Anda di halaman 1dari 2

Los militantes del partido o The sons of the Baker Woman.

MSc. Jorge Alejandro Sánchez Rojas.


¿Qué es un militante?
La pregunta en los años 60, 70 y hasta 80 era de evidente respuesta: un militante
es “alguien que milita en un partido”, sin embargo, creo que esta palabra ha sido
secuestrada por las ideologías políticas para convertir la política en una eterna
pugna por el poder, lo cual es cierto, más no el cien por ciento.
El haber extraído la palabra del argot MILITAR, trajo como consecuencia cualquier
cantidad de deformaciones o vicios del carácter de quien, al inscribirse en un partido
debería ser llamado PARTIDARIO: lo que pienso ocurrió fue que al emplear el otro
término, una cantidad de enfermedades y vicios encontraron espacio para
enquistarse en la cultura de los partidos: así surgieron los militantes que con poca
educación, eran MANDADEROS de los intelectuales del partido, así como los
ordenanzas de los oficiales en el siglo XVII, XVIII, XIX, XX y hoy día en algunas
fuerzas armadas de Latinoamérica.
En romerías del interior se encontraban los “comités logísticos” que se encargaban
de actividades tan variadas que iban desde reservar hoteles y posadas hasta
cocinar parrillas y cantar joropo, mientras los militantes INTELECTUALES
aparentaban disfrutar de los jolgorios para después retirarse a cosas muchísimo
más importantes en aras de la victoria electoral.
El lector pensará: “bueno y entonces, ¿quién se tendría que encargar de eso, que
es tan necesario?, yo respondo: no reniego del qué, reniego y aborrezco el cómo.
A diferencia de ser militante (algo que suena como a servir hasta perder la vida, por
razones más o menos obvias), un partidario es alguien que de forma consciente
coincide con la ideología que profesa el partido en el cual se ha inscrito y que sobre
la base de esa coincidencia, está dispuesto a impulsar con su esfuerzo la DIFUSIÓN
de la imagen del partido, su ideología y su propuesta política como tal: el término
también es igualitario pero en forma más virtuosa que en el término militante.
Pero ahora viene lo más importante de la diferencia: si en algún momento usted
deja de pensar como se piensa en el partido, simplemente usted deja de ser
PARTIDARIO, algo que a ojos y oídos suena menos agresivo que dejar de militar,
el cual es percibido como una traición y falta a la ética, LO QUE DEFINITIVAMENTE
NO TIENE POR QUÉ SER INTERPRETADO SIEMPRE COMO TAL.
Probablemente, este breve escrito intentando rescatar el respeto por llamar algunas
cosas por su nombre, pudiera pasar desapercibido por considerársele
intrascendente, pero debo recordar que uno de los más grande problemas que
tenemos actualmente los venezolanos es creer que todos somos soldados, que
todos estamos en guerra y que cualquiera puede ser comandante militar de algo,
solamente por el hecho de ser el consentido de alguien con poder para regalar
gorras con laureles o uniformes inventados.
Debemos pasar por dos desengaños, enfrentarlos en forma madura y seguir
adelante hacia nuestro crecimiento político:
1) Debemos quitar el lenguaje militar de la jerga política para rescatar el nivel
de la principal ciencia para el crecimiento y desarrollo de los pueblos y
2) Debemos comenzar a respetar al PARTIDARIO que, si bien la vida no le ha
permitido tener la preparación académica para ocupar los más altos cargos
dentro del partido, deberían esos partidos por respeto, IMPULSAR LA
EDUCACIÓN -no solamente política- en sus partidarios para enriquecer y
enaltecer la discusión del pensamiento, siempre orientándola a la defensa
racional de su postura social sin traicionar los valores universales propios de
la virtud cívica.
Cuando comiencen los partidos a reinterpretarse como organizaciones de
alineación con un ideal y dejen de ser grupos de carnetizados para referencias
posteriores, el salto será cuántico hacia la verdadera libertad y hacia la legítima
República.

Anda mungkin juga menyukai