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Refrigeración y Calefacción

Sistemas de Calefacción

Calefacción, desde un punto de vista genérico, es el método o sistema mediante el cual se aporta calor algo o alguien,
con el fin de mantener o elevar su temperatura.

Aplicado a la edificación se refiere al conjunto de aparatos y accesorios que se instalan para alcanzar y mantener las
condiciones de bienestar térmico durante las estaciones frías en uno o muchos habitáculos. Es un componente de la
climatización.

Básicamente, una instalación de calefacción actual tiene tres partes:

• Un Sistema de Producción de Calor, que puede ser una caldera de combustible, un sistema de resistencias
eléctricas, o aprovechamiento de energía calorífica natural o residual.

• Un Sistema de Reparto, mediante conductos por los que circula un calo-portador, normalmente agua o aire.

• Un Sistema de Emisión, por medio de elementos terminales (radiadores, paramentos radiantes, rejillas de
impulsión para aire).

Un sistema de calefacción permite elevar la temperatura de determinado espacio en relación con la temperatura
ambiental exterior para generar condiciones cómodas para la habitación de los seres humanos. Con este objetivo esencial
de combatir el frío y permitir un grado elevado de calidad de vida se han desarrollado diversos sistemas de calefacción.

Al momento de adoptar entre los diferentes sistemas de calefacción existentes es fundamental considerar ciertas
variables para que los mismos resulten eficientes.

La zona geográfica donde está ubicada el espacio donde se va instalar el sistema de calefacción es la primera de las
condiciones que se deben atender; si se ubica en una zona climática fría se debe considerar la necesidad de un sistema
de calefacción de flujo constante y en lo posible, con combustible de red o que cuente con depósitos.

Producción de Calor

Caldera central de combustible sólido

Según la extensión de la instalación hay dos tipos: centralizadas y locales o unitarias.

En la primera, se produce el calor en un lugar y se reparte mediante conducciones hacia los locales que hay que calentar.
En la segunda, un solo aparato produce el calor y lo emite en un local.

• Por combustibles

En la instalación centralizada, el calentamiento más lógico y más económico es una caldera de combustible sólido, líquido
o gaseoso. Los inconvenientes del fuego y del aire para la combustión están limitados porque esta caldera se sitúa en un
local específico.

Las calderas de combustible sólido son diferentes de las demás porque su combustión es continua, es decir: una vez que
se encienden, solamente se apagan cuando se acaba el combustible (o se corta completamente la entrada de aire).

La regulación de la potencia se hace variando la entrada del aire.

• Por electricidad

Otro sistema de calentamiento es la electricidad. Y esto de dos maneras: por resistencias eléctricas, es decir
aprovechando el efecto Joule, o por bomba de calor. Es raro encontrar calderas con resistencias, pero se emplea el efecto
Joule en calentadores locales o unitarios, radiadores o estufas eléctricas. Tienen el inconveniente de que el precio de la
energía eléctrica es superior al de los demás combustibles.

De cualquier forma puede ser económico utilizar la electricidad mediante una bomba de calor, cuyo principio es que toma
calor de una fuente exterior (fuente fría) para introducirlo en los locales. El rendimiento de una bomba de calor es grande,
compensando el precio unitario superior de la electricidad, pero depende de la temperatura de la fuente fría; cuando esta
fuente es el aire del exterior y éste es muy frío, el rendimiento baja mucho.

• Sistema híbrido

Para resolver el problema del bajo rendimiento de la bomba de calor con bajas temperaturas, puede hacerse un sistema
híbrido con caldera y bomba de calor. Un programador electrónico determina cuando la bomba tiene buen rendimiento
(teniendo en cuenta, tanto la temperatura exterior como el precio de los combustibles) y es adecuado que funcione y la
detiene, y pone en marcha la caldera, cuando el rendimiento de la bomba es bajo.

• Sistemas alternativos de calentamiento

Aun cuando se piensa que la energía solar puede servir para la calefacción, los inconvenientes de la instalación no
compensan las ventajas: los colectores solares tienen menor rendimiento cuanto más baja es la temperatura exterior (y,
por lo tanto, los días en los que más falta hace la calefacción) y además, los días más fríos del año son también los más
cortos, con menos horas de soleamiento.

Técnicamente puede hacerse, pero la cantidad de colectores necesaria es grande y, cuando no haga falta calefacción
producirán unas importantes cantidades de calor que habrá que disipar en el ambiente o en otro uso.

El aprovechamiento de calores residuales procedentes de procesos industriales, como la producción de electricidad.


Además es interesante, aunque solo cuando existe en las cercanías; el aprovechamiento del calor de un acuífero caliente
(energía geotérmica).

Distribución del calor

Para los sistemas centralizados se hace actualmente solo de dos maneras: por agua y por aire.

El vapor ya no se emplea porque es un calo-portador difícil de regular (hay que hacerlo en cada radiador) y porque la
temperatura que alcanza la superficie de los emisores es muy alta (alrededor de los 100 ºC) de modo que puede producir
quemaduras por contacto.

• Por agua

El sistema de calefacción clásico (por agua caliente) utiliza como calo-portador el agua, que llega por tuberías a los
elementos terminales o emisores. Las tuberías pueden ser de acero negro, de cobre y, actualmente, de materiales
plásticos.

• Por aire

Otro sistema de llevar el calor a los locales habitados es mediante aire. En este caso los conductos son bastante
voluminosos y se hacen de distintos materiales: lámina galvanizada, paneles aglomerados de fibra de vidrio y hasta
cobre. También se pueden utilizar espacios de la construcción como huecos sobre techos falsos o incluso pasillos.

El empleo del aire para la calefacción es casi inexcusable cuando hay también una instalación de refrigeración, que debe
ser, en general; por aire. No parece lógico utilizar dos instalaciones distintas para el mismo fin: climatizar espacios.

• Por agua y aire

No solo se usa el reparto por agua en la calefacción clásica, sino que también se emplea en las instalaciones de
climatización por aire, para llevar el calor desde las calderas hasta los climatizadores, donde se tratará el aire, que será el
calo-portador que llegará a los locales; es decir, hay un transporte primario por agua y otro secundario por aire.

Regulación

El fin de la regulación de los sistemas de calefacción es proporcionar en cada momento la potencia adecuada a las
necesidades del edificio o local. La potencia instalada en el sistema es la potencia máxima requerida en el momento más
frío de un año medio.

El resto de la temporada de calefacción, las temperaturas exteriores son más altas que la mínima y la necesidad de calor
es menor. Por esta razón hay que regular la potencia de acuerdo con las necesidades en cada momento. A menor
temperatura exterior, mayor potencia se requiere, de modo que la potencia necesaria no solo varía a lo largo de la
temporada fría, sino también a lo largo del día.

Hay tres medios para conseguirlo: por tiempo, por temperatura y por caudal.
Cálculo de calefacción para un ambiente

Otra de las variables para la elección de un sistema de calefacción acorde al espacio es, obviamente, las dimensiones del
mismo; los especialistas conocen de cálculos simples para determinar las necesidades exactas y la conveniencia de cada
sistema por cada metro cuadrado a calefaccionar.

También es importante la ubicación del edificio en cuanto a su orientación geográfica; los edificios se relacionan con las
condiciones macro y micro climáticas de su zona, determinadas aquéllas por conceptos amplios como la región donde se
ubica y la latitud, y éstas por las temperaturas máximas, las lluvias, el viento, la radiación solar y los accidentes del
terreno; la ubicación ideal de un edificio para optimizar y ahorrar en sistemas de calefacción debe orientar su superficie
de captación (es la superficie donde se ubica el acristalado, es decir, la superficie con mayor cantidad de ventanas) en
sentido Este y el resto de la construcción ubique su eje longitudinal Norte Sur.

Otra de las variables para cualquier sistema de calefacción consiste en la necesidad de proporcionar calor a toda el
espacio o solo a sectores, por lo que se deberá optar por un sistema centralizado o independiente o aquellos que poseen
capacidad de regulación individual por ambientes.

La instalación de cualquier sistema de calefacción debe hacerse bajo las estrictas normas de instalación y mantenimiento
fijados, generalmente, por cada estado, y llevado a cabo por especialistas. Es importante consultar no sólo a los técnicos
especialistas en instalación de sistemas de calefacción sino también con un arquitecto para realizar estudios sobre las
posibilidades técnicas y el costo de instalación, además de su mantenimiento y el valor del combustible utilizado.

Las normas de instalación de sistemas de calefacción ha incorporado criterios ecológicos y se ha intensificado la


seguridad en los aparatos en pos del cuidado de la salud. El almacenamiento de combustible está prohibido en zonas
urbanas o zonas con vecindarios próximos por los riesgos lógicos de explosión o fugas que suponen.

En resumen, de acuerdo a la zona, las necesidades, la composición del grupo familiar o de trabajo que va a ocupar el
espacio donde se ubicará el sistema de calefacción, básicamente, los más utilizados son los de caldera con radiadores de
agua, de caldera con losa o suelo radiante, de energía eléctrica por acumulación y eléctrica por sistemas directos.

Ahorro de energía

El consumo de energía en una instalación de calefacción es muy importante, por lo que resultan de mucho interés los
sistemas que ayuden a reducirlo. En primer lugar, y aunque no es parte de una instalación, es indispensable que la
instalación o edificio estén correctamente aislados y preparados para perder la menor cantidad posible de calor.

Uso de la instalación

En cuanto al uso del sistema, el usuario debe encontrar, con el termostato de ambiente, la temperatura a la que se
encuentra cómodo y dejarlo en ese punto durante la temporada de calefacción; una temperatura de 20 a 23 ºC es la
adecuada (un par de grados menos para calefacciones por suelo radiante).

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