Que se refiere a la palabra, o se sirve de ella») y, por lo tanto, abarca tanto textos
escritos (literatura escrita) como hablados o cantados (literatura oral). En un
sentido más restringido y 'neotradicional' (ya que las primeras obras literarias
fueron compuestas para ser cantadas y/o recitadas), es la escritura que posee
mérito artístico y que privilegia la literariedad, en oposición al lenguaje ordinario de
intención menos estética y más práctica. El término literatura designa también al
conjunto de producciones literarias de una lengua, de una nación, de una época o
incluso de un género (la literatura griega, la literatura del siglo XVIII, la literatura
fantástica, etc.) y al conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia
(literatura médica, jurídica, etc.). Es estudiada por la teoría literaria. La identidad
es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad. Estos
rasgos caracterizan al sujeto o a la colectividad frente a los demás. Por ejemplo:
“El mate forma parte de la identidad rioplatense”, “Una persona tiene derecho a
conocer su pasado para defender su identidad” La identidad también es la
conciencia que una persona tiene respecto de sí misma y que la convierte en
alguien distinto a los demás. Aunque muchos de los rasgos que forman la
identidad son hereditarios o innatos, el entorno ejerce una gran influencia en la
conformación de la especificidad de cada sujeto; por esta razón tienen validez
expresiones tales como “estoy buscando mi propia identidad” En este sentido, la
idea de identidad se asociada con algo propio, una realidad interior que puede
quedar oculta tras actitudes o comportamientos que, en realidad, no tienen
relación con la persona: “Sentí que había perdido mi identidad; comencé a aceptar
trabajos que no me gustaban y con los que no tenía nada en común”.
El concepto de identidad sexual hace referencia a la visión que cada persona tiene
de su propia sexualidad, lo cual resulta determinante a la hora de relacionarse con
el resto de la sociedad. La noción vincula la dimensión biológica del ser humano
con el aspecto cultural y la libertad de elección.
O sea que si la literatura produce identidad, tal producción acontece por lo menos
de dos maneras: a través de la elaboración de mundos de ficción orientados a
reafirmar una supuesta esencialidad cultural, presumiblemente identificatoria del
ser, defendible en su singularidad, imaginada como una continuidad sustentadora
de diferencia, estable en el tiempo. Esto es particularmente visible en literaturas
militantes, que se instalan en supuestos lugares "esenciales" de la cultura y los
promueven a veces apelando a populismos nacionalistas, a la exacerbación de
sentimientos de identidad que contribuyen a fortalecer actitudes de adhesión a lo
propio de manera tal que lo propio aparece como una realidad sin fisuras, que
merece ser preservada en su pureza, blindada ante el ataque cultural-político del
otro, o, incluso, que merece ser expandida para copar otredades presuntamente
inaceptables. Toda literatura que pone en el centro de su sistema representacional
la escenificación de conflictos culturales con/contra el otro, termina asumiendo
actitudes militantes que tienden a la hipertrofia de los propio, aunque no
necesariamente se termine sosteniendo posiciones de intolerancia manifiesta.
Romanticismo francés
Romanticismo inglés
Lord Byron, Percy Bysshe Shelley, Mary Shelley y John Keats son los líricos
canónicos del Romanticismo inglés. Después vinieron el narrador Thomas De
Quincey, y los ya postrománticos Elizabeth Barrett Browning y su marido Robert
Browning, este último creador de una forma poética fundamental en el mundo
moderno, el monólogo dramático.
Romanticismo escandinavo
Romanticismo neerlandés
Bohemia y Polonia fueron los únicos países eslavos que han vivido desde antiguo
en la órbita de la cultura occidental, porque tuvieron en la Edad Media una
literatura latinoeclesiástica y conocieron un renacimiento humanístico importante.
La poesía romántica de Polonia está rigurosamente unida a los afanes
de restauración nacional; Polonia había sido repartida
entre Rusia, Austria y Alemania y la nostalgia de la nación perdida inspira el
patriotismo de los escritores, muchos de ellos rebeldes, perseguidos y emigrados
a causa de este nacionalismo.
Romanticismo español
El término fue inicialmente usado por un crítico de arte, el alemán Franz Roh, para
describir una pintura que demostraba una realidad alterada, y llegó al idioma
español con la traducción en 1925 del libro Realismo mágico (Revista de
Occidente, 1925), que fue en gran medida influenciado por las obras surrealistas
de la escritora chilena María Luisa Bombal.1 Más tarde, en 1947, fue introducido a
la literatura hispanoamericana por Arturo Uslar Pietri2 en su ensayo El cuento
venezolano.3 Señala Uslar:
El crítico venezolano Víctor Bravo señala que la noción de 'realismo mágico' nació
casi de manera simultánea con la de 'real maravilloso': "La formulación inicial de
una y otra noción —como referencia a un modo de producción literaria
latinoamericana— se hace casi de manera simultánea. En 1947, Arturo Uslar Pietri
introduce el término "realismo mágico" para referirse a la cuentística venezolana;
en 1949 Alejo Carpentier habla de "lo real maravilloso" para introducir la novela El
reino de este mundo,5 y algunos la consideran que es la novela iniciadora de esta
corriente literaria. Ese mismo año Miguel Ángel Asturias publicó en Buenos Aires
su novela Hombres de maíz,también considerada una precursora del realismo
mágico.
Como referente literario previo al uso del término realismo mágico por parte de
Uslar Pietri, debe citarse a Massimo Bontempelli quien, en 1919, "conquista gran
popularidad al publicar sus novelas del ciclo la 'Vida intensa', iniciándose en una
literatura —según nota de Nino Frank en el 'Dictionnaire des Auteurs', de Laffont-
Bompiani— que sacrifica la corriente convencional de la época, a la manera
de Anatole France, convirtiéndose en una especie de apóstol de lo que se conoció
como realismo mágico".6
El realismo mágico se desarrolló muy fuertemente en las décadas del '60 y '70,
producto de las discrepancias entre dos visiones que en ese momento convivían
en Hispanoamérica: la cultura de la tecnología y la cultura de la superstición. Sin
embargo, existen textos de este tipo desde la década de 1930 en las obras
de José de la Cuadra, en sus nouvelles, por ejemplo, La tigra, y también sería
desarrollado en profundidad este estilo de escritura por Demetrio Aguilera
Malta (Don Goyo, La isla virgen). En el año 1942 se publica la novela Pedro
Arnáez de José Marin Cañas que según el filósofo Constantino Láscaris es una
obra fundamental para el movimiento.
Los hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que
algunos no tienen explicación, o es muy improbable que ocurran.
Tiempo
1- Etapa colonial : Las obras de esta primera etapa pertenecen tanto a la tradición
literaria española como a la de sus colonias americanas. Todavía no había
escritores americanos.