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Aplicación de la teoría de Barthes al cuento “Una reputación” de Arreola

En este ensayo, se hará una revisión de la teoría de Roland Barthes, tomando como base los

cinco códigos que propuso para analizar textos en su ensayo S/Z (1970): código

hermenéutico, código sémico, código simbólico, código proairético y código cultural para

aplicarlo en el cuento “Una reputación”, del escritor Juan José Arreola. Todo con el fin de

corroborar la teoría de que el lector se puede acercar de distintas formas a un texto, ya que

este tiene pluralidad de sentidos.

Se sabe, que los inicios del crítico literario Roland Barthes son estructuralistas, pero

no es sino a partir de su ensayo La muerte del autor (1968) en donde rechaza que este sea el

creador del sentido del texto y por tanto, el único que haga una interpretación. Pongámoslo

de esta forma, él es un estructuralista que recapacita y se aleja del rigor cientificista para

abordar textos, pues considera que el lenguaje es infinito y repetitivo, lo cual lo hace entrar

en su etapa postestructuralista. Entonces, ahora, “el lector es libre de entrar en el texto

desde cualquier dirección, no existe una ruta correcta.” (Selden, 93) ¿Pero esto aplica en

verdad en todos los textos?

En el ensayo S/Z, Barthes, ya muestra esta postura más clara: “La evaluación de

todos los textos no puede provenir de la ciencia, pues la ciencia no evalúa; ni de la

ideología, pues el valor ideológico de un texto (moral, estético, político, alético) es un valor

de representación, no de producción (la ideología no trabaja, <<refleja>>).” (Cuesta, 451).

Así, notamos cómo ya hay un afán por deshacerse del rigor del punto de vista científico e

ideológico para darle la libertad al lector de hacer su propio análisis.


En este sentido, toma en cuenta qué es lo que puede ser escrito (reescribible) y esta

tarea le corresponde al lector, ya que el autor se encuentra a un lado. Por otra parte, su

contravalor será lo legible (un clásico), pero para él (Barthes), es pertinente la creación del

texto a partir de la lectura y no sólo leer, ya que esto no aportaría nada, pues un texto

estático no presenta cambio alguno.

En un principio, esto es algo confuso, ya que nos hace pensar ¿cuál es la tarea

realmente del lector dentro del texto, si es obvio que este no es el autor de la obra? Por eso

nos dice Selden (1987, 92-95) que Barthes hace una interpretación de la obra como más le

parezca; para demostrar esto, hace un análisis de la novela de Balzac: Sarrrasine, a la que

divide de manera arbitraria, en lexías (fragmentos cortos que poseen un significado), ya que

de esta manera busca que el lector (en este caso él), encuentre las unidades de significado

que más le parezcan para analizar su novela y la idea es que también sirvan para cualquier

lector que se encuentre frente a un texto.

Tomando esto en cuenta, para este análisis busqué un cuento que aparentemente no

fuera complicado de leer, es decir, que su mensaje se entendiera a “simple vista”. El cuento

se llama “Una reputación” (1952), escrito por Juan José Arreola y trata sobre un día

normal en que un hombre se transporta en autobús hasta su casa, pero en el trayecto, al

tener un gesto de cortesía (cederle el asiento a una mujer), es catalogado como un

“caballero” y él, al aceptar esta responsabilidad, se enajena a un heroísmo mental y ya no

puede bajarse del transporte para ir su casa (su destino), por “proteger” con su presencia a

las mujeres que se encuentran en este.


Arreola hasta aquí, como autor no nos va a interesar, porque como vimos, el

postestructuralismo se aleja de su figura como la única fuente de conocimiento y el

lenguaje al ser artificial puede tener diversas interpretaciones por lo que no va revelar nada

verdadero, ni siquiera esta interpretación pretende ser la verdad definitiva, puesto que

Barthes, nos da la libertad a nosotros como lectores de crear el significado. Por eso, hace

uso de cinco códigos con los que pretendo encontrar una pluralidad de sentidos dentro del

cuento.

Empezaré con el código hermenéutico, que “hace referencia al enigma que se

plantea al comenzar el discurso. ¿De qué trata? ¿Qué está sucediendo?, ¿cuál es el

problema?” (Selden, 95). Como ya vimos, el cuento habla de un hombre al que se le

cataloga como un “caballero” en un autobús, gracias a que le cede el asiento a una mujer.

El enigma aquí sería la reputación, lo que se busca mantener dentro de una sociedad que

convive con el protagonista. De hecho, el título del cuento, tiene que ver ampliamente con

el contenido general de la historia, porque todos los elementos van a girar para que se

consiga el propósito de mantenerla.

Después, aparece el código sémico (referido a los semas) y que “se refiere a las

connotaciones que a menudo se evocan en la caracterización o descripción.” (Selden, 95).

En esta parte, podemos ver en el cuento la descripción del comportamiento de los

pasajeros:

Dos calles adelante bajó un pasajero. Desde el otro extremo del autobús, una

señora me designó para ocupar el asiento vacío. Lo hizo sólo con una mirada, pero

tan imperiosa, que detuvo el ademán de un individuo que se me adelantaba; y tan


suave, que yo atravesé el camino con paso vacilante para ocupar en aquel asiento un

sitio de honor. Algunos viajeros masculinos que iban de pie sonrieron con

desprecio. (Arreola, 133).

Así, podemos notar que el ambiente en el que estaba inmerso el protagonista, era

amable por parte de las señoras, que lo protegían y un tanto hostil por parte de los hombres.

Además, él duda sobre si lo que está haciendo es correcto, pero no puede hacer nada más

que seguir con lo establecido puesto que la sociedad ya le dio un lugar y no puede

rechazarlo.

El código simbólico, por su parte “afecta a las polaridades y las antítesis que

posibilitan la polivalencia y la reversibilidad”. (Selden, 95). En este caso, se hará alusión a

las relaciones psicológicas que aparecen en el texto y que son significativas. La relación

simbólica del cuento se da entre un ser individual (el protagonista) y la sociedad (mujeres y

hombres dentro del autobús). Incluso el espacio vendría siendo simbólico, porque es un

espacio en donde se reúnen diferentes personas a lo largo del día. Así, este ser individual al

entrar en contacto con la sociedad, se ve catalogado por sus acciones, lo cual vendría siendo

una imposición que él no se atreve a cambiar, para mantener su estatus dentro de la misma.

Después sigue el código proairético, también llamado código de acciones el cual, se

va a aplicar a “la secuencia lógica de acciones y comportamientos”. (96) Para esto, Barthes

propone la acción tocar, que está formada por cinco etapas, aunque en este cuento, la acción

pertinente sería proteger, puesto que él se denomina un héroe y estos cumplen esta función:

1. Proteger: en el cuento, el protagonista cede el asiento a una mujer y la protege de caer o

que la manoseen los hombres; 2. Reacción: la mujer reacciona favorablemente al gesto de


cortesía y denomina al héroe “caballero”; 3. Reacción general: las personas en el autobús se

percatan del gesto generando reacciones positivas en el público femenino y negativas en el

masculino; 4. Huida: las personas empiezan a bajar una a una del autobús, pero cuando le

toca el turno al “caballero” no baja, porque ya no se pertenece a sí mismo, sino a la

sociedad; y 5. Ocultación: el protagonista se oculta bajo su reputación de “hombre

caballeroso” y decide quedarse en el autobús para proteger a la mujeres de cualquier acto

soez de los hombres con los que viajan.

Por último, está el código cultural que “abarca todas las referencias del fondo

común de <<saber>> (físico, médico, psicológico, literario, etc.) producido por la

sociedad.” (Selden, 96). En el cuento aparecen referencias a “la tierra prometida” que

podría ser el paraíso en la tradición cristiana, pero en realidad es la casa del “caballero”, la

cual no puede pisar por cuidar su reputación. Incluso el mismo cuento, hace una alusión a

los héroes que protegen a la sociedad de los villanos, lo cual visto de esta forma nos lleva a

pensar en que el héroe debe hacer méritos para alcanzar la tierra prometida, protegiendo a

los inocentes de la tiranía. Este relato podría ser una alusión al género épico y no sólo ser

un texto realista que describa lo que le podría pasar a cualquier persona, en un día

cualquiera, mientas se transporta en autobús.

La intención de llevar a cabo este análisis, fue corroborar la idea de que a través de

la fragmentación del discurso se puede romper la concepción clásica del texto, vista sólo

como legible y no escribible (reescribible) para así, notar que cualquier obra, por más

realista y simple que parezca, puede ser analizada desde diferentes códigos, por lo cual el

lector siempre va a tener una opción libre para poder leer/reescribir el texto de varias

formas, como en el cuento que analizamos y del que pudimos encontrar distintas
características, a pesar de que su estructura era lineal y aparentemente sencilla de entender,

pero que deja de ser una anécdota, para observar los comportamientos que tienen las

personas dentro del contexto social.

Referencias:

Arreola, Juan José. Estas páginas mías. México: Fondo de cultura económica, 1985.

Barthes, Roland, y otros. Análisis estructural del relato. México: Coyoacán, 2011.

Cuesta, José Manuel y Heffernan, Julián. Teorías literarias del s. xx. Madrid: Akal, 2005.

Selden, Raman. La teoría literaria contemporánea. Barcelona: Ariel, 1987.

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