Notas de Autor
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Resumen
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Abstract
In cases of violence, the quality of the attendance and relationship between the
police personnel and a victim is essential. Without it, both the consolidation of a complaint
and the solution of a case of violence are less likely. For this reason, police personnel must
follow the established protocol for these situations, as well as relate to the victims in a
framework of security, tranquility and trust. In the cities of Huancayo and Huancavelica,
there is a large number of cases of violence that are not adequately handled by the police
personnel. The purpose of this research was to explore the perceptions and attitudes that
these police personnel have about the various forms of family violence. According to this
goal, we designed a mixed method and parallel research design, consisting of one
quantitative study and one qualitative study. The quantitative study aimed to identify the
psychosocial variables that differentiate two categories of police personnel: (a) those who
receive the victims' complaints adequately (respectful, kind and sensitive) and (b) those
who do it in an inadequate form. The qualitative study aimed to identify the perceptions,
attitudes, and beliefs of the police personnel about violence. In the first study, we applied a
battery of psychological tests to 619 police Sub-officers (Mage = 24 years). Our data
analysis revealed two discriminant variables: (a) beliefs and attitudes about violence against
women and (b) empathy. We also found that, among socio-demographic variables, gender
and marital status were the best predictors of gender prejudice. On the other hand, the
qualitative study counted with the participation of 40 sub-officers. Our analysis revealed,
among other perceptions, that these police personnel do not recognize psychological or
economic acts of violence as violence. In the last section of the article, we discuss the
importance of our findings, especially for its possible generalization to the Peruvian
National Police. We conclude the investigation with suggestions to strengthen the police
training process.
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Antonio es un suboficial PNP que se encuentra en servicio en una comisaría de su
localidad. Un día llega a su comisaria una señora mayor. El resto del personal policial ya la
conoce, ha ido a la comisaría varias veces a denunciar a su esposo por violencia. Antonio,
quien no la ha visto antes, la recibe. La señora le comenta un tanto temerosa y con dudas
que su esposo la maltrata; la insulta constantemente y la amenaza. “Se quiere llevar a mi
hijo”, añade la señora. Al terminar su relato, ambos se quedan en silencio por unos
segundos. Antonio interrumpe el silencio y le pregunta a la señora ¿Y usted que ha hecho
para que su esposo le pegue? La señora lo mira desconcertada y se retira para no volver a
ser vista en la comisaría ni la semana, el mes, o el año siguiente.
Esta situación es un acto que re-victimiza a las víctimas de violencia. Esta es, sin
embargo, una realidad presente no solo en una comisaría local, si no en muchas comisarías
alrededor del país. ¿Es que acaso el personal de suboficiales PNP no le interesa brindar
protección a las víctimas de violencia? O ¿A caso tienen dificultades en reconocer ciertos
tipos de violencia? La violencia, después de todo, puede tomar muchas formas (ej. Desde
una simple agresión hasta un abuso de poder institucional). Entonces, ¿Qué está pasando?
¿Por qué algunos suboficiales PNP no reciben las denuncias de manera amable respetuosa y
sensible? ¿Qué factores psicosociales diferencian a los suboficiales PNP que reciben
adecuadamente las denuncias de las víctimas de violencia? En esta investigación, nosotros
buscamos la respuesta a estas preguntas.
¿A qué nos referimos cuando decimos "una adecuada atención al recibir las
denuncias en casos de violencia? Esencialmente a dos cosas: (a) la forma en la que el
policía se relaciona con la víctima y (b) el cumplimiento del protocolo establecido para la
recepción y el manejo de denuncias. Nuestro interés, además, se enfoca en las comisarías
de las ciudades de Huancayo y Huancavelica. En estas localidades, el problema tiene
mayor incidencia en dos situaciones especiales: (a) las denuncias de violencia sin evidencia
de maltrato físico y (b) las denuncias de violencia de pareja inclusive con maltrato físico.
¿Por qué estamos interesados en este problema? Porque la calidad de relación que
establezca el suboficial PNP con las víctimas de violencia es clave en la solución del caso.
Primero, la mayoría de personas que reportan casos de violencia son las propias víctimas y
la policía es su primer contacto (Jordan, 2004). Investigaciones afirman que la calidad del
primer contacto con una víctima de violencia es esencial para el desarrollo de una solución
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(McFarlane, Malecha, Gist, Watson, Batten, Hall, y Smith, 2004; Pynoos y Nadeer, 1988).
Si el caso no es bien manejado desde el inicio, encontrar una solución se vuelve más difícil.
Aquellos casos de violencia no solucionados usualmente empeoran (Finkelhor, y Dziuba-
Leatherman) y en muchos casos llegan a consecuencias nefastas, como la muerte, o el
suicidio (Bachman, 1992; Devries, Watts, Yoshihama, Kiss, Schraiber, Deyessa, Heise,
Durand, Mbwambo, Jansen, Berhane, Ellsberg, Garcia-Moreno, 2011; Heise, 1992; Sarkar,
2013). Segundo, la policía es un agente primario y esencial en el desarrollo de soluciones
en casos de violencia. El estado castiga actos de violencia y protege a sus víctimas. No
obstante, para que los perpetradores enfrenten la justicia y las víctimas puedan acceder a
esta protección, la violencia debe ser adecuadamente reportada. Adicionalmente, las
denuncias de violencia se hacen ante la policía como operador de justicia en la forma de
declaración. De esta manera, entendemos a la situación de interés en este estudio—la
adecuada atención de las denuncias de violencia por parte de del personal de suboficiales
PNP —como un punto de quiebre que separa los casos de violencia que se pueden
solucionar de aquellos que se pierden en el olvido.
¿Qué es la Violencia?
A continuación, exponemos lo que en este estudio entendemos como violencia. Para
esto, utilizaremos la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014):
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En este estudio nos interesa un subtipo de violencia interpersonal: la violencia
familiar, específicamente la violencia contra la mujer, y el maltrato infantil.
El contexto en el que se produce más violencia después de los conflictos armados es
el de la familia (Gelles y Strauss, 1979). La violencia familiar o violencia doméstica
comprende un conjunto de situaciones dentro de familia. En estas situaciones, uno o varios
de sus miembros se relacionan con otros a través de la fuerza física, la amenaza y/o la
agresión emocional. Estas formas de interrelación ponen de manifiesto abuso de poder y
generalmente la padecen las mujeres, los niños y los ancianos (Ardito y La Rosa, 2004).
En el Perú, la violencia de género hacia la mujer se ha hecho más visible en las dos
últimas décadas. En el caso del feminicidio, entre febrero de 2003 y septiembre de 2005, se
registraron 265 mujeres víctimas (Flora Tristán, 2005) y, entre el 2009 y el 2011, se
registraron 384 casos de víctimas y 116 posibles feminicidios (Observatorio de
Criminalidad del Ministerio Público 2012, citado en Calandria, 2013). Según la Encuesta
Demográfica y Salud Familiar (ENDES 2011), el 38.9 % de las mujeres, entre 15 a 49 años
sufrieron en algún momento de su vida violencia física y sexual por parte de su pareja. En
periodo comprendido entre el año 2002 hasta octubre del 2012, el Programa Nacional
Contra la Violencia Familiar y Sexual del MIMP, atendió 385 mil 792 casos nuevos y
reincidentes por situaciones de violencia familiar y sexual a través de los 168 Centros
Emergencia Mujer (CEM) a nivel nacional. Según las estadísticas presentadas por el
Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual del MIMP respecto a mujeres
que han sufrido algún tipo de violencia física por parte de su esposo o compañero, el 69,8%
resultó con moretones y dolores; el 14,5% tuvo heridas o lesión, huesos o dientes rotos,
quemaduras.
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es capacitado para apoyar a víctimas de diversas formas de violencia, ya sean hombres o
mujeres, niños, adultos o ancianos, individuos, familias, o comunidades.
La investigación actual
Nuestro problema se presenta en casos de violencia interpersonal, específicamente
en la violencia familiar y de pareja. Diversas investigaciones han encontrado variables que
se correlacionan con la violencia en diversos contextos. El contexto policial es uno de ellos.
Entre estas variables tenemos los mitos sobre la violencia de género (Bosh-Fiol y Ferrer-
Pérez, 2012), el sexismo benevolente y el hostil (Gracia, Lila, y Garcia, 2010), la
percepción de la violencia de pareja como un delito (Logan, Shanon, y Walter, 2006), la
empatía (Lila, Gracia, y Garcia, 2010), y las actitudes sobre el maltrato infantil (Myers,
2005). Uno de los objetivos del presente estudio es determinar si estas variables están
relacionadas al inadecuado manejo de reportes de violencia por el personal policial.
El propósito de esta investigación fue explorar las percepciones y actitudes que
tiene el personal suboficial ante diversas formas de violencia familiar. Para lograr nuestro
propósito, elaboramos una investigación de diseño mixto y paralelo. Escogimos este diseño
ya que nos permite obtener evidencia para responder nuestra pregunta desde enfoques
distintos de investigación. Evidencia que luego podemos comparar y utilizar para apoyar o
rebatir interpretaciones. Por un lado, el objetivo del estudio cuantitativo es identificar las
variables psicosociales que diferencien a los policías que manejan los reportes violencia de
forma adecuada de aquellos que no lo hacen correctamente.
Por otro lado, el objetivo del estudio cualitativo es identificar las percepciones,
actitudes, y creencias de los policías sobre la violencia y la violencia familiar, tanto en el
contexto personal como el institucional.
Siguiendo la tradición cuantitativa del primer estudio, pasamos a definir las
variables sociodemográficas que consideramos.
Las primeras variables incluidas son el sexismo hostil y el sexismo benevolente. El
sexismo en si refiere a prejuicios basados en el sexo. En términos generales, se ha
encontrado que el sexismo está relacionado con actitudes que legitiman la violencia (Lila,
Gracia y García, 2010; Cárdenas, Lay, González, Calderón y Alegría, 2010). En el sexismo
hostil se considera a la mujer inferior al hombre y se suelen expresar actos de
discriminación explícita. En el sexismo benévolo o benevolente se considera a la mujer de
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forma estereotipada y limitada a ciertos roles, pero con un tono afectivo positivo. Estos
estereotipos suelen generar conductas de ayuda, protección o búsqueda de intimidad (Glick
y Fiske, 1996).
Otra variable considerada es la empatía, ya que es un elemento básico del
comportamiento pro-social—aquel que implica un beneficio para otra persona. La empatía
es una variable “reductora” de prejuicios. Se ha encontrado que las personas que sienten
simpatía por una mujer víctima de una agresión sexual expresan más sentimientos positivos
hacia la víctima y más sentimientos negativos hacia el agresor (Lila, Gracia y García,
2010).
Las creencias y actitudes hacia la violencia contra la mujer (y sobre el castigo
físico de niños) también es una variable que consideramos. Esto se debe a sus implicancias
para la evaluación global de situaciones vinculadas con la violencia y por su relación
moderada con el comportamiento. A esta variable la entendemos como una organización
duradera de creencias y cogniciones, dotada de una carga afectiva a favor o en contra de la
violencia contra la mujer (o el castigo físico del niño) que predispone a una acción
coherente con dichas cogniciones y afectos (Myers, 2005).
Por otro lado, los mitos sobre la violencia de género los entendemos como creencias
estereotipadas que son generalmente falsas pero sostenidas amplia y persistentemente, y
sirven para negar, minimizar o justificar la agresión a la pareja (Peters, 2008, citado en
Bosh-Fiol y Ferrer, 2012). Consideramos esta variable por su relación con la percepción de
esa violencia, pues en el grado de percepción que se tiene de algo está implicado el grado
de conocimiento que se tiene (Rodríguez y Bermúdez, 2002).
Finalmente, las variables sociodemográficas que consideramos son (a) categoría del
policía, (b) edad, (c) sexo, (c) estado civil, (d) tiempo de servicios y (e) pertenencia a la
Divifam/Comisaría de mujeres. Estas variables las incluimos porque:
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las(os) policías que pertenecen a la Divifam/Comisaría de Mujeres, en su mayoría, han
sido capacitados para el manejo de situaciones de violencia contra la mujer y el niño
(Mimdes, 2007).
Estas variables, con excepción de la categoría, se han mostrado relacionadas con
muchas actitudes de la policía (Robinson y Chandek, 2000; Stalans y Finn, 2000 y 2006;
citados en Lila, Gracia y García, 2010
Método
En esta investigación realizamos dos estudios; uno de corte cuantitativo y otro de
corte cualitativo. Además, no manipulamos ninguna condición, nos limitamos a observar y
luego a medir o codificar nuestras observaciones. Por lo tanto, este es un estudio de método
mixto y diseño paralelo (Edmonds y Kennedy, 2017).
Estudio Cuantitativo
Participantes
Reclutamos al personal de suboficiales PNP que laboraba en la Dirección Regional
PNP, y las Direcciones Territoriales Policiales (Diterpol) de Junín y Huancavelica. No
excluimos a los participantes por edad, sexo, grado, o cargo. Sin embargo, si excluimos a
estudiantes de la academia policial. Por lo tanto, incluimos tanto oficiales y suboficiales,
mientras que no incluimos a los cadetes.
Para el estudio, seleccionamos a 619 policías (Hombres: 446 , Mujeres: 173 Medad:
24 años, rango de edad: 18-57 años) de un total de 2623 (23,5% de la población). De estos
policías, el 94.6% era suboficial, el 65.5% tenía de 1 a 5 años de servicio y el 63% estaba
soltero en el momento de la investigación. La selección de los policías fue intencional y no
se ofreció recompensa o incentivo por la participación. Con esta muestra superamos los 500
participantes requeridos para estimar el parámetro poblacional a un nivel de confianza del
95% y un error muestral de +/- 4%.
Medidas
En el este estudio consideramos seis variables de investigación, seis variables
sociodemográficas, y una variable adicional. Las variables de investigación fueron:
Respuesta del policía en casos de violencia contra la mujer en las relaciones de pareja.
Medimos esta variable con la Escala de Actitudes Policiales ante la Intervención en
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casos de Violencia contra la Mujer en las Relaciones de Pareja (Gracia, García y Lila,
2008, citados en Lila, Gracia y García, 2010),
Percepción de comportamientos violentos contra la mujer. Esta variable la medimos
con la Escala de percepción de actos violentos contra la mujer (Aliaga, 2013). (c)
Sexismo hostil y Sexismo benevolente. Estas variables las medimos usando el Inventario
de Sexismo Ambivalente (ASI) de Glick y Fiske (Cárdenas, Lay, González, Calderón,
Alegría, 2010).
Mitos sobre la violencia de género. Esta variable fue medida con una prueba
psicológica creada para este estudio.
Creencias y actitudes hacia la violencia contra la mujer. Medimos esta variable usando
la Escala de creencias y actitudes hacia la violencia contra la mujer (Benavides, Risso,
Veramendi y D´Azevedo, 2011).
Creencias y actitudes hacia el castigo físico de niños. Esta variable la medimos con una
versión modificada de la Escala de Valoración de las Creencias y Actitudes hacia el
Castigo Físico de Niños (original de Benavides, Risso, Veramendi y D´Azevedo, 2011).
Esta versión la creamos para para ser usada en este estudio.
Empatía. Esta variable la medimos seleccionando cuatro dimensiones de la prueba
Interpersonal Reactivity Index (Mestre, Frías, y Samper, 2004). Las dimensiones que
seleccionamos fueron (a) Toma de Perspectiva, (b) Fantasía, (c) Preocupación Empática
y (d) Distrés o Malestar personal.
Las Variables sociodemográficas que incluimos fueron (a) sexo, (b) edad, (c) estado
civil, (d) cargo, (e) años de servicio, y (f) pertenencia a la DIFAM. Por otro lado, la
variable adicional que medimos es la deseabilidad social. Realizamos esta medición usando
la escala de Deseabilidad Social de Marlowe-Crowne (Consentino y Solano, 2008).
Incluimos esta medición para observar y controlar la posible influencia de esta variable en
los resultados.
Reunimos todas las medidas bajo un mismo formato en una sola batería la cual
aplicamos de forma colectiva. Todos los policías desarrollaron la batería (T=619).
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Diseño del estudio Cuantitativo
En este estudio no manipulamos ninguna condición, solo observamos y medimos
variables mediante el uso de pruebas psicológicas. Además, aplicamos análisis estadísticos
en nuestras observaciones para explicar y predecir otras variables. Por lo tanto, el diseño de
este estudio observacional de carácter explicativo y predictivo (Edmonds y Kennedy,
2017).
Estudio Cualitativo
Participantes
Reclutamos al personal de suboficiales PNP que laboraba en la Dirección Regional
PNP, y las Direcciones Territoriales Policiales (Diterpol) de Junín y Huancavelica No
excluimos a los participantes por edad, sexo, grado, cargo, o participación en el estudio 1.
Sin embargo, excluíamos a estudiantes de la academia policial. Por lo tanto, incluimos tanto
oficiales y suboficiales, mientras que no incluimos a los cadetes.
Se conformó una muestra de 40 policías de la población de 2623 (Hombres: 25,
Mujeres: 15). La selección de los policías fue intencional y no se ofreció recompensa o
incentivo por la participación.
Recolección de Datos
Recogimos los datos aplicando la técnica del Grupo focal. El Grupo Focal tuvo
como propósito identificar las opiniones sobre el problema de investigación (El manejo
inadecuado de los reportes de violencia). Se formaron grupos de 8 policías y desarrolló una
sesión por cada grupo. Para dirigir la sesión utilizamos una guía de 16 preguntas
desarrollada para el estudio. Los grupos fueron dirigidos por 2 facilitadores y contaban con
2 observadores que usaron una ficha de registro verbal.
Estrategia de Investigación
La estrategia que aplicamos fue la del estudio de caso (Montero y León, 2007).
Analizamos los resultados de manera interpretativa usando el enfoque del análisis de
contenido (Hsieh y Shannon, 2005) y de la Teoría Fundamentada (Glasser y Strauss, 1967;
Corbin y Strauss, 2015). Así mismo, llevamos a cabo esta tarea mediante una codificación
en dos niveles (Miles, Huberman, y Saldaña, 2013)
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Resultados
Estudio Cuantitativo
Los primeros análisis se enfocaron en las propiedades psicométricas de la medición.
La confiabilidad la estimamos calculando el coeficiente de consistencia interna alfa de
Cronbach, mientras que la validez la estimamos calculando la estructura interna de la
prueba mediante el análisis factorial exploratorio por componentes principales con rotación
varimax. Antes de ejecutar estos análisis, sin embargo, evaluamos ciertos supuestos
necesarios. En el caso de la confiabilidad, las calculamos correlaciones ítem-test, mientras
que en el caso de la validez calculamos el índice KMO, y se aplicó la prueba de esfericidad
de barlet (ver Apéndice 1).
La segunda etapa del análisis estuvo enfocada en comparar la distribución de las
variables de estudio según las variables sociodemográficas. En los casos en los que
hallamos diferencias en más de dos categorías, aplicamos la prueba hoc de Bonferroni para
precisar entre qué categorías se producían las diferencias. Los análisis demostraron que 4
de las 6 variables demográficas explicaban una diferencia significativa (p<0,05) en las
variables de estudio.
Primero, la variable sexo, que divide a los policías en Hombres y Mujeres, explicó
diferencias significativas en la variable Percepción de comportamientos violentos
(Mhombres=51,6; Mmujeres=56,6; F= 11,4 Sig= 0,001), sexismo benevolente (Mhombres=32,8
Mmujeres=28,4 F=26,7 Sig=0,000), sexismo hostil (Mhombres=28,2 Mmujeres=18,9 F= 90
Sig=0,000), Creencias y actitudes hacia la violencia contra la mujer (Mhombres=22,3
Mmujeres=18,9 F= 39,9 Sig=0,000), y mitos sobre la violencia de género (Mhombres=45,2
Mmujeres=43,0 F= 6,2 Sig=0,013). Así mismo, la variable estado civil, que divide a los
policías entre casados, solteros, y convivientes, explicó diferencias significativas en las
variables Tipos de respuesta del policía ante casos de violencia contra la mujer (Msoltero=
4,6 Mcasado=5,7 Mconviviente=5,6 F=12,9 Sig=0,000), Creencias y actitudes hacia la violencia
contra la mujer (Msoltero=21,2 Mcasado=22,4 Mconviviente=19,8 F=4,4 Sig=0,012), Empatía-
malestar personal (Msoltero=6,8 Mcasado=8,1 Mconviviente=7,0 F=10,2 Sig=0,000), y sexismo
hostil (Msoltero=24,6 Mcasado=27,5 Mconviviente=26,7 F=3,5 Sig=0,031). Por otro lado, la
variable pertenencia a la DIFVAM o Comisaría de mujeres, explicó diferencias
significativas entre las variables sexismo hostil (Msi=20,9 MNo=25,8 F=6,6 Sig=0,010), y
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sexismo benevolente (Msi=28,3 MNo=31,7 F=4,7 Sig=0,030). Finalmente, la variable
categoría, que divide a los policías entre oficiales y suboficiales, explicó una diferencia
significativa en la variable sexismo benevolente (Moficiales= 27,4; MSuboficiales= 32,0; F= 7,900;
Sig= 0,005) y la variable Empatía-toma de perspectiva (Moficiales= 16,8 MSuboficiales= 15,2
F=4,212 Sig=0,041).
La etapa final del análisis se enfocó en identificar las variables que diferenciaran a
los policías que dan respuestas adecuadas ante los reportes de violencia contra la mujer de
los policías que dan respuestas inadecuadas ante estos reportes. Para lograr este objetivo, la
técnica estadística del análisis discriminante fue nuestra elección.
Para que el análisis discriminante pueda ser aplicado, primero estimamos
normalidad, colinealidad, y homocedasticdad de las puntuaciones. La normalidad en las
distribuciones de las variables independientes la hallamos mediante la prueba estadística de
Kolmogorov-Smirnov; la colinealidad la determinamos utilizando el coeficiente r de
Pearson (r > 0,80) (Cea, 2004 p.326); y la homocedasticidad la estimmos con el test de
Box. Las variables demográficas categoría, sexo, y pertenencia a la DIVIFAM las tratamos
como variables ficticias. La variable estado civil no la consideramos. Los resultados de los
análisis evidenciaron (a) no normalidad en todos los casos, (b) inexistencia de colinealidad
en casi todos los casos—menos en las variables sociodemográficas edad y tiempo de
servicios, (c) significancia (p<0,05) en el test de Box.
El análisis discriminante lo ejecutamos con el método paso a paso o step wise. La
variable “Respuestas diferente ante casos de violencia contra la mujer en relaciones de
pareja” la consideramos como variable independiente. Así mismo, esta variable fue tratada
como cuantitativa y transformada en una variable de dos categorías, razón por la cual
fueron calculados los percentiles 25 y 75. Los policías cuyas puntuaciones directas eran
inferiores al percentil 25 formaron el grupo “Mediaría y realizaría las diligencias
establecidas solo en caso de que la víctima lo quisiera”. Los policías con puntuaciones
directas superiores al percentil 75 conformaron el grupo “realizaría las diligencias
establecidas independientemente de los deseos de la víctima”. El numeral 0 se asignó al
primer grupo, mientras que el numeral 1 se asignó al segundo grupo. El rol de las variables
independientes lo desempeñaron las variables de estudio y las variables sociodemográficas,
y la variable deseabilidad social fue incluida.
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De los 6 modelos Step Wise que obtuvimos, adoptamos el último modelo porque
nos permitía comprobar la hipótesis de investigación (Ver Tabla 3). Destacamos la no
inclusión de la deseabilidad social en las variables del modelo adoptado ya que indica que
no ha sido relevante en las respuestas de los policías.
Tabla 2.
Variables de Estudio más Variables Sociodemográficas Contenidas en la Función Discriminante
Coeficientes
No Saturación
Variables Wilks´ lambda Estandarizados
estandarizados discriminante
Constante -0,523
Tabla 3.
Función Discriminante Canónica (Autovalor = 0,242)
Coeficiente
Correlación Chi Grados de
Función Wilks´ Significación
canónica cuadrado libertad
lambda
1 0,441 0,805 57,236 5 0,000
Estos resultados (Ver Tabla 2) indican que aquellos policías que respondieron
“Realizaría las diligencias establecidas independientemente de los deseos de las víctimas”
en comparación con los policías que respondieron “Mediaría y realizaría las diligencias
establecidas solo en el caso de que la víctima lo quisiera” suelen tener más edad, menos
creencias y actitudes hacia la violencia contra la mujer (tendencia “En desacuerdo”), más
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empatía-preocupación (tendencia “Me describe bien”), y más empatía-fantasía (tendencia
“Me describe un poco”).
Tabla 4.
Diferencias en las creencias y actitudes hacia el castigo físico de niños
Los resultados de la Tabla 4 indican que los policías que respondieron “Realizarían las
diligencias establecidas independientemente de los deseos de la víctima” en comparación
con el grupo de policías que respondieron “Mediarían y realizarían las diligencias
establecidas solo en el caso de que la víctima lo quisiera”, tienden a tener menos “creencias
y actitudes positivas hacia el castigo físico de niños”.
Estudio Cualitativo
Analizamos los datos mediante un proceso de categorización, empleando campos
semánticos de las palabras o categorías de palabras, basado en la Teoría Fundamentada,
según el esquema planteado por Hernández, Fernández y Baptista (2006):
Descubrir las unidades de análisis,
Codificar las unidades de análisis (primer nivel),
Descubrir categorías centrales y/o codificar las categorías (segundo nivel), y
Generar teorías o explicaciones (tercer nivel) (ver figura 26).
Sobre la violencia
Los policías…
No distinguen la diferencia entre violencia, agresión, y maltrato; para ellos, son lo
mismo.
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Atribuyen diferentes tipos de violencia a cada sexo; violencia física a los hombres
violencia psicológica a la mujeres; así mismo, atribuyen a las mujeres el uso de
estrategias como el chantaje y la manipulación.
Solo un grupo de participantes señaló como tipos de violencia a la violencia sexual y al
abandono.
Los policías de la División de familia no reconocen la violencia sexual como una forma
de violencia familiar. Para ellos la violencia sexual no forma parte de su acción ya que
es procesada en el ámbito penal.
Sobre las causas de la violencia
Los policías reconocen como causas de violencia a…
El Machismo
La Pobreza
El Consumo de alcohol
La Edad de las parejas
Fondo ideológico (justificación de la violencia)
Sobre la prevalencia de la violencia
Los policías perciben la violencia como una constante y elemento esencial en sus
vidas “Nadie está libre de violencia”, “en nuestra sociedad es inevitable la violencia”.
Así mismo, justifican la violencia de 4 maneras:
Machismo, supuesta superioridad del varón basado en la fuerza física, “él es el que
manda, el jefe de familia”.
Atribución externa de culpa “a veces la dama, que tira la primera piedra y, como
machista, dan ganas de golpearla”.
Culpar a la víctima utilizando roles de genero “cuando hay violencia contra la mujer
siento indignación, pero las mujeres también permitimos, pues, por no aportar, por no
trabajar”.
Frustración, como motivo del acto violento.
Sobre la naturalización de la violencia
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policías hay un sentimiento de desesperanza aprendida, incluso una idea fatalista respecto a
la problemática de la VIF. Dicha desesperanza está motivada por los siguientes factores:
Normas legales y/o penales poco claras que no contribuyen en la acción cotidiana de la
policía;
Alta incidencia de casos de violencia familiar
Dinámica de denuncia ineficaz y re-victimizante
Escasa información de la población acerca del rol o función policial, así como de las
otras instancias para solucionar el problema de VIF,
Dependencia económica de la mujer y al rol cultural del hombre y la mujer.
Existe una clara diferencia entre la existencia de la violencia (“siempre habrá
violencia”) y la posibilidad de prevenir la misma. Es decir, hay una representación de la
violencia en general omnipresente; sin embargo, refieren que es evitable la violencia
familiar como fenómeno específico y concreto. Así, señalan que “la violencia de pareja sí
se puede evitar”.
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víctimas de VIF se retractan de las denuncias, puesto que la finalidad no es la denuncia
o la sanción correspondiente según las normas, sino más bien una “enseñanza” de la
mujer al varón de que eso que hace en su familia “está mal”, lo que tiene como sustento
a la ley y a la PNP, quienes son los encargados de hacer saber concretamente al agresor
dicha lección.
Infraestructura y recursos deficientes. Las carencias en cuanto a espacios para la
atención directa a víctimas de VIF son una de las necesidades más sentidas en la PNP,
además del acompañamiento y soporte durante el proceso de denuncia.
Las reacciones que manifiestan los policías son las de impotencia, frustración e
indignación. Asimismo, como consecuencia de lo anterior (impotencia y frustración), se ha
generado una desesperanza aprendida, es decir, una idea fatalista sobre la violencia
familiar. Dicha desesperanza está relacionada con
Por otro lado los policías comunican que en situaciones de violencia familiar con
adultos reaccionan con indiferencia. En violencia con niños, sin embargo, la situación es
distinta “Ya no siento nada cuando veo violencia en adultos, cuando hay violencia con los
niños me conmociona”. Así mismo, los efectivos señalan como necesidades sentidas la falta
de capacitación y la ayuda psicológica especializada (terapias). Hay, además, una
sensación de desprotección jurídica para con la policía, motivada por la ausencia de
protocolos específicos, así como por la sensación de abandono por parte del Estado. Existe
carencia de recursos logísticos o demora en obtenerlos (“Hay apoyo logístico, pero no
llega”).
18
Sobre la violencia familiar entre los policías
Entre las principales causas están la recarga horaria en el trabajo, pues no hay un
horario fijo, y la dinámica de trabajo. A ello se suman factores relacionados con la atención
de denuncias: frustración, impotencia que causan la retracción o abandono de denuncia, la
naturalización de la VIF y del machismo en la población y la policía.
Por otro lado, señalan causas más personales: la diferencia de carácter, infidelidad y la
pugna por el poder en la relación de pareja o familia. Esto último estaría relacionado con la
lógica del machismo que opera en el imaginario de los efectivos, donde el control y el
poder de la familia es una de las causas de VIF.
Discusión
19
sesgo estereotipado en la percepción de violencia. En otras palabras, los suboficiales PNP
que participaron del estudio atribuyen, en promedio, ciertos actos de violencia a cada sexo;
los hombres cometen violencia física y las mujeres violencia psicológica.
Segundo, los policías que participaron de esta investigación tienen una perspectiva
fatalista sobre la presencia de la violencia. Los policías se expresan sobre la naturalización
de la violencia con desesperanza aprendida; creen que la violencia es parte natural y
esencial de su realidad social. También expresan, sin embargo, que la violencia puede ser
prevenida y que la mejor prevención es aquella que ocurre en el hogar. Interpretamos esta
perspectiva sobre la violencia, en parte, como resultado de sus experiencias con el manejo
de las denuncias de violencia. Cuando los policías comunicaban sus opiniones sobre los
reportes de violencia, también expresaban frustración. Los policías reportaron la alta
incidencia de denuncias que son retractadas; abandonadas por las víctimas por “que se
arrepintió” o “solo quería enseñarle una lección”.
Profundizando más en el tema de la retracción de la denuncia, los policías
expresaron sus opiniones sobre diversos problemas relacionados a esta situación. Reportan
que:
La denuncia es utilizada como un instrumento o medio para solucionar problemas de
pareja. Algunas víctimas que realizan la denuncia no tienen la intención de seguir con el
proceso, ni son motivadas por su protección o bienestar. Estas víctimas denuncian con
la intención de “darle una lección a su pareja” y solucionar algún problema.
Los recursos psicológicos (conocimientos, habilidades, competencias) y logísticos
(infraestructura, materiales) que la policía tiene disponible para la recepción y manejo
de denuncias de violencia es inadecuado. Los policías afirman no haber recibido curso
alguno de especialización sobre el manejo de casos de violencia interpersonal.
Aseguran, además, que su infraestructura es inadecuada para una recepción y
seguimiento de las víctimas.
La población en general desconoce sobre (a) las oportunidades y procedimientos que el
estado les provee en caso de violencia, especialmente la función de la policía y el
servicio que ofrece.
Hasta ahora hemos presentado nuestros hallazgos en cuanto a las percepciones de
los policías sobre la violencia y temas a fines. Ahora, presentaremos nuestros hallazgos
20
correspondientes a la segunda pregunta de investigación ¿Qué factores psicosociales
diferencian a los policías que manejan de manera inadecuada los casos de violencia?
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