisión”, en Eguzkilore, núm. 7, 1993, pp.
93-105; HERRERA MORENO, M.: “Mujeres y prisión”, en Cuadernos de Po-
lítica Criminal, núm. 49, 1993, pp. 339-354; BUENO ARÚS, F.: “La mujer
y el sistema penitenciario español”, en Poder Judicial, núm. 39, 1995,
p. 76; YAGÜE OLMOS, C.: “Mujer: delito y prisión, un enfoque diferen-
cial sobre la delincuencia femenina”, en Revista de Estudios Pe-
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 23

Existe una disparidad de criterios para determinar


cuál es la edad ideal para que los menores de edad no
interioricen la vida en prisión, y por tanto, establecer
cuántos años, y a qué edad, como máximo, pueden es-
tar los hijos menores con sus madres reclusas, pues
aquí prevalece el derecho de los menores.
Actualmente en Nuevo León la edad para perma-
nencia de los hijos menores se decide a discreción de
las autoridades.

DERECHO A LA SEPARACIÓN
Y CLASIFICACIÓN

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos:
Art. 18.—Solo por delito que merezca pena priva-
tiva de libertad habrá lugar a prisión preventiva. El
sitio de esta será distinto del que se destinare para
la extinción de las penas y estarán completamente
separados…las mujeres compurgarán sus penas en
lugares separados de los destinados a los hombres
para tal efecto.

nitenciarios, núm. 249, 2002, pp. 135-169; FIGUEROA BELLO, A.: “la re-
cientes directivas comunitarias adoptadas en materia de igualdad en
la Unión Europea”, en VV.AA., LÓPEZ DE LA VIEJA, T./BARRIOA, O./FIGUERU-
ELO, A./CARBAJO, J. (Eds.): Bioética y feminismo. Estudios preliminares
de género, Salamanca, España, 2006, p. 239 y sigs.
24 LOS DERECHOS HUMANOS DE

Reglas mínimas para el tratamiento


de los reclusos
Art. 8.—Los reclusos pertenecientes a diversas
categorías deberán ser alojados en diferentes esta-
blecimientos, según su sexo y edad, sus anteceden-
tes, los motivos de su detención y el trato que co-
rresponda aplicarles.
Art. 67.—Los fines de clasificación deberán ser:
a) separar a los reclusos que por su pasado criminal
o mala disposición, ejercerían una influencia nociva
sobre los compañeros de detención, b) repartir a los
reclusos en grupos,a fin de facilitar el tratamiento
encaminado a su readaptación social.
El derecho a la separación y clasificación de los in-
ternos deviene fundamental para poder llevar a cabo la
aplicación del tratamiento más idóneo al recluso.21
Para ello, la legislación penitenciaria alude a un siste-
ma progresivo y técnico.
Estos derechos se constituyen, como el vehículo de
la individualización22 y tienen, como fin primordial,
ubicar al interno de acuerdo con un cierto orden o cri-
terio lógico, que corresponda al sugerido por la ciencia
y la técnica de la criminología penitenciaria.23

21 Vid., al respecto, SÁNCHEZ GALINDO, A.: Penitenciarismo. La pri-


sión y su manejo, México, 1991, p. 38.
22 Vid. GARCÍA RAMÍREZ, S.: La prisión, México, 1975, p. 70. En si-
milares conceptos, Ojeda Velázquez comenta que la clasificación es
la mejor forma de lograr la individualización del tratamiento. Así,
vid. OJEDA VELÁZQUEZ, J.: Derecho…, op. cit., p. 176.
23 Vid. MALO CAMACHO, G.: Manual de Derecho penitenciario mexi-
cano. Serie Manuales de enseñanza, núm. 4, México, 1976, p. 140.
CAPÍTULO 3
DERECHOS HUMANOS
DE LAS MUJERES RECLUSAS (II)

DERECHO A LA REINSERCIÓN SOCIAL

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos:
Art. 18.—El sistema penitenciario se organizará
sobre la base del trabajo, la capacitación para el
mismo, la educación, la salud y el deporte como
medios para lograr la reinserción del sentenciado a
la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, ob-
servando los beneficios que para él prevé la ley.
Convención Americana sobre derechos humanos:
Art. 5. 6.—Las penas privativas de libertad ten-
drán como finalidad esencial la reforma y la readap-
tación social de los condenados.
El derecho a la reinserción, por el cual se clasifica a
los internos, que hace posible la instrumentación de los
mecanismos readaptadores —como son la educación,
la capacitación, el trabajo, el deporte y la salud— que
deben adecuarse a las características, necesidades y
capacidades del interno, evaluando los aspectos físi-
25
26 LOS DERECHOS HUMANOS DE

cos, psicológicos y sociales del tratamiento por exper-


tos en las diversas ramas —abogados, criminólogos,
psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, licencia-
dos en administración deportiva, terapeutas, médicos,
etcétera— para beneficio del interno. Esta evaluación
debe de ser gradual, y debe darse un seguimiento para
que se modifique el grado en el que se encuentre la in-
terna.1 Inclusive el tratamiento debe ser integral, basa-
do en un modelo de intervención con enfoque de gé-
nero, que permita plantearse su proyecto de vida
desde la autodeterminación y autonomía.2

DERECHO A LA EDUCACIÓN

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos:
Art. 18.—El sistema penal se organizará sobre la
base de…la educación como medios para lograr
la reinserción social del sentenciado y procurar que
no vuelva a delinquir, observando los beneficios que
para él prevé la ley.
Art. 3. P. 1.—Todo individuo tiene derecho a reci-
bir educación. El estado —federación, estados y mu-
nicipios— impartirá educación preescolar, primaria

1 Vid. PELÁEZ FERRUSCA, M.: Derechos…, op. cit., pp. 21 y sigs. En


similares términos, vid. O’DONNEL, D.: Derecho… op. cit., p. 227 y sigs.
2 Vid BRISEÑO LOPEZ, M.: Garantizando los derechos humanos de
las mujeres en prisión. Instituto Nacional de las Mujeres. México
2006. Pág. 81.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 27

y secundaria. la educación primaria y la secundaria


son obligatorias. la educación que imparta el estado
tenderá a desarrollar armónicamente todas las fa-
cultades del ser humano y fomentará en él, a la vez,
el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad
internacional, en la independencia y en la justicia.
El derecho a la educación se suele alzar como la pie-
za maestra del tratamiento,3 pues permite que la es-
tancia en prisión deje de ser ociosa y, por el contrario,
provechosa, al ofertárseles herramientas que en el fu-
turo permitirán a las reclusas poder integrarse a la so-
ciedad sin ninguna dificultad. A ello debemos agregar
la importancia de esta prerrogativa en la historia del
encierro humano toda vez que por larga tradición se
ha pensado que instruir a los delincuentes, vale por sí
mismo a readaptarlos a la sociedad.4
Tratándose de internas extranjeras o indígenas, la
educación que se les imparta se procurará que sea bi-
lingüe, para conservar y enriquecer sus lenguas, y la
instrucción deberá ser proporcionada por docentes es-
pecializados.

DERECHO AL TRABAJO

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos:
Art. 5.—A ninguna persona podrá impedirse que

3 GARCÍA RAMÍREZ, S.: El final…, op. cit., p. 83.


4 Vid. OJEDA VELÁZQUEZ, J.: Derecho…, op. cit., p. 214.
28 LOS DERECHOS HUMANOS DE

se dedique a la profesión, industria, comercio o tra-


baje que le acomode, siendo lícitos.
Reglas mínimas para el tratamiento
de los reclusos:
Art. 71.1.—El trabajo penitenciario no deberá te-
ner carácter aflictivo…
El derecho al trabajo penitenciario viene a constituir-
se, en uno de los pilares para la consecución de los fines
de las instituciones penitenciarias en Nuevo León; res-
petándose la dignidad del interno y estableciéndose que
el mismo no tendrá un carácter aflictivo. En este sentido,
resulta necesaria la eficacia del trabajo y su naturaleza
social idónea para favorecer el reingreso de las internas
a la sociedad, por ello, el trabajo tiene no solo un valor
ético, en cuanto es cumplimiento de un deber, sino ade-
más un valor económico y social, en cuanto implica una
ordenada relación humana, una cooperación, y por tan-
to una actividad dedicada a la producción de bienes.5

DERECHO A LAS COMUNICACIONES


Y VISITAS DEL EXTERIOR

MARCO JURÍDICO
Reglas mínimas para el tratamiento
de los reclusos:
Art. 37.—Los reclusos estarán autorizados para co-
municarse periódicamente, bajo la debida vigilancia,

5 Vid. GARCÍA ANDRADE, I.: El sistema penitenciario mexicano. Re-


tos y perspectivas, México, 1989, 126-127.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 29

con su familiar y con amigos de buena reputación,


tanto por correspondencia como mediante visitas.
Ley que establece las normas mínimas sobre
readaptación social de sentenciados
Art. 12.—En el curso del tratamiento se fomenta-
rá el establecimiento, la conservación y el fortaleci-
miento, en su caso, de las relaciones del interno con
personas convenientes del exterior. para este efec-
to, se procurará el desarrollo del servicio social peni-
tenciario en cada centro de reclusión, con el objeto
de auxiliar a los internos en sus contactos autoriza-
dos con el exterior. la visita íntima, que tiene por fi-
nalidad principal el mantenimiento de las relaciones
maritales del interno en forma sana y moral, no se
concederá discrecionalmente, sino previos estudios
social y médico, a través de los cuales se descarte la
existencia de situaciones que hagan desaconsejable
el contacto íntimo.
Hemos reiterado anteriormente que uno de los prin-
cipales fines de la pena privativa de libertad neoleone-
sa es la reinserción social de las reclusas, siendo vital
para su consecución, que las internas no pierdan sus
contactos con el exterior, que no se sientan temporal-
mente excluidas en forma absoluta de la sociedad.6 Y

6 Comenta Zúñiga Rodríguez, que no se debe olvidar que la cár-


cel supone para el interno un desarraigo del contexto social, un aleja-
miento de su familia, de su trabajo, de su ambiente laboral. Vid.
ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, L.: “Relaciones del recluso con el mundo exterior”,
en VV.AA., BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I./ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, L. (Coords.):
Manual de Derecho Penitenciario, Salamanca, 2001, p. 261.
30 LOS DERECHOS HUMANOS DE

todo aquello que fortalezca esos vínculos y colabore a


la mejor reintegración, posteriormente a la condena,
ha de considerarse positivo. No obstante lo anterior,
dichos contactos deberán ser regulados con el objetivo
de que éstos sean, efectivamente, instrumentos enca-
minados a la resocialización, es decir, para que sea po-
sible realizar una comunicación o visita es necesario
que cumplan determinados requisitos para que, me-
diante un procedimiento reglado, se autorice su reali-
zación; esto significa que se deben conciliar las necesi-
dades del orden y de la seguridad, por una parte, con
el respeto a la dignidad y a la salud de todos, por la
otra, equilibrio que debe resolver la prisión, más allá
de densas teorías y de estrictos reglamentos.7
Entre estos derechos destacamos las comunicacio-
nes telefónicas, las postales (cartas); las visitas con fa-
miliares, amigos, abogados, esposo o concubino, sa-
cerdotes de cualquier religión etc.

DERECHO A PREMIOS, ESTÍMULOS Y BENEFICIOS

MARCO JURÍDICO

Ley que establece las normas mínimas sobre


readaptación social de sentenciados
Art. 13.—En el reglamento interior del reclusorio
se harán constar, clarayterminantemente, las infrac-
ciones y las correcciones disciplinarias, así como los
hechos meritorios y las medidas de estímulo.

7 Vid. GARCÍA RAMÍREZ, S.: La prisión…, op. cit., p. 103.


LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 31

Las internas del sistema penitenciario estatal tienen


derecho ciertos premios, estímulos y beneficios que in-
citan a una reinserción social más pronta y eficiente.
Estos se otorgan a petición del interno por escrito,
previa evaluación y análisis de su evolución favorable
en el expediente técnico de personalidad penitenciario.
Cabe mencionar que estos estímulos pueden per-
derse por infracciones cometidas al reglamento inter-
no del Centro penitenciario.
“Los beneficios penitenciarios consisten en medidas
incentivadas por el tratamiento para la obtención de la
libertad anticipada. Este mecanismo permite reducir a
la autoridad ejecutiva reducir el tiempo efectivo de la
condena a través de tres vías: la libertad preparatoria,
la remisión parcial de la pena y la preliberacion”.8 No
obstante, para que las internas puedan acceder a estos
beneficios deben cumplir con una serie de requisitos
previsto en las normas conducentes.

DERECHO A COMPURGAR LA PENA EN ESTABLECIMIENTO


MÁS CERCANO A SU DOMICILIO

MARCO JURÍDICO

Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos
Art. 18.—…Los sentenciados, en los casos y con-
diciones que establezca la ley, podrán compurgar
sus penas en los centros penitenciarios más cerca-

8 PELÁEZ FERRUSCA, M.: Derechos…, op. cit., p. 22.


32 LOS DERECHOS HUMANOS DE

nos a su domicilio. A fin de propiciar su reintegración


a la comunidad como forma de reinserción social.
Esta disposición no aplicará en casos de delincuen-
cia organizada y respecto de otros internos que re-
quieran medidas especiales de seguridad.
Las reclusas sentenciadas por delitos federales pue-
den compurgar sus penas en los centros penitenciarios
estatales cuando estos se encuentren más cercanos a
su domicilio que los otros; este derecho está sujeto a la
mínima peligrosidad del recluso y al criterio de la Se-
cretaría de Seguridad Pública, y en el caso de los reos
indígenas sentenciados se podrán tomar en cuenta sus
usos y costumbres para determinar donde completa-
rán su condena.

DERECHO A LA ASISTENCIA A INTERNAS Y LIBERADAS

MARCO JURÍDICO

Ley que establece las normas mínimas sobre


readaptación social de sentenciados
Art. 15.—Se promoverá en cada entidad federati-
va la creación de un Patronato para Liberados, que
tendrá a su cargo prestar asistencia moral y material
a los excarcelados, tanto por cumplimiento de con-
dena como por libertad procesal, absolución, conde-
na condicional o libertad preparatoria…
El presente derecho tiene dos vertientes en nuestro
criterio: el primero, en el cual se debe prestar la aten-
ción a las internas, durante la secuela prisional, es de-
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 33

cir, las reclusas en todo momento deben estar apoya-


das por la Administración penitenciaria con el propósito
de paliar al máximo los daños que pudiera causar la
estancia en prisión; por ello, los fines de la asistencia
penitenciaria coinciden en parte con los propios fines
de las Instituciones penitenciarias y, en parte, trascien-
den dichos fines, tratando de cubrir otros aspectos re-
lacionados con el marco familiar y social afectado por
el internamiento de los recluidos.9 Por lo que respecta
a la asistencia pospenitenciaria, último eslabón de la
reinserción social, diremos que es uno de los proble-
mas más importantes de la tarea de la resocialización
pues la falta de cuidado posliberacional y la imprevi-
sión con respecto a las condiciones de vida del indivi-
duo que abandona el reclusorio, se suman eficazmente
a otros factores criminógenos delictivos, de múltiple
naturaleza, para favorecer o incluso determinar la rein-
cidencia.10 De ahí la importancia de apoyar a las reclu-
sas una vez que han cumplido su sanción.

9 Los fines coincidentes son por un lado la reinserción social de


los penados y el procurar reducir al máximo el impacto del interna-
miento de los detenidos y presos, así como también reducir los efec-
tos sobre la familia producidos por el internamiento de los detenidos
y presos y el cumplimiento de la condena en caso de los penados,
debiendo ser en este campo la asistencia penitenciaria amplia y va-
riada, procurando cubrir todos los aspectos negativos que en las fa-
milias puede suponer la reclusión. Vid. PAZ RUBIO, J. M./GONZÁLEZ-
CUELLAR GARCÍA, A./MARTÍNEZ ATIENZA, G./ ALONSO MARTÍN-SONSECA, M.:
Legislación Penitenciaria, Madrid, 1996, p. 43.
10 Vid. ACEVES REYES, J. G.: “El patronato estatal para reos libera-
dos”, en Revista Michoacana de Derecho Penal, núm. 15, 1973,
34 LOS DERECHOS HUMANOS DE

161-165; en relación con los primeros patronatos a liberados, vid.,


entre otros, GARCÍA RAMÍREZ, S.: “De la prisión antigua al tratamiento
penitenciario”, en Revista Michoacana de Derecho Penal, núm. 9,
1968, pp. 104-105.
CAPÍTULO 4
OBLIGACIONES DE LAS RECLUSAS

Hemos indicado que las relaciones de sujeción espe-


cial, entre las que incluimos la existente en el ámbito
penitenciario, generan derechos y deberes para las
partes intervinientes (reclusas-Administración peniten-
ciaria). En este sentido frente a los Derechos Humanos
de las internas que deben ser respetados por las autori-
dades penitenciarias, en contrapartida, las recluidas
deben cumplir con los deberes que les competen, esto
en razón de su condición de internas, mismos que a
continuación mencionamos.

PERMANECER EN EL ESTABLECIMIENTO
PENITENCIARIO

Reglamento interior de los Centros de Readaptación


Social y de los Centros Preventivos de Reclusión del
estado de Nuevo León
Art. 65.—Son faltas en los internos…II. intentar
en vías de hecho evadirse o conspirar para ello.
La primera y más fundamental de las obligaciones
de las internas, es la permanencia en el establecimien-
to a disposición de la autoridad que hubiere decretado
35
36 LOS DERECHOS HUMANOS DE

su internamiento o para cumplir las condenas que se


les impongan, hasta el momento de su liberación; ello
es consecuencia de que el derecho del Estado a privar
de libertad a las personas <en los casos y en la forma
previstos en la Ley> comporta la correlativa obliga-
ción de permanecer privado de libertad, a no ser natu-
ralmente, que concurriere alguna causa de justifica-
ción.1

CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS

Reglamento interior de los Centros de Readaptación


Social y de los Centros Preventivos de Reclusión del
estado de Nuevo León
Art. 64.—Los internos están obligados a observar
las normas de conducta tendientes a mantener el
orden y la disciplina del CERESO, deberán sujetarse
al tratamiento readaptatorio indicado y guardarán
respeto y consideración al personal, a sus compañe-
ros ya los visitantes, así como a pasar lista de con-
trol las veces que determine el director del CERESO
y en general, a cumplir con cualquier otra obliga-
ción que se derive del presente reglamento, manua-
les administrativos e instructivos.
El ingreso a un establecimiento penitenciario, propi-
ciado precisamente, por la actuación antijurídica de las
personas (reclusas), repercute en la sumisión por parte

1 Vid. BUENO ARÚS, F.: “Deberes de los internos”, en VV.AA.,


COBO DEL ROSAL, M. (Dir.): Comentarios…, op. cit., Tomo VI. Vol. I.,
p. 93.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 37

de las internas para acatar las normas internas que re-


gulan la vida del Centro.2

CUMPLIMIENTO DE LAS SANCIONES

Al igual que el anterior deber que tienen las internas


del respeto a la normativa, en caso de haber violenta-
do dicha legislación, se exige el cumplimiento de las
sanciones disciplinarias que se hayan impuesto, previo
a ello, habrán de agotarse los medios de defensa exis-
tentes para las partes.3

MANTENER UNA ACTITUD DE RESPETO AL PERSONAL


CARCELARIO Y COMPAÑERAS DE INTERNAMIENTO

Reglamento interior de los Centros de Readaptación


Social y de los Centros Preventivos de Reclusión del
estado de Nuevo León
Art. 65.—Son faltas de los internos: IV poner en
peligro su propia seguridad, la de sus compañeros
y/o del personal o instalaciones del CERESO..V. In-
terferir o desobedecer las disposiciones dictadas por
las autoridades del CERESO o ejecutadas por el per-
sonal. IX faltar al respeto a las autoridades o a sus
compañeros mediante injurias y otras expresiones o

2 Vid. GARCÍA VALDÉS, C.: Comentarios a la legislación penitencia-


ria, 2ª ed., Madrid, 1982 (reimp. 1995), p. 37; MARCO DEL PONT, L.:
Derecho penitenciario, México, 1998, p. 224.
3 Vid. PÉREZ CEPEDA, A.: “De los derechos y deberes de los inter-
nos”, en VV.AA., BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, I./ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, L.
(Coords.): Manual…, op. cit., p. 162.
38 LOS DERECHOS HUMANOS DE

agredir, amenazar o coaccionar a cualquier persona


dentro del establecimiento.
La convivencia prisional exige que las reclusas mues-
tren una actitud de respeto frente a los funcionarios
penitenciarios y compañeras de establecimiento. Aquí
las normas de buena cortesía permitirán que las activi-
dades tratamentales como regimentales se lleven a
cabo con normalidad.4

OBSERVAR UNA ADECUADA HIGIENE


Y ASEO PERSONAL, ASÍ COMO ACATAR
LAS MEDIDAS HIGIÉNICAS Y SANITARIAS

Reglas mínimas para el tratamiento


de los reclusos
Art. 15.—Se exigirá de los reclusos aseo perso-
nal y a tal efecto dispondrán de agua y de los ar-
tículos de aseo indispensables para su salud y lim-
pieza.
La salud de las reclusas (penadas, preventivas, solte-
ras, casadas, con hijos, etc.), deviene como tarea fun-
damental por parte de la Administración penitenciaria,
no obstante, el logro de ello depende definitivamente
de la participación voluntaria de las mismas.5

4 Vid. GARCÍA VALDÉS, C.: Comentarios…, op. cit., p. 38.


5 Vid. RODRÍGUEZ ALONSO, A.: Lecciones…, op. cit., p. 61.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 39

REALIZAR LAS PRESTACIONES PERSONALES OBLIGATORIAS


IMPUESTAS POR LA ADMINISTRACIÓN PENITENCIARIA
DIRIGIDAS A LOGRAR EL BUEN ORDEN Y LIMPIEZA DEL
ESTABLECIMIENTO

Reglas mínimas para el tratamiento


de los reclusos

Art. 14.—Todos los locales frecuentados regular-


mente por los reclusos deberán ser mantenidos en
buen estado y limpios.

Reglamento interior de los Centros de Readaptación


Social y de los centros preventivos de reclusión del
estado de Nuevo León

Art. 65.—Son faltas de los internos XII faltar a las


disposiciones de higiene y aseo que se establezcan
en el CERESO.

El mantenimiento de espacios limpios en todo el es-


tablecimiento carcelario (áreas comunes y espacios
personales) solo puede realizarse con la colaboración
de las internas lo que con frecuencia propicia una me-
jora del entorno carcelario, pues se reducen riesgos de
enfermedades y se propicia el buen orden en todo tipo
de actividades.6

6 Vid. RODRÍGUEZ ALONSO, A.: Lecciones…, op. cit., p. 61.


40 LOS DERECHOS HUMANOS DE

PARTICIPAR EN LAS ACTIVIDADES FORMATIVAS,


EDUCATIVAS EN FUNCIÓN DE SUS CARENCIAS
PARA LA PREPARACIÓN DE LA VIDA EN LIBERTAD

Ley que regula la ejecución de las sanciones


penales en Nuevo León

Art. 31.—Todo interno sentenciado se encontrará


sujeto a un régimen de trabajo, a excepción de los
enfermos, inválidos o que por su edad y en base a
dictamen médico se demuestre su incapacidad tem-
poral o definitiva. Lo mismo debe tomarse en consi-
deración para las mujeres embarazadas.

Reglas mínimas para el tratamiento


de los reclusos

7Art. 1 2.—Todos los condenados serán someti-


dos a la obligación de trabajar habida cuenta de su
aptitud física y mental, según la determine el médi-
co. 4) En la medida de lo posible, ese trabajo deberá
contribuir por su naturaleza a mantener o aumentar
la capacidad del recluso para ganar honradamente
su vida después de su liberación.

Para lograr la pronta y efectiva reinserción de las


mujeres reclusas, la autoridad oferta todo tipo de acti-
vidades (régimen o tratamiento) tendentes a paliar en
lo mayormente posible las carencias que, en muchas
ocasiones, fueron factores determinantes de su actuar
antijurídico; por eso de acuerdo con la reforma consti-
tucional del año 2008, se impulsa todo tipo de activi-
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 41

dad laboral, académica, de instrucción, deportiva y de


salud para la consecución del fin primario de las insti-
tuciones penitenciarias femeninas neoleonesas.7

7 Vid. RODRIGUEZ ALONSO, A.: Lecciones…, op. cit., p. 61.


42 Blanca
CAPÍTULO 5
SISTEMA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS EN NUEVO LEÓN

Si el Estado de Nuevo León se erige en la actualidad


como un Ente Social, Democrático y de Derecho,1 con-
secuentemente justo; entonces, debe configurarse
como el garante de los Derechos Humanos de los miem-
bros que lo integran.2 Esto significa que las autorida-

1 Al respecto, entre otros, vid. MIR PIUG, S.: El Derecho penal en


el Estado social democrático y de derecho, Barcelona, 1994, pp. 31-34;
BESARES ESCOBAR, M. A.: “Los Derechos Humanos y la procuración de
justicia”, en Revista de Política Criminal y Ciencias Penales, núm.
Especial 1, 1999, p. 313 y sigs. Analizando la crisis actual del Estado
Democrático y de Derecho, vid. FIGUERUELO BUERRIEZA, A.: “Significado
y funciones del Derecho constitucional”, en Revista de investigacio-
nes Jurídicas, núm. 27, 2003, p. 72. Con una idea que analiza al
mencionado Estado de Derecho, como una “cláusula institucional”,
vid. NÚÑEZ TORRES, M.: “Nuevas tendencias en el derecho constitucio-
nal del siglo XXI”, en VV. AA., ESTRADA TORRES, P. (Comp.): Neoconsti-
tucionalismo…, op. cit., pp. 135-169.
2 Por ello, como comenta Rawls, “en una sociedad justa, la
igualdad de ciudadanía se da por establecida definitivamente si los
derechos fundamentales asegurados por la justicia y por el Estado no
están sujetos ni regateos políticos ni cálculos de intereses sociales”.
Cfr. RAWLS, J.: Teoría de la Justicia, 2ª ed., México, 2006, p. 17. En
este orden de ideas, vid. FIGUEROA BELLO, A.: “Igualdad y no discrimi-
nación en la Constitución de Quintana Roo: un análisis desde la pers-

43
44 LOS DERECHOS HUMANOS DE

des gubernamentales deben instrumentar políticas pú-


blicas3 dirigidas a impulsar el reconocimiento y protec-
ción de los Derechos Humanos de los hombres y muje-
res en libertad, así como de aquellos y aquellas que se
encuentran compurgando una pena de prisión.4
Ahora bien, consideramos que en Nuevo León, exis-
te una desatención a la devaluada sociedad carcelaria,5
así como a los personajes del cautiverio.6

pectiva de derechos Humanos”, en vv. AA., SAMANIEGO SANTAMARÍA, L.


G./FERRER MAC-GREGOR, E. (Coords.): La constitución del Estado de
Quintana Roo, México, 2009, p. 193 y sigs.
3 Al respecto, vid. BUENO ARÚS, F.: Estudio preliminar, en GARCÍA
VALDÉS, C.: La reforma penitenciaria española. (Textos y materiales
para su estudio), Madrid, 1981, p. 8. Esto significa que la sociedad, a
través de los órganos estatales, hace saber al recluso que éste conti-
núa integrando a la misma, solo que se le prepara para su pronta
vuelta en libertad. Por ello, el actual concepto de tratamiento peni-
tenciario, previsto en los modernos sistemas carcelarios de occiden-
te (caso español), se dirige a paliar las carencias del cautivo ofertán-
dole las herramientas indispensables para que no haya un violento
impacto al momento de egresar de la prisión.
4 Al respecto, vid. BUENO ARÚS, F.: Estudio preliminar, en GARCÍA
VALDÉS, C.: La reforma penitenciaria española. (Textos y materiales
para su estudio), Madrid, 1981, p. 8. Esto significa que la sociedad, a
través de los órganos estatales, hace saber al recluso que éste conti-
núa integrando a la misma, solo que se le prepara para su pronta
vuelta en libertad. Por ello, el actual concepto de tratamiento peni-
tenciario, previsto en los modernos sistemas carcelarios de occiden-
te (caso español), se dirige a paliar las carencias del cautivo ofertán-
dole las herramientas indispensables para que no haya un violento
impacto al momento de egresar de la prisión.
5 Vid. NEUMAN, E./IRURZUN, V. J.: La sociedad…op. cit., passim.
6 GARCÍA RAMÍREZ, S.: Los personajes del cautiverio. Prisiones, pri-
sioneros y custodios, México, 1996, passim.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 45

Surge aquí, la demanda social y la necesidad estatal


por instrumentar políticas que, en armonía, con los
principios fundamentales penitenciarios,7 coadyuven,
a garantizar8 los mencionados Derechos Humanos de
las reclusas9 y ofertar las instituciones penitenciarias
necesarias que, en forma concatenada, contribuirán al
exitoso proceso de reinserción social de las internas,
toda vez que: “la concepción resocializadora de la pri-
sión obliga a entender la ejecución en un proceso de
recuperación del penado”.10
Así pues, el gran desafío para el sistema penitencia-
rio neoleonés radica en dignificar la estancia prisional,
para lo cual solamente podrá alcanzarse el resultado

7 En este sentido, vid. VILLANUEVA, R./LÓPEZ M. A./PÉREZ, M. L.:


México y su sistema penitenciario, México, 2006, p. 34 y sigs.
8 Hacemos referencia al modelo garantista propuesto por Ferra-
joli, vid. FERRAJOLI, L.: Derecho y razón. Teoría del garatismo penal, Ma-
drid, 1995, p. 851 y sigs.
9 GARCÍA RAMÍREZ, S. Los Derechos…, op. cit., p. 23.
10 Cfr. MAPELLI CAFFARENA, B.: “El sistema penitenciario, los Dere-
chos Humanos y la jurisprudencia constitucional”, en VV. AA., RIVERA
BEIRAS, I. (Coord.): Tratamiento Penitenciario y Derechos Fundamen-
tales, Barcelona 1994 p. 35. Eraña Sánchez, establece que la readap-
tación social es una garantía pero a la vez una prestación guberna-
mental, que se contempla como un derecho constitucional del
sentenciado, y que se tiene frente a la potestad estatal, para recamar
la inserción en un régimen penitenciario regenerador. Vid. ERAÑA
SÁNCHEZ, M.: “Comentario a la sentencia I.-20/2003 de la SCJN que
convalida la Legislación Estatal de Penas Perpetuas (fácticas)”, en Ju-
rídica. Anuario de Derecho de la Universidad Iberoamericana, núm.
36, 2006, p. 483; el mismo: “Reforma penal y constitución”, en Sis-
tema Penal, Ed. Especial, agosto, 2007, p. 195.
46 LOS DERECHOS HUMANOS DE

exitoso si convergen los esfuerzos sociales y guberna-


mentales, nacionales e internacionales.11
Ahora bien, en cuestión de Derechos Humanos, de-
bemos destacar que no hay nuevas tendencias sino
nuevos instrumentos y sistemas de protección, proce-
sales o mecanismos que los garantizan. En el caso neo-
leonés, se cuenta con dos: por vía jurisdiccional: el jui-
cio de amparo; y por vía no jurisdiccional, las actuacio-
nes de la Comisión Estatal de los Derecho Humanos,
quedando olvidado, por la gran mayoría de los actores
sociales y gubernamentales, acudir a la normativa in-
ternacional, a través de las facultades que emanan de
lo establecido en el artículo 133 de la Carta Magna
mexicana.

VÍAS DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS


DE LAS RECLUSAS12

Los medios de protección de los Derechos Humanos


de las mujeres reclusas en el Estado de Nuevo León
son: a) El Juicio de Amparo referido en los artículos
103 y 107 constitucionales, que crean la acción de am-

11 Como certeramente apunta Barros Leal: “La lucha por los de-
rechos de los presos es un gigantesco desafío, tal vez uno de los ma-
yores de los tiempos modernos. Vencerlo es una tarea en la que to-
dos tenemos que involucrarnos”. Cfr. BARROS LEAL, C.: Prisión.
Crepúsculo de una era, México, 2000, p. 21; en este sentido, vid.
RAMÍREZ CALDERÓN, C. “Síntesis”, en VV, A., ESCOBAR, G. (Dir.): Siste-
ma…, op. cit., p. 546.
12 Sobre esta materia, vid. PELÁEZ FERRUSCA, M.: Derechos…, op.
cit., p. 47 y sigs.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 47

paro, y la jurisdicción que lo conoce y resuelve, el am-


paro es el juicio intentado cuando los derechos funda-
mentales no son “aplicados, reconocidos o accionados
por cualquier autoridad”;13 b) El segundo sistema se
constituye a través de las recomendaciones que, por
vía no jurisdiccional emiten tanto la Comisión Estatal
de Derechos Humanos de Nuevo León como la Nacio-
nal de los Derechos Humanos, a saber:

EL JUICIO DE AMPARO

El juicio de amparo es una institución procesal de


origen mexicano, creado en el siglo XIX, su finalidad es
proteger a las personas de los actos de autoridad que
le causen agravios a su esfera jurídica y que se consi-
dere contrario a los derechos consagrados en la Consti-
tución, teniendo por objeto invalidar dicho acto o des-
pojarlo de su eficacia por su inconstitucionalidad o
ilegalidad.14
El amparo lo pueden interponer personas que han
sufrido, sufren o temen sufrir un agravio inminente, el
juicio se sigue siempre a instancia de la parte agravia-
da y la sentencia tiene eficacia únicamente en el caso
concreto, esto permite a los particulares la defensa de
sus garantías constitucionales y Derechos Humanos,
cuando estos fueron violados o vulnerados por alguna
controversia.

13 Cfr. CASTRO Y CASTRO J. V.: Biblioteca de amparo y derecho cons-


titucional, vol. 1, México, 2001. p. 477.
14 Cfr. ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS, Anuario Interameri-
cano de Derechos Humanos, 2000, p. 2343.
48 LOS DERECHOS HUMANOS DE

Si bien como dijimos, la sentencia del amparo tiene


efectos sólo para el quejoso,15 el amparo tiene la parti-
cularidad de que los criterios de las sentencias formen
jurisprudencias16 y se vuelvan pautas vinculatorias de
decisión para todos los jueces y magistrados del país;
así un afectado podrá invocar que su caso se resuelva
de la forma dictada por la jurisprudencia.17

COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

En cuanto al sistema, que nace en enero de 1992 y


se adiciona al artículo 102 apartado B Constitucional, es
el relativo a la Queja ante la Comisión Estatal y/o Nacio-
nal de los Derechos Humanos (CNDH), creando un mo-
delo que no es judicial y formula recomendaciones, au-
tónomas y no vinculatorias, el cual además de proteger,
promueve los derechos.18

15 Esto es por la llamada formula Otero, que declara la relativi-


dad de las sentencias.
16 Las sentencias de amparo se vuelven jurisprudencia cuando
existen 5 decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación re-
sueltas en el mismo sentido y ninguna en sentido contrario.
17 ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS, Anuario…, op. cit., p. 2347.
18 “El Congreso de la Unión y las legislaturas de las entidades fe-
derativas, en el ámbito de sus respectivas competencias, establece-
rán organismos de protección de los Derechos Humanos que ampa-
ra el orden jurídico mexicano, los que conocerán de quejas en contra
de actos u omisiones de naturaleza administrativa provenientes de
cualquier autoridad o servidor público, con excepción de los del Po-
der Judicial de la Federación, que violen estos derechos. Los orga-
nismos a que se refiere el párrafo anterior, formularán recomenda-
ciones públicas, no vinculatorias y denuncias y quejas ante las
autoridades respectivas. Estos organismos no serán competentes tra-
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 49

La competencia de la Comisión Nacional de los De-


rechos Humanos se extiende a lo largo del territorio
mexicano para conocer quejas relacionadas con pre-
suntas violaciones de Derechos Humanos, por parte de
autoridades y servidores públicos federales.

COMISIÓN ESTATAL DE DERECHOS HUMANOS

El organismo encargado de salvaguardar los Dere-


chos Humanos en el Estado de Nuevo León, es la Co-

tándose de asuntos electorales, laborales y jurisdiccionales. El orga-


nismo que establezca el Congreso de la Unión se denominará Comi-
sión Nacional de los Derechos Humanos; contará con autonomía de
gestión y presupuestaria, personalidad jurídica y patrimonio propios.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos tendrá un Consejo
Consultivo integrado por diez consejeros que serán elegidos por el
voto de las dos terceras partes de los miembros presentes de la Cá-
mara de Senadores o, en sus recesos, por la Comisión Permanente
del Congreso de la Unión, con la misma votación calificada. La ley
determinará los procedimientos a seguir para la presentación de las
propuestas por la propia Cámara. Anualmente serán substituidos los
dos consejeros de mayor antigüedad en el cargo, salvo que fuesen
propuestos y ratificados para un segundo período. El Presidente de
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, quien lo será tam-
bién del Consejo Consultivo, será elegido en los mismos términos
del párrafo anterior. Durará en su encargo cinco años, podrá ser ree-
lecto por una sola vez y sólo podrá ser removido de sus funciones en
los términos del Título Cuarto de esta Constitución. El Presidente de
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos presentará anual-
mente a los Poderes de la Unión un informe de actividades. Al efecto
comparecerá ante las Cámaras del Congreso en los términos que dis-
ponga la ley. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos co-
nocerá de las inconformidades que se presenten en relación con las
recomendaciones, acuerdos u omisiones de los organismos equiva-
lentes en las entidades federativas”.
50 LOS DERECHOS HUMANOS DE

misión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León,


que además figuró como un antecedente de las Comi-
siones Locales de Derechos Humanos del país.19 La
misma se ubica en la Avenida Ignacio Morones Prieto,
número 2110, Poniente, colonia Loma Larga, Monte-
rrey, Nuevo León.
El marco jurídico que legitima sus funciones se en-
cuentra en el artículo 102, Apartado “B”, de la Consti-
tución General de la República, el artículo 87 de la
Constitución Política del Estado de Nuevo León; la Ley
de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Cabe destacar, que dicha Comisión es competente para
conocer de quejas relacionadas con presuntas rela-
cionadas con presuntas violaciones a los Derechos
Humanos, cuando éstas fueren imputadas única-
mente a autoridades y servidores públicos de carác-
ter municipal y estatal con excepción de los del Po-
der Judicial.
Esto implica que, de manera exclusiva, la Comisión
estatal, tendrá el conocimiento de aquellos asuntos
cuya violación de derechos provengan por parte de las
autoridades estatales de Nuevo León. Sin embargo,
para aquellos caso donde el conocimiento de alguna
Queja implique la invasión de competencias entre las
distintas Comisiones Estatales de Derechos Humanos,
se atenderá a lo previsto en la normativa correspon-
diente.

19 Al respecto, vid. QUINTANA ROLDÁN, C. F./SABIDO PENICHE, N. D.:


Derechos Humanos…, op. cit., p. 81 y sigs.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 51

Ahora bien, la Comisión neoleonesa debe priorizar


su actuación, por tanto, en el artículo 18 párrafo 1º del
Reglamento Interior se dispone: “cuando en un mismo
hecho o circunstancia, estuvieren involucrados tanto au-
toridades o servidores públicos de la federación como
de esta entidad federativa o sus municipio, la compe-
tencia se surtirá a favor de la federación”. Sin embar-
go, en caso de violación de derechos por parte de otras
entidades federativas o municipales, atendiendo al
apartado 3º del citado precepto reglamentario se esta-
blece. “para el caso en que se reclamen actos violato-
rios a los Derechos Humanos atribuibles a autoridades
estatales y municipales de diferentes entidades federa-
tivas, la competencia se dará a favor de la Comisión de
Derechos Humanos que primero hubiere tomado co-
nocimiento de los hechos”.
Finalmente frente a la posible conculcación de los
Derechos Humanos en esta entidad federativa de acuer-
do con el artículo 25 de la ley de la comisión Estatal de
derechos Humano que indica:
Las personas físicas o morales que se vean afecta-
das en sus derechos fundamentales o en el de sus
integrantes, podrán ocurrir ante la Comisión Estatal
de Derechos Humanos, a presentar directamente o
por medio de sus representantes, las quejas o de-
nuncias respectivas. En el caso de que los quejosos
se encuentren privados de su libertad o se ignore su
paradero, los hechos podrán ser denunciados por
sus parientes o cualquier otra persona que conozca
de ellos, incluyendo a los menores de edad.
52 LOS DERECHOS HUMANOS DE

Es importante tener presente, el tiempo con que se


cuenta para hacer del conocimiento de la Comisión el
hecho que se pretende reivindicar, para ello, la norma-
tiva es muy clara cuando establece en el precepto 26,
lo siguiente:
las quejas o denuncias sólo podrán presentarse den-
tro del plazo de un año a partir de la iniciación de los
hechos que se estiman violatorios o del que el quejo-
so o denunciante haya tenido conocimiento de los
mismos. En casos excepcionales y tratándose de
grandes violaciones a los Derechos Humanos, la Co-
misión podrá ampliar dicho plazo a discreción.

LA REFORMA CONSTITUCIONAL FEDERAL DEL AÑO 2008


Y SU IMPACTO EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN

México presentaba un atraso en su legislación en


materia penitenciaria, no sólo en lo tocante al tema de
crisis carcelaria, sino además, en lo concerniente a la
materia de los Derechos Humanos y su protección. Por
estos motivos en el año 2008 se llevaron a cabo una
serie de reformas al marco jurídico federal con el pro-
pósito de eficientizar el aparato penal y penitenciario,
lo que tiene una repercusión en la totalidad del territo-
rio nacional, esto es, en los Sistemas Penitenciarios
Estatales.
Entre las reformas más importantes destacamos:
• RESTRICCIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
La restricción de la prisión provisional viene a po-
tenciar el principio de presunción de inocencia, y que-
da solamente aplicable para aquellos casos en que las
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 53

medidas preventivas no sean suficientes para garanti-


zar la presencia del acusado a las audiencias,20 y dirigi-
da particularmente, para individuos o grupos de alta
peligrosidad, considerados enemigos del Estado, con
clara influencia del concepto doctrinal denominado De-
recho penal del enemigo.21 Asimismo, la reforma pre-
tende evitar el abuso de la prisión preventiva por parte
de los juzgadores, lo que viene a beneficiar al Sistema
Penitenciario Mexicano pues incidirá en la disminución
de internos preventivos en las cárceles mexicanas, re-
ducirá las críticas sobre “inmoralidad” que a la misma
se han vertido22 y reducirá los efectos nocivos para los

20 En la literatura jurídica española se utiliza para denominar


esta institución, la expresión prisión preventiva. Así denominada en
el Código penal, en el Código Penal Militar y en la Ley Orgánica Ge-
neral Penitenciaria. La Constitución y la Ley de Enjuiciamiento Cri-
minal utilizan la de prisión provisional. No existe problema de fondo
pues ambas titulaciones concretan un mismo instituto jurídico. Así,
el término prisión preventiva tiene un sentido penitenciario, mien-
tras el de prisión provisional se usa en el ámbito procesal. Vid., acer-
ca de esta cuestión, MORILLAS CUEVA, L.: “Régimen de prisión preven-
tiva”, en VV.AA., COBO DEL ROSAL, M. (Dir): Comentarios…, op. cit.,
Tomo VI. Vol. 1, p. 112.
21 Consideramos que el Estado mexicano en la actualidad se de-
canta por aplicar la corriente doctrinal del Derecho penal del enemi-
go y alejarse del derecho penal del ciudadano. Sobre esta materia,
entre otros, vid. FEIJÓO SÁNCHEZ, B.: “El Derecho penal del enemigo y
el Estado Democrático de Derecho”, en VV. AA., ZAMORA JIMÉNEZ, A.:
(Dir.): Estudios penales y política criminal, México, 2006, pp. 389-427;
BARBA ÁLVAREZ, R.: “La criminología en el estudio de la delincuencia
organizada”, en Cuadernos de Política Criminal, núm. 75, 2001, pp.
627-652.
22 En este sentido, CARRARA, quien hablara de la inmoralidad de
la prisión provisional, señalaba: todos reconocen que la privación
54 LOS DERECHOS HUMANOS DE

internos,23 la sobrepoblación24 o hacinamiento,25 la vio-

de libertad de los imputados antes de su condena es una injusticia,


porque por sospechas falaces demasiadas veces llega el tormento a
las familias, y se priva de libertad a ciudadanos frecuentemente ho-
nestísimos, y de las cuales el 60 por 100 al final del proceso o del
término del juicio son posteriormente declarados inocentes. Y críti-
camente añade respecto a la justificación de la prisión provisional,
que la misma es una injusticia necesaria, por lo cual la custodia pre-
ventiva ha debido admitirse por las leyes penales para justificar el
proceso escrito, alcanzar la verdad, necesaria para la seguridad y al-
canzar la pena. Vid. CARRARA, F.: “Inmoralidad de la prisión provisio-
nal”, Trad. de Quintanar, M., en Cuadernos de Política Criminal, núm.
67, 1999, pp. 7-8.
23 No obstante, como recoge Landrove Díaz, se debe tener pre-
sente que la prisión provisional a la que se somete a un individuo
causa serios daños en su personalidad, ya que la institución citada
genera una serie de inconveniencias consistentes en: a) La prisión
preventiva no permite llevar a cabo una función resocializadora; b) La
prisión preventiva supone un grave riesgo de contagio criminal, ha-
bida cuenta de que el preventivo convive con los ya condenados o al
menos en idénticas condiciones; c) La prisión preventiva aumenta in-
necesariamente la población reclusa, con las negativas consecuen-
cias de hacinamiento, aumento del coste de las instalaciones, nece-
sidad de un mayor número de funcionarios, etc.; d) La prisión
preventiva es estigmatizante tanto para el individuo como para la so-
ciedad. Vid. LANDROVE DÍAZ, G.: “Prisión preventiva y penas privativas
de libertad”, en Estudios Penales y Criminológicos, núm. VII, Santiago
de Compostela, 1984. p. 286.
24 MORA MORA, L. P.: “Sobrepoblación penitenciaria y Derechos
Humanos: La experiencia Constitucional”, en VV. AA., CARRANZA, E.
(Coord.): Justicia penal y sobrepoblación penitenciaria, México,
2001, p. 58 y sigs.
25 Vid. ESPINOZA GRIMALT, H.: “La externalización de servicios pe-
nitenciarios”, en Revista de Estudios Penitenciarios, núm. 249, 2002,
p. 30.
LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 55

lencia26 y la corrupción,27 rasgos que en la actualidad


identifican al penitenciarismo nacional.28
• CREACIÓN DE JUEZ DE EJECUCIÓN DE SENTENCIAS
La introducción del garante de la ejecución peniten-
ciaria responde, entre otras razones: a la previsión jurí-
dica en otros modelos penitenciarios de occidente,29 a

26 Vid. PÉREZ PERDOMO, R./ROSALES, E.: “La violencia en el espacio


carcelario venezolano”, en Revista de Derecho Penal y criminología,
2ª Época, núm. 3, 1999, p. 298.
27 Vid., entre otros, OJEDA VELÁZQUEZ, J.: Derecho…, op. cit., p 202;
en el mismo sentido, GONZALEZ BUSTAMANTE, J. J. “Cómo es la nueva
penitenciaría de México”, en Anuario de Derecho Penal y Ciencias
Penales, Tomo. XIII, 1990, p. 488.
28 Al respecto, vid. ZARAGOZA HUERTA, J.: “El sistema penitenciario
español como referente obligado por los modelos mexicanos e ibe-
roamericanos”, en VV. AA., FIGUERUELO BUERRIEZA, Á./GORJÓN GÓMEZ, F.
J. (Coords.): Las transformaciones del Derecho en Iberoamérica. Home-
naje a los 75 años de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Grana-
da, 2008, p. 293-294.
29 Así, por ejemplo, en España existe la Figura del Juez de Vigi-
lancia Penitenciaria, institución que en el momento de su introduc-
ción, en la vigente Ley Orgánica 1/79 General Penitenciaria, generó
gran expectativa. Toda vez que su introducción respondió, entre
otras razones, al hecho de que las cárceles están llenas de reclusos,
quienes en su condición de seres humanos son titulares de derechos,
a los cuales se debe garantizar su protección judicial. Vid. ALONSO DE
ESCAMILLA, A.: El juez de vigilancia penitenciaria, Madrid, 1985, pp. 19,
157-158; también recogido en “El control jurisdiccional de la activi-
dad penitenciaria”, en Cuadernos de Política Criminal, núm. 40,
1990, pp. 151-152. Analizando esta importante institución peniten-
ciaria, entre otros, vid. GARCÍA VALDÉS, C.: Comentarios…, op. cit., p.
241; MANZANARES SAMANIEGO, J. L.: “La problemática actual del juez de
vigilancia”, en Revista de Estudios Penitenciarios, núms. 232-235,
1981, p. 10; CANTISÁN ASENCIO, H.: “El juez de vigilancia”, en Revista
de Estudios Penitenciarios, núm. 237, 1987, pp. 10-11; GÓMEZ DE LA
56 LOS DERECHOS HUMANOS DE

las demandas realizadas por parte de la doctrina peni-


tenciaria mexicana30 y a las exigencias plasmadas en
los instrumentos normativos internacionales firmados
y ratificados por el Estado Mexicano, que reclaman su
inclusión en las normas penitenciarias.
La introducción de la presente institución prevista
en la mencionada reforma constitucional del año 2008
viene a consolidar el reconocimiento y protección de
los Derechos Humanos de los reclusos; concediendo y
negando beneficios penitenciarios, observando la acti-
vidad de los funcionarios penitenciarios y, finalmente,
garantizando que se lleve a cabo el efectivo cumpli-
miento de la sanción penal; en definitiva, fiscalizar la
actividad al interior de las prisiones mexicanas, intro-
duciendo controles a quienes aplican las penas, con la

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ciaria, Barcelona, 2001, passim; MARTÍN DIZ, F.: El juez de vigilancia
penitenciaria. Garante de los derechos de los reclusos, Granada, 2002,
passim.
30 En este sentido, vid. GARCÍA ANDRADE, I.: El sistema…, op. cit,. p.
237; en el mismo sentido, vid. ROLDÁN QUIÑONES, L. F./HERNÁNDEZ
BRINGAS, M. A.: Reforma…, op. cit., pp. 245-252; MONTES DE OCA, RIVERA,
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LAS RECLUSAS EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN 57

consecuente disminución de los vicios prisionales se-


ñalados en líneas precedentes.
Para la aplicación de estas reformas en el ámbito
penitenciario se tiene una vacatio legis de 3 años para
que los gobiernos estatales hagan las modificaciones
pertinentes a sus legislaciones y pongan en marcha las
acciones previstas en estas modificaciones.
En el caso del Estado de Nuevo León nada se ha rea-
lizado al respecto, quedando dos años para cumplir
con el mandato constitucional.
58 Blanca
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66 Blanca
ÍNDICE

Pág.

AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI

CAPÍTULO 1
LOS DERECHOS HUMANOS: DISPOSICIONES GENERALES

Los derechos humanos en el estado de Nuevo León . . . . 2


Los derechos humanos al interior de la prisión en el estado
de Nuevo León . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

CAPÍTULO 2
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES RECLUSAS (I)

Derecho a la vida y a un nivel de vida adecuado . . . . . 11


Derecho a la salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Derecho a la prohibición de torturas y malos tratos . . . . 16
Derecho a vestir sus propias ropas . . . . . . . . . . . 17
Derecho a condiciones físicas aceptables. . . . . . . . . 18
Derecho a la religiosidad . . . . . . . . . . . . . . . 20
Derecho a permanecer con sus hijos . . . . . . . . . . 22
Derecho a la separación y clasificación . . . . . . . . . 23

CAPÍTULO 3
DERECHOS HUMANOS
DE LAS MUJERES RECLUSAS (II)

Derecho a la reinserción social . . . . . . . . . . . . . 25


Derecho a la educación . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Derecho al trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

67
68 ÍNDICE

Derecho a las comunicaciones y visitas del exterior . . . . 28


Derecho a premios, estímulos y beneficios . . . . . . . . 30
Derecho a compurgar la pena en establecimiento más cerca-
no a su domicilio . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Derecho a la asistencia a internas y liberadas. . . . . . . 32

CAPÍTULO 4
OBLIGACIONES DE LAS RECLUSAS

Permanecer en el establecimiento penitenciario . . . . . . 35


Cumplimiento de las normas. . . . . . . . . . . . . . 36
Cumplimiento de las sanciones . . . . . . . . . . . . . 37
Mantener una actitud de respeto al personal carcelario y com-
pañeras de internamiento . . . . . . . . . . . . . 37
Observar una adecuada higiene y aseo personal, así como
acatar las medidas higiénicas y sanitarias . . . . . . . 38
Realizar las prestaciones personales obligatorias impuestas
por la administración penitenciaria dirigidas a lograr el
buen orden y limpieza del establecimiento . . . . . . 39
Participar en las actividades formativas, educativas en fun-
ción de sus carencias para la preparación de la vida en
libertad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

CAPÍTULO 5
SISTEMA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS EN NUEVO LEÓN

Vías de protección de los derechos de las reclusas . . . . 46


El juicio de amparo . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Comisión nacional de los derechos humanos . . . . . . . 48
Comisión estatal de derechos humanos . . . . . . . . . 49
La reforma constitucional federal del año 2008 y su impacto
en el estado de Nuevo León . . . . . . . . . . . . 52

BIBLIOGRAFÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
Esta obra se terminó de componer, imprimir y encuadernar
el ¿? de ¿? de 2009 en los talleres
Castellanos Impresión, SA de CV,
Ganaderos 149, col. Granjas Esmeralda,
09810, Iztapalapa, México, DF

La tipografía de este libro se realizó con


fuente Exposition en cuerpo de 10/12 pts.,
y caja de 20 x 30 picas.
70 Blanca
71 Blanca
72 Blanca

XVI+72=88/32=2.75

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