Unido que abarca desde 1642 hasta 1689. Se extiende desde el fin del reinado de Carlos I de
Inglaterra, pasando por la República británica y el Protectorado inglés de Oliver Cromwell y
finaliza con la Revolución Gloriosa, que destituye a Jacobo II.
En 1603 muere Isabel I de Inglaterra sin descendientes. Jacobo I, hijo de María I de Escocia,
sube al trono como el primer rey Estuardo de Inglaterra, Escocia e Irlanda.
La situación política cambia: su falta de tacto con el Parlamento —debido a su idea del
derecho divino de los reyes— desemboca en un largo conflicto que se agudizará con la
sucesión en el trono de su hijo Carlos I, cuyo absolutismo hizo que mantuviera relaciones muy
tensas durante su reinado con el Parlamento inglés, que pretendía controlar sus arbitrarias
creaciones de impuestos y su reformismo religioso.
Durante este reinado se suceden dos guerras civiles entre los partidarios del rey y los del
Parlamento. Carlos I fue víctima del radicalismo político siendo sentenciado a pena de
muerte por alta traición al Estado en 1649.
Ya desde el comienzo del reinado, en 1625, la boda del rey Carlos con Enriqueta María de
Francia, provocó la ira de sus súbditos protestantes porque la reina era católica. Carlos creía,
como su padre, en el derecho divino de los reyes y en la autoridad de la Iglesia de Inglaterra.
Estas creencias le enfrentaron con el Parlamento, que luego disolvió reiteradamente unas tres
veces, gobernando aproximadamente unos once años sin él, en el periodo llamado «Once
años de tiranía».
Cuando las arcas del gobierno empezaron a vaciarse, y las necesidades tanto internas como
externas (conflictos bélicos con Escocia, al tratar de imponer la liturgia católica) se
incrementaban cada vez más, Carlos, se vio forzado a reunir lo que se denominó el
«Parlamento largo» con el fin de recaudar fondos, pero a cambio, los parlamentarios le exigían
ciertas garantías políticas. Tras ciertas disputas políticas, el Parlamento se dividió entre los
que estaban a favor del rey, y los que no lo estaban, estallando de esta manera una guerra
civil en 1642.
El enfrentamiento entre el poder parlamentario y el poder real se saldó a favor del primero,
moderando el rey su política absolutista y viéndose controlado por el Parlamento. Fue
entonces cuando éste aprobó numerosas leyes anti-absolutistas. Por ejemplo, se eliminó la
Corte de la Cámara estrellada, se retiró el poder al rey de disolver el parlamento y se condenó
a muerte a William Laud, arzobispo de Canterbury y al conde de Strafford, gran aliado del rey.
Dos años antes, Oliver Cromwell, había vuelto al Parlamento tras su retiro en 1629. Cuando
estalló la guerra civil en 1642, reunió un regimiento de caballería, para combatir en favor de la
causa parlamentaria. Con este contingente logró un enorme prestigio como militar durante la
primera fase de la revolución.