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APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DEL SUBDESARROLLO, GLOBALIZACIÓN,

POBREZA Y HAMBRE EN EL MUNDO.

José AMESTOY ALONSO


Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Centro Regional de la UNED
C/ Ingeniero La Cierva, s/n
30203 Cartagena (Murcia)

Resumen:

Los términos subdesarrollo, globalización, hambre, pobreza, están en vigor tras el análisis de los
conceptos de los mismos y de los Organismos que tratan el tema. Diversas escuelas interpretan de
desigual forma estos fenómenos, en el sentido de baja renta per cápita, fuerte crecimiento
demográfico, hambre; entienden el subdesarrollo como una fase previa al desarrollo o por el contrario
exponen que desarrollo y subdesarrollo no son dos polos extremos, opuestos, sino dos estructuras
interdependientes. En el estudio del subdesarrollo se combinan causas geográficas, históricas y
económicas; así, aspectos naturales, demográficos, socioeconómicos, agrarios, mineros,
energéticos, etc., explican que casi las dos terceras partes de la humanidad se sitúen en lo que hoy
se denomina Sur, en donde el hambre, la pobreza, son el denominador común de miles de millones
de seres humanos. Un análisis de la Globalización de la Economía lleva, en la actualidad, a asegurar
que el dominio económico, cultural y de las comunicaciones por parte del Norte, rico y opulento,
sume en la miseria al mundo subdesarrollado. Los informes del Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo, del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y los Informes del Desarrollo
Humano del PNUD, entre otros, llaman la atención sobre las desigualdades cada vez mayores entre
los dos mundos, desarrollo y subdesarrollo.

Palabras clave: Hambre, pobreza, subdesarrollo, desarrollo, Norte, Sur, Naciones Unidas, Fondo
Monetario Internacional, PNUD.

Abstract:

The terms underdevelopment , globalisation, hunger, porverty are in force afte the analysis of the
concepts of the same ones and of the Organizations those treat the theme. Several schools perfom
of unequal wya these phenomena, in the sense of low per capita income, high population increase,
hunger; they understand the underdevelopment as a previous stage to the development or on the
contrary they explain that development and underdevelopment aren't two extreme poles apart, but
two separate frameworks. In the research of the underdevelopment are combined geographical,
historical and economic facts; in that wya, natural, demographic, socioeconomic, agrarian, mining
and enegertic aspects explain us that almost the two thirds of the Humanity are situated in the place
that nowadays is called South, where the hunger and the poverty are the common denominator
millons of human beings. An analysis of the Globalisation in the Economy drives us, at present, too
guarantee that the economic, cultural and communications control for the North part, rich and opulent,
put into the extreme poverty to the underdevelopment wold. The reports from United Nations for de
Developing Countries, Worldwide Bank, International Monetary Fund and the reports from the Human
Developing in the UNDP, among other ones, get our attention about the every time bigger inequalities
between the tow worlds, development and underdevelopment.
Key words: Hunger, poverty underdevelopment, North, South, United Nations, International
Monetary Fund, UNDP.

Introducción.

El hombre es capaz de llegar a la Luna, de enviar sondas a Marte, de explorar nuevos mundos, de
crear armas que puedan destruir, pero no es capaz - ¿se lo ha propuesto de verdad alguna vez? –
de acabar con la miseria y el hambre de más del 50 % de la humanidad. El hambre, la miseria, la
pobreza, hoy más que nunca en toda la historia, son los protagonistas dramáticos del mundo
subdesarrollado, donde la subnutrición crónica, la falta de calorías alimenticias (ingieren diariamente
menos de 2000 calorías y escasísimas proteínas animales, y donde mueren al año aproximadamente
11 millones de niños de hambre y de enfermedades), y otros tantos quedan disminuidos a causa de
numerosas enfermedades, tales como sarampión, tos ferina, poliomielitis, tétanos, tuberculosis,
difteria, paludismo, fiebre amarilla..., y desde hace unos años el temible SIDA; en este sentido, como
indica Noam Chomsky (1999), “en el tiempo que yo emplee en escribir este artículo morirán mil niños
de cualquier enfermedad que habría podido prevenirse fácilmente, y casi el doble de mujeres morirá
también, o serán víctimas de serias complicaciones durante el embarazo o el parto, por falta de
cuidados elementales y de asistencia médica. El Fondo Internacional de las Naciones Unidas para
la Ayuda a la Infancia (UNICEF) ha calculado que, para evitar este tipo de tragedias y garantizar a
todos el acceso a los servicios sociales básicos, sería suficiente con una cuarta parte de los gastos
militares anuales de los llamados países en vías de desarrollo o con aproximadamente el 10 por 100
de los gastos militares de Estados Unidos”.

Después de la II guerra mundial, tras la reconstrucción de los países que participaron en ella, se
inició un proceso de rápido crecimiento que afectó a una pequeña parte de la humanidad, mientras
que el resto continuó estancado. Paulatinamente ambos bloque – Mundo desarrollado y Mundo
subdesarrollado – tomaron conciencia de la situación creada y el segundo durante la Conferencia de
Bandung comenzó a reclamar soluciones y medios que permitieran superar sus dificultades.

Nos planteamos en este trabajo analizar el concepto de subdesarrollo, sus causas y características,
organismos que lo estudian, las relaciones entre Globalización y Tercer Mundo; así mismo,
consideramos que pobreza y hambre son, entre otras, consecuencias de las desigualdades cada
vez mayores entre los dos mundos, desarrollo y subdesarrollo.

Hemos utilizado para este estudio una variada documentación bibliográfica, así como trabajos e
informes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, informes del Banco mundial, del
Fondo Monetario Internacional, Informe del Desarrollo humano del PNUD, páginas web que tratan
sobre el tema, etc.

Evolución del concepto del subdesarrollo y organismos que lo estudian.

Como señalan Méndez, R y Molinero, F(1988), “a lo largo de la década que sigue a la terminación
de la II Guerra Mundial transcurre un período de tiempo en el que las sociedades desarrolladas
toman conciencia de la existencia de un mundo en el que el hambre, las enfermedades, la incultura,
el atraso técnico, la escasa capacidad económica...... conducen a millones de seres humanos hacia
una situación desesperanzada. Esta toma de conciencia se acompaña de numerosas teorías que
pretenden diagnosticar la situación para aplicar la terapia oportuna”.

Las distintas interpretaciones que se realizan sobre este fenómeno se agrupan en tres escuelas:

Escuela liberal:

La escuela liberal señala la pobreza y sus manifestaciones: escaso PIB, baja renta per cápita, fuerte
crecimiento demográfico, elevada tasa de mortalidad infantil, hambre... como principales
responsables del subdesarrollo; oponen a la riqueza del desarrollo la pobreza del mundo
subdesarrollado.

Escuela neoliberal:

Entienden el subdesarrollo como una fase previa al desarrollo; es decir, como una etapa que hay
que superar para alcanzar los sucesivos estadios que llevan a una sociedad industrializada. El
exponente de esta teoría es Walt Whitman Rostow, que elaboró un modelo de desarrollo basado en
seis etapas: sociedad tradicional, condiciones previas para el despegue, despegue económico o
“take – off”, camino hacia la madurez tecnológica, consumo masivo y búsqueda de calidad.

La etapa primera corresponde a una sociedad preindustrial, en la que el equilibrio entre población y
recursos, así como el bajo nivel tecnológico, impide un progreso y en consecuencia se mantiene el
estancamiento económico. En la segunda etapa se producen una serie de cambios que permiten el
despegue hacia las siguientes etapas, caracterizadas por ser las que han seguido las sociedades
industriales modernas (inicio de la Revolución industrial, su extensión a todos los sectores
económicos, elevación de la renta per cápita, consumo a gran escala), y la etapa actual, donde una
vez alcanzado un mejor nivel de vida se busca mejorar la calidad de ésta -Estado del Bienestar -.

Para esta escuela, más que hablar de países subdesarrollados se tendría que hablar de países pre-
desarrollados o en vías de desarrollo.

Escuela marxista:

En esta escuela desarrollo y subdesarrollo no son dos polos extremos y opuestos, sino que son dos
estructuras interdependientes; es decir, sin el subdesarrollo el desarrollo no podría existir, y por tanto,
el primero es una lamentable consecuencia del segundo. En su teoría del capitalismo periférico Amin,
S. lo explica así: los países desarrollados, el centro, han creado los mecanismos que les permiten
progresar, pero para ello los subdesarrollados, la periferia, tienen que mantener unas estructuras
que hagan posible el progreso del “centro”, manteniéndolos en una posición de dependencia y al
mismo tiempo de complemento de sus economías. Siendo más claros, es necesario que la “periferia”
exporte materias primas, con lo que evita el desarrollo de su propia industria, e importe productos
manufacturados para que el “centro” mantenga su hegemonía.

En este sentido, conviene recordar que se trata de un fenómeno moderno, unido a la construcción
del sistema económico mundial a partir de la segunda mitad del s. XIX. El fundamento estriba en las
diversas formas de expansión de los países europeos hacia el resto del mundo, suscitando la
creación en África, América Latina y Asia de actividades productivas en el sector primario para
satisfacer su propia demanda. Al ser el elemento motor, las sociedades europeas se convierten en
le Centro del sistema, de modo que las otras regiones se integran en función de sus necesidades y
de la dinámica del Centro, convirtiéndose así en Periferia. Inducidos desde el exterior los
mecanismos de crecimiento, se producen distorsiones importantes en el modo de operar los factores
socioeconómicos, que hacen imposible la reproducción del modelo de los países del Centro.

La problemática de los países subdesarrollados es relativamente reciente, aunque más reciente es


la toma de conciencia de la misma, pues hace poco más de medio siglo que comenzó a tomarse en
consideración el fenómeno del subdesarrollo.

El término “subdesarrollo” fue acuñado por los políticos norteamericanos, siento utilizado por el
presidente Truman en 1949, con lo que se pretendía llamar la atención sobre la situación de aquellos
pueblos o países que se encontraban en un estadio atrasado en su camino hacia el desarrollo. Con
ello introducía un factor de confusión en la problemática del mundo subdesarrollado, pues al
considerar que el subdesarrollo constituía una etapa o un escalón hacia el desarrollo, sentaba el
principio de una evolución lineal desde aquél hacia este que, históricamente, nunca ha tenido lugar,
ni entre los países del Tercer Mundo ni entre los industriales, pues ni estos han sido nunca
subdesarrollados, ni aquellos han traspasado el umbral del desarrollo. Una interpretación que ha
sido mantenida después por prestigiosos economistas de prestigio, como P. Bairoch (1973,1975) y
que ha adquirido un eco extraordinario por la sencillez de sus planteamientos.

En la década de los 50 los problemas acababan de surgir, los habitantes del Tercer Mundo – en
torno a unos 1.600 millones- no eran numerosos comparados con los de hoy, apenas tenían voz
propia y ni si quiera había cristalizado el término subdesarrollo. La expresión “Tercer Mundo” fue
usada por el demógrafo francés Alfred Sauvy en 1952 para indicarnos la postración y miseria en que
se encontraban los pueblos de Asia, África e Iberoamérica.

Durante la década del cincuenta se produjo la toma de conciencia del problema, tanto más cuanto
que la conferencia de los países asiáticos y africanos en Bandung (1955) que dio origen al
Movimiento de los Países No Alineados, supuso en grito del Tercer Mundo para que lo escucharan
las sociedades industriales.

Las interpretaciones marxistas de la década de los sesenta apuntaban al intercambio desigual y al


papel del imperialismo.

Los años sesenta, dieron paso a una auténtica explosión de conferencias, trabajos, estudios y
publicaciones sobre los problemas del Mundo Subdesarrollado, invadiendo los campos de la
economía, sociología, demografía, política y, en general, de todas las ciencias sociales. Así, citamos
algunos autores clásicos que han tenido gran difusión como Josué de Castro (1962), G. Myrdal
(1963,1974), P. Bairoch (1975), R. Dumont (1965), Y. Lacoste (1978), así como P. Jalée (1973), etc.,
etc. Una completa literatura sobre el tema que se vio enriquecida por las aportaciones de la escuela
del “desarrollo desigual”(A. Emmanuel, A. Gunder Frank, S. Amin...) que a finales de la década de
los sesenta y durante los setenta dieron a conocer sus estudios, realizados desde una perspectiva
marxista, enfatizando la importancia de los desfavorables intercambios comerciales en el
mantenimiento del subdesarrollo.

En la década de los setenta, cuando la gran mayoría de los países, incluidos los africanos, se habían
independizado de sus metrópolis, ante la persistencia de gravísimos problemas económicos, se
inicia el diálogo Norte-Sur, para intentar solucionarlos. Sin embargo, la deuda del Tercer Mundo se
disparó y, aunque el crecimiento económico de algunos países fue espectacular, la magnitud del
crecimiento demográfico, no obstante, contrarrestó y hasta anuló el impulso económico habido. La
distancia entre los países industrializados y los subdesarrollados, en consecuencia, se ha
incrementado y, tal como se preveía, ha aumentado el número de desheredados de la tierra.

A pesar de las dificultades que supone definir el termino subdesarrollo por los contrastes que puede
haber entre países y dentro de un mismo país, se ha intentado diferenciar los países más pobres de
los que son más opulentos. Como indica Dickenson, J.P. et al. (1985), los países menos opulentos
han recibido diversos nombres, como “retrasados”, “subdesarrollados”, “no desarrollados”, “menos
desarrollados” o “en desarrollo”. Todos estos términos son relativos. Establecen comparaciones con
los países “adelantados”, “desarrollados” o “más desarrollados”. Dos términos más recientes son los
de “Tercer Mundo” y el “Sur”. El término “Tercer Mundo” se empleó primero en Francia, hacia los
años 50, y a principios de los 60 era una de las divisiones del mundo, basadas sobre todo en factores
políticos y económicos: el Primer Mundo, de países industrializados, con economía de mercado, o
sea el mundo “capitalista” u occidental; el Segundo Mundo de economías de planificación central (el
“bloque comunista” o “campo socialista), y el Tercer Mundo de países más pobres, muchos de los
cuales habían conseguido hacía poco la independencia con respecto a los poderes coloniales. El
“Sur” es un término que se utiliza sobre todo desde la publicación del Informe Brandt en 1980, que
distinguía entre el Norte “rico”, “desarrollado”, y el Sur “pobre”, “en desarrollo”(subdesarrollado); en
este sentido, el “Norte” estaba y sigue estando integrado por E. Unidos, Canadá, Europa, la antigua
U. Soviética (con ciertos matices en algunas de las Repúblicas actuales), Japón, Australia y Nueva
Zelanda; el resto del mundo pertenece al “Sur”, es decir, al mundo subdesarrollado, con contrastes
entre países y continentes, así América Latina, Asia, y África.

A los estudios de los intelectuales les siguieron los de los políticos; en 1964 se celebró en Ginebra
la I Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), de la que surgió
el Grupo de los 77, más tarde ampliado a 118 permitiendo a los países subdesarrollados realizar
acciones conjuntas frente a los países industriales desarrollados, reclamando en 1977 un Nuevo
Orden Internacional, por el que se trató de “estabilizar los ingresos procedentes del comercio de
materias primas, control de la tecnología, desarrollo de la industria, reforma del sistema monetario y
modificación de la división internacional del trabajo”(Manero, F., 1983).

La UNCTAD inauguró el diálogo Norte-Sur, hoy diálogo de sordos. Han seguido convocándose mas
Conferencias, como la de Ginebra en 1964, Nueva Delhi en 1968, Santiago en 1972, Belgrado en
1983, Ginebra en 1984 y otras, pero los países industrializados han mantenido sus posturas
comerciales, de este modo la principal fuente de divisas de los países subdesarrollados, la
exportación de materias primas, es sometida a los caprichos de los precios controlados por las
multinacionales de los países desarrollados.

Las Naciones Unidas han desempeñado un papel fundamental en la creación de un consenso


internacional sobre las medidas que han de adoptarse para el desarrollo. En el Cuarto Decenio de
las Naciones Unidas para el desarrollo (1991-2000) se da prioridad a cuatro esferas: la pobreza y el
hambre, los recursos humanos y el desarrollo institucional, la población y el medio ambiente.

En Septiembre de 2000, La Asamblea del Milenio de las Naciones Unidas declaró como objetivo
prioritario, entre otros, el desarrollo y la erradicación de la pobreza.

El PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), en el Informe sobre el Desarrollo
Humano de 2001, insta a poner el adelanto tecnológico al servicio del desarrollo humano; las redes
tecnológicas están transformando la configuración tradicional del desarrollo, ampliando los
horizontes de la gente y creando el potencial necesario para plasmar en un decenio lo que en el
pasado insumió varias generaciones.

En el año 2001 se celebró en Roma la Cumbre Mundial sobre la alimentación, en el seno de las
Naciones Unidas, en la que se confirmó el compromiso de reducir el hambre; así mismo, en Agosto-
Septiembre de 2002, en Johannesburgo (Sudáfrica) se celebró la Cumbre Mundial sobre el
Desarrollo Sostenible, abordándose, como uno de los problemas principales, la erradicación de la
pobreza.

El UNDP (United Nations Development Programme), en el Informe sobre Desarrollo Humano 2003
revela una crisis en el desarrollo; asegurando que el mundo se enfrenta a una profunda crisis de
desarrollo, ya que muchos países pobres sufren un grave y continuo retroceso socioeconómico.

En nuestra opinión, en la actualidad está en vigor la afirmación que realizaban Méndez, R y Molinero,
F., (1988) en el sentido de que “toda esta panorámica expuesta de trabajos, estudios y conferencias
supone una respuesta por parte de intelectuales, técnicos y políticos a los problemas del
subdesarrollo, pero esta respuesta se asienta en una concepción específica y dispar del fenómeno,
pues, evidentemente, no aporta las mismas soluciones quien piensa que el subdesarrollo se debe a
causas naturales como la sequía o factores edáficos, que quien lo atribuye a un retraso histórico, a
un intercambio desigual o al rápido crecimiento demográfico” y a un desigual reparto de la riqueza,
a una deficiente redistribución de los recursos o a la imposición del pensamiento único de la
globalización, en el más amplio sentido de la palabra, lo que conlleva a plantear muchos
interrogantes acerca de la solidaridad, justicia social y sobre todo derechos humanos.

Causas del subdesarrollo.


Para entender este fenómeno deben combinarse una serie de causas geográficas y económicas,
que exponemos a continuación:

- Físicas o naturales:

En principio se responsabilizaba de la situación a las desfavorables condiciones naturales; muchos


de estos países se hallan en el área intertropical y desértica, de ahí la importancia negativa del clima,
en este caso desértico y tropical húmedo; la sequía es decisiva en los países situados bajo los
trópicos: N. de México, Sahara, África del Norte, Arabia, Próximo Oriente..... con precipitaciones
inferiores a los 200 mm; por otro lado, en aquellos países del área intertropical húmeda son las
precipitaciones temporales o permanentes las que plantean problemas para la agricultura si se tiene
en cuenta además que, en general, los suelos son pobres y poco aptos para el cultivo, en los que
predominan las lateritas, suelos brutos y esqueléticos eflorescencias salinas, costras calcáreas,
yesos etc., difíciles, por tanto, para el cultivo u obstaculizados por la exuberante vegetación
intertropical; tesis mantenida en 1973 por P. Bairoch. Pero el medio natural no lo es todo; así Méndez,
R. y Molinero, F. (1988), señalan “que las posturas de quienes entienden el subdesarrollo como
causado por fenómenos naturales no tiene fundamento alguno, puesto que bajo las mismas
condiciones ecológicas se localizan sociedades desarrolladas y subdesarrolladas, como sucede en
el Sur de Estados Unidos y Norte de Méjico por ejemplo. Porque, además, en este supuesto,
tampoco se entenderían las enormes diferencias de progreso económico que se dan entre unas
regiones avanzadas y otras deprimidas bajo los mismos medios ecológicos en países desarrollados.
Por ejemplo, el atraso económico de Andalucía respecto al País Valenciano o a otras regiones de
España no tiene nada que ver con las condiciones naturales, que son más favorables en la Andalucía
occidental y del Guadalquivir que en la región valenciana, dada la mayor disponibilidad de tierras
arables y un clima con precipitaciones más abundantes en la primera respecto a la segunda”.

- Demográficas:

En el Tercer Mundo la población es joven y está distribuida de modo irregular. En estas regiones la
Revolución demográfica es incompleta, ya que se ha producido una fuerte reducción de la
mortalidad, pero manteniéndose altas tasas de natalidad; el crecimiento vegetativo, por tanto, es
muy elevado, con el consiguiente incremento de la población, sobre todo, joven (en algunos países
del mundo subdesarrollado, la población menor de 20 años representa el 50 % del total). Según
UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas), de todos los habitantes del mundo, casi la
mitad tiene menos de 25 años; y un 20 % está constituido por adolescentes de entre 10 y 19 años
de edad. De estos adolescentes, un 87 % vive en países en desarrollo.

En estas áreas, cuando las condiciones naturales son favorables y las técnicas adecuadas aparecen
verdaderos hormigueros humanos, por el contrario si las condiciones del medio natural son
desfavorables y las técnicas inadecuadas el resultado son desiertos de población.

En los primeros tiempos de concienciación no se tenía encuentra la importancia de la variables


demográficas, que tanto han perturbado la dinámica socioeconómica de estos países, a pesar de
que se insistía en el acelerado crecimiento demográfico, que multiplicaría los efectivos poblacionales.
Se ha señalado como causa básica del subdesarrollo el acelerado crecimiento demográfico ( Y.
Lacoste, 1968), el cual, ya se vio como una amenaza por el Banco Mundial, que aconsejó, la puesta
en práctica de programas de control de la natalidad.

- Socioeconómicas:

Las estructuras socioeconómicas son el resultado del pasado colonial (tesis defendida por los
políticos de los países subdesarrollados, que centraban sus críticas en la colonización, causa de
todos los males), y de la independencia reciente.
Las metrópolis procuraban obtener el máximo beneficio de las colonias, orientando la economía de
las mismas en su beneficio. La consecuencia fue que la economía de las colonias no se organizó de
forma racional y equilibrada, sino en función de las necesidades del país colonizador.

Pese a la obtención de la independencia política, estos países siguen dependiendo económicamente


de sus antiguas metrópolis o de los países desarrollados; el neocolonialismo por un lado, y el
imperialismo económico por otro, no permiten un desarrollo sostenible a estos países (las
interpretaciones marxistas de la década de los sesenta apuntaban al intercambio desigual y al papel
del imperialismo).

La élite indígena o blanca, que posee el poder político, sólo ha sustituido a los colonizadores, ya que
siguen manteniendo las estructuras socioeconómicas tradicionales, que les permiten dominar
política y económicamente a sus respectivos países. Por otro lado, por ejemplo, países con una renta
per capita muy elevada, caso de los países de Oriente Medio por la explotación del petróleo, siguen
manteniendo a la población sumida en el subdesarrollo; mientras no se logre cambiar la organización
social y las mentalidades, las sociedades del Asia suroccidental permanecerán ancladas en el
subdesarrollo, con una pobreza rural que choca con los magnos planes industriales, con un alto nivel
de incultura que acompaña al bajo nivel de servicios, con unas disparidades sociales que no pueden
ser ocultadas con la abundancia de petrodólares ni con las inversiones de los mismos en el exterior.

- Agrarias:

La mayoría de los habitantes del mundo subdesarrollado son agricultores muy pobres. En este
sentido, conviene recordar que coexisten dos tipos de agriculturas: de subsistencia y de
plantaciones. La agricultura de subsistencia tiene tres características clásicas: nivel técnico
rudimentario, métodos de cultivo tradicionales, y rendimientos por hectárea muy bajos. Escasez,
hambre y emigración son las tres constantes que caracterizan esta agricultura. En cambio, la
agricultura de plantaciones, en general dirigidas por empresas de los países desarrollados, posee
un nivel técnico elevado, se cultiva racionalmente, los rendimientos por hectárea son elevados,
utilizan abundante mano de obra barata indígena y los productos derivados de esta agricultura se
dirigen fundamentalmente a la exportación, por ello los beneficios económicos son mínimos para los
países donde están instaladas dichas empresas.

Recursos mineros y energéticos:

En general, estos países tienen una minería rica y abundante pero no genera ningún tipo de industria
de transformación por varias razones:

- Son minerales complementarios.

- La explotación corre a cargo de las multinacionales.

- Falta de capital financiero y técnico.

- Debilidad de un mercado nacional consumidor.

Los países subdesarrollados, aunque deficitarios en carbón, poseen importantes reservas de


petróleo, minerales radiactivos y excelentes recursos en minerales metálicos, todo lo cual constituye
una buena base para su industrialización; no obstante, sus industrias son muy débiles por causas
diversas, con algunas excepciones como los “cuatro dragones”: Corea del Sur, Taiwán, Singapur y
Hong -Kong. En este sentido, recordamos con Clairmont, F., (1999), “que desde hace unos treinta
años, el sureste asiático se ha convertido en una de las regiones económicas más prósperas del
planeta. Y celebran sus éxitos desde el Banco Mundial al Fondo Monetario Internacional, pasando
por el departamento de Estado norteamericano. En el bestiario de la economía mundial se les ha
asimilado a predadores, tigres o dragones. Pero con el desencadenamiento de la tempestad
económica y financiera más seria de la historia reciente de Asia, los tigres han perdido sus garras.
Y las consecuencias de la crisis se extienden a todo el continente, incluido Japón. Con la llegada de
empresas transnacionales, las economías de estos países se vieron cada vez más imbricadas en el
orden mundial. Entre 1960 y 1996 la zona conoció uno de los períodos de crecimiento más explosivo
de la historia”.

Hay que destacar que, en estos países no se ha producido transformaciones en la agricultura que
hayan producido una acumulación de capital, imprescindible para la inversión industrial, ni un
mercado interior con una importante capacidad de consumo, y la falta de tecnología, junto con la
dependencia del exterior, (las colonias consiguieron su independencia política pero no la económica
tras las II Guerra Mundial), han impedido su desarrollo. Así pues, la infraestructura minera y
energética del mundo subdesarrollado se explota básicamente en función de la demanda exterior,
no de la interior, frustrándose las expectativas de su propio progreso.

A estas razones hay que añadir, quizás, una realidad básica: los países subdesarrollados exportan
una o dos materias primas al precio que el mercado internacional y las multinacionales les imponen,
mientras que tienen que importar productos manufacturados (bienes de equipo y tecnología) a
precios del mundo desarrollados, es decir, muy caros para economías de por sí debilitadas; el
resultado final es que si compran los productos elaborados por el mundo desarrollado tienen que
endeudarse de por vida, dependiendo sus economías de las desarrolladas; sólo por poner un
ejemplo, Brasil tenía una deuda exterior de 120.000 millones de dólares en 1991( Banco Mundial,
1993); esta situación conduce a estos países a un callejón sin salida, como es el caso, según el
Banco Mundial, (1993) y el Anuario El Mundo, (1994), de México, Indonesia, India, Argentina, China,
Turquía y Egipto, entre otros. Asimismo, la dependencia financiera ha aumentado notablemente a lo
largo de la década de los noventa y de los años 2000.

- Transportes:

La nota predominante es la ausencia de una red de transportes coherente que dificulta el desarrollo
del comercio interior.

Antes de la llegada de los colonizadores, la red de transportes no existía; con el colonialismo se


organizan los transportes en función de las necesidades de las metrópolis: los ferrocarriles y
carreteras unen de forma perpendicular a la costa los puertos con el interior minero o con las áreas
de las plantaciones; la red de transportes es de tipo lineal, contorneando la costa, como es el caso
de Brasil. Con la independencia de las colonias la red de transportes no se ha modificado. El
resultado de la existencia de este tipo de red de transportes es que vastas extensiones de estos
países se encuentran incomunicadas, económicamente improductivas, pues las economías
tercermundistas no pueden afrontar los gastos derivados de la puesta en práctica de futuras
infraestructuras viarias, por ello el desarrollo económico de estas inmensas tierras es prácticamente
imposible; el comercio con el interior de los países es, también, practicamente nulo. El sistema de
transporte colonial ha impedido el desarrollo de estas inmensas áreas, con el consiguiente perjuicio
para la población, cada vez mayor y con menores recursos.

Características de los países subdesarrollados.

En general, los países subdesarrollados tienen unas características comunes que les diferencia de
los desarrollados; se han utilizado una serie de indicadores basados en la renta per cápita para
caracterizarlos, quizás no sean completos y fuera preciso utilizar más.

Bajo nivel de renta:


Como los sistemas de producción se encuentran muy atrasados, es reducida la productividad y, con
ello la capacidad adquisitiva. Según los datos del Informe sobre Desarrollo Mundial, 2000-20001, del
Banco Mundial (2001) más de 2000 millones de personas disponían, en promedio, de menos de 1 $
diario para vivir, como podemos apreciar en la Tabla 1.

Tabla 1
Pobreza de ingreso por región, algunos años comprendidos entre 1987-1998.
Personas que viven con menos de 1$ US al día. (Millones)
REGIÓN 1987 1990 1993 1996 1998
Asia Oriental y el Pacífico 417,5 452,4 431,9 256,1 278,3
Con exclusión de China 114,1 92,0 83,5 55.1 65.1
Europa y Asia Central 1,1 7,1 18,3 23,8 24,0
América Latina y el Caribe 63,7 73,8 70,8 76,0 78,2
Oriente Medio y Norte de África 9,3 5,7 5,1 5,0 5,5
Asia meridional 474,4 495,1 505,1 531,7 522,0
África al Sur del Sahara 217,2 242,3 273,3 289,0 290,9
Total 1.183,2 1.276,4 1.304,3 1.190,6 1.196,9
Con exclusión de China 879,2 915,9 955,9 980,5 985,7
Fuente: Informe sobre el Desarrollo Mundial 2000-2001. Lucha contra el hambre.
Banco Mundial. Elaboración propia.

La renta per cápita no es un indicador perfecto, ya que no considera aspectos cruciales como los
distributivos, la esperanza de vida, la salud o la educación. Aunque la relación entre el poder
adquisitivo medio y estos aspectos es directa, existen, sin embargo, numerosas excepciones. Así,
existen países como China, Cuba o Costa Rica, con esperanzas de vida y tasas de alfabetización
que no se corresponden con sus niveles de renta per cápita.

El Banco Mundial clasifica las economías de los países atendiendo al PNB per cápita; de este modo
distingue tres categorías:

Países de ingreso bajo:

Son aquellos cuyo PNB per cápita en 1999 fue, como máximo, de 755 dólares americanos.

Países de ingreso mediano:

Corresponden a los países que tienen una renta per cápita entre 756 y 9265 dólares, clasificándose
a su vez en países de ingreso mediano bajo (con un PIB entre 756 y 2.995 dólares) y mediano alto
(países con ingresos entre 2996 y 9.265).

Países de ingreso alto:

Corresponderían a aquellos países que tienen una renta per cápita superior a los 9.265 dólares, con
independencia del sistema social y económico..

“En los últimos años se han observado importantes transformaciones en muchos países: así, por
ejemplo los antiguos países socialistas de Europa Oriental han sufrido un empobrecimiento general:
Georgia, Ucrania y Uzbekistán pasaron del grupo bajo medio al grupo de ingresos bajos; Turquía
retrocedió del nivel medio alto al nivel medio bajo. Por el contrario China y Honduras ascendieron
del grupo de ingresos bajos al nivel de países de ingresos medios bajos; mientras que la República
Sudafricana pasó del nivel bajo medio al nivel alto medio” (Azcárate Luxán, B., et al., 2002).
Los países más ricos, con una renta per cápita media superior a 25. 000 dólares, generan las cuatro
quintas partes del ingreso mundial, con sólo un 15,9 % de la población mundial. En cambio, en el
mundo subdesarrollado, donde se incluye a los países con ingreso mediano bajo y a los países de
ingreso bajo, al 75 % de la población le corresponde sólo el 12 % del ingreso.

En este sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD 1998) señala lo
siguiente: “Estimaciones nuevas indican que los 225 habitantes más ricos del mundo tienen una
riqueza combinada superior a un billón de dólares, igual al ingreso anual del 47 % más pobre de la
población mundial (2500 millones de habitantes). [...] Se estima que el costo de lograr y mantener
acceso universal a la enseñanza, de salud para todos, atención de salud reproductiva para todas las
mujeres, alimentación suficiente para todos y un agua limpia y saneamiento para todos es
aproximadamente de 44.000 millones de dólares por año. Esto es inferior al 4 % de la riqueza
combinada de las 225 personas más ricas del mundo”.

Predominio de las actividades agrarias:

En general, la ganadería, la explotación de los bosques y la agricultura ocupan a la mayor parte de


la población activa y generan más del 40 % del PIB, mientras que los países desarrollados, de altos
ingresos, esta proporción representa el 30 %.

En estos países la agricultura es dual, por un lado la agricultura de subsistencia, pobre, con escasos
recursos y técnicas, como dijimos, no produce más que para alimentar a una población que pasa
hambre y está mal nutrida, por otro, la agricultura de plantaciones, mecanizada, rica, con abundante
mano de obra barata indígena, dirigida por empresas multinacionales extranjeras, cuya finalidad es
la exportación dirigida hacia el mundo desarrollado, genera beneficios a los países que las controlan,
y nada o muy poco a los países subdesarrollados.

La agricultura representa el sector más importante dentro de las economías del subdesarrollo: es el
sector de la población activa que más absorbe mano de obra, con un porcentaje en torno al 70 %; a
pesar de ello, su productividad es muy baja, tanto por hectárea como por productor; debido a la
descapitalización que sufren, tiene un escaso nivel técnico y mecánico; además, las condiciones
climáticas y edáficas tampoco contribuyen a la productividad; por otro lado, el pasado colonial de
muchos de estos países determinó su actual estructura económica, basada en monocultivos de
exportación que, además de ocupar las tierras más fértiles, tienen el peligro de las fluctuaciones de
los precios en los mercados internacionales, puesto que al no ser productos de primera necesidad,
en períodos de crisis, su demanda baja considerablemente; así mismo, la degradación de su
agricultura de subsistencia, a causa de que las tierras más fértiles, así como la mayor parte de los
capitales disponibles, están dedicados a los cultivos de exportación, provoca que estos países
difícilmente llegan a ser autosuficientes en la alimentación de su población.

Lo mismo ocurre con la explotación de los bosques, en manos de las multinacionales, que no tienen
en cuenta ni los beneficios para los países subdesarrollados, ni la degradación del bosque tropical.
“En los últimos diez años, 1990-2000, la tala abusiva ha supuesto la deforestación de más de
600.000 Km2 de selva amazónica, es decir, una superficie equivalente a la de Francia”(Amestoy
Alonso, J. 2001).

Reducida importancia de las actividades manufactureras:

Las deficiencias tecnológicas, de capital físico y humano limitan la producción de bienes muy
elaborados o complejos. Es el caso de los productos manufacturados y, en mayor medida, de los
bienes de equipo.

La industria se limita a la producción de bienes de consumo básicos y, en algunas zonas, complejos


siderúrgicos. En aquellos países donde los grupos dominantes, poderosos económicamente, forman
un mercado relativamente extenso, se ha creado algunas industrias de sustitución de importaciones,
por lo general con capital mixto o mayoritariamente extranjero. En estas áreas la mano de obra es
muy barata y poco reivindicativa a causa de la presión demográfica y la coacción que supone el paro;
por otro lado, al estar las grandes empresas en manos del capital extranjero, los beneficios que
generan no revierten en el propio país, sino en el exterior.

Como consecuencia del progresivo encarecimiento de la mano de obra en los países desarrollados
y el abaratamiento de los transportes, en algunas zonas del Extremo Oriente se ha producido un
proceso de industrialización imitando el modelo japonés, que descansa en tres premisas: Mano de
obra muy barata, fuerte productividad a causa del carácter disciplinado de estos pueblos y una gran
inversión extranjera a través de las compañías multinacionales; sin embargo, estas características,
por su fragilidad no soportan los problemas que traen consigo las crisis económicas.

Altas tasas de analfabetismo:

Esta situación es, simultáneamente, causa y consecuencia del escaso nivel de renta de la población.
La formación y preparación adecuadas son requisitos indispensables para el progreso social y
económico.

Elevadas tasas de natalidad:

Los países subdesarrollados han sufrido lo que se denomina “la revolución demográfica incompleta”.
La reducción de las tasas de mortalidad, junto con la existencia de elevadas tasas de natalidad, cuya
evolución es más estable debido a la resistencia que ofrecen los factores socioculturales y religiosos,
da lugar a importantes crecimientos de la población.

Desde el punto de vista de la población del mundo subdesarrollado, sin duda una de las
características más notable es el fenómeno conocido como explosión demográfica. El descenso de
la mortalidad, aunque no de la infantil, junto con unas altas tasas de natalidad, provoca un rápido
crecimiento de la población (en China la tasa de crecimiento anual para el año 2000 era del 1,2 %,
lo que supone que para el 2010, según estimaciones cuente con más de 1.410 millones de
habitantes; algo parecido ocurre con el Subcontinente Indio y el Sureste asiático que en la actualidad
cuenta con una tasa de crecimiento anual de más del 2 % y que por estimación se ha calculado que
para el 2075 todo el conjunto se habrá estabilizado en unos 3.000 millones de seres; aún es mayor
el crecimiento anual en el Próximo y Medio Oriente asiático pues ronda el 3,5%; un caso similar es
el de África que en el 2000 contaba con 739,6 millones de habitantes y que con un crecimiento anual
del 2,4 % se ha calculado que para el año 2025 la población total será de unos 1.500 millones; en
América Latina con un total en el año 2000 de 515,6 millones de habitantes, y un crecimiento anual
de 1,6 % en la actualidad, provocará un incremento elevado de la población) que, al no estar
acompañado de una revolución agrícola, genera hambre. Así pues, nos encontramos con que la
subnutrición o la malnutrición lastran el desarrollo de estas naciones, ya que además de las muertes
que ocasionan, los que pueden sobrevivir arrastran para el resto de sus vidas las secuelas del
hambre, que les impide trabajar en condiciones normales.

Insuficiencia alimenticia:

La desigual distribución de los alimentos en el mundo explica que muchos millones de personas
sufran desnutrición, carencias alimenticias e incluso fallezcan debido a las hambrunas.

La primera y más importante función de la agricultura es alimentar a la población. En la medida en


que los países han sido capaces de resolver este problema de manera satisfactoria, han liberado
recursos - trabajo y capitales - que, aplicados a otras actividades económicas - como las industriales
-, han permitido el progreso y el desarrollo.
Consideramos que todavía existen muchos países que no han logrado resolver el problema de la
alimentación. En algunos casos, equivocaron sus políticas al pretender alcanzar la industrialización
sin asegurar suficientemente los suministros de alimentos de la población; es decir, creyeron que
podrían modernizarse sin incrementar de forma sustancial la productividad del sector agrario. La
agricultura es fundamental en los procesos de desarrollo. Su modernización ha sido, históricamente,
una condición necesaria para el avance económico de los países. Si la mayor parte de los pobres
de los países más subdesarrollados dependen de la agricultura de subsistencia, la mejora de sus
condiciones de vida dependerá de los progresos que se alcancen en tal actividad.

Baja esperanza de vida:

El escaso poder adquisitivo de la población y las carencias educativas y sanitarias ocasionan


insuficiencias en la alimentación y problemas crónicos de salud, raquitismo, etc., que reducen de
forma sensible la esperanza de vida.

La esperanza de vida al nacer varía sensiblemente de un país a otro. Además, las mujeres siempre
presentan valores superiores a los hombres. En 1996, según el Informe sobre el desarrollo Mundial
1998-99 del Banco Mundial, la esperanza de vida para hombres y mujeres en algunos países era la
siguiente: España: 73 y 81; Alemania: 73 y 80; Estados Unidos: 74 y 80; Japón: 77 y 83; Rusia: 60 y
73; China: 68 y 71; Nicaragua: 65 y 70; Bangla Desh: 57 y 59; Burundi: 45 y 48; Sierra Leona: 35 y
38, estas cifras hablan por sí solas.

La Globalización de la Economía.

Para comprender los problemas del subdesarrollo es necesario, en el momento actual, analizar
algunos aspectos de la globalización y los problemas que conlleva para el Tercer Mundo.

Las relaciones económicas entre los distintos países que componen nuestro planeta son cada vez
más estrechas El proceso de integración económica mundial es conocido con el nombre de
mundialización o globalización.

La globalización no es más que culminación del proceso secular de dispersión de las relaciones de
producción capitalistas alrededor del mundo. Con la especial circunstancia añadida, de que ha
marcado el triunfo del sistema capitalista sobre los otros modelos económicos experimentados
durante el pasado siglo XX. En definitiva, se puede asegurar que la globalización constituye,
simplemente, un nuevo estadio en el desarrollo del capitalismo mundial (Díaz Céspedes, 2002).

El incremento de las relaciones económicas internacionales tiene aspectos interesantes: los


intercambios comerciales entre los distintos países se incrementan día tras día. El crecimiento de
los mismos es siempre superior al de la producción mundial. Hoy se pueden adquirir bienes que han
sido fabricados en otras naciones, es el caso de los productos procedentes de Japón, Corea, Estados
Unidos, Alemania, Francia, etc. Las facilidades existentes para el comercio también hacen que
muchas empresas fabriquen sus bienes en otros países alejados del suyo de origen. Grandes
multinacionales producen buena parte de sus bienes en otros países, por eso grandes empresas
pueden escoger el lugar del mundo en el que producir les sea más ventajoso.

Por otra parte, la posibilidad de instalarse en cualquier país incentiva a las empresas a buscar
aquellos países en los que sus costes de producción sean menores. Así buscan los países que
menos regulación legal tienen para evitar el incremento de los gastos y aquellos en los que no existen
pagos a la seguridad social o los que no permiten que los trabajadores se afilien a sindicatos para
defender sus derechos o aquellos en los que pueden trabajar niños. Todo ello reduce el coste
salarial. Lo mismo sucede con las leyes de medio ambiente, que obligan a tomar medidas caras para
protegerlo. La búsqueda de países en los que esta legislación no exista posibilita la reducción de
costes. Del mismo modo ocurre con aquellos territorios en los que las empresas no pagan impuestos
sobre los beneficios – los paraísos fiscales -, éstas prefieren instalarse allí ya que de este modo
pueden pagar mayores rendimientos a sus accionistas.

A su vez la evolución de los medios de comunicación ha facilitado que la cultura mundial se unifique.
Las diferencias culturales se reducen y los gustos se unifican. Esto beneficia las grandes empresas
que pueden vender sus productos en cualquier lugar del mundo. Asimismo, la tecnología para
producir bienes en muchos países del mundo, sobre todo en el desarrollado, es cada día más similar.
Los sistemas de producción son los mismos. La globalización regulatoria fija normas iguales para
que los productos sean similares en todos los países y puedan producirse en un Estado y venderse
en cualquier otro sin ningún cambio; por otro lado, se ha producido una liberalización de los
movimientos de capitales, financiando, de este modo, actividades en la nación que más les
convenga, incrementando las posibilidades de obtener más beneficios.

Los intercambios y relaciones económicas internacionales no han surgido a finales del siglo XX. La
mundialización de la economía no es casual. El primer motivo que impulsa la globalización es el
convencimiento de que el desarrollo del comercio en una sociedad favorece su crecimiento
económico; es creencia común, entre los teóricos de la globalización (Foro de Davos), que la
situación mundial puede mejorar por el desarrollo del comercio y por el de los mercados financieros.
La posibilidad de financiar actividades económicas en cualquier parte del mundo permite establecer
un comercio intertemporal, lo que provoca que un país puede consumir más de lo que vende en un
año endeudándose con otro que le presta los fondos necesarios para ello.

El convencimiento de las ventajas que se derivan del proceso de liberalización del comercio y de los
movimientos de capital, para el mundo desarrollado, ha llevado a que la comunidad internacional
establezca una serie de instituciones para conseguir la mayor internacionalización posible de la
economía. Los acuerdos de Bretón Woods en 1944 fueron una primera manifestación de voluntad
común, de los que surgieron organismos como el Fondo Monetario Internacional, promotor de la
libertad de circulación de capitales; en la actualidad, la institución más importante es la OMC
(Organización Mundial de Comercio), que promueve la progresiva liberalización del comercio en el
mundo, de la que son miembros una gran parte de países que adquieren compromisos para reducir
sus aranceles y facilitar el comercio internacional; también, se creó el Banco Mundial (Banco
Internacional de Reconstrucción y Desarrollo), para llevar a cabo inversiones en países con
dificultades económicas.

Los procesos de globalización no habrían sido posibles sin el gran avance que han experimentado
las telecomunicaciones en el siglo XX y en los primeros años del XXI.

Entre las desventajas de la globalización debemos destacar como indica (Gimeno, J. A. 2002), la
contaminación: En los países desarrollados se han puesto normas que impidan la emisión de humos,
vertidos de residuos, reciclaje, de ahí que las empresas trasladen las plantas industriales afectadas
a países subdesarrollados, donde la legislación es más laxa o incluso inexistente. Por otra parte, la
rentabilidad del traslado de las empresas a otros países pobres, con menos niveles de productividad
y muy débil normativa de protección social, se basa en la explotación de la fuerza de trabajo, con
jornadas de más de doce horas de trabajo diario, explotación infantil, desprecio de requisitos de
salud e higiene, despido libre y un sinfín de incumplimientos de las mínimas normas de protección
social, que culminan en la puesta en vigor, nuevamente, de las condiciones más duras del primer
capitalismo industrial, superadas en los países desarrollados.

Esa explotación laboral en los países subdesarrollados está provocando el endurecimiento también
de las condiciones de trabajo del mundo desarrollado, perdida de derechos de los trabajadores,
precarización de los nuevos contratos de trabajo y reducción creciente de salarios y derechos y la
decadencia del Estado del Bienestar, a esto hay que añadir que cada vez es mayor el número de
asalariados en el grupo de población situado por debajo de la línea de pobreza; además, la
inmigración, sobre todo clandestina, procedente del Tercer Mundo está siendo aprovechada para
imponerles las condiciones de vida y de trabajo similares a los del mundo subdesarrollado. Está
apareciendo en los países desarrollados el llamado cuarto mundo, sobre todo en torno de las
grandes ciudades, en donde un elevado número de personas vive en la miseria. También está
creciendo la resistencia a mantener las políticas redistributivas en los países desarrollados.

Por otro lado, la mundialización está favoreciendo la concentración de la producción mundial en un


número reducido de empresas, apareciendo de este modo un mercado monopolístico y oligopolios
con comportamientos monopolísticos a través de pactos de restricción de la competencia. Si a esto
unimos la especulación financiera que es creciente, el panorama económico y social de la
globalización es desolador

La globalización provoca en muchos países, con economías más débiles, problemas de desempleo,
ya que muchos de los bienes creados en esos países son de calidad más baja que los de las grandes
potencias desarrolladas y su salida en los mercados internacionales no tiene respuesta de compra;
además si un Estado cobra menos impuestos las empresas multinacionales se instalan allí al obtener
más beneficios; la globalización favorece la concentración y aparición de grandes multinacionales.
La posibilidad de vender sus productos en todo el mundo y de reducir los costes de producción
gracias al aprovechamiento de las economías de escala - crecer para reducir los costes -, hace que
las pequeñas empresas vean reducidas sus posibilidades de venta. La consecuencia que conlleva
es la reducción de la competencia en el ámbito mundial y que una, o un número reducido de
empresas, monopolice el mercado, arruinando a las pequeñas empresas de los países más pobres.

En este sentido, las multinacionales tienen una producción muy grande que supera el PIB de muchos
Estados, como podemos observar en la Tabla 2.

Tabla 2
Poder estatal y empresarial.
País o empresa / PIB total o total de ventas de lasempresas en miles de
millones de dólares

Indonesia 174,6
General Motors 168,8
Turquía 149,8
Dinamarca 146,1
Ford 137,1
Sudáfrica 123,3
Toyota 111,1
Exxon 110,0
Royal Dutch/Shell 109,8
Noruega 109,6
Polonia 92,8
Portugal 91,6
IBM 72,0
Fuente: Informe sobre el Desarrollo Humano. 1997

Este proceso de globalización afecta a todos los países del mundo, pero ¿ también beneficia a
todos?. Mientras algunos autores ven en la liberación del comercio y de la economía el único camino
factible para que los países subdesarrollados mejoren y salgan del atraso (Lafontaine, O., y Müller,
C, 1998), y señalan que “la globalización no es ninguna desgracia. La globalización ofrece a todos
los países más oportunidades que riesgos. Por eso decimos: ningún miedo a la globalización.” Otros,
en cambio, creen que el proceso es asimétrico y, por tanto, tiene beneficiados y perjudicados ( PNUD,
1997), asegurando que “la globalización tiene ganadores y perdedores.. Con la ampliación del
comercio y la inversión extranjera, los países en desarrollo han visto profundizarse las diferencias
entre ellos”. En este sentido, (Todaro, M.P., 1997) indica: “La cuestión crucial para los últimos años
de esta década y el inicio del nuevo siglo es si esta globalización de la economía y la nueva
interdependencia económica entre todas las naciones conllevará mayor cooperación o mayor
conflicto”.

Algunos grupos de personas, a veces con intereses muy diferentes, no están en absoluto de acuerdo
con la globalización económica y se organizan en los llamados movimientos antiglobalización.

Como señala Gimeno, J.A. (2002), la polémica sobre la globalización saltó a la actualidad a raíz de
las contestaciones que se vieron en la calle en ocasión de la cumbre de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) en Seattle; estas manifestaciones son un símbolo de la crisis de un modelo. El
mismo autor indica que, “las críticas a los principales organismos internacionales como el Fondo
Monetario Internacional o el Banco Mundial, encargados de velar por la estabilidad del sistema
monetario internacional y el apoyo financiero y técnico a países en desarrollo vienen de antiguo, en
la medida en que han sido vistos desde el Sur como instrumentos del Norte para imponer unas líneas
acordes con el pensamiento neoliberal a ultranza, sin consideración alguna a los costes sociales que
conllevan las estrictas medidas de ajuste exigidas. Pero las últimas crisis han hecho tambalear los
planteamientos convencionales. En el seno de estas mismas instituciones se ha comenzado a
aceptar que es preciso introducir la variable cohesión social y los planteamientos distributivos como
factores importantes en cualquier política. El Banco Mundial, en sus últimos informes, empieza a
llamar la atención sobre el peligro que supone para la estabilidad mundial el crecimiento excesivo de
las desigualdades y la extensión de la pobreza a que están llevando las recetas ultraliberales”.

Estos grupos no creen que la libre competencia y la empresa privada puedan ayudar a crear más
riqueza para todos y un mundo más justo. El Foro Social Mundial fue una de las primeras iniciativas
que se organizaron como un espacio alternativo a las propuestas que se daban en las reuniones
celebradas por la élite económica mundial en Davos (Suiza). Se reunió por primera vez, en enero de
2001, en la ciudad de Porto Alegre (Brasil), y surgió por iniciativa de un conjunto de organizaciones
sociales brasileñas y de movimientos ciudadanos internacionales que se oponen al proceso de
globalización capitalista. Posteriores reuniones del Foro Social Mundial (2002, 2003, 2004, esta
última en Bombay el 21 de Enero), se oponen al proceso de globalización capitalista y propugnan
alternativas frente a la globalización.

A su vez, el 21 de Enero de 2004, los líderes empresariales y gubernamentales de Foro Económico


Mundial se reunieron en Davos (Suiza) para debatir sobre la debilidad del dólar y los problemas
comerciales.

Pobreza y hambre en el mundo.

Existen diversos conceptos de pobreza, siendo lo más habitual distinguir entre pobreza absoluta y
relativa. El más utilizado en los estudios que analizan esta cuestión en los países desarrollados es
de pobreza relativa. No obstante, resulta necesario conocer el otro concepto para evitar confusiones.

La pobreza absoluta se define con relación a la privación de determinados bienes que se consideran
esenciales para cubrir necesidades básicas, como la alimentación, la vivienda o el vestido. Uno de
los principales problemas que presenta su cuantificación es la dificultad de definir esas necesidades
básicas y también el hecho de que éstas varían en el tiempo y en el espacio.

Pero la pobreza es un concepto fundamentalmente relativo, porque dependiendo del lugar y de


diversos factores socioculturales, las necesidades de las personas varían, así como el tipo de vida
considerado mínimamente digno por la sociedad. La pobreza, entendida en estos términos, se
alcanza cuando la escasez de recursos no permite la plena integración de los individuos, cuando
supone una limitación para que determinados grupos participen en la sociedad.
La distinción que establece Amartya Sen (1998), Premio Nóbel de Economía en 1998, entre bajos
ingresos e ingresos insuficientes es muy útil para comprender el concepto de pobreza relativa y la
importancia que tiene la consideración de la diversidad humana.

Si se pretende cuantificar la pobreza en un país, hay que determinar, previamente, un límite o


frontera. El umbral de pobreza relativa suele fijarse en la mitad de la renta per cápita media del país
o del gasto medio por persona. Es decir, se consideran pobres todas aquellas personas cuya renta
per cápita no alcanza este promedio. El umbral de pobreza extrema se fija, en general, en el 25 %
de la renta per cápita media.

En este sentido, según el estudio del Consejo Económico y Social titulado “La pobreza y la exclusión
social en España”, basado en la Encuesta de presupuestos familiares 1990-1991, en España existían
casi siete millones de pobres, aproximadamente el 18,1 % de la población; sin embargo, según datos
de Cáritas Española del año 2003, el número de pobres ha ascendido a más ocho millones, algo
más del 20 % de la población total; asimismo, según Eurostat (Oficina Europea de Estadística 2003),
existen en España 8,5 millones de personas que viven con ingresos inferiores a la mitad de la renta
media disponible en el conjunto del Estado, superando la media europea, tan sólo Grecia y Portugal
se sitúan por detrás. Por otro lado, la situación de pobreza extrema se sitúa en torno al 2,2 % del
total de la población en España, según Cáritas Española (2003). La pobreza en España afecta
especialmente a las personas de 65 y más años y a los parados - uno de cada tres parados es pobre
-; además, casi todos los pobres son analfabetos o sólo han completado el nivel primario de estudios.
En tal sentido, el endeudamiento familiar en España ha sido entre el año 1996 y el 2003 del 154 por
100.

“Un mundo sin pobreza” es el lema del Banco Mundial. Sin embargo, a pesar de los progresos
realizados en las últimas décadas, la más reciente estimación del Banco Mundial indica que existen
más de 1.300 millones de personas viviendo en situación de extrema pobreza.

Una de las contradicciones más sorprendentes del mundo actual es la persistencia de la pobreza en
los países más desarrollados. Así, en las ciudades más prósperas, junto a personas, empresas y
Administraciones que manejan enormes recursos, miles de personas viven en una auténtica miseria,
absolutamente al margen de la sociedad. Por increíble que pueda parecer, una de cada diez familias
pasa hambre en el país más rico del mundo, Estados Unidos, según el Departamento de Agricultura
en 1999 de ese país, indicando también que es un problema real en todos sus estados y que no se
había reducido a pesar del intenso crecimiento económico de la década de los noventa. En tal
sentido, y según Dogra, B. (2003), atendiendo a las estadísticas oficiales estadounidenses, “33
millones de personas padecen o corren riesgo de padecer hambre en Estados Unidos. Al mismo
tiempo, hasta un quinto de la producción de alimentos de ese país, valorada en 31.000 millones de
dólares, va a parar a la basura cada año. La pobreza se vuelve más difícil de aceptar en medio de
tanta riqueza”.

La desigualdad y la pobreza están estrechamente relacionadas. La pobreza, como problema social,


existirá mientras persistan las desigualdades. Por ello, las políticas de asistencia social o fijación de
unos ingresos mínimos para toda la población resultan insuficientes; se necesitan políticas que
promuevan reducciones de las desigualdades en el acceso a la educación, a la salud, a la vivienda,
a la justicia, a la información, entre otras.

Pobreza y hambre están íntimamente unidas en el mundo, más en el mundo subdesarrollado que en
el desarrollado, como hemos visto.

Sin embargo, en el seno de las Naciones Unidas existe un organismo que se ocupa de prestar
asistencia a los países subdesarrollados en materia de Agricultura y de Alimentación para paliar el
hambre y la pobreza; es el Food and Agriculture Organization (Fondo de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación) o FAO fundado en octubre de 1945 con el objetivo de elevar los
niveles de nutrición y de vida, de mejorar la productividad agrícola y la situación de la población rural.
Según este organismo la seguridad alimentaria se define como “la posibilidad de toda población de
tener acceso en cualquier momento a los alimentos necesarios para llevar una vida sana y activa [...]
Hoy en día más del 20 % del total de la población mundial padecen desnutrición crónica [...] esta
situación empeorará con el crecimiento demográfico a menos que se tomen medidas muy resueltas
y precisas para mejorar la seguridad alimentaria”. El problema alimentario no consiste sólo en la
insuficiencia de la producción, ya que la producción de alimentos en el ámbito mundial podría permitir
el suministro a toda la población, sino en su distribución, pues mientras que en unos países como
los Europa Occidental se destruyen los excedentes agrarios y se toman medidas para frenar el
crecimiento de la producción, en otros las cosechas no permiten cubrir satisfactoriamente las
demandas. A modo de ejemplo, señalar que en Etiopía más 7 millones de personas necesitarán
ayuda alimentaria en 2004 a pesar de las condiciones climáticas favorables que influirán en una
mejor cosecha; en este sentido, según un informe de Naciones Unidas, Etiopía necesitará 980.000
toneladas de ayuda alimentaria en 2004.

En los últimos años del S. XX, y a pesar del fuerte crecimiento de la población, los incrementos de
la producción agrícola han permitido una mejoría en el nivel de suministros por habitante de
alimentos en los países subdesarrollados, aún con ciertos matices como se desprende de la
observación de la Tabla 3.

Tabla 3
Oferta calórica diaria per cápita Oferta calórica diaria per cápita Índice de producción de
alimentos per cápita (1980= 100)
1970 1995 1996
Países en desarrollo 2131 2572 139
Países menos desarrollados 2090 2103 94
Países industrializados 3016 3157 103
Total mundial 2237 2702 132
China 2000 2708 215
India 2078 2382 127
Indonesia 1857 2699 146
Nicaragua 2411 2308 78
SierraLeona 2419 1992 85
Fuente: Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre desarrollo
humano, 1998.

El aumento del consumo de calorías medio no implica necesariamente que la proporción de la


población bien alimentada se haya incrementado. La cuestión del reparto es de enorme importancia:
existen personas bien alimentadas en los países pobres, al igual que existen personas que sufren
desnutrición en países desarrollados. Según la FAO se consideran personas desnutridas aquellas
cuyo nivel de consumo de alimentos es inferior al necesario para mantener el peso corporal
manteniendo una actividad ligera. Traduciendo este consumo mínimo de alimentos en calorías per
cápita y día, se tiene un intervalo situado entre 1760 calorías en Asia y 1985 calorías en América
Latina.

Las áreas con mayores problemas de desnutrición se localizan en el África subsahariana, afectando
al 37 % de su población, y en Asia meridional, con el 24 %. En la década de los noventa las personas
desnutridas se situaban en torno a los 800 millones de personas.

Los datos agregados han mejorado debido a los progresos alcanzados por países muy poblados,
como India, China e Indonesia que reúnen el 40 % de la población mundial entre los tres. Pero en
otros países la situación resulta hoy peor que en el pasado, como ocurre en Nicaragua, Sierra Leona,
República Democrática del Congo, Zambia, Uganda, Chad, Angola, Senegal, Guinea, etc. La mayor
parte de estos países pertenecen al África subsahariana.

Los cambios en las condiciones materiales de vida propiciados por la interdependencia, llevan como
señala (De Prada García, A, 2002), a dar datos tan escalofriantes como el que diariamente muere
de hambre o miseria 80.000 seres humanos ( 29.200.000 muertos de hambre o miseria al año),
mientras que 358 personas disponen de capitales acumulados equivalentes a los del 45 por ciento
de la humanidad, o que más de 250 millones de niños viven en condiciones de casi esclavitud; (En
este sentido, conviene recordar que este año 2004 ha sido designado por la UNESCO Año
Internacional de Conmemoración de la Lucha contra la Esclavitud y de su abolición. Con ello
queremos rememorar la tragedia de millones de personas que vivieron en el pasado y aún en el
presente. Para vergüenza de la humanidad y pese a la abolición de la esclavitud en 1888, ésta sigue
existiendo en diversas formas, como el trabajo forzado de adultos y niños.), todo ello lleva a la
conclusión obligada de que la globalización, tal cual se desarrolla hasta el momento, comporta la
explotación y la pobreza de gran parte de la humanidad.

En este sentido, es interesante exponer que el costo económico de erradicar el trabajo infantil en el
mundo es siete veces menor que el beneficio que esto supondría. Ésta es la conclusión de un estudio
realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el que se valora el beneficio
económico y social que implicaría integrar a los niños trabajadores en sistemas educativos que, a
largo plazo, les convertirían en profesionales que generarían ingresos económicos para sus países.
El informe estima que el gasto para erradicar este fenómeno – que afecta a uno de cada siete niños
del mundo – y su reemplazo por una educación universal costaría unos 760.000 millones de dólares
hasta el año 2020.

Deuda Externa

Si a ello, añadimos el problema de la deuda externa el panorama de los países subdesarrollados es


desolador como podemos observar en la Tabla 4.

Tabla 4
Deuda externa / PIB (%)
Países 1991 1995 1997 1999 2000
Países en desarrollo 38,1 36,2 32,0 35,1 33,5
África 65,7 75,1 67,1 68,3 65,5
América 38,9 36,4 33,2 40,4 38,9
Asia 32,0 29,1 27,6 26,6 24,8
Oriente Medio y Europa 30,2 32,7 28,8 32,2 31,7

Fuente: Fondo Monetario Internacional, Perspectivas de la economía mundial, mayo de


1999.

La mayoría de los países del mundo están endeudados, en mayor o menor medida, con respecto al
exterior. Sin embargo, los países más pobres presentan mayores niveles de endeudamiento exterior,
convirtiéndose la deuda externa en un grave problema, puesto que son tantos los recursos que se
han de dedicar par cubrir los intereses y las amortizaciones, que el desarrollo económico se ve muy
limitado. El problema de la deuda externa comenzó a tener una dimensión internacional a partir de
1982, cuando México declaró su incapacidad para hacer frente al servicio de la deuda.

Hasta los últimos meses de 1998 los efectos de la crisis económica asiática no se habían dejado
sentir aún en el ámbito mundial [...] al aumentar las deudas por efecto de la crisis, los ex mercados
emergentes se convertirán en sociedades que se sumergen otra vez en la pobreza, de la cual nunca
han salido la mayoría de sus habitantes [...] Los intentos de frenar la crisis hacen aumentar,
paradójicamente, las deudas. Así, las economías asiáticas en crisis se han endeudado más. Brasil
y Argentina se endeudarán más si quieren mantener el tipo de cambio, y también para no dejar que
los bancos (como ocurrió en México y es previsible que ocurra en Japón) se precipiten en la quiebra
(Martínez Alier, J. 1999).

En tal sentido, conviene recordar con palabras de Clairmont, F.F. (1999) que la deuda mundial
(comprendiendo las empresas, los gobiernos y las administraciones) ha sobrepasado los 33 billones
de millones de dólares, es decir, el 130 por 100 del producto interior bruto (PIB) mundial, y crece a
una tasa del 6 por 100 al 8 por 100 por año, más de cuatro veces el crecimiento del PIB mundial.

El Centro de Información de las Naciones Unidas para España (2000) indicaba en Ginebra en Junio
de 2000, según un Informe, que para el año 2015 podrá reducirse notoriamente la pobreza en el
mundo si los países desarrollados y en vías de desarrollo cumplen sus compromisos de atacar las
causas de la pobreza: El Informe insta a los países en vías de desarrollo y a los industrializados a
que hagan esfuerzos para fomentar el desarrollo sostenible a favor de los pobres y que proporcionen
más recursos para la salud, la educación y la igualdad de sexos, así como para el desarrollo sin
detrimento del medio ambiente en todo el mundo. El informe está enfocado sobre siete metas del
desarrollo relacionadas entre sí, que se establecieron en Conferencias mundiales del decenio de los
90, las cuales si se realizan en los próximo 15 años, decían, darán una mejor vida a millones de
personas. Estas eran las siete metas: reducir a la mitad el número de personas que viven con menos
de 1 dólar diario; matricular a todos los niños en la escuela primaria; capacitar a las mujeres
eliminando las desigualdades por razón de sexo en materia educativa; reducir la tasa de mortalidad
en la infancia y niñez; reducir la tasa de mortalidad ocasionada por la maternidad; promover el acceso
a servicios de salud reproductiva y promover el desarrollo sostenible en armonía con el medio
ambiente.

Índice de Desarrollo Humano

En relación con la pobreza y hambre en el mundo, la ONU, a través del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), estableció en 1990 el Índice de Desarrollo Humano.

Este índice determina el progreso general de un país estudiando tres dimensiones básicas del
desarrollo humano, es decir, la longevidad, que se mide en función de la esperanza de vida al nacer;
el nivel educativo, considerando, además de la tasa de alfabetización, las tasas de matriculación en
la educación primaria, secundaria y terciaria, y el nivel de vida, que se mide con el PIB per cápita
expresado en dólares, en paridad de poder adquisitivo ( PPA en dólares de EE.UU. ).

El Índice de Desarrollo Humano cuanta con una escala del uno al cero. El 1 es el óptimo. Si
sobrepasa el 0,8 se considera que el desarrollo humano es elevado; entre 0,8 y 0,5, se estima como
aceptable o medio, y bajo cuando es inferior al 0,5.

De cualquier forma, la utilización de este índice – y de otros similares- para medir el progreso de los
pueblos es, sin lugar a dudas, más razonable, que usar únicamente el del PIB.

Si se observan los datos del IDH para el año 1999 (Tabla 5), deducimos que existe una relación muy
estrecha entre la riqueza de un país y su mayor o menor grado de bienestar; de este modo los países
que ocupan las cinco primeras posiciones el ranking del IDH tienen, también unos índices muy
elevados de PIB, y que aquellos que tienen los índices de PIB más bajos, ocupan las últimas
posiciones.

Tabla 5.
Índice de Desarrollo Humano (1999)
Indice
Indice esperanza Indice de
Clasificacion según el IDH Indice del PIB Desarrollo
de vida escolaridad
Humano
1 Noruega 0,89 0,98 0,94 0,939
2 Australia 0,90 0,99 0,92 0,936
3 Canadá 0,89 0,98 0,93 0,936
4 Suecia 0,91 0,99 0,90 0,936
5 Bélgica 0,89 0,99 0,92 0,935
6 EE.UU. 0,86 0,98 0,96 0,934
9 Japón 0,93 0,93 0,92 0,928
12 Luxemburgo 0,87 0,90 1,00 0,924
17 Alemania 0,88 0,97 0,91 0,921
20 Italia 0,89 0,94 0,90 0,909
21 España 0,89 0,97 0,87 0,908
48 Qatar 0,74 0,79 0,87 0,801
50 Cuba* 0,85 0,90 0,63 0,791
52 México 0,79 0,84 0,74 0,790
54 Bielorrusia 0,73 0,92 0,71 0,782
56 Fed. Rusa 0,69 0,92 0,72 0,775
68 Arabia Saud. 0,77 0,71 0,78 0,754
158 Etiopía 0,32 0,34 0,31 0,321
159 BurkinaF. 0,35 0,23 0,38 0,320
160 Burundi 0,26 0,37 0,29 0,309
161 Níger 0,33 0,15 0,34 0,274
162 SierraLeona 0,22 0,30 0,25 0,258
Fuente: PNUD – Informe sobre el Desarrollo Humano 2001. Elaboración propia

(*) dado que para Cuba no se dispone de PIB per cápita, se utilizó el promedio subregional
ponderado para el Caribe, de 4.224 dólares.

Es también significativo indicar que los dos países que tienen los índices de riqueza más altos del
mundo, EE.UU. y Luxemburgo, no se encuentren entre los cinco primeros; en este caso, EE.UU. se
sitúa en sexta posición, y Luxemburgo – que está en primer lugar en cuanto al índice de PIB- ocupa
la posición duodécima.

Asimismo, otros países, como indica (Díaz Céspedes, 2001-2002), también con unos PIB per cápita
muy elevados, están muy alejados de las primeras posiciones. Entre estos, se encuentran los
Emiratos Árabes (posición 45), Qatar (posición 48) y Arabia Saudita (posición 68).

Como se puede comprobar a partir de la información de la Tabla 5, la clasificación de los países


resultantes de aplicar el IDH difiere sensiblemente de la que proporciona el PIB per cápita.

Si comparamos la Tabla 5 con la Tabla 6 podremos observar que la clasificación de países respecto
de Índice de Desarrollo Humano ha variado en el transcurso de 1999 al año 2003, según los datos
que nos proporciona el PNUD en su Informe sobre el Desarrollo Humano del año 2003.

Tabla 6

Índice de Desarrollo Humano (2003)


Clasificación según el IDH Clasificación según el IDH Clasificación según el IDH
1. Noruega 56. Antigua y Barbuda 101. Uzbekistán
2. Islandia 57. Bulgaria 102. Kirguistán
3. Suecia 58. Malasia 103. Cabo Verde
4. Australia 59. Panamá 104. China
5. Países Bajos 60. Macedonia 105. El Salvador
6. Bélgica 61. Libia 106. Irán, Repú. Islám
7. Estados Unidos 62. Mauricio 107. Argelia
8. Canadá 63. Rusia, 108. Moldava, República de
9. Japón 64. Colombia 109. Viet Nan
10. Suiza 65. Brasil 110. Siria
11. Dinamarca 66. Bosnia y Herzegovina 111. Sudáfrica
12. Irlanda 67. Belice 112. Indonesia
13. Reino Unido 68. Dominica 113. Tayikistán
14. Finlandia 69. Venezuela 114. Bolivia
15. Luxemburgo 70. Samoa (Occid.) 115. Honduras
16. Austria 71. Santa Lucía 116. Guinea Ecu
17. Francia 72. Rumania 117. Mongolia
18. Alemania 73. Arabia Saudita 118. Gabón
19. España 74. Tailandia 119. Guatemala
20. Nueva Zelanda 75. Ucrania 120. Egipto
21. Italia 76. Kazajstán 121. Nicaragua
22. Israel 77. Suriname e 122. Santo Tomé y Pri
23. Portugal 78. Jamaica 123. Islas Salomón
24. Grecia 79. Omán 124. Namibia
25. Chipre 80. Sanvicente y las Granadinas 125. Bostwana
26.HongKong, China (RAE) 81. Fiji 126. Marruecos
27. Barbados 82. Perú 127. India
28. Singapur 83. Líbano 128. Vanuatu
29. Eslovenia 84. Paraguay 129. Ghana
30. Corea, República de 85. Filipinas 130. Camboya
31. Brunei Darussalam 86. Maldivas 131. Myanmar
32. República Checa 87. Turkmenistán 132. Papua Nueva Guinea
33. Malta 88. Georgia 133. Swazilandia
34. Argentina 89. Azerbaiyán 8 134. Comoras
35. Polonia 90. Jordania 135. Rep. Dem. Popular Lao
36. Seychelles 91. Túnez 136. Bhután
37. Bahrein 92. Guyana 137. Lesotho
38. Hungría 93. Granada 138. Sudán
39. Eslovaquia 94. República Dominicana 139. Bangla Desh
40. Uruguay 95. Albania 140. Congo
41. Estonia 96. Turquía 141. Togo
42. Costa Rica 97. Ecuador 97. Ecuador
43. Chile 98. Territorios palestinos 98. Territorios palestinos
44. Qatar Ocupados Ocupados
45. Lituania 99. Sri Lanka 99. Sri Lanka
46. Kuwait 100. Armenia 100. Armenia 142. Camerún
47. Croacia 143. Nepal
48. EmiratoÁrabes Unidos 144. Pakistán
49. Bahamas 145. Zimbabwe
50. Letonia 146. Kenya
51. Saint Kitts y Nevis 147. Uganda
52. Cuba 148. Yemen
53. Belarús 149. Madagascar
54. Trinidad y Tobago 150. Haití
55. México 151. Gambia
152. Nigeria
153. Djibouti
154. Mauritania
155. Eritrea
156. Senegal
157. Guinea
158. Rwanda
159. Benin
160.Tanzania,Re.Unida de
161. Côte d'Ivoire
162. Malawi
163. Zambia
164. Angola
165. Chad
166. Guinea- Bissau
167.Congo, Rep. Dem. Del
168.República Centroafricana
169. Etiopía
170. Mozambique
171. Burundi
172. Malí
173. Burkina Faso
174. Níger
175. Sierra Leona

Fuente: PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2003. Elaboración propia.

De 1999 a 2003 la Clasificación de países según el IDH ha cambiado si comparamos las dos Tablas,
así vemos que Estados Unidos, dentro del grupo de Desarrollo humano alto, ha bajado un puesto,
situándose en 7º lugar; Australia del 2 al 4, Luxemburgo del 12 al 15, por el contrario España ha
mejorando pasando del lugar 21 al 19.

Según el PNUD (2003), el Índice de Desarrollo Humano 2003 revela una crisis en el desarrollo. En
tal sentido, aseguran los analistas del PNUD, “el mundo se enfrenta a una profunda crisis de
desarrollo, ya que muchos países pobres sufren un grave y continuado retroceso socioeconómico”.
El Índice anual de Desarrollo Humano del Informe 2003, que mide el progreso de las naciones según
una serie de indicadores socioeconómico, revela que 21 países experimentaron retrocesos en los
años 90. “Los retrocesos del IDH son muy inusuales, ya que generalmente estos indicadores tienden
a subir lenta y progresivamente” ha asegurado Mark Malloch Brown, Administrador del PNUD. El
hecho de que durante los años noventa 21 países experimenten un declive – y en algunos casos
una caída drástica – requiere una acción urgente para mejorar las condiciones de salud, educación
e ingresos de dichos países.

El mismo Informe refleja la caída de los ingresos en 54 países durante la última década. La mayor
parte de los países que eran más pobres en el año 2000 que en 1990 se encuentran en el África
subsahariana. El Informe sostiene “que para revertir este descenso, las estrategias de desarrollo han
de centrarse no sólo en el crecimiento económico, sino también en una distribución más equitativa
de la riqueza y de los servicios”.

El Comercio Justo

En contra de la injusticia del comercio internacional y de su perniciosa influencia sobre la explotación


del Mundo Subdesarrollado, la pobreza y el hambre, según (Funcoe-Unicef, 1997), surgió en Europa,
a finales de la década de los sesenta, el movimiento del Comercio Justo. Este movimiento se basa
en el logro de una remuneración justa para los productos que proceden de los países
subdesarrollados, de manera que los beneficios comerciales recaigan fundamentalmente sobre los
trabajadores y no sobre las todopoderosas empresas multinacionales. Ante la imposibilidad de
introducir esta filosofía en las grandes redes comerciales, algunas ONG crearon, con sus modestos
recursos, las “tiendas solidarias”, garantizando con ello que los artículos que pueden encontrarse en
ellas se han elaborado en condiciones de trabajo dignas (evitando el trabajo infantil, y disminuyendo
el número de horas de trabajo de mujeres y hombres) y respetando el medio ambiente.
Las Organizaciones No Gubernamentales compran sus productos a las comunidades indígenas o a
cooperativas de trabajadores: La mayor parte del pago se hace por adelantado para evitar que se
endeuden al comprar las materias primas. Los precios que se pagan a los productores son muy
superiores a los del mercado internacional, ya que se basan en el coste de la producción y no en los
precios fijados artificialmente por las multinacionales.

En relación con el comercio internacional debemos destacar como lo hace Albareda, L. (Intermón,
2002), que “las bananas y los plátanos son el quinto producto comercial en materias primas del
mundo, después de los cereales, el azúcar y el café[...] Las bananas se producen en algunos países
de América Latina (55%), de las islas del Pacífico y de la costa atlántica africana (8%) y de Asia
(32%). El mercado internacional de la banana está controlado por las grandes compañías
transnacionales: las tres más importantes son Chiquita (United Fruit C.), Dole (Standard Fruit) y Del
Monte; las tres son de EE UU y controlan el 70 % del comercio mundial. Estas empresas compran
grandes plantaciones de América Latina, y poseen los barcos refrigerados para su transporte y las
empresas de distribución. El poder de estas grandes empresas es tal que los pequeños productores
y comerciantes sólo pueden tener acceso al mercado mundial a través de estas transnacionales”.

En este sentido, “el Comercio Justo demuestra que la ética no sólo es necesaria siempre, sino que
también puede ser rentable tanto para el productor como para el consumidor. A través de un
consumo responsable, los ciudadanos de los países desarrollados podemos contribuir a mejorar la
situación de millones de personas en el Tercer Mundo. Algo tan simple como “hacer la compra” es
una práctica habitual de solidaridad que podemos ejercer en la vida cotidiana” (Funcoe-Unicef, 1997).

A través del comercio justo se pretende establecer unas relaciones entre el Sur y el Norte más
equitativas que garanticen una remuneración adecuada y más estable a los productores. Esto se
consigue eliminando intermediarios y pagando un precio que se encuentre por encima precio de
mercado en origen y que, además, no experimente las fuertes variaciones que tanto caracterizan al
mercado de materias primas y alimentos.

Ayuda Oficial al Desarrollo

La ayuda oficial al desarrollo consiste en transferencias – en dinero o en especie - que conceden los
Gobiernos de los países donantes a otros (receptores) con el objeto de incidir en el nivel de su
desarrollo económico. Se suelen distinguir entre ayudas bilaterales, concedidas por un país a otro,
y ayudas multilaterales, que se canalizan a través de los organismos internacionales como el Banco
Mundial o la Unión Europea; esta ayuda puede ser alimentaria, técnica o financiera.

La Ayuda Oficial al Desarrollo comprende préstamos, ayudas y asistencia técnica de los gobiernos
o de las agencias internacionales controladas por los gobiernos como el Banco Mundial. Los
préstamos a los países subdesarrollados son catalogados como AOD si contienen un elemento de
ayuda: esto es, tienen unas condiciones más favorables que las que podría obtener el receptor
acudiendo al mercado, unos tipos de interés más bajos, un período de devolución más largo o uno
de carencia superior. La OCDE requiere que el elemento de ayuda sea al menos de un 25% para
considerar un préstamo como AOD (Elkan, W., 1995).

El dialogo Norte-Sur no ha obtenido resultados satisfactorios y tampoco se han obtenido de las


ayudas al desarrollo de los países occidentales que integran el Comité de Ayuda al Desarrollo. En
1970 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Segundo Decenio para el Desarrollo.
En la resolución se estipuló que los países desarrollados deberían destinar el 1% de su PNB para
transferencias financieras hacia los países subdesarrollados. De esta cuantía, el 0,7% debería serlo
en Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Treinta y cuatro años más tarde, la media de la AOD ofrecida
por los países más avanzados alcanza, tan sólo, un 0,24% de sus PNB (sólo Países Bajos, Noruega
Suecia y Dinamarca superan el 0,7%), los países que integran la UE dedicaron, en promedio, el 0,33
%, y España, que ocupa uno de los lugares del furgón de cola, dedicó aún menos, exactamente el
0,25 %; no obstante el gobierno socialista (Médicos del Mundo, Mayo de 2004), ha anunciado que
prevé duplicar la Ayuda Oficial al desarrollo hasta un 0,5 % del PIB en la actual legislatura. El objetivo
será conseguir que este porcentaje se incremente hasta llegar al 0,7 en el año 2012 en España.
Conviene recordar que en la Cumbre de Monterrey de 2002, la UE aceptó alcanzar de manera
conjunta el 0,39 % del PIB total de los países de la Unión. Estados Unidos (0,08) y Suiza son los
únicos países del Comité de Ayuda al Desarrollo – de entre los veintiún países socios – que no se
han comprometido nunca con el objetivo del 0,7 % (Ver Tabla 7). A pesar de estas ayudas, ha
aumentando el monto de créditos e inversiones directas, potenciando así el endeudamiento general
de los países subdesarrollados.

Tabla 7
Ayuda Oficial al Desarrollo
País AOD
Dinamarca 0,97
Noruega 0,86
Holanda 0,81
Suecia 0,76
Luxemburgo 0,50
Francia 0,45
Canadá 0,36
Unión Europea 0,33
Finlandia 0,33
Suiza 0,32
Irlanda 0,31
Bélgica 0,31
Australia 0,28
Alemania 0,28
Reino Unido 0,26
Austria 0,26
Portugal 0,25
Nueva Zelanda 0,25
España 0,25
CAD 0,22
Japón 0,22
Italia 0,11
Estados Unidos 0,08
Fuente: Intermón. La realidad de la ayuda. Elaboración propia.

Intermón Oxfam en su Informe “La realidad de la Ayuda” (2004) denuncia el recorte de la AOD en
España en 2003. La misma organización pide al nuevo gobierno socialista un incremento sustancial
de los recursos en los presupuestos de 2005, y además, aseguran que “lejos de cumplir lo anunciado,
aumentar las Ayuda Oficial al Desarrollo hasta el 0,28 % del PIB en 2003, el Gobierno anterior redujo
el presupuesto destinado a la AOD del 0,26 % en 2002 al 0,25 % sobre el PIB en el último año, cifra
que marca el descenso continuado que se está produciendo desde el 2001 en España”. Sea como
fuere, España se sitúa en los últimos lugares de los países que ayudan económicamente al
subdesarrollo.

Conclusiones.

La problemática de los países subdesarrollados es relativamente reciente, auque los orígenes


tengan raíces profundas y antiguas desde el punto de vista histórico.

El subdesarrollo es una situación de atraso de unos países, la mayoría, en comparación con otros y
que, por lo tanto, presentan necesidades con relación a lo que precisan para subsistir.
En los países subdesarrollados la incidencia de la proporción de analfabetos es muy elevada, a la
vez existe una abundancia de paro encubierto, un empleo masivo de niños como fuerza de trabajo,
una escasez o falta de clases medias, un crecimiento muy rápido de la población, unas rentas per
cápita muy bajas, una persistencia de enfermedades endémicas y, entre otras cosas, una muy baja
densidad de infraestructuras, una insuficiencia o falta de cuadros científicos y técnicos y de personal
cualificado en servicios, así como un corto número de médicos, hospitales, centros educativos...

Hablar de países subdesarrollados es hablar de la mayoría de la Humanidad y de la mayoría de


países del mundo, ya que, aproximadamente, el 80 % del total de la población mundial habita en
estos países.

Se puede afirmar que existen tres grandes áreas donde habitan este número ten elevado de
personas: lo más significativo es la abrumadora preponderancia asiática, que supone casi el 60 %
de la población del mundo. En Asia se ubican los dos territorios más poblados del planeta: China
(desde hace unos años se están poniendo las bases para que una gran parte de la población pase
menos hambre) y la Unión India; así como los países del sureste asiático y del Próximo y Medio
Oriente. En América no podemos olvidar los altiplanos mejicanos, centroamericanos y andinos, así
como las regiones litorales del este y noreste de Brasil, entre otras. En África destaca el valle del
Nilo, los países aledaños al golfo de Guinea, al Lago Victoria, los países del Sahel y ecuatoriales,
así como varios de los islámicos.

En la actualidad subdesarrollo, hambre y pobreza están íntimamente relacionados con la


Globalización de la Economía, ya que ésta constituye un nuevo estadio en el desarrollo del
capitalismo mundial, en el que las multinacionales provocan una reducción de la competencia en el
ámbito mundial monopolizando el mercado y arruinando a las pequeñas empresas de los países
más pobres.

Ante la problemática expuesta, los gobiernos de los países desarrollados deben buscar soluciones
que a corto o medio plazo ayuden a suprimir la marginación y la pobreza de tantos millones de seres
humanos. Estas soluciones sólo podrán venir de un cambio en las conciencias, de una
generalización de las opciones valorativas diferentes a las ahora determinantes.

La educación masiva, la redistribución de la riqueza como necesidad intrínseca a un sistema de


mercado que, por sí sólo, lleva a las desigualdades crecientes, la solidaridad, la justicia social y el
incremento de los derechos humanos deben ser algunas de las opciones que se deben aplicar en el
ámbito político y educativo en el mundo, en cada municipio, en cada región y en cada país.

Por otra parte, debería condonarse la deuda externa que ahoga los países en vías de desarrollo; así
mismo, deben cambiarse las reglas del comercio internacional para que, en lugar de imponerse un
modelo único que impulsa la privatización, liberalización y mercantilización de todos los bienes y
recursos de la vida, se garantice el derecho de los pueblos a definir su propio modelo de desarrollo
y aplicar políticas más acordes con su realidad y sus objetivos de desarrollo humano.

Es necesario apoyar, también, las experiencias del denominado tercer sector, de las formas de
producción y comercialización que responden a un modelo diferente. Los movimientos de Comercio
Justo, de Financiación ética y alternativa, de empresas de inserción, etc., son ejemplos de
experiencias que en el ámbito ciudadano deben ser el contrapeso del afán de lucro, de la obtención
del máximo beneficio con el menor coste y la visión a corto plazo. El reto está, por tanto, en ayudar
a reducir los problemas hoy, sin perder de vista que las soluciones auténticas han de ir a las raíces
que los provocan y sólo serán posibles a largo plazo.

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