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Crisis de los Sudetes

La Crisis de los Sudetes (en alemán Sudetenkrise) es el nombre dado a los sucesos de 1938
iniciados por los "Sudetendeutsche", una minoría étnica en Europa Central formada por alemanes
que vivían en Bohemia, Moravia y Silesia oriental.

Precedentes
Desde la creación de Checoslovaquia en 1919, se utilizó mayormente la expresión alemana Sudeten
para designar a la minoría germanófona que habitaba Moravia y sobre todo la frontera de Bohemia
con la Silesia alemana y Sajonia (Los Sudetes). Estos representaban más del 30% de la población
total de este territorio de unos 3,5 millones de habitantes y conservaron la cultura y las tradiciones
alemanas. Eran descendientes de colonos alemanes invitados a poblar la región por los reyes de
Bohemia a partir del siglo XIII.
Ya en el siglo XX surgieron los primeros conflictos con los checos.
El 1 de octubre de 1933 se crea el Partido Alemán de los Sudetes, que acabó reclamando la
adhesión de la región al Tercer Reich. Dirigido por Konrad Henlein y su lugarteniente Karl
Hermann Frank, pactó secretamente con el Partido nazi alemán, que acababa de alcanzar el poder.
Al radicalizarse progresivamente la situación, pese a que en sus orígenes este partido no estaba
vinculado a la ideología nazi y sólo recurrió a él como un recurso para desbloquear la situación con
Checoslovaquia. Tras su victoria electoral en 1935 (alrededor del 80% del voto alemán) reclamaron
la formación de un Estado federal checo que fue rechazado por el gobierno central.

Desencadenamiento de la crisis
Hitler aumenta la presión
Tras la anexión de Austria en marzo de 1938, Hitler se erige como defensor de los alemanes de
Checoslovaquia desatando la crisis. El Partido Alemán de los Sudetes promulga los decretos de
Carlsbad el 24 de abril de 1938 , en los que exige autonomía y libertad para profesar la ideología
nazi. Gran Bretaña envía a Lord Runciman para negociar un acuerdo con el gobierno checo,
liderado por el presidente Edvard Beneš, que fracasó por la decisión de Hitler de ordenar a Henlein
que realizara demandas imposibles de aceptar por el gobierno checo.

Posturas francesa, soviética y británica


Francia y la URSS apoyaron a Checoslovaquia sin mucho entusiasmo, mientras que Gran Bretaña
intentaba mostrarse conciliadora a través de los gestos de Lord Runciman y las entrevistas del
primer ministro Neville Chamberlain con Hitler en Berchtesgaden (16 de septiembre de 1938 ),
donde se acordó la cesión de amplios territorios fronterizos a Alemania.
La situación más incómoda era la francesa, ya que éste país tenía un tratado de alianza con
Checoslovaquia que obligaba a cada parte a acudir en ayuda de la otra en caso de ser agredida. La
Unión Soviética, por su parte, también tenía un tratado defensivo con los checoslovacos, pero sólo
estaban obligados a prestarles auxilio si antes lo hacía Francia, que parecía cada vez más reticente a
cumplir con sus obligaciones. Los soviéticos, sin embargo, declararon hasta el final de la crisis estar
dispuestos a ir más allá de lo que estaban obligados y prestar apoyo unilateral a Checoslovaquia,
incluso si Francia faltaba a su compromiso
El día 21 Hitler añade a sus reivindicaciones territorios para Polonia (Cieszyn checoslovaco) y
Hungría y en Godesberg (22-24 de septiembre) vuelve a entrevistarse con Chamberlain y reclama
no sólo la anexión a Alemania, sino la completa ocupación militar. Benito Mussolini interviene
como mediador y propone una reunión de potencias en Múnich. El mismo día, el embajador
soviético en Praga confirma al presidente checoslovaco, a requerimiento de éste, la disposición de
su país para ayudar a Checoslovaquia sin más que ésta acuda a la Sociedad de Naciones para pedir
amparo ante la agresión alemana, sin necesidad de esperar el veredicto de la organización.
A pesar de ciertas concesiones hechas por Praga, Checoslovaquia movilizó sus tropas el 23 de
septiembre. Sin embargo, pese a contar con el apoyo teórico de la URSS (que, estrictamente,
dependía de la intervención francesa), un ejército moderno y preparado y unas defensas fronterizas
muy poderosas, terminó abandonanado toda resistencia ante la falta de apoyo de las potencias
occidentales.

La situación militar
En septiembre de 1938, Alemania contaba con 45 divisiones, sin ninguna reserva. De ellas sólo 37
podían utilizarse contra Checoslovaquia, dejando a un tiempo el resto de las fronteras prácticamente
indefensas. A ello se puede añadir un máximo de 4 regimientos motorizados de las SS. Las
fortificaciones occidentales contra una posible invasión francesa no estaban listas.
Por su parte, Checoslovaquia contaba con 17 divisiones de infantería y 4 divisiones móviles en
tiempo de paz y otras 17 divisiones tras la movilización general, además de 4 formaciones del
mismo tamaño ocupando las fortificaciones fronterizas y unos 138 batallones de personal
militarizado (guardias de frontera, ferrocarriles, aduanas...), equiparables a otras 14-15 divisiones.
Unas 57 divisiones en total.
Checoslovaquia podía movilizar, incluyendo únicamente a la primera reserva y parte de la segunda,
a cerca de 1.250.000 hombres con formación militar, frente a alrededor de 1.100.000 de Alemania.
La Luftwaffe disponía de unos 2900-3200 aparatos, pero personal únicamente para unos 1.080
operativos para cubrir todas las fronteras. Frente a ellos, Checoslovaquia contaba con unos 1.200-
1.600 aviones, de los que unos 520 podían estar operativos. Los pilotos checoslovacos se
consideraban más experimentados que los alemanes. Además, las condiciones meteorológicas del
invierno de 1938 hubieran impedido a la aviación intervenir la mayor parte del tiempo.
Los checoslovacos poseían ciertas ventajas adicionales: la posición central que permitiría el traslado
de tropas de una parte a otra del frente, la condición escarpada y boscosa de la frontera y las fuertes
defensas (campos minados, fuertes, nidos de ametralladoras y abundante artillería). Por su parte, las
existencias de municiones alemanas sólo permitían seis semanas seguidas de combates.
Checoslovaquia contaba con el apoyo soviético fuese cual fuese la postura francesa (confirmado el
20 de septiembre de 1938 tras la consulta checoslovaca). El 21 se ordenaba la movilización parcial
en Ucrania. Se movilizó el equivalente a más de 90 divisiones, pero sólo se comunicó a los posibles
aliados el 25, cuando ya se había aceptado la cesión territorial (21 de septiembre de 1938 ).
Rumanía no tenía la capacidad de impedir el paso de los aviones soviéticos hacia Checoslovaquia e
incluso declaró a Francia estar dispuesta a ignorar la violación del espacio aéreo si los aviones
volaban a suficiente altura. A su vez, Polonia recibió aviso de que la Unión Soviética rescindiría el
pacto de no agresión de 1932 si invadía Teschen y consideraría el ataque como una agresión sin
provocación previa.
Checoslovaquia ordenó la movilización general el 22 de septiembre de 1938 y Francia la parcial el
24. Francia podía llegar movilizar unas 70 divisiones y Gran Bretaña tenía previsto enviar 5 al
continente en caso necesario.
El jefe del Estado Mayor checoslovaco calculaba poder resistir 3 semanas el ataque alemán, y el
servicio secreto francés estimaba que podía aguantar un mes. El plan alemán requería el éxito de la
invasión en unos pocos días para evitar el contraataque del ejército francés, que necesitaba sólo 4
días para la movilización parcial y 17 para la general.

Ultimátum alemán y cesión occidental


Hitler dio un ultimátum el 26 de septiembre e impuso su posición en los acuerdos de Múnich el 30
de septiembre firmados por Hitler, Mussolini, Chamberlain y Daladier, primer ministro francés,
prometiendo Alemania un plebiscito, que fue aceptado por Chamberlain en un esfuerzo por evitar la
guerra. Estos acuerdos indignaron a Checoslovaquia, que no había sido invitada a participar en ellos
y a la que sólo se le comunicó el resultado.

Anexión alemana
La ocupación alemana se realizó del 1 al 10 de octubre, restándole con ello cerca de 30.000 km² a
Checoslovaquia, sin que las otras potencias europeas reaccionaran. Tras ello, la mayor parte de la
población checa fue expulsada de la región. A finales de 1938 desaparece el Partido Alemán de los
Sudetes y se fusiona con el Partido Nazi Alemán. En marzo de 1939 Alemania ocupó el resto de
Checoslovaquia.
Tras la derrota sufrida por Alemania en la Segunda Guerra Mundial, los Sudetes volvieron a formar
parte de Checoslovaquia y la población de origen alemán fue masivamente expulsada.

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