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PROCESOS MELÓDICOS

Eleazar Garzón.
Profesor Titular, Contrapunto II
Unidad melódica

Se entiende por unidad melódica a aquel emergente de naturaleza perceptual


que nos permite como oyentes unificar un trozo, una sección o una obra musical en su
totalidad. La unidad melódica no es una imposición arbitraria de carácter teórico, sino
responde a las propias características del fenómeno musical. La música es un
desenvolvimiento en el tiempo, un acontecer sonoro; hecho por demás efímero ya que
se encuentra, anclado en un perpetuo presente. Sin embargó esta no existiría sin la
ayuda de la memoria del receptor, quien vincula lo ya acontecido (en el pasado) con el
ahora. Se sabe que en el proceso receptivo de la música actúa la llamada memoria a
corto plazo; la misma puede concebirse como un conjunto sináptico en el que se
almacenan unos pocos eventos (entre 7 y 9, según diversos autores). Ahora bien, para
que se produzca un vínculo entre ambos momentos (pasado y presente) debe originarse
un isomorfismo entre lo que se encuentra depositado temporariamente y lo que se
percibió en el antes inmediato o mediato anteriores. Este vínculo se robustece cuando el
conjunto depositado en la memoria a corto plazo reafirma (por recurrencia) él o los
conjuntos escuchados con anterioridad. Este reforzamiento terminan por establecer un
sujeto (aquello de que se habla) de la acción sonora. Sin embargo sería una presunción
simplista pensar que en un proceso melódico solo suceden repeticiones, de hecho habrá
otros conjuntos que actuarán como transitorios, complementarios, etc. y que lo serán en
virtud de poseer menos jerarquía, fruto de una menor exposición a la percepción del
oyente.

Una corriente estética (minimalismo) ha cultivado la repetición textual en


demasía:

Philiph glass: “Opening” from glassworks

En un mundo de construcción compleja, la unidad emergente por la repetición se


complementará con la repetición variada en combinación con momentos transitivos y
complementarios resultando un proceso con alta carga de información. Debe recordarse
que una repetición variada ha de entenderse como una transformación producto de una
operación de derivación:
Direccionalidad melódica

La direccionalidad melódica puede concebirse como el trayecto realizado por


esta en un espacio y longitud de tiempo, acotados. Direccionalidad es la tendencia que
un flujo melódico realiza hacia lo agudo o hacia lo grave. El concepto de
direccionalidad se relaciona con la idea de objetivo, un ejemplo simple es la trayectoria
de una fecha cuya curva se extiende desde el arco hasta el blanco (siendo este último su
objetivo); en el plano musical un crescendo es una tendencia continua y una
direccional incremental. Una escala o un arpegio, son también procesos direccionales
unívocos fáciles de comprender y extrapolar a situaciones más complejas; nosotros
definimos a la melodía como un vector dinámico que se orienta en una u otra dirección
espacio-temporal o permanece por un tiempo (breve) en un estado neutro, aunque esto
es poco frecuente.

Vector ascendente

Un proceso direccional es un trayecto que puede abarcar una frase, incluso una
palabra o motivo, pero generalmente se presenta como una travesía más extensa que
contiene varias trayectorias locales las que quedan englobadas en una única tendencia
general. En el ejemplo que sigue, 1ra invención a dos voces de J. S. Bach, se aprecian las
diferentes direccionales de la voz aguda (marcadas en rojo).
En el fragmento que se presenta a continuación, “Daphne” para oboe solo de
Eleazar Garzón, se observan una tendencias marcadamente ascencional y tres
descencionales, aunque estas podrían quedar englobadas en una única direccional
descendente (sugerida en celeste):

El silencio que separa el do de llegada con el si anterior no es un impedimento


para percibir el fin de la trayectoria en dicha nota que a su vez es comienzo de un
nuevo proceso.

Es de capital importancia oír con detenimiento el desenvolvimiento melódico ya


que es este el que ayudará a determinar las tendencias en el espacio sonoro, vinculando
los diferentes gestos, palabras, conjuntos, subestructuras en un único objetivo aunque
en el plano local se produzcan subidas y bajadas que visualmente podrían impulsarnos a
una apreciación errónea.

La línea en negro es la trayectoria, tendencia o dirección melódica en la que ocurren


las vicisitudes “locales”, la roja la tendencia global del proceso

La direccionalidad confiere sentido (intención gestual, una señal de que quiero


ir hacia alguna parte1) al desenvolvimiento melódico, cargándolo de un impulso
energético que es vivenciado subjetivamente por el receptor (seguramente de modo
inconsciente) como una fuerza de arrastre (avance) -aunque sinuosa, compleja,
suspendida, demorada, etc.-, libre de ambigüedades.

1
Es de destacar que la sugerencia de una intención no es un acto instantáneo, necesita de cierto tiempo
para su explicitación.
La direccionalidad melódica es una variable más de un conjunto de direccionales
que se manifiestan también en el plano tonal, en la dimensión de las densidades
cronométricas, en fin, en las diferentes variables del sonido y el discurso musical. Una
direccional nos informa sobre los diferentes estados energéticos del “relato” sonoro.

Para nosotros, la obra musical es un cuerpo sonoro animado, al igual que el ser
humano, por corrientes emocionales subjetivas que ordenan y orientan la energía
global en su desenvolvimiento. Este proceso gestáltico se manifiesta como una
estructura articulada en múltiples dimensiones que aportan información, reforzando,
debilitando o contribuyendo de un modo nulo al todo.

En una estructuración típica del discurso clásico, se puede percibir una


direccionalidad tonal-funcional que se desplaza en un arco desde un centro tonal inicial
(estabilidad) hacia otros, para cerrar nuevamente en la estabilidad. En el plano de la
evolución temática ocurre algo semejante: el compositor nos ilustra mostrándonos el
sujeto de la acción, repitiéndolo con pocas variante para implantarlo en nuestra
memoria, luego comienza un proceso de elaboración en la que tal sujeto sufre
transformaciones más alejadas del modelo provocando inestabilidad, para finalmente
volver a una reafirmación mediante su presentación original.

Ejemplificación:

Centro tonal (estabilidad)  Desplazamientos tonales  retorno

Presentaciones evidentes (establecimiento del modelo)

Desplazamiento hacia transformaciones más alejadas del modelo

Retorno (presentación del modelo sin modificaciones significativas)

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