Probablemente el mayor desafío que enfrenta la salud, es no perder su
contacto con el sujeto de su interés. El creciente desarrollo de tecnologías han permitido por una parte, crear herramientas diagnósticas más sensibles, específicas e incruentas, a la vez que, los profesionales de la salud se han transformado en prestadores más insensibles, distantes e indiferentes al dolor individual. Se han postulado muchas explicaciones y estas pasan desde los mecanismos de resistencia universales al dolor, el exceso de trabajo, el burn out o la globalización de un proceso de deterioro colectivo. Mas la situación permanece en términos de interrogante, a la vez que plantea la necesidad de modificar el sentido de la práctica asistencial.
Analicemos la definición de Terapeuta, que aparece en Wikipedia, como
expresión de un colectivo…
“En medicina, tratamiento es el conjunto de medios de cualquier clase cuya
finalidad es la curación o el alivio de las enfermedades o síntomas. Son sinónimos terapia, terapéutico, cura, método curativo.”
Pero cualquier reflexión sobre la ‘humanización de la medicina’ debe partir de un
trabajo de delimitación previo que podríamos resumir en la siguiente pregunta: ¿qué entendemos por ‘humanizar’? Lo cual es tanto como preguntar: ¿qué entendemos por ‘humano’? Pues, si atendemos a la significado del verbo suministrado por la Real Academia Española, humanizar no significa sino "hacer humano". Diego Gracia, en un brillante texto titulado "Por una asistencia médica más humana" (Gracia, D., 2004), parte precisamente de esta reflexión preliminar. En su opinión, no existe una única definición de ‘lo humano’ que pudiera ser aplicada en todo tiempo y lugar. En épocas anteriores, los modelos de ‘humanismo’ que se han sucedido en la sociedad occidental vendrían caracterizados por tres rasgos distintivos: su absolutismo (es decir, se impondrían con carácter de verdad absoluta sin dejar espacio a posibles excepciones), su exclusivismo (aceptar un paradigma implicaría necesariamente rechazar otros, negando cualquier atisbo de verdad en los mismos) y su racionalismo (se confiaría en la razón como criterio, postergando las dimensiones irracionales de lo humano, como los sentimientos). Empero, la denominada ‘crisis de la Razón’ que sacudiría a la humanidad en los siglos XIX y XX cuartearía los viejos modelos de humanidad y dejaría como corolario el hallazgo de los valores: toda apreciación, a la par que racional, es también un acto emocional, subjetivo. En expresión de Max Weber, citada por Gracia en su trabajo, la realidad humana en la actualidad se caracterizaría por un "politeísmo axiológico" al que la práctica médica no podría ser ajena. La medicina debería considerar, pues, tanto hechos como valores, tema este que ha ocupado otro texto firmado también por el mismo autor (Gracia, D., 2003).
Pero ¿qué es humanizar la práctica de la medicina? , ¿es ser simpático con
los pacientes, es ser cariñoso con la gente que consulta, es palmearles el hombro, es ser su amigo, es conseguirle los medicamentos, es no cobrarles honorarios, es dedicarse a ellos a costa de la salud del médico? No parece que sea esas cosas, o sería muy simple decirlas, tratar de practicarlas y dejar a la subjetividad afectiva y a la abnegación todo el trabajo. Aunque en un trato adecuado con el paciente deban existir matices de lo anterior, humanizar es diferente y es un concepto mucho más amplio. Aproximándonos a una respuesta proponemos que humanizar podría consistir en un cambio de paradigma en el modelo con que se trabaja. Es decir, optar por un nuevo modelo que conceptualice al ser humano como un ser bio-psicosocio- cultural y dejar atrás el modelo únicamente biomédico. El nuevo paradigma integra las diferentes dimensiones que constituyen al ser humano, y su adopción llevará a modificaciones en la educación médica y en la práctica del ejercicio profesional. La construcción de un nuevo paradigma que haga más humana la práctica médica ha sido propugnada por numerosas corrientes en educación médica, especialmente en la última parte del siglo XX. En nuestro proyecto de Escuela de Medicina, adoptamos y retomamos esta idea y es nuestra intención enraizarla profundamente en el espíritu de nuestro plan educativo.