a. Sistemas causales.
b. Sistema Finalista.
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etc.). Existen discrepancias entre los diferentes autores quienes presentan
diversas estructuras en los delitos imprudentes.
También afirman que en los delitos imprudentes existe una acción dirigida
finalísticamente a un resultado que se sitúa fuera del tipo7.
d. Sistema funcionalista
ha de evitarse. Esta característica negativa no sirve sino para la delimitación con respecto del dolo; la evitabilidad misma existe sin
consideración a la existencia o falta de conncim1ento, debido solo a la cognoscibilidad. Por ello. la imprudencia. frente al dolo. es
con sus elementos positivos, el concepto más general (al igual que el dolo eventual, frente al dolo directo, es el concepto más
general: la falta de una relación volitiva o la falta de previsión segura no son sino elementos de delimitación). Tanto el dolo como
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1.- LA IMPRUDENCIA EN EL DERECHO PENAL
la imprudencia son fom1as de la evitabllidad; ambos están determinados por la cognoscibilidad de la realización del tipo: en el dolo,
la cognoscibilidad evoluciona a conocimiento, en la imprudencia no. Si en el proceso no se logra demostrar el conocimiento, pero
sí la cognoscibilidad, habrá que condenar por imprudencia, ya que la falta de conocimiento en la imprudencia no es un elemento
sustancial sino sólo delimitador. (ídem. p. 382)
14 JESCHEK, Hans H.; Tratado de Derecho penal. Parte General, Volumen Segundo, Traducción y adiciones de Derecho español
moderno del Derecho Penal: cuestiones fundamentales, traducido por Jesús-María Silva Sánchez, Madrid, 1991, p. 56.
19 JAKOBS; 1997, p. 382.
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de la idea de que el tipo objetivo se determina en los delitos dolosos e
imprudentes con los mismos criterios. Sin embargo, como bien apunta García
Cavero, es necesario advertir que, en los delitos imprudentes la entidad del
riesgo prohibido creado es ciertamente menor al que se necesita crear para
configurar objetivamente un delito doloso20.
20 GARCÍA CAVERO, Percy; "La imputación objetiva en los delitos imprudentes" cit, p. 196.
21 HURTADO POZO, José; Manual de Derecho Penal. Parte General l, Urna 1982, p. 135.
22 ROY FREYRE, Luis; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, Lima, 1986, pp. 221 y 222.
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Nadie discute que la forma básica de protección de bienes jurídicos se realice a
través de actos que van dirigidos a la producción de resultados prohibidos, a
éstos se le llaman delitos dolosos. Sin embargo, existen ciertos comportamientos
que el derecho penal también desvalora, no por su finalidad delictiva, sino por la
defectuosa realización de los procesos de su actividad, que a su vez generan
ciertos riesgos a bienes jurídicos fundamentales como la vida y salud individual.
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concreto la conducta prohibida. Entonces el delito imprudente no puede consistir
en la infracción de esa norma (inexistente) sino que ha de consistir en la
trasgresión de una prohibición' pues, lo prohibido es el actuar descuidado. Por
consiguiente, la imprudencia implica el incumplimiento de una prohibición26.
sistema abierto de la imprudencia, ahora el Código de 1995 se regula en el art. 12 de forma explícita señala que "las acciones u
omisiones imprudentes sólo se castigarán cuando expresamente lo disponga la Ley 1), es decir, sólo se sancionan los supuestos
que vienen específicamente mencionados en el propio Código Penal (Parte Especial) pues eso explica el hecho que la intervención
penal es un mecanismo de control extremo y subsidiario. Esto permite tener un mayor control y seguridad sobre los supuestos
típicos.
Sin embargo, el sistema de numerus clausus, a contrario de lo que sucedía con el sistema de crimen culpae, puede afectar a la
punibilidad de las formas de codelincuencia. La doctrina y la jurisprudencia españolas habían venido admitiendo, sin excepciones,
la punibilidad de formas de participación en el delito imprudente. Ello puede tropezar ahora con el obstáculo de que las formas de
participación de los arts. 28 y ss. (inducción, cooperación necesaria y complicidad) no se prevén expresamente como formas
imprudentes, cosa que puede considerarse necesaria para que resulten punibles de acuerdo con el criterio de incriminación cerrada
del art. 12.
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además una importante restricción o limitación de la intervención penal en la
delincuencia culposa, que en todo caso está orientada a principios de
fragmentariedad y mínima intervención, que sin duda constituye una gran opción
político-criminal.
Las dos cuestiones que completan entre sí, como son la inadecuación con las
reglas de la profesión e incompatibilidad de una actuación con las reglas propias
de la profesión, en la cual podemos resumirlo en el ausentismo o una infracción
a las reglas más elementales de la profesión, o ejecutar una acción que es
absolutamente incompatible con una profesión. La última que es la grave
violación a la lex artis, es la típica de una valoración jurídica que, como se trata
de materia punible o sancionadora, no puede ser interpretada extensivamente
29 Así, PEÑA CABRERA, Raúl; Tratado de Derecho Penal. Parte General, Vol. I, Lima, 1986, p. 228. ROY FRYRE, Luis E; Ob. Cit.,
p. 227. VILLAVICENCIO; Código Penal, Lima, 1997, p. 262.
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en contra del reo o culpable, y como se pone énfasis tiene que ser grave dicha
vulneración.
En cuanto a sus fuentes pueden ser: leyes o reglamentos; de la lex artis (reglas
de experiencia científica o laboral); de la experiencia deontológico; principios
jurisprudenciales y; usos y costumbres. Por consiguiente, existe una lex artis en
el tráfico rodado, en la actividad médica, y en la actividad empresarial30.
Efectivamente, es cierto que dicho término (“lex artis”) puede generar ciertos
entrecruzamientos conceptuales con aquel elemento objetivo que utiliza el
juzgador, para determinar, o mejor dicho “cerrar” muchas veces el deber objetivo
de cuidado en el ámbito de los delitos imprudentes.
Sin embargo, hay que establecer que la lex artis referida a una determinada
actividad empresarial no solo tendría sentido en situaciones riesgosas donde el
sujeto obró imprudentemente, sino también en casos donde obró de forma
dolosa. No puede imputarse penalmente un resultado típico si antes no se han
averiguado cuáles eran por ejemplo las obligaciones, funciones, cuidados,
responsabilidades, entre otros, que rigen a toda la actividad social más aún
cuando éstas son fuentes generadoras de riesgos permanentes (una vez
ubicados en el caso concreto, cada sujeto en función a la posición que ocupe en
la empresa, tendrá su propia normatividad especial).
30 Debemos tener en consideración, además, que no tratamos situaciones de criminalidad convencional donde el sujeto desarrolla
su plan delictivo en total ausencia de un marco de normatividad complementaria, el cual debe regirse, antes o durante la misma,
sino que tratamos con aquella criminalidad donde existe inicialmente una pluralidad de sujetos situados al interior de un ente
colectivo, y asimismo dichos sujetos se encuentran "en frente" de bienes jurídicos que en la mayoría son de naturaleza colectiva.
Bajo estas premisas, la grandiosidad de los bienes jurídicos comprometidos y la regulación, previa y complementaria del Derecho
administrativo-sancionador, en aquellos sectores, ahora también de protección penal (como el medio ambiente, orden económico,
sistema crediticio, etc.) son los motivos principales por las cuales el juzgador no debe obviar al momento de fundamentar una
responsabilidad penal en el marco de una actividad económica. En otras palabras, se trata precisamente de saber si esa normativa,
el sujeto la tuvo en cuenta o no, ya sea de forma consciente o imprudente. La lex artis en el ámbito empresarial puede ser de dos
formas: puede regir la actividad interna, por ej. normas estatutarias que regulan los riesgos personales y materiales que acarrea el
ejercicio laboral. Por otro lado, puede regir la actividad externa, por ej. normas que regulan la publicidad al público de determinados
productos.
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especialidad técnica o científica que para su ejercicio necesita éste. Es por ello
por lo que cuando se trata de actividades profesionales se hace con frecuencia
relación a la lex artis como medida de cumplimiento ordinario o regular y a la
impericia como incapacidad técnica para el ejercicio de la profesión o arte de que
se trate, expresiones que incluyen dentro del ámbito en el que este recurso se
mueve el diagnóstico gravemente equivocado, la omisión de determinadas
cautelas facultativas o la defectuosa ejecución de un acto de naturaleza
médica”31.
Ahora bien, la cuestión del debido cuidado requerido siempre debe plantearse
en relación con la situación concreta33: el parámetro para las exigencias a
ponerle al autor, en el caso del delito imprudente, es por cierto el de “un hombre
prudente y cuidadoso”, pero comprendido en esa situación, entonces no basta
con establecer que el propietario de una empresa peligrosa se comporta
lícitamente y conforme al ordenamiento, más bien se debe analizar si el actuar
peligroso respecto de las exigencias de cuidado en la situación crítica.
31 Tomado de BARREDA GARCÍA, Armando; "La circunstancialidad de toda imprudencia médica (Comentario a la sentencia de la
Sala Segunda del Tribunal Supremo de 5 de mayo de 1989)", en: Cuaderno de Política Criminal, N°42, Madrid, 1990, p. 744.
32 Cfr. VILLAVICENCIO: Ob. Cit., p. 78.
33 Así, MAIWALD; Ob. Cit., pp. 37 y ss.
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a) Su frecuencia a un hecho especialmente grave. Así tradicionalmente, la
imprudencia ha sido vinculada a homicidio, lesiones o incendios. El mismo
sentido, no se suele tipificar la comisión imprudente de delitos de peligros
abstracto o de delitos que no encierran al menos una peligrosidad concreta.
36 CASTILLO ALVA, José Luis; Principios de Derecho Penal, Parte General. Lima, 2004, p. 82.
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En cuarto y último lugar, existe una posible vulneración de la infracción del deber
de cuidado por parte de los médicos cuando se produce un error en el
diagnóstico como integrante de un tema mucho más amplio denominado “error
científico” o “fallo técnico”; consideramos ante todo que un posible diagnóstico
fallid0 se vincula inexorablemente a una situación en que la vida social de sus
integrantes no están regidos bajo el principio de la infabilidad, de manera que un
error o fallo técnico no puede por sí solo conducir a la responsabilidad absoluta
del médico por constituir sólo un indicio y no una certeza de la infracción de la
lex artis, pues para ello habrá que tener en cuenta todas las circunstancias
concurrentes en el caso concreto, así como las capacidades y conocimientos del
sujeto.
Ahora bien, habría que tener en cuenta lo señalado por Silva Sánchez en el
sentido de que el error excusable (invencible), nunca da lugar a responsabilidad,
ni en el ámbito de la actividad médica, ni en ninguna otra; el error vencible
(inexcusable) por el contrario, es la quintaesencia de la imprudencia y, por tanto,
susceptible de generar responsabilidad, en conclusión el mencionado autor
acoge la idea de hacer responsable el médico por errores (vencibles en el
diagnóstico)37; toda esta apreciación será valorada, obviamente por el órgano
jurisdiccional competente. Pero tal como señalamos líneas atrás aunque los
médicos contribuyeron activamente al resultado lesivo, dicha contribución que
en el marco de la imputación objetiva como de disminución del riesgo,
excluyendo por tanto la misma.
c) El resultado debe ser relación del riesgo creado o incrementado por la acción
contraria al deber de cuidado, lo que se comprueba a partir de la identificación
de los riesgos que la norma de cuidado infringida pretendía evitar, argumento
que se conoce también por el del fin de protección de la norma.
39 BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE, Ignacio / ARROYO ZAPATERO, Luis / FERRÉ OLIVÉ, Juan Carlos / SERRANO
PIEDECASAS, Juan Ramón / GARCÍA RIVAS, Nicolás; Lecciones de Derecho Penal. Parte General Barcelona, 1996, p. 173.
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derecho peruano se castiga la imprudencia cuando se ha seguido un resultado,
cumpliendo con el principio de intervención mínima, de modo que cuando no se
haya conseguido un resultado sólo constituirá una infracción administrativa 40.
40 PEÑA CABRERA, Raúl; Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la Parte General, Lima, 1994, p. 466.
41 JESCHECK; volumen segundo, Barcelona, 1981, p. 807.
42 ZAFFARONI / ALAGIA / SLOKAR; Derecho Penal. Parte General, Buenos Aires, 2000, p. 527.
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5. EL DELITO IMPRUDENTE Y SU APLICACIÓN AL DELITO DE OMISIÓN
IMPROPIA
43 Así, MAURACH, Reinhart; Tratado de Derecho Penal, tomo II, traducción y notas de derecho español de Juan Córdoba Roda,
Barcelona, Barcelona, 1962, p. 291. SANCINETTI, 1991, p. 106, "Cuando la norma infringida constituye un mandato de acción -
para la preservación de cierto bien jurídico- aquélla puede ser inobservada dolosamente (con conciencia de que se producirá una
lesión del bien jurídico) o con imprudencia (en la acción tendiente a cumplir el mandato o al valorar el plan o necesidad de una
acción de salvamento)". Sobre el particular se puede consultar a G1MBERNAT ORDEIG, Enrique; "Causalidad, omisión e
imprudencia", en: Julio B.J. Maier y Alberto M. Binder (Comp.); Libro Homenaje al Prof. David Baigún, Buenos Aires, 1995, pp. 224
y ss. ZAFFARONI; tomo III, 1987, p. 483, "Si se acepta que en la estructura omisiva no hay dolo, sino un equivalente o "cuasi-dolo"
no se puede evitar la consecuencia de que en la omisión culposa también debería existir una suerte de "cuasi-culpa" y no una
verdadera culpa o negligencia. En efecto: si se. sostiene que en la omisión no hay causalidad y, por ende, tampoco dolo en sentido
estricto, tampoco podría haber una planeación de la causalidad defectuosa respecto del deber de cuidado, sino uno equivalente
de la misma". JAKOBS; 1997, p. 1018.
La jurisprudencia argentina relativa a los casos de delitos culposos por omisión puede completarse con una interesante decisión
de la Cámara Federal de Córdoba. Por no haber cerrado el paso del combustible, cosa sencilla en verdad, el mecánico A, encargado
del último de los coches, el fuego así Iniciado propagase a todo el convoy y el tren quedo destruido. El tribunal le condena "por
omisión culposa" como autor del incendio, conforme al artículo 189 del Código Penal (Sentencia de 30 de mayo de 1959, en la Ley,
diario de 19 de octubre del mismo año, fallo núm. 44.007).
44 BINDER, Alberto M.; Introducción al Derecho penal, Buenos Aires, 2004, p. 152.
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que coinciden en la omisión imprudente. La relación puede verse en que la
comisión es la infracción de una norma de cuidado. Empero, puede plantearse
la pregunta, si además de una realización típica comisiva, concurren algunos
supuestos de realización típica omisiva. Esto tiene colación, si es que concurren
en el tiempo y en el espacio, con el tema de la prevalencia, de estas dos formas
de realizaciones típicas, tema que debe resolverse, a mi juicio, en el campo de
la relaciones concúrsales aparentes o de leyes o, también puede plantearse
efectivas o de delitos (concurso ideal o real).
En efecto, a menudo, para designar a ésta se utiliza el término omisión: así, por
ejemplo, omisión del cuidado debido45. Así casos conocidos en la dogmática
penal como del pelo de cabra (1929); el caso del ciclista (1957); el caso de la
novocaína (1926), el caso del farmacéutico (1887). Romeo Casabona46 afirma
que la cuestión debe orientarse en el plano de la causalidad entre
comportamiento y resultado; si existe nos moveremos en el tipo del delito culposo
de acción.
José Luis Serrano Gonzáles de Murillo, Madrid- Barcelona, 2006, pp. 185 y 186
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b) En el delito comisivo imprudente sólo cabe castigar si se ha realizado el
resultado jurídicamente no deseado. Por el contrario, la punición del delito
omisivo imprudente depende precisamente de que no se haya producido el
resultado pretendido por el mandato.
Por otro lado, casos discutidos de omisiones culposas serían por ejemplo el que
le sirve alcohol a otro y luego no le impide que conduzca su automóvil; el
alcoholizado mata a otro en el trayecto de vuelta a su casa ¿es responsable por
omisión impropia culposa el que habiéndole servido alcohol y tenido conciencia
de su estado no le impidió utilizar el automóvil? La respuesta es sumamente
complicada. Casos asimismo, como la no realización de una acción anterior al
momento preciso en que será necesario realizar la acción del mandato y que es
necesaria para que el sujeto tenga en ese momento capacidad de acción
(omissio libera in causa in omittendo culposa), así como por la realización de una
acción culposa que eliminaría la capacidad de acción (omissio in causa in
agendo culposa).
Una de las figuras delictivas que resulta controversial es sin duda la del art. 144,
quinto del Código Penal argentino48. A través de la redacción típica el legislador
48Dicho artículo prescribe: “Si se ejecutase el hecho previsto en el artículo 144 tercero; se impondrá prisión de seis meses a dos
años e inhabilitación especial de tres a seis años al funcionario a cargo de la repartición, establecimiento, departamento,
dependencia o cualquier otro organismo, si las circunstancias del caso permiten establecer que el hecho no se hubiere cometido
de haber mediado la debida vigilancia o adoptado los recaudos necesarios por dicho funcionario".
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se está refiriendo a de- terminados deberes objetivos de cuidado (vigilancia y
recaudos necesarios) que debe tener todo funcionario público a cargo de la
repartición, establecimiento, departamento, dependencia o cualquier otro
organismo49. Las opiniones en la doctrina están divididas en relación a la
modalidad delictiva de este artículo. Para la mayoría este delito se trata de una
realización típica culposa50. Concretamente -para algunos autores- el tipo penal
establece un supuesto de hecho que da a entender que se trata de un delito de
omisión impropia culposa51.
49 RAFECAS; “Delitos contra la libertad cometidos por funcionarios públicos”, cit., p. 222.
50 En ese sentido; RODRIGUEZ / GALETTA DE RODRIGUEZ; 2000, p. 183. BREGLIA ARIAS / GAUNA, tomo I, 2001, p. 1059.
51 DONNA, tomo II-A, 2001, p. 204.
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